Estoy consternado. En serio. Tras ver la riada de comentarios que se hacían al respecto de la beta del último juego de Bungie, Destiny, decidí desempolvar la Playstation 4 —que llevaba en el armario tras una mudanza desde que me pasé Transistor—, pedirle un código a un colega y pasar por el ritual de «actualización-instalación-actualización».
La verdad es que en general ha sido una buena idea. Ahora mi Playstation 4 está bien instalada en mi comedor, he configurado correctamente todo —Wifi y conexión con Playstation Vita—, puedo jugar a la consola desde el baño o la cama, y además he disfrutado de la beta. Todo ventajas. Pero tras unas cinco horas, más o menos, de juego —una buena parte en el baño—, habiendo llegado a nivel cinco y pese a haberlo disfrutado bastante, mi postura ante este juego se resume en un rotundo NO. Y os aseguro que me lo he pasado bien, he disfrutado pegando tiros, subiendo de nivel a mi hechicero, encontrado nuevas armas, descubriendo nuevos enemigos. Incluso he participado en la misión que puso Bungie a las once de la noche del sábado, que nos llevaba a la Luna, y donde enemigos de bastante más nivel que el mío me dieron cera hasta que encontré la manera de lidiar con ellos.
Pero sinceramente, todo esto no es lo que yo busco en los videojuegos. Tal como os he dicho lo he disfrutado, me lo he pasado bien, pero ha sido con el objetivo de ver si esto es la next-gen, de saber si esto es lo que pide la gente, porque servidor también hace sus juegos y no puedo permitir que aparezcan nuevas modas o usos y no enterarme. Además, según cuentan, es el juego con más intención de compra actual a tenor de lo leído en las encuestas tras el E3 2014.
Lo cierto es que veo a Destiny como un tragaperras de manual. Un juego diseñado para ser adictivo, para cogerte de la solapa y no soltarte. Uno creado con la intención de hacerte olvidar que hay otros juegos en el mundo. Y menos para PC, aparece en casi todas las consolas de sobremesa —no, en Wii U tampoco—. Tal vez vea tan claro lo adictivo que es que prefiero seguir alejado de esta pérdida de tiempo infinita, igual que prefiero evitar una partida a Civilization V para no sumir mi vida en el caos y la perdición, y más ahora que voy a ser padre. O sencillamente, puede ser que me de igual adquirir y luego jugar a una obra de este estilo. Que si, que me gusta y me lo paso bien, pero no me motiva.
Cuando era pequeño descubrí Doom. Me acuerdo del lugar, de la experiencia, y de las sensaciones. Andaba por una librería llamada Crisol y vi en un monitor CRT de la época un pasillo donde unos cacodemon atacaban al prota mientras este se defendía a base de cohetes. Vaya cosa más loca. El futuro está aquí —me dije—, con nosotros, igual que ahora mismo está ante nosotros Occulus Rift.
Pero a pesar de ese primer encuentro, de tener posteriormente un PC, y de darle con relativa furia a Doom, Quake, Duke Nukem 3D y Shadow Warrior (del cual hace poco hicieron un remake), el género de los FPS nunca ha sido de mis favoritos. Nunca lo fue, ni cuando estuvo manejada con puño de hierro por ID Software, ni durante la etapa de 3D Realms, y ni tan siquiera cuando EPIC y posteriormente Electronic Arts o Activision con sus sagas multivendidas coparon el mercado.
He jugado a todo tipo de experimentos, desde Trespasser ese FPS —ambientado en Jurassic Park y donde se te ven los pies—, hasta Maken X de Dreamcast o Breakdown de Xbox. Títulos que al menos me ofrecieran algo más que lo visto en la mayoría de juegos aunque a veces ese «algo más» quiera decir «algo menos». De hecho, el primer Halo si ofrecía un «algo más» quitando elementos, pasábamos de ser un arsenal andante a tener que elegir que armas llevábamos en cada momento. Y en posteriores entregas dejábamos atrás la barra de energía para tener un sistema de autoregeneración que posteriormente han usado muchísimos títulos de otros estilos.
Pero en general, visto un FPS, vistos todos. Y tal vez sea eso lo que no me atraiga. Que la certeza de que un juego me va a sorprender, que me va a hacer contar batallitas a mis amigos, es mucho menor si es un FPS, y si encima lo lleva un equipo que apuesta a caballo ganador como Bungie y Activision me lo ponen más fácil. Además, para que negarlo, estoy deseoso de saber cual será la primera «experiencia next-gen«, y un juego que aparece también en Xbox 360 y Playstation 3 deja bien a las claras que del todo next-gen no puede ser. Veremos si The Witcher 3, Batman Arkham Knight o el nuevo Dragon Age nos muestran algo respecto a la anterior generación, como Dead Rising lo hizo respecto a la primera XBox. Aunque tampoco espero en exceso que me sorprenda una secuela —esto da para hacer otro artículo de opinión—.
También pienso en los «influencers» de mi vida. Antaño la culpa de que yo comprase un juego la tenía Bruno del Sol, Marcos García o cualquiera de los redactores del trío de revistas de moda: Hobby Consolas, Superjuegos, y Micromanía. Y lo cierto es que aunque a Bruno le sigo leyendo —mientras Marcos está de vacaciones—, la prensa ya no tiene demasiada influencia conmigo, pues yo también soy de prensa. Así que como te suele llegar la información de primera mano, ya te creas una idea de que es lo que quieres comprarte. Si vierais la lista de juegos que estoy esperando entenderíais que las campañas promocionales habituales no tienen mucho que ver conmigo. Aunque hay que elogiar a Activision por su manera de llevar el marketing con este juego. Uno casi creería que es un juego desarrollado por Sony para Playstation 4, pues no en vano fue el que abrió —y el que tuvo más protagonismo— de los presentados durante este E3 2014 para la consola de la empresa de Tokyo. Además, Activision asegura que se ha dejado 500 millones en lanzar este videojuego, lo que te indica que una buena parte de este dinero está destinado ha realizar una campaña de publicidad que nos va a inundar seguro. Vamos, como que han inundado mi timeline de Twitter.
En resumidas cuentas, estoy seguro de que vais a disfrutar mucho de Destiny pero, como dicen en el capítulo de South Park donde hablan de World of Warcraft, «lo siento mucho, pero tengo una vida». Y dentro de esa vida prefiero jugar a cosas que me motiven algo, que me muestren nuevos caminos, antes que obras perfectamente ejecutadas para capturar mi tiempo y alma. Cada cual es dueño de elegir la manera en la que tira su vida, y yo prefiero tirarla de otras.
Tú no has sido en ningún momento el target de Destiny. Eres de gustos más PERSONAles.
Un articulo muy interesante de leer, pero aun así espero que seas consciente de que has dado 0 argumentos. Con este articulo sabemos que no te gusta, pero no el por qué.