Mi novio me somete y me encanta que me llame su puta, desde antes de vivir juntos inició un «juego» que fue subiendo de nivel.
Al principio eran órdenes sencillas a la hora de tener encuentros sexuales, que pronto se convirtieron en nuestra principal forma de interacción sexual. Depende de su estado de ánimo son las cosas que pide, recuerdo que una de las primeras en las que noté que mi placer y voluntad estaban a su servicio completamente fue un día que fue a visitarme a mi departamento en un tercer piso.
Ese día me pidió que estuviera vestida con el vestido más pequeño y escotado que tengo, sin usar ropa interior, lo que me pareció divertido. Hasta que me llamó por teléfono y me pidió que bajara a abrir la puerta de la calle sin ponerme nada sobre el pequeño vestido.
La idea de que mis vecinos me vieran usando ese atuendo me aterró, pero no dudé en obedecer.
Al ir subiendo al departamento el caminó detrás de mí y metió su mano bajo mi vestido…
– Estás escurriendo, sube más despacio. ¿Cuál es la prisa? Me dijo.
Al entrar a casa me sentí más tranquila, cerré la puerta y enseguida el metió sus manos en mi escote y sacó mis pechos -igual ese escote no tapa mucho-.
Me dijo que las zorritas cómo yo solo debían andar en 4 patas. Me tomó del hombro y me hizo agacharme, me pareció humillante pero estaba muy excitada.
El caminó hacia el sillón y yo lo seguí a gatas, desabrochó su pantalón y sacó su pene, me lancé sobre el y me regresó, me dijo que no tenía permiso que solo podía comerlo si quería.
Yo asumí que luego iría mi turno así que me esmeré, cuando estaba por terminar me tomó del cabello y me hizo tragar su semen.
Luego cerró su pantalón y prendió la tele, yo me sentí fuera de lugar y le pregunté si algo estaba mal, me sonrió y me dijo que le había gustado mucho, que ahora quería descansar…
Yo le dije que aún tenía ganas y me dijo que en su mochila llevaba un regalo para mi.
Al abrirlo había un pequeño vibrador, me dijo que si tenía ganas me las quitara!. En ese momento, me sentí humillada pero estaba tan excitada que no lo pensé dos veces.
Después de eso me pidió que fuera su novia y no lo dudé.
Al principio eran órdenes sencillas a la hora de tener encuentros sexuales, que pronto se convirtieron en nuestra principal forma de interacción sexual. Depende de su estado de ánimo son las cosas que pide, recuerdo que una de las primeras en las que noté que mi placer y voluntad estaban a su servicio completamente fue un día que fue a visitarme a mi departamento en un tercer piso.
Ese día me pidió que estuviera vestida con el vestido más pequeño y escotado que tengo, sin usar ropa interior, lo que me pareció divertido. Hasta que me llamó por teléfono y me pidió que bajara a abrir la puerta de la calle sin ponerme nada sobre el pequeño vestido.
La idea de que mis vecinos me vieran usando ese atuendo me aterró, pero no dudé en obedecer.
Al ir subiendo al departamento el caminó detrás de mí y metió su mano bajo mi vestido…
– Estás escurriendo, sube más despacio. ¿Cuál es la prisa? Me dijo.
Al entrar a casa me sentí más tranquila, cerré la puerta y enseguida el metió sus manos en mi escote y sacó mis pechos -igual ese escote no tapa mucho-.
Me dijo que las zorritas cómo yo solo debían andar en 4 patas. Me tomó del hombro y me hizo agacharme, me pareció humillante pero estaba muy excitada.
El caminó hacia el sillón y yo lo seguí a gatas, desabrochó su pantalón y sacó su pene, me lancé sobre el y me regresó, me dijo que no tenía permiso que solo podía comerlo si quería.
Yo asumí que luego iría mi turno así que me esmeré, cuando estaba por terminar me tomó del cabello y me hizo tragar su semen.
Luego cerró su pantalón y prendió la tele, yo me sentí fuera de lugar y le pregunté si algo estaba mal, me sonrió y me dijo que le había gustado mucho, que ahora quería descansar…
Yo le dije que aún tenía ganas y me dijo que en su mochila llevaba un regalo para mi.
Al abrirlo había un pequeño vibrador, me dijo que si tenía ganas me las quitara!. En ese momento, me sentí humillada pero estaba tan excitada que no lo pensé dos veces.
Después de eso me pidió que fuera su novia y no lo dudé.
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