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Amante japonesa parte V

Les recuerdo que los diálogos con "<>" son diálogos en japonés, se los recuerdo por la cantidad de tiempo que ha pasado, y también, porque en este capítulo habrán diálogos con "/" que significan que están hablando en inglés

Si es la primera vez que encuentras uno de mis relatos, por favor, lee la primera parte.

Amante japonesa parte I: http://www.poringa.net/posts/relatos/4109453/Amante-japonesa.html


<D-dijiste que me darías una r-recompensa, no e-esto~> -Dije entre pequeños gemidos con la respiración entrecortada mientras que la sensación de polímeros cómo goma y plástico intentando replicar la carnosidad de la vagina envolvía mi miembro por completo, soltandolo por un momento, solo para volverlo a engullir, todo esto en una sucesión de movimientos lentos de la mano de una Saeko completamente vestida mientras su lengua y labios recorrían la mayor parte de mi cuerpo.

Escuchando mi pequeña queja, Saeko continúo cubriendo mi cuerpo, concentrándose específicamente en mi cuello y pecho de vez en cuando, asegurándose de no dejar un espacio sin labial rojo -<Esta es mi forma de mimarte, puedes correrte cuántas veces quieras, te sacaré el estrés de todo el mes hasta que te desmayes por el cansancio>- Decía mientras que su mano seguía moviendo el onahole - Fleshlight o vagina de plástico, cómo le quieras llamar - lentamente, mezclando algún que otro movimiento circular -<Si aún eres capaz de seguir después de todo, te permitiré que me hagas lo que quieras>- Terminó junto con una sonrisa juguetona.

No me sorprendería si al leer esto, se estuvieran preguntando que paso, ya que el último relato terminó con Saeko llorando en mis brazos y quedándonos dormidos juntos. Necesito regresar a hace unos meses en el tiempo para que entiendan cómo es que Saeko consiguió tenerme a su merced, con mis manos atadas por mi espalda, y con ella aprovechándose de mi.

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Después de quedarme dormido por consolar a Saeko durante la noche, me desperté a la mañana siguiente con algo dificultad. Seguramente eran entre las 4 o 5 de la mañana, ya que sentí un rayo de luz darme en los ojos, espantando todo el sueño que había conseguido reunir después de pasar lo que quedaba de la noche, la resaca golpeándome en la cara y dejándome con una horrible migraña.

-Eso me pasa por pasarme de trago ayer… Y encima me pongo a tomar con Saeko después de salir del motel- Dije para mis adentros, tapándome los ojos con mi brazo izquierdo.

Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a regresarme de golpe, desde yo abriendo la puerta, hasta mi decisión sobre quedarme con Saeko y hacerme cargo de su hija junto ella, y aún después de perder los efectos del alcohol y poder pensar con más calma, mi decisión seguía siendo la misma.

Hablando de Saeko, ella se encontraba aún a mi lado, durmiendo plácidamente, con los ojos hinchados por haber llorado hasta quedarse dormida, abrazándome durante toda la noche sin aflojar su agarre, por lo aún si quería levantarme para tomar algo de agua o lavarme la cara, no podía, viéndome obligado a esperar unos minutos hasta que se despertó.

-<No te vayas>- Fue lo último que dijo antes de despertar, abriendo sus ojos de a poco, algo que se le dificultó aún más por tener los ojos hinchados- <¿Miguel?> -Preguntó Saeko, apenas siendo capaz de distinguirme por culpa de sus ojos.

-<Si, estoy aquí, no iba a irme, y aún si quería hacerlo, no ibas a dejarme>- Respondí sonriendo, aguantando la migraña lo mejor que pude para recibirla de buena manera.

Saeko se me quedó mirando por unos momentos hasta que sus ojos por fin se abrieron por completo, viendo como sus brazos se mantenían alrededor de mi cuerpo en un fuerte agarre, a lo que ella solo se sonrojó, aflojando su agarre y soltandome, arrodillándose en la cama a mi lado.

-<Perdón, de verdad, lo siento mucho, de seguro dormiste incómodo por mi culpa.>

- <¿Por qué te disculpas? No hiciste nada malo- Dije mientras me sentaba en la cams lentamente para evitar que la migraña enviase alguna pulsación.

-<E-es que…>

- <¿Qué? ¿Parece que no haya dormido nada?> -Pregunté con un tono algo juguetón, a lo que Saeko solo respondió asintiendo, haciéndome reír un poco -<No es tu culpa Saeko, es solo que me la pasé lo que quedaba de la noche pensando que hacer.>

La expresión de Saeko pasó de una de preocupación a una de tristeza, bajando su mirada al ni atreverse a verme a los ojos, lo cual me destrozó por dentro. Está vez no era igual que la noche anterior, dónde Saeko lloró ríos de lágrimas por el miedo a perderme, ahora, su cara solo expresaba pena, vergüenza y humillación, lo cual era mil veces peor.

-<Saeko>- Dije para llamar su atención, tomando su barbilla para alzar su cabeza y acercarla a mi, robándole un beso apasionado el cuál la tomó por sorpresa por un momento, pero su cuerpo se relajó poco a poco, permitiendome atraerla a mi, acostandola sobre mi mientras volvía a acostarme, pegando su pecho contra el mío.

- <¿P-por qué?> -Preguntó ella con una expresión perdida, reacción obvia teniendo en cuenta que al parecer se esperaba que la rechazase.

-<Porque cuando dije que estuve pensando, no era para decirte que no quiero estar más contigo>- Mientras explicaba, la pena comenzó a cubrir mi rostro, dejándome rojo, a lo que la expresión de Saeko cambió a una más de interés -<Estuve pensando si era realmente capaz de estar contigo y cuidar de tu hija… y decidí que si.>

Al terminar de hablar, los ojos de Saeko comenzaron a llenarse de lágrimas. Después de un rato de lágrimas, logró relajarse lo suficiente como para mirarme a los ojos, regresandome el mismo beso apasionado de antes, pegando su cuerpo aún más al mío, excitándome y aumentando mi migraña un poco.

Rompí el beso, girando mi cabeza a un lado para no recibir los rayos de sol que lentamente entraban entraban al cuarto -<Siento cortarte de esta manera, pero siento que me están golpeando en la cabeza desde que desperté>- Dije, dejándola ver una sonrisa adolorida.

-<Perdón, no se porqué, pero tengo resaca>- Se excusó Saeko, levantándose y agachando su cabeza en disculpa.

Viéndola disculparse así, me hizo sentir casi como su jefe mientras la regañaba, por lo que le dije que no era necesario. Salí de la cama para dirigirme al baño para echarme agua en la cara, mojando un poco la ropa.

- <¿Quieres una pastilla?>

-<Sí por favor, y creo que está vez no podré rechazar un desayuno, me muero de hambre>- Mencioné sin dejar de mojarme la cara.

Me detuve al notar que mi camisa estaba empezando a pegarse a mi pecho, agarrando una toalla para intentar secarme por completo. Salí del baño con la toalla en mano, todavía secándome la cara, por lo que no podía ver por dónde iba, aun así, supe instintivamente dónde quedaba la sala gracias mis numerosas visitas y trasnochadas.

Cuando por fin terminé con mi cara, me quité la toalla para comenzar con mi camiseta, pero, en lugar de encontrarme con la sala vacía, ví a una niña de lo que parecía ser seis o siete mirándome fijamente con una expresión tranquila, con una pequeña mochila en su espalda y las llaves del apartamento en una de sus manos, asustandome lo suficiente como para pegar un sobresalto.

-<... ¿Saeko?>

-<Ya encontré las pastillas, te sirvo un vaso de agua para qu>- Saeko salió detrás de mi, abriendo los ojos de par en par al ver a la niña frente parada en mitad de la sala mirándonos- <¿M-Mai? ¿Qué haces aquí? ¿Cuando llegaste?>

- <¡¿M-Mai?!> ¡¿Tú hija?! -Pregunté con más fuerza de la que quería, casi gritando por la sorpresa y el susto.

La niña frente a mi era Mai Nakamura, hija de Saeko y de su primer novio quien la dejó al descubrir que iba a ser papá. Mai tiene siete años, faltando poco para que cumpla ocho y mide un metro y dieciséis, de pelo negro liso largo igual que su madre, llegandole hasta los inicios de la espalda y de ojos café más oscuros que los de Saeko, casi del mismo tono que los míos, seguramente sacándolo de su padre.

-<Mamá, son las 8 de la mañana, mi tía te estuvo llamando por todo el camino mientras me traía>- Respondió Mai a las anteriores preguntas de Saeko, con una forma de hablar demasiado formal para una niña de siete.

Saeko comenzó a buscar su celular mientras se rascaba la cabeza, el escuchar que eran las 9 de la mañana nos sorprendió a ambos, ya que era la primera vez que nos despertabamos a esa hora. Agarré la botella con las pastillas y me la tomé sin agua al no ser capaz de moverme de mi lugar por los nervios de estar frente a la hija de mi pareja.

- /¿Eres el nuevo novio de mamá? -Preguntó Mai sin dejar de mirarme en inglés, lo cual me desconfiguró por completo ya que no me esperaba que alguien tan joven me hablase en un idioma completamente diferente a su idioma nativo.

-S-si. /D-digo, si, soy su nuevo novio- La sorpresa causó incluso que le respondiera en español, a lo que ella hizo una mueca de sorpresa -/…Aunque los anteriores no eran sus novios -Mencioné susurrando para que ella no me escuchase.

-/Lo sé, pero mamá siempre los llamaba así cuando los descubría… Te vas a ir, ¿Verdad?

Su pregunta me tomó desprevenido, dejándome sin palabras por los suficientes segundos como para que ella los tomase como un sí, dejando salir un suspiro de decepción. Negué con la cabeza y me acerqué un poco, arrodillándome frente a ella para intentar quedar ojo a ojo.

-/No, no me voy a ir, ni la voy a dejar sola, lo prometo. Se lo dije a Saeko, y ahora te lo digo a ti

El tono en mi voz era serio, sin una pizca de duda, mis ojos se mantuvieron firmes para mantener contacto visual con Mai, por su parte, ella solo negó con la cabeza, mirando hacia otro lado.

-/Lo dudo- Dijo con una expresión como si ya hubiese escuchado las mismas palabras antes -... /Pero prométeme que no harás llorar a mamá- Su expresión seria y calmada cambiaron a una más adolorida, su voz quebrándose un poco.

-… /Lo prometo.

Al terminar de hablar, Saeko apareció de su cuarto, mostrando su celular que, al parecer, se descargó y como se quedó dormida junto conmigo, no pudo ponerlo a cargar, por esa razón no respondió a las llamadas.

-<Realmente lo siento Miguel, no quería presentarlos así…>

-<No tienes porque disculparte, fue solo un pequeño error de los dos, y en algún momento tendría que conocerla> -Al decir eso, Mai frunció el ceño un poco al no entender mucho lo que decíamos.

-<B-bueno… Miguel, cómo ya sabes desde ayer, ella es mi hija Mai… M-Mai, él es mi n-novio… esta vez de verdad, Miguel> -Tanto Saeko cómo Mai me miraron, la primera algo apenada y nerviosa al no saber cómo actuar ahora que nos había presentado, mientras que la segunda intentaba procesar si realmente estaba pensando en quedarme con ellas.

- <¿Mi… Mikero?> -Repitió Mai, pronunciando mal mi nombre y haciéndonos reír a ambos, por lo que conseguimos una mirada de enojo por burlarnos de ella.

-<No, Miguel, Mi-ge-ru. Ven, se escribe así>- Me arrodille junto a ella otra vez, extendiendo mi mano para tomar la suya.

Cuando me la dio, utilicé mi dedo para escribir mi nombre en su palma con la escritura para palabras y nombres extranjeros, katakana. En el japonés, existen tres tipos de escrituras; el hiragana, que es la escritura más básica que existe, para que los niños puedan entender fácilmente al leer, el segundo es el katakana, una escritura creada para poder reconocer las palabras extranjeras, ya que muchas usan letras que no existen en los caracteres que usan, cómo la L, de ahí el error de Mai. La tercera es la que todos conocen, el kanji, que son los caracteres complejos usados para decir algo con una imagen, ya que a eso se traducen los kanjis, imágenes que han sido traducidas a dibujo, o más exactamente, a trazos.

-<Ah, Mi-ge-ru… Miguel. Ya entendí, gracias Miguel>- Mai me mostró una sonrisa que terminó derritiendo mi corazón, haciéndome sonreír de regreso, y por lo que pude notar, Saeko estaba ocultando una sonrisa igual de alegría al vernos así.

De repente, recordé la hora, y la fecha por la que celebramos el día anterior regresó a mi mente -<Hoy es Navidad>- Dije sin pensar, volteando a ver a Saeko, quién me escuchó sin problemas, dejando salir un pequeño grito al darse cuenta, corriendo al cuarto de Mai por un momento, dejándome solo con ella otra vez -... Feliz navidad, <prometo que te conseguiré un regalo en otro momento.>

-F-ferizu navidato- Dijo Mai en un intento de hablar español, sacándome otra pequeña risa mientras que se sonrojaba -<Y no es necesario.>

-<Se que no lo es, pero quiero darte un regalo de navidad.>

-<... Gracias>- Agradeció Mai, bajando su cabeza para esconder su alegría por mi insistencia en darle un regalo.

Saeko volvió con un pequeño regalo, ofreciéndolo a su hija mientras le deseaba una feliz navidad sonriendo. Mai abrió los ojos de sorpresa, recibiendo el regalo y yendo directamente a su cuarto para abrirlo.

- <¿Le das los regalos de frente?>

-<Mai me descubrió hace dos años, tuve que decirle que yo era Santa Claus>- Respondió Saeko, dejando salir un suspiro pesado.

- <¿O sea que solo lograste mantener la ilusión de la navidad hasta sus cinco años? -Pregunté de forma burlona, ganándome un golpe en el costado por reirme.

-<Estaba ocupada y estresada, pensaba que Mai estaba dormida, pero en realidad me esperó despierta porque estaba preocupada por mi…>- Saeko volvió a suspirar, esta vez era en derrota, rascándose la cabeza -<Soy una mala madre.>

-<No, no lo eres>- Me acerqué a Saeko con los brazos abiertos, abrazándola y besando su frente -<Haz cuidado de Mai por ti sola, sin ayuda de tus padres o de su papá. Que Mai sea tan madura con tan solo siete años es impresionante, y demuestra que la has criado muy bien.>

-<Esa es la cosa, preferiría que actuase más como una niña de su edad… sin esperarme hasta tarde sin quedarse dormida, que no se preocupe tanto por mis relaciones… pero gracias.>

Mientras nos abrazábamos, estuvimos a punto de besarnos cuando Mai regresó de su cuarto, mostrando un fajo de billetes de yenes que al parecer llevaba ahorrando desde hace mucho, provenientes de regalos de cumpleaños, día del niño y navidad. La cantidad de billetes terminó por hacerme sentir pobre, sabiendo que mis bolsillos estaban vacíos por pagar por los tragos ayer.

Saeko rompió el abrazo para dirigirse a su hija, ayudándola a contar el fajo de billetes correctamente. Tengo que admitir que verlas juntas era algo lindo, pero de igual forma, me hacía sentir algo fuera de lugar -<Feliz navidad a las dos, tengo que irme.>

- <¿Q-qué?> -Saeko me miró con algo de sorpresa, encendiendo su celular para ver la hora, ya había pasado una hora desde que nos despertamos, por lo que ya eran las 9 de la mañana- <No, no tienes que irte, todavía es temprano, además, dijistes que está vez si desayunarias aquí>

-<Si te vas porque estoy aquí, puedo dejarlos solos>- Dijo Mai, mirándome a los ojos ojos con algo de preocupación y duda, haciéndome saber que tuviera mucho cuidado con romper mi promesa de no abandonar o hacer llorar a su madre.

-<No, no es por eso, solo quiero que ustedes pasen navidad juntas como madre e hija, me sentiría muy incómodo si me quedo, pero prometo regresar después o mañana>- Respondí sonriendo, dirigiéndome a la puerta del apartamento.

Saeko se levantó para acompañarme a la puerta, diciendo que no tenía porque sentirme incómodo y rogándome por que me quedara, mirando a su hija de reojo y acercándose a mi oreja lentamente -<Compré un pastel de fresas y crema… ¿N-no quieres quedarte y probarlo?>

Sus intentos de hacer que me quedase eran obviamente en su preocupación de que las abandonara, por lo que solo le dí otro beso, separandome un momento -<Volveré en la noche, disfruten de la navidad. Quiero conocer mejor a Mai, así que guárdame un poco del pastel> -Dije sonriendo, a lo que Mai, al haberme escuchado hablar sobre un pastel, se acercó a Saeko para pedirle un poco.

Mientras que ella le explicaba a su hija que primero debían desayunar, me despedí por última vez, saliendo del apartamento con una gran sonrisa. Mai era una niña muy linda, y me alegraba que se preocupase por su madre, pero lo más interesante de ella eran esos cambios drásticos entre madurez y actitud infantil, haciéndome reír un poco.

Mientras caminaba, recordé que Mai dijo que su tía estuvo llamando a Saeko por un rato, por lo que empecé a preguntarme si ella es con quién Mai se quedaba cada que su madre y yo nos encontrábamos.

-Espera…- Me detuve en seco, rascándome la cabeza por un momento al pensar las cosas un- ¿Saeko tiene una hermana? -Pregunté para mis adentros al darme cuenta que <tía> (Oba/Oba-san) significaba tía, golpeándome a mí mismo internamente por olvidar vocabulario tan básico, posiblemente por la sorpresa del momento- ¿Por qué no me dijo?

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Ha pasado sólo un mes después de que conociera a Mai, y tal y como prometí, regresé la noche del mismo día para probar el pastel que Saeko compró y conocer un poco más de Mai, la cual, resulta tener las mejores notas en su clase sin recibir ayuda alguna de su madre, específicamente en inglés, lo cual explica cómo pudimos mantener toda una conversación sin problemas antes. Luego de pasar un buen tiempo hablando, el cansancio terminó por ganarle a Mai, la cual se quedó dormida en el sofá de la sala mientras que Saeko y yo hablábamos.

Seguimos hablando por otro rato, comiendo la última porción de pastel entre nosotros, y al terminar, decidí preguntarle a Saeko acerca de su hermana, cosa que la tomó por sorpresa, hasta que recordó que Mai la mencionó cuando llegó al apartamento.

Saeko volvió a disculparse conmigo, explicando que a diferencia con Mai, a quién intentó ocultar por miedo de que la abandonase, el tema de su hermana siempre se le escapaba de la cabeza, ya que las dos nunca han sido muy cercanas. Su hermana se llama Saori Nakamura y tiene 39 años, haciéndola la mayor de las dos, y resulta que mucho antes de que los padres de Saeko la echaran de la casa por su embarazo, su hermana se escapó de casa por los estrictos que llegaban a ser con ella, abandonandola con ellos y rompiendo la relación que tenían hasta ese momento.

Dos años después de ser abandonada por sus padres, Saori y Saeko se encontraron por casualidad, y al hablar, ambas entendieron la razón por la que ahora no vivían bajo el techo de sus padres. Queriendo recomponer su relación, Saori se ofreció a ayudar a su hermana, cuidando a Mai cuando podía para que Saeko pudiera trabajar en su recién inaugurado bar o para tener algún que otro encuentro con hombres cuando necesitase relajarse.

Al terminar de explicarme, Saeko volvió a disculparse conmigo, cosa que le pedí que dejase de hacer, ya que no era necesario porque no le estaba pidiendo ningún tipo de explicación y que solo quería saber más de ella.

Después de navidad, pasé el mes entero conociendo mejor a Mai y llevándome mejor con ella, logrando que fuera más amigable conmigo. A su vez, cuando volví a encontrarme con Natsuki y Kaori, la dos estaban felices de que supiera sobre Mai y de que realmente estuviera intentando conseguir que se abriera más a mí, diciéndome que cuando Saeko les contó que sabía sobre su hija, ambas se preocuparon de que decidiera romper con ella justo un día después de iniciar nuestra relación y disculpándose por no decirme acerca de ella.

Antes de que se acabase nuestro mes de vacaciones, mis amigos y yo decidimos ir a un onsen, aguas termales naturales provenientes de los volcanes para relajarnos, ya que solo nos quedaba poco para terminar con la universidad, y necesitábamos quitarnos todas nuestras preocupaciones para poder concentrarnos.

Los cinco nos encontrábamos en el agua completamente desnudos con las toallas alrededor de nuestros cuellos, podrían pensar que es raro estar desnudos frente a sus amigos, pero así es como se disfruta onsen de verdad, dejando que el agua caliente te moje por completo, además, cuatro de nosotros ya nos habíamos visto los penes cuando tuvimos nuestra pseudo orgía con nuestras parejas, siendo Wilfrido el único que nos sorprendió al momento de quitarse la toalla al entrar, dejando ver también tiene un pene de carne como el mío, el suyo siendo algo más largo, por lo que lo molestamos con burlas de que su novia tenía que estar satisfecha con él.

-<Miguel ¿Cómo vas con Saeko y su hija?> -Preguntó Takao, el cual, después de su primera noche de sexo con Natsuki, siguió encontrandose con ella, y en uno de sus encuentros, ella le reveló todo lo sucedido al pensar que él ya sabía, para después ir a nuestro chat grupal y decirle a todos sobre Mai y mi decisión de seguir con Saeko, cosa que traté de mantener en secreto para contárselos en un mejor momento.

-Todo va bien, Mai dejó de ser tan fría conmigo, cada que llego al apartamento mientras ella está, me saluda con un abrazo.

-Ahora nos saliste con una hija chico- Mencionó Lisandro en forma de burla, por lo que aproveché que estaba cerca de mí para golpearlo un poco en juego, haciéndonos reír a todos -Pero hablando en serio, me parece muy maduro de tu parte el que quieras seguir con Saeko.

-<No exageres Lisandro>- Dijo Saiba, saliendo un poco del agua para agarrar la lata de cerveza de la que estaba tomando -<Si se volvieron pareja, era obvio que Miguel tenía que seguir saliendo con ella, si no lo hacía, yo mismo le doy una paliza.>

-Yo también- Continuó Wilfrido, quien solo mantenía su cuerpo de la cintura para abajo bajo el agua -Tengo familiares que me han contado que abandonaron a sus novias al momento de descubrir que eran madres solteras, y no sabes las veces que he querido partirles la cara y decirles lo que pienso.

-Me alegra saber que tengo muy buenos amigos- Dije rodando los ojos, a lo que Saiba y Wilfrido solo sonrieron al mismo tiempo -Hablando en serio, incluso mi mamá me hubiera matado, ella me contó que una de sus hermanas también era madre soltera, y ella sufrió mucho por todas los novios que la abandonaron al descubrir que tenía un hijo, por lo que nos clavó en la cabeza a mi hermano y mi que si algún día conseguimos novia con hijo nos hagamos cargo.

Los cuatro simplemente asintieron al estar de acuerdo, dejando salir un suspiro de alivio, para entonces pasar a hablar acerca de nuestro último tramo en la universidad, aunque por mi parte, intenté no pensar mucho en eso, ya que solo me hacía entender el tiempo que me quedaba en Japón.

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Y así pasó otro mes, mes en el que comencé a arrepentirme por tomar el examen de dominio del japonés y aceptar la beca, ya que desde el momento que volvieron a empezar las clases, todos los días se convirtieron en horas y horas de investigación que me obligaban a no salir de la universidad para poder usar todos los recursos en esta.

La exigencia en este último semestre de primavera era tal, que incluso uno de los mejores estudiantes de nuestra carrera fue encontrado en los pasillos de la universidad llorando por la presión.

Cómo ya podrán imaginarse, el mes pasó sin que Saeko y yo nos vieramos, y, si les soy sincero, fue la mayor tortura que he tenido que soportar. Mi único consuelo fue que no era el único, Lisandro, Saiba y Takao también sufrían al no poder ver a sus novias sin importar cuánto quisieran, Wilfrido siendo el único exonerado de dicho sufrimiento al ya estar acostumbrado.

Obviamente, estuve todo el mes manteniendo comunicación con Saeko y Mai por medio de mensajes o llamadas, dónde hablaba con ellas hasta altas horas de la noche, compartiendo lo que había sucedido durante el tiempo que no habíamos hablado, alegrandome el día lo suficiente como para poder continuar, aunque las fotos con poca ropa o desnudas de Saeko también ayudaban.

Para cuando el mes por fin terminó, noté que caía en un día festivo de Japón en el 11 de febrero, el día de la fundación nacional, el cual, era el día perfecto para poder ir a visitarla, por lo que me preparé para enviarle un mensaje para que podamos vernos, pero antes de que siquiera pudiera escribir, Saeko me envió la dirección de un motel en Ikebukuro y el número de un cuarto, seguido del mensaje "Mereces una recompensa".

Salí corriendo de mi apartamento, tenía suerte de que el motel no estaba muy lejos de este, por lo que solo me tomaría unos seis minutos si corría. Me gané algunas miradas extrañas de personas que, en su punto de vista, seguramente solo vieron a un loco de remate corriendo con todas sus fuerzas.

Cuando por fin llegué al motel, tuve que reposar mi cuerpo contra la puerta de este, sintiendo como cada uno de mis intentos por respirar terminaban en pequeños quejidos.

La recepcionista del motel salió un momento para pedirme que me retirara, mirándome con algo de disgusto mal disimulado al verme empapado de sudor con la respiración entrecortada.

-Cuatro… <D-disculpe… habitación cuatro… una mujer me está esperando>- Dije cómo pude cada que lograba llenar mis pulmones de oxígeno, alzando la mirada un poco, viendo que la recepcionista era algo joven, tal vez de mi edad, entre los 23 o 21.

La evidente cara de disgusto de la recepcionista cambió por una pensativa, recordando algo que la hizo entrar al motel otra vez, utilizando el teléfono para llamar a la habitación y preguntar por lo que dije.

Habiendome recuperado lo suficiente, me alejé de la pared para abrir la puerta y entrar, sintiendo el frio del lugar golpear todo mi cuerpo por estar cubierto de sudor, lo cual, en lugar de quitarme la calentura por completo, solo consiguió enviar un escalofrío por todo mi cuerpo, que sirvió como un pequeño preámbulo para el placer que estaba por sentir.

-<Siga a la habitación cuatro, y me disculpo si le falté el respeto>- Dijo la joven recepcionista, haciendo una pequeña reverencia.

Dejé salir un pequeño suspiro de alivio al finalmente recuperar el aliento, explicándole que no era necesario que se disculpar mientras me dirigía a la puerta, abriendola con cuidado y encontrándome con un modesto cuarto con cama, espejo, mesa de noche llena de condones y un baño.

Saeko se encontraba en mitad del cuarto vistiendo una camisa blanca de botones con un pantalón azul apretado, sonriendo por lo rápido que llegué y por mi ropa empapada de sudor. Abrió los brazos para que le diera un abrazo, con una expresión de burla en su rostro, preparándose para reírse un poco de mi, pero antes de que siquiera pudiera articular una palabra, la besé, un pequeño beso lleno de sentimiento.

Separándome de su boca, la abracé con todas mis fuerzas, disfrutando cada segundo de volver a tenerla cerca. Saeko, por su parte, aceptó el abrazo, acariciando mi cabeza con cariño mientras sonreía.

-<Un mes es mucho tiempo… demasiado, y se vuelve peor al estar inundado con trabajos de la universidad… tenía muchas ganas de verte>- El cansancio se podía notar en mi voz junto como como mi cuerpo comenzaba a dejarse caer sobre ella al sentir su calor.

-<Te entiendo>- Dijo Saeko, que mientras mi cuerpo caía sobre ella y mi abrazo se aflojaba, ella aumentó si agarre, besando mi mejilla -<No tienes que pensar en la universidad en este día, así que relajarte, y déjame mimarte>- Cuando terminó de hablar, me separé de ella un poco por sorpresa al escucharla decir algo así, a lo que Saeko simplemente sonrió un poco.

Después de decir eso, sin dejarme hablar, Saeko me desnudó por completo y empujó en dirección al baño, haciéndome creer que nos daríamos un baño juntos, pensamiento que solo duró un momento, terminando al escuchar la puerta cerrarse detrás de mí, escuchándola decir que ella ya se había lavado, y que ahora necesitaba hacerlo yo.

Me dí una pequeña olfateada para ver si me pedía que me bañara por oler mal, y por suerte, el olor a sudor no era muy fuerte. De cualquier manera, por cortesía y para poder relajarme, comencé a tirarme agua para quitarme el sudor y cualquier otra suciedad de encima, metiéndome en la tina por un momento, saliendo al poco rato para no dejar esperando a Saeko y evitar quedarme dormido.

Salí del baño secándome el pelo, retirándome la toalla de la cara para encontrar a Saeko aún vestida sentada en la cama, tomándome de la mano para sentarme su lado.

- <¿Recuerdas cuando me amarraste?

-<Si… ¿Quieres volver a hacer Shibari?> -Pregunté con una pequeña risa, echando mi cuerpo hacia atrás y apoyándolo en mis brazos -<Pero no tengo la cuerda, a no ser que hayas traído una.>

Al escucharme, Saeko simplemente buscó debajo de la cama, sacando una gran bolsa de papel y, sin mostrarme el interior de esta, sacando la cuerda necesaria -<Si quiero, pero no como la última vez… esta vez quiero amarrarte>- Dijo Saeko con un tono de ruego en su voz junto a una sonrisa, lo cual consiguió que aceptara.

Aceptado su pedido, comencé a seguir cada orden que me daba para facilitarle el amarrado, por lo que termine con la cuerda rodeando mi cuello sin mucha presión, recorriendo ambos brazos y dejándolos por mi espalda, y de ahí, la cuerda terminó por rodear mi cintura, en resumen, el mismo concepto de amarre al que le hice en su momento, pero uno algo más complejo.

Quise preguntar qué tendría que hacer ahora, pero Saeko solo me pidió que me quedase callado, tomando la bolsa de papel otra vez, volcándola y dejando que el contenido dentro de esta saliese por su cuenta, haciéndome abrir los ojos en sorpresa al ver que había traído.

Cuatro onaholes distintos, todos de tipo y funciones distintas simplemente rodaron hasta salir, tres de estos, uno rojo, otro azúl claro y otro blanco con gris, el cuál era el más grande de los tres, parecían venir de la renombrada marca Tenga, la cual es la que se encarga de fabricar la mayoría de juguetes para hombres de Japón, fácilmente reconocidos por sus tamaños compactos y su forma de cilindro hermético. El otro producto no era de una marca que podría reconocer, siendo el más pequeño y simple de todos, un juguete transparente de goma y plástico.

- <¿Cuál debería usar primero?..> -Se preguntó Saeko a sí misma, agarrando el Tenga azul y el pequeño onahole transparente, inclinando su cabeza un poco mientras pensaba.

-<Espera espera, no me dijiste nada de esto… ¿Qué tiene que ver eso con una recompensa o mimos?> -Pregunté al mismo tiempo que forcejeaba para intentar liberarme del amarre, pero las cuerdas rodeando mi cuello y cintura lo hacían imposible, cosa que solo consiguió que Saeko soltase una pequeña risa.

-<No te preocupes, ya verás>- Escucharla decir consiguió que un escalofrío recorría toda mi espalda.

Saeko soltó el Tenga azul, tomando el transparente con las dos manos, arrodillándose entre mis piernas para encontrarse de frente con verga erecta, lo cual me hizo dudar de si tenía algún tipo de vena masoquista o sumisa.

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Y ahora regresamos al presente, dónde la recompensa se convirtió en un reto para medir qué tan resistente era, con Saeko usando los cinco juguetes en mi miembro erecto que no podía bajar por la sobreestimulación mientras que disfrutaba de mis reacciones de placer al sentir sus labios o lengua pasar por cualquier parte de mi cuerpo.

Cómo ya saben, el primer juguete fue el transparente, el cual, no se comparaba en nada al sexo de Saeko, pero si el producto vende, es por algo. La sensación que provocaban los pliegues del onahole con el lubricante en su intento por replicar una vagina era el suficiente como mantener mi pene al máximo, la mayoría concentrándose en la punta, la cual era liberada de su prisión de placer al llegar a la abertura en el otro extremo, solo para volver a entrar y sentirlo otra vez.

La repetición de este movimiento terminó por llevarme a mí límite, corriéndome y disparando la mayoría al suelo de la habitación, dejando a mi pene palpitando dentro del juguete que aún era apretado por la mano de Saeko, así marcando mi primera acabada.

El segundo producto fue un Tenga, que, al momento que la punta de mi verga entró en la vagina de plástico, di un pequeño salto por la sensación de succión provocada por el vacío dentro cilindro hermético rojo. El vacío dentro del Tenga se creaba con una abertura en la punta de arriba del producto que estaba cubierta por un sticker, pero que al retirarse, te permitía controlar la succión dentro de este con tu dedo, función que Saeko aprovechó mientras me masturbaba, recreando el mismo alivio de antes, solo que está vez no tenía que dejar de mover su mano, consiguiendo mi segunda venida, retirando el juguete lentamente de mi pene.

Al terminar de sacarlo, cerré mis ojos mientras soltaba un suspiro de alivio, comenzando a preguntarme mentalmente cuál sería el siguiente producto que usaría para masturbarme, tomándome por sorpresa al sentir un calor conocido rodeando mi miembro, junto a unos labios reales engullendo el palo por completo, para que ser recibido dentro por una lengua. Contrario a lo que pensaba, Saeko comenzó a chuparmela, dejando que sus labios recorrieran todo el mango de mi pene mientras subía y bajaba, sacando su lengua de vez en cuando para que acompañase al mismo movimiento.

Después de un buen rato, justo cuando comenzaba a sentir mi esperma subir, Saeko liberó mi pene, dejándolo reluciente con saliva y sin semen, levantándose para agarrar el próximo producto.

El tercer juguete fue el Tenga blanco con gris, que en tamaño era ¼ más grande en comparación a los otros, con una base removible para insertar el miembro y botones a un lado, los cuales, me ayudaron a entender la peculiaridad de este onahole. Contrario a los anteriores, este era un Tenga automático, permitiendo que el interior gire con diferentes velocidades, función que Saeko utilizó sin tener que usar su mano, por lo que está vez se concentró en mantener mi cabeza bajo su control, robándome besos apasionados y con lengua, dejándome sin aliento hasta separarnos para permitirme respirar, solo para llevar la velocidad al máximo, obligandome a disparar por tercera vez, dejándome sin aliento por última vez.

Para mi cuarta corrida, Saeko eligió el Tenga azúl claro, dejando de último a la cintura de silicona, que no parecía tener una función distinta al Tenga rojo, solo para hacerme saltar de la misma forma al sentir la succión en la punta de mi pene, acompañada de una sensación fría que comenzaba a extenderse por todo mi miembro, haciéndome temblar en una mezcla de placer y frío, consiguiendo que acabase rápido al no poder soportarlo más.

Dejando que el aire vuelva a circular dentro del frío Tenga, mi verga congelada volvió a enviar un escalofrío por todo mi cuerpo al sentir el aire acondicionado de la habitación, poniéndome la piel de gallina y manteniendo mi miembro erecto, señalando a los labios de Saeko, cosa que ella entendió como mi pene rogando por otra chupada.

Decidiendo complacer sus ruegos, Saeko acercó su boca a la cabeza para darle un pequeño beso antes de empezar, alejándose enseguida al sentir que sus labios casi se congelan simplemente por rosarlo, por lo que no pude evitar reírme a carcajadas al ver cómo le salía el tiro por la culata, algo que ella no tomó muy bien. Saeko envolvió mi miembro con sus senos aún dentro de su camisa de botones, abriendo solamente dos botones, creando un espacio para dejar que mi pene quedase entre ambos melones, la camisa creando suficiente presión en sus pechos para dejarle hacer una rusa sin mucho problema.

Nuestros cuerpos se tensaron al mismo tiempo por el repentino cambio de temperatura, su calor corporal chocando con el frío restante en mi entrepierna, el cual fue desapareciendo poco a poco por el roce entre los dos. Sintiendo el cambio de temperatura, Saeko abrió otro botón en su camisa, creando una salida para la punta de mi pene, por lo que comenzó a lamerlo y chuparlo para aumentar el placer, manteniéndome duro.

-<Creo que ya te he torturado suficiente>- Mencionó Saeko a la par que usaba uno de sus dedos para alzar su camisa, dejando salir mi verga de entre sus senos, que palpitaba cómo loco, queriendo disparar otro chorro de semen -<Ven, déjame deshacer el nudo>- Pero ella simplemente lo ignoró por completo.

Era obvio que Saeko lo estaba disfrutando, pero se volvió mucho más evidente en el momento que decidió lamer mi oreja y reposar sus senos en mi hombro mientras me liberaba, llevándome al límite.

En el momento que sentí que pude separar mis brazos, moví mi mano izquierda para colocarla detrás de la cabeza de Saeko, atrayéndola a mí para recibirla con un beso lleno de lujuria, usando mi otra mano para apretar uno de sus pechos, abriéndole los botones de la camisa sin mucho cuidado, dañando algunos en el proceso.

Saeko, por su parte, correspondió el beso y recibió cada uno de mis ataques a su camisa y senos, soltando algún que otro leve gemido. Sus manos se dirigieron a mi palpitante pene, jugando con la punta un poco al sentir cuánto rogaba por terminar.

-<E-espe->- Saeko intentó separarse por un momento de mí para decir algo, pero en mi necesidad de penetrarla, utilicé toda la fuerza en mi brazo para acercar su cabeza otra vez, envolviendo su lengua con la mía.

Sin dejar de besarla, dejé que mi peso corporal la hiciera acostarse en la cama, quedando sobre ella, por lo que ya no necesitaba usar mi mano para mantenerla cerca. Use ambas manos para terminar de abrir su camisa y quitarle el brazier, teniendo sus senos desnudos frente a mí, por lo que comencé a jugar con uno, mientras que solo me concentraba en manosear el otro.

-<M-Miguel, p-por fav- Ahhh~>- Volví a interrumpir su hablar al tomarla por sorpresa introduciendo uno de mis dedos - El cual había recorrido desde su seno hasta su cintura con delicadeza para evitar que ella lo notase - en su vagina, por lo que no pudo evitar soltar otro gemido, este siendo mucho más fuerte que los otros.

Comencé a masturbarla lentamente, separando mis labios de los suyos para realizar el mismo recorrido que ella hizo por todo mi cuerpo en el suyo, chupando y lamiendo sus pezones, besando su abdomen, etc, todo para acercarme cada vez más a su entrepierna, hasta que recibí un golpe en mi frente que me hizo separarme de ella inmediatamente.

- <¡Miguel!> -Gritó Saeko, haciéndome entender que el dolor provenía de un golpe con con sus dedos para llamar mi atención- <¡Te estoy diciendo que me des un momento!>

Me quedé congelado al escucharla gritarme, tomandome un momento para darme cuenta que cada que se separaba o pedía que me detenga no era en juego, haciéndome sentir horrible por casi obligarla a hacerlo, por lo que baje mi cabeza en disculpa -<P-perdón, ¿Te lastime?

- <¿Hmm? ¡Ah! ¡No no no! Estoy bien, no te preocupes>- Dijo mientras se acercaba, robándome un corto beso, separandose para tomarme de la barbilla para hacerme mirarla a los ojos -<Tranquilo, lo estabas haciendo muy bien… D-de hecho, muy bien, incluso mejor de lo que recordaba.>

Al terminar de hablar, Saeko buscó por los lados de la cama, tomando la bolsa de papel nuevamente, sacando una pequeña caja de marca, tomando mi mano para dejarla en esta. Agarré la pequeña caja con ambas manos y comencé a leer la marca, la cual sólo decía "Hot Clit" en letras grandes color púrpura, los Kanjis de abajo decían que era un gel para mejorar los juegos en la cama, aumentando la sensibilidad en el clítoris.

Leyendo toda la descripción de la caja, las expresiones en mi rostro pasaron de sorpresa a pena, y luego a risa, por lo que Saeko se lanzó sobre mí apenada para hacerme parar de reír.

- <¡Ya deja de reír!> -Rogó Saeko, con las mejillas completamente rojas por la pena, por lo que tomé varias bocanadas de aire para calmarme -<Mi plan era torturarte con juguetes por un rato hasta que notara que tu pene no aguantase más. Sabía que querrías coger o hacerme lo mismo sin esperar un segundo, por lo que, antes de que llegases a hacerlo, te mostraría el gel para fuese igual a lo que te hice… y que sea más placentero>- Explicó ella al mismo tiempo que se quitaba su camisa, bajando su pantalón un poco.

Mi única reacción ante su explicación fue otra risa, con la que casi me gano otro golpe en la frente, pero antes de que pudiera golpearme, descansé mi cabeza en su pecho, dejando salir un largo suspiro -Te amo- Dije susurrando en español con mi cabeza entre sus senos, por lo que Saeko no consiguió escucharme.

Alcé mi rostro para darle otro beso, haciéndola acostarse para poder quitarle su pantalón y ropa interior, teniendo su vagina frente a mí después de un mes sin vernos, por lo que me acerqué, dándole pequeños besos alrededor, haciéndole algo de cosquillas a Saeko. Me alejé de su entrepierna para tomar la caja otra vez, abriéndola para sacar el contenedor del gel, un pequeño frasco circular con dispensador.

En el frasco recomendaban que el gel solo se aplicara una vez en el clítoris, para esparcirlo por y alrededor de este, por lo qué me eché un poco en el dedo índice y comencé a esparcirlo.

- <¡Ah!> -Exclamó Saeko con un sobresalto, asustándome por un momento -<Está caliente…>- Explicó con una pequeña sonrisa apenada.

La miré con algo de desconfianza, soltando una pequeña risa ante si reacción al gel, aunque era entendible viendo el lugar donde se lo aplicaba. Seguí esparciendolo hasta que solo quedó la sensación pegajosa que deja cualquier gel, sintiendo algo de frío en la yema de mis dedos, por lo que decidí soplar, notando como el frío aumentó, causando un pequeño cosquilleo en estos.

-<Creo que ya está haciendo efecto.>

- <¿T-tu c-creés?> -Preguntó Saeko con un tono burlon, teniendo unos leves tartamudeos al a vez que su cuerpo empezaba a temblar, siendo sus piernas de dónde lo que más temblaba.

Verla así hizo que mis labios se contorsionasen en una pequeña sonrisa con malicia, el cosquilleo en mis dedos aún présente, haciéndome entender que tan bueno era el producto, ya que si así se sentían mis dedos con un solo soplido, ¿Cómo se sentiría para ella en la parte de su cuerpo con la mayor cantidad de terminaciones nerviosas?

Pudiendo ver la malicia en mi sonrisa, la expresión en la cara de Saeko dejaba ver qué sabía que tenía algo planeado, por lo que comenzó a ponerse nerviosa, seguramente al recordar todo lo que me hizo pasar, por lo que, intentando tapar su entrepierna, terminó rozando la palma de su mano por error en su clítoris, haciéndola levantar su cintura mientras cruzaba las piernas por el placer que generaba el cosquilleo.

Viéndola así, temblando cada vez más por la sensación que se extendía por toda su vagina, terminó siendo la gota que rebasó el vaso, por lo que agarré sus piernas, separándolas para darme camino libre a su coño, el cual estaba completamente empapado.

Acerqué mi cara a esta, recibiendo las manos de Saeko que intentaban alejarme, pero, para mala suerte de ella, soplé con algo de fuerza en dirección a su clítoris, aumentando la sensación de frío por todo el área y aumentando en gran medida el cosquilleo. Sus brazos y piernas empezaron a perder fuerza, permitiendome acercarme por completo par agarrarla de la cintura y alzarla aún más, haciendo que su cintura quedase mirando al techo y colocándome justo frente su cuerpo para reposarlo en el mío, dejando mi cara perfectamente posicionada frente a su entrepierna, con una perfecta visión del rostro completamente rojo de Saeko por lo penoso de la posición.

Sin permitirle hablar, acerqué mi lengua a sus labios, lamiendo tanto el exterior como su vagina, concentrándome de vez en cuando en su clítoris, consiguiendo que Saeko soltase varios gemidos fuertes, seguidos de espasmos y temblores que me dejaban saber que tanto lo estaba disfrutando. Incluso si esto era mi venganza por lo de antes, quería que se embriagase de placer.

Continué así por un largo rato, tal vez por 20 minutos o media hora, logrando que Saeko se corriera cuatro veces. En uno de sus orgasmos, su cuerpo consiguió la fuerza suficiente como para alejarme de un golpe, por lo que tuve que abrazar su cintura con mis brazos, y, para mí sorpresa, Saeko correspondió rodeando mi cabeza con sus piernas, lo que me hizo entender que ella quería que continuase.

Ahora nos encontramos acostados en la cama, su cuerpo sobre el mío y su cara plantada en mi pecho mientras descansaba, respirando con dificultad y forzandose a tomar grandes bocanadas de aire para calmarse, lo que solo terminó por hacerme reír.

Mientras reía, recibí un fuerte golpe en mi pecho que consiguió sacarme algo de aire, pero aun así, apenas respirando, seguí riendo, y Saeko, quien estaba empezando a recuperarse, comenzó a reírse junto conmigo.

-<Gracias>- Dije, dejando de reír a la vez que me sobaba por el golpe.

- <¿Por qué?>

-<No lo sé… Por detenerme ese día y ponerme contra la pared, por aceptar mi proposición en navidad, por confiar en mí y contarme acerca de la relación con tus padre, acerca de Mai y de tu hermana… y por hoy… incluso si la mayor parte del tiempo se fue una tortura para mí.>

Saeko simplemente se rió ante lo último, disculpándose entre risas, separando su cuerpo del mío al haberse calmado lo suficiente, sentándose frente a mí para verme a los ojos -<Entonces también tengo que darte las gracias… no sabes lo feliz que he sido durante todo este tiempo… incluso lograste que Mai comenzase a actuar más acorde a su edad, hasta pregunta por ti de vez en cuando.>

-<Que linda… ¿Tu hermana la está cuidando otra vez?> -Pregunté mientras alzaba mi cuerpo para sentarme, acercándome un poco a ella, por lo que reposó su cabeza en mi hombro.

-<Si, le dije que tendría otro encuentro con un hombre… Me da pena decirle que tengo novio a mi hermana mayor.>

No pude evitar sonreír al escucharla, verla actuar de tal forma después de nuestro primer encuentro y de su momento de flaqueza hace unos meses me ponía feliz -<Escucharte decir eso es tan tierno… me gustaría conocer a Saori>

-<No te preocupes, la vas a conocer, pero necesito tiempo.>

-<Por mi está bien>- Dije sonriendo, besando su cabeza y reposando la mía en la suya, disfrutando el momento.

-<Tendremos que salir dentro de poco, no nos queda mucho tiempo… ¿Te gustaría hacerlo una vez antes de salir?>

-<Claro, ya descansé lo suficiente, ponte cómoda mientras agarro un co>- Antes de que pudiera terminar de hablar o de levantarme, la mano de Saeko agarró mi brazo con fuerza, interrumpiendome, obligandome al mismo tiempo a sentarme.

-<No… sin condón.>

-<Ah, ¿Entonces es un día seguro?> -Pregunté con una sonrisa, pero no recibí respuesta, en cambio, el cuarto se llenó de un silencio que no podría describir incluso ahora.

Saeko se quedó sentada sin decir nada, negando con la cabeza al no atreverse a decir algo por la pena y el nervio. Por mi parte, mi corazón empezó a latir rápidamente, mi mente generando ideas y escenas de a lo que se refería al ofrecerme hacerlo sin condón en un día no seguro, por lo que no pude evitar tragar saliva, excitandome poco a poco por la simple idea.

- <¿Estás segura?> -Pregunté incrédulo, pensando que tal vez solo era una pequeña broma, pero para mí sorpresa, Saeko asintió, manteniendo su cabeza baja al no ser capaz de aguantar la pena, por lo que seguro vio cómo mi pene volvía a ponerse duro con la simple idea de la posibilidad de preñarla.

Teniendo la aprobación y consentimiento del otro, Saeko se acomodó por su cuenta en la cama, dejándome espacio para acostarme. Acomodé mi cuerpo como ella lo pidió, a lo que Saeko, agarrando mi pene para poder guiarlo, se acostó sobre mí, dándome un último beso antes de dejarse caer sobre mi miembro, el cual la penetró por completo, dejándonos sentir el calor de cada uno y las ganas que teníamos por el otro.

Lamento hacer esto, pero Poringa no me dejó subir la parte completa. Aquí tienen la continuación:
http://www.poringa.net/posts/relatos/4746181/Amante-japonesa-Parte-V-2.html

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