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PISO 9 DEPARTAMENTO D
Parte 2 de 2
Si quieres visitarme nuevamente y quieres meterte en mi cama, tendrá que ser con un plan, debemos hacer algo loco, algo que no sea habitual en tu cama, algo que te guste y que al mismo tiempo a él no le guste, para poder darme eso reprimido que tienes en algún sitio
Es que yo no tengo nada reprimido - respondí - acaso me ves reprimida?
Estoy seguro de que hay algo que deseas, tus ojos me lo dicen...
Sos un tonto, te dejo, ya es tarde y mi esposo está al caer...
El me tomo por la mano reteniéndome antes de que partiera, y sentenció
Hablando de tu esposo, cuando vuelvas a mí, él deberá estar en el departamento, busca una excusa, no sé, tu sabrás, pero será más caliente para ambos cuando te penetre y él sienta sin imaginarlo tus gemidos
Me reí,
Sos un mocoso estúpido, eso jamás sucederá
Bajé al departamento, preparé la merienda, porque mi marido llegaría de un momento a otro.
Cuando Axel llegó nos sentamos a la mesa frente a frente, como cada tarde, a contarnos un poco de nuestras cosas, pensaba que no podría mantenerle la mirada, pero el encuentro con el chico del piso de arriba no hacía mella en mis sentimientos, no sentía pudor, ni molestias, nada, haberle sido infiel me supo tan morboso que en ese mismo instante supe que tarde o temprano me vería tentada a volver a subir
Mientras él me hablaba de su jornada sin que yo le prestara atención a las palabras, mi loca mente perdida se iba a la terrible chupada de concha que me habían pegado y a esas palabras de hacer algo prohibido mientras mi esposo estuviera en el departamento, se me escapó una sonrisa inconsciente por la comisura de mis labios, al punto que Axel extrañado preguntó
De que te ries? no es gracioso lo que te estoy contando
No, no, - repliqué al notarme sorprendida - estoy con la cabeza en cualquier lado, disculpa
Salí del entuerto y le dije de tomar una ducha, se hacía tarde, así que dejé llenándose la tina con agua tibia mientras buscaba mi ropa interior limpia y las toallas para secarme
Me encerré en el baño y me sumergí en el agua, no podía sacarme de la cabeza lo que había sucedido, cerré los ojos, recordando cada instante, cada segundo y sentí el agua bordeando mis pezones y solo me los acariciaba pasando el jabón sobre ellos, mojando mis labios con mi lengua, y llevando mi mano libre por sobre mi conchita, respiraba profundo, me dejaba llevar en un sueño de placer y sentía la presencia del vikingo en cada poro de mi piel, lo sentí correr por mis venas, latir en mis sienes, palpitar en mi corazón, tragué saliva con fuerzas, apreté los ojos con más fuerzas aún y dejé escapar un orgasmo contenido, puesto que Axel estaba al otro lado de la puerta, diablos, no podía respirar, me faltaba el aire y solo pasó
Llegaría el tiempo del remordimiento, ahora si, que diablos estaba haciendo? Axel era un tipo extraordinario, mi esposo, mi amor, le había sido infiel, no se lo merecía, además, que podría esperar de ese extraño que hasta podría haber sido el hijo que no tenía, si para mí era casi un niño, y solo ya, cambié de rumbo, en busca de otro puerto, ya no más vikingos en mi mundo
Cenamos y fuimos a la cama, no hablamos mucho antes de dormir, pero nuevamente los sonidos calurosos y sexuales del noveno piso invadieron nuestra propia alcoba, era imposible que no sucediera, y otra vez los recuerdos de ese chico se colaron en mis pensamientos, empecé a acariciarle la verga a Axel imaginando que era la del vikingo, los ruidos me podían, pero mi esposo estaba molesto, en otra sintonía, mientras yo más me calentaba él más se molestaba, intentaba ser suya pero parecía que no sería mi noche, recordé lo que me había dicho el vecino sobre mis deseos no realizados y le dije directamente a mi esposo
Amor, estoy caliente, quiero que me la des por el culo
Rosa, estas loca?, te portas como una puta... me estresa el vecino, y vos lo único que se te ocurre es pedirme que te la de por el culo? sabes que no me gusta eso...
Me mordí los labios para no discutir, muchas veces lo había hecho por detrás con otros hombres, novios o solo de ocasión y me gustaba mucho, pero Axel, basado en arcaicas creencias religiosas de crianzas, sostenía que era una perversión sucia y asquerosa, y siempre decía que los hombres que practicaban sexo anal en el fondo, eran homosexuales reprimidos, y como ya habíamos discutido demasiado ese tema, preferí solo darme vueltas para tratar de conciliar el sueño, a pesar de los ruidos del vikingo, del enojo de Axel hacia el vecino y de mi enojo hacia mi marido
La tarde siguiente, en la soledad, tratando de estudiar, otra vez mis pensamientos se fueron hacia todo lo que estaba sucediendo, pero esta vez, no serían mis impulsos los que me llevarían, sino la lógica de una situación que me hacía caminar por el borde del abismo, sin dudas había sido un error, y mi vecino sería solo eso, mi vecino
Pasaron unos quince días de tortura, Axel seguía en su rutina sin imaginar nada de lo ocurrido esa tarde, el vikingo en la suya, los ruidos seguían a cualquier hora, y era evidente que, para él, yo solo sería un nombre más en su colección, pero yo, yo me marchitaba en mi soledad, entre deseos reprimidos y fantasías bien guardadas
Lo que más me molestaba, era que en algún cruce casual que se daba en el edificio, yo lo miraba con todas las ganas de comérmelo, pero él me saludaba con la cortesía que un vecino saluda a una vecina, y me dolía demasiado sentirme ignorada
El sábado mi esposo y yo no la habíamos pasado del todo bien, solo habíamos discutido por todo, no había sido un buen día, y el domingo por la mañana nos levantamos un tanto enemistados, después de desayunar me puse una falda a la rodilla, una remerita ajustada y unos zapatitos cómodos, tomé el celular, mis lentes de sol y le dije
Me voy a caminar un rato, necesito despejarme, vuelvo cerca de las doce para preparar la comida
El se encogió de hombros e hizo una mueca con su cara, como restando importancia a mis palabras, diciendo casi sin abrir la boca
Haz lo que quieras, no me interesa
Fui por el ascensor, por si él acaso estuviera atento a mis movimientos, bajé a planta baja, esperé unos minutos y luego subí hasta el noveno piso, y fui directo a su puerta
Golpe una, dos y tres veces, había un silencio completo al otro lado, pero no me iba a dar por vencida, estaba por volver a hacerlo cuando el vikingo abrió, sin comprender nada
Estaba fuera de línea, dormido, evidentemente había pasado un sábado de fiesta, con sus cabellos enredados, los ojitos chiquitos y hundidos, bostezando, con su torso desnudo, en slip ajustado marcando cada detalle de su anatomía masculina, preguntó en forma inconexa
Que pasa? que hora es?
Solo me metí pasando la puerta y retruqué
Aca estoy, mi marido está abajo, como lo pediste, y solo quiero que me la des por el culo
El vikingo parecía dudar si aun dormía y todo era un sueño ó si realmente su vecina del piso de abajo se estaba regalando como una puta, solo volvió sobre si dejándome la puerta abierta y lo vi dirigirse hacia el baño cerrando tras sus pasos la puerta, hice lo mismo cerrando yo la de ingreso
Había un notorio desorden por todos lados, botellas de bebidas y vasos usados desparramados por doquier, reparé en su cuadro de firmas y noté algunos nombres nuevos, y supe que el mío sería el próximo en la lista
El vikingo salió del baño, se había lavado el rostro y acomodado sus cabellos, pero sin dudas lo que me llamaría la atención sería notar que estaba desnudo y una enorme verga blanca como la leche esperaba colgando por su próxima presa, era demasiado larga, demasiado gruesa, al punto que mis ojos fuera de órbita no podían quitarle los ojos de encima
Después de un corto desafío de palabras donde él me dejó entender que estaba caliente porque mi esposo no me la daba por el culo, y asegurándome que él completaría el trabajo de hombre que no cumplía Axel, me tomó por el brazo y me llevó a su dormitorio
No fui muy gentil, ni caballero, me puso en cuatro patas, acomodada a su antojo, apenas si me subió la falda hasta la cintura, para luego recorrer con su dedo índice la línea de la tanga que tenía enterrada entre los cachetes de mi trasero, para engancharla y hacerla hacia un lado, lo suficiente para dejar mi intimidad indefensa, hizo que me arqueara más aun y me sentí entregada a él
Tomó un lubricante líquido y como si fuera miel lo dejó escurrir por detrás, entonces solo empezó a acariciarme en una manera muy rica por todo mi esfínter y alrededores, diablos, me hacía desear, sentí sus dedos llegar a las puertas del volcán para luego retroceder, intentaba forzarlo a que avanzara, pero era muy hábil, y solo ya, no podía
Después de unos quince minutos de tortura infinita, ya tenía mis ojos cerrados, ya gemía en deseos y el vikingo se aprestaba al asalto final, lo vi colocarse un preservativo en esa pija enorme que estaba rígida como una roca, vino por detrás, me nalgueó un par de veces y luego hizo centro, me relajé, y su glande empezó a dilatarme, pero era demasiado grueso para mi culito y en ese momento quise arrepentirme
No, no, pará... es muy grande, me duele, pará, pará...
Pero él me retuvo a la fuerza para nalguearme con más rudeza
Si llegaste hasta acá, ahora te la aguantás!
No, no, ay! ay! ay! ay! duele, duele!
Pero él solo ganaba tiempo y poco a poco me iba perforando
Cuando la sentí entrar grité como una perra, creí que moriría, lo cierto es que el pubis de mi amante estaba ya golpeando contra mis nalgas y sentí ese placer tan rico y postergado de notarme penetrada por la cola y ese dolor inicial paso a un placer tan único que me llevó a masturbar mi clítoris con rudeza.
El alternaba entre penetraciones profundas y rápidas, a suaves y pausadas, incluso la sacaba y hacía que yo misma me acariciara la puertita para que notara como me estaba dejando, como una puta sin cura
Cada tanto me nalgueaba, me hacía gemir, me hacía gritar y al placer anal que me regalaba, le sumó el dialéctico
De quien es ese culito mami?
Tuyo, tuyito papi... me haces doler, me lastimás...
Y no es de tu maridito?
No, no... tuyo solito...
Si? y él está abajo, cierto?
Si, si papi... él se lo pierde
Gritá entonces putita, gritá para que te escuche tu maridito
Ayyyy, mmmm! ayyyyy! ayyyy! que gorda es!!!! me duele, ayyyy
Era todo tan perverso que me sentía fuera de mí, todo se mezclaba, ese dolor placentero, esa humillación, saber que Axel estaba tan cerca, y ese juego a lo peligroso, a lo prohibido, al punto de exigirle
Sacate el preservativo, sacatelo por favor, quiero que me llenes el culo de leche!
El vikingo hizo una pausa para complacerme y dejar sin protección su bestia, volvió sobre mí y empezó a jugar con su glande en la entrada, piel contra piel, en mi zona más sensible y yo solo trataba de apretar mi esfínter para envolverlo por completo, noté que masturbaba su largo tronco con una de sus manos mientras que con la otra apoyada en mi espalda me mantenía sometida, lo sentí llegar, y fue imposible que yo no me acabara, y grité con furia mi orgasmo sintiendo como llenaba mi interior con sus jugos calientes y viscosos
Me mantuvo en posición, fue a uno de los cajones de su mesa de luz, tenía varios juguetes, tomó un pequeño plug anal, y lo dejó entrar con facilidad sobre mi dilatado esfínter, me dijo algo como
Un regalo, para que conserves en tu interior mi leche, y no te olvides de mi
El vikingo, con la misma frialdad que había empezado el juego, ahora lo daba por terminado, se acomodaba sus prendas y me daba un marcador blanco para que agregara mi nombre, al tiempo que yo me acomodaba la tanga entra las nalgas y asumía como propio ese pequeño juguete que escondía tantos secretos
Caminé haca la pared con el cuadro de nombres bajándome la falda, para agregar un 'Rosa' con un corazoncito, intenté besarlo en la boca, pero él lo impidió poniendo sus dedos como barrera entre sus labios y los míos, y con una madurez impropia de un chico de su edad me dijo
No, vos no sos una de las tantas con las que yo ando, vos sos una mujer completa, y sería un riesgo para ambos, un error
Bajé por la escalera hacia mi departamento, Axel estaba a un lado sobre el sillón, con auriculares, muy concentrado con un juego de guerra con la play, era su pasatiempo, y me mordí los labios pensando que nada de mis gritos hubieran llegado a sus oídos.
Al notar mi presencia, dejó el juego de lado y vino para abrazarme y decirme
Volviste vida, ya no peleas, si? compré comida, recién la trajeron, así que pongamos la mesa y almorcemos, tengo ganas de hacerte el amor
Pasé un segundo al baño, para sacarme ese plug que tenía incrustado y para higienizarme bien, tenía todo el culo roto y sentía el corazón palpitar, con ese peligro a lo desconocido
Nos sentamos a almorzar, Axel me preguntó que había hecho
Salí a caminar – respondí – nada en especial, solo a mirar vidrieras por la avenida, pero siendo domingo está todo cerrado y aburrido, así que llegué al parque, y me quedé un tiempo viendo a los niños jugar con sus padres, solo eso, y recordé que tenía que preparar el almuerzo y acá me tienes
El se tragó el anzuelo sin dudarlo, incluso bromeó sobre qué tal vez nosotros pudiéramos tener nuestro propio hijo, ya estábamos grandes y me recordó cuantas veces mi madre nos decía que quería ser abuela
Entonces le pregunté por su mañana, con la inocencia de una mujer llena de pecados, y el solo me respondió
Nada nuevo, tu vecino de arriba, otra vez con alguna de sus putas, y no sabes cómo gritaba! parecía que la estaban torturando! por eso me metí a jugar con la play, ya no lo soporto…
Me reí con una carcajada contenida, me mordí los labios, si moría por deseos de confesarle quien era esa puta gritona que él no había podido reconocer
Después de almorzar estaba con todo el morbo de lo sucedido por la mañana, y con el deseo de lo prohibido, fui a la cama como mi marido para hacer el amor como hacía tiempo no lo hacíamos
Recuerdo pedirle que me diera sexo oral y mientras mi marido me lamía la conchita, solo revivir el sexo anal que mi vecino del piso superior me había dado, para tener un enorme orgasmo en su boca y ser dueña de mi propio silencio
Luego hice que me cogiera en cuatro nuevamente, para imaginar que Axel viera todo mi culo abierto y me preguntara al respecto, me excitaba notarme el borde del abismo, pero él seguía sin siquiera imaginar lo que había sucedido, y solo eso, me llenó la conchita de leche y nos desplomamos de lado en la cama para dormir un rato.
Mi historia de jugar a dos puntas se hizo habitual, amaba a mi marido, pero también amaba a ese maldito jovencito rompiéndome el culo una y otra vez, dejándomelo tan estirado como si fuera una perra de películas pornográficas.
La historia terminaría casi dos años después, en esos días estaba sensible, lloraba sin causa aparente y por alguna razón no estaba muy a gusto son mi vecino del noveno D, y no pude contener el llanto cunado me dijo que expiraba su contrato y volvía a su pueblo natal, su padre se había cansado de malgastar su dinero en un jovencito que no tenía futuro, la situación estaba clara desde el primer día y él así me lo había dejado saber.
Y poco después me enteraría del porqué de mis cambios de humor, tenía vida en mi vientre, Axel sería papá, yo sería mamá
La situación me hizo madurar de golpe, y la salida del vikingo de mi vida no sería traumática, tenía que dar vuelta de página, ya no podía pensar en mí, sino en la criatura que latía en mis entrañas
Volvimos a nuestra vieja casona de las afueras de la ciudad, tuvimos suerte, justo estaba disponible en alquiler y nuestro pequeño departamento sería demasiado pequeño para tres. Los domingos por la mañana, tal cual había bromeado Axel tiempo atrás, nos dedicamos a ir los tres a la plaza y si bien no se compara con el parque Ortigoza, es nuestra plaza, vamos en familia, solo nos sentamos en algún banco y vemos a nuestra pequeña corretear torpemente, en sus primeros añitos, nos reíamos, somos cómplices, y disfruto de este presente, el vikingo es solo una linda parte de mi pasado, que dejó un recuerdo imborrable en mi mente, y una marca única en mi cuerpo, a veces fantaseo con volver a cruzarlo, para que mi marido en su ignorancia, escuche sin imaginarlo como su esposa gime cuando otro le hace el culo, pero no, ya no, mejor dejar el pasado en su lugar, solo un lindo secreto que no se puede contar
FIN
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Es que yo no tengo nada reprimido - respondí - acaso me ves reprimida?
Estoy seguro de que hay algo que deseas, tus ojos me lo dicen...
Sos un tonto, te dejo, ya es tarde y mi esposo está al caer...
El me tomo por la mano reteniéndome antes de que partiera, y sentenció
Hablando de tu esposo, cuando vuelvas a mí, él deberá estar en el departamento, busca una excusa, no sé, tu sabrás, pero será más caliente para ambos cuando te penetre y él sienta sin imaginarlo tus gemidos
Me reí,
Sos un mocoso estúpido, eso jamás sucederá
Bajé al departamento, preparé la merienda, porque mi marido llegaría de un momento a otro.
Cuando Axel llegó nos sentamos a la mesa frente a frente, como cada tarde, a contarnos un poco de nuestras cosas, pensaba que no podría mantenerle la mirada, pero el encuentro con el chico del piso de arriba no hacía mella en mis sentimientos, no sentía pudor, ni molestias, nada, haberle sido infiel me supo tan morboso que en ese mismo instante supe que tarde o temprano me vería tentada a volver a subir
Mientras él me hablaba de su jornada sin que yo le prestara atención a las palabras, mi loca mente perdida se iba a la terrible chupada de concha que me habían pegado y a esas palabras de hacer algo prohibido mientras mi esposo estuviera en el departamento, se me escapó una sonrisa inconsciente por la comisura de mis labios, al punto que Axel extrañado preguntó
De que te ries? no es gracioso lo que te estoy contando
No, no, - repliqué al notarme sorprendida - estoy con la cabeza en cualquier lado, disculpa
Salí del entuerto y le dije de tomar una ducha, se hacía tarde, así que dejé llenándose la tina con agua tibia mientras buscaba mi ropa interior limpia y las toallas para secarme
Me encerré en el baño y me sumergí en el agua, no podía sacarme de la cabeza lo que había sucedido, cerré los ojos, recordando cada instante, cada segundo y sentí el agua bordeando mis pezones y solo me los acariciaba pasando el jabón sobre ellos, mojando mis labios con mi lengua, y llevando mi mano libre por sobre mi conchita, respiraba profundo, me dejaba llevar en un sueño de placer y sentía la presencia del vikingo en cada poro de mi piel, lo sentí correr por mis venas, latir en mis sienes, palpitar en mi corazón, tragué saliva con fuerzas, apreté los ojos con más fuerzas aún y dejé escapar un orgasmo contenido, puesto que Axel estaba al otro lado de la puerta, diablos, no podía respirar, me faltaba el aire y solo pasó
Llegaría el tiempo del remordimiento, ahora si, que diablos estaba haciendo? Axel era un tipo extraordinario, mi esposo, mi amor, le había sido infiel, no se lo merecía, además, que podría esperar de ese extraño que hasta podría haber sido el hijo que no tenía, si para mí era casi un niño, y solo ya, cambié de rumbo, en busca de otro puerto, ya no más vikingos en mi mundo
Cenamos y fuimos a la cama, no hablamos mucho antes de dormir, pero nuevamente los sonidos calurosos y sexuales del noveno piso invadieron nuestra propia alcoba, era imposible que no sucediera, y otra vez los recuerdos de ese chico se colaron en mis pensamientos, empecé a acariciarle la verga a Axel imaginando que era la del vikingo, los ruidos me podían, pero mi esposo estaba molesto, en otra sintonía, mientras yo más me calentaba él más se molestaba, intentaba ser suya pero parecía que no sería mi noche, recordé lo que me había dicho el vecino sobre mis deseos no realizados y le dije directamente a mi esposo
Amor, estoy caliente, quiero que me la des por el culo
Rosa, estas loca?, te portas como una puta... me estresa el vecino, y vos lo único que se te ocurre es pedirme que te la de por el culo? sabes que no me gusta eso...
Me mordí los labios para no discutir, muchas veces lo había hecho por detrás con otros hombres, novios o solo de ocasión y me gustaba mucho, pero Axel, basado en arcaicas creencias religiosas de crianzas, sostenía que era una perversión sucia y asquerosa, y siempre decía que los hombres que practicaban sexo anal en el fondo, eran homosexuales reprimidos, y como ya habíamos discutido demasiado ese tema, preferí solo darme vueltas para tratar de conciliar el sueño, a pesar de los ruidos del vikingo, del enojo de Axel hacia el vecino y de mi enojo hacia mi marido
La tarde siguiente, en la soledad, tratando de estudiar, otra vez mis pensamientos se fueron hacia todo lo que estaba sucediendo, pero esta vez, no serían mis impulsos los que me llevarían, sino la lógica de una situación que me hacía caminar por el borde del abismo, sin dudas había sido un error, y mi vecino sería solo eso, mi vecino
Pasaron unos quince días de tortura, Axel seguía en su rutina sin imaginar nada de lo ocurrido esa tarde, el vikingo en la suya, los ruidos seguían a cualquier hora, y era evidente que, para él, yo solo sería un nombre más en su colección, pero yo, yo me marchitaba en mi soledad, entre deseos reprimidos y fantasías bien guardadas
Lo que más me molestaba, era que en algún cruce casual que se daba en el edificio, yo lo miraba con todas las ganas de comérmelo, pero él me saludaba con la cortesía que un vecino saluda a una vecina, y me dolía demasiado sentirme ignorada
El sábado mi esposo y yo no la habíamos pasado del todo bien, solo habíamos discutido por todo, no había sido un buen día, y el domingo por la mañana nos levantamos un tanto enemistados, después de desayunar me puse una falda a la rodilla, una remerita ajustada y unos zapatitos cómodos, tomé el celular, mis lentes de sol y le dije
Me voy a caminar un rato, necesito despejarme, vuelvo cerca de las doce para preparar la comida
El se encogió de hombros e hizo una mueca con su cara, como restando importancia a mis palabras, diciendo casi sin abrir la boca
Haz lo que quieras, no me interesa
Fui por el ascensor, por si él acaso estuviera atento a mis movimientos, bajé a planta baja, esperé unos minutos y luego subí hasta el noveno piso, y fui directo a su puerta
Golpe una, dos y tres veces, había un silencio completo al otro lado, pero no me iba a dar por vencida, estaba por volver a hacerlo cuando el vikingo abrió, sin comprender nada
Estaba fuera de línea, dormido, evidentemente había pasado un sábado de fiesta, con sus cabellos enredados, los ojitos chiquitos y hundidos, bostezando, con su torso desnudo, en slip ajustado marcando cada detalle de su anatomía masculina, preguntó en forma inconexa
Que pasa? que hora es?
Solo me metí pasando la puerta y retruqué
Aca estoy, mi marido está abajo, como lo pediste, y solo quiero que me la des por el culo
El vikingo parecía dudar si aun dormía y todo era un sueño ó si realmente su vecina del piso de abajo se estaba regalando como una puta, solo volvió sobre si dejándome la puerta abierta y lo vi dirigirse hacia el baño cerrando tras sus pasos la puerta, hice lo mismo cerrando yo la de ingreso
Había un notorio desorden por todos lados, botellas de bebidas y vasos usados desparramados por doquier, reparé en su cuadro de firmas y noté algunos nombres nuevos, y supe que el mío sería el próximo en la lista
El vikingo salió del baño, se había lavado el rostro y acomodado sus cabellos, pero sin dudas lo que me llamaría la atención sería notar que estaba desnudo y una enorme verga blanca como la leche esperaba colgando por su próxima presa, era demasiado larga, demasiado gruesa, al punto que mis ojos fuera de órbita no podían quitarle los ojos de encima
Después de un corto desafío de palabras donde él me dejó entender que estaba caliente porque mi esposo no me la daba por el culo, y asegurándome que él completaría el trabajo de hombre que no cumplía Axel, me tomó por el brazo y me llevó a su dormitorio
No fui muy gentil, ni caballero, me puso en cuatro patas, acomodada a su antojo, apenas si me subió la falda hasta la cintura, para luego recorrer con su dedo índice la línea de la tanga que tenía enterrada entre los cachetes de mi trasero, para engancharla y hacerla hacia un lado, lo suficiente para dejar mi intimidad indefensa, hizo que me arqueara más aun y me sentí entregada a él
Tomó un lubricante líquido y como si fuera miel lo dejó escurrir por detrás, entonces solo empezó a acariciarme en una manera muy rica por todo mi esfínter y alrededores, diablos, me hacía desear, sentí sus dedos llegar a las puertas del volcán para luego retroceder, intentaba forzarlo a que avanzara, pero era muy hábil, y solo ya, no podía
Después de unos quince minutos de tortura infinita, ya tenía mis ojos cerrados, ya gemía en deseos y el vikingo se aprestaba al asalto final, lo vi colocarse un preservativo en esa pija enorme que estaba rígida como una roca, vino por detrás, me nalgueó un par de veces y luego hizo centro, me relajé, y su glande empezó a dilatarme, pero era demasiado grueso para mi culito y en ese momento quise arrepentirme
No, no, pará... es muy grande, me duele, pará, pará...
Pero él me retuvo a la fuerza para nalguearme con más rudeza
Si llegaste hasta acá, ahora te la aguantás!
No, no, ay! ay! ay! ay! duele, duele!
Pero él solo ganaba tiempo y poco a poco me iba perforando
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El alternaba entre penetraciones profundas y rápidas, a suaves y pausadas, incluso la sacaba y hacía que yo misma me acariciara la puertita para que notara como me estaba dejando, como una puta sin cura
Cada tanto me nalgueaba, me hacía gemir, me hacía gritar y al placer anal que me regalaba, le sumó el dialéctico
De quien es ese culito mami?
Tuyo, tuyito papi... me haces doler, me lastimás...
Y no es de tu maridito?
No, no... tuyo solito...
Si? y él está abajo, cierto?
Si, si papi... él se lo pierde
Gritá entonces putita, gritá para que te escuche tu maridito
Ayyyy, mmmm! ayyyyy! ayyyy! que gorda es!!!! me duele, ayyyy
Era todo tan perverso que me sentía fuera de mí, todo se mezclaba, ese dolor placentero, esa humillación, saber que Axel estaba tan cerca, y ese juego a lo peligroso, a lo prohibido, al punto de exigirle
Sacate el preservativo, sacatelo por favor, quiero que me llenes el culo de leche!
El vikingo hizo una pausa para complacerme y dejar sin protección su bestia, volvió sobre mí y empezó a jugar con su glande en la entrada, piel contra piel, en mi zona más sensible y yo solo trataba de apretar mi esfínter para envolverlo por completo, noté que masturbaba su largo tronco con una de sus manos mientras que con la otra apoyada en mi espalda me mantenía sometida, lo sentí llegar, y fue imposible que yo no me acabara, y grité con furia mi orgasmo sintiendo como llenaba mi interior con sus jugos calientes y viscosos
Me mantuvo en posición, fue a uno de los cajones de su mesa de luz, tenía varios juguetes, tomó un pequeño plug anal, y lo dejó entrar con facilidad sobre mi dilatado esfínter, me dijo algo como
Un regalo, para que conserves en tu interior mi leche, y no te olvides de mi
El vikingo, con la misma frialdad que había empezado el juego, ahora lo daba por terminado, se acomodaba sus prendas y me daba un marcador blanco para que agregara mi nombre, al tiempo que yo me acomodaba la tanga entra las nalgas y asumía como propio ese pequeño juguete que escondía tantos secretos
Caminé haca la pared con el cuadro de nombres bajándome la falda, para agregar un 'Rosa' con un corazoncito, intenté besarlo en la boca, pero él lo impidió poniendo sus dedos como barrera entre sus labios y los míos, y con una madurez impropia de un chico de su edad me dijo
No, vos no sos una de las tantas con las que yo ando, vos sos una mujer completa, y sería un riesgo para ambos, un error
Bajé por la escalera hacia mi departamento, Axel estaba a un lado sobre el sillón, con auriculares, muy concentrado con un juego de guerra con la play, era su pasatiempo, y me mordí los labios pensando que nada de mis gritos hubieran llegado a sus oídos.
Al notar mi presencia, dejó el juego de lado y vino para abrazarme y decirme
Volviste vida, ya no peleas, si? compré comida, recién la trajeron, así que pongamos la mesa y almorcemos, tengo ganas de hacerte el amor
Pasé un segundo al baño, para sacarme ese plug que tenía incrustado y para higienizarme bien, tenía todo el culo roto y sentía el corazón palpitar, con ese peligro a lo desconocido
Nos sentamos a almorzar, Axel me preguntó que había hecho
Salí a caminar – respondí – nada en especial, solo a mirar vidrieras por la avenida, pero siendo domingo está todo cerrado y aburrido, así que llegué al parque, y me quedé un tiempo viendo a los niños jugar con sus padres, solo eso, y recordé que tenía que preparar el almuerzo y acá me tienes
El se tragó el anzuelo sin dudarlo, incluso bromeó sobre qué tal vez nosotros pudiéramos tener nuestro propio hijo, ya estábamos grandes y me recordó cuantas veces mi madre nos decía que quería ser abuela
Entonces le pregunté por su mañana, con la inocencia de una mujer llena de pecados, y el solo me respondió
Nada nuevo, tu vecino de arriba, otra vez con alguna de sus putas, y no sabes cómo gritaba! parecía que la estaban torturando! por eso me metí a jugar con la play, ya no lo soporto…
Me reí con una carcajada contenida, me mordí los labios, si moría por deseos de confesarle quien era esa puta gritona que él no había podido reconocer
Después de almorzar estaba con todo el morbo de lo sucedido por la mañana, y con el deseo de lo prohibido, fui a la cama como mi marido para hacer el amor como hacía tiempo no lo hacíamos
Recuerdo pedirle que me diera sexo oral y mientras mi marido me lamía la conchita, solo revivir el sexo anal que mi vecino del piso superior me había dado, para tener un enorme orgasmo en su boca y ser dueña de mi propio silencio
Luego hice que me cogiera en cuatro nuevamente, para imaginar que Axel viera todo mi culo abierto y me preguntara al respecto, me excitaba notarme el borde del abismo, pero él seguía sin siquiera imaginar lo que había sucedido, y solo eso, me llenó la conchita de leche y nos desplomamos de lado en la cama para dormir un rato.
Mi historia de jugar a dos puntas se hizo habitual, amaba a mi marido, pero también amaba a ese maldito jovencito rompiéndome el culo una y otra vez, dejándomelo tan estirado como si fuera una perra de películas pornográficas.
La historia terminaría casi dos años después, en esos días estaba sensible, lloraba sin causa aparente y por alguna razón no estaba muy a gusto son mi vecino del noveno D, y no pude contener el llanto cunado me dijo que expiraba su contrato y volvía a su pueblo natal, su padre se había cansado de malgastar su dinero en un jovencito que no tenía futuro, la situación estaba clara desde el primer día y él así me lo había dejado saber.
Y poco después me enteraría del porqué de mis cambios de humor, tenía vida en mi vientre, Axel sería papá, yo sería mamá
La situación me hizo madurar de golpe, y la salida del vikingo de mi vida no sería traumática, tenía que dar vuelta de página, ya no podía pensar en mí, sino en la criatura que latía en mis entrañas
Volvimos a nuestra vieja casona de las afueras de la ciudad, tuvimos suerte, justo estaba disponible en alquiler y nuestro pequeño departamento sería demasiado pequeño para tres. Los domingos por la mañana, tal cual había bromeado Axel tiempo atrás, nos dedicamos a ir los tres a la plaza y si bien no se compara con el parque Ortigoza, es nuestra plaza, vamos en familia, solo nos sentamos en algún banco y vemos a nuestra pequeña corretear torpemente, en sus primeros añitos, nos reíamos, somos cómplices, y disfruto de este presente, el vikingo es solo una linda parte de mi pasado, que dejó un recuerdo imborrable en mi mente, y una marca única en mi cuerpo, a veces fantaseo con volver a cruzarlo, para que mi marido en su ignorancia, escuche sin imaginarlo como su esposa gime cuando otro le hace el culo, pero no, ya no, mejor dejar el pasado en su lugar, solo un lindo secreto que no se puede contar
FIN
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