Los hermanos T empiezan a trabajar por separado por la casa como un equipo táctico de fuerzas especiales. Tammy va por su permisivo padre, y Tommy por su desprevenida madre. Hoy verán como quedaran posicionado en cara a nuevas fantasías dentro de su casa en medio de la cuarentena, después de todo ¿En qué otra cosa pueden ocupar el tiempo encerrados no?
Hoy además de usar imágenes de Bee_farmer de ejemplo les presentó a la milf de la historia y madre de ambos hermanos: Sandra.
Tammy
Sandra
"Un pequeño obsequio: un mapa de mi casa, para que comprendan bien dónde se dan los acontecimientos. No sé porque no se me ocurrió hacerlo antes, ya que pasaron tantas cosas en estas habitaciones. No se burlen de cómo dibujo, la artista de casa es Tammy no yo"
Campo minado
Pobre de aquel que cree que la casa es un sitio seguro en tiempos de pandemia. Como habíamos planeado, ocupamos nuestras posiciones en el living, mientras nuestra víctima (o víctima de Tammy) preparaba unos planos sobre la mesa, ocupando casi la mitad de ella: mi viejo, nuestro viejo.
Yo estaba en una posición estratégica: el lado opuesto, leyendo hojas impresas sobre cine y a mano, un tarro con masitas óreo. Tammy también esperaba que el plan se llevara a cabo desde el sofá del living, claro que no dependía de ella, sino de nuestro padre.
- ¿Estudiando che?- Me preguntó sirviéndose una taza de café caliente, negro como las intenciones mías y de mi hermana.
- Sí, son unas cosas interesantes que encontré y prefiero leer así, en físico.
- A la antigua, digamos, hoja en mano.- Me corrigió mi padre, que pasaba de la pc a las hojas azules de planos, haciendo quién sabe qué. Había trabajado en la planificación de los centros de emergencia para el covid-19, aunque ahora no sé qué planificaba.
Tammy con su celular, se hacía la ajena de todo cuando en realidad, era la más protagonista, ella y su tanga, tanga que yo elegí horas antes de que arribemos como un aluvión al living.
- ¿Esta te gusta?- Me preguntó a la mañana ni bien los levantamos. La prenda era la clave para la trampa, debía usar unas medias altas pasando la rodilla y la tanga más escandalosa posible. En mi opinión, esa floreada color azul no era la mejor.
- Te queda muy linda.- Mencione viéndola hacerla vueltita.- Pero te he visto mejores.
Tamara se la sacó frente a mí, tomó como la quinta que se probaba y se la puso como si estuviera sola en un cambiador. Vi su cola bambolearse comiéndose el hilo de la tanga con la misma cara que un niño ve su juguete favorito en la vidriera.
- ¿Esta? – Usando una negra con un detalle de “Hello Kitty” y palabras en japonés.
- Mmm te vi una mejor que esa, negra también.
- ¿Cómo cuales? ¿Alguna que viste en mis post de insta?
- Sí, a ver, dejame ver…- Y tras chusmear en el celu, encontré una foto en la que la usaba y se la enseñe. Tammy sonrió.
- Es la más chiquita me parece...- aguanta, es una de las primeras que me probé- Sacándose la tanga y colocándose la tanga definitiva, una pequeña que se perdía entre la cola más que el resto, y usada con los elásticos hasta pasando el ombligo, le remarcaba el papo a más no poder.
- Perdón, es que te quería ver poniéndote y sacándote esas tangas una y otra vez.
- Te ganaste un beso por pervertido.- Dijo premiando mi inmoralidad con un chupón.- Igual ya me había dado cuenta, todavía no me ganas y hoy te lo demuestro.
Esa era la que usaba ahora en el sofá. Era su arma secreta, oculta entre sus hermosas piernas y bajo un buzo largo que sumado a sus medias daban la ilusión de estar a entrepierna desnuda. Con la tanga seleccionada por mí, no estaba muy lejos.
De repente, el plan empezó a llevarse a cabo, papá mordió el anzuelo y le pidió ayuda a Tamara con una página de internet.
- Desinstale AdBlock para poder abrir un enlace pero ahora no puedo instalarlo…
- Ufa, bueno ahí voy.- Y haciéndose esperar, como si hiciera algo importante en el celu, fue con papa y como si fuera lo más normal del mundo, se volvió a sentar a upa. Era la fase 1, y la más importante, la más difícil de llevar a cabo porque no dependía de nosotros sino de él y si se había levantado con ganas o no de apoyarse a su hija.
En instantes comenzaba la fase 2. Yo jugué mi papel comiendo masitas.
- Dame una óreo.- Exigió Tammy. Era la fase 2.
- Nha. Todas para mí. – Respondí sin siquiera levantar la vista de mis fotocopias, comiendo otra.
- Te las vas terminar sorete, dame una óreo.
- Tomás, no seas boludón y dale una óreo.
- Que se levante a buscarlas como hice yo.
De repente la mesa se tambaleo, escuche el sonido de algo deslizándose por la madera y Tammy alcanzó aferrarse al bowl de masitas. Era la fase 3, la pelea por las galletitas (no sé si son de los que le dicen masitas o galletitas, las llamo de las 2 formas) era la excusa para que Tammy se inclinara al completo contra la mesa como perra en celo revelándole el papo a su padre, a escasos centímetros de su rostro, como un eclipse solar aconteciendo a sus ojos, demasiado hermoso y dañino como para verse directamente.
Yo no tenía permitido ver si papa miraba o no, habría sido muy incomodo cacharlo mirándole la concha a mi hermana, así que seguí con mi papel, me agarré al bowl de masitas y tironeé con Tamara aferrado a él, cada vez más inclinada sobre la mesa.
- ¿Qué te pasa estás enfermo? ¡Dame las óreo!
- ¡Me levante con mucha hambre, dejame desayunar tranquilo!- Y tironeé haciendo que mi hermana casi se tire sobre la mesa.
Papa no intervenía. Empecé a golpear a Tammy en la cabeza con las fotocopias en una de nuestras mejores peleas falsas.
- Convidale de esas conchi, masitas, Tomás, haceme el favor.- Se impaciento papa casi diciendo una barbaridad, y por fin, solté el bowl y Tammy se volvió a sentar sobre la pija erecta de su padre, tan parada que formaba una tienda de campaña imposible de evitar. Tamara tuvo que abrir sus gambas para que el pene no le apuñale la concha y emergiera por entre sus piernas, quedando ahí, preso entre sus piernazas.
- ¿Queres una papa?- Le preguntó haciéndose la boluda como una campeona.
- Instalame el AdBlock de una vez, por favor mi cielo.- Rogó sumamente incómodo, arrugando la frente, muy sudoroso.
Nuestro plan había funcionado y yo estaba demás en la sala, por lo que tomé mis cosas y deje la cocina.
- Se te va a reventar ese culo gordo que tenes- Le dije a mi hermana antes de subir las escaleras. A mi cabeza vino un meme muy viejo que recitaba “feel like 5 years old”.
- ¡Tomás, deja de pelear no seas pelotudo!
Subí las escaleras, me saqué las zapatillas y como un jodido ninja, en medias, silencioso a más no poder, volví a la entrada del living solo para espiar la situación. Era todo parte del plan.
Papa y mi hermana hablaban en un cuchicheo. No se percataron de que nunca entre en mi habitación. Mis sentidos se agudizaron como si fuera un X-men y escuché la bizarra conversación entre Tammy y nuestro padre.
- … porque no, corazón, porque no. Vos sabes que no deberías subirte a upa, ni andar en tanguita, ni darme picos… ya sabes por qué. No me refiero a que Sandra se calienta solamente.- Le susurró mi viejo que aunque pedía distanciamiento social, no la sacaba de encima y estaba medio abrazado a ella.
- Mmm ¿te incomoda verme así? Tengo las medias largas puestas, capaz si no pusieran la calefacción tan alta.
- Sí, hijita, se podría decir que me incomoda, vos te das cuenta… ahora por ejemplo, no te hagas la bobita, corazón.- Mi hermana claro que lo había notado pero se hacía la tonta con una experiencia insuperable en eso. Ella mejor que nadie sabía que tenía una pija apuñalándole las gambas.
- No tiene nada de malo, papa, me gusta ser cariñosa con vos, siempre voy a ser tu consentida ¿no?- Preguntó en un tono meloso muy dulce. Con el pequeño problema de que estaba dirigido a su progenitor. - Podes mirar si queres, no me hago problema y aunque mama se enoja no me chupa un huevo.
- ¿Qué decís Tammy? – La reprobó con menos ganas que tener que laburar un feriad.- Me gusta consentirte, pero está mal. Te tendría que incomodar andar así en la casa, tenes que cortarla por favor.- Suspirando, dando a entender que estaba aceptando un camino que le disgustaba. El pervertido hubiera querido seguir mirándole el ojete y apoyándola pero intentaba seguir el camino correcto, resistiéndose a la tentación de una forma muy débil. Había heredado sus genes aunque por mi parte ofrecí menos resistencia.
- Por ejemplo, papi no pudo evitar ver algo que no debería recién… perdóname Tammy, corazón, te tiraste sobre la mesa y se te vio todo, casi que da igual que estés desnuda con estas tanguitas que usas, son tan chiquitas… y soy de carne y hueso, perdón que te lo diga.
- Ya te dije, podes mirar si queres. No tengo nada que no hayas visto antes. Soy la misma a la que le cambiabas pañales.
- Por favor, no tenes nada que haya visto antes, cuando te cambiaba los pañales eras una cosita y ahora…una cosota ¿Qué me haces decir?
Tammy rió, papá no, intuí que estaba muy nervioso, intentando no parecer abatido por su propia decisión. Probablemente esa debía de ser la conversación más morbosa que jamás presencié, exceptuando mis conversaciones con Tammy, claro. Ahora por primera vez era un espectador pasivo y veía a mi hermana toda pervertida con otro.
- No me molesta que me veas.- Insistió.- ¿Te gusto lo que viste al menos?
- B-basta Ta-tamara.- Tartamudeo.- Te acabo de decir que soy de carne y hueso, ni deberías preguntarme algo así ¿estás loca?- Intentó parecer indignado aunque su cuerpo no le respondía. Su voz estaba algo quebrada y su mano izquierda, la que veía con claridad desde mi ángulo, estaba apoyada sobre la pierna de mi hermana entre la media y el buzo, tocando piel.
- Que exagerado, no tiene nada de malo, ni que te fuera a hacer una denuncia o a decirle a mama.- Siguió caldeando la conversación. Tenía ese talento de hablar de situaciones morbosas como si fueran de lo más normal. También debía admitir algo. En una sola movida de ajedrez, moviendo un solo peón, ya estaba tomando la delantera en esa carrera de perversión y parecía que papá se la tiraba ahí sobre la mesa en cualquier segundo. Dudo tener el mismo poder de convencimiento que ella cuando haga mi movida con mamá, en eso las mujeres hermosas corren con ventaja natural.
- Habla bajo, que va a pensar Tomás si nos escucha, por favor.
- Nadie se va a enterar, no voy a decir nada.
- ¿De qué hablas? ¿Qué cosa nadie se va a enterar? Te repito, no quiero que andes en tanga por la casa ni sentándote arriba mío ¿Me entendés?- Pareciendo temeroso de algo.
- ¿Qué pasa si no?- Lo desafío, girando su cuerpo de tal manera que estaban casi cara a cara y es más, el pene debía de estar contra ella rozándola. Papa tragó saliva.
- Te voy a tener que dar de nalgadas como cuando eras chica.- Amenazó.- Yo me críe a la antigua con castigo físico, perdóname mi amor, pero tengo que ser severo.- Empezó a excusarse de una manera más convincente, como si hubiera aceptado el juego de mi hermana.
- Okey, voy a tratar de acordarme, no más tanguitas, no mas upa, no más piquitos.
- Bueno, bueno, lo de los piquitos te lo puedo aceptar no más porque sos mí consentida, pero no enfrente de Sandra que se me pone celosa.
- ¿En serio? Que boluda, ni que fuera tan grave un besito padre e hija.
Como pensé que pasaría, Tammy se estiro un poco y conectó sus labios a los de su padre, en un beso sonoro que dejó la onomatopeya “chuick” gravada en el aire y resonando en mis oídos.
- ¡Despacio! Se re escucho.- La reprimió sin ganas apretujándole la costillas con cariño.- Además dije piquito, no besos ¿Querés que te haga chaschas en la cola?
- Los castigos físicos corren por tu cuenta, como dijiste.- Y Tamara se levantó. Pude ver desde mi posición, como papa no movió un milímetro su cuerpo y su mano para rosarla bien contra él. Tammy se puso de pie, quedando con el culo firme bien frente a él, y con un movimiento grácil de su pierna, rozándole la entrepierna con el pie, dio por finalizada su jugada y fue al sillón a buscar algo, agachándose para juntarlo (de seguro el celular, aunque solo pensé en que volvía a mostrar el culo) después pasó a mi lado con una sonrisita en el rostro, sabiendo que estuve escuchando todo y tenía la situación justo donde quería.
Era admirable como se había propuesto llevar a cabo una fantasía con su padre, reconociendo que tenía “daddy issues” sin un ápice de pudor. Ya estaba ahí a metros de la línea de llegada, lo tenía cocinando a fuego lento casi listo para sacar del horno.
- Ahora te toca a vos con mamá, a ver si superas esto…- Me susurró y me indicó que la siguiera a la pieza con el dedo.
Me la dejó picando, masticando derrota. Mi mamá era distinta a mi viejo. Yo corría con desventaja porque Tamara de hace rato le calentaba la pava, sentándose sobre él, con sus piquitos húmedos, con sus abrazos sorpresa y pedidos melosos. Sin dudas mi viejo tenía el gen del permisivo con el incesto, en pocas palabras, era un degenerado, un santiagueño del que heredé características aunque potenciadas por mil.
Se había aguantado bastante. Desde hace mucho tiempo que se vivía esa tensión rarita entre ellos, yo como espectador, lo notaba antes de que me diera el primer beso con Tammy. Mamá siempre los reprimió y se puso celosa cuando los veía juntitos, quizás para el ojo desentrenado era tan solo una hija cariñosa, para mí que tenía un detector de incesto, daba positivo a leguas sin hisopado requerido.
- Veni, pendejo, cerrá la puerta. – Me dijo quitándose la tanga y levantando una pierna para enseñarme esa concha grande, preciosa, surcada por un tajo rosado brillante poroso bien de latina.- Venía acá, quede más caliente que una pata de camello…
Hablando de pata de camello, su vagina pulposa parecía una, pero al arrodillarme y comenzar a chupársela, hundiendo mi lengua entre sus labios, de seca no tenía nada.
- Mmm, eso es, muy bien.- Me alentó acariciándome el pelo mientras se la besaba y lamía con cariño, pasándole la lengua con ganas por toda la vulva.
- Seguro hasta le manchaste el pantalón a papa.- mencionó juntando sus labios para ver como se escurría su juguito, sin exagerar, era una empanada jugosa y una gotita elástica se estiró hasta romperse.
-Ufff, ojala, que se dé cuenta que me calientan esas cositas…- Y tomándome de los pelos, me alentó a seguir con mi cunnilingus.- Creo que quiero coger con papá, no me basta con algún toqueteo.
- No me sorprende.- Dije mientras separaba sus labios con dos dedos para lamerle el urinal. – Nunca te conformas con poco, y la tuviste tan fácil que si te llega a dar de nalgadas no creo que se pueda contener.
- Mmm ya me lo imagino.- Se dejó llevar Tammy- Que me dé de nalgadas hasta dejarme la cola roja y luego, me abra bien el culo para comérmelo todo.
Yo sonreí, porque si estuviera en la posición de mi viejo, eso sería exactamente lo que haría. De tal palo tal astilla.
Confesión de un hijo atormentado
No solo había escuchado la charla más morbosa de mi vida, además, Tammy había dejado su celular posicionado de forma estratégica para gravar todo. No sabía entonces si pensaba hacer un chantaje, gravar la conversación o tan solo morbosearse con capturar el momento. Mientras yo le hacía un oral comiéndole toda la conchita de rodillas (como todo un religioso adorador de su tajo), ella revisaba el momento que más ansiaba capturar en el video.
- Sí, acá está, me la re miro el atrevido.- Me contó.- Dejá de chupar un poco, mirá.
Limpiándome los labios con la lengua, hice una pausa para ver, desde el sillón, que cuando yo peleé con ella por las galletitas quedando Tammy sobre la mesa, papá no perdió un segundo y miro abajo con cierto disimulo, viéndole el papo todo pulposo llenando esa tanguita, y quizás hasta las arruguitas del asterisco. A pesar de la lejanía y el ángulo, se notaba una erección prominente donde antes mi hermana estaba sentada.
- Encima la tenía toda así nomas, ni me fije que me cubriera bien, solo me preocupé de tenerla apretadita.
- Que atrevida, seguro te vio hasta el culito, sos una zarpada…
- Me muero, no puedo creer que haya cogido con vos, con mi tío, y hasta mi papa se le haga agua la boca con mi cola, que suertuda que soy.
Tammy me agarró de los pelos y en un gesto dominante, volvió a levantar la pierna para mostrarme que quería que siguiera con una de mis especialidades: la chupada de concha. Estaba con el morbo a full y quería aprovecharlo. Se notaba que estaba excitada, con su vagina ardiente al punto de parecer afiebrada, estaba incubando algo ahí adentro y no era covid-19 (menos mal). Por las dudas, me la puse en la trompa cual mascarilla.
- Bien, hermanito, bien, así me gusta…- Como siempre, le encantaba que hiciera el papel de sumiso e inocente, aunque no sé que tenía de inocente a esa altura.
Tammy comenzó a balancearse para refregarme la vagina por todo el rostro, era como una brocha suave y húmeda que me pintaba la cara con su excitación, yo hacía fuerza hacia arriba como si quisiera levantarla con la boca, hundiendo mis labios en su vulva jugosa hasta que sentí que se corría en mi, apretujándome los pelos y haciéndome una llave en la cabeza a lo Black Widow o Cammy White, que solían apresar las cabezas de sus afortunados contrincantes con sus gambas.
- ¿Pensaste en mi o en papá?- Pregunté saboreándome.
- En vos, boludo.- Me reprimió mientras se limpiaba la conchita con un pañuelito húmedo (hasta haciendo eso se veía sexy “as fuck”)- Tengo suerte de cumplir el morbo de hacerlo con vos, no voy a pensar en otra fantasía mientras vivo una, eso se los dejo a los que tienen sexo sin satisfacción.
Tras ese obsequio de sabiduría por parte de mi hermana, no pasó mucho en los días siguiente hasta el punto de que temí que nuestra nueva obsesión se dilatara. El franeleo constante con Tammy, nuestros viejos alternando días de trabajo, yo obsesionado con los videos de milfs en calzas… Para colmo hizo tanto frio que ni Tamara se animaba a deambular en ropa interior, pareciendo una hija remilgada e inocente una vez más. Mientras tanto, la situación en el país empeoraba como todos saben, no voy a entrar en detalles con eso, lo que si era inevitable era bajonearse un poco.
Lo que si voy a detallar es lo que protagonicé cuatro días después con mamá, en el living, mientras ella retomaba sus prácticas de yoga tras varios días de tenerlas abandonadas. Ocurrió un deja-vú prolongado, en el mismo living, con los mismos dvd, la colchoneta y mi cámara indecente. Le volví a preguntar si le molestaba grabar unos videos y mi mamá dijo que no había drama.
- Se me hace raro que siempre me agarres para tus “proyectos” de cine.
- Son solo prácticas, podría filmar a Tamara pintando o dibujando pero es un embole.- Me excusé.
Ese día hice unas tomas muy buenas, para colmo, tenía una calza con estampado medio ochentoso bastante colorinche, una remera musculosa holgada y abajo, uno de esos corpiños elastizados que usan las gimnastas. Su atuendo tranquilamente podía ser aceptado en un video porno, eso sumado a un nuevo ingrediente: una pelota de gimnasia.
Mientras filmaba mi mente recordaba como los hombres rasgaban esas calzas para atacar los orificios de las milfs a bocados o pijazos, se me hacía agua la boca de solo pensarlo.
“No sé qué virus me pico, que soy capaz de tener esos pensamientos sobre mi vieja” pensaba viéndola estirar antes de usar la pelota. “Tammy insinuándose a papá, yo filmando de forma obscena a mamá, si no vamos presos es de milagro” Aunque siempre había visto a mamá como atractiva, de hecho, con su empleo de secretaria ejecutiva debía de despertar toda clase de fantasías en el trabajo así como con su calzas y posiciones expuestas me despertaba nuevos y frescos ratoneos.
Mi cámara capturo como se acostaba en ella boca abajo, sin sospechar que su propio hijo inmortalizaba su culo encalzado en video. No podía dilucidar si tenía ropa interior o no, ambas opciones podían ser correctas.
Lo mismo cuando se dio vuelta para quedar boca arriba. Me las rebusqué para captar su vientre chato y durito para su edad, y más abajo, la pubis que no podía evitar imaginarme desnuda. Su vientre dibujaba una pequeña curva en bajada, cosa natural por la edad, y entre las piernas, volvía a subir para formar una pequeña y marcada almeja. Mi viejo era un tipo muy afortunado.
- Estos ejercicios vienen bárbaro para la columna, la pelota dibuja un arco perfecto y además te endurece la pancita- Me explico mamá absorta en su estiramiento.
- ¿La tenés dura? La panza, digo.- Pregunté sin darme cuenta del doble sentido ya que en realidad, el que la tenía dura era yo.
- Fíjate.- Mamá se levanto un poco la remera y me enseño el vientre, yo, ni corto ni perezoso, puse mi mano en él y lo palpe con delicadeza, sintiendo que en efecto, gozaba de cierta dureza. Mantuve mi mano y rodeé su cintura de un lado a otro como si le estuviera haciendo un masaje. Era la primera vez que le tocaba la piel con malas intenciones y ella lo notó.
- Que toquetón que estás últimamente… más que apretujar me estas acariciando.
- Perdón, es que sí, tenes bastante firme, se ve que el yoga también sirve.- Dije retirando la mano un momento después. Sandra me miró algo extrañada. Cualquiera empezaría a sospechar algo anormal.
Para no repetirme (hasta este punto es casi un refrito, no lo voy a negar) diré que lo interesante llego cuando intentó hacer una posición llamada “vela” que consiste en sostenerse con los hombres y la nuca alzando el torso y las piernas hacia el techo, formando una línea recta horizontal con el cuerpo.
- Te podes caer, má, si queres te sostengo, por las dudas.
- Que poca fe me tenes, ni que me fuera a desmoronar.- Dijo mientras adoptaba la posición levantando las piernas, usando sus codos como columnas. Dejando la cámara de lado me dispuse a ayudar.- Tan vieja no estoy.
- Es por precaución. – Dije, y de pie, teniendo su trasero a la altura de mi entrepierna, le sostuve los pies y note que tenía unos pies hermosos. Si fuera esa clase de fetichista no me hubiera podido contener. Los tenía ahí, al alcance, suaves, blancos, de uñas prolijas pintadas de rosa. Sin embargo, mi fetiche era otra parte del cuerpo.
Con el correr de los segundos, me acerque, me acerque, hasta que mi erección hizo contacto con su cola. En la televisión sonaba una música relajante que no surtió efecto en mí, ni en mi madre, que noto el sólido contacto del sexo de su hijo contra su trasero.
Sandra abrió los ojos, quizás pensó que la tocaba con la cámara, pero yo oprimí un poco más para que la sintiera, mis manos, más que sostener sus pies, fueron bajando por sus piernas en una caricia hasta casi llegar a su cadera, la estaba apoyando de parado y en el culo invertido. Mi pene estaba doblado a un lado ligeramente en diagonal, pinchándole una nalga sin disimulo. La excitación me llevaba a envolver su cadera con mis manos para tocar algo más oculto entre sus piernas.
- ¿Eso fue lo que creo que fue?- Dijo abandonando la pose con un agilidad “spider-manesca”.- ¿Me apoyaste?
En mi cabeza, como si mi bóveda craneana fuera un estudio de televisión, se prendieron las luces y un conductor al estilo de “¿Quién quiere ser millonario?” me iluminó 4 opciones bajo la consiga de cosas que ocurrirían en el segundo siguiente.
A) “Cachetazo que me manda al dentista sin escalas”
😎 “Discurso de moralidad de madre compresiva”
C) “Abandono de la sala para borrar el momento incómodo de la existencia”
D) “Llamado al 911”
- ¿Me queres decir que fue eso? – Insistió acercándose, la respuesta A parecía la más correcta.- Ahora entiendo… para eso eran los videos, los cariños, me usabas para tu calentura… - Cayó en la cuenta de mi plan. Por supuesto, me iba a dar un discurso de moral o algo así.
- Má, por favor, sentate, dejame contarte.- Pedí con calma. Si había metido la pata como nunca al menos quería quedar lo mejor parado posible.
Sandra me miró incrédula ante la calma con la que hablé. Estaba a punto de explicarle mi apoyada con la misma intensidad que alguien le pediría unos pesos para salir a tomar, antes cuando se podía.
- No naci ayer, Tomás, esto de los videítos, el franeleo, deben ser esas páginas porno de mierda que hay ahora, se piensas que las mujeres somos agujeros, en especial las maduritas como yo a las que les dicen milfs, “moms i like to fuck” ¿Qué se creen? encima ¡Soy tu madre!- Se dio cuenta como de repente de ese pequeñísimo detalle. Mierda, Tammy con papá la había tenido más fácil, era el poder de un culo.
- Má, por favor, sentante, estoy muerto de vergüenza, pero al menos dejame hablar.
- ¿Vos estás muerto de vergüenza? ¿Y yo qué?
Me senté, en psicología decían que instintivamente uno tienda a imitar gestos, quizás era un arma infalible para contagiar el gesto en ella.
- ¡Quiero que me digas ya que está pasando! – Exigió sin levantar la voz sentándose, quizás podía remarla.- Dale, habla antes de que te prenda fuego la computadora y todo, parece que no entendés lo que paso, la chanchada que hiciste.
- Es demasiado grave y vergonzoso lo que pasó, lo entiendo.- Empecé algo nervioso. Por suerte ese último tiempo, gracias a Tammy y mis aventuras con ella involucrando hasta mi tío, podía hablar de temas “heavys” sin mosquearme. Después de todo no nos olvidemos que había tenido una orgía veraniega, esas cosas te dan un golpe de horno importante en la vida.
- Quiero que me lo digas, que te está pasando, no lo vuelvo a repetir.
- Son muchas cosas, ma, me avergüenzo de lo que voy a decir pero desde que estoy acá encerrado y te veo vestida así estoy teniendo pensamientos que no debería tener, pensamientos que un hijo no debe tener nunca de su madre… no te enojes por favor, se que está muy mal, estoy muerto de vergüenza y si pudiera controlarme no lo hubiera hecho por empezar.
- ¿Es una enfermedad lo que tenés? No entiendo eso de no poder controlarlo a no ser que sea un tic autista o algo así.
- No, no, nada que ver.- Algo extrañado por su conclusión.- Es algo incontrolable no en ese sentido, es como una atracción, como una fantasía que me surgió y no puedo sacarme de la cabeza por más que lo razone.
- Son todos esos videos porno que hay ahora, la sexualizacion de la mujer dicen, te están enfermando…- Sí, definitivamente se estaba calmando y eso era bueno. La opción correcta había sido la B: “Discurso de moralidad de madre compresiva” y lo escucharía con atención jugando mi jugada de hijo inocente perturbado por la situación y el entorno. Las madres siempre sienten compasión si su hijo es víctima.
- ¿Ves porque tenes que tener novia? Aunque sea para una videollamada, o como dijeron en la tele para tener sexo virtual, o que te manden fotos y esas cosas peligrosas de jóvenes.
- No es solamente eso, estaba bien antes de la cuarentena con mi soltería. – Aunque hacía tiempo que no era soltero, se podría decir.- Es el encierro el que me cambió, verte así saca me saca lo peor…- mirándola de arriba a abajo en una movida peligrosa- aunque no estoy diciendo que sea tu culpa, no, soy yo el que tiene problemas por gustarle las mujeres maduras hermosas, de tu perfil. – Tirándole un palo para ver si lo cazaba.- Además de que se respira un ambiente raro en la casa…
- ¿Ambiente raro? – Preguntó algo ruborizada, quizás se me había ido la mano con los piropos.
- Vamos mamá, vos también lo ves...- Y en una jugada maestra metí a Tammy en la movida, con la esperanza de darle a mamá una oportunidad de vengarse de ese franeleo que tanto le molestaba entre mi hermana y mi viejo.- … mi hermana andando en tanga por la casa toda cariñosa con papá, sentándose a upa, yo los veo y pienso que no tengo la misma atención, el mismo cariño y me imagino teniendo la misma atención con vos ¿Por qué está bien que ellos tengan todo ese contacto y yo nada con vos?
Mi mamá ahogó una risa. La conversación era una montaña rusa, primero creí que me botaría los dientes de un sopapo y ahora hasta parecía enternecida con mi óscar a mejor mosquita muerta del año.
- Tu papá no sé en que está pensando, lo noto muy ¿cómo decirlo suave? Bueno, ya que estamos hablando estos temas, más activo que nunca, no digo que sea por las fachas de tu hermana, ellos son así, cariñosos, siempre se llevaron bien, tenés que entender que las hijas son muy apegadas a sus papás, y Tammy nunca rompió ese apego. Por lo visto algunos hijos son muy apegados a sus mamás también.- Refiriéndose a mí.
- No sé, no quiero generar ninguna polémica ni estoy sacándome de encima la responsabilidad, yo me hago cargo de lo que hice- aclaré- solo digo que siento celos y darme cuenta de eso me avergüenza a esta altura, al menos me estás dando la posibilidad de hablarlo, mamá, lo cual es más de lo que esperaba.
- Corazón…- Me dijo enternecida, acariciándome el rostro.- Todos en esta cuarentena están como más… sexuales, ávidos de cariño, con tantas malas noticias y muerte queremos vivir más sensaciones lindas, lo escuchó, lo noto. Sabes igual que soy tu mami y no me podes estar filmando y tocando con esas intenciones, esas sensaciones las deberías de obtener de otro lado. ¿Eran para eso los videos? ¿Para tocarte pensando en mami?
Ese tono en el que me dijo “pensando en mami” despertó una nueva erección.
- Hice planos de tu cuerpo porque me parece… hermoso, quería fantasear con que era otra persona, aunque no resultó.
- ¿Por qué no?- Se veía interesada, quizás por ser la primera vez que tenía esta clase de charla con su hijo. Hablar con un hijo de estos temas tan oscuros en la primera vez era el equivalente a enlistarse en el ejército y marchar a Afganistán al día siguiente. Yo no obstante, me sentía en un ambiente más natural, podía seguir dialogando manteniendo la incomodidad al mínimo.
- No te va a gustar esto… es que igual se veía tu rostro y no me importo, no te enojes por favor, es lo que me genera un cuerpo así, esta ropa, el pelo rubio.
- No Tommy ¿cómo me voy a enojar?- Abrazándome algo enternecida, quizás la podía pilotear desde ese punto, parecía no haber entendido que aclaré que me había hecho una paja aunque la ilusión de que la protagonista era otra no había funcionado.- Para eso están las novias ¿No ves? Tenes que conocer a alguien, chatear, verla por zoom, esas cosas que hacen ahora, te pego mal la cuarentena corazón.
“La cuarentona” Pensé en realidad.
Hice una sonrisita. Si supiera que tenía novia de hace rato, convivía con ella y estábamos en medio de una conciliación muy sexual.
- ¿Queres que mami te consiga una puta para hacer ciber sexo aunque sea? Puedo consultar por una madura si no te animas a buscarla vos.
Yo negué con la cabeza con una sonrisa de incomodidad.
- No, es inseguro y más en estos tiempos, mis ratones no involucran a prostitutas. – Contesté secante.- Por eso te pido que no te enojes, es con vos la “cosa”, espero que cuando todo vuelva a la normalidad se me pase, por ahora te prometo que mientras estés haciendo yoga no voy a aparecer, esto no va a volver a…
- ¿A qué te referís con ratones? – Continuó con el interrogatorio más incómodo del mundo.-Dijiste que envidias a tu hermana en cierta forma si no entendí mal. ¿Querés que sea más cariñosa solamente o algo más?
- Dado que me mande una cagada enorme, con que no se arme un escándalo ni te enojes me conformo. – Acepté interpretando al buen hijo víctima de la cuarentena. Si a ella le indignaba tanto la idea ese era el momento ideal para cortar la charla y a otra cosa, sin embargo...
- Vamos, no me eludas la pregunta. Decime que es lo que querés exactamente, deja de hacerte la mosquita muerta que te noto la erección desde acá.- Dijo mirándome el paquete, que aunque no estaba muy inflado, estaba duro y comprimido como si usara un conchero.
- No sé, mis ratones son variados, aceptaría lo que sea…
- Te animaste a apoyarme, a filmarme y no me decís que te gustaría que hiciera para calmar esos ratones.
Mi corazón dio un vuelco, o más bien mi estómago, no sé, fue como cuando estas durmiéndote y en duermevela te parece que torpezas o caes, dando un sobresalto sorpresa.
Esa conversación había llegado más lejos de lo que pensé y su reacción, de curiosidad y entendimiento, jamás hubiera creído a que se daría. Decidí apostarlo todo y sincerarme, abriendo la jaula de mis ratones.
- Fantaseo con que me visitas a mi habitación, me tocas, yo te toco, y me masturbas con la mano mientras te beso todo lo que tengo al alcance.- Dedicándole una mirada a sus senos comprimidos bajo la remera.
Sandra soltó una risita colorada como un tomate, hecha un manojo de nervios, mientras negaba con la cabeza. Un rejunte de reacciones de alguien que no estaba preparado para oír semejante confesión… y seguí.
- También que soy yo el que te visita estando sola en la cama, en ropa de encaje, dormida, te recorro con la boca todo el cuerpazo, te acaricio, y aunque te retorcés te haces la…
- Esta bien, está bien, te entendí.-Me cortó tapándose los oídos como una chiquilla.- Pense que me había salvado pero sos el peor de los tres. Tenes una imaginación… que da miedo.
- ¿De los tres?
- Tenes los genes pervertidos de tu padre y de tu tío. – Pasó a explicarme, sin perder la confianza o quizás, necesitando cambiar de tema.- Tu papá cuando nos conocimos era un loco bárbaro, un atrevido. Ni después de casados con Tammy en camino se calmaba y nos peleamos bastante por sus arrebatos.
- No lo parece.- Era cierto, más allá del toqueteo con Tamara, no podía dilucidarse que fuera una persona muy pasional. Era un tipo tranquilo, familiero, no solía hacer comentarios o chistes zarpados a diferencia de mi tío.
- Oh sí, creeme que era un pervertido. Igual peor es tu tío Nacho. Capaz no te acordás bien porque estamos peleados. - Si supiera que lo encontramos de casualidad en una playa nudista de Mar del Planta en mis últimas vacaciones privadas con Tamara. - Se desubicó hace varios años y cortamos contacto para bien. Pensé que vos no habías heredado ese… fuego, digamos, y no, sos igual de atrevido, nene.
Como punto final, como firma del documento que pactaba mis intenciones, me golpeó la nariz con un dedo.
- Me va a costar verte como mi nene bueno de ahora en más. Tenés unas fantasías interesantes.
- Sigo siendo bueno, mis ideas no lo son. – Aclaré no muy errado.- No armemos un escándalo de esto por favor, ya te dije que te voy a dejar hacer tus cosas sola y me voy a controlar, hoy me pasé de la raya pero mal.
Mi mamá me dedicó una mirada desconfiada, como diciendo “seguro que te vas a controlar, seguro” y me dijo unas palabras que me dieron un golpe más fuerte que trompada de Broly, el viejo Broly sacado y desalmado de las primeras películas.
- Una amiga mía, no te voy a decir cual, vivió algo parecido a esto, aunque fue ella la que tuvo la iniciativa cuando se separo del marido y quedó a solas con su hijo. – Yo la escuché sorprendido porque me contará algo así. Mis esperanzas crecían como el cosmos de Seiya (sí, sí, ya sé, son referencias baratas pero esto se sigue llamando Hermana Otaku) – Y no pasó mucho tiempo cuando terminaron cogiendo.
- Te juro que no sé si llegaría tan lejos, mis fantasías son más sutiles, aunque no sé a dónde llegaría.
- Ella sí llegó así de lejos. Muchas veces lo hicieron y con mis amigas hasta consideramos la idea de denunciarla cuando nos confesó… decidimos pensarlo, porque su hijo se recibió al año siguiente, trabaja muy bien, es un muchacho buenísimo que tiene una vida de lo más normal, un amoroso con todas las letras. Creo que ahora se está por casar incluso. – Me relató con mucha naturalidad.- La moraleja de todo esto es que ella, él, todos a su alrededor siguieron con sus vidas, a pesar de haber cometido incesto, lo disfrutaron y todo siguió… por eso dejame pensarlo un poco, deja que lo procese y llegue a una conclusión. Estate atento a tu teléfono y no duermas con tu hermana que en una de esas, te visita el hada de los pantalones de yoga.
Aunque fue un chiste gracioso no me salió la risa. Estaba sorprendido por mi éxito y quedé como el negro de los memes.
Quede de diez, como dice Bart Simpson. Mi mamá dejó el sofá y yo ahí, anclado, procesando la noción de que mi jugada había funcionado. Una milf, mi propia madre, consideraría tener una aventura conmigo y aunque me contuve, quise saltar hasta el techo de la emoción, una extraña y morbosa emoción.
Reconquistamos el sofá
Como les recordé con mis referencias locas de animé, esto se sigue llamando “Hermana Otaku” y aunque nos alejamos un poco del cosplay (a mi hermana le bastaba mostrar la cola para ser sensual y no tenía tiempo de preparar cosplays) Tamara seguía a full con su maga hentai de propia autoría, que casi que relataba nuestra historia.
Aunque se mostró sorprendida de mis avances cuando le conté el diálogo triple X con mamá, más complicados que los de ella, se decepcionó por no haber aprovechado la situación y el humor del momento para un poco más.
- Una caricia en una pierna, un beso como los que le doy a papá, no sé, algo así.- Dijo.- Por ahora llevo la delantera, estoy más cerca que vos y dependes de ella para cumplir tu jueguito no te olvides.- Guiñándome un ojo.
- ¿Te das cuenta que estamos poniendo la casa patas arriba? Suficiente con decir todo lo que dije, me acuerdo y no lo creo.- Expresé tirado en la cama. Por suerte, estaba escuchando openings de Naruto (Silouette creo) y podíamos hablar con libertad.
- No sos el primero ni el último que tiene un “crush” con su madre, a más de una también le calienta la idea solo que no lo admitirían nunca. Me sorprende que te haya contado una intimidad de su amiga, debe de ser Patricia. Es la única que conozco que tiene un hijo mayor y vive sola con él.
- No sé si me ganas he.- la desafié incorporándome.- Mira que con papa no quedaron en nada concreto y yo con mamá sí, me parece que voy a tachar de mi lista “sexo con un progenitor” antes que vos.- Bromeé admirando sus dibujos.
- Vamos a ver, vamos a ver, si se llega a levantar de malas y te dice que es una locura lo que hablaron y te manda al psicólogo me voy a cagar de risa más que Joker en la última peli.
En eso, nos llamaron de abajo para comer. Tammy, quizás sintiéndose desafiada por mis logros en la partida de ajedrez incestuosa en la que estaba en jaque, volvió tras unos días a su clásico outfit calienta chotas: buzo grande, medias hasta los muslos y tanguita.
- Hola papi, no te escuché llegar.- Dijo abrazándolo de atrás y dándole un pico mientras mamá servía ñoquis con salsa y un poco de pollo que había quedado mezclados.
- Te dije que nada de picos, amor.- La reprimió sin ningún atisbo de credibilidad mientras se servía.
Yo, sentado en la mesa, no me esperé para nada lo que pasó después. Mamá, de atrás, me tomó de las mejillas y me estampó un pico húmedo y apretado que se mantuvo pegado a mí como por tres segundos. Mis instintos me llevaron a casi decir “Tammy” lo que hubiera sido un desastre.
- ¿Qué me miras así? – Desafió a papá al ver que quedó boquiabierto.- Por cada pico que se den ustedes yo me los voy a cobrar con mi hijito.- Se excusó abrazándome desde atrás. – Ye les dije a ustedes dos picarones que me molestan esos besitos, así de decidí tomarlo de otra manera.
- Esta bien, mamá, me sorprendiste eso sí.- Me puse de su lado dejando en claro mis intenciones sin poder evitar saborearme los labios.
- Bueno, podés cerrar la boca papá.- Lo jodió Tammy- ¿No te vas a poner celoso no? Fue solamente un beso, después te doy otro así hacemos competencia, para mí les ganamos por afano, tenemos más experiencia que ellos.
- Tammy, cállate y come.- Se la agarró con ella mientras cruzamos miradas cómplices con mama, que me dedico un tipo de mirada que nunca me había dado.
Esa misma noche, tras esa comida que a papá se le quedó atorada, como no podía dormir con Tammy por si otra ninfa incestuosa decidía visitarme, me quede a la expectativa en el sofá del living, viendo algunas publicidades de HBO. Estaban todos a full con la revolución de producciones de Dc, y aunque estaba alejado de las movidas comiqueras, me pareció un resurgir importante.
Las horas pasaban, la sola fantasía de ver a mamá bajar las escaleras ligera de ropas para pedirme que apagara la tele y unirse a mí en el sofá, me provocó una erección. Me sentí muy ansioso, lo sé. Papá estaba en casa, durmiendo con ella, quizás pegado a su hermoso cuerpo, por lo que era imposible que decidiera hacerme la fiestita una noche. En mi cabeza, una aventura mañanera, con papá trabajando y Tammy durmiendo o comprando era los escenarios más probables si es que algo pasaba.
Escuche pasos, miré hacia arriba, a la izquierda para ver quien bajaba las escaleras. Era Tamara, caminando silenciosa como una gata, hundió sus portentosas carnes en el sofá haciendo el mínimo de ruido. No voy a decir que me decepcioné, sería exagerar, solo que tanto fantasear con mi madre que casi que pensé que se me había cumplido el sueño.
- No viniste a ver Netflix conmigo.- Me reprochó. - ¿Ya me reemplazaste?- Preguntó pasándome un dedo acusador por el pecho.- Hasta te noto decepcionado.
- Nunca te cambiaría, es solo una fantasía, una idea loca que alimentamos con nuestras charlas, nuestras confesiones. Y no, no me decepciona tu visita.
- ¿Te diste cuenta que te dio la misma respuesta que yo? – Preguntó.- Cuando me pediste volver a nuestras aventuras te dije que me dejaras pensarlo, en eso me parezco a mama, espero parecerme en otras cosas.
- Espero que se parezca en el sentido que me diste un sí inmediato.- Rememoré. - ¿Te gustaría que tuviera éxito?
Tammy asintió con cara pervertida.
- Sería muy interesante.- Acercándose a mí, envolviéndome con un brazo.- Me encantaría verlo aunque es difícil, quizás tengamos que hacer caminos separados y, contarnos todo cuando podamos. Yo con papi y vos con mami.
- Si, es lógico.- Dije prestándole atención cada vez menos a lo que veía en la tele y más a mi hermana. Estaba muy hermosa con esas medias apretujándole las piernas. La mire de arriba abajo y me acerqué a ella.- Sin dudas vas a tener combustible para tu hentai ¿Cómo va eso?
- Se me está haciendo más rápido vivir mis historias que dibujarlas. Es fácil cando tenes un hermanito pervertido para llevarlas a cabo.
Y para ilustrar su punto me empezó a acariciar la entrepierna mientras hundía sus labios en mi cuello, besándome, poniéndome la piel de gallina, desatando una erección instantánea. Le agradecía al de arriba (o al de abajo, no sé) que mi pene fuera obediente como una cobra amaestrada que enseñaba lomo al primer tono de flauta.
- Si no fuéramos hermanos ya te hubiera propuesto iniciar una carrera en el porno, hubiera filmado todo y te hubiera inmortalizado en internet… tendrías más videos que Mia Khalifa te juro- Mientras escurrí mi mano por debajo de su buzo para acariciar sus tetas, busque sus pezones con los dedos y ni bien los encontré se los pellizque con delicadeza.
- No me molestaría que me filmes y a diferencia de ella estaría contenta de salir cogida por vos… - Me dijo conectando sus labios a los míos, sin miedo a que se escuche.
- ¿Te acordás cuando hicimos sexo en vivo? Qué locura, estábamos muy calientes.
- Claro, y ahora seguro que no.- Dije mientras baje mi mano para deslizar dos dedos en su vagina iniciando un “batido” circular casi al instante.
- Mmmm no, no, espera, ya me la chupaste hoy y te llené la carita de flujos.- Me susurró la muy cochina.- Ahora te toca a vos, te voy a agasajar como hace mucho que no hago…
- ¿No queres ponerte en cuatro así te masturbo mientras me la chupas?
- No, quiero que disfrutes todo vos, por haber sido tan bueno estos días.
Tammy me despojó de mis pantalones, cosa peligrosa ya que si mamá o papá bajaban a tomar agua o a decirme que apague la tele y me acueste, no habría manera de zafar y cubrirme. Ni siquiera el calzoncillo me dejó. De todas formas, cuando empezó con la mamada me despreocupé tanto que bien podrían prenderme la luz y sequiaría dado vuelta de placer.
Me sentí un rey, ahí, sentado en mi trono con la televisión prendida (estaba mirando una serie de terror llamada La Unidad a la que le perdí el hilo por completo) y mi hermosa hermana haciéndome un pete toda devota, apenas la veía por estar a oscuras, solo recibía el estimulante placer de su boca envolviéndome el tronco, subiendo y bajando, subiendo y bajando en un “carpinterito” perfecto.
Sin siquiera preocuparse de ser silenciosa, me plantó besos a todo lo largo y ancho de mi pija hasta bajar del todo a mis testículos que lengüeteo como una gatita en cada pliegue con una devoción admirable. Tras lamer, pasó a succionar metiéndose un testículo de una chupada fuerte como si fuera una aspiradora, sintiendo como me lo humedecía y succionaba haciendo soniditos tiernos: “mmm mmmm mmm mmmm mmm mmm…” como si estuviera ahogando gemiditos contra mi.
- Uuuh, me matas Tammy, estas re golosa.- Aporté acariciándole el pelo y la mejilla, en la que sentía desde afuera su lengua lamiéndome un testículo.
Y eso no era nada, de sorpresa, me tiró la cadera para afuera del sillón, me subió las piernas, y hundió su nariz en mi trasero, respirando entre mis carnes más íntimas, sintiéndome hasta el alma. No se conformó con eso, pasó a refregarse de arriba abajo contra toda mi escarapela, sintiendo su nariz y labios estrellados contra mi hemisferio.
No me dio tiempo ni a gemir cuando ya me estaba abriendo las nalgas para hundir su lengua en mi ano. Ya que una mujer le haga un “worship” semejante al asterisco masculino era raro de encontrar en la vida real, yo tenía la fortuna de que me lamiera el asterisco alguien hermosa que encima era mi hermana. Quizás esa vez que me hizo un rimming en presencia de Nacho y con Valeria sentada en mi boca, había sido no obstante, una chupada de culo siempre causaba esa sanción refrescante y placentera única que la volvía memorable. La manera de chupar de esa noche, con tanto esmero, evidenciaba que ella tenía tantas o más ganas que yo de lamerme la escarapela.
- Como me gustaría filmarte un día… chupándome el culito así…- Confesé medio ido mientras Tammy en modo “full whore” seguía ocupada, ahora ayudándose con los dedos para estirarme el agujerito y llegar a mi centro más sensible.- Aunque sea para inmortalizarte dándome este gusto.
- Bueno, me gustaría. La próxima fílmame.- Aceptó.- Pero lávate en el bidet ¿Si? El papel no es suficiente.- Consideró sin dejar de lamer.
- Perdón, que vergonzoso la puta madre. – Dije sincerándome. No me esperaba que fuera a tener una visita oral tan profunda sino hubiera estado presentable.
- No importa, solo por las dudas…- Aunque no pareció molestarle en absoluto me dio un poco de cosa.- Hacete una paja mientras te lo chupo, quiero que llegues al orgasmo así.
- Bueno, va a ser fácil, seguí, seguí…- Le pedí aferrando mi palanca, dejándome llevar por las sensación de Tammy dándome besitos en toda la cola, bastante ruidosos, como si se hubiera olvidado que estábamos en el living con nuestros viejos durmiendo. Me pregunte qué cara pondrían al ver a su hija toda desparramada en el suelo para llegar a mi ano con comodidad y yo pajeándome como un rey.
Pasaron tres o cuatro minutos (tarde un poco más a propósito, quería dilatar el momento) hasta que tomé a Tammy de los pelos y le empuje la boca contra mi orificio teniendo las piernas abiertas para eyacular con violencia sobre mi vientre, mano y propio pene, que quedo embadurnado en semen.
Tamara siguió un ratito más degustándome hasta que baje las piernas y siguió con la limpieza de la escena del crimen, succionando hasta la última gota de semen en mis manos, pija, dónde sea que hayan caído mis disparos, todo iba a parar a su estómago.
- Tammy, eso fue… tremendo. Sos una diosa…
- Lo que dije sobre lavarte en el bidet era mentira, fue para morbosearte solamente.
- Me incomodó bastante y me sentí mal por vos.
- Tontito, a mí no me molesta que lo tengas al natural, si igual nunca te quejaste de esas cosas cuando me lo chupaste a mí.
- Tammy, no das más de puta.- Le dije y me comí una cachetadita suave.
- Más respeto Ototo-san que no creo que mami te de este servicio. Hasta mañana cochino.
Dejándome ahí, semidesnudo con el pene flácido goteando, dormido para un costado como cabeza de tortuga inconsciente, pensando en que mi cabeza, la de arriba, explotaría con todos los proyectos sexuales que tenía en mente. Mi cabeza era un nido de ratones, una familia de nunca acabar y no podía creer que después de tanto rodaje, seguía llevándome sorpresas placenteras y nuevas fronteras por descubrir.
Continuara
Capítulos Anteriores:
Hermana Otaku Capítulo 1 (Temporada 2): http://www.poringa.net/posts/relatos/3727751/Hermana-Otaku-2da-Temporada.html?notification#comment-185844
Hermana Otaku Capítulo 2 (Temporada 2):http://www.poringa.net/posts/relatos/3750217/Hermana-Otaku-2da-Temporada-Capitulo-2.html
Gracias por leer! ¡Hagan sus apuestas! ¿Quién llega más lejos en la carrera incestuosa? o mejor, ¿quién cruza la meta primero? Eso ya está por decidirse.
Si les gustó esta nueva historia muéstrenme su apoyo dejando puntos, comentarios, lo que gusten.
Hoy además de usar imágenes de Bee_farmer de ejemplo les presentó a la milf de la historia y madre de ambos hermanos: Sandra.
Tammy
Sandra
"Un pequeño obsequio: un mapa de mi casa, para que comprendan bien dónde se dan los acontecimientos. No sé porque no se me ocurrió hacerlo antes, ya que pasaron tantas cosas en estas habitaciones. No se burlen de cómo dibujo, la artista de casa es Tammy no yo"
Campo minado
Pobre de aquel que cree que la casa es un sitio seguro en tiempos de pandemia. Como habíamos planeado, ocupamos nuestras posiciones en el living, mientras nuestra víctima (o víctima de Tammy) preparaba unos planos sobre la mesa, ocupando casi la mitad de ella: mi viejo, nuestro viejo.
Yo estaba en una posición estratégica: el lado opuesto, leyendo hojas impresas sobre cine y a mano, un tarro con masitas óreo. Tammy también esperaba que el plan se llevara a cabo desde el sofá del living, claro que no dependía de ella, sino de nuestro padre.
- ¿Estudiando che?- Me preguntó sirviéndose una taza de café caliente, negro como las intenciones mías y de mi hermana.
- Sí, son unas cosas interesantes que encontré y prefiero leer así, en físico.
- A la antigua, digamos, hoja en mano.- Me corrigió mi padre, que pasaba de la pc a las hojas azules de planos, haciendo quién sabe qué. Había trabajado en la planificación de los centros de emergencia para el covid-19, aunque ahora no sé qué planificaba.
Tammy con su celular, se hacía la ajena de todo cuando en realidad, era la más protagonista, ella y su tanga, tanga que yo elegí horas antes de que arribemos como un aluvión al living.
- ¿Esta te gusta?- Me preguntó a la mañana ni bien los levantamos. La prenda era la clave para la trampa, debía usar unas medias altas pasando la rodilla y la tanga más escandalosa posible. En mi opinión, esa floreada color azul no era la mejor.
- Te queda muy linda.- Mencione viéndola hacerla vueltita.- Pero te he visto mejores.
Tamara se la sacó frente a mí, tomó como la quinta que se probaba y se la puso como si estuviera sola en un cambiador. Vi su cola bambolearse comiéndose el hilo de la tanga con la misma cara que un niño ve su juguete favorito en la vidriera.
- ¿Esta? – Usando una negra con un detalle de “Hello Kitty” y palabras en japonés.
- Mmm te vi una mejor que esa, negra también.
- ¿Cómo cuales? ¿Alguna que viste en mis post de insta?
- Sí, a ver, dejame ver…- Y tras chusmear en el celu, encontré una foto en la que la usaba y se la enseñe. Tammy sonrió.
- Es la más chiquita me parece...- aguanta, es una de las primeras que me probé- Sacándose la tanga y colocándose la tanga definitiva, una pequeña que se perdía entre la cola más que el resto, y usada con los elásticos hasta pasando el ombligo, le remarcaba el papo a más no poder.
- Perdón, es que te quería ver poniéndote y sacándote esas tangas una y otra vez.
- Te ganaste un beso por pervertido.- Dijo premiando mi inmoralidad con un chupón.- Igual ya me había dado cuenta, todavía no me ganas y hoy te lo demuestro.
Esa era la que usaba ahora en el sofá. Era su arma secreta, oculta entre sus hermosas piernas y bajo un buzo largo que sumado a sus medias daban la ilusión de estar a entrepierna desnuda. Con la tanga seleccionada por mí, no estaba muy lejos.
De repente, el plan empezó a llevarse a cabo, papá mordió el anzuelo y le pidió ayuda a Tamara con una página de internet.
- Desinstale AdBlock para poder abrir un enlace pero ahora no puedo instalarlo…
- Ufa, bueno ahí voy.- Y haciéndose esperar, como si hiciera algo importante en el celu, fue con papa y como si fuera lo más normal del mundo, se volvió a sentar a upa. Era la fase 1, y la más importante, la más difícil de llevar a cabo porque no dependía de nosotros sino de él y si se había levantado con ganas o no de apoyarse a su hija.
En instantes comenzaba la fase 2. Yo jugué mi papel comiendo masitas.
- Dame una óreo.- Exigió Tammy. Era la fase 2.
- Nha. Todas para mí. – Respondí sin siquiera levantar la vista de mis fotocopias, comiendo otra.
- Te las vas terminar sorete, dame una óreo.
- Tomás, no seas boludón y dale una óreo.
- Que se levante a buscarlas como hice yo.
De repente la mesa se tambaleo, escuche el sonido de algo deslizándose por la madera y Tammy alcanzó aferrarse al bowl de masitas. Era la fase 3, la pelea por las galletitas (no sé si son de los que le dicen masitas o galletitas, las llamo de las 2 formas) era la excusa para que Tammy se inclinara al completo contra la mesa como perra en celo revelándole el papo a su padre, a escasos centímetros de su rostro, como un eclipse solar aconteciendo a sus ojos, demasiado hermoso y dañino como para verse directamente.
Yo no tenía permitido ver si papa miraba o no, habría sido muy incomodo cacharlo mirándole la concha a mi hermana, así que seguí con mi papel, me agarré al bowl de masitas y tironeé con Tamara aferrado a él, cada vez más inclinada sobre la mesa.
- ¿Qué te pasa estás enfermo? ¡Dame las óreo!
- ¡Me levante con mucha hambre, dejame desayunar tranquilo!- Y tironeé haciendo que mi hermana casi se tire sobre la mesa.
Papa no intervenía. Empecé a golpear a Tammy en la cabeza con las fotocopias en una de nuestras mejores peleas falsas.
- Convidale de esas conchi, masitas, Tomás, haceme el favor.- Se impaciento papa casi diciendo una barbaridad, y por fin, solté el bowl y Tammy se volvió a sentar sobre la pija erecta de su padre, tan parada que formaba una tienda de campaña imposible de evitar. Tamara tuvo que abrir sus gambas para que el pene no le apuñale la concha y emergiera por entre sus piernas, quedando ahí, preso entre sus piernazas.
- ¿Queres una papa?- Le preguntó haciéndose la boluda como una campeona.
- Instalame el AdBlock de una vez, por favor mi cielo.- Rogó sumamente incómodo, arrugando la frente, muy sudoroso.
Nuestro plan había funcionado y yo estaba demás en la sala, por lo que tomé mis cosas y deje la cocina.
- Se te va a reventar ese culo gordo que tenes- Le dije a mi hermana antes de subir las escaleras. A mi cabeza vino un meme muy viejo que recitaba “feel like 5 years old”.
- ¡Tomás, deja de pelear no seas pelotudo!
Subí las escaleras, me saqué las zapatillas y como un jodido ninja, en medias, silencioso a más no poder, volví a la entrada del living solo para espiar la situación. Era todo parte del plan.
Papa y mi hermana hablaban en un cuchicheo. No se percataron de que nunca entre en mi habitación. Mis sentidos se agudizaron como si fuera un X-men y escuché la bizarra conversación entre Tammy y nuestro padre.
- … porque no, corazón, porque no. Vos sabes que no deberías subirte a upa, ni andar en tanguita, ni darme picos… ya sabes por qué. No me refiero a que Sandra se calienta solamente.- Le susurró mi viejo que aunque pedía distanciamiento social, no la sacaba de encima y estaba medio abrazado a ella.
- Mmm ¿te incomoda verme así? Tengo las medias largas puestas, capaz si no pusieran la calefacción tan alta.
- Sí, hijita, se podría decir que me incomoda, vos te das cuenta… ahora por ejemplo, no te hagas la bobita, corazón.- Mi hermana claro que lo había notado pero se hacía la tonta con una experiencia insuperable en eso. Ella mejor que nadie sabía que tenía una pija apuñalándole las gambas.
- No tiene nada de malo, papa, me gusta ser cariñosa con vos, siempre voy a ser tu consentida ¿no?- Preguntó en un tono meloso muy dulce. Con el pequeño problema de que estaba dirigido a su progenitor. - Podes mirar si queres, no me hago problema y aunque mama se enoja no me chupa un huevo.
- ¿Qué decís Tammy? – La reprobó con menos ganas que tener que laburar un feriad.- Me gusta consentirte, pero está mal. Te tendría que incomodar andar así en la casa, tenes que cortarla por favor.- Suspirando, dando a entender que estaba aceptando un camino que le disgustaba. El pervertido hubiera querido seguir mirándole el ojete y apoyándola pero intentaba seguir el camino correcto, resistiéndose a la tentación de una forma muy débil. Había heredado sus genes aunque por mi parte ofrecí menos resistencia.
- Por ejemplo, papi no pudo evitar ver algo que no debería recién… perdóname Tammy, corazón, te tiraste sobre la mesa y se te vio todo, casi que da igual que estés desnuda con estas tanguitas que usas, son tan chiquitas… y soy de carne y hueso, perdón que te lo diga.
- Ya te dije, podes mirar si queres. No tengo nada que no hayas visto antes. Soy la misma a la que le cambiabas pañales.
- Por favor, no tenes nada que haya visto antes, cuando te cambiaba los pañales eras una cosita y ahora…una cosota ¿Qué me haces decir?
Tammy rió, papá no, intuí que estaba muy nervioso, intentando no parecer abatido por su propia decisión. Probablemente esa debía de ser la conversación más morbosa que jamás presencié, exceptuando mis conversaciones con Tammy, claro. Ahora por primera vez era un espectador pasivo y veía a mi hermana toda pervertida con otro.
- No me molesta que me veas.- Insistió.- ¿Te gusto lo que viste al menos?
- B-basta Ta-tamara.- Tartamudeo.- Te acabo de decir que soy de carne y hueso, ni deberías preguntarme algo así ¿estás loca?- Intentó parecer indignado aunque su cuerpo no le respondía. Su voz estaba algo quebrada y su mano izquierda, la que veía con claridad desde mi ángulo, estaba apoyada sobre la pierna de mi hermana entre la media y el buzo, tocando piel.
- Que exagerado, no tiene nada de malo, ni que te fuera a hacer una denuncia o a decirle a mama.- Siguió caldeando la conversación. Tenía ese talento de hablar de situaciones morbosas como si fueran de lo más normal. También debía admitir algo. En una sola movida de ajedrez, moviendo un solo peón, ya estaba tomando la delantera en esa carrera de perversión y parecía que papá se la tiraba ahí sobre la mesa en cualquier segundo. Dudo tener el mismo poder de convencimiento que ella cuando haga mi movida con mamá, en eso las mujeres hermosas corren con ventaja natural.
- Habla bajo, que va a pensar Tomás si nos escucha, por favor.
- Nadie se va a enterar, no voy a decir nada.
- ¿De qué hablas? ¿Qué cosa nadie se va a enterar? Te repito, no quiero que andes en tanga por la casa ni sentándote arriba mío ¿Me entendés?- Pareciendo temeroso de algo.
- ¿Qué pasa si no?- Lo desafío, girando su cuerpo de tal manera que estaban casi cara a cara y es más, el pene debía de estar contra ella rozándola. Papa tragó saliva.
- Te voy a tener que dar de nalgadas como cuando eras chica.- Amenazó.- Yo me críe a la antigua con castigo físico, perdóname mi amor, pero tengo que ser severo.- Empezó a excusarse de una manera más convincente, como si hubiera aceptado el juego de mi hermana.
- Okey, voy a tratar de acordarme, no más tanguitas, no mas upa, no más piquitos.
- Bueno, bueno, lo de los piquitos te lo puedo aceptar no más porque sos mí consentida, pero no enfrente de Sandra que se me pone celosa.
- ¿En serio? Que boluda, ni que fuera tan grave un besito padre e hija.
Como pensé que pasaría, Tammy se estiro un poco y conectó sus labios a los de su padre, en un beso sonoro que dejó la onomatopeya “chuick” gravada en el aire y resonando en mis oídos.
- ¡Despacio! Se re escucho.- La reprimió sin ganas apretujándole la costillas con cariño.- Además dije piquito, no besos ¿Querés que te haga chaschas en la cola?
- Los castigos físicos corren por tu cuenta, como dijiste.- Y Tamara se levantó. Pude ver desde mi posición, como papa no movió un milímetro su cuerpo y su mano para rosarla bien contra él. Tammy se puso de pie, quedando con el culo firme bien frente a él, y con un movimiento grácil de su pierna, rozándole la entrepierna con el pie, dio por finalizada su jugada y fue al sillón a buscar algo, agachándose para juntarlo (de seguro el celular, aunque solo pensé en que volvía a mostrar el culo) después pasó a mi lado con una sonrisita en el rostro, sabiendo que estuve escuchando todo y tenía la situación justo donde quería.
Era admirable como se había propuesto llevar a cabo una fantasía con su padre, reconociendo que tenía “daddy issues” sin un ápice de pudor. Ya estaba ahí a metros de la línea de llegada, lo tenía cocinando a fuego lento casi listo para sacar del horno.
- Ahora te toca a vos con mamá, a ver si superas esto…- Me susurró y me indicó que la siguiera a la pieza con el dedo.
Me la dejó picando, masticando derrota. Mi mamá era distinta a mi viejo. Yo corría con desventaja porque Tamara de hace rato le calentaba la pava, sentándose sobre él, con sus piquitos húmedos, con sus abrazos sorpresa y pedidos melosos. Sin dudas mi viejo tenía el gen del permisivo con el incesto, en pocas palabras, era un degenerado, un santiagueño del que heredé características aunque potenciadas por mil.
Se había aguantado bastante. Desde hace mucho tiempo que se vivía esa tensión rarita entre ellos, yo como espectador, lo notaba antes de que me diera el primer beso con Tammy. Mamá siempre los reprimió y se puso celosa cuando los veía juntitos, quizás para el ojo desentrenado era tan solo una hija cariñosa, para mí que tenía un detector de incesto, daba positivo a leguas sin hisopado requerido.
- Veni, pendejo, cerrá la puerta. – Me dijo quitándose la tanga y levantando una pierna para enseñarme esa concha grande, preciosa, surcada por un tajo rosado brillante poroso bien de latina.- Venía acá, quede más caliente que una pata de camello…
Hablando de pata de camello, su vagina pulposa parecía una, pero al arrodillarme y comenzar a chupársela, hundiendo mi lengua entre sus labios, de seca no tenía nada.
- Mmm, eso es, muy bien.- Me alentó acariciándome el pelo mientras se la besaba y lamía con cariño, pasándole la lengua con ganas por toda la vulva.
- Seguro hasta le manchaste el pantalón a papa.- mencionó juntando sus labios para ver como se escurría su juguito, sin exagerar, era una empanada jugosa y una gotita elástica se estiró hasta romperse.
-Ufff, ojala, que se dé cuenta que me calientan esas cositas…- Y tomándome de los pelos, me alentó a seguir con mi cunnilingus.- Creo que quiero coger con papá, no me basta con algún toqueteo.
- No me sorprende.- Dije mientras separaba sus labios con dos dedos para lamerle el urinal. – Nunca te conformas con poco, y la tuviste tan fácil que si te llega a dar de nalgadas no creo que se pueda contener.
- Mmm ya me lo imagino.- Se dejó llevar Tammy- Que me dé de nalgadas hasta dejarme la cola roja y luego, me abra bien el culo para comérmelo todo.
Yo sonreí, porque si estuviera en la posición de mi viejo, eso sería exactamente lo que haría. De tal palo tal astilla.
Confesión de un hijo atormentado
No solo había escuchado la charla más morbosa de mi vida, además, Tammy había dejado su celular posicionado de forma estratégica para gravar todo. No sabía entonces si pensaba hacer un chantaje, gravar la conversación o tan solo morbosearse con capturar el momento. Mientras yo le hacía un oral comiéndole toda la conchita de rodillas (como todo un religioso adorador de su tajo), ella revisaba el momento que más ansiaba capturar en el video.
- Sí, acá está, me la re miro el atrevido.- Me contó.- Dejá de chupar un poco, mirá.
Limpiándome los labios con la lengua, hice una pausa para ver, desde el sillón, que cuando yo peleé con ella por las galletitas quedando Tammy sobre la mesa, papá no perdió un segundo y miro abajo con cierto disimulo, viéndole el papo todo pulposo llenando esa tanguita, y quizás hasta las arruguitas del asterisco. A pesar de la lejanía y el ángulo, se notaba una erección prominente donde antes mi hermana estaba sentada.
- Encima la tenía toda así nomas, ni me fije que me cubriera bien, solo me preocupé de tenerla apretadita.
- Que atrevida, seguro te vio hasta el culito, sos una zarpada…
- Me muero, no puedo creer que haya cogido con vos, con mi tío, y hasta mi papa se le haga agua la boca con mi cola, que suertuda que soy.
Tammy me agarró de los pelos y en un gesto dominante, volvió a levantar la pierna para mostrarme que quería que siguiera con una de mis especialidades: la chupada de concha. Estaba con el morbo a full y quería aprovecharlo. Se notaba que estaba excitada, con su vagina ardiente al punto de parecer afiebrada, estaba incubando algo ahí adentro y no era covid-19 (menos mal). Por las dudas, me la puse en la trompa cual mascarilla.
- Bien, hermanito, bien, así me gusta…- Como siempre, le encantaba que hiciera el papel de sumiso e inocente, aunque no sé que tenía de inocente a esa altura.
Tammy comenzó a balancearse para refregarme la vagina por todo el rostro, era como una brocha suave y húmeda que me pintaba la cara con su excitación, yo hacía fuerza hacia arriba como si quisiera levantarla con la boca, hundiendo mis labios en su vulva jugosa hasta que sentí que se corría en mi, apretujándome los pelos y haciéndome una llave en la cabeza a lo Black Widow o Cammy White, que solían apresar las cabezas de sus afortunados contrincantes con sus gambas.
- ¿Pensaste en mi o en papá?- Pregunté saboreándome.
- En vos, boludo.- Me reprimió mientras se limpiaba la conchita con un pañuelito húmedo (hasta haciendo eso se veía sexy “as fuck”)- Tengo suerte de cumplir el morbo de hacerlo con vos, no voy a pensar en otra fantasía mientras vivo una, eso se los dejo a los que tienen sexo sin satisfacción.
Tras ese obsequio de sabiduría por parte de mi hermana, no pasó mucho en los días siguiente hasta el punto de que temí que nuestra nueva obsesión se dilatara. El franeleo constante con Tammy, nuestros viejos alternando días de trabajo, yo obsesionado con los videos de milfs en calzas… Para colmo hizo tanto frio que ni Tamara se animaba a deambular en ropa interior, pareciendo una hija remilgada e inocente una vez más. Mientras tanto, la situación en el país empeoraba como todos saben, no voy a entrar en detalles con eso, lo que si era inevitable era bajonearse un poco.
Lo que si voy a detallar es lo que protagonicé cuatro días después con mamá, en el living, mientras ella retomaba sus prácticas de yoga tras varios días de tenerlas abandonadas. Ocurrió un deja-vú prolongado, en el mismo living, con los mismos dvd, la colchoneta y mi cámara indecente. Le volví a preguntar si le molestaba grabar unos videos y mi mamá dijo que no había drama.
- Se me hace raro que siempre me agarres para tus “proyectos” de cine.
- Son solo prácticas, podría filmar a Tamara pintando o dibujando pero es un embole.- Me excusé.
Ese día hice unas tomas muy buenas, para colmo, tenía una calza con estampado medio ochentoso bastante colorinche, una remera musculosa holgada y abajo, uno de esos corpiños elastizados que usan las gimnastas. Su atuendo tranquilamente podía ser aceptado en un video porno, eso sumado a un nuevo ingrediente: una pelota de gimnasia.
Mientras filmaba mi mente recordaba como los hombres rasgaban esas calzas para atacar los orificios de las milfs a bocados o pijazos, se me hacía agua la boca de solo pensarlo.
“No sé qué virus me pico, que soy capaz de tener esos pensamientos sobre mi vieja” pensaba viéndola estirar antes de usar la pelota. “Tammy insinuándose a papá, yo filmando de forma obscena a mamá, si no vamos presos es de milagro” Aunque siempre había visto a mamá como atractiva, de hecho, con su empleo de secretaria ejecutiva debía de despertar toda clase de fantasías en el trabajo así como con su calzas y posiciones expuestas me despertaba nuevos y frescos ratoneos.
Mi cámara capturo como se acostaba en ella boca abajo, sin sospechar que su propio hijo inmortalizaba su culo encalzado en video. No podía dilucidar si tenía ropa interior o no, ambas opciones podían ser correctas.
Lo mismo cuando se dio vuelta para quedar boca arriba. Me las rebusqué para captar su vientre chato y durito para su edad, y más abajo, la pubis que no podía evitar imaginarme desnuda. Su vientre dibujaba una pequeña curva en bajada, cosa natural por la edad, y entre las piernas, volvía a subir para formar una pequeña y marcada almeja. Mi viejo era un tipo muy afortunado.
- Estos ejercicios vienen bárbaro para la columna, la pelota dibuja un arco perfecto y además te endurece la pancita- Me explico mamá absorta en su estiramiento.
- ¿La tenés dura? La panza, digo.- Pregunté sin darme cuenta del doble sentido ya que en realidad, el que la tenía dura era yo.
- Fíjate.- Mamá se levanto un poco la remera y me enseño el vientre, yo, ni corto ni perezoso, puse mi mano en él y lo palpe con delicadeza, sintiendo que en efecto, gozaba de cierta dureza. Mantuve mi mano y rodeé su cintura de un lado a otro como si le estuviera haciendo un masaje. Era la primera vez que le tocaba la piel con malas intenciones y ella lo notó.
- Que toquetón que estás últimamente… más que apretujar me estas acariciando.
- Perdón, es que sí, tenes bastante firme, se ve que el yoga también sirve.- Dije retirando la mano un momento después. Sandra me miró algo extrañada. Cualquiera empezaría a sospechar algo anormal.
Para no repetirme (hasta este punto es casi un refrito, no lo voy a negar) diré que lo interesante llego cuando intentó hacer una posición llamada “vela” que consiste en sostenerse con los hombres y la nuca alzando el torso y las piernas hacia el techo, formando una línea recta horizontal con el cuerpo.
- Te podes caer, má, si queres te sostengo, por las dudas.
- Que poca fe me tenes, ni que me fuera a desmoronar.- Dijo mientras adoptaba la posición levantando las piernas, usando sus codos como columnas. Dejando la cámara de lado me dispuse a ayudar.- Tan vieja no estoy.
- Es por precaución. – Dije, y de pie, teniendo su trasero a la altura de mi entrepierna, le sostuve los pies y note que tenía unos pies hermosos. Si fuera esa clase de fetichista no me hubiera podido contener. Los tenía ahí, al alcance, suaves, blancos, de uñas prolijas pintadas de rosa. Sin embargo, mi fetiche era otra parte del cuerpo.
Con el correr de los segundos, me acerque, me acerque, hasta que mi erección hizo contacto con su cola. En la televisión sonaba una música relajante que no surtió efecto en mí, ni en mi madre, que noto el sólido contacto del sexo de su hijo contra su trasero.
Sandra abrió los ojos, quizás pensó que la tocaba con la cámara, pero yo oprimí un poco más para que la sintiera, mis manos, más que sostener sus pies, fueron bajando por sus piernas en una caricia hasta casi llegar a su cadera, la estaba apoyando de parado y en el culo invertido. Mi pene estaba doblado a un lado ligeramente en diagonal, pinchándole una nalga sin disimulo. La excitación me llevaba a envolver su cadera con mis manos para tocar algo más oculto entre sus piernas.
- ¿Eso fue lo que creo que fue?- Dijo abandonando la pose con un agilidad “spider-manesca”.- ¿Me apoyaste?
En mi cabeza, como si mi bóveda craneana fuera un estudio de televisión, se prendieron las luces y un conductor al estilo de “¿Quién quiere ser millonario?” me iluminó 4 opciones bajo la consiga de cosas que ocurrirían en el segundo siguiente.
A) “Cachetazo que me manda al dentista sin escalas”
😎 “Discurso de moralidad de madre compresiva”
C) “Abandono de la sala para borrar el momento incómodo de la existencia”
D) “Llamado al 911”
- ¿Me queres decir que fue eso? – Insistió acercándose, la respuesta A parecía la más correcta.- Ahora entiendo… para eso eran los videos, los cariños, me usabas para tu calentura… - Cayó en la cuenta de mi plan. Por supuesto, me iba a dar un discurso de moral o algo así.
- Má, por favor, sentate, dejame contarte.- Pedí con calma. Si había metido la pata como nunca al menos quería quedar lo mejor parado posible.
Sandra me miró incrédula ante la calma con la que hablé. Estaba a punto de explicarle mi apoyada con la misma intensidad que alguien le pediría unos pesos para salir a tomar, antes cuando se podía.
- No naci ayer, Tomás, esto de los videítos, el franeleo, deben ser esas páginas porno de mierda que hay ahora, se piensas que las mujeres somos agujeros, en especial las maduritas como yo a las que les dicen milfs, “moms i like to fuck” ¿Qué se creen? encima ¡Soy tu madre!- Se dio cuenta como de repente de ese pequeñísimo detalle. Mierda, Tammy con papá la había tenido más fácil, era el poder de un culo.
- Má, por favor, sentante, estoy muerto de vergüenza, pero al menos dejame hablar.
- ¿Vos estás muerto de vergüenza? ¿Y yo qué?
Me senté, en psicología decían que instintivamente uno tienda a imitar gestos, quizás era un arma infalible para contagiar el gesto en ella.
- ¡Quiero que me digas ya que está pasando! – Exigió sin levantar la voz sentándose, quizás podía remarla.- Dale, habla antes de que te prenda fuego la computadora y todo, parece que no entendés lo que paso, la chanchada que hiciste.
- Es demasiado grave y vergonzoso lo que pasó, lo entiendo.- Empecé algo nervioso. Por suerte ese último tiempo, gracias a Tammy y mis aventuras con ella involucrando hasta mi tío, podía hablar de temas “heavys” sin mosquearme. Después de todo no nos olvidemos que había tenido una orgía veraniega, esas cosas te dan un golpe de horno importante en la vida.
- Quiero que me lo digas, que te está pasando, no lo vuelvo a repetir.
- Son muchas cosas, ma, me avergüenzo de lo que voy a decir pero desde que estoy acá encerrado y te veo vestida así estoy teniendo pensamientos que no debería tener, pensamientos que un hijo no debe tener nunca de su madre… no te enojes por favor, se que está muy mal, estoy muerto de vergüenza y si pudiera controlarme no lo hubiera hecho por empezar.
- ¿Es una enfermedad lo que tenés? No entiendo eso de no poder controlarlo a no ser que sea un tic autista o algo así.
- No, no, nada que ver.- Algo extrañado por su conclusión.- Es algo incontrolable no en ese sentido, es como una atracción, como una fantasía que me surgió y no puedo sacarme de la cabeza por más que lo razone.
- Son todos esos videos porno que hay ahora, la sexualizacion de la mujer dicen, te están enfermando…- Sí, definitivamente se estaba calmando y eso era bueno. La opción correcta había sido la B: “Discurso de moralidad de madre compresiva” y lo escucharía con atención jugando mi jugada de hijo inocente perturbado por la situación y el entorno. Las madres siempre sienten compasión si su hijo es víctima.
- ¿Ves porque tenes que tener novia? Aunque sea para una videollamada, o como dijeron en la tele para tener sexo virtual, o que te manden fotos y esas cosas peligrosas de jóvenes.
- No es solamente eso, estaba bien antes de la cuarentena con mi soltería. – Aunque hacía tiempo que no era soltero, se podría decir.- Es el encierro el que me cambió, verte así saca me saca lo peor…- mirándola de arriba a abajo en una movida peligrosa- aunque no estoy diciendo que sea tu culpa, no, soy yo el que tiene problemas por gustarle las mujeres maduras hermosas, de tu perfil. – Tirándole un palo para ver si lo cazaba.- Además de que se respira un ambiente raro en la casa…
- ¿Ambiente raro? – Preguntó algo ruborizada, quizás se me había ido la mano con los piropos.
- Vamos mamá, vos también lo ves...- Y en una jugada maestra metí a Tammy en la movida, con la esperanza de darle a mamá una oportunidad de vengarse de ese franeleo que tanto le molestaba entre mi hermana y mi viejo.- … mi hermana andando en tanga por la casa toda cariñosa con papá, sentándose a upa, yo los veo y pienso que no tengo la misma atención, el mismo cariño y me imagino teniendo la misma atención con vos ¿Por qué está bien que ellos tengan todo ese contacto y yo nada con vos?
Mi mamá ahogó una risa. La conversación era una montaña rusa, primero creí que me botaría los dientes de un sopapo y ahora hasta parecía enternecida con mi óscar a mejor mosquita muerta del año.
- Tu papá no sé en que está pensando, lo noto muy ¿cómo decirlo suave? Bueno, ya que estamos hablando estos temas, más activo que nunca, no digo que sea por las fachas de tu hermana, ellos son así, cariñosos, siempre se llevaron bien, tenés que entender que las hijas son muy apegadas a sus papás, y Tammy nunca rompió ese apego. Por lo visto algunos hijos son muy apegados a sus mamás también.- Refiriéndose a mí.
- No sé, no quiero generar ninguna polémica ni estoy sacándome de encima la responsabilidad, yo me hago cargo de lo que hice- aclaré- solo digo que siento celos y darme cuenta de eso me avergüenza a esta altura, al menos me estás dando la posibilidad de hablarlo, mamá, lo cual es más de lo que esperaba.
- Corazón…- Me dijo enternecida, acariciándome el rostro.- Todos en esta cuarentena están como más… sexuales, ávidos de cariño, con tantas malas noticias y muerte queremos vivir más sensaciones lindas, lo escuchó, lo noto. Sabes igual que soy tu mami y no me podes estar filmando y tocando con esas intenciones, esas sensaciones las deberías de obtener de otro lado. ¿Eran para eso los videos? ¿Para tocarte pensando en mami?
Ese tono en el que me dijo “pensando en mami” despertó una nueva erección.
- Hice planos de tu cuerpo porque me parece… hermoso, quería fantasear con que era otra persona, aunque no resultó.
- ¿Por qué no?- Se veía interesada, quizás por ser la primera vez que tenía esta clase de charla con su hijo. Hablar con un hijo de estos temas tan oscuros en la primera vez era el equivalente a enlistarse en el ejército y marchar a Afganistán al día siguiente. Yo no obstante, me sentía en un ambiente más natural, podía seguir dialogando manteniendo la incomodidad al mínimo.
- No te va a gustar esto… es que igual se veía tu rostro y no me importo, no te enojes por favor, es lo que me genera un cuerpo así, esta ropa, el pelo rubio.
- No Tommy ¿cómo me voy a enojar?- Abrazándome algo enternecida, quizás la podía pilotear desde ese punto, parecía no haber entendido que aclaré que me había hecho una paja aunque la ilusión de que la protagonista era otra no había funcionado.- Para eso están las novias ¿No ves? Tenes que conocer a alguien, chatear, verla por zoom, esas cosas que hacen ahora, te pego mal la cuarentena corazón.
“La cuarentona” Pensé en realidad.
Hice una sonrisita. Si supiera que tenía novia de hace rato, convivía con ella y estábamos en medio de una conciliación muy sexual.
- ¿Queres que mami te consiga una puta para hacer ciber sexo aunque sea? Puedo consultar por una madura si no te animas a buscarla vos.
Yo negué con la cabeza con una sonrisa de incomodidad.
- No, es inseguro y más en estos tiempos, mis ratones no involucran a prostitutas. – Contesté secante.- Por eso te pido que no te enojes, es con vos la “cosa”, espero que cuando todo vuelva a la normalidad se me pase, por ahora te prometo que mientras estés haciendo yoga no voy a aparecer, esto no va a volver a…
- ¿A qué te referís con ratones? – Continuó con el interrogatorio más incómodo del mundo.-Dijiste que envidias a tu hermana en cierta forma si no entendí mal. ¿Querés que sea más cariñosa solamente o algo más?
- Dado que me mande una cagada enorme, con que no se arme un escándalo ni te enojes me conformo. – Acepté interpretando al buen hijo víctima de la cuarentena. Si a ella le indignaba tanto la idea ese era el momento ideal para cortar la charla y a otra cosa, sin embargo...
- Vamos, no me eludas la pregunta. Decime que es lo que querés exactamente, deja de hacerte la mosquita muerta que te noto la erección desde acá.- Dijo mirándome el paquete, que aunque no estaba muy inflado, estaba duro y comprimido como si usara un conchero.
- No sé, mis ratones son variados, aceptaría lo que sea…
- Te animaste a apoyarme, a filmarme y no me decís que te gustaría que hiciera para calmar esos ratones.
Mi corazón dio un vuelco, o más bien mi estómago, no sé, fue como cuando estas durmiéndote y en duermevela te parece que torpezas o caes, dando un sobresalto sorpresa.
Esa conversación había llegado más lejos de lo que pensé y su reacción, de curiosidad y entendimiento, jamás hubiera creído a que se daría. Decidí apostarlo todo y sincerarme, abriendo la jaula de mis ratones.
- Fantaseo con que me visitas a mi habitación, me tocas, yo te toco, y me masturbas con la mano mientras te beso todo lo que tengo al alcance.- Dedicándole una mirada a sus senos comprimidos bajo la remera.
Sandra soltó una risita colorada como un tomate, hecha un manojo de nervios, mientras negaba con la cabeza. Un rejunte de reacciones de alguien que no estaba preparado para oír semejante confesión… y seguí.
- También que soy yo el que te visita estando sola en la cama, en ropa de encaje, dormida, te recorro con la boca todo el cuerpazo, te acaricio, y aunque te retorcés te haces la…
- Esta bien, está bien, te entendí.-Me cortó tapándose los oídos como una chiquilla.- Pense que me había salvado pero sos el peor de los tres. Tenes una imaginación… que da miedo.
- ¿De los tres?
- Tenes los genes pervertidos de tu padre y de tu tío. – Pasó a explicarme, sin perder la confianza o quizás, necesitando cambiar de tema.- Tu papá cuando nos conocimos era un loco bárbaro, un atrevido. Ni después de casados con Tammy en camino se calmaba y nos peleamos bastante por sus arrebatos.
- No lo parece.- Era cierto, más allá del toqueteo con Tamara, no podía dilucidarse que fuera una persona muy pasional. Era un tipo tranquilo, familiero, no solía hacer comentarios o chistes zarpados a diferencia de mi tío.
- Oh sí, creeme que era un pervertido. Igual peor es tu tío Nacho. Capaz no te acordás bien porque estamos peleados. - Si supiera que lo encontramos de casualidad en una playa nudista de Mar del Planta en mis últimas vacaciones privadas con Tamara. - Se desubicó hace varios años y cortamos contacto para bien. Pensé que vos no habías heredado ese… fuego, digamos, y no, sos igual de atrevido, nene.
Como punto final, como firma del documento que pactaba mis intenciones, me golpeó la nariz con un dedo.
- Me va a costar verte como mi nene bueno de ahora en más. Tenés unas fantasías interesantes.
- Sigo siendo bueno, mis ideas no lo son. – Aclaré no muy errado.- No armemos un escándalo de esto por favor, ya te dije que te voy a dejar hacer tus cosas sola y me voy a controlar, hoy me pasé de la raya pero mal.
Mi mamá me dedicó una mirada desconfiada, como diciendo “seguro que te vas a controlar, seguro” y me dijo unas palabras que me dieron un golpe más fuerte que trompada de Broly, el viejo Broly sacado y desalmado de las primeras películas.
- Una amiga mía, no te voy a decir cual, vivió algo parecido a esto, aunque fue ella la que tuvo la iniciativa cuando se separo del marido y quedó a solas con su hijo. – Yo la escuché sorprendido porque me contará algo así. Mis esperanzas crecían como el cosmos de Seiya (sí, sí, ya sé, son referencias baratas pero esto se sigue llamando Hermana Otaku) – Y no pasó mucho tiempo cuando terminaron cogiendo.
- Te juro que no sé si llegaría tan lejos, mis fantasías son más sutiles, aunque no sé a dónde llegaría.
- Ella sí llegó así de lejos. Muchas veces lo hicieron y con mis amigas hasta consideramos la idea de denunciarla cuando nos confesó… decidimos pensarlo, porque su hijo se recibió al año siguiente, trabaja muy bien, es un muchacho buenísimo que tiene una vida de lo más normal, un amoroso con todas las letras. Creo que ahora se está por casar incluso. – Me relató con mucha naturalidad.- La moraleja de todo esto es que ella, él, todos a su alrededor siguieron con sus vidas, a pesar de haber cometido incesto, lo disfrutaron y todo siguió… por eso dejame pensarlo un poco, deja que lo procese y llegue a una conclusión. Estate atento a tu teléfono y no duermas con tu hermana que en una de esas, te visita el hada de los pantalones de yoga.
Aunque fue un chiste gracioso no me salió la risa. Estaba sorprendido por mi éxito y quedé como el negro de los memes.
Quede de diez, como dice Bart Simpson. Mi mamá dejó el sofá y yo ahí, anclado, procesando la noción de que mi jugada había funcionado. Una milf, mi propia madre, consideraría tener una aventura conmigo y aunque me contuve, quise saltar hasta el techo de la emoción, una extraña y morbosa emoción.
Reconquistamos el sofá
Como les recordé con mis referencias locas de animé, esto se sigue llamando “Hermana Otaku” y aunque nos alejamos un poco del cosplay (a mi hermana le bastaba mostrar la cola para ser sensual y no tenía tiempo de preparar cosplays) Tamara seguía a full con su maga hentai de propia autoría, que casi que relataba nuestra historia.
Aunque se mostró sorprendida de mis avances cuando le conté el diálogo triple X con mamá, más complicados que los de ella, se decepcionó por no haber aprovechado la situación y el humor del momento para un poco más.
- Una caricia en una pierna, un beso como los que le doy a papá, no sé, algo así.- Dijo.- Por ahora llevo la delantera, estoy más cerca que vos y dependes de ella para cumplir tu jueguito no te olvides.- Guiñándome un ojo.
- ¿Te das cuenta que estamos poniendo la casa patas arriba? Suficiente con decir todo lo que dije, me acuerdo y no lo creo.- Expresé tirado en la cama. Por suerte, estaba escuchando openings de Naruto (Silouette creo) y podíamos hablar con libertad.
- No sos el primero ni el último que tiene un “crush” con su madre, a más de una también le calienta la idea solo que no lo admitirían nunca. Me sorprende que te haya contado una intimidad de su amiga, debe de ser Patricia. Es la única que conozco que tiene un hijo mayor y vive sola con él.
- No sé si me ganas he.- la desafié incorporándome.- Mira que con papa no quedaron en nada concreto y yo con mamá sí, me parece que voy a tachar de mi lista “sexo con un progenitor” antes que vos.- Bromeé admirando sus dibujos.
- Vamos a ver, vamos a ver, si se llega a levantar de malas y te dice que es una locura lo que hablaron y te manda al psicólogo me voy a cagar de risa más que Joker en la última peli.
En eso, nos llamaron de abajo para comer. Tammy, quizás sintiéndose desafiada por mis logros en la partida de ajedrez incestuosa en la que estaba en jaque, volvió tras unos días a su clásico outfit calienta chotas: buzo grande, medias hasta los muslos y tanguita.
- Hola papi, no te escuché llegar.- Dijo abrazándolo de atrás y dándole un pico mientras mamá servía ñoquis con salsa y un poco de pollo que había quedado mezclados.
- Te dije que nada de picos, amor.- La reprimió sin ningún atisbo de credibilidad mientras se servía.
Yo, sentado en la mesa, no me esperé para nada lo que pasó después. Mamá, de atrás, me tomó de las mejillas y me estampó un pico húmedo y apretado que se mantuvo pegado a mí como por tres segundos. Mis instintos me llevaron a casi decir “Tammy” lo que hubiera sido un desastre.
- ¿Qué me miras así? – Desafió a papá al ver que quedó boquiabierto.- Por cada pico que se den ustedes yo me los voy a cobrar con mi hijito.- Se excusó abrazándome desde atrás. – Ye les dije a ustedes dos picarones que me molestan esos besitos, así de decidí tomarlo de otra manera.
- Esta bien, mamá, me sorprendiste eso sí.- Me puse de su lado dejando en claro mis intenciones sin poder evitar saborearme los labios.
- Bueno, podés cerrar la boca papá.- Lo jodió Tammy- ¿No te vas a poner celoso no? Fue solamente un beso, después te doy otro así hacemos competencia, para mí les ganamos por afano, tenemos más experiencia que ellos.
- Tammy, cállate y come.- Se la agarró con ella mientras cruzamos miradas cómplices con mama, que me dedico un tipo de mirada que nunca me había dado.
Esa misma noche, tras esa comida que a papá se le quedó atorada, como no podía dormir con Tammy por si otra ninfa incestuosa decidía visitarme, me quede a la expectativa en el sofá del living, viendo algunas publicidades de HBO. Estaban todos a full con la revolución de producciones de Dc, y aunque estaba alejado de las movidas comiqueras, me pareció un resurgir importante.
Las horas pasaban, la sola fantasía de ver a mamá bajar las escaleras ligera de ropas para pedirme que apagara la tele y unirse a mí en el sofá, me provocó una erección. Me sentí muy ansioso, lo sé. Papá estaba en casa, durmiendo con ella, quizás pegado a su hermoso cuerpo, por lo que era imposible que decidiera hacerme la fiestita una noche. En mi cabeza, una aventura mañanera, con papá trabajando y Tammy durmiendo o comprando era los escenarios más probables si es que algo pasaba.
Escuche pasos, miré hacia arriba, a la izquierda para ver quien bajaba las escaleras. Era Tamara, caminando silenciosa como una gata, hundió sus portentosas carnes en el sofá haciendo el mínimo de ruido. No voy a decir que me decepcioné, sería exagerar, solo que tanto fantasear con mi madre que casi que pensé que se me había cumplido el sueño.
- No viniste a ver Netflix conmigo.- Me reprochó. - ¿Ya me reemplazaste?- Preguntó pasándome un dedo acusador por el pecho.- Hasta te noto decepcionado.
- Nunca te cambiaría, es solo una fantasía, una idea loca que alimentamos con nuestras charlas, nuestras confesiones. Y no, no me decepciona tu visita.
- ¿Te diste cuenta que te dio la misma respuesta que yo? – Preguntó.- Cuando me pediste volver a nuestras aventuras te dije que me dejaras pensarlo, en eso me parezco a mama, espero parecerme en otras cosas.
- Espero que se parezca en el sentido que me diste un sí inmediato.- Rememoré. - ¿Te gustaría que tuviera éxito?
Tammy asintió con cara pervertida.
- Sería muy interesante.- Acercándose a mí, envolviéndome con un brazo.- Me encantaría verlo aunque es difícil, quizás tengamos que hacer caminos separados y, contarnos todo cuando podamos. Yo con papi y vos con mami.
- Si, es lógico.- Dije prestándole atención cada vez menos a lo que veía en la tele y más a mi hermana. Estaba muy hermosa con esas medias apretujándole las piernas. La mire de arriba abajo y me acerqué a ella.- Sin dudas vas a tener combustible para tu hentai ¿Cómo va eso?
- Se me está haciendo más rápido vivir mis historias que dibujarlas. Es fácil cando tenes un hermanito pervertido para llevarlas a cabo.
Y para ilustrar su punto me empezó a acariciar la entrepierna mientras hundía sus labios en mi cuello, besándome, poniéndome la piel de gallina, desatando una erección instantánea. Le agradecía al de arriba (o al de abajo, no sé) que mi pene fuera obediente como una cobra amaestrada que enseñaba lomo al primer tono de flauta.
- Si no fuéramos hermanos ya te hubiera propuesto iniciar una carrera en el porno, hubiera filmado todo y te hubiera inmortalizado en internet… tendrías más videos que Mia Khalifa te juro- Mientras escurrí mi mano por debajo de su buzo para acariciar sus tetas, busque sus pezones con los dedos y ni bien los encontré se los pellizque con delicadeza.
- No me molestaría que me filmes y a diferencia de ella estaría contenta de salir cogida por vos… - Me dijo conectando sus labios a los míos, sin miedo a que se escuche.
- ¿Te acordás cuando hicimos sexo en vivo? Qué locura, estábamos muy calientes.
- Claro, y ahora seguro que no.- Dije mientras baje mi mano para deslizar dos dedos en su vagina iniciando un “batido” circular casi al instante.
- Mmmm no, no, espera, ya me la chupaste hoy y te llené la carita de flujos.- Me susurró la muy cochina.- Ahora te toca a vos, te voy a agasajar como hace mucho que no hago…
- ¿No queres ponerte en cuatro así te masturbo mientras me la chupas?
- No, quiero que disfrutes todo vos, por haber sido tan bueno estos días.
Tammy me despojó de mis pantalones, cosa peligrosa ya que si mamá o papá bajaban a tomar agua o a decirme que apague la tele y me acueste, no habría manera de zafar y cubrirme. Ni siquiera el calzoncillo me dejó. De todas formas, cuando empezó con la mamada me despreocupé tanto que bien podrían prenderme la luz y sequiaría dado vuelta de placer.
Me sentí un rey, ahí, sentado en mi trono con la televisión prendida (estaba mirando una serie de terror llamada La Unidad a la que le perdí el hilo por completo) y mi hermosa hermana haciéndome un pete toda devota, apenas la veía por estar a oscuras, solo recibía el estimulante placer de su boca envolviéndome el tronco, subiendo y bajando, subiendo y bajando en un “carpinterito” perfecto.
Sin siquiera preocuparse de ser silenciosa, me plantó besos a todo lo largo y ancho de mi pija hasta bajar del todo a mis testículos que lengüeteo como una gatita en cada pliegue con una devoción admirable. Tras lamer, pasó a succionar metiéndose un testículo de una chupada fuerte como si fuera una aspiradora, sintiendo como me lo humedecía y succionaba haciendo soniditos tiernos: “mmm mmmm mmm mmmm mmm mmm…” como si estuviera ahogando gemiditos contra mi.
- Uuuh, me matas Tammy, estas re golosa.- Aporté acariciándole el pelo y la mejilla, en la que sentía desde afuera su lengua lamiéndome un testículo.
Y eso no era nada, de sorpresa, me tiró la cadera para afuera del sillón, me subió las piernas, y hundió su nariz en mi trasero, respirando entre mis carnes más íntimas, sintiéndome hasta el alma. No se conformó con eso, pasó a refregarse de arriba abajo contra toda mi escarapela, sintiendo su nariz y labios estrellados contra mi hemisferio.
No me dio tiempo ni a gemir cuando ya me estaba abriendo las nalgas para hundir su lengua en mi ano. Ya que una mujer le haga un “worship” semejante al asterisco masculino era raro de encontrar en la vida real, yo tenía la fortuna de que me lamiera el asterisco alguien hermosa que encima era mi hermana. Quizás esa vez que me hizo un rimming en presencia de Nacho y con Valeria sentada en mi boca, había sido no obstante, una chupada de culo siempre causaba esa sanción refrescante y placentera única que la volvía memorable. La manera de chupar de esa noche, con tanto esmero, evidenciaba que ella tenía tantas o más ganas que yo de lamerme la escarapela.
- Como me gustaría filmarte un día… chupándome el culito así…- Confesé medio ido mientras Tammy en modo “full whore” seguía ocupada, ahora ayudándose con los dedos para estirarme el agujerito y llegar a mi centro más sensible.- Aunque sea para inmortalizarte dándome este gusto.
- Bueno, me gustaría. La próxima fílmame.- Aceptó.- Pero lávate en el bidet ¿Si? El papel no es suficiente.- Consideró sin dejar de lamer.
- Perdón, que vergonzoso la puta madre. – Dije sincerándome. No me esperaba que fuera a tener una visita oral tan profunda sino hubiera estado presentable.
- No importa, solo por las dudas…- Aunque no pareció molestarle en absoluto me dio un poco de cosa.- Hacete una paja mientras te lo chupo, quiero que llegues al orgasmo así.
- Bueno, va a ser fácil, seguí, seguí…- Le pedí aferrando mi palanca, dejándome llevar por las sensación de Tammy dándome besitos en toda la cola, bastante ruidosos, como si se hubiera olvidado que estábamos en el living con nuestros viejos durmiendo. Me pregunte qué cara pondrían al ver a su hija toda desparramada en el suelo para llegar a mi ano con comodidad y yo pajeándome como un rey.
Pasaron tres o cuatro minutos (tarde un poco más a propósito, quería dilatar el momento) hasta que tomé a Tammy de los pelos y le empuje la boca contra mi orificio teniendo las piernas abiertas para eyacular con violencia sobre mi vientre, mano y propio pene, que quedo embadurnado en semen.
Tamara siguió un ratito más degustándome hasta que baje las piernas y siguió con la limpieza de la escena del crimen, succionando hasta la última gota de semen en mis manos, pija, dónde sea que hayan caído mis disparos, todo iba a parar a su estómago.
- Tammy, eso fue… tremendo. Sos una diosa…
- Lo que dije sobre lavarte en el bidet era mentira, fue para morbosearte solamente.
- Me incomodó bastante y me sentí mal por vos.
- Tontito, a mí no me molesta que lo tengas al natural, si igual nunca te quejaste de esas cosas cuando me lo chupaste a mí.
- Tammy, no das más de puta.- Le dije y me comí una cachetadita suave.
- Más respeto Ototo-san que no creo que mami te de este servicio. Hasta mañana cochino.
Dejándome ahí, semidesnudo con el pene flácido goteando, dormido para un costado como cabeza de tortuga inconsciente, pensando en que mi cabeza, la de arriba, explotaría con todos los proyectos sexuales que tenía en mente. Mi cabeza era un nido de ratones, una familia de nunca acabar y no podía creer que después de tanto rodaje, seguía llevándome sorpresas placenteras y nuevas fronteras por descubrir.
Continuara
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Hermana Otaku Capítulo 1 (Temporada 2): http://www.poringa.net/posts/relatos/3727751/Hermana-Otaku-2da-Temporada.html?notification#comment-185844
Hermana Otaku Capítulo 2 (Temporada 2):http://www.poringa.net/posts/relatos/3750217/Hermana-Otaku-2da-Temporada-Capitulo-2.html
Gracias por leer! ¡Hagan sus apuestas! ¿Quién llega más lejos en la carrera incestuosa? o mejor, ¿quién cruza la meta primero? Eso ya está por decidirse.
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10 comentarios - Hermana Otaku 2da Temporada: Capítulo 3