No será la primera ni la última vez que lo diga, pero el mundo de los videojuegos tiene cosas muy raras. Una de ellas es el hecho de que un juego, con unas características determinadas, acabe siendo un juego de culto, y otro muy parecido, acabe encontrándose en el cajón de los juegos que nadie, o casi nadie, quiere.
Algo así pasa con la dupla Bayonetta – Bullet Witch, con el agravante que la obra de Cavia (recordemos, los padres de Nier, el original, que ha acabado convirtiéndose en otro juego de culto, e incluso de éxito, gracias a, vaya, los padres de Bayonetta) está considerado un juego menor, y el otro una obra de arte. Y lo cierto, para que vamos a negarlo, es que algo de razón tienen. Bullet Witch es un juego tosco, hortera, y programado sin demasiado arte. Pero lo cierto es que también es un proyecto con cierta alma, y que se merece que se hable de él en condiciones.
Bullet Witch empieza como un juego de tiros en tercera persona, y posiblemente en el momento más tenso de toda la partida. Sin tener ni idea de cómo funciona nada, nos encontramos rodeados de enemigos que nos acribillan al instante. Si mantenemos un poco la calma es muy posible que los derrotemos, y entonces empieza otra historia. Nuestra protagonista, Alicia, es una bruja de armas tomar, y es capaz no sólo de crear balas y recuperarse la vida, sino de usar poderosos hechizos a su favor. Al principio podremos crear muros para parapetarnos detrás, devolver la vida a los infelices que se hayan metido en el camino que no debían, y lanzar terribles rayos que reventarán el enemigo que seleccionemos, aunque dejarán tiritando nuestra barra de magia. Pero posteriormente podemos realizar otro tipo de acciones, como molestar a los enemigos, lanzarles objetos que encontremos por los niveles, además de cambiar de arma por otra que consideremos más adecuada para la situación.
Hasta aquí más o menos lo bueno. Bullet Witch tiene buenas ideas, y no tiene ningún problema en acabar haciendo un pastiche para juntar cosas que casan más bien poco, como soldados zombies y brujas que tiran rayos a tanques.
Ahora viene el listado de problemas. Lo primero que nos encontramos es el control, que no acaba de funcionar. Podemos atacar de cerca, de lejos, apuntar, esquivar y tirar magias, pero por ejemplo las magias se eligen entre varios aros de acciones. Se podrían elegir todas de un listado, pero no, tenemos varias sub – opciones. La esquiva hace un poco las labores de salto, pero no hay un salto por si mismo. El sistema de apuntado funciona bastante mal, de manera que podemos aumentar la puntería acercando la cámara o yendo más lento, pero la sensación que nos da es que no se acaba de apuntar bien. Finalmente, la manera en la que los enemigos reciben las balas es hasta cómica, como si estuviéramos hablando, sí, de una película de serie Z.
Otro de los problemas viene del diseño de niveles. Están hechos con relativa desgana, con enemigos desperdigados por el mapeado sin demasiado sentido en muchos casos. Alicia no puede correr, así que en determinados momentos podemos tirarnos minutos yendo de un sitio a otro, sin que pase absolutamente nada, lo que demuestra poca habilidad a la hora de trazar los diferentes caminos que recorreremos, algunos de ellos totalmente opcionales.
Visualmente Bullet Witch es un juego de su tiempo y de su espacio. Es muy nipón, y a la vez intenta imitar, con poco éxito, convenciones occidentales, y de ahí los colores, algunos lugares comunes, y algunos tópicos de películas de acción estadounidenses en su mayoría. Tiene algunas cosas buenas, como el diseño de los personajes, los efectos especiales o la gran cantidad de posibilidades físicas que tienen los objetos en pantalla, pero por otro lado los colores son bastante apagados en su mayoría.
Como conclusión, lo cierto es que Bullet Witch es un juego interesante, pero al que se tiene que acudir sabiendo dónde nos metemos. Respondiéndonos al comentario del inicio, está menos pulido que Bayonetta, pero tiene sus propias gracias, acercándose más a la saga Earth Defence Force. Si no os cuesta mucho, echadle un ojo.