El consiguió un original disfraz de fauno con una mascara que reflejaba toda la perversidad del personaje, una barbilla en punta y unos majestuosos cuernos, una cola peluda al igual que sus extremidades, y de calzado unas modernas zapatillas en forma de pezuña… Era genial, y lo lucía a la perfección. Por mi parte conseguí el disfraz de Campanita (la de Hook o Peter Pan) y me quedaba muy mono. Solo tuve que adaptarle el agregado de un bombachón, del tipo tenis, que cubriera la tanga, caso contrario quedaría muy a la vista mi trasero…
Todo fue muy bien organizado. Ese día mi marido iría desde su trabajo con su disfraz y yo desde mi oficina con el mío y nos encontraríamos en la fiesta.
A la hora indicada llegué a la recepción. Antes de ingresar me informaron que no se permitiría el ingreso de carteras, celulares, etc., solo lo correspondiente al disfraz, lo demás quedaría en custodia en el guardarropa, por ese motivo llamé a mi marido y lo puse al corriente del hecho, avisándole que ya estaba en el lugar. A su vez me informó que él estaba dando fin a una junta y que saldría de inmediato.
Una vez dentro me dediqué a recorrerlo. Terminada la vista del lugar, más de media hora más tarde y tras haber disfrutado de unos exquisitos manjares y de una buena copa, me dirigí hacia una inmensa arboleda situada a unos cincuenta metros. Hermosos árboles de distintas especies, formas y verdes… No se cuanto llevaba paseando cuando lo vi ahí. Parado. Mirándome fijamente. El disfraz de fauno le calzaba a la perfección. Mi corazón latió con fuerza. Estoy muy enamorada de mi marido y su sola presencia me pone muy cachonda. Haciéndome la sorprendida inicié un esbozo de escape emitiendo unos sonidos de auxilio…
– ¡Un fauno! ¡Socorro! – remedé como si gritara en tanto corría hacia el interior de la arboleda…
Al principio no se percató de lo que pretendía, pero al ver mi actitud cayó en la cuenta y haciéndose el que trotaba me persiguió… Como si la carrera me hubiera agotado me detuve… Me aferré del tronco de un árbol y repetí mi pedido de auxilio imitando un gritito…
– ¡Socorro! ¡Un fauno me quiere violar!
El llegó trotando a mis espaldas… Giré mi cabeza apoyando la mejilla contra la rugosa piel del árbol… y lo esperé con ansias…
Sus manos llegaron a mi cuerpo e iniciaron una suave y dulce caricia. Una de ellas se perdió debajo de pollerita e hizo caer el bombachón y la tanga a lo largo de mis piernas… Nos gusta a los dos el juego de la seducción… e imaginar aventuras…
– ¡Me viola! – volví a exclamar como si gritara…
Sentí el glande llegar a mi vulva y me abrí entregándome a la caricia… Duro, poderoso, se abrió camino en mi interior…
– Oh… mi cielo… que grandote lo tenés hoy… – gemí – Lo siento más gordo…
La verga seguía penetrándome y mi conchita se la devoraba abriendo su cavidad a pleno. Si… La sentía muy gorda y a medida que entraba me dio la sensación también de muy larga… mas larga que de costumbre…
– Hummm… Siii… ahhh… Siii… que hermosa cogida me estas pegando… siii… ahhh… uhhh… está enorme… Hermosa…
La verga entraba y salía acompasadamente de mi cuerpo haciendo vibrar de placer… Luego del segundo orgasmo la sacó y encaró al ano. Al sentirla llegar eché mi cola hacia él dándole totalmente abierto y entregado mi orificio anal…
Un gemido me brotó de la garganta cuando el glande me forzó a abrir aún más mi ya dilatado agujero, un suave escozor se apoderó del culo cuando vulneró la entrada y gruesa y palpitante se enterró profundamente…
– Despacito papito… ah… ah… está… muy… gorda… Me… abre… mucho… el… culito… uy… ay… si… me… estás partiendo…
Durante unos cuantos minutos entro y salió haciendo maravillas dentro mi culito. Cuando la sacó, lo mire y me di cuenta que deseaba ser chupado y me hundí entre sus piernas llevando la verga a la boca.
Si… Estaba mucho más grande que de costumbre. Hermosa. Gorda. Dura. Palpitante.
Fueron solo minutos los necesarios para que estallara e inundara mi garganta con su leche. Lo limpie de rápidos lengüetazos… Me incorporé… y lentamente me fui alejando…
– Amor… te veo en la fiesta… me voy a higienizar… ¡Que hermosa cogida me diste!
Diez minutos después me reincorporé a la fiesta…
– Hola mi cielo… Soy Bond… James Bond – La voz de mi marido a mis espaldas me sorprendió. Giré para tirarme en brazos del fauno… y quedé petrificada. Smoking. ¡Mi marido vestía de smoking!
– ¡¿Qué haces vestido así?!
– Te explico… Cuando salí de la reunión y me fui a poner el disfraz se rompió el cierre y se abrió la costura de uno de sus lados… Estaba inservible. No podía avisarte lo que ocurría y no podía dejar de venir. Así que me detuve a pensar ¿que me ponía como disfraz…? Y aquí estoy… Soy James Bond…
La sorpresa era enorme… Pero… ¡¿Quien era el que me había pegado semejante cogida?! Ahí comprendí porque lo notaba más grande y gordo. Ahí me di cuenta porque mi culito me había quedado ardiendo… El hijo de puta que me lo había roto más de lo que estaba… No era mi marido…
– ¿Te sentís bien? – preguntó mi marido…
– Si… solo estoy… sorprendida…
– Bueno… Entonces a disfrutar la noche…
– Si… Claro… – ¡Como decirle que ya había disfrutado de una buena revolcada…!
Se separó de mi no sin antes decirme…
– Disfruta como si yo no estuviese… Nos vamos tipo 5 o 6 de la mañana ¿si?
– Si… esta bien… – Instintivamente mire la hora… 0.30 hs.
Confusa mis pasos me llevaron nuevamente hacia la arboleda… Iba pensando en lo ocurrido… Mi mente era un torbellino de ideas… Y no me di cuenta que me había introducido entre los árboles como cincuenta metros… Hasta que sentí su respiración en mi nuca, sus manos en mi cuerpo, y su verga entrando dura, larga, gruesa y poderosa en mi concha…
– Ooohhh…
No pude decir más. En segundos subía y bajaba a lo largo y ancho de ese mástil de carne gimiendo y exhalando hondos suspiros de placer… Uno tras otro los orgasmos me demolieron. Cuando me dio vuelta y me penetro por el culo no pude hacer ni decir nada… Solo lo deje entrar y vaciar su contenido en mi interior. Pero no me la sacó. Reinició el bombeo y tras una larga sesión volvió a llenarme el culo de leche. Luego sacó su pija y me la hizo chupar durante un buen rato. Cuando se alejó de mi lado estaba destruida… sin fuerzas. Mis piernas temblaban y apenas me sostenían. El aro del culo me ardía como si tuviera mil agujas clavadas en él. Y sentía correr su semen por mis carnes… Me quedé en el lugar hasta que pude recuperarme y luego lentamente me dirigí a la mansión. Entré en el primer baño y me higienice… Me quede sentada en el inodoro durante un muy largo tiempo. Miré la hora. 02.30 hs… El sopor me embotaba el cerebro. Estaba cansada. Muy cansada.
Salí del baño como a la media hora. Un rato más tarde lo vi. El fauno mantenía un dialogo con un joker… Su mirada buscó la mía… Temblé. Su mano descendió a su entrepierna y se acaricio el bulto de la verga… Me estremecí… Mi concha se inundo de flujo… Y subconscientemente caminé en busca de la arboleda…
Cuando a las 6 de la mañana regresábamos a casa con mi marido no sabía ni como me llamaba… El fauno me había vuelto a violar reiteradas veces… y yo lo había gozado…
Todo fue muy bien organizado. Ese día mi marido iría desde su trabajo con su disfraz y yo desde mi oficina con el mío y nos encontraríamos en la fiesta.
A la hora indicada llegué a la recepción. Antes de ingresar me informaron que no se permitiría el ingreso de carteras, celulares, etc., solo lo correspondiente al disfraz, lo demás quedaría en custodia en el guardarropa, por ese motivo llamé a mi marido y lo puse al corriente del hecho, avisándole que ya estaba en el lugar. A su vez me informó que él estaba dando fin a una junta y que saldría de inmediato.
Una vez dentro me dediqué a recorrerlo. Terminada la vista del lugar, más de media hora más tarde y tras haber disfrutado de unos exquisitos manjares y de una buena copa, me dirigí hacia una inmensa arboleda situada a unos cincuenta metros. Hermosos árboles de distintas especies, formas y verdes… No se cuanto llevaba paseando cuando lo vi ahí. Parado. Mirándome fijamente. El disfraz de fauno le calzaba a la perfección. Mi corazón latió con fuerza. Estoy muy enamorada de mi marido y su sola presencia me pone muy cachonda. Haciéndome la sorprendida inicié un esbozo de escape emitiendo unos sonidos de auxilio…
– ¡Un fauno! ¡Socorro! – remedé como si gritara en tanto corría hacia el interior de la arboleda…
Al principio no se percató de lo que pretendía, pero al ver mi actitud cayó en la cuenta y haciéndose el que trotaba me persiguió… Como si la carrera me hubiera agotado me detuve… Me aferré del tronco de un árbol y repetí mi pedido de auxilio imitando un gritito…
– ¡Socorro! ¡Un fauno me quiere violar!
El llegó trotando a mis espaldas… Giré mi cabeza apoyando la mejilla contra la rugosa piel del árbol… y lo esperé con ansias…
Sus manos llegaron a mi cuerpo e iniciaron una suave y dulce caricia. Una de ellas se perdió debajo de pollerita e hizo caer el bombachón y la tanga a lo largo de mis piernas… Nos gusta a los dos el juego de la seducción… e imaginar aventuras…
– ¡Me viola! – volví a exclamar como si gritara…
Sentí el glande llegar a mi vulva y me abrí entregándome a la caricia… Duro, poderoso, se abrió camino en mi interior…
– Oh… mi cielo… que grandote lo tenés hoy… – gemí – Lo siento más gordo…
La verga seguía penetrándome y mi conchita se la devoraba abriendo su cavidad a pleno. Si… La sentía muy gorda y a medida que entraba me dio la sensación también de muy larga… mas larga que de costumbre…
– Hummm… Siii… ahhh… Siii… que hermosa cogida me estas pegando… siii… ahhh… uhhh… está enorme… Hermosa…
La verga entraba y salía acompasadamente de mi cuerpo haciendo vibrar de placer… Luego del segundo orgasmo la sacó y encaró al ano. Al sentirla llegar eché mi cola hacia él dándole totalmente abierto y entregado mi orificio anal…
Un gemido me brotó de la garganta cuando el glande me forzó a abrir aún más mi ya dilatado agujero, un suave escozor se apoderó del culo cuando vulneró la entrada y gruesa y palpitante se enterró profundamente…
– Despacito papito… ah… ah… está… muy… gorda… Me… abre… mucho… el… culito… uy… ay… si… me… estás partiendo…
Durante unos cuantos minutos entro y salió haciendo maravillas dentro mi culito. Cuando la sacó, lo mire y me di cuenta que deseaba ser chupado y me hundí entre sus piernas llevando la verga a la boca.
Si… Estaba mucho más grande que de costumbre. Hermosa. Gorda. Dura. Palpitante.
Fueron solo minutos los necesarios para que estallara e inundara mi garganta con su leche. Lo limpie de rápidos lengüetazos… Me incorporé… y lentamente me fui alejando…
– Amor… te veo en la fiesta… me voy a higienizar… ¡Que hermosa cogida me diste!
Diez minutos después me reincorporé a la fiesta…
– Hola mi cielo… Soy Bond… James Bond – La voz de mi marido a mis espaldas me sorprendió. Giré para tirarme en brazos del fauno… y quedé petrificada. Smoking. ¡Mi marido vestía de smoking!
– ¡¿Qué haces vestido así?!
– Te explico… Cuando salí de la reunión y me fui a poner el disfraz se rompió el cierre y se abrió la costura de uno de sus lados… Estaba inservible. No podía avisarte lo que ocurría y no podía dejar de venir. Así que me detuve a pensar ¿que me ponía como disfraz…? Y aquí estoy… Soy James Bond…
La sorpresa era enorme… Pero… ¡¿Quien era el que me había pegado semejante cogida?! Ahí comprendí porque lo notaba más grande y gordo. Ahí me di cuenta porque mi culito me había quedado ardiendo… El hijo de puta que me lo había roto más de lo que estaba… No era mi marido…
– ¿Te sentís bien? – preguntó mi marido…
– Si… solo estoy… sorprendida…
– Bueno… Entonces a disfrutar la noche…
– Si… Claro… – ¡Como decirle que ya había disfrutado de una buena revolcada…!
Se separó de mi no sin antes decirme…
– Disfruta como si yo no estuviese… Nos vamos tipo 5 o 6 de la mañana ¿si?
– Si… esta bien… – Instintivamente mire la hora… 0.30 hs.
Confusa mis pasos me llevaron nuevamente hacia la arboleda… Iba pensando en lo ocurrido… Mi mente era un torbellino de ideas… Y no me di cuenta que me había introducido entre los árboles como cincuenta metros… Hasta que sentí su respiración en mi nuca, sus manos en mi cuerpo, y su verga entrando dura, larga, gruesa y poderosa en mi concha…
– Ooohhh…
No pude decir más. En segundos subía y bajaba a lo largo y ancho de ese mástil de carne gimiendo y exhalando hondos suspiros de placer… Uno tras otro los orgasmos me demolieron. Cuando me dio vuelta y me penetro por el culo no pude hacer ni decir nada… Solo lo deje entrar y vaciar su contenido en mi interior. Pero no me la sacó. Reinició el bombeo y tras una larga sesión volvió a llenarme el culo de leche. Luego sacó su pija y me la hizo chupar durante un buen rato. Cuando se alejó de mi lado estaba destruida… sin fuerzas. Mis piernas temblaban y apenas me sostenían. El aro del culo me ardía como si tuviera mil agujas clavadas en él. Y sentía correr su semen por mis carnes… Me quedé en el lugar hasta que pude recuperarme y luego lentamente me dirigí a la mansión. Entré en el primer baño y me higienice… Me quede sentada en el inodoro durante un muy largo tiempo. Miré la hora. 02.30 hs… El sopor me embotaba el cerebro. Estaba cansada. Muy cansada.
Salí del baño como a la media hora. Un rato más tarde lo vi. El fauno mantenía un dialogo con un joker… Su mirada buscó la mía… Temblé. Su mano descendió a su entrepierna y se acaricio el bulto de la verga… Me estremecí… Mi concha se inundo de flujo… Y subconscientemente caminé en busca de la arboleda…
Cuando a las 6 de la mañana regresábamos a casa con mi marido no sabía ni como me llamaba… El fauno me había vuelto a violar reiteradas veces… y yo lo había gozado…
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