Recuerdo el primer videojuego de The Walking Dead como un gran truco de magia. Un producto que no solo lograba el prodigio de transformar la mecánica del anterior Jurassic Park en algo que podía ser interesante: además, las aventuras de Lee hacían creer que todas nuestras decisiones eran importantes de verdad.
Obviamente, no lo eran tanto como como querían hacernos creer. Telltale hechizó con la historia, pero nuestras decisiones afectaban poco al desarrollo de la acción. Los personajes que no matábamos, morían o desaparecían al poco tiempo; si se renunciaba a cortar un brazo, el personaje dejaba de usarlo. El engaño necesitaba una segunda pasada o conversaciones entre la comunidad para ser descubierto. Pero la ilusión estaba bien planteada. La pregunta que nos hacíamos entre nosotros no era «¿Qué pasó?» sino «¿Qué hiciste tú?».
Telltale Games nos encaminó a preocuparnos por nuestra forma de pensar, y funcionó. El estudio se llevó varios galardones que lo marcaban como el «juego del año», y meses después de terminar la historia que nos maravilló, se sacó otra vez la chistera y volvió, segura y socarrona, preguntando: «¿Quieres verlo otra vez?». …Seguir leyendo +