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Culiandome a la mama y a la hija...

Culiandome a la mama y a la hija..
Arrendaba una pieza ya que era  estudiante de doctorado y no tenía para mas, vivia bien con una beca, pero trataba de ahorrar. En la casa  a la que llegué vivía una mamá (Angélica) y su hija Lucía de 34 años , quien sufre una enfermedad a la columna por lo que requería estar siempre en silla de ruedas.
Al llegar a la casa me llamó la atención la señora Angélica, es muy bonita de cara y su cuerpo, bueno…. Harto rica hay que reconocerlo. Sobre todo tiene una diminuta cintura y un par de tetas que son para matarse a pajas. Además es simpática. Llevaba 6 meses de vivir allí y note que la señora Angélica me invitaba un café, un mate o un vino. Habian veces en que nos íbamos a acostar tarde charlando. Sin saber como note que me estaba acostando con mi verga erecta, Angélica me estaba gustando. Una tarde la encontré en la cocina arriba de una silla sacando unos tarros, mire el espectáculo y estaba harto bueno: un par de nalgas deliciosas, con un cola les metido en la raja. Mire y ella como si nada termino y se bajó. Esa noche decidí que quería comérmela. Me masturbe pensando en ella  e hice más frecuentes nuestras charlas nocturnas. Llego el verano y el calor ayudo a que la ropita fuera mas corta y mas liviana. Angelica mostraba sus muslos perfectos, blancos, con algunos lunares, ya sabia como tenia el culo asi es que me dedique a llevar temas sexuales a nuestra charla. Esa noche después de bajarnos media botella la abracé y la toqué, pero Angélica reaccionó rara. No Gabriel, me dijo, no puedo tener sexo, seria una crueldad que yo gozara estando mi hija condenada a ser virgen. Me sentí pésimo y le pedí disculpas, la verdad es que era bastante agoista disfrutar de la vida, mientras su hija estaba condenada.
Pasaron los días, las charlas nocturnas se acabaron. Me llama Angélica y me dice que quiere hablar conmigo. Se trata de que quiere que yo tenga sexo con su hija. Ellas ya lo hablaron y Lucía está de acuerdo. Me dijo que si yo aceptaba, ella se entregaba a mi. Me pareció algo desviado, depravado, pero por otro lado era un gesto caritativo, un pecado benigno. Al final era comerme a la madre y la hija, situación que cualquiera desearía.
Esa noche mientras la mamá estaba en la cocina, entre a la pieza de Lucía, nos saludamos y fui al grano. Me incline y la bese. Como pude la tomé en brazos y la puse sobre la cama. La volvi a besar. Le abri la blusa y dos magnificas tetas quedaron expuestas; unos hermosos pezones rosados se me ofrecieron para mamar. Su cuerpo estaba bastante bien, sin depilar, piel blanca inmaculada, algunos lunares la hacian ver hermosa. Lucia comenzó a gemir, le gusto que le mamara las tetitas. Enseguida le quite el vestido y los zapatos, un calzon nada erotico quedo a la vista asi es que lo quite rapidamente, a mi aun no se me paraba. Toqué y chupé y de pronto se me empieza a parar la verga, se la pongo en la boca y el instinto hizo que ella mamara. Bastante bien para ser su primera vez, por suerte, para mamar una verga no se requiere mucho esfuerzo, pensé. Luego separe las piernas, y una mata de pelos negros escondía su concha. Bajé y un fuerte olor a concha me recibió, luego me puse misionero sobre ella y penetré. Lucía gemia, me abrazaba, no decía nada, solo gozaba y gemía. Pero yo quería mas acción, le puse la verga entre las tetas y le pedi masturbarme. No hubo caso, llevaba mas de una hora y media y no podía eyacular. De pronto se me ocurrió ponerla boca abajo. Culo abierto, tremendas nalgas, apunte a  la vagina y entré. Lucia tiene un culazo exquisito. No contento aun con el resultado, le lubrique el ano con mi lengua para sentir el sabor de lo prohibido y me propuse entrar por atrás, ella gemía y lloriqueaba, no se si de dolor o de placer. El caso es que entré por el camino estrecho y descargué mis chorros de semen. Fue una experiencia increíblemente retorcida. Esa semana traté de no encontrarme con ninguna de las dos mujeres, tenía algo de vergüenza.
A la semana siguiente Angélica toca mi puerta y me dice que ella esta lista para cumplir su parte del trato. Vestia un bata de seda roja, sin ropa y solo con calzón de encajes que le daba un aire putón. Yo aun sentado ella de pie, abri la bata y toqué, luego chupe esas gloriosas tetas abundantes y jugué con los pezones negros y duros. Toque todo, y quede caliente de inmediato, su vagina estilaba flujos en abundancia. La invite a la cama, bese su cuerpo entero, ella gemia, respiraba agitado, mientras mi boca hacia su trabajo, dándome placer. Su concha estaba exquisita, peluda, olorosa, mojada, se notaba nerviosa y sin experiencia, pero ponía mucho empeño en ser caliente. La penetre sin esfuerzo, estaba muy lubricada y abierta, me moví sobre ella pero no pude eyacular. La giré y quedo boca abajo, puse una almohada en su abdomen, un culo hermoso y caliente quedo a mi alcance, me incliné, lami el orificio anal y luego penetré por el ano a esta deliciosa mujer casi virgen. Estuve más de 15 minutos bombeando el culo, ella se agitó y acabó, gritando de placer. De pronto miro hacia la puerta y ahí estaba su hija Lucía, sentada en su silla de ruedas mirando toda la escena, un sentimiento perverso me invadió y en vez de parar seguí culiandome a su madre, tenía una nalga en cada mano, mi verga entrando por el culo y yo agitándome como poseido hasta que grite y eyaculé, casi actuando para Lucia, quien se retiró raudamente. Me seguí culiando a la madre y a la hija por los 6 meses siguientes, hasta que llegó el verano y me marché. Guardo buenos recuerdos de mi etapa de estudiante….!
 
 

2 comentarios - Culiandome a la mama y a la hija...

gust7387 +1
Muy buen relato. Que buena madre que te entrego a su hija y la puedas desvirgar y luego garchar a ella