Me gusta mucho la idea de ser un cornudo consentido, un cuckold; o sea, que mi mujer Mamen sea una hotwife, una mujer que pueda follar con quien quiera y con cuantos quiera, estando yo presente solo como observador. Personalmente, me encanta verla jugar con varios machos a la vez.
A nosotros siempre nos han gustado los tríos, los gangbangs, los bukakkes, etc.; aunque bukakkes no hemos hecho ninguno en sí, solo lo hemos experimentado cuando hemos hecho algún gangbang y esa ha sido la manera de acabarlo: todos corriéndose encima de las tetas de Mamen. Llevamos casi 20 años juntos y hace muchos años que somos swingers, así que ya hemos hecho algunos tríos y varios gangbangs. Yo siempre he participado, pero ha habido momentos, sobre todo en los gangbangs, en los que me he apartado a un lado para, simplemente, observar cómo se follan a Mamen entre tres o cuatro tíos.
Bueno, pues la última vez que fuimos a un pub liberal era un día de diario muy pocas semanas antes de que estallara la pandemia del coronavirus. Entramos. Era el pub a dónde íbamos siempre, por lo que ya sabíamos cómo eran las instalaciones. Era aún temprano y aún no había entrado ninguna pareja. En la zona común, nada más atravesar la recepción, había dos hombres que parecían haber venido ya hace un rato, porque estaban sentados cada uno en una mesa con una bebida ya empezada. Llevaban puesto solo la toalla que te dan cuando entras al pub para que te quites la ropa y te quedes solo con la toalla puesta. Estaba claro que no habían venido juntos, pero parecían estar hablando entre ellos de cosas superficiales —supuestamente—.
Me fijé en el local y en el ambiente..., miré alrededor para ver si había más gente... nada. El pub es muy pequeño, así que pudimos comprobar que, junto con la anfitriona, el camarero y los dos hombres que estaban en la zona común, éramos las únicas personas que estábamos en el local. Yo ya estaba haciendo planes en mi cabeza y pensé que si la noche no se animaba, podría invitar a estos dos al reservado para montarnos un mini-gangbang con Mamen; aunque preferiría que hubiera, por lo menos, un par de hombres más. Con cuatro machos y conmigo me parecía un buen número para darle un buen repaso a Mamen.
Mamen y yo después de ser recibidos por la anfitriona que, junto con el camarero que estaba en la barra, es la dueña del local, nos cambiamos de ropa y nos pusimos la toalla y las chancletas que nos dio. Cuando salimos de nuevo, la anfitriona nos estaba esperando y nos preguntó qué queríamos tomar. Estuvimos un rato hablando con ella. Nos explicó —como si no lo supiéramos ya— como funciona este ambiente liberal, nos preguntó si era nuestra primera vez, qué queríamos hacer, deseos, límites, etc. Se lo comentamos: básicamente queríamos que Mamen se monte un trío con tres o cuatro machos y yo sería un mero observador. Tras la pequeña conversación de presentación, pedimos dos bebidas con alcohol para empezar a desinhibirnos.
Mamen me preguntó dónde nos sentaríamos, si dentro, en la zona reservada a parejas o fuera, en la zona común. Le dije que de momento dentro, para ir viendo poco a poco cómo se desarrolla la tarde. Como era un día de diario cualquiera, no esperábamos mucho movimiento de gente en el pub. De todas maneras, yo estaría pendiente de si entra algún hombre más, dado que cada vez que viene alguien, suena el timbre de la puerta que se oye, básicamente, en toda la sala.
El pub estaba muy tranquilo, había una música de discoteca suave y no demasiado alta, así que se estaba bien, el ambiente era agradable. Ya estábamos sentados dentro del privado cuando la anfitriona volvió con las bebidas y, haciendo su trabajo de relaciones públicas, nos «vendió» a los dos chicos que había en la zona común. Nos dijo que, de momento, solo estaban disponibles esos dos hombres y que podíamos salir también afuera a la zona común y ella podría presentarnos, hacer que entablemos conversación. Nos dijo que nadie está obligado a nada; si no nos gustamos, pues nada. Tras un poco más de conversación superflua se fue y nos deseó que pasáramos una buena tarde. Mamen y yo pusimos, entonces, nuestra atención en las bebidas.
Ambos estábamos muy cachondos y nos tomábamos la bebida lentamente y hablando entre nosotros casualmente, aunque los dos nerviosos. Pasamos un rato largo así y, de momento, no había entrado nadie más al pub. Yo esperaba —y sé que Mamen también— que entrase alguna pareja o si no, algún soltero dispuesto y pichabrava.
Después de tomarnos la primera bebida, fui yo a la barra para pedir otras dos bebidas, «y así, aprovecharía para echarles un ojo a los dos hombres que había en la sala», pensé. No esperaba ninguna novedad porque todavía estábamos solos en la zona reservada a parejas y, fuera en la zona común, solo estaban esos dos hombres.
Salí fuera y me acerqué a la barra. El camarero se acercó y me preguntó qué quería tomar. Pedí las bebidas con alcohol y mientras el camarero las servía, yo aproveché para mirar a mi alrededor y fijarme, con disimulo, en los dos hombres que estaban sentados en las sillas cerca de la barra. No estaban sentados juntos a la misma mesa, pero sí lo suficientemente juntos como para poder hablar entre ellos. La música suave te permitía oír las conversaciones de los demás. Les miré con disimulo y noté que ellos también hacían lo mismo. Nuestras miradas se cruzaron casualmente, todos rápidamente apartando la vista, como cuando vas en el transporte público y tu mirada se cruza con la de alguien. Vi que no estaban mal para lo que queríamos: deberían tener más o menos la misma edad que nosotros y, por lo que pude ver, ambos tenían cuerpos normales y no parecían descuidados.
Ambos llevaban la toalla alrededor de la cintura, y las chancletas que te dan al entrar, la misma indumentaria que llevábamos Mamen y yo. El camarero me puso las bebidas, las cogí y me metí de nuevo en la zona de parejas. Cuando me acerqué a la mesa donde esperaba Mamen, me pidió que le quitara el hielo a la bebida porque el hielo de la bebida anterior y el aire acondicionado se resentía en su garganta.
—Pues yo quiero que tu garganta esté en perfectas condiciones hoy —le dije haciendo alusión a lo que pasa siempre que venimos a este pub liberal: siempre acaba tragándose el esperma de uno o más machos.
Mamen se rio y respondió:
—Pues hoy, a ver qué tal, porque está el patio muy tranquilo.
A Mamen le gusta mucho este ambiente y, al igual que yo, no tiene ningún reparo en demostrarlo y puede hablar de lo que desea sin reparos. Lo mismo te dice que le apetece estar con dos tíos o te dice le apetece hacer un gangbang, sin pudor, descarada y abiertamente como es ella. Entonces, le dije a Mamen que vaya ella a la barra con su bebida para pedir que le quiten los cubitos de hielo, y así, los dos hombres aprovecharían para clavar sus ojos en ella y ella podría aprovechar para ver si le gustan.
Así lo hizo; se levantó y salió a la zona común. Yo la seguí, pero me quedé cerca de la entrada a cierta distancia para ver la reacción de los dos chicos. Los dos chicos clavaron sus ojos en Mamen nada más aparecer por la puerta y no le quitaron la vista de encima, como si la estuvieran desnudando con la mirada.
Mamen —a la que también le gusta sentirse observada— se acercó a la barra y haciéndose la remolona para hacer tiempo y que la puedan observar bien, le pidió al camarero que le quite los hielos. Los dos chicos seguían con la vista clavada en ella y, sin ningún disimulo, la miraban de arriba a abajo.
Mamen solo llevaba la toalla en el torso, cubriéndole las tetas y el chocho; pero por lo demás, estaba completamente desnuda y dejaba poco para la imaginación: se le veían los hombros desnudos, los brazos, las piernas… y, además, estaría muy caliente y húmeda sabiéndose observada. Mamen también se fijó en los hombres y cuando su mirada se cruzó con la de uno de ellos, sonrió. El hombre hizo una medio-sonrisa, pero supongo que estaría cortado.
Yo me imaginaba que Mamen se estaría poniendo muy cachonda tan solo con la carga erótica de la situación y pensaba comprobarlo en cuanto volviera. Mamen volvió al privado y le pregunté qué tal. Me dijo que se había puesto a mil.
—¿Qué te parecen? —le pregunté.
—No están mal —me dijo—, parecen majos.
—Bien —le dije, y metiendo la mano por debajo de la toalla, le dije—: te has puesto muy cachonda, ¿eh?
Busqué su vagina con mis dedos y, efectivamente, estaba muy lubricada, estaba cachonda como una perra. Sabía que ya era el momento de empezar la fiesta. Yo también estaba muy cachondo y tenía ganas de verla con muchos tíos; lamentablemente, esta tarde solo había dos; así que eso tendría que valer.
—¿Quieres que les invitemos a sentarse aquí con nosotros? —le pregunté.
—Espera un poco que me tome un poco más de esto —me respondió.
Seguimos un rato ahí, muy nerviosos y casi sin hablar, los dos impacientes y mirándonos con picardía, sabiendo lo que iba a pasar. Los dos teníamos muchas ganas. Yo le dije a Mamen que tenía muchas ganas de verla con esos dos tíos.
—¡Ojalá hubiera más! —me dijo sin pensárselo.
—¡Ya me gustaría a mí verte en una fiesta con cinco tíos por lo menos! —respondí instantáneamente.
Esto ya lo teníamos más que hablado. En casa cuando follamos, fantaseamos siempre con gangbangs de cinco o seis tíos y, últimamente, como quiero ser un cornudo consentido, la fantasía es que yo no participo y observo como se la follan entre varios tíos. Eso iba a pasar ahora mismo, solo que la pena era que solo iban a ser dos tíos.
La anfitriona del pub, a la que de vez en cuando se la veía yendo de un sitio para otro, haciendo su trabajo por el pub, pasó cerca de nosotros y yo aproveché para hacerle una señal para que se acerque. Se acercó y nos preguntó qué tal con una sonrisa de oreja a oreja. «Buena relaciones públicas», me dije a mi mismo.
—Bien —respondimos los dos —, estábamos pensando en invitar a esos dos hombres que hay ahí fuera.
—¿Queréis que les haga pasar? —preguntó la anfitriona.
—Sí —dije yo mirando a Mamen.
—Sí —dijo también Mamen.
—Vale —respondió la anfitriona—. Voy a hablar con ellos. Y salió afuera a la zona común donde se encontraban los dos chicos.
Supongo que lo que iba a hablar con ellos era para comentarles las normas, la educación, etc. A la anfitriona le habíamos comentado antes que buscábamos un gangbang para ella sin mi participación. Eso era cuando esperábamos que viniesen más hombres, pero la tarde no se había tornado así y ahora solo había dos. Mamen y yo nos cogimos de la mano y yo la besé. Le dije:
—Allá vamos, cari… La besé de nuevo. Ella no dijo nada, supongo que por los nervios, aunque se la notaba tremendamente excitada.
— Quiero ver cómo te follan esos dos tíos a saco —le dije a Mamen para ponerla aún más cachonda. Ella se rio y se puso roja sabiendo lo que le esperaba. En este tipo de situaciones, a Mamen le encanta que le hable guarro y que le pida que se coma todas las pollas que pueda.
Pasados unos instantes, la anfitriona volvió acompañada de los dos chicos. Ahora podíamos apreciar más de cerca sus torsos, sus cuerpos descubiertos. No estaban mal; eran hombres de constitución y aspecto normal, por lo que, por nuestra parte, no habría objeciones.
Yo miré a Mamen mientras les veíamos acercarse, aunque no nos dio tiempo a intercambiar palabras porque en seguida se plantaron los tres junto a la mesa; la anfitriona iba por delante; los dos chicos, inmediatamente detrás de ella esperando a ser presentados. Supongo que ya estarían al corriente de cómo funciona esto y qué es lo que Mamen y yo queríamos.
La anfitriona tomó la palabra y dijo:
—Mirad, chicos, estos son Javi y José (nombres ficticios).
—Hola —respondimos Mamen y yo a la vez—, ¿qué tal?
Tal y como se hace en estas situaciones, entablamos una breve conversación superficial durante la cual, la anfitriona nos confirmó que los chicos ya conocían las reglas.
—Ya les he contado lo qué queréis y conocen las reglas. Cualquier cosa que necesitéis, estaré aquí fuera —dijo la anfitriona, y se fue.
—Vale —dijimos mientas se iba.
Javi y José no nos daban mal rollo y no estaban descuidados ni físicamente ni en higiene. Mamen y yo entonces les dijimos que se sentaran con nosotros a la mesa. Nosotros todavía teníamos nuestras bebidas y ellos habían traído las suyas, ya casi a medio terminar. Para romper el hielo, y con la experiencia que ya tenemos en estas cosas, decidí yo ser el que habla primero con algún tipo de chiste o algo gracioso para crear una atmósfera agradable.
Así fue, y tras unas palabras casuales, la conversación se tornó, inevitablemente, al tema que nos interesaba: el trío con Mamen. Ambos chicos nos comentaron que la anfitriona les había dicho que queríamos hacer un trío con Mamen.
—Sí —dije yo —, queremos hacer un trío con Mamen. Bueno; en realidad, queríamos hacer un gangbang, pero ¡la pena es que hoy no hay más hombres por aquí! – dije riéndome. Ambos se rieron nerviosamente también.
Apuesto a que ambos estaban pensando que les había tocado la lotería. No me extraña, pues cuando yo solía frecuentar pubs liberales antes de conocer a Mamen, y cuando me encontraba con una pareja que quería follar con muchos hombres, pensaba siempre que me había tocado la lotería.
—Queremos un trío con Mamen —dije yo.
—Pero él no participa —dijo Mamen señalándome, y se rio.
Los chicos asintieron y dijeron estar de acuerdo.
—Yo me quedo aparte —dije yo—. Solo estoy de observador..., y si me pongo muy cachondo, me uno a la fiesta —añadí.
Los chicos escuchaban atentamente; la verdad es que fueron muy educados durante toda la velada y, como era de esperar, estuvieron de acuerdo con todo.
Les di brevemente unas reglas básicas que han de ser respetadas en todo momento:
— Mamen quiere caña, que os la folléis como locos, pero tratadla como a una mujer, con delicadeza y sed respetuosos con ella —les dije. Los dos asintieron.
— Las mamadas las hace a pelo; pero las penetraciones, con condón —continué diciéndoles—; las corridas, donde ella diga. Miré a Mamen para que también diga lo que quiera.
—Si digo que no a algo, es que no y punto —dijo Mamen tajantemente—. Cuando os vayáis a correr, me avisáis y ya os digo yo dónde lo hacéis —continuó Mamen—; los morreos con lengua me gustan, así que también se puede.
—Ella normalmente acepta corridas en la boca —dije yo, porque eso era lo que me gustaría ver, y para que los chicos supieran que las corridas en la boca eran una posibilidad—, ella normalmente se las traga —añadí—, pero eso normalmente lo decide ella sobre la marcha.
—Eso lo vemos sobre la marcha —dijo Mamen —; pero sí, ya metidos en situación, me lo suelo tragar.
—A mí me gustaría ver —interrumpí yo ya muy cachondo— cómo tienes dos corridas, (¡por lo menos!) en la boca y lo mantienes un rato, y luego te lo tragas; como en los videos que solemos ver en internet.
Los dos chicos, Javi y José, escuchaban atentamente y estaban de acuerdo con todo, ¡cómo no!, ¡les había tocado la lotería!
Seguimos hablando un rato, mientras terminábamos las bebidas. Los chicos no hicieron muchas preguntas; básicamente, solo hablaron cuando nosotros abríamos la conversación o cuando les preguntábamos algo. Les habíamos preguntado si tenían alguna experiencia en tríos. Nos dijeron que no mucha; así que, ninguno de los dos era un experto.
«Bueno... esperemos que todo esto salga bien», pensé yo.
Era el momento de pasar a la acción. Miré a Mamen y le dije:
—Bueno... —poniéndole la mano en la pierna—. Vamos a jugar un rato, ¿no?
Ella me miró con su sonrisa pícara de cuando sabe que se lo va a pasar muy bien, y dijo:
—Cuando quieras.
Miré a Javi y José y les dije: —Chicos, ¿pasamos a la cama esta? Yo me quedo fuera como observador.
Ellos asintieron, así que se movieron a la cama que estaba junto a nosotros. Las bebidas, o lo que quedaba de ellas, se quedaron en la mesa. Le pedí a los chicos que se quitaran la toalla mientras yo me quitaba también la mía. Mamen todavía no había subido a la cama porque yo la sujeté suavemente del brazo para que espere; tenía todavía planes para mi fantasía.
Javi y José subieron y se pusieron de pie sobre en la cama, completamente desnudos. Mamen ya sabe qué miembro tengo yo, así que miró directamente a Javi y José para ver que tal andaban de miembros. No estaban mal. Ambos tenían un buen rabo, estaban ya empalmándose y se tocaban suavemente la polla con la mano mientras esperaban a que Mamen subiera también a la cama. Yo miré a Mamen sonriendo.
—Estás cachonda, ¿eh? —le pregunté.
—¡Puf!, me estoy poniendo a cien —respondió con ganas.
La besé en la mejilla y me acerqué buscando sus labios. Mientras hacía esto, agarré la toalla que llevaba puesta y se la quité lentamente dejándola a la vista de ellos completamente desnuda; empezamos a morrearnos ahí delante de Javi y José. Ellos estarían poniéndose muy cachondos. Les miré como pude y vi que, efectivamente, sus pollas se estaban empalmando rápidamente.
—Enséñales el culo, cariño —le dije a Mamen. La moví con las manos para que se diese la vuelta y así dejara el culo a la vista. Ellos la miraban fijamente. Continué besándola, acariciando su cuerpo y su culo; y mientras lo hacía, tiraba de sus nalgas para dejar a la vista el ano para que Javi y José lo pudieran ver. Mamen no se cortaba un pelo y se notaba que estaba muy cachonda, me metía la lengua en la boca y daba pequeños gemidos.
La di la vuelta ahora para que esté de frente a ellos y pudieran ver su chocho. Ella lleva el chocho completamente rasurado, y así se lo estaba ahora mostrando a Javi y José. La besé el cuello y bajé mi mano a su vagina, tocándola y acariciándola suavemente. Estaba goteando, Mamen estaba muy cachonda, era hora de que se la follen bien.
—Estás muy mojada, cariño —le dije.
—¡Quiero follar ya! —dijo casi gritando, y rio.
—Espera —le dije —, quiero vendarte los ojos. Con su toalla la tapé los ojos y le hice un nudo por detrás. Ahora ya no vería quién la tocaba dónde o de quién era la polla que tendría en la boca.
La besé de nuevo; ella sonreía. La guie de la mano hacia la cama, despacito.
—Cuidado, por aquí, sube… —le dije.
Se metió en la cama y yo me eché hacia atrás buscando la silla junto a la mesa para contemplar toda la escena. Mamen se subió a la cama y se puso también de pie. Los chicos empezaron a acariciarla; primero por los brazos, la espalda, el vientre, sin llegar todavía a meter mano en las zonas bonitas. Mamen se puso entre los dos y, palpando, puso sus brazos por encima de los hombros de cada uno. Los acercó hacia ella. Aunque tenía los ojos tapados con la fina toalla —que no era una toalla, en realidad, era como una tela fina— sabía quién era quién; pero el morbo es el tener los ojos vendados y no ver nada. Mamen buscó la cara del que tenía a la derecha, José, buscó su boca, y este se la puso delante. Empezaron a besarse; primero normal, pero no tardaron nada en abrir la boca y meterse la lengua dentro. Se metían la lengua hasta el fondo y yo podía ver desde donde estaba sentado cómo se comían la boca; podía ver sus lenguas, cómo la metían en la boca.
Mientras tanto, el Javi —que estaba a la izquierda de Mamen— se pajeaba la polla con una mano y con la otra acariciaba las tetas de Mamen; se las manoseaba con ganas, las apretaba. Bajó la cabeza para comerla las tetas. Mamen seguía morreándose con José. Mamen se giró ahora al otro lado para buscar al otro chico. Javi empezó también a morrearse con Mamen, directamente con lengua. José empezó a meter la mano en el chocho de Mamen, buscando la vagina mientras Mamen se morreaba con Javi a lengua viva. Mamen tenía la vagina muy húmeda y daba pequeños gemidos cuando José la metía el dedo por la vagina. Aún llevaba la toalla puesta sobre los ojos, pero no tardó en quitársela. Estaban todavía de pie en la cama.
—¡Quiero ver vuestras pollas! —les dijo cuando se quitó la tela de los ojos. Se puso de rodillas en la cama —en posición chupapollas— para comerse las dos pollas a la vez. Javi y José acercaron sus pollas a su cara y ella las miró. Cogió una con la mano y empezó a menearla suavemente; estaba tanteándola. Giró al mismo tiempo la cabeza y con la otra mano, agarró también la otra polla, igualmente mirándola, disfrutando de la belleza de esas dos pollas. Se metió primero la polla de Javi en la boca y empezó a comérsela como una posesa; tenía muchas ganas de polla ajena. Javi empezó a gemir de placer. Sé por experiencia que Mamen la come muy bien y tiene mucha experiencia...
Mamen se metía la polla de Javi y la agarraba con la boca, apretaba los labios alrededor de esa polla, haciendo ventosa con los labios. Javi gemía y exclamó:
—¡Hostia, tío! ¡Cómo la come!
Ambos chicos ahora ya se sentirían más desinhibidos, ahora que ya había más confianza.
Mamen le comía la polla a Javi y pajeaba a José suavemente agarrando su polla con toda la mano. Javi seguía gimiendo y José puso su mano encima de la cabeza de Mamen para que se girara; ahora le tocaba a él.
Mamen se giró y se metió la polla de José en la boca. Hizo lo mismo; empezó a lamer la polla con muchas ganas y este chico también empezó a gemir. Puso la lengua sobre el capullo y lo lamió como un caramelo. Recorrió con la lengua brevemente el cuerpo del pene. Javi observaba la escena. Mamen se comía la polla de José tan bien como solo ella sabe comerse una polla. Estuvo un rato metiéndose su polla hasta donde le llegaba en el fondo de la boca. Con la otra mano buscó a tientas la polla de Javi para pajearla mientras le come la polla a José. La cogió y empezó a menearla sin parar de chupar la polla de José. José gemía de gusto y le daban esos pequeños espasmos de placer. Javi, al mismo tiempo, intentaba sobarle las tetas a Mamen, pero no llegaba muy bien por la postura. Después de un rato, Mamen se giró y volvió a la polla de Javi, sacó la lengua y lamió su capullo como si fuese un helado. Al igual que antes, ahora agarraba la polla de José y la meneaba lentamente. Pasaba toda la lengua por encima del capullo de la polla de Javi como si la quisiera secar. Se la metió entera en la boca y empezó a bombear.
Los dos chicos tenían sendos una buena polla. Javi parecía tenerla un poco más grande que la de José, aunque con la de José también se lo podría pasar muy bien Mamen.
—No os vayáis a correr todavía —les dije yo a los chicos desde la silla—. Que tenéis que echarla un buen polvo. José, el que tenía la polla libre, me miró y asintió. Javi no sé si me oyó, porque Mamen le estaba dando un buen repaso a su polla y estaba gimiendo fuerte.
Yo, viendo toda la escena desde mi sitio, me sentía feliz por ser un cornudo. Estaba meneándomela suavemente mientras disfrutaba del espectáculo. Mamen estaba desnuda y de rodillas, con dos chicos, uno a cada lado, y ambos con la polla dura, turnándose para meterle la polla en la boca. Era como en los vídeos de bukakke que solemos ver. Empecé a masturbarme más rápido; estaba muy cachondo.
—Cómete las dos pollas a la vez —le dije a Mamen. Mamen siguió comiéndose la polla de Javi mientras con la otra mano pajeaba lentamente la polla de José. Estaba tan entretenida que dudo que me hubiera oído.
Paró un momento y me miró sonriendo. Yo sabía por esa sonrisa que se lo estaba pasando muy bien.
—¿Te gusta, cariño? —me preguntó.
—Me encantaaaa! —dije fascinado—. Creo que me voy a unir a la fiesta —dije muy cachondo, meneándome la polla.
—Espérate ahí un rato —dijo Mamen—, que tienes que ver cómo me follan. Se giró de nuevo hacia Javi y José y volvió a agarrar sus pollas. —Quiero que veas como me como dos pollas'— dijo, y se cambió al otro lado, de rodillas entre los dos chicos para así estar de frente y que yo pueda ver bien el espectáculo.
Javi y José estaban de pie, cada uno a un lado, empalmados, se meneaban la polla suavemente para mantenerla dura. Básicamente, ellos se dejaban hacer y era Mamen la que marcaba el ritmo.
Agarró de nuevo las pollas y empezó a acariciarlas. Me miró pícaramente y en seguida giró su cabeza de nuevo hacia una de las pollas. Sacó la punta de su lengua y le dio un lametazo al capullo mientras agarraba la polla y la meneaba sin ritmo. Se metió en la boca toda la polla de Javi y la bombeaba en su boca. Javi le puso la mano en la cabeza para ayudar al ritmo. Mamen paró y les dijo a los dos:
—Metédmelas a la vez en la boca.
Los dos chicos entonces hicieron exactamente eso. Acercaron sus pollas a los labios de Mamen, intentando meter las dos pollas en su boca a la vez. Mamen empezó de nuevo a chupar las dos pollas; lamía los capullos, agarraba las pollas; se las metía una a una en la boca y alternaba de pollas cada rato. Me miraba a veces y pasaba la lengua por las pollas, las acariciaba con la lengua. Sabía que me gusta mucho ver como disfruta con otras pollas y yo, que no podría aguantar más, me estaba masturbando ya con fuerza y a buen ritmo. Javi tenía la mano encima de la cabeza de Mamen y José la acariciaba por los hombros o por donde podía. Mamen seguía comiéndose las dos pollas, alternaba, lamía... todos gemían: Javi, José —que también se retorcían de placer— y Mamen. Estuvieron así un rato y yo contemplando la escena, pajeándome cada vez más fuerte. Sentí que no tardaría mucho en correrme. No quería correrme todavía, pero estaba tan cachondo que me levanté de la silla y le dije a Mamen:
—Túmbate, que te voy a comer el coño.
Mamen se tumbó bocarriba y le dijo a los chicos:
—Dadme vuestras pollas por aquí arriba mientras él me come el coño.
Esta es una de nuestras posturas favoritas; una que hemos visto en los vídeos porno y que ya hemos hecho alguna vez. Mamen se abrió de patas y yo me tumbé en la cama metiendo mi cabeza entre sus piernas. Mamen les hizo una señal a los chicos para que se acerquen; ellos se arrodillaron y Mamen les hizo un gesto con las manos para que se colocaran a la altura de su cabeza y así poder comerles las pollas.
Yo empecé a comerle el coño a Mamen y ella empezó a zamparse las pollas de Javi y José. Mientras la comía el coño, ella gemía de placer y yo podía ver cómo iba girando la cabeza de un lado a otro comiéndose las dos pollas; alternando un rato con una y luego con la otra. Los chicos también gemían y Mamen lo hacía aún más alto. Mientras le comía el coño, le metía a Mamen los dedos por la vagina y le lamía el clítoris. Ella estaba ahora gimiendo muy alto, gemidos que eran amortiguados por las dos pollas que se metía en la boca.
Entretanto, la mujer del pub se acercó para ver qué tal iba la cosa —quizás atraída por los gemidos— y se quedó unos momentos ahí observando. Nosotros seguimos a lo nuestro y al rato, viendo que no necesitábamos nada, se fue de nuevo; debía estar muy acostumbrada a ver escenas como esta.
Me levanté y me acerqué a la cara de Mamen para ver de cerca cómo se come las pollas. Yo estaba encima de Mamen con una pierna a cada lado, como si me fuera a hacer una cubana y los chicos estaban de rodillas, uno a cada lado.
Acerqué también mi polla y se la puse en la cara para que se la coma también. Mamen la miró y agarrando las pollas de Javi y José, le dio unas mamaditas a la mía... ¡Dios!, tuve que sacarla porque no quería correrme todavía; me la había meneado mucho antes cuando era un espectador y ahora en cuanto me la menease un poco, seguro que me correría.
—Me voy a sentar otra vez, cariño —le dije a Mamen.
—Hmm, vale —dijo ella, y siguió comiéndose las pollas.
Yo, en vez de sentarme, salí afuera, a la zona de la barra para ver si tienen condones. Salí así desnudo como estaba... para eso estábamos en un club liberal. No había entrado nadie más al club, así que la barra estaba vacía; estaba solo el camarero detrás de la barra haciendo sus cosas. Me apoyé sobre la barra y le pregunté si tenía condones. Asintió y fue a coger algunos de una caja o recipiente que tenía allí mismo en la barra y me trajo un puñado, unos 4 o 5 condones. Cuando me los dio, me pregunto:
—¿No quieres tomarte nada? Tenéis dos consumiciones cada uno con la entrada.
— No —le respondí—, ahora dentro de un rato salimos a reponer fuerzas.
Decidí quedarme en la barra un rato para que Mamen pudiera estar a solas con los dos chicos. «"Espero que se lo pase bien", pensé». A Mamen se la oía gemir así que pensé que ahora la estarían comiendo el coño o algo que le estuviese dando mucho placer.
—¡Qué bien os lo pasáis! —dijo el camarero.
—Ya ves —nos encanta.
Estuvimos unos cinco minutos ahí haciendo conversación sin sentido hasta que ya le dije que me volvía adentro, a ver qué estaban haciendo los niños.
Cuando entré de nuevo al privado, Mamen estaba sentada a caballo sobre la cabeza de Javi, y este la estaba comiendo el coño; José estaba de pie delante de ella metiéndola la polla por la boca. Tenía las dos manos sobre la cabeza de Mamen y la apretaba con fuerza. Mamen gemía con la boca llena de polla y José movía o, mejor dicho, acompañaba los movimientos de la cabeza de Mamen con las manos, pero parecía que era él el que le estaba sacudiendo la cabeza mientras ella le comía la polla salvajemente.
¡Qué panorama! José bombeaba su polla y se la metía bien hasta el fondo mientras Mamen le agarraba por su cintura y por el culo para ayudarle a marcar el ritmo. Javi, tumbado y empalmado con la polla apuntando al techo, le comía el coño a Mamen. Yo me quedé flipado con la escena y me maldije por haber estado tanto tiempo fuera perdiéndome esta escena. Estuve unos momentos observándoles y me acerqué a ellos por detrás. Al meterme en la cama, José me hizo hueco para que me juntase. Yo me agaché y le di un beso a Mamen, la besé en los labios y nos dimos un pequeño beso con lengua.
—Tengo condones —le dije. Ella asintió y dijo:
—Cariño, ¡quiero que me follen ya!
Sin dudarlo un momento, le dije a los chicos: —Chicos, vamos a follárnosla ya, que está impaciente.
Mamen se quitó de encima de Javi y se puso a cuatro patas encima de la cama con el culo en pompa, dándomelo a mí, y esperando mi polla. Javi y José se fueron colocando a su lado dejándome a mí que elija primero dónde me quería poner. Yo me puse por detrás de Mamen, dispuesto a follármela desde atrás. Antes de ello, puesto que no quería correrme todavía —y sabía que lo haría en cuanto se la metiera— me agaché hasta su culo y con las manos, le agarré el culo a Mamen y lo abrí hacia los lados para que se vea bien el ano. Puse mi boca sobre su ano y empecé a lamerlo.
Javi y José entonces se pusieron por delante de Mamen y se arrodillaron delante de ella para ponerle la polla en la cara. Yo pasé mi lengua por el ano de Mamen haciendo círculos y dándole lametazos como si estuviese pegando sellos. Mamen agarró la polla de uno de los chicos con la mano y se metió la polla del otro por la boca.
Le metí un dedo por el ano a Mamen mientras miraba como le comía la polla a uno y pajeaba al otro. El chico gemía «"también debería faltarle muy poco para correrse", pensé.» Yo estaba en la gloria viendo eso. Mamen masturbaba con la otra mano al otro chico y cambiaba de polla cada rato. Ahora le estaba comiendo la polla al otro y pajeando al otro. Yo ya no podía aguantar más, quería correrme ya, así que me erguí, coloqué mi polla en la vagina de Mamen y la metí despacio. Mamen dio un gemido muy alto en cuanto sintió mi polla dentro. Sin dejar de chupar la polla del chico, gimió:
—¡Aaaayyy!
Era un gemido de placer. Yo empecé a bombear mi polla en su coño.
—¡Aaaaahhhh! ¡Qué gustoooo! —exclamé—. ¡Folladla la boca! —les dije a los chicos.
Seguí bombeando mi polla dentro del coño; yo siempre se la meto a pelo, por lo que aguantaría menos. El chico que tenía la polla en la boca de Mamen la agarró de la cabeza, se le notaba la fuerza, se retorcía, también estaba a punto. Mamen había soltado la polla del otro chico y ahora ya, con ambas manos apoyadas en la cama, se centraba en la polla que le estaba follando la boca.
- ¡Aaaahhhh! Yo bombeé más rápido, más fuerte, apretaba con las manos el culo de Mamen; me corría: —¡Aaaaaaaaaaaahhhhhh! —grité y solté toda mi leche dentro del coño de Mamen. —¡Ahhh! Fui aminorando lentamente. —Aaaaahhh, dios —dije mientras paraba. El chico de delante también paró... Yo saqué ya la polla y vi todos los hilos de semen que salían.
Sin dar tiempo a que se baje la libido, le dije a los chicos: —Folláosla si queréis—, pero tiene que ser ahora antes de que se pase el rollo. Me entendieron.
Mamen estaba aún a cuatro patas, mirando y esperando a ver qué pasaba. Sabía que se la iban a follar ahora. La pregunta era quién iba a ser el primero. Entonces Javi tomó la iniciativa y cogió un condón, lo abrió y se lo puso. Entonces, Mamen se movió y se puso a cuatro patas delante de él, poniendo el culo enfrente suya. José se puso por delante y, de nuevo, le puso la polla en la cara a Mamen. José era el que le había estado follando la boca mientras yo me la follaba por detrás.
Javi colocó la polla en la vagina de Mamen y la metió poco a poco... —¡Aaahhh! —gimió Mamen—, ¡ahhhhhh! Javi se la estaba metiendo ahora por el coño; Mamen miró entonces la polla de José y, gimiendo, se la metió de nuevo en la boca. José puso directamente sus manos en la cabeza y el cuello de Mamen y empezó a mover la cintura hacia adelante y hacia atrás, intentando mantenerse al mismo compás con el que se estaba moviendo Mamen, porque Javi se la estaba follando por detrás. Los tres gemían, uno gritaba, otro gemía; Mamen gozaba de gusto, gemía, se retorcía, a otro le daban espasmos de placer... Mantuvieron el mismo vaivén durante un rato, durante el cual, solo se oían los gritos de Mamen cada vez más altos.
—¡Aaahhhh! —gritaba. Se estaba corriendo. No paró de moverse y Javi seguía follándosela. Él también quería correrse.
José, que estaba por delante, no iba a aguantar mucho más...
—¡Me voy a correr! —gritó, apretando con ambas manos la cabeza de Mamen.
Mamen no dijo nada y no hizo ningún movimiento que le indicase a José donde debía correrse; todo lo contrario. Mantuvo su polla en la boca, chupándola, agarrándola con los labios como si fuese una ventosa. Quería que José se corra en su boca.
Javi seguía follándosela por detrás, al estilo perrito; Mamen gemía, gritaba mientras Javi bombeaba su polla por detrás. Los gritos de Mamen, aunque sofocados porque tenía la polla de José en la boca, se oían muy altos; estaba a punto de correrse, al igual que José.
—¡Aaaaah! —gritó José. Se estaba corriendo en la boca de Mamen— ¡Aaaah! —seguía gritando José. Javi no dejaba de bombear, pero mirando atentamente la escena. José sacó la polla lentamente, Mamen, aguantando la corrida en la boca, le pegó unos lametazos a la polla de José para limpiarla bien; se la metía en la boca y la chupaba, la sacaba y le pasaba la lengua por el capullo para limpiar todo el semen. Yo estaba flipando con la escena y supongo que Javi también, porque dejó de bombear y se quedó quieto observando y disfrutando de la vista.
Entonces, se me ocurrió una idea: —¿Te lo has tragado ya? —le pregunté a Mamen.
—"Nnnnnnn-nnnnnnn" —respondió moviendo la cabeza de lado a lado.
—Aguántalo y túmbate bocarriba —le dije. «Ella ya sabría lo que tenía entre manos», pensé, estaba seguro de ello.
Cuando se tumbó boca arriba, le dije a Javi —que todavía estaba empalmado y aún no se había corrido—: Fóllala la boca.
—Espera un momento que... —se levantó— me quito el condón —dijo. Se puso de pie, se lo quitó y lo puso a un lado de la cama.
Estaba claro que habiendo visto como José se corría en la boca de Mamen sin condón, él quería hacer lo mismo..., ¡y yo quería que lo haga!
Mamen, tumbada bocarriba y abierta de patas, abrió la boca para esperar a Javi. Tenía el semen de José en la boca y le costaba respirar, así que respiraba por la nariz. Javi se sentó a horcajadas encima de ella y le metió la polla en la boca. Mamen empezó a chuparla con cuidado para no tragarse el semen de José. Javi intentaba pajearse también mientras Mamen le comía la polla. José y yo estábamos mirando, pero me puso tan cachondo esta imagen que me agaché y me puse de rodillas a un lado de Mamen, a la altura del coño. Puse mi mano sobre su coño y la acaricié la vagina, metiéndola un dedo por el coño.
Mamen gemía como podía y Javi la metía la polla. A veces la sacaba para pajearse, supongo que intentando correrse ya; Mamen, mientras Javi se la meneaba encima de su boca, abría la boca y sacaba la lengua para recibir la corrida... cuando llegase. No llegaba. Javi seguía alternando entre meterle la polla en la boca y meneándola con la mano. Yo seguía masturbando el coño de Mamen, acariciando el clítoris, metiéndola un dedo; pero ella parecía tener toda la atención en la polla de Javi.
Por fin Javi se corrió. Sacó de repente la polla de la boca de Mamen y empezó a masturbarse rápidamente mientras gritaba: —¡Aaaaaagh! ¡Me corrooooooo!
Mamen abrió la boca tanto como pudo y sacó la lengua fuera. Javi, que todavía estaba sentado encima de ella con la polla directamente encima de la boca, se corrió.
—¡Aaaaaahhhhh! —gritó.
Un chorro de semen cayó dentro y por encima de la boca de Mamen, casi todo dentro... Javi se la meneaba mientras salía el semen, bajó el ritmo. Mamen hizo lo mismo que le hiciera a José: le limpió los restos de semen a lametazos, se metía la ahora más relajada polla en la boca y chupaba el capullo, buscaba los restos de semen con la lengua.
Ahora tenía el semen de los dos chicos en la boca y lo estaba aguantando. Me acerqué a su cara y la miré. Ella me sonrió, estaba agotadísima, pero había disfrutado mucho. La besé en los labios y le dije para que sea consciente:
—Ahora mismo tienes dos corridas en la boca.
Ella me sonrió como solo ella sabe después de follar.
—Hmmm... —me dijo en tono "qué rico".
Yo viendo que ya le costaba aguantar las dos corridas, le pregunté:
—¿Qué vas a hacer con las corridas?
Mamen, sin pensárselo un instante, se las tragó. Gulp, adentro.
—¡Eso! —exclamó—. ¡Me encanta!
La besé de nuevo y la ayudé a levantarse. Los chicos también hicieron ademán de ayudarla. Javi, además, recogió el condón y el envoltorio de donde lo había dejado. José, que se había quedado aparte después de correrse, también mostró amabilidad.
Después de esa sesión de folleteo, nos quedamos un rato hablando en la cama y luego nos despedimos de los chicos. Javi y José le dieron dos besos a Mamen y a mí me estrecharon la mano.
Mamen y yo, como de costumbre después de una sesión de sexo con invitados, nos quedamos allí todavía los dos a solas hablando y rememorando lo que acabábamos de vivir y echamos un polvo con mucho amor. Siempre que veo a Mamen con otros chicos, la quiero mucho más.
Espero que la próxima experiencia no tarde mucho en llegar.
Hasta la próxima.
A nosotros siempre nos han gustado los tríos, los gangbangs, los bukakkes, etc.; aunque bukakkes no hemos hecho ninguno en sí, solo lo hemos experimentado cuando hemos hecho algún gangbang y esa ha sido la manera de acabarlo: todos corriéndose encima de las tetas de Mamen. Llevamos casi 20 años juntos y hace muchos años que somos swingers, así que ya hemos hecho algunos tríos y varios gangbangs. Yo siempre he participado, pero ha habido momentos, sobre todo en los gangbangs, en los que me he apartado a un lado para, simplemente, observar cómo se follan a Mamen entre tres o cuatro tíos.
Bueno, pues la última vez que fuimos a un pub liberal era un día de diario muy pocas semanas antes de que estallara la pandemia del coronavirus. Entramos. Era el pub a dónde íbamos siempre, por lo que ya sabíamos cómo eran las instalaciones. Era aún temprano y aún no había entrado ninguna pareja. En la zona común, nada más atravesar la recepción, había dos hombres que parecían haber venido ya hace un rato, porque estaban sentados cada uno en una mesa con una bebida ya empezada. Llevaban puesto solo la toalla que te dan cuando entras al pub para que te quites la ropa y te quedes solo con la toalla puesta. Estaba claro que no habían venido juntos, pero parecían estar hablando entre ellos de cosas superficiales —supuestamente—.
Me fijé en el local y en el ambiente..., miré alrededor para ver si había más gente... nada. El pub es muy pequeño, así que pudimos comprobar que, junto con la anfitriona, el camarero y los dos hombres que estaban en la zona común, éramos las únicas personas que estábamos en el local. Yo ya estaba haciendo planes en mi cabeza y pensé que si la noche no se animaba, podría invitar a estos dos al reservado para montarnos un mini-gangbang con Mamen; aunque preferiría que hubiera, por lo menos, un par de hombres más. Con cuatro machos y conmigo me parecía un buen número para darle un buen repaso a Mamen.
Mamen y yo después de ser recibidos por la anfitriona que, junto con el camarero que estaba en la barra, es la dueña del local, nos cambiamos de ropa y nos pusimos la toalla y las chancletas que nos dio. Cuando salimos de nuevo, la anfitriona nos estaba esperando y nos preguntó qué queríamos tomar. Estuvimos un rato hablando con ella. Nos explicó —como si no lo supiéramos ya— como funciona este ambiente liberal, nos preguntó si era nuestra primera vez, qué queríamos hacer, deseos, límites, etc. Se lo comentamos: básicamente queríamos que Mamen se monte un trío con tres o cuatro machos y yo sería un mero observador. Tras la pequeña conversación de presentación, pedimos dos bebidas con alcohol para empezar a desinhibirnos.
Mamen me preguntó dónde nos sentaríamos, si dentro, en la zona reservada a parejas o fuera, en la zona común. Le dije que de momento dentro, para ir viendo poco a poco cómo se desarrolla la tarde. Como era un día de diario cualquiera, no esperábamos mucho movimiento de gente en el pub. De todas maneras, yo estaría pendiente de si entra algún hombre más, dado que cada vez que viene alguien, suena el timbre de la puerta que se oye, básicamente, en toda la sala.
El pub estaba muy tranquilo, había una música de discoteca suave y no demasiado alta, así que se estaba bien, el ambiente era agradable. Ya estábamos sentados dentro del privado cuando la anfitriona volvió con las bebidas y, haciendo su trabajo de relaciones públicas, nos «vendió» a los dos chicos que había en la zona común. Nos dijo que, de momento, solo estaban disponibles esos dos hombres y que podíamos salir también afuera a la zona común y ella podría presentarnos, hacer que entablemos conversación. Nos dijo que nadie está obligado a nada; si no nos gustamos, pues nada. Tras un poco más de conversación superflua se fue y nos deseó que pasáramos una buena tarde. Mamen y yo pusimos, entonces, nuestra atención en las bebidas.
Ambos estábamos muy cachondos y nos tomábamos la bebida lentamente y hablando entre nosotros casualmente, aunque los dos nerviosos. Pasamos un rato largo así y, de momento, no había entrado nadie más al pub. Yo esperaba —y sé que Mamen también— que entrase alguna pareja o si no, algún soltero dispuesto y pichabrava.
Después de tomarnos la primera bebida, fui yo a la barra para pedir otras dos bebidas, «y así, aprovecharía para echarles un ojo a los dos hombres que había en la sala», pensé. No esperaba ninguna novedad porque todavía estábamos solos en la zona reservada a parejas y, fuera en la zona común, solo estaban esos dos hombres.
Salí fuera y me acerqué a la barra. El camarero se acercó y me preguntó qué quería tomar. Pedí las bebidas con alcohol y mientras el camarero las servía, yo aproveché para mirar a mi alrededor y fijarme, con disimulo, en los dos hombres que estaban sentados en las sillas cerca de la barra. No estaban sentados juntos a la misma mesa, pero sí lo suficientemente juntos como para poder hablar entre ellos. La música suave te permitía oír las conversaciones de los demás. Les miré con disimulo y noté que ellos también hacían lo mismo. Nuestras miradas se cruzaron casualmente, todos rápidamente apartando la vista, como cuando vas en el transporte público y tu mirada se cruza con la de alguien. Vi que no estaban mal para lo que queríamos: deberían tener más o menos la misma edad que nosotros y, por lo que pude ver, ambos tenían cuerpos normales y no parecían descuidados.
Ambos llevaban la toalla alrededor de la cintura, y las chancletas que te dan al entrar, la misma indumentaria que llevábamos Mamen y yo. El camarero me puso las bebidas, las cogí y me metí de nuevo en la zona de parejas. Cuando me acerqué a la mesa donde esperaba Mamen, me pidió que le quitara el hielo a la bebida porque el hielo de la bebida anterior y el aire acondicionado se resentía en su garganta.
—Pues yo quiero que tu garganta esté en perfectas condiciones hoy —le dije haciendo alusión a lo que pasa siempre que venimos a este pub liberal: siempre acaba tragándose el esperma de uno o más machos.
Mamen se rio y respondió:
—Pues hoy, a ver qué tal, porque está el patio muy tranquilo.
A Mamen le gusta mucho este ambiente y, al igual que yo, no tiene ningún reparo en demostrarlo y puede hablar de lo que desea sin reparos. Lo mismo te dice que le apetece estar con dos tíos o te dice le apetece hacer un gangbang, sin pudor, descarada y abiertamente como es ella. Entonces, le dije a Mamen que vaya ella a la barra con su bebida para pedir que le quiten los cubitos de hielo, y así, los dos hombres aprovecharían para clavar sus ojos en ella y ella podría aprovechar para ver si le gustan.
Así lo hizo; se levantó y salió a la zona común. Yo la seguí, pero me quedé cerca de la entrada a cierta distancia para ver la reacción de los dos chicos. Los dos chicos clavaron sus ojos en Mamen nada más aparecer por la puerta y no le quitaron la vista de encima, como si la estuvieran desnudando con la mirada.
Mamen —a la que también le gusta sentirse observada— se acercó a la barra y haciéndose la remolona para hacer tiempo y que la puedan observar bien, le pidió al camarero que le quite los hielos. Los dos chicos seguían con la vista clavada en ella y, sin ningún disimulo, la miraban de arriba a abajo.
Mamen solo llevaba la toalla en el torso, cubriéndole las tetas y el chocho; pero por lo demás, estaba completamente desnuda y dejaba poco para la imaginación: se le veían los hombros desnudos, los brazos, las piernas… y, además, estaría muy caliente y húmeda sabiéndose observada. Mamen también se fijó en los hombres y cuando su mirada se cruzó con la de uno de ellos, sonrió. El hombre hizo una medio-sonrisa, pero supongo que estaría cortado.
Yo me imaginaba que Mamen se estaría poniendo muy cachonda tan solo con la carga erótica de la situación y pensaba comprobarlo en cuanto volviera. Mamen volvió al privado y le pregunté qué tal. Me dijo que se había puesto a mil.
—¿Qué te parecen? —le pregunté.
—No están mal —me dijo—, parecen majos.
—Bien —le dije, y metiendo la mano por debajo de la toalla, le dije—: te has puesto muy cachonda, ¿eh?
Busqué su vagina con mis dedos y, efectivamente, estaba muy lubricada, estaba cachonda como una perra. Sabía que ya era el momento de empezar la fiesta. Yo también estaba muy cachondo y tenía ganas de verla con muchos tíos; lamentablemente, esta tarde solo había dos; así que eso tendría que valer.
—¿Quieres que les invitemos a sentarse aquí con nosotros? —le pregunté.
—Espera un poco que me tome un poco más de esto —me respondió.
Seguimos un rato ahí, muy nerviosos y casi sin hablar, los dos impacientes y mirándonos con picardía, sabiendo lo que iba a pasar. Los dos teníamos muchas ganas. Yo le dije a Mamen que tenía muchas ganas de verla con esos dos tíos.
—¡Ojalá hubiera más! —me dijo sin pensárselo.
—¡Ya me gustaría a mí verte en una fiesta con cinco tíos por lo menos! —respondí instantáneamente.
Esto ya lo teníamos más que hablado. En casa cuando follamos, fantaseamos siempre con gangbangs de cinco o seis tíos y, últimamente, como quiero ser un cornudo consentido, la fantasía es que yo no participo y observo como se la follan entre varios tíos. Eso iba a pasar ahora mismo, solo que la pena era que solo iban a ser dos tíos.
La anfitriona del pub, a la que de vez en cuando se la veía yendo de un sitio para otro, haciendo su trabajo por el pub, pasó cerca de nosotros y yo aproveché para hacerle una señal para que se acerque. Se acercó y nos preguntó qué tal con una sonrisa de oreja a oreja. «Buena relaciones públicas», me dije a mi mismo.
—Bien —respondimos los dos —, estábamos pensando en invitar a esos dos hombres que hay ahí fuera.
—¿Queréis que les haga pasar? —preguntó la anfitriona.
—Sí —dije yo mirando a Mamen.
—Sí —dijo también Mamen.
—Vale —respondió la anfitriona—. Voy a hablar con ellos. Y salió afuera a la zona común donde se encontraban los dos chicos.
Supongo que lo que iba a hablar con ellos era para comentarles las normas, la educación, etc. A la anfitriona le habíamos comentado antes que buscábamos un gangbang para ella sin mi participación. Eso era cuando esperábamos que viniesen más hombres, pero la tarde no se había tornado así y ahora solo había dos. Mamen y yo nos cogimos de la mano y yo la besé. Le dije:
—Allá vamos, cari… La besé de nuevo. Ella no dijo nada, supongo que por los nervios, aunque se la notaba tremendamente excitada.
— Quiero ver cómo te follan esos dos tíos a saco —le dije a Mamen para ponerla aún más cachonda. Ella se rio y se puso roja sabiendo lo que le esperaba. En este tipo de situaciones, a Mamen le encanta que le hable guarro y que le pida que se coma todas las pollas que pueda.
Pasados unos instantes, la anfitriona volvió acompañada de los dos chicos. Ahora podíamos apreciar más de cerca sus torsos, sus cuerpos descubiertos. No estaban mal; eran hombres de constitución y aspecto normal, por lo que, por nuestra parte, no habría objeciones.
Yo miré a Mamen mientras les veíamos acercarse, aunque no nos dio tiempo a intercambiar palabras porque en seguida se plantaron los tres junto a la mesa; la anfitriona iba por delante; los dos chicos, inmediatamente detrás de ella esperando a ser presentados. Supongo que ya estarían al corriente de cómo funciona esto y qué es lo que Mamen y yo queríamos.
La anfitriona tomó la palabra y dijo:
—Mirad, chicos, estos son Javi y José (nombres ficticios).
—Hola —respondimos Mamen y yo a la vez—, ¿qué tal?
Tal y como se hace en estas situaciones, entablamos una breve conversación superficial durante la cual, la anfitriona nos confirmó que los chicos ya conocían las reglas.
—Ya les he contado lo qué queréis y conocen las reglas. Cualquier cosa que necesitéis, estaré aquí fuera —dijo la anfitriona, y se fue.
—Vale —dijimos mientas se iba.
Javi y José no nos daban mal rollo y no estaban descuidados ni físicamente ni en higiene. Mamen y yo entonces les dijimos que se sentaran con nosotros a la mesa. Nosotros todavía teníamos nuestras bebidas y ellos habían traído las suyas, ya casi a medio terminar. Para romper el hielo, y con la experiencia que ya tenemos en estas cosas, decidí yo ser el que habla primero con algún tipo de chiste o algo gracioso para crear una atmósfera agradable.
Así fue, y tras unas palabras casuales, la conversación se tornó, inevitablemente, al tema que nos interesaba: el trío con Mamen. Ambos chicos nos comentaron que la anfitriona les había dicho que queríamos hacer un trío con Mamen.
—Sí —dije yo —, queremos hacer un trío con Mamen. Bueno; en realidad, queríamos hacer un gangbang, pero ¡la pena es que hoy no hay más hombres por aquí! – dije riéndome. Ambos se rieron nerviosamente también.
Apuesto a que ambos estaban pensando que les había tocado la lotería. No me extraña, pues cuando yo solía frecuentar pubs liberales antes de conocer a Mamen, y cuando me encontraba con una pareja que quería follar con muchos hombres, pensaba siempre que me había tocado la lotería.
—Queremos un trío con Mamen —dije yo.
—Pero él no participa —dijo Mamen señalándome, y se rio.
Los chicos asintieron y dijeron estar de acuerdo.
—Yo me quedo aparte —dije yo—. Solo estoy de observador..., y si me pongo muy cachondo, me uno a la fiesta —añadí.
Los chicos escuchaban atentamente; la verdad es que fueron muy educados durante toda la velada y, como era de esperar, estuvieron de acuerdo con todo.
Les di brevemente unas reglas básicas que han de ser respetadas en todo momento:
— Mamen quiere caña, que os la folléis como locos, pero tratadla como a una mujer, con delicadeza y sed respetuosos con ella —les dije. Los dos asintieron.
— Las mamadas las hace a pelo; pero las penetraciones, con condón —continué diciéndoles—; las corridas, donde ella diga. Miré a Mamen para que también diga lo que quiera.
—Si digo que no a algo, es que no y punto —dijo Mamen tajantemente—. Cuando os vayáis a correr, me avisáis y ya os digo yo dónde lo hacéis —continuó Mamen—; los morreos con lengua me gustan, así que también se puede.
—Ella normalmente acepta corridas en la boca —dije yo, porque eso era lo que me gustaría ver, y para que los chicos supieran que las corridas en la boca eran una posibilidad—, ella normalmente se las traga —añadí—, pero eso normalmente lo decide ella sobre la marcha.
—Eso lo vemos sobre la marcha —dijo Mamen —; pero sí, ya metidos en situación, me lo suelo tragar.
—A mí me gustaría ver —interrumpí yo ya muy cachondo— cómo tienes dos corridas, (¡por lo menos!) en la boca y lo mantienes un rato, y luego te lo tragas; como en los videos que solemos ver en internet.
Los dos chicos, Javi y José, escuchaban atentamente y estaban de acuerdo con todo, ¡cómo no!, ¡les había tocado la lotería!
Seguimos hablando un rato, mientras terminábamos las bebidas. Los chicos no hicieron muchas preguntas; básicamente, solo hablaron cuando nosotros abríamos la conversación o cuando les preguntábamos algo. Les habíamos preguntado si tenían alguna experiencia en tríos. Nos dijeron que no mucha; así que, ninguno de los dos era un experto.
«Bueno... esperemos que todo esto salga bien», pensé yo.
Era el momento de pasar a la acción. Miré a Mamen y le dije:
—Bueno... —poniéndole la mano en la pierna—. Vamos a jugar un rato, ¿no?
Ella me miró con su sonrisa pícara de cuando sabe que se lo va a pasar muy bien, y dijo:
—Cuando quieras.
Miré a Javi y José y les dije: —Chicos, ¿pasamos a la cama esta? Yo me quedo fuera como observador.
Ellos asintieron, así que se movieron a la cama que estaba junto a nosotros. Las bebidas, o lo que quedaba de ellas, se quedaron en la mesa. Le pedí a los chicos que se quitaran la toalla mientras yo me quitaba también la mía. Mamen todavía no había subido a la cama porque yo la sujeté suavemente del brazo para que espere; tenía todavía planes para mi fantasía.
Javi y José subieron y se pusieron de pie sobre en la cama, completamente desnudos. Mamen ya sabe qué miembro tengo yo, así que miró directamente a Javi y José para ver que tal andaban de miembros. No estaban mal. Ambos tenían un buen rabo, estaban ya empalmándose y se tocaban suavemente la polla con la mano mientras esperaban a que Mamen subiera también a la cama. Yo miré a Mamen sonriendo.
—Estás cachonda, ¿eh? —le pregunté.
—¡Puf!, me estoy poniendo a cien —respondió con ganas.
La besé en la mejilla y me acerqué buscando sus labios. Mientras hacía esto, agarré la toalla que llevaba puesta y se la quité lentamente dejándola a la vista de ellos completamente desnuda; empezamos a morrearnos ahí delante de Javi y José. Ellos estarían poniéndose muy cachondos. Les miré como pude y vi que, efectivamente, sus pollas se estaban empalmando rápidamente.
—Enséñales el culo, cariño —le dije a Mamen. La moví con las manos para que se diese la vuelta y así dejara el culo a la vista. Ellos la miraban fijamente. Continué besándola, acariciando su cuerpo y su culo; y mientras lo hacía, tiraba de sus nalgas para dejar a la vista el ano para que Javi y José lo pudieran ver. Mamen no se cortaba un pelo y se notaba que estaba muy cachonda, me metía la lengua en la boca y daba pequeños gemidos.
La di la vuelta ahora para que esté de frente a ellos y pudieran ver su chocho. Ella lleva el chocho completamente rasurado, y así se lo estaba ahora mostrando a Javi y José. La besé el cuello y bajé mi mano a su vagina, tocándola y acariciándola suavemente. Estaba goteando, Mamen estaba muy cachonda, era hora de que se la follen bien.
—Estás muy mojada, cariño —le dije.
—¡Quiero follar ya! —dijo casi gritando, y rio.
—Espera —le dije —, quiero vendarte los ojos. Con su toalla la tapé los ojos y le hice un nudo por detrás. Ahora ya no vería quién la tocaba dónde o de quién era la polla que tendría en la boca.
La besé de nuevo; ella sonreía. La guie de la mano hacia la cama, despacito.
—Cuidado, por aquí, sube… —le dije.
Se metió en la cama y yo me eché hacia atrás buscando la silla junto a la mesa para contemplar toda la escena. Mamen se subió a la cama y se puso también de pie. Los chicos empezaron a acariciarla; primero por los brazos, la espalda, el vientre, sin llegar todavía a meter mano en las zonas bonitas. Mamen se puso entre los dos y, palpando, puso sus brazos por encima de los hombros de cada uno. Los acercó hacia ella. Aunque tenía los ojos tapados con la fina toalla —que no era una toalla, en realidad, era como una tela fina— sabía quién era quién; pero el morbo es el tener los ojos vendados y no ver nada. Mamen buscó la cara del que tenía a la derecha, José, buscó su boca, y este se la puso delante. Empezaron a besarse; primero normal, pero no tardaron nada en abrir la boca y meterse la lengua dentro. Se metían la lengua hasta el fondo y yo podía ver desde donde estaba sentado cómo se comían la boca; podía ver sus lenguas, cómo la metían en la boca.
Mientras tanto, el Javi —que estaba a la izquierda de Mamen— se pajeaba la polla con una mano y con la otra acariciaba las tetas de Mamen; se las manoseaba con ganas, las apretaba. Bajó la cabeza para comerla las tetas. Mamen seguía morreándose con José. Mamen se giró ahora al otro lado para buscar al otro chico. Javi empezó también a morrearse con Mamen, directamente con lengua. José empezó a meter la mano en el chocho de Mamen, buscando la vagina mientras Mamen se morreaba con Javi a lengua viva. Mamen tenía la vagina muy húmeda y daba pequeños gemidos cuando José la metía el dedo por la vagina. Aún llevaba la toalla puesta sobre los ojos, pero no tardó en quitársela. Estaban todavía de pie en la cama.
—¡Quiero ver vuestras pollas! —les dijo cuando se quitó la tela de los ojos. Se puso de rodillas en la cama —en posición chupapollas— para comerse las dos pollas a la vez. Javi y José acercaron sus pollas a su cara y ella las miró. Cogió una con la mano y empezó a menearla suavemente; estaba tanteándola. Giró al mismo tiempo la cabeza y con la otra mano, agarró también la otra polla, igualmente mirándola, disfrutando de la belleza de esas dos pollas. Se metió primero la polla de Javi en la boca y empezó a comérsela como una posesa; tenía muchas ganas de polla ajena. Javi empezó a gemir de placer. Sé por experiencia que Mamen la come muy bien y tiene mucha experiencia...
Mamen se metía la polla de Javi y la agarraba con la boca, apretaba los labios alrededor de esa polla, haciendo ventosa con los labios. Javi gemía y exclamó:
—¡Hostia, tío! ¡Cómo la come!
Ambos chicos ahora ya se sentirían más desinhibidos, ahora que ya había más confianza.
Mamen le comía la polla a Javi y pajeaba a José suavemente agarrando su polla con toda la mano. Javi seguía gimiendo y José puso su mano encima de la cabeza de Mamen para que se girara; ahora le tocaba a él.
Mamen se giró y se metió la polla de José en la boca. Hizo lo mismo; empezó a lamer la polla con muchas ganas y este chico también empezó a gemir. Puso la lengua sobre el capullo y lo lamió como un caramelo. Recorrió con la lengua brevemente el cuerpo del pene. Javi observaba la escena. Mamen se comía la polla de José tan bien como solo ella sabe comerse una polla. Estuvo un rato metiéndose su polla hasta donde le llegaba en el fondo de la boca. Con la otra mano buscó a tientas la polla de Javi para pajearla mientras le come la polla a José. La cogió y empezó a menearla sin parar de chupar la polla de José. José gemía de gusto y le daban esos pequeños espasmos de placer. Javi, al mismo tiempo, intentaba sobarle las tetas a Mamen, pero no llegaba muy bien por la postura. Después de un rato, Mamen se giró y volvió a la polla de Javi, sacó la lengua y lamió su capullo como si fuese un helado. Al igual que antes, ahora agarraba la polla de José y la meneaba lentamente. Pasaba toda la lengua por encima del capullo de la polla de Javi como si la quisiera secar. Se la metió entera en la boca y empezó a bombear.
Los dos chicos tenían sendos una buena polla. Javi parecía tenerla un poco más grande que la de José, aunque con la de José también se lo podría pasar muy bien Mamen.
—No os vayáis a correr todavía —les dije yo a los chicos desde la silla—. Que tenéis que echarla un buen polvo. José, el que tenía la polla libre, me miró y asintió. Javi no sé si me oyó, porque Mamen le estaba dando un buen repaso a su polla y estaba gimiendo fuerte.
Yo, viendo toda la escena desde mi sitio, me sentía feliz por ser un cornudo. Estaba meneándomela suavemente mientras disfrutaba del espectáculo. Mamen estaba desnuda y de rodillas, con dos chicos, uno a cada lado, y ambos con la polla dura, turnándose para meterle la polla en la boca. Era como en los vídeos de bukakke que solemos ver. Empecé a masturbarme más rápido; estaba muy cachondo.
—Cómete las dos pollas a la vez —le dije a Mamen. Mamen siguió comiéndose la polla de Javi mientras con la otra mano pajeaba lentamente la polla de José. Estaba tan entretenida que dudo que me hubiera oído.
Paró un momento y me miró sonriendo. Yo sabía por esa sonrisa que se lo estaba pasando muy bien.
—¿Te gusta, cariño? —me preguntó.
—Me encantaaaa! —dije fascinado—. Creo que me voy a unir a la fiesta —dije muy cachondo, meneándome la polla.
—Espérate ahí un rato —dijo Mamen—, que tienes que ver cómo me follan. Se giró de nuevo hacia Javi y José y volvió a agarrar sus pollas. —Quiero que veas como me como dos pollas'— dijo, y se cambió al otro lado, de rodillas entre los dos chicos para así estar de frente y que yo pueda ver bien el espectáculo.
Javi y José estaban de pie, cada uno a un lado, empalmados, se meneaban la polla suavemente para mantenerla dura. Básicamente, ellos se dejaban hacer y era Mamen la que marcaba el ritmo.
Agarró de nuevo las pollas y empezó a acariciarlas. Me miró pícaramente y en seguida giró su cabeza de nuevo hacia una de las pollas. Sacó la punta de su lengua y le dio un lametazo al capullo mientras agarraba la polla y la meneaba sin ritmo. Se metió en la boca toda la polla de Javi y la bombeaba en su boca. Javi le puso la mano en la cabeza para ayudar al ritmo. Mamen paró y les dijo a los dos:
—Metédmelas a la vez en la boca.
Los dos chicos entonces hicieron exactamente eso. Acercaron sus pollas a los labios de Mamen, intentando meter las dos pollas en su boca a la vez. Mamen empezó de nuevo a chupar las dos pollas; lamía los capullos, agarraba las pollas; se las metía una a una en la boca y alternaba de pollas cada rato. Me miraba a veces y pasaba la lengua por las pollas, las acariciaba con la lengua. Sabía que me gusta mucho ver como disfruta con otras pollas y yo, que no podría aguantar más, me estaba masturbando ya con fuerza y a buen ritmo. Javi tenía la mano encima de la cabeza de Mamen y José la acariciaba por los hombros o por donde podía. Mamen seguía comiéndose las dos pollas, alternaba, lamía... todos gemían: Javi, José —que también se retorcían de placer— y Mamen. Estuvieron así un rato y yo contemplando la escena, pajeándome cada vez más fuerte. Sentí que no tardaría mucho en correrme. No quería correrme todavía, pero estaba tan cachondo que me levanté de la silla y le dije a Mamen:
—Túmbate, que te voy a comer el coño.
Mamen se tumbó bocarriba y le dijo a los chicos:
—Dadme vuestras pollas por aquí arriba mientras él me come el coño.
Esta es una de nuestras posturas favoritas; una que hemos visto en los vídeos porno y que ya hemos hecho alguna vez. Mamen se abrió de patas y yo me tumbé en la cama metiendo mi cabeza entre sus piernas. Mamen les hizo una señal a los chicos para que se acerquen; ellos se arrodillaron y Mamen les hizo un gesto con las manos para que se colocaran a la altura de su cabeza y así poder comerles las pollas.
Yo empecé a comerle el coño a Mamen y ella empezó a zamparse las pollas de Javi y José. Mientras la comía el coño, ella gemía de placer y yo podía ver cómo iba girando la cabeza de un lado a otro comiéndose las dos pollas; alternando un rato con una y luego con la otra. Los chicos también gemían y Mamen lo hacía aún más alto. Mientras le comía el coño, le metía a Mamen los dedos por la vagina y le lamía el clítoris. Ella estaba ahora gimiendo muy alto, gemidos que eran amortiguados por las dos pollas que se metía en la boca.
Entretanto, la mujer del pub se acercó para ver qué tal iba la cosa —quizás atraída por los gemidos— y se quedó unos momentos ahí observando. Nosotros seguimos a lo nuestro y al rato, viendo que no necesitábamos nada, se fue de nuevo; debía estar muy acostumbrada a ver escenas como esta.
Me levanté y me acerqué a la cara de Mamen para ver de cerca cómo se come las pollas. Yo estaba encima de Mamen con una pierna a cada lado, como si me fuera a hacer una cubana y los chicos estaban de rodillas, uno a cada lado.
Acerqué también mi polla y se la puse en la cara para que se la coma también. Mamen la miró y agarrando las pollas de Javi y José, le dio unas mamaditas a la mía... ¡Dios!, tuve que sacarla porque no quería correrme todavía; me la había meneado mucho antes cuando era un espectador y ahora en cuanto me la menease un poco, seguro que me correría.
—Me voy a sentar otra vez, cariño —le dije a Mamen.
—Hmm, vale —dijo ella, y siguió comiéndose las pollas.
Yo, en vez de sentarme, salí afuera, a la zona de la barra para ver si tienen condones. Salí así desnudo como estaba... para eso estábamos en un club liberal. No había entrado nadie más al club, así que la barra estaba vacía; estaba solo el camarero detrás de la barra haciendo sus cosas. Me apoyé sobre la barra y le pregunté si tenía condones. Asintió y fue a coger algunos de una caja o recipiente que tenía allí mismo en la barra y me trajo un puñado, unos 4 o 5 condones. Cuando me los dio, me pregunto:
—¿No quieres tomarte nada? Tenéis dos consumiciones cada uno con la entrada.
— No —le respondí—, ahora dentro de un rato salimos a reponer fuerzas.
Decidí quedarme en la barra un rato para que Mamen pudiera estar a solas con los dos chicos. «"Espero que se lo pase bien", pensé». A Mamen se la oía gemir así que pensé que ahora la estarían comiendo el coño o algo que le estuviese dando mucho placer.
—¡Qué bien os lo pasáis! —dijo el camarero.
—Ya ves —nos encanta.
Estuvimos unos cinco minutos ahí haciendo conversación sin sentido hasta que ya le dije que me volvía adentro, a ver qué estaban haciendo los niños.
Cuando entré de nuevo al privado, Mamen estaba sentada a caballo sobre la cabeza de Javi, y este la estaba comiendo el coño; José estaba de pie delante de ella metiéndola la polla por la boca. Tenía las dos manos sobre la cabeza de Mamen y la apretaba con fuerza. Mamen gemía con la boca llena de polla y José movía o, mejor dicho, acompañaba los movimientos de la cabeza de Mamen con las manos, pero parecía que era él el que le estaba sacudiendo la cabeza mientras ella le comía la polla salvajemente.
¡Qué panorama! José bombeaba su polla y se la metía bien hasta el fondo mientras Mamen le agarraba por su cintura y por el culo para ayudarle a marcar el ritmo. Javi, tumbado y empalmado con la polla apuntando al techo, le comía el coño a Mamen. Yo me quedé flipado con la escena y me maldije por haber estado tanto tiempo fuera perdiéndome esta escena. Estuve unos momentos observándoles y me acerqué a ellos por detrás. Al meterme en la cama, José me hizo hueco para que me juntase. Yo me agaché y le di un beso a Mamen, la besé en los labios y nos dimos un pequeño beso con lengua.
—Tengo condones —le dije. Ella asintió y dijo:
—Cariño, ¡quiero que me follen ya!
Sin dudarlo un momento, le dije a los chicos: —Chicos, vamos a follárnosla ya, que está impaciente.
Mamen se quitó de encima de Javi y se puso a cuatro patas encima de la cama con el culo en pompa, dándomelo a mí, y esperando mi polla. Javi y José se fueron colocando a su lado dejándome a mí que elija primero dónde me quería poner. Yo me puse por detrás de Mamen, dispuesto a follármela desde atrás. Antes de ello, puesto que no quería correrme todavía —y sabía que lo haría en cuanto se la metiera— me agaché hasta su culo y con las manos, le agarré el culo a Mamen y lo abrí hacia los lados para que se vea bien el ano. Puse mi boca sobre su ano y empecé a lamerlo.
Javi y José entonces se pusieron por delante de Mamen y se arrodillaron delante de ella para ponerle la polla en la cara. Yo pasé mi lengua por el ano de Mamen haciendo círculos y dándole lametazos como si estuviese pegando sellos. Mamen agarró la polla de uno de los chicos con la mano y se metió la polla del otro por la boca.
Le metí un dedo por el ano a Mamen mientras miraba como le comía la polla a uno y pajeaba al otro. El chico gemía «"también debería faltarle muy poco para correrse", pensé.» Yo estaba en la gloria viendo eso. Mamen masturbaba con la otra mano al otro chico y cambiaba de polla cada rato. Ahora le estaba comiendo la polla al otro y pajeando al otro. Yo ya no podía aguantar más, quería correrme ya, así que me erguí, coloqué mi polla en la vagina de Mamen y la metí despacio. Mamen dio un gemido muy alto en cuanto sintió mi polla dentro. Sin dejar de chupar la polla del chico, gimió:
—¡Aaaayyy!
Era un gemido de placer. Yo empecé a bombear mi polla en su coño.
—¡Aaaaahhhh! ¡Qué gustoooo! —exclamé—. ¡Folladla la boca! —les dije a los chicos.
Seguí bombeando mi polla dentro del coño; yo siempre se la meto a pelo, por lo que aguantaría menos. El chico que tenía la polla en la boca de Mamen la agarró de la cabeza, se le notaba la fuerza, se retorcía, también estaba a punto. Mamen había soltado la polla del otro chico y ahora ya, con ambas manos apoyadas en la cama, se centraba en la polla que le estaba follando la boca.
- ¡Aaaahhhh! Yo bombeé más rápido, más fuerte, apretaba con las manos el culo de Mamen; me corría: —¡Aaaaaaaaaaaahhhhhh! —grité y solté toda mi leche dentro del coño de Mamen. —¡Ahhh! Fui aminorando lentamente. —Aaaaahhh, dios —dije mientras paraba. El chico de delante también paró... Yo saqué ya la polla y vi todos los hilos de semen que salían.
Sin dar tiempo a que se baje la libido, le dije a los chicos: —Folláosla si queréis—, pero tiene que ser ahora antes de que se pase el rollo. Me entendieron.
Mamen estaba aún a cuatro patas, mirando y esperando a ver qué pasaba. Sabía que se la iban a follar ahora. La pregunta era quién iba a ser el primero. Entonces Javi tomó la iniciativa y cogió un condón, lo abrió y se lo puso. Entonces, Mamen se movió y se puso a cuatro patas delante de él, poniendo el culo enfrente suya. José se puso por delante y, de nuevo, le puso la polla en la cara a Mamen. José era el que le había estado follando la boca mientras yo me la follaba por detrás.
Javi colocó la polla en la vagina de Mamen y la metió poco a poco... —¡Aaahhh! —gimió Mamen—, ¡ahhhhhh! Javi se la estaba metiendo ahora por el coño; Mamen miró entonces la polla de José y, gimiendo, se la metió de nuevo en la boca. José puso directamente sus manos en la cabeza y el cuello de Mamen y empezó a mover la cintura hacia adelante y hacia atrás, intentando mantenerse al mismo compás con el que se estaba moviendo Mamen, porque Javi se la estaba follando por detrás. Los tres gemían, uno gritaba, otro gemía; Mamen gozaba de gusto, gemía, se retorcía, a otro le daban espasmos de placer... Mantuvieron el mismo vaivén durante un rato, durante el cual, solo se oían los gritos de Mamen cada vez más altos.
—¡Aaahhhh! —gritaba. Se estaba corriendo. No paró de moverse y Javi seguía follándosela. Él también quería correrse.
José, que estaba por delante, no iba a aguantar mucho más...
—¡Me voy a correr! —gritó, apretando con ambas manos la cabeza de Mamen.
Mamen no dijo nada y no hizo ningún movimiento que le indicase a José donde debía correrse; todo lo contrario. Mantuvo su polla en la boca, chupándola, agarrándola con los labios como si fuese una ventosa. Quería que José se corra en su boca.
Javi seguía follándosela por detrás, al estilo perrito; Mamen gemía, gritaba mientras Javi bombeaba su polla por detrás. Los gritos de Mamen, aunque sofocados porque tenía la polla de José en la boca, se oían muy altos; estaba a punto de correrse, al igual que José.
—¡Aaaaah! —gritó José. Se estaba corriendo en la boca de Mamen— ¡Aaaah! —seguía gritando José. Javi no dejaba de bombear, pero mirando atentamente la escena. José sacó la polla lentamente, Mamen, aguantando la corrida en la boca, le pegó unos lametazos a la polla de José para limpiarla bien; se la metía en la boca y la chupaba, la sacaba y le pasaba la lengua por el capullo para limpiar todo el semen. Yo estaba flipando con la escena y supongo que Javi también, porque dejó de bombear y se quedó quieto observando y disfrutando de la vista.
Entonces, se me ocurrió una idea: —¿Te lo has tragado ya? —le pregunté a Mamen.
—"Nnnnnnn-nnnnnnn" —respondió moviendo la cabeza de lado a lado.
—Aguántalo y túmbate bocarriba —le dije. «Ella ya sabría lo que tenía entre manos», pensé, estaba seguro de ello.
Cuando se tumbó boca arriba, le dije a Javi —que todavía estaba empalmado y aún no se había corrido—: Fóllala la boca.
—Espera un momento que... —se levantó— me quito el condón —dijo. Se puso de pie, se lo quitó y lo puso a un lado de la cama.
Estaba claro que habiendo visto como José se corría en la boca de Mamen sin condón, él quería hacer lo mismo..., ¡y yo quería que lo haga!
Mamen, tumbada bocarriba y abierta de patas, abrió la boca para esperar a Javi. Tenía el semen de José en la boca y le costaba respirar, así que respiraba por la nariz. Javi se sentó a horcajadas encima de ella y le metió la polla en la boca. Mamen empezó a chuparla con cuidado para no tragarse el semen de José. Javi intentaba pajearse también mientras Mamen le comía la polla. José y yo estábamos mirando, pero me puso tan cachondo esta imagen que me agaché y me puse de rodillas a un lado de Mamen, a la altura del coño. Puse mi mano sobre su coño y la acaricié la vagina, metiéndola un dedo por el coño.
Mamen gemía como podía y Javi la metía la polla. A veces la sacaba para pajearse, supongo que intentando correrse ya; Mamen, mientras Javi se la meneaba encima de su boca, abría la boca y sacaba la lengua para recibir la corrida... cuando llegase. No llegaba. Javi seguía alternando entre meterle la polla en la boca y meneándola con la mano. Yo seguía masturbando el coño de Mamen, acariciando el clítoris, metiéndola un dedo; pero ella parecía tener toda la atención en la polla de Javi.
Por fin Javi se corrió. Sacó de repente la polla de la boca de Mamen y empezó a masturbarse rápidamente mientras gritaba: —¡Aaaaaagh! ¡Me corrooooooo!
Mamen abrió la boca tanto como pudo y sacó la lengua fuera. Javi, que todavía estaba sentado encima de ella con la polla directamente encima de la boca, se corrió.
—¡Aaaaaahhhhh! —gritó.
Un chorro de semen cayó dentro y por encima de la boca de Mamen, casi todo dentro... Javi se la meneaba mientras salía el semen, bajó el ritmo. Mamen hizo lo mismo que le hiciera a José: le limpió los restos de semen a lametazos, se metía la ahora más relajada polla en la boca y chupaba el capullo, buscaba los restos de semen con la lengua.
Ahora tenía el semen de los dos chicos en la boca y lo estaba aguantando. Me acerqué a su cara y la miré. Ella me sonrió, estaba agotadísima, pero había disfrutado mucho. La besé en los labios y le dije para que sea consciente:
—Ahora mismo tienes dos corridas en la boca.
Ella me sonrió como solo ella sabe después de follar.
—Hmmm... —me dijo en tono "qué rico".
Yo viendo que ya le costaba aguantar las dos corridas, le pregunté:
—¿Qué vas a hacer con las corridas?
Mamen, sin pensárselo un instante, se las tragó. Gulp, adentro.
—¡Eso! —exclamó—. ¡Me encanta!
La besé de nuevo y la ayudé a levantarse. Los chicos también hicieron ademán de ayudarla. Javi, además, recogió el condón y el envoltorio de donde lo había dejado. José, que se había quedado aparte después de correrse, también mostró amabilidad.
Después de esa sesión de folleteo, nos quedamos un rato hablando en la cama y luego nos despedimos de los chicos. Javi y José le dieron dos besos a Mamen y a mí me estrecharon la mano.
Mamen y yo, como de costumbre después de una sesión de sexo con invitados, nos quedamos allí todavía los dos a solas hablando y rememorando lo que acabábamos de vivir y echamos un polvo con mucho amor. Siempre que veo a Mamen con otros chicos, la quiero mucho más.
Espero que la próxima experiencia no tarde mucho en llegar.
Hasta la próxima.
1 comentarios - fantasía de cornudo