You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

El culo de Mili 36

Aclaración 1: este relato no es de mi autoría, lo escribió adrianreload que ya no está acá en P!, lo resubo porque también me gustó mucho en su momento
Aclaración 2: todos los personajes son mayores de edad

Pasé mi último día libre aliviado de no haber ejecutado aquella locura de venganza, o verganza, y que no terminara en vergüenza por las idioteces que planeaba realizar. Cabe señalar que al encender el celular tenía varias llamadas perdidas de Vane, algunos mensajes de voz y de texto bastantes groseros, incluso para Vane. Opte por no oírlos ni leerlos todos y simplemente eliminarlos.
Sentí que, al no caer en el juego de Vane, había aprendido la lección y que, a su vez, le había dado una lección a Vane. Entendí que si hubiera accedido a la propuesta de Vane, se hubiera activado nuevamente ese circuito de chantajes y venganzas que tan mal termino para mí.  
Al día siguiente empezó el último ciclo, me había quedado sin enamorada y sin mejor amigo. Había despreciado a Vane, la segunda chica más buena, y quizás la más loca, de la facu, enterrando con eso cualquier posibilidad de satisfacer mis necesidades carnales en el futuro inmediato.
Así con ese panorama sombrío, los primeros días de universidad transcurrieron conmigo vegetando por la facu como alma en pena, tratando de reestablecer contacto con los pocos amigos que me quedaban, aunque en su mayoría eran solo conocidos.
Otros se me acercaban más en pos de enterarse de algún chisme de lo sucedido con Mili, Javier… lo bueno es que nadie supo lo de Vane y Guille. No falto algún otro que, a la distancia, directa o indirectamente me felicitara por haberme cogido ese culito… claro que su expresión cambiaba al ver mi rostro molesto.
Ahí pude dar fe de lo que Mili me decía, en realidad había un mundillo de chismes en la facu, del cual yo me había mantenido alejado. Ahora que pasaba más tiempo en la facu, buscando coincidir con Mili, me di cuenta que ya era parte de la comidilla, de las leyendas urbanas, me enteré de cosas que supuestamente hice… pero tras perder a Mili, poco me importaba.
Con Javier apenas si me cruce un par de veces, pero como dicen… perro que ladra no muerde… si bien fue amenazante la última vez, la realidad era que a la distancia solo me echaba miradas de odio, o murmuraba algo, seguramente de mí, con su acompañante de turno para incomodarme, pero no me importaba.
Casi ni veía a Mili, se matriculo en horarios diferentes a los míos, prácticamente en la tarde y noche, mientras yo iba en la mañana y una que otra vez en la tarde. Cuando la veía, mi corazón aceleraba, ella me percibía a la distancia y con una mirada de tristeza o congoja, luego daba media vuelta y escapaba antes de que intentara acercarme.
Respecto a Vane, ni se apareció los primeros días, seguro se tomó otro descanso tras el desplante que le hice. Luego volvió renovada, contando en su círculo de amistades, sus aventuras por Europa y de los días que recientemente se tomó en un exclusivo club para relajarse… o para que se le bajen los humos de su ego herido, en fin.
No llegue a enterarme de ninguna indiscreción de Vane respecto a lo que vivimos, después de todo, supongo que estaba a la defensiva por todos los mensajes que me dejo en el celular. A pesar de su inicial muestra de odio y resentimiento hacia mí, al darse cuenta de mi falencia de amigos, note que intentaba acercarse a mí y, en este caso, era yo el que le huía a ella.
Y bueno, Guille, coincidí con él en varias clases, pero ni bien me veía, inmediatamente se sentaba al otro extremo. Como culparlo, pensaba que le había robado al amor de su vida. Un absurdo en realidad, porque Vane lo uso para acercarse a mí, para satisfacer su capricho conmigo, su revancha con Mili… que se yo.
Más bien en todas las clases me encontraba con Marcela, una vieja amiga de los primeros ciclos, que con el transcurrir de la carrera nos fuimos alejando. Era una chica ni bonita ni fea, que empezó a mostrar interés por mí, no quise darle importancia, en ese tiempo andaba enredado con una prima, así que me alejé para no malograr esa amistad, porque no sentí ese tipo de atracción hacia ella.
Me parece que Marcela noto mi distanciamiento, ahora, pasado un tiempo, parecía que no había rencores. Al final, terminé contándole mi drama, confiaba en su discreción ya que siempre la vi dedicada a sus estudios y nunca la oí esparciendo chismes. Pues bien, al menos se ofreció a ayudarme, indirectamente, a través de una compañera suya (Gaby) que estudiaba en las noches y compartía algunas clases con Mili.
Igual que Marcela y conmigo, Gaby había sido cercana a Mili al inicio de la carrera, pero empezó a elegir llevar cursos de noche ya que se vio obligada a trabajar medio tiempo debido a la difícil situación de su familia. Bueno, no era lo ideal tener esta cadena de informantes, pero por el momento, no había de otra.
A través de ella, me enteré que, el buen Guille también tomo un curso de noche. Parecía haberse hecho amigo más cercano de Mili, como dicen… en el dolor (se volvieron) hermanos… ambos que se sintieron traicionados por Vane y por mí, terminaron juntándose.
Me hervía la sangre pensar que Guille, enamoradizo e ingenuo como era, terminara enamorándose de Mili… pero mis informantes me calmaron. Al parecer Mili no tenía intenciones de involucrarse con nadie, estaba decepcionada de los hombres, solo quería terminar bien su carrera.
Con Mili dedicada a sus estudios, pensé que yo tampoco debía descuidarme. Después de todo, al igual que me aleje de Marcela en su momento y ahora volvimos a ser amigos con el tiempo, esperaba que lo mismo sucediera con Mili… claro que rogaba que en menos tiempo… antes de fin de ciclo al menos.
A mitad de ciclo, un sábado antes de la semana de exámenes, estaba estudiando en casa sin mayores planes… cuando recibí una llamada, esta vez de un numero conocido…
-          Danny… no sé si decirte… era la voz angustiada de Marcela.
Esteee… diablos, ¿otra vez esta chica se encariño conmigo?, habíamos pasado mucho tiempo juntos últimamente, se había vuelto mi confidente… no quería perder a mi última amiga por estos enredos sentimentales… pensaba con mi ego inflado.
-          Vamos… dime… dije, esperando que no fuera lo que pensé, pero fue peor.
-          Es Mili… dijo en voz baja.
-          ¿Qué hay con ella?... pregunte preocupado.
Nuevamente mi cabeza se alboroto, como solemos hacer fatalistamente… no me digas que termino cayendo con Guille, por la put… madr… por mi culpa. Pensar que queriéndoles proteger de Vane, termine alejándolos de mí y juntándolos… pensé abrumado, maldiciendo mi suerte.
-          Bueno… no es ella precisamente… es… su mama… volvió a recaer… por cáncer… dijo triste.
-          Ay mierd... pobre… no importa que ella me odie, no me responda, o que su viejo seguro me quiera matar… iré a verla a su casa… dije apenado.
-          No… no… están en emergencias, en el hospital…
Averigüe el hospital, me disponía a salir de inmediato… y Marcela se ofreció a acompañarme, me dijo que quizás con ella al lado, si aún había resentimientos o reproches de Mili hacia mí, al menos se disimularían por salvar las apariencias frente a otros amigos…
Llegamos al hospital, ya no estaba en emergencias, pasamos a la sala de espera… ahí estaba ella… ¿Qué mierd… hace Guille a su lado?, me salto la testosterona, el machismo territorial… pero me contuve, no era el momento ni el lugar, y cualquier cosa, era su decisión y fue mi culpa… caraj...
A unos metros de llegar, Guille me quedo mirando sorprendido de mi presencia, eso hizo que Mili volteara a ver que lo distraía… y me vio… también sorprendida, luego con melancolía… yo me quede helado… no sabía qué hacer, avanzar, quedarme, huir… pero ella si supo que hacer.
Mili se acercó rápidamente a mi… diablos, ahí viene otro golpe, pensé… casi le estaba ofreciendo la mejilla para recibir otro puñetazo, que seguramente merecía y dada su situación, si le ayudaba a liberar tensión, al menos mi presencia serviría para algo.
-          Danyyy… musito Mili llorosa y me abrazo con fuerza.
-          Ya… tranquila… atine a decir sorprendido, mientras le acariciaba la cabeza y los cabellos.
Guille se quedó con la boca abierta mientras Marcela que, poco más y celebraba como madrina de bodas, entendiendo su función en esta historia, fue a sentarse y conversar con Guille, para darnos a Mili y a mi nuestro espacio. Mili seguía llorando desconsoladamente en mi hombro, aferrándose a mí con fuerza.
Mierd… esa cercanía, su aroma, su calor, sentir su cuerpo nuevamente, sus senos oprimiendo mi pecho… no seas pendejo, respeta el lugar y la situación, me decía para mantenerme en calma y evitar una erección… pero nada, eran 2 meses lejos de ella… 
Mi cabeza pensante decía una cosa, mientras la cabeza de mi pene actuaba de otra manera… para mi desgracia, en mi apuro por ir a verla, había salido en buzo, cualquier erección sería más notoria así.
-          Ven… sentémonos… le dije, para evitar que sienta el bulto de mi entrepierna a través de la delgada tela y alejarme de una posible bofetada, ella con su pena y yo con mi pene.
Nos sentamos lejos de los chicos, Mili comenzó a contarme que hacia un tiempo que su mama comenzó a sentirse mal… sacando cuentas justo, poco después que terminamos. Ahí me enteré que decidió estudiar de tarde y noche, no para alejarse de mi (nuevamente un punto menos para mí ego), sino para cuidar a su mama mientras su papa trabajaba.
Sin decir o hacer nada, Mili se había acurrucado a mi lado nuevamente, como antes, como cuando éramos pareja. Con la mirada perdida en el piso, triste… recordando por momentos pasajes con su madre, anécdotas en familia, resaltando la importancia de ella en su vida.
No sé si fueron minutos u horas, lo cierto es que en un momento se acercaron Marcela y Guille para despedirse. Guille tenía un gesto de pocos amigos, casi como de hermano mayor celando a la hermanita, pero fue un caballero al despedirse, mientras Marcela lo jalaba del brazo. Esa chica sí que vale como amiga.
Al rato, salió su papa, que había estado acompañando a su mama en sus exámenes y haciendo los tramites en el hospital… me miro sorprendido, y casi enojado por momentos, pero viendo a su hija reconfortada, apaciguo sus ánimos contra mi…
-          Jovencito… tiempo sin verte… me dijo irónicamente, mientras me destrozaba la mano con un fuerte apretón.
-          Señor, lamento las circunstancias… respondí, discretamente aguantando el dolor.
Luego nos informó de la situación, la mama de Mili se quedaría en observación un día o dos, dependiendo como vaya su salud.  Le habían asignado una habitación, el papa de Mili dijo que pasaría la noche con su esposa para cuidarla, en un sillón cama del cuarto. Le pidió a Mili que entre a despedirse su mama, porque entendía que su hija tenía exámenes y debía dormir bien y estudiar.
-          Me debes una conversación… me dijo el padre de Mili, mientras ponía su pesada mano en mi hombro y me alejaba de la habitación donde estaban su esposa e hija.
-          Si señor… dije tragando saliva.
-          No sé qué problemas tuviste con mi hija… y ahora después de tiempo, te veo aquí… espero que no aproveches esta situación… me dijo en tono de padre mal pensado y protector.
-          No señor, para nada…  dije cortándolo (quiero aprovecharme de su hija, pero no es el momento), si no funciono, respeto la decisión de su hija, que tiene su carácter… (dije para inflarle el ego al viejo que sonrió, pero creo que el carácter venia por el lado de su mama)… ante todo su hija es mi amiga y sé que en una situación similar ella me apoyaría también… agregue sinceramente.
-          Bueno… me alegra oírlo… ¿ya te había dicho que si la haces sufrir (otra vez) te puedo destruir (esta vez no te escaparías)?... me amenazo el viejo, recordando sus épocas militares.
-          Sí, señor… dije ajustando mi hombría, mientras el apretaba mi hombro con su manota.
-          ¿Y te quedo claro?... repuso en tono cada vez mas de militar hablando con su tropa.
-          Muy claro señor… repuse tragando saliva.
-          Ya papaaa… escuche detrás mío.
Era la voz de Mili que había salido de ver a su madre y veía como se arrugaba la ropa en mi hombro por la presión del viejo… Ufff… me rescato. El viejo disimulo una sonrisa y se despidió de nosotros… sentí su mirada en mi nuca, al voltear a verlo me hizo un gesto como de que me iba a estar vigilando.
Mili se disculpó por la actitud de su padre, que siempre fue sobre-protector y más aún ahora con lo de su madre, me pidió que no le haga caso. Ofrecí llevarla a su casa de regreso, por seguridad, luego irme a la mía. Dudo un instante, pero acepto.
En el taxi, ella se acurrucaba a mi lado pensativa, igual que en el hospital… yo le acariciaba el cabello, y de cuando en cuando besaba su cabeza… ella no decía nada… hasta que en un momento reacciono y se alejó un poco… se disculpó por acercarse tanto… es la costumbre, me dijo.
Llegamos a su casa, la deje en el umbral, me despidió con un beso en la mejilla… di media vuelta, será un pajazo más, me dije… bueno, Roma no se hizo en un día, pensé… al menos era un avance. La pude ver y no fue lo ideal por la situación de su mama, pero al menos ya no nos éramos indiferentes… solo tenía que esperar a que las cosas tomen su curso natural… aunque fue más rápido de lo esperado.
-          Danyyy… puedes quedarte un rato… solo hasta que me duerma… dijo con voz de niña asustada, que tiene miedo de quedarse sola en una casa grande.
No me hice de rogar y regresé inmediatamente. Antes de entrar a su casa, Mili me advirtió que no era lo que yo pensaba, es decir, que no pasaría nada, que no nos reconciliaríamos o que me daba licencia para violarla… era solo que necesitaba compañía… me pregunto si estaba de acuerdo con eso, y dije que no esperaba más después de lo sucedido, que aceptaba porque al menos quería recuperar su amistad.
Nos acurrucamos en el sofá de la sala viendo una película, hasta que le diera sueño a la niña. Mi corazón a mil ante su presencia, más aún ahora que caía en cuenta que la falda suelta que traía Mili se había levantado un poco, dejando ver sus bien formadas piernas… resiste caraj… me decía apaciguando a mi verga que quería endurecer de nuevo.
-          El trasero de J-Lo es exagerado… dijo Mili en alusión a la película que veíamos, mientras yo ni cuenta de lo que pasaba en la tele, estaba más pendiente del gran trasero que tenía al lado.
-          Cierto… el tuyo es mucho mejor… repuse instintiva y sinceramente (en mi experiencia, obvio, nunca he probado el culo de J-Lo).
Ay… la cague… pensé al darme cuenta de lo inoportuno de la referencia, pero en mi defensa, Mili fue la que trajo el tema, al hacer ese comentario. Ella se alejó mirándome sorprendida… ok, prepárate para ser abofeteado y expectorado de su casa, me dije… y bueno si recibí algunos golpes.
-          Ay… eres un tonto… ¿cómo dices eso?… dijo sonrojándose graciosamente, mientras me daban unos palmazos a manera de juego.
Levante los brazos para defenderme… pero en su avalancha de manotazos, perdí el equilibrio terminé recostado en el sofá y ella encima mío. Tomé sus muñecas para evitar más golpes, mientras nos reíamos, hasta que nos quedamos mirando… ya está cediendo pensé, al fin… pero…
-          No Dany… eso no va pasar (no me vas a coger), no…  me dijo volviendo a sus cabales, quizás recordó porque terminamos, y que aún no me había perdonado.
Se recompuso, se alejó un poco, sin darnos cuenta así entre juego y juego, había terminado encima de mí, en realidad ahora estaba sentada sobre mi verga… que ya había endurecido al sentir su pubis apenas cubierto por una tanga, ya que su falda se había abierto… y mi buzo no podía disimular mi erección.
-          Ohhh… ¿qué es esto?… exclamo sorprendida al sentir mi verga cerca de su vagina.
-          Es tuyo… le exclame excitado en referencia a mi pene.
-          Ayyy... que mentiroso… replico de manera juguetona, intentando manotearme de nuevo.
En esos juegos, su pubis se iba frotando contra mi verga, fricción que se fue haciendo más agradable cada vez, para ambos. Intente hacer mi movimiento, acercarme… pero ella me contuvo…
-          Ayyy… no Dany… nooo… solo déjalo así… dijo conteniéndome hacia abajo.
Accedí a sus condiciones, mientras ella seguía encima de mí, como cabalgando un caballo. Mili tenía una incipiente excitación, solo debía dejarla seguir su curso… hasta que hizo una mueca de fastidio, la fricción de nuestras intimidades se había topado con la costura del buzo, generando ardor.
Pensé que ahí terminaría todo, no sé cómo… en realidad sí, la suma del morbo de ambos y quizás el hecho de que ella estaba bajoneada y quería sentirse bien, ayudo a que la convenciera de dejarme bajar mi buzo y continuar así, frotándonos, no había peligro de penetración mientras tuviéramos puesta la ropa interior.
Ella seguía al mando de la situación… la estaba dejando pajearse en una dulce fricción con mi verga. El ir y venir de su vagina contra mi verga, me tenía a mil, pero ella me seguía conteniéndome con sus manos contra mi pecho y por momentos tomando mis muñecas para evitar que le manosee sus cada vez más henchidos senos o sus gordas y abultadas nalgas.
Esa cabalgata a través de mi bóxer y su tanga, logro liberar mi verga a través del agujero de mi ropa interior… ella lo sintió y tuvo un temblorcillo que la recorrió entera, puso una expresión de sorpresa, se detuvo un instante… pero era muy tarde, ya estaba obnubilándose por la excitación…
Nuevamente empezó a moverse sobre mi ahora desnuda verga… mientras su tanga iba hundiéndose en la húmeda raja de su vagina… hice un ademan de querer alejar su ropa interior, para permitir la fricción directa piel con piel… pero nuevamente me detuvo.
-          Quietooo… me dijo en voz baja, conteniendo mi mano, mientras ella misma con su otra mano, ponía a un lado su tanga para permitirle gozar mi pene sin barreras.
A medida que su excitación incrementaba, hacia recorridos más largos sobre mi verga, frotándose a todo lo largo con su mojada vagina. Por momentos, sentía que la cabeza de mi pene hacia diana, se trababa un poco en el ingreso de su cálido y mojado orificio vaginal.
Mili se iba inclinando hacia mí y retorciéndose más al sentir mi verga próxima a invadirla, por momentos se contenía, pero luego se movía con mayor fuerza de lado a lado… hasta que sucedió lo inevitable…
-          Ohhhh… uhmmm… nooo… esto está mal… nooo… uhmmm… gimió Mili resistiéndose.
Lo cierto era que, en un brusco movimiento, debido a su excitación, finalmente mi verga había hecho diana en su vagina, entrando a medias, mejor dicho, deslizándose debido al alto grado de lubricación de su pubis… ese shock la hizo estremecerse, arañar con su mano mi pecho…
Lo último que le quedaba de raciocinio le hizo proferir esas palabras de arrepentimiento... quiso zafarse lentamente, pero perdió el equilibrio y termino empalándose hasta la raíz… lo que la volvió a remecer…
-          Uhmmmm… no Dany… nooo… uhmmm… decía, como culpándome de lo que ella misma se estaba haciendo.
Quiso alejarse nuevamente, esta vez con mis manos sobre sus muslos, hice presión hacia abajo, y la retuve. Ella como poseída, me apretó el pecho con sus manos… disfrutándolo… pero viendo que otra vez se quería liberar… opte por soltarla, yo estaba en falta con ella, debía dejarla hacer a su gusto.
-          Está bien… hazlo tu… le dije, dejándole el control completamente a Mili.
Si se quería pajear conmigo, o cabalgarme, era decisión de ella… yo no me opondría, ni la obligaría. En verdad, en el fondo me sentía violado, como cuando Vane me amarro a una cama, me sentía casi como un dildo, un objeto para darle placer a Mili... pero yo también lo disfrutaba…
Mili me miro angustiada, sin saber qué hacer, en parte sorprendida por mi sometimiento, ya que siempre era yo el que la poseía y la sometía analmente… esta vez las reglas habían cambiado, ella estaba encima de mí y yo le había dejado el control… y creo que eso le gusto…
Tras unos segundos en silencio e inmóviles, Mili comenzó a menear su rabo en mi entrepierna, mi verga parecía una palanca de videojuego dentro de su vagina. Mientras ella disfrutaba de cada centímetro de mi pene en su cálido interior.
Al poco rato, ella misma comenzó a brincar sobre mi verga, primero lentamente como primeriza experimentando el placer, luego cada vez más rápido. Dejo una mano sobre mi pecho, mientras con la otra Mili empezó a estrujarse sus abultados senos. De un momento a otro Mili se detuvo… ¿se habría arrepentido? ¿habría llegado al clímax ya?...
-          ¿A quién engaño?… dijo como hablando con ella misma.
Acto seguido saco mi verga de su vagina y se la apunto al ano. Una vez en posición, era evidente que era difícil la penetración, había pasado mucho tiempo desde la última vez que le rompí el culo. Lo que a su vez me alivio, que nadie más hubiera entrado ahí y que ella fuera sincera respecto a sus apetitos anales.
Mili empujaba y empujaba su enorme trasero, y su estrecho esfínter contra mi pene… sin éxito, pero ella no se rendiría, quería ser atorada analmente sí o sí. Ella misma puso sus manos en sus gordas nalgas y empezó abrirlas para hacer espacio y permitir que mi verga la empale.
Esta vez sí me permitió sostenerla de su estrecha cintura, para que conservara el equilibrio. Hasta que se salió con la suya, de a pocos su estrecho ano se iba abriendo para dejar entrar mi verga en ristre… había esperado mucho este momento.
Dejándose llevar, Mili presiono con fuerza contra mi verga, casi la dobla, pero logro dolorosamente su cometido… mi pene la había atravesado hasta la raíz y ella lo sintió dolorosamente…
-          Ouuuu… uhmmm… olvide que la tenías gruesa… ouuu… uhmmm… se quejó graciosamente.
Nuevamente, Mili meneo su enorme rabo en mi ingle, disfrutando cada centímetro de mi verga violando su gran culo, invadiendo sus tripas. Se recostó hacia atrás un poco, apoyando sus manos en el mueble y empezó a brincar armónicamente, en esa posición, seguro sentía que mi pene se hincaba mejor en su ano.
-          Ohhhh… siiii… que biennn… necesitaba estooo… uhmmm… gemía lujuriosa.
Mili estaba como en trance, con los ojos cerrados, mordiéndose los labios, por momentos pasándose la lengua, saboreando aquella cabalgata anal, de la que se había privado hace mucho tiempo. Ahora lo disfrutaba al máximo… la ayudaba a olvidarse de todo, en esos instantes no había ni enfermedades ni engaños… solo era placer…
-          Nooo… ya noo… así nooo… se quejó de un momento a otro deteniéndose.
¿Se arrepintió?, bueno al menos lo disfruté mientras duro, me dije… Mili se levantó, se alejó un poco del sofá, me jaloneo del brazo… pensé que quería que me arregle y me vaya de su casa… pero no era eso. Se había cansado de esa forzosa posición, me obligo a pararme y adopto su posición favorita.
Se puso de rodillas en el mueble con el pecho contra el respaldar del sofá. Abriendo las piernas y empinando sus carnosas y redondas nalgas. Yo embobado me perdía en ese paisaje.
-          Dany ¿Qué esperas?... se quejó ansiosa.
Al fin Mili me estaba dando carta libre para actuar, al igual que la primera vez que le inaugure el ano. Me esperaba ansiosa a que la someta como a una perra… como le gustaba, sentirse enganchada por el culo hasta las tripas… con mi verga taladrándola y sus nalgas tambaleando.
-          Ohhhh… siiii… asiii… uhmmmm…. vocifero de placer cuando me la clave.
Nuevamente, tras muchas semanas, tomé posición de su estrecha cintura y comencé a manejar su ancha cadera, golpeando sus glúteos con mi ingle, mientras Mili temblaba de placer, arqueaba su espalda para recibirme mejor… ella misma volvía a jalonearse los senos hasta liberarlos.
De cuando en cuando veía de lado su rostro enrojecido, con algunas gotas de sudor, los labios apretados, la lengua disfrutando de pasearse por su boca disfrutando esa cogida, su cabello saltando al ritmo de mis embestidas.
La jalonee del cabello con una mano mientras la cabalgaba, atrayéndola hacia mí, mientras mi otra mano comenzó a estrujar sus redondos melones, tironear sus pezones. Lo que la excito, y me permitió al fin, en esa difícil posición, besarla de lado, su lengua pugnaba por meterse en mi boca. No sabía cómo hacer para succionar mis labios entre gemidos.
-          Nooo… Danny ya nooo… me revientas… nooo… ufff… se quejaba.
Mientras más me decía que no, o intentaba oponer resistencia, más me excitaba, más le castigaba el ano, con más fuerza hacia retumbar sus gordas nalgas… pero fue cierto… no pudo más…
-          Ohhhh… uhmmmm…. ahhhh… exclamo explotando en un violento orgasmo.
Se contrajo a mas no poder, apretando mi sensible verga que tampoco aguanto e hizo erupción dentro de su enrojecido ano. Con cada borbotón su espalda se estremecía. Ambos respirábamos forzosamente, exhaustos, casi me deje caer sobre ella… que me aguanto contra ella.
-          Ufff… que bueno estuvo… ufff… mierd… musite aliviado tras tanto tiempo sin disfrutar a Mili.
-          Siii… wow… lo había olvidado… ufff… exclamo Mili agotada.
Tras unos instantes de recuperación… al final tuve que despegarme… vi satisfecho el maltratado ano de Mili discurriendo mi semen.
-          Uy… se va a manchar el mueble… me dijo apurada.
Y salió corriendo al baño de visitas a pocos metros de ahí. Regreso unos minutos trayendo unas toallas de papel, mientras graciosamente revisaba su piso y trapeaba con los papeles las gotas de esperma, pruebas de nuestro reciente encuentro.
Yo la esperaba en el sofá, extasiado, con la verga aun en ristre y mojada por mis líquidos. Esperaba que Mili se animara a darme una mamada, de aquellas que me succionaban todo… en cambio.
-          Toma… límpiate… me dijo un poco cortante, dejando algunas toallas de papel sobre mi verga, como para taparla.
Bueno, debía entender que después de semanas alejados, ya era un gran avance haber disfrutado de su húmeda vagina, su gran culo y estrecho ano. Lo demás (la mamada de verga y succionada de semen) era accesorio… quizás con el tiempo se daría nuevamente cuando se recupere la confianza… pensaba… pero Mili no pensaba igual…
-          Danny… no quiero que te molestes… pero… me dijo poniéndose incómodamente seria.
-          ¿Por qué? ¿Qué paso?... pregunte preocupado.
-          ¿Qué paso?... paso esto… ¿te parece poco?... me dijo abrumada, y agrego…  no debió pasar… bueno si me gusto… pero… no puedo volver contigo… no quiero eso… no confió en ti…
-          Pero… ¿es que hay alguien más?... pregunté estúpidamente por celos.
Recordaba la presencia de Guille en el hospital, sospechaba que estaba al acecho, creo que Mili sabia a donde apuntaba mi pregunta, y vi como su rostro comenzaba a enfurecer… las cosas volverían a ponerse feas como cuando terminamos si no le ponía paños fríos.
-          Eres un imbécil… tu todavía me preguntas eso… tú que me engañaste con esa… con esa zorra regalona… me dijo enfadándose un poco.
-          Está bien… discúlpame, no me correspondía preguntarlo, tienes razón, fui yo quien malogro todo… lo siento… dije.
-          Y no, no hay nadie más… no soy como tu… dijo hiriente, luego agrego: ahora no estoy para esas cosas, mi madre me necesita… y por ahora tampoco quiero que lo haya.
-          Bueno, al menos me gustaría, si es posible claro, recuperar tu amistad… quiero que sepas que, si me necesitas, estaré ahí para apoyarte en lo que desees… repuse calmándola.
Su expresión disgustada, fue cambiando a una mezcla de alegría y tristeza, por la situación que pasaba, necesitaba saber que no estaba solo en todo esto … me abrazo con fuerza…
-          Mi cabeza es un desastre ahora… mi vida está al revés… solo necesito un buen amigo… me dijo con voz sollozante y agrego… gracias por entender.
Volvimos a ver la tele, mientras le acariciaba el cabello y le daba unos besos cariñosos en la cabeza de cuando en cuando.  Así, Mili se quedó dormida en mi pecho, al poco rato me dormí también.
Al día siguiente despertamos sorprendidos de habernos quedado en el mueble. A pesar de la incomodidad o bochorno de su parte por lo sucedido la noche anterior, desayunamos juntos procurando mantener la amistad que habíamos acordado.
Ofrecí acompañarla al hospital, pero me dijo que prefería que no. Mas que nada, porque su papa iba a sospechar que estuvimos juntos toda la noche y se iba poner más pesado.
A pesar de sus palabras y su actitud distante, me despedí de Mili, con un sentimiento optimista… seguía pensando que tenía que darle tiempo al tiempo y dejar que las cosas pasen… aunque no saldrían como lo esperaba… iluso, el final me acechaba, sin saberlo
Continuara…

0 comentarios - El culo de Mili 36