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esta es mi hembra 2

mira lo pajera que es y las fantasias que tiene!!!!!!
esta es mi hembra 2


esta es mi hembra 2


esta es mi hembra 2



 
Esta una una típicafantasia q en algum momento rondo x mi cabeza:
Perdida en algunlugar intentando encontrar una parada de omnibus, comienzo a caminar y apreguntar en donde la puedo encontrar.
A los primeros quepregunto no tenían ni idea. Ya estaba lamentando no haberle preguntado alchofer por donde volvía. En eso, veo a un albañil revocando una pared en elfondo de un terreno. Lo llamo pero parece no escucharme. Me acerco yentonces veo a tres obreros más. Al verme dejan lo que están haciendo y me miranen una forma que…  bueno, me calentaba. Me desnudaban con la mirada lostipos.
Eh… perdón, ¿Dóndepuedo tomar la línea X?- les pregunté.
No sabían, pero enlo que tardaron en contestar, uno de ellos, un morocho que parecía un ropero degrande que era, se toca sin disimulo alguno el paquete. Igual les di lasgracias y huí por la tangente.
Finalmente averiguoen un kiosco en donde podía tomar el bendito ómnibus, pero... quedé calientecon esos obreros. Al sentarme sentí como se me había humedecido la ropainterior, e intuía que si me movía un poco en el asiento iba a terminarteniendo un orgasmo en pleno trayecto. Lástima que el bus iba vacío penséporque de lo contrario podría aprovechar para que alguien me apoyara, pero nieso. Confieso q esto me da morbo.
Lleguo a casa, medesvestí y en ropa interior me metí en la cama, y no a dormir precisamente.Cerré los ojos y deje que una de mis manos se deslizara por entre mis piernas.Con mis dedos aparté la tanguita y aprisioné el clítoris, el cuálsobresalía hinchado y endurecido. Me imaginé entonces que en vez de huir de esaobra en construcción, me quedaba. Las miradas de esos albañiles me atraíanirresistiblemente.
Caminaba por sobrelos cascotes con mis tacos, ansiosa por adentrarme en ese infierno. Aquel morochoenorme, que parecía un ropero, era quién me recibía. Con una mano seguíafrotándose el paquete mientras que con la otra me agarraba fuertemente yme llevaba para el fondo.
Allí, entre elpolvo, las bolsas de cemento, y las herramientas, me cercaban entre todos,impidiendo mi escapatoria, la cual yo tampoco quería.
Entre los cuatroempezaron a franelearme, tocándome en especial las tetas y el culo, aunquetambién pude sentir una tremenda mano entre mis piernas, en realidad era lamía, la que en ese momento comenzaba a estimularme en la forma correcta,aunque en mi fantasía, se trataba de la mano de uno de ellos. No sé de cual, lade cualquiera era bienvenida. Entre dos me sacaron el top y me arrancaron elniocorpi, dejando mis tetas al descubierto.
De uno y otro ladocomenzaron a chupármelos, en forma fuerte y casi brutal, a la vez que alguienmás se ocupaba de desabrocharme el pantalón. Me lo bajaron de un tirón, poratrás me agarraron las nalgas, por adelante me olfateaban la conchita, lasmanos seguían recorriéndome, pellizcándome, haciéndome sentir esa aspereza tanpropia de hombres de su clase. Entonces siento que una mano se apoya sobre micabeza y comienza a empujar hacia abajo, no puedo resistirme, caigo derodillas, quedo así enfrentada con cuatro… si… ¡cuatro! impresionantes porongasbien venosas y palpitantes. Empiezo a chuparlas de a una, pasando de pijaen pija, comiéndomelas sin resistencia alguna, pese a que se trata de unospedazos por demás importantes.
Chupo, chupo y sigochupando, les como los huevos, después sigo, mamando con avidez, sin parar,masticando a uno y otro, sintiendo como un caldito espeso se va formando en mipaladar, lo escupo y sigo, no me detengo, el morocho me agarra la cabezacon las dos manos y de un fuerte envión me la hace comer hasta los pelos.Siento que me ahogo con toda esa carne atravesada en mi boca. Siento que meahogo, que no puedo respirar,
hasta me da lasensación de estar poniéndome morada, pero no me la saca, incluso sigueempujando más adentro todavía, como si quisiera meterme las bolas también…llega hasta el límite, casi hasta la asfixia, y me la saca, los demáshacen lo mismo, me hacen atragantar con sus respectivos pedazos.
De vez en cuando meaparto para toser y recuperar el aliento, pero apenas me dan unos segundos pararecuperar, así como estoy, todavía sofocada, me tienden de espalda sobre unasbolsas de cemento vacías que armaron a modo de cama, me abren de piernas ycada cual a su turno empiezan a cogerme, el morocho primero, clavándomela coninsistencia, en forma agresiva, como si pretendiera masacrarme y no dejarlenada a sus amigos.
Después siguen losotros, también agresivos, irascibles, me cogen con todo, como si se tratara deuna violación pese a que estoy ahí con ellos por decisión propia.
Mis dedos se hundenaún más en mi intimidad. Me abro toda para mí misma, mientras imagino que sonlas vergas de esos obreros las que me perforan una y otra vez, incansablemente.
En cuatro medestrozan. Siento que las piernas no me dan más, y que las rodillas se melastiman a causa de las piedras que traspasan las bolsas de cemento. Me tienenahí, bien sujeta, bombeándome con una energía impresionante, mandándomeverga y más verga, sin interrupción, llenándome toda, hasta lo más profundo.Siento cada embestida con un mazazo, fuerte y estrepitoso que repercute en micabeza. Me agarran de los pelos y me cabalgan como si fuera una yegua, medan a morir, sin darme ni un segundo de respiro.
También mi culitosufre los arrebatos de esa horda descontrolada de machos alzados. Me loperforan con fuerza, decididos a reventármelo.
Mientras con unamano sigo recorriendo mi intimidad, con la otra empiezo a hurgar mi culito, memeto un dedo y luego dos, tratando de imaginar las reales sensaciones deaquello que estoy fantaseando.
En mi fantasía estoytoda rota y deshecha, perforada por todos mis orificios, la piel impregnada conun fuerte aroma a sexo y lujuria.
Ahora estoy de nuevode rodillas, rodeada por ese racimo de vergas bien duras y palpitantes, loscuatro se pajean mientras yo espero ansiosa, con la boca abierta, ysosteniéndome las tetas como si fuera una bandeja. 
Puedo escuchar susjadeos, que son los míos propios, y entonces… un guascazo tras otro saledisparado sobre mí, me llenan la boca y me empapan las tetas con una deliciosay salobre pegajosidad. Me trago todo, no dejo escapar ni una sola gota,nada de nada, todo va a parar a mi paladar, y lo que me regó los pechos, lojunto y me lo trago también, saboreándolo con gustosa avidez. El orgasmo deellos es mi orgasmo. Alcanzo a disfrutar y a relajarme, saco los dedoshúmedos de mi interior, los llevo a mi boca y me los chupo, los saboreo como sise tratara del semen de esos obreros.
Lo que se perdieronesos tipos, pienso. Pero enseguida me rectifico: ¡Lo que me perdí yo por noanimarme!
 

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