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Intriga Lasciva - El Instituto [16]

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Intriga Lasciva - El Instituto [16]




Capítulo 16.

Los Tesoros de Emilia.

Alexis tiene un trabajo soñado. La fotografía le apasiona, pero lo que más le despierta pasión es ver a hermosas mujeres posando desnudas frente a la cámara. Por eso cuando encontró la forma de ganarse la vida mezclando su gusto por la fotografía y su pasión por las mujeres, sintió que ya había alcanzado el tope en su desarrollo personal. Nunca le interesó tener grandes sumas de dinero, ahora ganaba más que suficiente para llevar una vida cómoda. Y para colmo podía darse el gusto de meterle la verga a más de una de las modelos con las que trabajaba, porque su buena dotación genital le permitía cumplir con el rol de “actor porno”. 
Sin embargo, no todo era perfecto en su vida. A pesar de haber alcanzado un estado ideal en lo económico y lo laboral, aún se sentía vacío. Se pasaba largas horas tras el mostrador pensando por qué le costaba tanto ser feliz. 
Él último momento de felicidad plena lo tuvo cuando esa chica, Xamira, vino a hacerse su segunda sesión de fotos. Desde ese día no dejó de pensar en ella. No le faltaba carácter para invitarla a salir, pero, al mismo tiempo, le daba vergüenza hacerlo… y no entendía por qué. ¿Acaso tenía miedo de ella?
Alexis sabe que es orgulloso, y lo más difícil para un hombre orgulloso es lidiar con el rechazo… pero no tenía motivos para pensar que ella lo rechazaría. La habían pasado realmente muy bien juntos. Además, no pretendía invitarla para que concretaran una fecha de matrimonio. Lo único que pretendía era que salieran juntos a tomar algo, y que después terminaran dándose duro en un hotel. Eso lo había hecho en numerosas ocasiones, con muchas mujeres, ya tenía experiencia en el asunto y sabía manejar. Entonces… ¿Por qué mierda no se animaba a invitar a Xamira? ¡Si ya se la había cogido! ¡Le había llenado la cara de leche! ¡La muy puta ya estaba entregada! Solo debía decirle: “Vamos a coger otra vez” y ya está. No era tan difícil.
Y aún así, cada vez que agarraba el teléfono para llamarla o enviarle un mensaje, se quedaba en blanco. 
Así pasó largas tardes, detrás del mostrador tomando notas para posibles contrataciones: Cumpleaños, bautismos, casamientos… en fin, lo normal. Nada interesante. Pero bueno, era trabajo bien pagado. 
El corazón le dio un vuelco cuando una de esas aburridas tardes vio a la mismísima Xamira entrando al estudio fotográfico, estaba acompañada de una cara conocida: Dalma. 
Tuvo miedo. Lo primero que pensó fue que estas dos mujeres venían a vengarse de él por cómo las había tratado. Traicionó a Dalma al darle las fotos a Xamira… y bueno, a Xamira le enterró la verga hasta el fondo de la garganta y le dijo palabras sucias. Las vio sonreír, pero eso no lo relajó. A veces las mujeres sonríen para que los hombres bajen la guardia, él ya conocía ese viejo truco y no caería tan fácil. 
―Hola, chicas. ¿En qué puedo servirles? ―Preguntó con tono profesional. 
―Hola. Nos dijeron que acá se pueden hacer sesiones de fotos… de esas en las que las chicas se quitan la ropa ―dijo Xamira, guiñándole un ojo. 
A Alexis le pareció extraño que, de repente, Xamira se mostrara tan amigable y simpática con él. 
―Ustedes ya saben qué clases de fotos se pueden sacar acá ―respondió Alexis―, las dos participaron en más de una sesión.
―¿Te molestaría ser nuestro fotógrafo una vez más? ―Preguntó Dalma.
―Em… ―Alexis las miró con suspicacia, después llegó a la conclusión de que no tenía nada que temer, si las chicas querían sacarse fotos, entonces él era el indicado para hacer ese trabajo―. Sí, claro. Vos ya sabés cuál es la tarifa habitual.
―Sí, por el dinero no te preocupes ―dijo Dalma―. Traje lo necesario… y un poco más. Hay propina si te esmerás. Queremos que las fotos salgan muy lindas.
―Siempre hago mi trabajo lo mejor posible, pero está bien, acepto la propina, si consideran que la merezco.
Alexis se fijó en la hora y enseguida se dio cuenta de que las chicas vinieron justo antes del cierre del local, para poder pasar al estudio del fondo y allí hacerse las fotos. 
―Pasen ―les dijo después de cerrar el negocio―. ¿Qué las llevó a decidirse por hacer una nueva sesión de fotos? 
―Le dije a Xamira que quería unas buenas fotos con ella, como las que me saqué con mi mamá. Quiero sentirme libre de posar desnuda junto con mi mejor amiga. Por suerte no fue tan difícil convencerla. Quizás sea porque ella también se sacó fotos con vos.
―Sí, es probable que sea por eso ―dijo Alexis, con media sonrisa en los labios.
Volvió!
No lo podía creer. Xamira había vuelto sin que él tuviera que llamarla… y lo mejor de todo es que estaba dispuesta a participar en otra sesión. 
Mientras sacaba las primeras fotos Alexis pensó que las chicas no se animarían a quitarse toda la ropa. Tenían puesto un sencillo conjunto de ropa interior que parecía sacado de un catálogo común y corriente, no había mucho erotismo. Sin embargo, cuando Dalma se despojó de su corpiño, Alexis recuperó la esperanza.
En pocos segundos las dos chicas quedaron completamente desnudas ante sus ojos y posaron sobre unos grandes almohadones que había alquilado para otro proyecto, pero que servían muy bien para este. 
―Le expliqué a Xamira que no tiene que sentir miedo o vergüenza al dejarse tocar por una mujer de confianza ―dijo Dalma.
―Ajá, me parece muy bien. ¿Y qué pensás de eso, Xamira? ―Preguntó Alexis, sin dejar de sacar fotos. 
―Todavía me estoy habituando a esta filosofía de vida, pero… Dalma tiene razón, no me molesta que ella me toque un poquito mientras nos sacamos fotos. Es una excelente forma de crear un vínculo de confianza entre nosotras.
“Ya la metió en su secta personal”, pensó Alexis. Él había escuchado sobre la extraña forma de ver el mundo que tiene Dalma. En las sesiones anteriores se pasó repitiendo el discurso de que “no hay nada obsceno en el cuerpo femenino”. De esa forma la chica  había convencido a su propia madre de participar en una sesión de foto muy subida de tono, y al parecer también se las había ingeniado para convencer a su mejor amiga.
De todas formas, ese no era un problema para él, al contrario, ya se había aprovechado una vez de esa situación y sabía que podría hacerlo otra vez.
Dejó que las chicas se pusieran mimosas. Hubo besos, caricias, lamidas de pezones y cuando las lenguas empezaron a recorrer las conchas, Alexis ya tenía una potente erección.
―¿Les gustaría hacer fotos más interesantes? ―Sugirió, sacando la verga del pantalón.
Las chicas se rieron de esa forma irritante en la que se ríen las amigas traviesas, sin embargo Alexis mantuvo la compostura y se acercó a ellas con la verga en la mano. La primera en prenderse fue Dalma, que la chupó como si no le importara en lo más mínimo la sesión de fotos. De hecho, por unos minutos él no las fotografió, fue su forma silenciosa de decirle a Xamira: “A tu amiga le gusta la pija”. 
Alexis haría todo lo posible para pasarla bien con estas dos putitas, le encantaba tenerlas solo para él y no desperdiciaría esta oportunidad por nada del mundo. Y lo mejor de todo es que hasta le iban a pagar por pasarla bien.
La única interrupción que tuvieron duró apenas unos segundos. Xamira recibió un mensaje en su celular de parte de Erika:
“Hola, Xami. No quiero molestarte ni pretendo meterme en tu vida. Solo quiero avisarte que conseguimos la lista de las chicas del instituto que participaron en sesiones porno y la comparamos con las becadas por Emilia. Hay muchas coincidencias. Demasiadas. Es imposible que Emilia no esté metida en este asunto. En fin, solo eso. Te mando un abrazo grande. Adiós”. 
Xamira no respondió. 
Regresó junto a Dalma y ella también se prendió a la verga de Alexis, lo que hizo muy feliz al fotógrafo.

--------

Más tarde, ese mismo día, con las nuevas fotos en un pen-drive, Xamira tocó el timbre y la atendió Emilia.
―Hola, Xami. ¿No te habías ido a pasear con Dalma? 
―Ah, sí… pero yo volví antes que ella.
―Por qué? Pasó algo? 
―Quedate tranquila que no es nada malo. Entremos y te cuento todo, aprovechemos este ratito que tenemos solas, Dalma a llegar en cualquier momento.
Emilia sonrió. Le agradaba la idea de pasar tiempo a solas con Xamira, sabía muy bien lo que eso significaba. Se instalaron en su dormitorio y no hicieron falta palabras, en pocos minutos las dos ya estaban desnudas, besándose y metiéndose los dedos en la concha la una a la otra. 
―Me tenés loca, Xamira… ―dijo Emilia, sin dejar de masturbar a la amiga de su hija―. Las pendejas como vos me encantan, pero de todas las que me cogí, vos sos la más linda.
―Ay, mentirosa, seguramente eso le decís a todas las putitas que te llevás a la cama.
―No, de verdad que no. Con vos es algo… especial. Hace tiempo que sos la amiga de Dalma y… bueno, te tengo ganas desde que empecé a coger con pendejas. Cuando empecé a probar conchas dije: “Yo me quiero comer la de Xami”. 
―Algún día me tenés que contar cómo conseguiste tantas pendejas para coger. 
―Mmm… puede ser. Pero con una condición.
―¿Cuál? 
―Vos tenés amigas muy lindas…
―¿Te referís a Erika y Siara?
―Así es. Yo te cuento, pero tenés que prometerme que vas a hacer lo posible para convencer a una de esas chicas… 
―¿De coger con vos?
―No, de coger con nosotras… quiero trío con vos y con alguna de esas chicas.
―Mmm, no va a ser muy fácil, últimamente no nos vemos tanto. Pero te prometo que voy a hacer lo posible para convencer a alguna. ¿Cuál te gustó más?
―Em… ¿cuál es la que se viste como dibujito japonés?
―Ah, ¿la fanática del anime? Esa es Erika.
―Es una ricura de nena. Quiero a esa. 
―Muy bien. Me comprometo a hacer lo posible para convencerla.
―Ay, qué lindo! Me alegra que entiendas que yo no comparto del todo la filosofía de Dalma. A mí sí me calienta chupar conchas.
―Igual que a mí ―aseguró Xamira, y se metió entre las piernas de Emilia.
Pasó la lengua por la concha de la madre de su amiga sin ningún tipo de duda o tapujos. Lo hizo con determinación y mirando a Emilia con ojos sensuales.
―¡Ay, sí! ¡Comemela toda, putita rica!
Xamira hizo más que chuparla, también le metió los dedos y cuando Emilia abrió las nalgas, dándole a entender que quería ese tipo de atención en el otro agujero, Xami le lamió el culo. Luego, de a poquito, le fue metiendo dos dedos por ese orificio. Emilia se masturbó con violencia, salpicando con flujos vaginales la cara de su joven amante.
Emilia estaba disfrutando mucho de lo que Xamira hacía con ella, pero su atención se desviaba una y otra vez al pendrive que estaba sobre la mesita de luz. Al final no pudo aguantar la incertidumbre.
―¿Qué es esto, Xami? ―Preguntó.
―Ah, perdón… me entretuve y al final no te conté nada. Soy una boluda.
―Todo bien, me encanta que te entretengas conmigo. Pero esto me genera intriga. ¿Tiene que ver con Dalma?
―Sí. Quería darte una sorpresa, por eso me apuré a volver. Puedo enchufarlo a tu compu?
―Sí, claro. No hay problema.
Emilia le alcanzó su notebook y en cuestión de segundos Xamira conectó el pendrive y abrió la carpeta de imágenes que había dentro de él. 
―Y qué vamos a ver? ―Preguntó Emilia, que no podía más con la incertidumbre.
―Dalma me convenció de participar en una sesión de fotos con ella, así que fuimos al estudio de Alexis.
―Uy, Alexis… ¡Qué buena pija tiene ese pibe! No te das una idea de cómo disfruté esas sesiones de fotos. 
―Sí que me doy una idea ―Xamira puso en pantalla una foto que la mostraba a ella completamente desnuda, con las piernas bien abiertas y la pija de Alexis clavada en la concha―. Estábamos  haciendo una sesión muy al estilo Dalma, bastante inocente, hasta que Alexis nos ofreció verga… y sé lo que dice Dalma sobre la “pureza” del desnudo y todo eso. Pero si te digo la verdad… me moría de ganas de sentir la pija de Alexis una vez más.
―Por supuesto, nena. No te culpo por eso. Yo también quiero que ese pibe me coja toda la noche. 
―A mí me parece que vos hiciste más sesiones con Alexis, algunas que no incluyen a Dalma.
―Mmm…
―Y me parece re bien, porque yo también usaría cualquier excusa para dejarme coger por esa pija.
―Bueno, sí ―admitió Emilia―. El pibe no solo la tiene grande, sino que sabe usarla. Lo de tener una sesión de fotos como excusa está bueno, pero por suerte él siempre se toma un ratito para darle duro a las modelos, y nosotras lo agradecemos. Estuve en varias sesiones, con mis chicas…
―Las pendejas que te cogiste.
―Así es. Yo… em… les enseñé cómo portarse frente a la cámara y a soltarse un poquito más. 
―Me encantaría que me enseñes a mí también ―dijo Xamira―. Siempre me pongo nerviosa frente a la cámara.
―Yo te veo bastante suelta. 
―Esto es porque Dalma estaba conmigo y… bueno, estaba muy caliente. 
Le mostró otra foto, esta vez Xamira recibía la verga en cuatro patas mientras le comía la concha a Dalma.
―Ah, ya veo que se divirtieron mucho ―dijo Emilia―. Gracias por traerme esta linda sorpresa. ¿Me puedo quedar con las fotos? Te prometo que les voy a dar un buen uso. 
―Sí, claro. Estamos en confianza. Pero yo también quiero ver fotos tuyas, con esas chicas. Si te soy sincera, me daría mucho morbo encontrarme con alguna chica del instituto en esas fotos. Siempre da más morbo cuando conocés a la persona que estás viendo en una situación porno.
―Uf, sí… sin dudas ―reconoció Emilia―. A mí no me causa la misma excitación ver a una chica cualquiera en internet que verte a vos, junto a mi hija, en esa sesión de fotos. ¿Hay alguna en la que le estén metiendo la verga a Dalma?
―¡Por supuesto! Ya conocés a Alexis. Creés que él hubiera dejado pasar la oportunidad de enterrarle la pija a Dalma?
―Estoy segura de que no se hubiera perdido esa oportunidad por nada… y Dalma tampoco. Seamos honestas. A mi hija le encanta la pija. Por más discurso de moral y de pureza que tenga… le encanta coger. 
―Al parecer eso no te molesta.
―Al principio me puso un poco nerviosa todo ese asunto de la filtración de videos, porque la gente la atacó, la insultó, y todo eso. Dalma es una buena chica, no merece ese tipo de trato, aunque sea medio putita. Qué problema hay si le gustó garchar con tres tipos a la vez? 
―Entonces… lo del video es cierto? La que se cogieron entre tres es Dalma?
―Ay… metí la pata. Es mi culpa, cuando me caliento hablo más de la cuenta.
―No metiste la pata, Emilia. Dalma es mi mejor amiga, y cualquier cosa que haya hecho, yo voy a saber entenderla y respetarla. Además, quedate tranquila, va a ser un secreto entre nosotras. No le voy a contar nada a Dalma. 
―Mmm… bueno, si prometés no contarle, entonces te muestro. A ver, pasame la notebook. ―Emilia buscó entre sus carpetas hasta que abrió una que decía: “Dalma para todos”. Xamira observó, con los ojos bien abiertos. Había siete archivos―. Los reproduzco todos juntos si mientras tanto te puedo chupar la concha.
―Trato hecho ―dijo Xamira.
Se abrió de piernas y puso la notebook sobre su vientre. Emilia se colocó entre sus piernas y de inmediato comenzó a chuparle la concha. Eso la calentó un montón, aún estaba excitada por lo que pasó con Alexis y ahora su nivel de calentura se había elevado aún más.
Reprodujo el primer video y observó todo el desarrollo. Ahora la secuencia tenía mucho más sentido. Con todos los fragmentos juntos se formaba una especie de película porno. Algunas partes ya las conocía, y en esos momentos la cámara no tomaba la cara de Dalma, pero había otras escenas en las que se podía ver claramente que era Dalma la que chupaba esas tres vergas, una por una, mostrando una gran maestría. Luego esos tipos se turnaron para cogerla por la concha mientras ella se tragaba las otras dos vergas. Aquí no hacía falta ninguna comparación de cuerpos. Las secuencias encajaban unas con otras a la perfección. Incluso había un fragmento que mostraba a Dalma diciendo: “Sii, la quiero por la cola… uf… sí… denme duro por el culo”. También decía cosas como “Hoy soy su putita, háganme lo que quieran”. Esta Dalma distaba mucho de la que daba discursos sobre la pureza. 
―Uy, cómo le dan por el orto! ―Exclamó Xamira mientras miraba ese fragmento tan conocido en el que los tres tipos se turnaban para darle por el culo.
―¿Viste? Mi nena es re puta ―dijo Emilia, y volvió a su tarea lésbica.
―A vos te gusta que sea puta. Admitilo. 
―Es cierto. Me calienta ver a Dalma en modo putita de todos. Es lo más excitante que vi en mi vida.
―¿Y cómo conseguiste estos videos? 
―Emm… digamos que tengo buenos contactos. Al primero lo vi junto con Dalma, pero a los otros los conseguí preguntándole a la persona apropiada.
―Así que vos supiste que era Dalma todo el tiempo.
―Casi todo el tiempo. Al principio tuve mis dudas, porque ella insistía en que no era la chica del video. Pero cuando vi todos los fragmentos juntos, ya no tuve dudas. Uf, no te imaginás la de pajas que me hice ese día. 
―Pero… cuando hablaste con nosotras, en la pieza de Dalma, parecías preocupada.
―No te ofendas, Xami, ahora que estamos en confianza te voy a decir la verdad: fue una pequeña actuación, para seguirle la corriente a Dalma y porque… lo admito, estoy re caliente con vos. Vi la oportunidad de acercarme a vos y la aproveché. Pero… ahora te estoy contando toda la verdad.
―No toda. Todavía no sé cómo hiciste para coger con tantas chicas de mi edad.
―Eso es lo que querés saber? Pensé que te ibas a enojar conmigo, que me ibas a gritar puta de mierda y cosas así.
―Nah ―Xamira se encogió de hombros―. Yo también estoy caliente con vos… y con Dalma. No me molesta que la gente actúe un poco, si es por una buena causa ―le guiñó un ojo.
―Entonces, ¿no estás enojada conmigo? ¿Ni con Dalma?
―Ni un poquito, Emilia. Al contrario, estoy más caliente que nunca. Me las quiero coger a las dos. Además… vení, mirá, te quiero mostrar algo.
Emilia se colocó al lado de Xami y en la pantalla pudo ver otras fotos de la sesión de hoy. 
Xamira estaba bocarriba y Dalma se sentó sobre ella. Alexis tomó la foto desde muy cerca y su verga se podía ver en la escena. En las siguientes fotos Emilia fue testigo de cómo esa gruesa verga se iba enterrando de a poco en el culo de Dalma.
―Ya me quedó claro que Dalma tiene experiencia con el sexo anal ―dijo Xamira―. Esa verga no entra toda en un culo virgen.
―No, te puedo asegurar que no, a menos que… a menos que tenga mucho tiempo para dilatarlo apropiadamente. Pero me imagino que con Dalma no se requirió tanto tiempo. Esa chica ya tiene el culo más roto que yo.
―¿A vos te dieron mucho por el culo?
―Más o menos. Siendo sincera, a mí me gustan más las conchas. Tengo debilidad por el sexo femenino. Es difícil sobrellevar algo así con la vida que tengo…
―Me imagino que debe generar muchas contradicciones con todo el tema de la iglesia.
―Sí, es cierto, pero… tengo amigas que son más putas y más lesbianas que yo, así que… juntas aprendimos a sobrellevarlo.
―Por eso es tan importante tener amigas de confianza ―aseguró Xamira―. ¿Puedo ser tu amiga de confianza, Emilia? ―Preguntó, luego le dio un cálido beso en la boca. 
―Por supuesto, Xami. Y ya sé a qué te referís con eso. Mirá esta carpeta de acá… ―Emilia abrió una carpeta en la notebook titulada “Los tesoros de Emilia”―. Mientras tanto yo voy a seguir chupando tu concha… y gracias por mostrarme las fotos de tu sesión con Dalma, lo aprecio mucho. 
Emilia volvió a su tarea y Xamira comenzó a revisar todas las imágenes que había dentro de esa carpeta. Algunas eran muy similares a las fotos que le había sacado Alexis ese mismo día, otras eran más caseras, como si hubieran sido tomadas con celulares en el momento del acto. En todas se podía ver a Emilia manteniendo relaciones sexuales principalmente con mujeres, todas tenían la edad de Dalma, o quizás un poquito más grandes, pero no mucho. Se sorprendió al ver algunas caras que le resultaron familiares. No conocía los nombres de esas chicas, pero las había visto en el instituto, estaba segura de eso.
―¿Y qué tal las fotos? ―Preguntó Emilia, entre lamidas.
―Preciosas. 
―Entenderás que no te las puedo pasar…
―Sí, lo entiendo. No te preocupes. Me alcanza con que me las muestres mientras me chupás la concha.
―Eso sí lo puedo hacer.
―¡Hey, yo conozco a esta chica! ―Xamira giró la pantalla y mostró una foto en la que Emilia le estaba lamiendo la concha a una rubia muy hermosa.
―Ah, sí. Esa es María Fernanda. La hija del decano del instituto. Re puta. Le encanta coger más que a mí, aunque ella prefiere la pija. Si mirás más adelante vas a ver cómo le dan por el orto.
―¿Alexis?
―Alexis o Walter. Hice tantas sesiones con esos chicos que ya ni me acuerdo con quién cogí en cada una.
―Es Alexis, le conozco bien la pija.
―Te gusta la pija de Alexis… se te nota en la carita cada vez que la ves.
―Puede ser ―dijo Xamira, con una sonrisa tímida.
Siguió pasando fotos y de pronto se quedó petrificada. Vio fotos que pertenecían a una sesión con lencería, no era explícita como las demás, pero reconoció a la chica de inmediato. Era Oriana, la nueva integrante del club.
―¿Y quién es esta? ―le preguntó a Emilia.
―Ah, esa es una chica nueva. Todavía no me la cogí, pero ya le voy a entrar. Es preciosa, y se puede decir que la tengo comiendo de la mano. Es solo cuestión de tiempo. 
―¿A las fotos te las pasó Alexis?
―Algo así. A veces me dejan ver fotos de chicas nuevas, por si quiero divertirme con alguna. A esa japonesa ya le eché el ojo. ¿No te parece que es re linda?
―Sí, por supuesto. Tenés buen ojo. Es preciosa. 
―Si me la cojo un par de veces, te puedo invitar para que le demos juntas.
―Me encantaría ―dijo Xamira, con una amplia sonrisa―. Uy, con tanta foto porno ya no doy más de la calentura. ¿Por qué no nos ponemos un poquito más intensas? 
―Me parece una idea genial ―dijo Emilia―. Ah, y a todo esto… dónde está Dalma?
―No te preocupes por ella. La muy puta se quedó cogiendo con Alexis.
―Uy, ahora mismo le deben estar taladrando el orto de lo lindo.
―Conociéndolo a Alexis, sí… es lo más probable. Así que, bueno, disfrutemos este ratito que tenemos solas.
Xamira dejó la notebook sobre la mesita de luz. Le dio un apasionado beso en la boca a Emilia y las dos cayeron sobre la cama. Comenzaron a lamerse, frotarse, tocarse y chuparse entre ellas. Emilia agradeció que hoy Xami estuviera más intensa de lo habitual, hacía rato que quería darle duro sin estar pensando ese discursito absurdo de Dalma y la pureza. Ella solo quería coger y quería ver como pendejas lindas le chupaban las tetas y la concha. Xamira le dio el gusto. Se prendió a sus pezones durante un buen rato y no tuvo ningún problema cuando Emilia se le sentó en la cara y le pidió que le metiera la lengua por el culo, Xami lo hizo sin más. 
El sexo se fue volviendo más duro, tanto que la cama comenzó a azotarse contra la pared cuando ellas hicieron la famosa tijereta. Xamira le demostró lo que una chica bien entrenada puede hacer. El movimiento de sus caderas fue brutal, y el roce entre las conchas se hizo sentir. Emilia no tardó en experimentar un orgasmo, y luego otro… y otro. Xamira no se detuvo ni por un segundo.
―Ay, nena… me vas a matar ―dijo Emilia―. No estoy acostumbrada a coger con chicas tan insaciables como vos. Qué buen estado físico tenés. 
―Quedate tranquila, ya te vas a acostumbrar a mi ritmo. 
―No sé si me voy a acostumbrar, pero te puedo asegurar que me encanta. Me dejaste destruída. No doy más.
―Yo también estoy cansada ―dijo Xami―. Hoy Alexis me dio más duro de lo que yo imaginaba. Para ser sesiones de fotos, es un chico muy activo. 
―Sí, el muy desgraciado se aprovecha un poquito de la situación; pero bueno, ¿quién no lo haría en su lugar? Bueno, la pasé genial, pero ahora me vendría muy bien una pequeña siesta. Estoy despierta desde temprano y…
―¿Te molestaría si me quedo a dormir con vos?
―Ay, no, para nada. Me encantaría que te quedes. Quizás después podamos comer algo juntas, cuando vuelva Dalma.
―Me gusta esa idea ―dijo Xamira con una sonrisa muy simpática. 
Se envolvieron en un cálido abrazo y esperaron a que el sueño llegara por ellas.
Emilia se despertó dos horas más tarde. Xamira se había ido. 

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En la sede del club Oriana, Erika y Siara discutían sobre cuál sería su próximo paso en la investigación. Necesitaban trazar un plan para que Emilia confesara sus fechorías. Ahora estaban convencidas de que esa mujer se aprovechaba de las becas para conseguir actrices porno prácticamente gratis. 
―Sinceramente no sé qué podemos hacer ―dijo Oriana―. Estamos en un callejón sin salida. 
En ese momento la puerta del aula se abrió. Era Xamira. Parecía apenada, tenía los ojos hinchados, como si hubiera pasado largo tiempo llorando.
―¡Xami! ―dijo Erika, poniéndose de pie de un salto―. ¿Estás bien? ¿Pasó algo malo?
―Em… más o menos. En realidad, para ustedes son buenas noticias. ¿Puedo pasar?
―Sí, claro. Técnicamente todavía sos miembro del club ―dijo Siara.
―Técnicamente no lo soy. Me di de baja del club hace unos días. Perdón por no avisarles, chicas. Estos días fueron muy difíciles para mí ―se sentó en una de las sillas vacías, las otras tres la miraron con sumo interés―. A pesar de eso, les traigo buenas noticias. Podemos dar el caso de Dalma por concluído. 
―Nos dijiste que ya no investiguemos más ―Siara habló con cierto recelo―, pero nosotras necesitamos demostrar si Dalma es la chica del video o no… y si su mamá está metida en…
―Sí, a eso me refiero ―interrumpió Xamira―. Eso ya lo pueden dar por cerrado. Todas las pruebas están acá ―puso un pen-drive sobre la mesa―. Incluso hay fotos que no quiero que vean, pero… bueno, no tuve tiempo para sacarlas. 
―¿Qué fotos? ―Preguntó Erika.
―Em… para conseguir esto tuve que hacer una sesión de fotos con Dalma… y Alexis. Yo venía sospechando de que había algo raro y que mi amiga no era del todo sincera. Tenía un poco de miedo, no sabía si seguir adelante con todo esto, cuando me llegó tu mensaje, Erika. Ahí supe que tenía que hacerlo. Le pedí a Alexis que entretuviera a Dalma por unas horas… por eso ahora le debo un favor a Alexis, y estoy segura de que me lo va a cobrar… y ya se imaginan de qué manera. 
―Ay, perdón… no queríamos meterte en más problemas ―dijo Erika.
―No se preocupen. Esto lo hice por mí. Yo también necesitaba saber la verdad. Así que volví a la casa de Emilia, sola y… em… bueno, básicamente le hice creer que yo estaba de su parte y que todo este asunto de coger con chicas del instituto me gustaba. Conseguí ganarme la confianza de Emilia, hasta que… bueno, pude acceder a las fotos que la muestran a ella con varias chicas y estoy segura de que más de una es del instituto. Con esto tienen pruebas más que suficientes para hacerla confesar.
―Pero… cuando sepa que vos nos diste las fotos, esa mujer te va a odiar ―dijo Oriana―, y Dalma también… ella es tu amiga.
―Era mi amiga. No confío en Dalma. No confío en Emilia. No quiero amigas en las que no pueda confiar. No tienen derecho a odiarme, después de todas las mentiras que me dijeron. Solo les pido que resuelvan el asunto de la forma más discreta posible. Sacar a la luz el hecho de que Emilia usaba las becas para contratar actrices porno sería un error…
―Sí, es cierto ―dijo Siara―. En especial porque todavía no sabemos nada de Uvisex. Necesitamos más información, lo de Emilia es solo una pequeña parte. Exponerla solo haría que en Uvisex levanten la guardia. Pero lo de Dalma…
―Dalma ya se expuso sola ―dijo Xamira―. Al parecer le gusta que la gente la vea desnuda. En ese pendrive están todos los fragmentos del video. Creo que es cuestión de tiempo hasta que alguien los filtre todos. No sé quién empezó con las filtraciones, pero… es obvio que la chica del video es Dalma.
―Lo siento mucho ―dijo Erika―. Sé que confiaste en Dalma, y al final siempre fue ella.
―Me duele mucho que me haya hecho quedar como una idiota. Estuve investigando en este caso un montón de días, solo porque confiaba en ella. Hubiera sido más fácil sincerarse conmigo desde el principio. No me hubiera molestado tanto. En fin, creo que ya no tengo nada más que decirles. Manejen la situación lo mejor posible y siento mucho que mis fotos de la sesión con Alexis también estén ahí, pero… quiero sacarme este tema de encima lo antes posible. Gracias por ayudarme, sin su ayuda no hubiera podido llegar tan lejos. Les deseo lo mejor con el Club de Detectives. Espero que pronto encuentren a alguien para reemplazarme.
Xamira estaba por salir del aula cuando la voz de Erika la detuvo.
―Xami, cuando necesites ayuda, para lo que sea, podés contar con nosotras. Si no fuera por vos, nos hubieran cerrado el club. Gracias por todo.
Xami sonrió y luego abandonó la sala. Las lágrimas volvieron a rodar por sus mejillas. Para poder resolver este caso tuvo que hacer muchas cosas que no quería, en especial tener sexo lésbico con Dalma y Emilia. “A mí ni siquiera me gustan las mujeres”, pensó mientras se alejaba. Le llevaría tiempo reponerse de todo esto y, lo peor, es que se había quedado sin su mejor amiga. Ni siquiera tenía ganas de despedirse de Dalma. No quería hablar con ella. Sería demasiado doloroso. Xamira depositó toda su confianza en su mejor amiga y Dalma le mintió en la cara de forma descarada. No podía perdonarle una cosa así.  

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Ese mismo día el club Veritas Sectatores hizo un anuncio en la página oficial del Instituto, justo debajo de los detalles del caso que habían estado trabajando pusieron la conclusión:
“Después de investigar a fondo el caso llegamos a la conclusión de que, efectivamente, la chica del famoso video porno es Dalma. No hay lugar para las dudas y tenemos evidencias que respaldan esto. Sin embargo, dado el carácter institucional de esta web, no podemos publicar dichas evidencias. A pesar de eso, no sería raro que el resto de los fragmentos se hagan públicos en cualquier momento, como ocurrió con los fragmentos anteriores. El motivo por el cual Dalma participó en este acto y por qué sostuvo que ella no era la chica del video es algo que solamente ella sabe. 
Con esto damos el caso por cerrado”.

Los rumores en el instituto empezaron a correr como el agua en una inundación. Todos hablaban del mismo tema: Dalma y su obsesión por el sexo anal. La aludida dejó de aparecer en redes sociales justo después de que se filtrara el fragmento que la mostraba a ella chupando tres vergas. Su cara podía verse perfectamente, en alta resolución. Ya no tenía excusas. 

1 comentarios - Intriga Lasciva - El Instituto [16]

lucho743 +1
Fenomenal serie de relatos. lei todos los posteos. todos geniales👏👏👏👏