Cuando yo era pequeña no existían las "pizzas", había cocas o empanadas. Ni los "perritos calientes", había bocadillos de salchichas blancas o rojas que se llamaban "Bocadillo Blanco y Negro" porque el rojo no existía en el vocabulario más que para la sangre y casi ni para ella. Los perritos calientes se traducían en un bocadillo de salchichas tipo Frankfurt con salsa de tomate hecha en casa. Y claro está, tampoco había "hamburguesas", comíamos filetes rusos. Desconozco el origen del nombre y me sorprende que, como la ensaladilla, se llamasen rusos. No eran más que una variación de las albóndigas.
Hoy al aliñar la carne picada para las albóndigas he tenido un momento nostálgico y he decidido que parte de esa carne no iban a ser albóndigas, que iban a ser filetes rusos.
He aliñado la carne con sal, pimienta, ajo molido, comino molido, canela molida y huevo batido. Una vez mezclados bien todos los ingredientes he dejado reposar un rato, aproximadamente 45 minutos. Después he separado cuatro porciones de 80gr. cada una para los filetes rusos y las he reservado en la nevera. Con el resto he formado las albóndigas y las he frito para luego hacerles la salsa.
Poco antes de servirlos, he aplastado las porciones reservadas para los filetes, las he pasado por pan rallado muy fino y las he frito en abundante aceite caliente.
Los he servido sobre una base de tomate frito casero y acompañados de tomates cherry.