M llegó a casa después de un largo día de trabajo, con una excitación que no podía disimular. Al entrar, encontró a C esperando en la cocina y sin perder tiempo la miró con una expresión dominante y ordenó: "Ven aquí, a calmar mi excitación."
C se acercó rápidamente, sabiendo que su obediencia era crucial para satisfacer los deseos de M. Sus manos temblaban ligeramente de anticipación mientras se arrodillaba frente a él. Con una mirada de devoción, comenzó a bajar el cierre del pantalón de M, revelando su pija gruesa que ya estaba dura y palpitante.
M se inclinó hacia atrás con una sonrisa de satisfacción, disfrutando del control absoluto que tenía sobre ella. C, con la boca ligeramente abierta y el corazón acelerado, comenzó a acariciar la base de su pene con una mezcla de ternura y deseo. Acariciaba la pija con dedicación total, y sus labios se curvaban en una sonrisa de adoración mientras se preparaba para complacerlo.
Con una actitud dominante, M le dirigió una mirada intensa y le dijo: "Abre bien la boca y asegúrate de que sienta todo tu deseo por mí."
C obedeció de inmediato, abriendo su boca con una sumisión total. M deslizó su grueso pene en su boca, moviéndose con una mezcla de autoridad y control. Colocó sus manos en la cabeza de C, agarrándola con firmeza, y comenzó a coger su boca, intensificando el ritmo con cada embestida. Su control era absoluto, y cada empuje más profundo en su boca hacía que la sumisión de C fuera aún más evidente.
Ella comenzó a succionar con devoción, su lengua acariciando cada centímetro mientras sus labios se ajustaban perfectamente alrededor de él. M disfrutó del calor húmedo de su boca, sus movimientos cada vez más firmes y decididos, aumentando el ritmo aumentando mientras tomaba control total de su placer. C, con los ojos cerrados y las mejillas sonrojadas, se entregaba completamente, sintiendo el sabor salado y masculino de su piel.
Finalmente, con un gemido profundo, M se dejó llevar, liberando una gran cantidad de semen en la boca de C. Ella, sintiendo el espeso líquido llenándola, levantó la cabeza para mostrarle a M el resultado de su entrega. Su boca abierta revelaba el semen, un acto de sumisión y adoración.
M la observó con una mirada de aprobación dominante, disfrutando de la visión de su sumisa obediente. "Trágatelo todo, perra," le ordenó con firmeza. C, con una expresión de adoración y sumisión, cerró la boca y tragó con devoción, sintiendo el semen deslizándose por su garganta. Después de tragar, volvió a abrir la boca, mostrándole que no había quedado ni una gota.
Con una sonrisa satisfecha, M acarició su cabello y le dijo: "Buen trabajo, perra. Eres una excelente sumisa."
C, llena de gratitud y orgullo, se inclinó hacia M y susurró: “Gracias, Amo” Su voz estaba cargada de respeto y deseo, mientras sus ojos buscaban la aprobación de M.
M, complacido, le hizo una seña con su mirada autoritaria, ordenándole que debía limpiar su pija. C, con una dedicación absoluta, comenzó a limpiar la pija de M con su lengua, asegurándose de que no quedara rastro alguno de semen. Cada movimiento de su lengua y labios estaba impregnado de un deseo profundo de complacerlo, su atención a los detalles reflejando su sumisión total. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que el sabor de la pija de su Amo y del semen le empezaba a gustar cada vez más.
Había algo en la mezcla de sensaciones que la llenaba de satisfacción, y esa experiencia le dejaba una sensación de plenitud y deseo renovado. Cuando terminó, se levantó lentamente, sintiendo un profundo placer por la experiencia que acababa de vivir.
M la miró con una mezcla de satisfacción y posesión, sabiendo que su obediencia había fortalecido aún más su vínculo. C se sintió completamente realizada, sabiendo que había cumplido su rol con la máxima devoción y que había complacido a su Amo. C entendió que cada momento de su sumisión era una expresión de su amor y respeto por M, y estaba dispuesta a seguir explorando y entregándose con igual fervor en el futuro.
C se acercó rápidamente, sabiendo que su obediencia era crucial para satisfacer los deseos de M. Sus manos temblaban ligeramente de anticipación mientras se arrodillaba frente a él. Con una mirada de devoción, comenzó a bajar el cierre del pantalón de M, revelando su pija gruesa que ya estaba dura y palpitante.
M se inclinó hacia atrás con una sonrisa de satisfacción, disfrutando del control absoluto que tenía sobre ella. C, con la boca ligeramente abierta y el corazón acelerado, comenzó a acariciar la base de su pene con una mezcla de ternura y deseo. Acariciaba la pija con dedicación total, y sus labios se curvaban en una sonrisa de adoración mientras se preparaba para complacerlo.
Con una actitud dominante, M le dirigió una mirada intensa y le dijo: "Abre bien la boca y asegúrate de que sienta todo tu deseo por mí."
C obedeció de inmediato, abriendo su boca con una sumisión total. M deslizó su grueso pene en su boca, moviéndose con una mezcla de autoridad y control. Colocó sus manos en la cabeza de C, agarrándola con firmeza, y comenzó a coger su boca, intensificando el ritmo con cada embestida. Su control era absoluto, y cada empuje más profundo en su boca hacía que la sumisión de C fuera aún más evidente.
Ella comenzó a succionar con devoción, su lengua acariciando cada centímetro mientras sus labios se ajustaban perfectamente alrededor de él. M disfrutó del calor húmedo de su boca, sus movimientos cada vez más firmes y decididos, aumentando el ritmo aumentando mientras tomaba control total de su placer. C, con los ojos cerrados y las mejillas sonrojadas, se entregaba completamente, sintiendo el sabor salado y masculino de su piel.
Finalmente, con un gemido profundo, M se dejó llevar, liberando una gran cantidad de semen en la boca de C. Ella, sintiendo el espeso líquido llenándola, levantó la cabeza para mostrarle a M el resultado de su entrega. Su boca abierta revelaba el semen, un acto de sumisión y adoración.
M la observó con una mirada de aprobación dominante, disfrutando de la visión de su sumisa obediente. "Trágatelo todo, perra," le ordenó con firmeza. C, con una expresión de adoración y sumisión, cerró la boca y tragó con devoción, sintiendo el semen deslizándose por su garganta. Después de tragar, volvió a abrir la boca, mostrándole que no había quedado ni una gota.
Con una sonrisa satisfecha, M acarició su cabello y le dijo: "Buen trabajo, perra. Eres una excelente sumisa."
C, llena de gratitud y orgullo, se inclinó hacia M y susurró: “Gracias, Amo” Su voz estaba cargada de respeto y deseo, mientras sus ojos buscaban la aprobación de M.
M, complacido, le hizo una seña con su mirada autoritaria, ordenándole que debía limpiar su pija. C, con una dedicación absoluta, comenzó a limpiar la pija de M con su lengua, asegurándose de que no quedara rastro alguno de semen. Cada movimiento de su lengua y labios estaba impregnado de un deseo profundo de complacerlo, su atención a los detalles reflejando su sumisión total. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que el sabor de la pija de su Amo y del semen le empezaba a gustar cada vez más.
Había algo en la mezcla de sensaciones que la llenaba de satisfacción, y esa experiencia le dejaba una sensación de plenitud y deseo renovado. Cuando terminó, se levantó lentamente, sintiendo un profundo placer por la experiencia que acababa de vivir.
M la miró con una mezcla de satisfacción y posesión, sabiendo que su obediencia había fortalecido aún más su vínculo. C se sintió completamente realizada, sabiendo que había cumplido su rol con la máxima devoción y que había complacido a su Amo. C entendió que cada momento de su sumisión era una expresión de su amor y respeto por M, y estaba dispuesta a seguir explorando y entregándose con igual fervor en el futuro.
0 comentarios - Capítulo 5: El Sabor de la Sumisión