Se besaban sin parar, jugaban conla lengua de la otra y se buscaban, ahora con deseo.
- Sos hermosa – le dijo Sofía separándose un poco
- ¿Me tutea, hermana? - rio La monja
- Ah, sí sí, perdón Eugenia – Sofía la besónuevamente
- Que monja hermosa que es usted también - le dijo la hermana caliente
- Soy una monja muy caliente y con ganas… - Sofíano se atrevió
- ¿Con ganas de qué, hermana? – La monja sabía quela respuesta a esa pregunta marcaría un camino sin retorno…
- Con ganas de chuparla, Eugenia…
- Ayyyy, hermana, las cosas que me dice… - Lamonja estaba muy caliente y amaba jugar este juego de roles
Sofía la tomó de la barbilla condos dedos y la beso suavemente en la boca, besos cortitos y fue moviéndose portoda la cara. La monja levantaba el mentón y supo Sofía que debía ir por elcuello.
Ahora los besos iban acompañadosde lengua, lamidas y chupeteos intensos. Sofía se quedó largo rato en el cuellode la moja jugando con sus besos y de a poco fue bajando a sus tetas. La monjale acariciaba la cabeza y se dejaba hacer.
La boca de Sofía se acercaba alerguido pezón derecho cuando pudo ver que toda la piel de la monja estabaerizada por completo y temblaba de excitación. Sofía no dudó en ese momento ytomando el pecho derecho con la mano, lo levantó sopesándolo y abriendo la bocase metió por completo el pezón de la monja y lo chupó rápidamente
- Aaaaaaaaaghhhhhhh – se le escapó a la monja queestaba teniendo un orgasmo nuevamente sin tocarse
- Mmmmm – chupaba Sofía
- Aghhhhh hermana, que bien lo hace….
- Mmmmm – Sofía se sonreía con el pezón dentro desu boca
- Mmmmm, hermana, siiiiiii
- Mmmmm, le gusta cómo le chupo las tetas,Eugenia? – Sofía iba ahora al otro pezón
- Mmmmm, siiii, hermana
- Seguro que a su hija le gusta que le chupen lastetas también – Se aventuró Sofía
- Aghh, hermana
- Me gustan sus tetas, Eugenia – decía Sofía en elpapel
- Me pregunto cómo se sentirá chuparle las tetas auna monja – reía y jugaba ahora la monja
- Sáquese la duda, Eugenia, acá me tiene
Sofía se levantó e irguiéndose seofreció a la monja diciéndole
- Eugenia, chúpeme las tetas
- ¿Le parece, hermana? - Jugaba la monja sinatreverse a dar ese paso
- Sí, me parece
Sofía volvió a besar a la monjaen la boca y las lenguas volvieron a danzar juntas entrelazándose. Esta vez conmás pasión todavía. Ahora la monja lucía más distendida con los besos y movíala lengua explorando la boca de Sofía.
Fue entonces que Sofía levantó elmentón y le dio lugar a que la hermana besara el cuello de su joven y excitadaalumna. Comenzó suavemente y después con más decisión. Ahora los besos se transformabanen chupetones y los chupetones en lamidas y recorridas largas. Fue llegando ala zona de las tetas de Sofía y se detuvo mirándolas. Necesitaba una señal queno tardó en llegar.
- Chupame las tetas, por favor
- Ayyyy hermana, las cosas que me pide! – reíaahora la monja nerviosa
Sofía la miró con seriedad y ledijo con voz ronca de excitación
- Eugenia, va a ver lo hermoso que es chuparle lastetas a una monja – y le ofreció uno de sus pequeños pechos tomándolo con unamano
La manera en que la monja sedirigió a la teta de Sofía fue simple y directa. No dijo nada, ni jugó ningúnrol de madre. Se abalanzó a chupar con desesperación.
Sofía sintió como una ventosa seapoderaba de su pezón y se estremeció. Le acarició la cabeza y la dejó hacerdurante un largo rato.
Era mucho el deseo condensado dela hermana por llegar con su boca a esas tetas, de modo que se tomó todo eltiempo del mundo en chupar y lamer los pechos de su alumna.
Sofía la dejó hacer un tiempolargo y le acariciaba el pelo mientras lo hacía.
La monja con el cuerpo inclinadohacia adelante sintió de nuevo estremecerse cuando notó que las manos de Sofíabuscaban sacarle por completo el camisón. Una cosa era besarse las tetas conuna alumna, pero ¿ir más lejos? De todos modos, se dejó hacer separándose unrato y levantando los brazos para ayudar a su amiga
Se miraron a los ojos y como dosperros que se tienen inquina y vuelven a los mordiscones luego de separados,ellas dos se trenzaron en un nuevo beso que servía para despejar cualquier dudade lo que podría llegar a venir en el resto de la noche.
Sofía la tiró en la cama y siguióbesándola mucho, en toda la cara, en el cuello, en los pechos mientras susmanos ya recorrían la parte baja de la hermana Mariángeles acariciándole elculo sobre su bombacha, bastante diminuta para ser una monjita. Las piernas sesentían suaves y Sofía pensó que la hermana se depilaba seguido.
La hermana no sabía cómo seguir,pero se dejaba hacer por Sofía que parecía haber dejado el papel de monja paratomar las riendas en este asunto
Sofía le metió ambas manos dentrode la bombacha a la monja y empezó a amasarle el culo de la misma forma queLuciano solía hacérselo a ella. La monja sorprendida, se dejaba tocar y seexcitaba cada vez más. Reprimía sus gemidos chupando las tetas de Sofía una vezmás. Fue en ese momento que Sofía le dijo al oído:
- ¡Quiero tocarte, Angie!
- ¡No! ¡Soy la madre de Sofía!
- ¡¿Y queres que yo sea la monjita traviesa?! – le dijo Sofía al oído
- Sí, quiero que sea muy traviesa, hermana
Evidentemente la monja no queríasalir del juego de roles. Sea porque la excitaba o porque era la única manerade poder sobrellevar esto, despersonalizándose.
- Mmmmm, mire que soy una monja con muchas ganasde jugar
- Y yo quiero que juegue conmigo, hermana – decíala monja muy bien puesta en el papel
- Le voy a tocar la concha en su propia cama, ¿sabe,Eugenia? – jugaba Sofía mirándola a los ojos con una sonrisa perversa
La monja casi tiene un nuevoorgasmo cuando escuchó esa frase en boca de su alumna. Tembló y la miró a Sofíaen la boca. Ella supo interpretar eso como una nueva invitación a besarla y sefundieron en un nuevo beso con mucha lengua y saliva.
Las manos de Sofía no dejaban deamasar la cola de la monja. Empezó a mover una mano hacia adelante y fue lamonja la que abrió las piernas levemente para facilitarle la tarea.
Sofía acercó la mano y sintió elbello rizado y abundante de la monja. De todos modos, esperaba encontrar máscantidad de pelos ya que creía que las monjas no se depilaban, y se equivocaba.Cuando sus dedos llegaron la entrada de la vagina la rozó apenas y provocó elestremecimiento de la monja. Y cuando el dedo mayor hizo un poco de presión ysintió la humedad que tenía la monja supo que iba a hacerla acabar con susdedos. Le metió madia falange y la religiosa clavó las uñas en la espalda deSofía. La monja estaba empapada de excitación. Sofía, al notar la humedad de lamonja, volvió a besarla profundamente y le metió el dedo por completo en elmismo momento. La monja acabó sin mas
- Aghhhhhh aghhhhh mmmmmm – trataba de reprimirsus gemidos
- Está en su cuarto, señora Eugenia, puede gritarsi quiere – Le decía Sofía
- Aghhh Mmmmm, siiiii, hermanaaaaaaa – la monjaseguía en el papel
- ¿Le gusta que la monja la haga acabar, Eugenia?
- Siiiiii hermana, siiiiiii
Sofía supo que no había vueltoatrás. Ya se habían besado, tocado y chupado las tetas y ahora la había hechoacabar con un dedo dentro. Sólo restaba una cosa e iba a ir por ello.
- Eugenia, es hermosa usted!
- ¡Ay hermana! ¡Gracias! ¡Usted también! – la monja respondió con un beso en la boca,corto, pero efectivo
Sofía empezó a tironear parabajarle la última prenda a la monja y no se resistió. Si bien no colaboró tantocomo hasta ahora, se dejaba hacer con naturalidad. Cuando terminó de sacarle la prenda searrodilló, le abrió las piernas y mirándola a los ojos Sofía le dijo:
- Prepárese Eugenia
- ¿Qué me va a hacer, hermana? – preguntó la monja en su papel
- Le voy a chupar la concha – dijo Sofía y bajó lacabeza entre las piernas de la religiosa que las abrió sin pudor
- Aghhhhh hermana! ¡Qué degenerada que es usted! – reía ahora la monja
- Siiii, soy una monjita muy degenerada – decíaSofía dando el primer lametón
La concha de la monja emanaba unnéctar delicioso según supo Sofía en su primera lamida. Posteriormente, empezóa chupar con más decisión volviendo loca a la religiosa que no paraba de gemircomo una loca. Subió un poco con la lengua y rozó el clítoris estremeciendo aúnmás a la caliente monjita.
- ¡Quiero que acabes mientras te chupo! – Sofía sesalió de su papel de monja al tutearla
- Siiiiii, chupame asiiiiiii que voy a acabar – lamonja también salía de su papel
- Acabame en la boca, Angie – le decía con unasonrisa
- Siiiii asiiiii aghhhhh – estaba a punto deacabar la monja
- Sos una monjita degenerada? – dijo Sofía yatrapó el clítoris con sus labios
- Aghhhhhh ahhhhh ahhhhhhahaaaahhhhhhhh – sedeshacía la monja en un orgasmo que parecía interminable
- Mmmmm que rica concha que tenés! – Sofía jugabafuerte
- ¿Te gusta?
- ¡Me encanta! – respondía Sofi ahora muy caliente yfrotándose a sí misma con una mano
- ¡Me encantó lo que me hiciste! – decía la monja
Se recomponía ahora la monja yveía que Sofía no dejaba de masturbarse. Sofía no se animaba a pedirle a lamonja que le haga algo a ella. La monja la contempló a Sofía un largo rato y lavio hermosa. Suave, delicada y frágil. No supo cómo, pero se animó a decirle:
- ¡Quiero hacerte acabar a vos, Sofi!
- ¿Si? ¿Te animas a tocarme? Vení! – le decíaSofía entusiasmada
- Si, hago lo que vos quieras – la monja en unestado de sumisión total
Sofía pudo captar a la perfecciónel estado de la monja y supo que iba a tenerla a su disposición y a la esperade recibir órdenes. Fue así que dijo:
- Sacame la bombacha
- Mmmmm, siiii – La monja solo obedecía
- Vení besame – Sofía se acostó boca arriba y lamonja encima de ella
- Mmmmm, me encanta besarte – la monja se ibasoltando cada vez mas
- Ahora besame y chupame el cuello
- Mmmmm, así? – obedecía la religiosa
- Ahora las tetas, mucho tiempo
- Mmmmm, mmmmmm - la monja se recreó en lospezones de Sofía
- Ahora hacé lo que vos quieras
La hermana Mariángeles supo loque tenía que hacer y fue bajando y besando todo el plano abdomen de la joven.Cuando llego a la pequeña mata de pelos, jugó con su nariz como un perrito traviesolo hace con una pelota lo que provocó la risa de Sofía
- ¿Qué haces? – dijo Sofía sorprendida
- Juego un poco porque no quiero que esto termine– dijo la monja
Esas palabras sonaron hermosas enlos oídos de Sofía y sintió que eran amigas complementarias ya que ella tampocoquería que esto terminara nunca.
Poco tiempo duró el juego porqueel aroma suave que desprendía Sofía pareció embriagar a la monja que sin dudarabrió la boca y sacó la lengua para pasarla muy suavemente por la concha de lajoven Sofía. Sintió un sabor que no esperaba, pero le gustó y se lanzó achupar, lamer y beber. Alternaba usando un dedo para meterlo dentro de laconcha de Sofía que a esta altura tenía un recorrido, corto pero muy intenso.
- Me vas a hacer acabar si seguís así – Dijo Sofía
- Es lo que quiero – decía la monja y chupaba con másdecisión
Algo supo la monja y no seequivocó. Cuando escuchó un gemido de Sofía por un movimiento particular de lalengua en el clítoris, insistió en ese movimiento repitiéndolo una y otra vez.Y fue así como el orgasmo se vino de manera irreversible.
- Aghhhhh ahhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhh –acababa entre fritos Sofía
- Mmmmm, siiiiiii - decía desde abajo la monja
- Aghhh ahhh ahhh ahhhh ahhhhhh me estás haciendoacabar Angie!
- Mmmmm – Sonreía la monja
Le gustaba que solo Sofía lallamaba así “Angie” y le gustaba hacerla acabar de la manera en que lo estabahaciendo. Siguió chupando un rato más y subió a besarla y sus sabores semezclaron en el beso y les gustó mucho a las dos
- Me encantó lo que hicimos – le decía Sofiacariciándole la cabeza a la monja
- Si, fue una locura, pero me gustó mucho
- Lo que te perdiste todos estos años
- Siiiii, es verdad
- Y las cosas que te faltan probar…
- Con esto, me parece que me alcanza, decía lamonja
- Tenés que probar… - se detuvo Sofía
- ¿Que? –la monja era curiosa, no pudo evitar la pregunta
- La pija de Luciano – dijo Sofía poniéndose unpoco colorada
La monja no supo que decir y fueentonces que se quedó callada y se dormitó sobre el pecho de su alumna amiga.
La monja y Sofía se dieron cuentaque era tarde y se pusieron a acomodar su ropa. Ambas en competa desnudez. ASofía le llamaba la atención la falta de pudor de la monja ahora. Doblaronjuntas el hábito y se lavaron los dientes como Dios las trajo al mundo y semiraban a través del espejo y reían como locas.
Finalmente, durmieron juntas ydesnudas en la cama de la madre de Sofía. Ya habían hecho tantas locuras que nole costó mucho convencerla.
(continuará…)
Pueden dejarme sus comentarios enreybaco2005@hotmail.com
O en Telegram @reybaco2005
- Sos hermosa – le dijo Sofía separándose un poco
- ¿Me tutea, hermana? - rio La monja
- Ah, sí sí, perdón Eugenia – Sofía la besónuevamente
- Que monja hermosa que es usted también - le dijo la hermana caliente
- Soy una monja muy caliente y con ganas… - Sofíano se atrevió
- ¿Con ganas de qué, hermana? – La monja sabía quela respuesta a esa pregunta marcaría un camino sin retorno…
- Con ganas de chuparla, Eugenia…
- Ayyyy, hermana, las cosas que me dice… - Lamonja estaba muy caliente y amaba jugar este juego de roles
Sofía la tomó de la barbilla condos dedos y la beso suavemente en la boca, besos cortitos y fue moviéndose portoda la cara. La monja levantaba el mentón y supo Sofía que debía ir por elcuello.
Ahora los besos iban acompañadosde lengua, lamidas y chupeteos intensos. Sofía se quedó largo rato en el cuellode la moja jugando con sus besos y de a poco fue bajando a sus tetas. La monjale acariciaba la cabeza y se dejaba hacer.
La boca de Sofía se acercaba alerguido pezón derecho cuando pudo ver que toda la piel de la monja estabaerizada por completo y temblaba de excitación. Sofía no dudó en ese momento ytomando el pecho derecho con la mano, lo levantó sopesándolo y abriendo la bocase metió por completo el pezón de la monja y lo chupó rápidamente
- Aaaaaaaaaghhhhhhh – se le escapó a la monja queestaba teniendo un orgasmo nuevamente sin tocarse
- Mmmmm – chupaba Sofía
- Aghhhhh hermana, que bien lo hace….
- Mmmmm – Sofía se sonreía con el pezón dentro desu boca
- Mmmmm, hermana, siiiiiii
- Mmmmm, le gusta cómo le chupo las tetas,Eugenia? – Sofía iba ahora al otro pezón
- Mmmmm, siiii, hermana
- Seguro que a su hija le gusta que le chupen lastetas también – Se aventuró Sofía
- Aghh, hermana
- Me gustan sus tetas, Eugenia – decía Sofía en elpapel
- Me pregunto cómo se sentirá chuparle las tetas auna monja – reía y jugaba ahora la monja
- Sáquese la duda, Eugenia, acá me tiene
Sofía se levantó e irguiéndose seofreció a la monja diciéndole
- Eugenia, chúpeme las tetas
- ¿Le parece, hermana? - Jugaba la monja sinatreverse a dar ese paso
- Sí, me parece
Sofía volvió a besar a la monjaen la boca y las lenguas volvieron a danzar juntas entrelazándose. Esta vez conmás pasión todavía. Ahora la monja lucía más distendida con los besos y movíala lengua explorando la boca de Sofía.
Fue entonces que Sofía levantó elmentón y le dio lugar a que la hermana besara el cuello de su joven y excitadaalumna. Comenzó suavemente y después con más decisión. Ahora los besos se transformabanen chupetones y los chupetones en lamidas y recorridas largas. Fue llegando ala zona de las tetas de Sofía y se detuvo mirándolas. Necesitaba una señal queno tardó en llegar.
- Chupame las tetas, por favor
- Ayyyy hermana, las cosas que me pide! – reíaahora la monja nerviosa
Sofía la miró con seriedad y ledijo con voz ronca de excitación
- Eugenia, va a ver lo hermoso que es chuparle lastetas a una monja – y le ofreció uno de sus pequeños pechos tomándolo con unamano
La manera en que la monja sedirigió a la teta de Sofía fue simple y directa. No dijo nada, ni jugó ningúnrol de madre. Se abalanzó a chupar con desesperación.
Sofía sintió como una ventosa seapoderaba de su pezón y se estremeció. Le acarició la cabeza y la dejó hacerdurante un largo rato.
Era mucho el deseo condensado dela hermana por llegar con su boca a esas tetas, de modo que se tomó todo eltiempo del mundo en chupar y lamer los pechos de su alumna.
Sofía la dejó hacer un tiempolargo y le acariciaba el pelo mientras lo hacía.
La monja con el cuerpo inclinadohacia adelante sintió de nuevo estremecerse cuando notó que las manos de Sofíabuscaban sacarle por completo el camisón. Una cosa era besarse las tetas conuna alumna, pero ¿ir más lejos? De todos modos, se dejó hacer separándose unrato y levantando los brazos para ayudar a su amiga
Se miraron a los ojos y como dosperros que se tienen inquina y vuelven a los mordiscones luego de separados,ellas dos se trenzaron en un nuevo beso que servía para despejar cualquier dudade lo que podría llegar a venir en el resto de la noche.
Sofía la tiró en la cama y siguióbesándola mucho, en toda la cara, en el cuello, en los pechos mientras susmanos ya recorrían la parte baja de la hermana Mariángeles acariciándole elculo sobre su bombacha, bastante diminuta para ser una monjita. Las piernas sesentían suaves y Sofía pensó que la hermana se depilaba seguido.
La hermana no sabía cómo seguir,pero se dejaba hacer por Sofía que parecía haber dejado el papel de monja paratomar las riendas en este asunto
Sofía le metió ambas manos dentrode la bombacha a la monja y empezó a amasarle el culo de la misma forma queLuciano solía hacérselo a ella. La monja sorprendida, se dejaba tocar y seexcitaba cada vez más. Reprimía sus gemidos chupando las tetas de Sofía una vezmás. Fue en ese momento que Sofía le dijo al oído:
- ¡Quiero tocarte, Angie!
- ¡No! ¡Soy la madre de Sofía!
- ¡¿Y queres que yo sea la monjita traviesa?! – le dijo Sofía al oído
- Sí, quiero que sea muy traviesa, hermana
Evidentemente la monja no queríasalir del juego de roles. Sea porque la excitaba o porque era la única manerade poder sobrellevar esto, despersonalizándose.
- Mmmmm, mire que soy una monja con muchas ganasde jugar
- Y yo quiero que juegue conmigo, hermana – decíala monja muy bien puesta en el papel
- Le voy a tocar la concha en su propia cama, ¿sabe,Eugenia? – jugaba Sofía mirándola a los ojos con una sonrisa perversa
La monja casi tiene un nuevoorgasmo cuando escuchó esa frase en boca de su alumna. Tembló y la miró a Sofíaen la boca. Ella supo interpretar eso como una nueva invitación a besarla y sefundieron en un nuevo beso con mucha lengua y saliva.
Las manos de Sofía no dejaban deamasar la cola de la monja. Empezó a mover una mano hacia adelante y fue lamonja la que abrió las piernas levemente para facilitarle la tarea.
Sofía acercó la mano y sintió elbello rizado y abundante de la monja. De todos modos, esperaba encontrar máscantidad de pelos ya que creía que las monjas no se depilaban, y se equivocaba.Cuando sus dedos llegaron la entrada de la vagina la rozó apenas y provocó elestremecimiento de la monja. Y cuando el dedo mayor hizo un poco de presión ysintió la humedad que tenía la monja supo que iba a hacerla acabar con susdedos. Le metió madia falange y la religiosa clavó las uñas en la espalda deSofía. La monja estaba empapada de excitación. Sofía, al notar la humedad de lamonja, volvió a besarla profundamente y le metió el dedo por completo en elmismo momento. La monja acabó sin mas
- Aghhhhhh aghhhhh mmmmmm – trataba de reprimirsus gemidos
- Está en su cuarto, señora Eugenia, puede gritarsi quiere – Le decía Sofía
- Aghhh Mmmmm, siiiii, hermanaaaaaaa – la monjaseguía en el papel
- ¿Le gusta que la monja la haga acabar, Eugenia?
- Siiiiii hermana, siiiiiii
Sofía supo que no había vueltoatrás. Ya se habían besado, tocado y chupado las tetas y ahora la había hechoacabar con un dedo dentro. Sólo restaba una cosa e iba a ir por ello.
- Eugenia, es hermosa usted!
- ¡Ay hermana! ¡Gracias! ¡Usted también! – la monja respondió con un beso en la boca,corto, pero efectivo
Sofía empezó a tironear parabajarle la última prenda a la monja y no se resistió. Si bien no colaboró tantocomo hasta ahora, se dejaba hacer con naturalidad. Cuando terminó de sacarle la prenda searrodilló, le abrió las piernas y mirándola a los ojos Sofía le dijo:
- Prepárese Eugenia
- ¿Qué me va a hacer, hermana? – preguntó la monja en su papel
- Le voy a chupar la concha – dijo Sofía y bajó lacabeza entre las piernas de la religiosa que las abrió sin pudor
- Aghhhhh hermana! ¡Qué degenerada que es usted! – reía ahora la monja
- Siiii, soy una monjita muy degenerada – decíaSofía dando el primer lametón
La concha de la monja emanaba unnéctar delicioso según supo Sofía en su primera lamida. Posteriormente, empezóa chupar con más decisión volviendo loca a la religiosa que no paraba de gemircomo una loca. Subió un poco con la lengua y rozó el clítoris estremeciendo aúnmás a la caliente monjita.
- ¡Quiero que acabes mientras te chupo! – Sofía sesalió de su papel de monja al tutearla
- Siiiiii, chupame asiiiiiii que voy a acabar – lamonja también salía de su papel
- Acabame en la boca, Angie – le decía con unasonrisa
- Siiiii asiiiii aghhhhh – estaba a punto deacabar la monja
- Sos una monjita degenerada? – dijo Sofía yatrapó el clítoris con sus labios
- Aghhhhhh ahhhhh ahhhhhhahaaaahhhhhhhh – sedeshacía la monja en un orgasmo que parecía interminable
- Mmmmm que rica concha que tenés! – Sofía jugabafuerte
- ¿Te gusta?
- ¡Me encanta! – respondía Sofi ahora muy caliente yfrotándose a sí misma con una mano
- ¡Me encantó lo que me hiciste! – decía la monja
Se recomponía ahora la monja yveía que Sofía no dejaba de masturbarse. Sofía no se animaba a pedirle a lamonja que le haga algo a ella. La monja la contempló a Sofía un largo rato y lavio hermosa. Suave, delicada y frágil. No supo cómo, pero se animó a decirle:
- ¡Quiero hacerte acabar a vos, Sofi!
- ¿Si? ¿Te animas a tocarme? Vení! – le decíaSofía entusiasmada
- Si, hago lo que vos quieras – la monja en unestado de sumisión total
Sofía pudo captar a la perfecciónel estado de la monja y supo que iba a tenerla a su disposición y a la esperade recibir órdenes. Fue así que dijo:
- Sacame la bombacha
- Mmmmm, siiii – La monja solo obedecía
- Vení besame – Sofía se acostó boca arriba y lamonja encima de ella
- Mmmmm, me encanta besarte – la monja se ibasoltando cada vez mas
- Ahora besame y chupame el cuello
- Mmmmm, así? – obedecía la religiosa
- Ahora las tetas, mucho tiempo
- Mmmmm, mmmmmm - la monja se recreó en lospezones de Sofía
- Ahora hacé lo que vos quieras
La hermana Mariángeles supo loque tenía que hacer y fue bajando y besando todo el plano abdomen de la joven.Cuando llego a la pequeña mata de pelos, jugó con su nariz como un perrito traviesolo hace con una pelota lo que provocó la risa de Sofía
- ¿Qué haces? – dijo Sofía sorprendida
- Juego un poco porque no quiero que esto termine– dijo la monja
Esas palabras sonaron hermosas enlos oídos de Sofía y sintió que eran amigas complementarias ya que ella tampocoquería que esto terminara nunca.
Poco tiempo duró el juego porqueel aroma suave que desprendía Sofía pareció embriagar a la monja que sin dudarabrió la boca y sacó la lengua para pasarla muy suavemente por la concha de lajoven Sofía. Sintió un sabor que no esperaba, pero le gustó y se lanzó achupar, lamer y beber. Alternaba usando un dedo para meterlo dentro de laconcha de Sofía que a esta altura tenía un recorrido, corto pero muy intenso.
- Me vas a hacer acabar si seguís así – Dijo Sofía
- Es lo que quiero – decía la monja y chupaba con másdecisión
Algo supo la monja y no seequivocó. Cuando escuchó un gemido de Sofía por un movimiento particular de lalengua en el clítoris, insistió en ese movimiento repitiéndolo una y otra vez.Y fue así como el orgasmo se vino de manera irreversible.
- Aghhhhh ahhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhh –acababa entre fritos Sofía
- Mmmmm, siiiiiii - decía desde abajo la monja
- Aghhh ahhh ahhh ahhhh ahhhhhh me estás haciendoacabar Angie!
- Mmmmm – Sonreía la monja
Le gustaba que solo Sofía lallamaba así “Angie” y le gustaba hacerla acabar de la manera en que lo estabahaciendo. Siguió chupando un rato más y subió a besarla y sus sabores semezclaron en el beso y les gustó mucho a las dos
- Me encantó lo que hicimos – le decía Sofiacariciándole la cabeza a la monja
- Si, fue una locura, pero me gustó mucho
- Lo que te perdiste todos estos años
- Siiiii, es verdad
- Y las cosas que te faltan probar…
- Con esto, me parece que me alcanza, decía lamonja
- Tenés que probar… - se detuvo Sofía
- ¿Que? –la monja era curiosa, no pudo evitar la pregunta
- La pija de Luciano – dijo Sofía poniéndose unpoco colorada
La monja no supo que decir y fueentonces que se quedó callada y se dormitó sobre el pecho de su alumna amiga.
La monja y Sofía se dieron cuentaque era tarde y se pusieron a acomodar su ropa. Ambas en competa desnudez. ASofía le llamaba la atención la falta de pudor de la monja ahora. Doblaronjuntas el hábito y se lavaron los dientes como Dios las trajo al mundo y semiraban a través del espejo y reían como locas.
Finalmente, durmieron juntas ydesnudas en la cama de la madre de Sofía. Ya habían hecho tantas locuras que nole costó mucho convencerla.
(continuará…)
Pueden dejarme sus comentarios enreybaco2005@hotmail.com
O en Telegram @reybaco2005
9 comentarios - Mamá caliente (33)
ABrazooooo