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Los cuernos no son para todo el mundo.

Ok. Here we go again.


Hoy quiero contarles acerca de nuestros inicios con los cuernos. Queremos, a través de estos relatos, compartirles un poco de las diferentes sensaciones que hemos ido viviendo a lo largo de todos estos años.
Por Nico.



Nuestra aventura comienza por allá en 2019, en el mundo pre-pandémico.
Yo siempre fui muy pajero, desde chiquito. Me acuerdo de mis primeras tocaditas, cualquier foto de una mujer en ropa interior desplegaba un disparate de fantasías. Y ni les digo cuando descubrí mi primer orgasmo, se me volvió mi juego preferido, ya para ese entonces, siempre consumí mucho porno. Como todo los pajeros, visitamos una página porno y vamos saltando de video en video, buscando esa sensación especial las neuronas que se produce cuando estamos con leche a punto de salir, ese momento previo a acabar que los pajeros atesoramos tanto y buscamos estirar sin diluir. No importa si nos ganamos un dolor de huevos, no.
En ese proceso de saltar de video en video fue que descubrí, por mero azar, lo que para mí era un mundo desconocido, pero que resultó un amor para toda la vida, sin posibilidad de divorcio, Sí, ahí conocí el Cuckold. Para los desprevenidos y noveles lectores, el Cuckold es un una dinámica en la sexualidad (o un estilo de vida), en donde el varón de una pareja heterosexual, siente placer al ver, escuchar, presenciar, o simplemente imaginar a su pareja con otro hombre.
Coincidiremos en que hay un fuerte componente sumiso en esta dinámica, como si a los cornudos nos excitara la idea de que existan mejores hombres que nosotros, y que la vida nos lo manifieste justo en la cara, o a nuestras espaldas.
Me apareció un video fabuloso, en donde Ava Dalush coge con James Dean (creo que se llama así) frente a la mirada cachonda y amorosa de su supuesto novio. Las caras de la mina, la forma en la que gozaba la cogida que le estaban dando, y se lo comunicaba con gestos a su novio, me hizo pirar. Me di cuenta de que esa dinámica me volaba la pelcua. No sé si me fue posible vincularme con mis parejas sin ese subtexto siempre empujando desde abajo, aunque hacía un esfuerzo titánico.
Pasaron varias novias que no abrieron siquiera la puerta de la curiosidad para que pudiera explorar esas sensaciones. Hasta que conocí a Pauli. Desde el primer día supe que ella era diferente, que tenía otra apertura para la sexualidad, y que podría plantearle este tipo de fantasías. Me acuerdo que ya en las primeas citas, cuando uno está haciendo el esfuerzo por ser el mejor candidato, le dije que no concebía la infidelidad de la misma forma que la mayoría, sino que creía que todo era conversable. Al principio ella quedó media descolocada, pero se ve que mis argumentos fueron muy convincentes, puesto que quedó copada con mi estado open-minded.
No fue igual hasta algunos años después, que en un momento de calentura me animé a plantearle que me encantaría verla coger con otros. No se piensen que accedió de una, sin problemas. Tal cual le había enseñado el mundo, lo primero que pensó fue que yo le estaba planteando eso para en un futuro tener la posibilidad de estar con otras mujeres. ¡Pobre ingenua! ¡Cómo si yo pudiese! Le sucedió mucha charla, mucho tiempo de espera, mucha paciencia, hasta que se fue dando cuenta que como macho alfa yo era inofensivo, y fue tomándole interés a la idea de empezar a desatarse.
Después de eso, vino el tiempo de elegir con quien. Un paso muy importante en el proceso del cornudo. Validar, de alguna forma, al primer tipo que se va a coger a tu mujer, pero no a tus espaldas, sino frente a vos.
Como todo proceso, lleva tiempo, y tiene avances y retrocesos. Buscamos en diferentes páginas de encuentros, dando con un millar de candidatos. La mayoría tenía un abordaje muy básico que no le calentaba la pava a Pauli. Uno se pone a calcular un poco en la representación de género que dejamos en esos lugares, y deja mucho qué desear. Juega una incapacidad de elaborar dos oraciones más o menos interesantes para una mujer, que nos deja regalados como género. Fueron meses de “hola”s sueltos, y “que rica está tu mujer” sin compañía de nada más interesante. Pero por suerte, existen tipos que se merecen ser quien le moje la concha a tu mujer. Tipos que desde el inicio se saben mejores que vos, en todo. Y entre ellos estaban Martín.
Yo quería encontrar lo mejor para ella. Y Martín prometía mucho. Era un pibe algo menor que nosotros, con una muy buena capacidad de expresión, acompañada de la posibilidad de armar escenarios imaginarios y transerirlos a una pareja, haciendo que durante todo el día haya un aura de aire caliente, espeso alrededor de nosotros. Vivía solo, la tenía bastante clara, era amable, respetuoso, experiente, y tenía una pija de una tamaño para nada despreciable, gorda, venosa, con una cabeza digna de los labios de Pauli.
Por la conversación que tuve con él, sabía que le iba a gustar a ella. Y no me equivoqué.
Apenas les compartí sus contactos mutuos y empezaron a charlar entre ellos noté la emoción en ella. Ya le había gustado. Comenzaba la pelea dentro de mi cabeza entre mi masculinidad y el mundo de mis deseos más oscuros. Durante horas ella estuvo con el celular, en diferentes lugares de la casa, con una sonrisa pícara constante pintada en su cara. Por momentos el temor de estar cometiendo el peor de los errores, y entregarla en bandeja a que otro hombre me la arrebatara para siempre me abordaba con violencia, pero ella se encargaba de disiparla con acciones concretas llenas de amor. Logro hacerme sentir muy seguro de que no necesitaba otra pareja, solo quería sentir y gozar otras pijas.
Lo que creí que iba a demorar una semana o algo más en suceder se dio en menos de 24 horas. Solamente con una tarde/noche de intercambios, se calentaron tanto mutuamente que concretaron un encuentro para la tarde del día siguiente. Hora en la que yo iba a estar trabajando en la oficina. Quedaba descartada, por ende, cualquier intención mía de participar del evento.
Mis deseos oscuros le acertaban un cros al mentón a mi masculinidad, haciéndome entender que quizás esa forma era la mejor para que ella se sintiera tranquila, y se permitiese disfrutar de ese tiempo de forma plena.
Le pedí por favor a Pauli que no me dejara afuera. Sabía que podía llegar a ponerme algo celoso durante el proceso de mis primeros cuernos. Entonces, quería que me tuviese lo más en cuenta posible durante el encuentro. Y por suerte, cómo no podía esperar menos de ella, así fue.
Esa tarde, estaba trabajando, como podía. Por suerte no tenía demasiadas tares, ni ninguna demasiado compleja que pudiese ponerme en apuros. ¡Menos mal! Con el nivel ansiedad que manejaba, hubiese terminado despedido, seguramente.
Durante el día estuve intercambiando conversaciones con Pauli y con Martín por separados. Ella estaba muy ansiosa, con muchas ganas y muy divertida por lo que iba a vivir. Él, por su lado, estaba más tranquilo, pero con muchas ganas de cogerse a mi novia, según me decía. Tenía una forma de hablar muy morbosa, con mucho juego que me hacía calentar abundante. “Es muy puta, y eso me encanta”, me escribió en un momento. Y me hizo volar la cabeza. La persona que más atesoraba en el mundo, vista como una puta para dominar y romperla toda.
Recuerdo que la noche anterior me dijo que estaba “afilándose la pija para darle mucha leche” al otro día. Imaginen eso, mi novia iba a entrar allí siendo una persona, e iba a salir siendo otra. Eso seguro.
Después del almuerzo, ya no me pude concentrar más en el trabajo, estuve todo el tiempo haciendo como si trabajara y completamente pendiente de lo que mi teléfono pudiera contarme.
Hacía rato ella me había avisado que había llegado a su departamento, y que había llevado unas buenas flores para fumar, y que él había comprado una cervecita para tomar. Estaban conociéndose.
El video que llegó a mi celular varios minutos después inidicaba que el tiempo de conocerse ya había terminado. Martín, completamente en bolas, tirado en la cama, con la pija al aire, apuntaba el celular de mi novia directamente a Pauli, quien ya en tetas, con la tanga puesta, devoraba la pija de mi nuevo dueño como una leona a un antílope. Metía y sacaba su cabeza gorda de su boca, y recorría con la lengua toda la longitud de ese falo duro, parado, lleno de sangre y leche.
Pauli me contó más tarde que después de chuparle un lindo rato la pija, él la tiró en la cama, le arrancó la bombacha y le comió la concha hasta que la hizo temblar. Me dijo que nunca le habían comido la concha de esa forma. Que tenía que aprender cómo lo hacía, porque le había encantado.
Dice que después de verla temblar y regodearse con la hazaña de tenerla así para él, toda entregada, con la concha llena de baba, se sentó en el borde de la cama y ella entendió inmediatamente lo que la jugada pedía. Se montó encima de él para sentir su pija por primera vez adentro. Parece que la cogió bien apretadita a él, y bien despacito pero profundo, y que eso se sintió tan bien, que tuvo su cerebro tuvo que esperar a que acaba dos veces para acordarse de mí, y decidir hacer un video que yo recibiría con placer y rabia ya en el baño de mi oficina.
Era hermoso lo que estaba pasando, ella, a las cuatro de una tarde cualquiera, cuerneandome con un, hasta entonces, desconocido, mientras yo contemplaba todo a la distancia en el trabajo.
El siguiente video que recibí me lo mandó él desde su celular. Pauli, toda desnuda, de pie contra la pared, con su cola golpeando rítmicamente la pelvis de Martín. El video duraba solo 12 segundos, y dice Pauli que fue así porque él no se aguantó la calentura y se acabó todito en el condón adentro de ella.
Me contó Pauli que después del polvo tuvieron una conversación re entretenida, los dos en bolas, que fumaron otro poco y que cuando quiso darse cuenta ya estaba tentada de nuevo a chuparle la pija, y que le dio para adelante.
En total, me contó Martín que él acabó 3 veces, y que una de ellas fue en la boquita de mi hermosa reina. Los dos perdieron la cuenta de cuantas veces él la hizo acabar, pero estaban seguros de dos cosas: Yo nunca la había hecho acabar así, y que esa no sería la última vez que él la hiciera acabar.
Así fue la primera vez que Pauli me puso los cuernos.


Si les gustó dejen puntos y comentarios, y anímenme a seguir contándoles nuestras historias.

9 comentarios - Los cuernos no son para todo el mundo.

fedeverdu1 +1
Tremendo! Me encantaria encontrar un video de mi novia prendida a otra pija
ElnoviodePauli +1
Una experiencia única, seguro.
NyV1983 +1
Muy buen relato. Gracias por compartir. Me dejo al palo. A mi mujer le encantó también. Leyendo tus relatos y de otros cada vez es ta mas dispuesta a entrar en el mundo Cuckold
ElnoviodePauli +1
Hay más de estos! Y hay también desde la óptica de Pauli.
NyV1983
@ElnoviodePauli bárbaro té seguimos para seguir morboseando con tus relatos. Ella le interesa saber del lado de Pauli.
nick8765
pinta muy bien esto! Qué lindos cuernos!
mareaeternaa
Ufff, la primera parte me dio impresión. Estabas contando mi vida pajeril devenida en adicto al mundo cuckold
Daxnic
Gran relato, 10 puntos es poco. Me imagino como te debe haber explotado la pija en el trabajo con ese video jajajaj, un espectáculo