Asi la dejo Javier
Fiesta de fin de año del trabajo de mi mujer.Es sabido cual es objetivo principal de todos los participantes de estasfiestas; garcharse al /a la compañerito/aque te estuvo calentando el balero durante todo el año. Por eso la mayoría, conel pretexto de que vas a aburrir, van sin sus parejas.
La empresa es grande. Tiene varias plantas,sucursales y oficinas en todas partes. La mayoría de los empleados ni seconocen o se vieron y trataron pocas veces. Algunos solo se conocen solotelefónicamente y lo único q vieron del otro es una foto de poca calidad en elperfil del correo interno de la empresa.
Fuimos. No conocíamos a casi nadie; yo menos.Nos sentamos en la mesa que correspondía a la oficina de La Colo. La fiesta sehizo en una gran quinta (vale decir residencia) en Ingeniero Maswich. Me saludecon unos pares, no más de seis personas. Ella no. Ella saludo a unos cuantosmás. Pude ver q uno; un grandote con físico de rugbier, ex rugbier o algo así,la saludo muy efusivamente. Yo estaba en la mesa y ellos en la barra. Vi comoél la abrazo al inicio y al final de la charla y como la miraba de arriba aabajo mientras conversaban. (No era para menos, La Colo tenía un vestido con ungeneroso escote y un tajo a lo largo de una de sus piernas q te invitaban atodo) Luego q reciben sus respectivos chopp vuelven cada uno a su mesa.
Me cuenta q se llama a Javier, que pertenece aldepartamento de marketing, que antes trabajaba en su edificio y que luego lotrasladaron al complejo de oficinas de Pilar. Un baboso, aclara, que siempre letiro onda hasta el día que se fue. Este es su último año ya que en marzo secasa y se va a vivir a Brasil con su pareja.
El resto de la fiesta se sucedió como todas lasfiestas de este tipo. Cena, show, algunas palabras llenas de chistes malos yfalsos reconocimientos a algunos empleados, entre ellas una cálida y efusivadespedida para Javier q se nos va a Rio (la verdadera calida y efusivadespedida vino después) Y luego un poco mas de show y finalmente baile.
Entre cosa y cosa, en las pausas, postre y demásintervalos. La gente se cruzaba a charlar y a conocerse. Javier vino un par deveces a la mesa a hacerse el gato. No me presenté. La Colo tampoco lo hizo. Nosgusta jugar a que la seduzcan. Mayormente no termina en nada pero esta pareceser una noche de sorpresas.
A las dos de la mañana ya estaban casi todos enpedo. Música, luces rítmicas de colores, carnaval carioca y todo eso. Algunosya se habían ido pero la mayoría estaban bailando. La Colo también. Yo no,gracias; paso. El baile definitivamente no es lo mío. Pude ver que tampoco erala gracia de Javier pero evidentemente a él no le importaba, porque no parabade bailar con La Colo. La buscaba todo el tiempo y cuando podía la tomaba de lamano o la abrazaba. La Colo estaba bastante encendida; un poco por el alcoholpero más por el baile. Cuando baila ella se potencia, más aun si ya vienecaliente. Y este, al parecer era el caso. Por mi parte venia tomando poco yaque debía manejar de vuelta a capital y no quería tener que irme al mediodía nien remis. Javier por lo visto no. El rubier estaba unos cuantos tragos porarriba.
A eso de las tres gobernaban los ritmos latinos,regueton y todo eso.
La Colo a todo ritmo, Javier a todo vapor!
Los q quedaban estaban más o menos todos en lamisma. Bailes con roces, abrazos más largo que los que los tiempos musicalesotorgaban y unas coreografías mas dignas de una película porno q un Footloose.
La Colo y Javier no eran ajenos a estecomportamiento.
Había pasado casi un año, tal vez un poco menos,de nuestro segundo inicio; luego de aquella memorable noche cordobesa con donJulio no habíamos vuelto a concretar un trío aunque si empezó a estar de nuevoentre nuestras fantasías y conversaciones. No tuvimos tiempo de planificar nadapero con un par de miradas fuimos dejando que la cosa fluya, a ver en quéterminaba.
Javier nunca noto q yo estaba ahí, y si lo notono me asocio de ninguna manera con La Colo. Y si lo hizo evidentemente lechupaba un huevo porque para esa hora ya era más la mano que metía que algúnpaso de baile.
La Colo hace una pausa para ir al baño y elhombre la sigue. Como un caballero la espera en la puerta y apenas sale laatraca, la avanza y la arrincona. Ella se muestra un poco esquiva pero algo leresponde. Lo toma de la mano y se lo lleva de nuevo a la pista de baile. Acáno! Le dice. Acá es para bailar!
El la sigue; embobado. Le baila, la abraza, laapoya. Cada vez más.
Ella interrumpe el baile y se acerca a la mesa,el la sigue. No puedo evitar poner cara de asombro. Algo se trae, algo pensó...
No me abrís el auto un segundo que necesitosacar algo de la cartera, me dice. Yo, claramente sorprendido pero sin chistarme levanto y respondo que sí, que claro y encaro para la puerta del salón q daal parque.
No quedan muchos autos estacionados pero aun haybastantes; sus dueños están todos borrachos bailando meneadito. Camino alnuestro alcanzo a escuchar que él le pregunta quién soy. El chofer, respondeella.
Ah... mira vos... De la empresa?
Noo! De Papá! Responde ella muy naturalmente. A míme convenció.
Una vez volqué volviendo de una fiesta y desde ahíque si no me manda el chofer es capaz de venir él. Prefiero el chofer!
El la festeja con un chiste tonto. Ella se ríe.Antes de llegar al auto siento que se detienen. Es decir, no losoigo.
Cuando giro los veo enredados encima de un auto.Boca con boca. Ella con las piernas abiertas y el frotándola enérgicamente contodo su cuerpo. Veo desaparecer una mano de Javier en el tajo delvestido.
Todo bien con tu chofer, no? Dice mientras sigueoperando con ambas manos.
Si, si. Dice ella, pero pará que lleguemos alauto. Se incorpora sobre sus pies, se acomodan un poco y caminan los pocosmetros que faltan.
Llegados al auto ella, efectivamente, revisa sucartera. Y dice Nooo! Me quiero moriiir!
Confieso que no entendía nada. No quería hablarpara no pisarla. Hasta ahí pensé que la íbamos a coger ahí, en el auto. O que ibaa ser testigo de una buena empernada (cosa que no habíamos hablado pero bueno;eran las reglas del juego) Me parecia una idea muy arriesgada por la exposición.Pero parece que no. No sabía con que iba a salir.
No tengo forros! Dice. Vos tenes?
Javier se apasta los bolsillos poniendo cara deme quiero cortar las bolas y obviamente dice que no.
Vos? Me pregunta la muy turra
Le respondo con un largo silencio. No sabía quetenia que decir!
Y acá para conseguir un kiosco tenes que ir a laconcha de la lora, se lamenta. Para eso me vuelvo a capital!
Y vamos a mi casa! Dice Javier sin titubear.
Caso cerrado.
Mientras esperamos en el auto a que vuelva debuscar su saco y corbata aprovechamos para ultimar detalles. No había podidohablar con ella en casi toda la noche…
Y si tenia forros? Le pregunte
Y... hubiéramos tenido q improvisar. No habíamarcha atrás, ya tenía la pija en la mano...
La Colo sabía que Javier vivía solo en sudepartamento de Belgrano. La fama de gato del muchacho era sabida por todos yfueron innumerables las veces que la invito a ir sin éxito. Hoy lo tuvo
Y si te quiere coger el solo? Como entro yo?
Vos déjame a mi q este pibe es de manual. Con localiente que esta va a decir a todo q sí. Además es un fiestero bárbaro!
Lo conoces bastante! Le digo con tonosospechoso.
Si se cogió a media empresa. Ahora vamos a versi toda esa fama es cierta. Te digo que buena prensa, tiene... Ahora báncate elviaje, me parece que va a ser un poco intenso...
Javier ya estaba ahí; saco y corbata.
Se sentaron los dos atrás y antes de llegar aPanamericana ya era todo manoseo, besuqueo, susurros y risitas. Creo que en unmomento vi salir una teta por el espejito.
Ya casi llegando a capital oigo una exclamaciónde sorpresa de Javier y luego risas.
Ah, bueno! Pero esto se pone cada vez mejor! Sosuna caja de sorpresas, nena! Festeja Javier. Y vos decís q agarra viaje?
Yo creo q si... No se... pregúntale... Seoye bajita la voz de la Colo.
Capo! Dice Javier en alto mirándome por elespejo. Como te llamas?
Hugo! Le digo. No me llamo Hugo pero hoy seréHugo.
Acá tu jefa quiere proponerte algo... No se q teva a parecer pero quiere cumplir una fantasía que tiene…
Veo que La Colo se hace la tímida y esconde lacarita detrás del hombro de Javier.
Si esta a mi alcance... Digo como al pasar
Yo creo que sí. Responde. La señorita estápidiendo dos pijas para esta noche para ella sola. Yo tengo una sola. O sumamos latuya o pasamos a buscar a un amigo?
Vamos con la mía, respondo. No tengo ganas de dar muchas vueltas.
Javier se ríe, yo me rio, Colo se ríe...
La charla fue un poco más extensa. Por un momento parecía que de algo dudaba yhasta nos pregunto si nosotros cogíamos o habíamos cogido. La Colo le respondióque si. Que cuando cumplió los 18. Eso lo calentó mas todavía.
Antes de llegar a su departamento paramos en un kiosco. Javier baja. La Colo mepregunta si estoy bien. Le digo que si, que nervioso pero bien. Y bastantecaliente. Ella me dice que esta igual. No hay vuelta atrás, nos decimos...
El loco sube con cuatro cajas de forros. Texturados, ultrafinos, saborizados yno sé que mas. Con la Colo nos miramos y sonreímos. Preparáte! Le dije.
Hoy vas a chupar mucha pija! Le dice Javier ya totalmente en juego.
Llegamos, subimos, nos acomodamos.
Era cierto. Javier estaba próximo a viajar. Medio departamento estaba embaladoy quedaban pocos muebles. Bolsos y valijas a medio hacer. Un cuarto pequeño yuna gran, gran cama! Claro, Javier era poco menos q enorme; La Colo, que esalta y de imponentes tetas quedaba menudita al lado de él. Yo, bueno.... unapierna...
Abrió un champagne. El muy gato tenia champagne en la casa y sirvió tres copas.Brindamos.
No va a caer tu novia, no? Pregunta La Colo luego de tomar el primer trago.
No creo... Esta en Brasil. Yo viajo el jueves. El próximo sábado estoy casado.Con esto ni me hace falta despedida de soltero! Festeja Javier.
Llevamos la botella y las copas a la cama. Hay bastante luz. A Javier lepreocupa la cuestión de la confidencia; teme por su futuro matrimonio. Yo ledigo que temo por mi trabajo y La Colo porque esto se sepa en la empresa.Entonces pactamos silencio hasta la tumba. (Esto vale, jejeje. Javier ya debetener hijos cariocas)
Bueno. Hoy vas a ser nuestra puta. Le dice Javier a La Colo mientras se sientaal lado de ella en la cama y le descubre un hombro. Ella asiente con la cabeza.Te vas a portar bien? Pregunta y le pasa un dedo por los labios. Ella losentreabre y chupa la puntita volviendo a asentir con la cabeza.
Vas a chupar mucha pija... y te vamos a coger toda. Sabes?
2 Ahora ya le saco una teta afuera y con el mismo dedo chupado dibuja un círculoen el pezón que inmediatamente se pone duro.
Vení Hugo. Vamos a sacarle esto. Entre los dos, delicadamente le sacamos elvestido. Ella simplemente se deja. Queda solo en bombacha y medias. Mientrasuno se desviste el otro acaricia y besa la piel de La colo acostada. Ambosquedamos en calzoncillos. Las medias de la Colo vuelan y Javier empieza ajugar con los elásticos de la bombacha mientras se la baja. Ella se mueve muylentamente al tiempo de su respiración profunda. Cuando su concha quedadescubierta el se la besa. Por arriba, manteniéndole las piernas unidas, sobrelos labios y sus coyunturas. Al fin... dice mientras esconde su nariz entre susinterminables rulos. Que ganas que tenia de conocer esta conchita!
Me dejas que te haga una cosa? Le dice levantando la mirada. Ella subelevemente la cabeza.
Si no duele... si!
Veni Huguito! Proba esto! Es un placer! La conchita mas difícil de toda laoficina! Ya vengo.
Obedezco y me pongo a pasarle la lengua a lo largo de todo el tajo. Si, sé quees un placer. Una verdadera delicia!
Al minuto vuelve a aparecer Javier con una maquinita corta pelo en la mano y untubo de espuma y una afeitadora de hojas en la otra.
Esto lo vi en una película. Dice efusivo! Yo también. Exclamo!
Si. La vi! Se suma La Colo. Una española, agrega.
Nosotros una vez ya lo habíamos hecho así, pero solos.
Ahora Javier le está pasando la maquina y me da una botellita con un aceite decoco para pasarle por las tetas y el resto del cuerpo.
Te vamos a dejar bien lisita, nena! Hay q relajar ese cuerpo antes de cogérselobien. Ella esta entregada. Los ojos cerrados y todo el resto extendido sobrelas sabanas. Ahora tiene la conchita de una nena. O mejor dicho de una actrizporno. No me gusta mucho la imagen de nena. Menos con ese par de tetas. Javiertermina de quitar el resto de espuma con la boca . Le pasa lalengua por todo el sexo. Esta vez con las piernas bien abiertas y mi pija rozándolelos labios.
Javier la lame con lengua ancha. Así, con la piel expuesta sela besa como si fueran dos bocas y le mete la esa lengua gorda prácticamente penetrándola.Yo hago lo mismo con mi boca en la de La Colo casi románicamente.
Javier se incorpora y se calza un forro. Hubo dos cosasq me llamaron la atención de este muchacho. Una era el calibre de su lengua;una cosa gorda, ancha y bastante larga y la otra, su verga depilada. Hasta casise parecían..
Y otra cosa llamativa fue que no paro de hablar en toda la noche.Aquí solo transcribo parte de esos diálogos; no tengo tanta memoria.
Que se cojan a tu esposa en tu presencia es fuerte, esintenso. Y a veces hasta confuso, tal vez eso sea lo que lo hace más excitante.Pero más raro es cuando en ese trió vos sos el convidado. En esta experienciayo jugaba de visitante; la "pareja" eran ellos. Y el dirigía la acción,el marcaba el tiempo y la forma. Yo más bien observaba y custodiaba que no sefuera al carajo pero, esa noche, La Colo era de él, era su conquista. El ladaba vuelta, la ponía así, la ponía al revés, la cogía y me invitaba a hacerlelo mismo en cada pose. Yo no sé si tenía mucha experiencia en partuzas o era unsibarita del porno, pero una cosa era segura. Tenía un método. Todas las vecesque acabó, y acabó varias veces, lo hizo en la cara de ella. Le gustaba eso, y despuésle frotaba los huevos en los labios.
Así te quería tener, nena! Le decía.
Me invitaba a hacer lo mismo.
Tomate la leche de Hugo! Querías fiesta? Querías dos vergas?Son tuyas!
La Colo habla poco cuando cogemos. Salvo un par de palabrassueltas, es más lo que gime que lo que dice. A mí con eso me sobra pero aJavier parecía que no. Javier la hizo hablar!
El le susurraba al oído y ella repetía.
Quiero pija! Quiero más pija! Le hacía repetir...
La sentó arriba mío y mientras me la cogía empezó a jugar consus dedos en el culo abierto. Me pedía que yo le separara las nalgas con lasmanos y lo hice. Y empezó con los dedos... un dedo, dos... tres... en elano de La Colo. Yo los sentía desde adentro de su concha y ella se arqueaba encada entrada. El siguió jugando y haciéndole repetir lo putita que era y haciéndolepreguntar si le iba a romper el orto. Él le decía que no sabía y que lepregunte de nuevo.
Me vas a romper el orto? Volvía a preguntar agitada, balanceandosus tetas frente a mi cara!
No se... pregúntamelo de nuevo q no te oigo. Repetía el acada pregunta.
Ella no daba más. Se le notaba la calentura y las ganas de selo rompa de una vez. Yo tampoco aguantaba mucho más. No podía tener a La Colo asíde caliente encima mío sin tardar mucho más en acabar.
Si queres que te lo rompa pedimelo, pibita! Dijo Javier. Peromira que no te lo voy a coger... te lo voy a romper... Que hago?
Rompeme el orto! Dijo ella
Que?
Rompeme el orto!
Por favor... dijo el casi sínicamente.
Rompeme el orto por favor!!! Rezo ella...
Desde mi perspectiva vi el enorme cuerpo de Javier acomodarsepor detrás de ella. Fue como una gran sombra. Ella quedaba chiquita bajo esemastodonte.
Decile a Hugo que te abra el culo!
Tengo sus ojos frente a los míos. Esta transpirada,despeinada, enlechada, y jadeante.
Abrime el culo! Por favor! Repite...
Se lo abro. Siento el peso de Javier sobre el cuerpo de LaColo y sobre el mío. Entra por el culo despacio, pero muy firme y, por lo qpude sentir muy duro. No muy grande pero duro. No freno hasta aplastarle lasnalgas.
Vi los ojos de La Colo agrandarse y agrandarse a cadasegundo. Fueron segundos, pero fueron larguísimos!
Ahora... te voy a romper bien el orto, pendeja! Y cada vezque te subas al auto con tu papá, el chofer se va a acordar de cómo te rompimosel orto. Porque después le toca a él, sabes?
Y empezó.... Tomaba distancia y una embestida! Fuerte!Profunda! Y se quedaba ahí. Presionando. Tomaba distancia, se detenía un segundoy otro bombazo. La Colo tenía los ojos y la boca bien abiertos y solo podíaemitir un gemido ahogado en cada vergaso. Después de la segunda o tercerenvestida mi pija salió expulsada de la concha de
La Colo. No pude volver a meterla. Simplemente no podía moverme. Y otra envestida profunda sobre el culo de LaColo. Y otra vez toda la pija adentro del ano presionando con todo su peso. Y teniéndolaasí; bien clavada, entre suspiros y jadeos, Javier le dice al oído. Decimebasta y te la saco. Decime pija y te la doy.
La Colo toma aire y responde
Pija.
Le siguieron cinco o diez empellones más deesos. Y La Colo se estrellaba contra mí en cada uno de esos.
Basta o pija?
Pija!
Basta o pija?
Pija!
Y cada pijaso era tremendo
Y no... no era violento... era otra cosa... Sicon Don Julio fue algo lirico y hasta danzante y con Buena Onda fue fresco ydivertido esto fue más bien, deportivo, olímpico, podría decir. Eran fuerza y resistencia;era como un duelo.
Yo, desde abajo la besaba y pellizcaba en lospezones o le sostenía la cadera para amortiguar los golpes.
Como en las veces anteriores antes de acabar,Javier salió de un salto y acercandole la pija a la cara y le unto loslabios de leche.
Ahora Hugito! Dijo aplastándola contra su cuerpoy abriéndole el culo con las manos.
Decile a Hugito lo que queres! Le dijo teniéndolacontra su pecho mirándola de frente.
Rompeme el culo, Hugo! Dijo la Colo poniéndoseen cuatro.
Se lo rompí. Se lo cogí mientras Javier lepasaba la cara por su pija y sus bolas depiladas. Pude ver que tenia puesto unanillo de esos de goma que te enlazan los huevos. Todavía estaba duro el tipo.Yo le cogía el culo. Fuerte. No tanto como el rugbier (debo pesar la mitad…)pero con todo lo mío. El culo de la Colo era una pista prieta pero resbalosa ysus nalgas ya estaban rosas. Javier le hacía responder. Basta o pija. Y ella seguíadiciendo pija. Y otra vez. Basta o pija? Pija, repetía La Colo desafiante ycasi hipnotizada.
Acabe adentro. Con forro. Con Javier tuve queusarlos. El le volvió a llenar la boca de leche.
Llegamos a casa de día. Aunque ya nos habíamosbañado en el departamento volvimos a hacerlo en casa. La colo todavía estabatemblando. Le temblaban las piernas. Le pregunte si la había pasado bien. Me respondióun si largo y suspirado acompañado de una sonrisa boba. Le pregunte si habíaacabado y me dijo que no. Que estuvo cerca pero que ni una vez en toda lanoche. Pero que disfruto siendo nuestra puta. Mucho.
Antes de dormirnos le chupe la conchita. Despacito,disfrutando el trabajo que Javier había dejado. Hasta hacerla acabar. Esta vezligera, hasta flotante...
Fiesta de fin de año del trabajo de mi mujer.Es sabido cual es objetivo principal de todos los participantes de estasfiestas; garcharse al /a la compañerito/aque te estuvo calentando el balero durante todo el año. Por eso la mayoría, conel pretexto de que vas a aburrir, van sin sus parejas.
La empresa es grande. Tiene varias plantas,sucursales y oficinas en todas partes. La mayoría de los empleados ni seconocen o se vieron y trataron pocas veces. Algunos solo se conocen solotelefónicamente y lo único q vieron del otro es una foto de poca calidad en elperfil del correo interno de la empresa.
Fuimos. No conocíamos a casi nadie; yo menos.Nos sentamos en la mesa que correspondía a la oficina de La Colo. La fiesta sehizo en una gran quinta (vale decir residencia) en Ingeniero Maswich. Me saludecon unos pares, no más de seis personas. Ella no. Ella saludo a unos cuantosmás. Pude ver q uno; un grandote con físico de rugbier, ex rugbier o algo así,la saludo muy efusivamente. Yo estaba en la mesa y ellos en la barra. Vi comoél la abrazo al inicio y al final de la charla y como la miraba de arriba aabajo mientras conversaban. (No era para menos, La Colo tenía un vestido con ungeneroso escote y un tajo a lo largo de una de sus piernas q te invitaban atodo) Luego q reciben sus respectivos chopp vuelven cada uno a su mesa.
Me cuenta q se llama a Javier, que pertenece aldepartamento de marketing, que antes trabajaba en su edificio y que luego lotrasladaron al complejo de oficinas de Pilar. Un baboso, aclara, que siempre letiro onda hasta el día que se fue. Este es su último año ya que en marzo secasa y se va a vivir a Brasil con su pareja.
El resto de la fiesta se sucedió como todas lasfiestas de este tipo. Cena, show, algunas palabras llenas de chistes malos yfalsos reconocimientos a algunos empleados, entre ellas una cálida y efusivadespedida para Javier q se nos va a Rio (la verdadera calida y efusivadespedida vino después) Y luego un poco mas de show y finalmente baile.
Entre cosa y cosa, en las pausas, postre y demásintervalos. La gente se cruzaba a charlar y a conocerse. Javier vino un par deveces a la mesa a hacerse el gato. No me presenté. La Colo tampoco lo hizo. Nosgusta jugar a que la seduzcan. Mayormente no termina en nada pero esta pareceser una noche de sorpresas.
A las dos de la mañana ya estaban casi todos enpedo. Música, luces rítmicas de colores, carnaval carioca y todo eso. Algunosya se habían ido pero la mayoría estaban bailando. La Colo también. Yo no,gracias; paso. El baile definitivamente no es lo mío. Pude ver que tampoco erala gracia de Javier pero evidentemente a él no le importaba, porque no parabade bailar con La Colo. La buscaba todo el tiempo y cuando podía la tomaba de lamano o la abrazaba. La Colo estaba bastante encendida; un poco por el alcoholpero más por el baile. Cuando baila ella se potencia, más aun si ya vienecaliente. Y este, al parecer era el caso. Por mi parte venia tomando poco yaque debía manejar de vuelta a capital y no quería tener que irme al mediodía nien remis. Javier por lo visto no. El rubier estaba unos cuantos tragos porarriba.
A eso de las tres gobernaban los ritmos latinos,regueton y todo eso.
La Colo a todo ritmo, Javier a todo vapor!
Los q quedaban estaban más o menos todos en lamisma. Bailes con roces, abrazos más largo que los que los tiempos musicalesotorgaban y unas coreografías mas dignas de una película porno q un Footloose.
La Colo y Javier no eran ajenos a estecomportamiento.
Había pasado casi un año, tal vez un poco menos,de nuestro segundo inicio; luego de aquella memorable noche cordobesa con donJulio no habíamos vuelto a concretar un trío aunque si empezó a estar de nuevoentre nuestras fantasías y conversaciones. No tuvimos tiempo de planificar nadapero con un par de miradas fuimos dejando que la cosa fluya, a ver en quéterminaba.
Javier nunca noto q yo estaba ahí, y si lo notono me asocio de ninguna manera con La Colo. Y si lo hizo evidentemente lechupaba un huevo porque para esa hora ya era más la mano que metía que algúnpaso de baile.
La Colo hace una pausa para ir al baño y elhombre la sigue. Como un caballero la espera en la puerta y apenas sale laatraca, la avanza y la arrincona. Ella se muestra un poco esquiva pero algo leresponde. Lo toma de la mano y se lo lleva de nuevo a la pista de baile. Acáno! Le dice. Acá es para bailar!
El la sigue; embobado. Le baila, la abraza, laapoya. Cada vez más.
Ella interrumpe el baile y se acerca a la mesa,el la sigue. No puedo evitar poner cara de asombro. Algo se trae, algo pensó...
No me abrís el auto un segundo que necesitosacar algo de la cartera, me dice. Yo, claramente sorprendido pero sin chistarme levanto y respondo que sí, que claro y encaro para la puerta del salón q daal parque.
No quedan muchos autos estacionados pero aun haybastantes; sus dueños están todos borrachos bailando meneadito. Camino alnuestro alcanzo a escuchar que él le pregunta quién soy. El chofer, respondeella.
Ah... mira vos... De la empresa?
Noo! De Papá! Responde ella muy naturalmente. A míme convenció.
Una vez volqué volviendo de una fiesta y desde ahíque si no me manda el chofer es capaz de venir él. Prefiero el chofer!
El la festeja con un chiste tonto. Ella se ríe.Antes de llegar al auto siento que se detienen. Es decir, no losoigo.
Cuando giro los veo enredados encima de un auto.Boca con boca. Ella con las piernas abiertas y el frotándola enérgicamente contodo su cuerpo. Veo desaparecer una mano de Javier en el tajo delvestido.
Todo bien con tu chofer, no? Dice mientras sigueoperando con ambas manos.
Si, si. Dice ella, pero pará que lleguemos alauto. Se incorpora sobre sus pies, se acomodan un poco y caminan los pocosmetros que faltan.
Llegados al auto ella, efectivamente, revisa sucartera. Y dice Nooo! Me quiero moriiir!
Confieso que no entendía nada. No quería hablarpara no pisarla. Hasta ahí pensé que la íbamos a coger ahí, en el auto. O que ibaa ser testigo de una buena empernada (cosa que no habíamos hablado pero bueno;eran las reglas del juego) Me parecia una idea muy arriesgada por la exposición.Pero parece que no. No sabía con que iba a salir.
No tengo forros! Dice. Vos tenes?
Javier se apasta los bolsillos poniendo cara deme quiero cortar las bolas y obviamente dice que no.
Vos? Me pregunta la muy turra
Le respondo con un largo silencio. No sabía quetenia que decir!
Y acá para conseguir un kiosco tenes que ir a laconcha de la lora, se lamenta. Para eso me vuelvo a capital!
Y vamos a mi casa! Dice Javier sin titubear.
Caso cerrado.
Mientras esperamos en el auto a que vuelva debuscar su saco y corbata aprovechamos para ultimar detalles. No había podidohablar con ella en casi toda la noche…
Y si tenia forros? Le pregunte
Y... hubiéramos tenido q improvisar. No habíamarcha atrás, ya tenía la pija en la mano...
La Colo sabía que Javier vivía solo en sudepartamento de Belgrano. La fama de gato del muchacho era sabida por todos yfueron innumerables las veces que la invito a ir sin éxito. Hoy lo tuvo
Y si te quiere coger el solo? Como entro yo?
Vos déjame a mi q este pibe es de manual. Con localiente que esta va a decir a todo q sí. Además es un fiestero bárbaro!
Lo conoces bastante! Le digo con tonosospechoso.
Si se cogió a media empresa. Ahora vamos a versi toda esa fama es cierta. Te digo que buena prensa, tiene... Ahora báncate elviaje, me parece que va a ser un poco intenso...
Javier ya estaba ahí; saco y corbata.
Se sentaron los dos atrás y antes de llegar aPanamericana ya era todo manoseo, besuqueo, susurros y risitas. Creo que en unmomento vi salir una teta por el espejito.
Ya casi llegando a capital oigo una exclamaciónde sorpresa de Javier y luego risas.
Ah, bueno! Pero esto se pone cada vez mejor! Sosuna caja de sorpresas, nena! Festeja Javier. Y vos decís q agarra viaje?
Yo creo q si... No se... pregúntale... Seoye bajita la voz de la Colo.
Capo! Dice Javier en alto mirándome por elespejo. Como te llamas?
Hugo! Le digo. No me llamo Hugo pero hoy seréHugo.
Acá tu jefa quiere proponerte algo... No se q teva a parecer pero quiere cumplir una fantasía que tiene…
Veo que La Colo se hace la tímida y esconde lacarita detrás del hombro de Javier.
Si esta a mi alcance... Digo como al pasar
Yo creo que sí. Responde. La señorita estápidiendo dos pijas para esta noche para ella sola. Yo tengo una sola. O sumamos latuya o pasamos a buscar a un amigo?
Vamos con la mía, respondo. No tengo ganas de dar muchas vueltas.
Javier se ríe, yo me rio, Colo se ríe...
La charla fue un poco más extensa. Por un momento parecía que de algo dudaba yhasta nos pregunto si nosotros cogíamos o habíamos cogido. La Colo le respondióque si. Que cuando cumplió los 18. Eso lo calentó mas todavía.
Antes de llegar a su departamento paramos en un kiosco. Javier baja. La Colo mepregunta si estoy bien. Le digo que si, que nervioso pero bien. Y bastantecaliente. Ella me dice que esta igual. No hay vuelta atrás, nos decimos...
El loco sube con cuatro cajas de forros. Texturados, ultrafinos, saborizados yno sé que mas. Con la Colo nos miramos y sonreímos. Preparáte! Le dije.
Hoy vas a chupar mucha pija! Le dice Javier ya totalmente en juego.
Llegamos, subimos, nos acomodamos.
Era cierto. Javier estaba próximo a viajar. Medio departamento estaba embaladoy quedaban pocos muebles. Bolsos y valijas a medio hacer. Un cuarto pequeño yuna gran, gran cama! Claro, Javier era poco menos q enorme; La Colo, que esalta y de imponentes tetas quedaba menudita al lado de él. Yo, bueno.... unapierna...
Abrió un champagne. El muy gato tenia champagne en la casa y sirvió tres copas.Brindamos.
No va a caer tu novia, no? Pregunta La Colo luego de tomar el primer trago.
No creo... Esta en Brasil. Yo viajo el jueves. El próximo sábado estoy casado.Con esto ni me hace falta despedida de soltero! Festeja Javier.
Llevamos la botella y las copas a la cama. Hay bastante luz. A Javier lepreocupa la cuestión de la confidencia; teme por su futuro matrimonio. Yo ledigo que temo por mi trabajo y La Colo porque esto se sepa en la empresa.Entonces pactamos silencio hasta la tumba. (Esto vale, jejeje. Javier ya debetener hijos cariocas)
Bueno. Hoy vas a ser nuestra puta. Le dice Javier a La Colo mientras se sientaal lado de ella en la cama y le descubre un hombro. Ella asiente con la cabeza.Te vas a portar bien? Pregunta y le pasa un dedo por los labios. Ella losentreabre y chupa la puntita volviendo a asentir con la cabeza.
Vas a chupar mucha pija... y te vamos a coger toda. Sabes?
2 Ahora ya le saco una teta afuera y con el mismo dedo chupado dibuja un círculoen el pezón que inmediatamente se pone duro.
Vení Hugo. Vamos a sacarle esto. Entre los dos, delicadamente le sacamos elvestido. Ella simplemente se deja. Queda solo en bombacha y medias. Mientrasuno se desviste el otro acaricia y besa la piel de La colo acostada. Ambosquedamos en calzoncillos. Las medias de la Colo vuelan y Javier empieza ajugar con los elásticos de la bombacha mientras se la baja. Ella se mueve muylentamente al tiempo de su respiración profunda. Cuando su concha quedadescubierta el se la besa. Por arriba, manteniéndole las piernas unidas, sobrelos labios y sus coyunturas. Al fin... dice mientras esconde su nariz entre susinterminables rulos. Que ganas que tenia de conocer esta conchita!
Me dejas que te haga una cosa? Le dice levantando la mirada. Ella subelevemente la cabeza.
Si no duele... si!
Veni Huguito! Proba esto! Es un placer! La conchita mas difícil de toda laoficina! Ya vengo.
Obedezco y me pongo a pasarle la lengua a lo largo de todo el tajo. Si, sé quees un placer. Una verdadera delicia!
Al minuto vuelve a aparecer Javier con una maquinita corta pelo en la mano y untubo de espuma y una afeitadora de hojas en la otra.
Esto lo vi en una película. Dice efusivo! Yo también. Exclamo!
Si. La vi! Se suma La Colo. Una española, agrega.
Nosotros una vez ya lo habíamos hecho así, pero solos.
Ahora Javier le está pasando la maquina y me da una botellita con un aceite decoco para pasarle por las tetas y el resto del cuerpo.
Te vamos a dejar bien lisita, nena! Hay q relajar ese cuerpo antes de cogérselobien. Ella esta entregada. Los ojos cerrados y todo el resto extendido sobrelas sabanas. Ahora tiene la conchita de una nena. O mejor dicho de una actrizporno. No me gusta mucho la imagen de nena. Menos con ese par de tetas. Javiertermina de quitar el resto de espuma con la boca . Le pasa lalengua por todo el sexo. Esta vez con las piernas bien abiertas y mi pija rozándolelos labios.
Javier la lame con lengua ancha. Así, con la piel expuesta sela besa como si fueran dos bocas y le mete la esa lengua gorda prácticamente penetrándola.Yo hago lo mismo con mi boca en la de La Colo casi románicamente.
Javier se incorpora y se calza un forro. Hubo dos cosasq me llamaron la atención de este muchacho. Una era el calibre de su lengua;una cosa gorda, ancha y bastante larga y la otra, su verga depilada. Hasta casise parecían..
Y otra cosa llamativa fue que no paro de hablar en toda la noche.Aquí solo transcribo parte de esos diálogos; no tengo tanta memoria.
Que se cojan a tu esposa en tu presencia es fuerte, esintenso. Y a veces hasta confuso, tal vez eso sea lo que lo hace más excitante.Pero más raro es cuando en ese trió vos sos el convidado. En esta experienciayo jugaba de visitante; la "pareja" eran ellos. Y el dirigía la acción,el marcaba el tiempo y la forma. Yo más bien observaba y custodiaba que no sefuera al carajo pero, esa noche, La Colo era de él, era su conquista. El ladaba vuelta, la ponía así, la ponía al revés, la cogía y me invitaba a hacerlelo mismo en cada pose. Yo no sé si tenía mucha experiencia en partuzas o era unsibarita del porno, pero una cosa era segura. Tenía un método. Todas las vecesque acabó, y acabó varias veces, lo hizo en la cara de ella. Le gustaba eso, y despuésle frotaba los huevos en los labios.
Así te quería tener, nena! Le decía.
Me invitaba a hacer lo mismo.
Tomate la leche de Hugo! Querías fiesta? Querías dos vergas?Son tuyas!
La Colo habla poco cuando cogemos. Salvo un par de palabrassueltas, es más lo que gime que lo que dice. A mí con eso me sobra pero aJavier parecía que no. Javier la hizo hablar!
El le susurraba al oído y ella repetía.
Quiero pija! Quiero más pija! Le hacía repetir...
La sentó arriba mío y mientras me la cogía empezó a jugar consus dedos en el culo abierto. Me pedía que yo le separara las nalgas con lasmanos y lo hice. Y empezó con los dedos... un dedo, dos... tres... en elano de La Colo. Yo los sentía desde adentro de su concha y ella se arqueaba encada entrada. El siguió jugando y haciéndole repetir lo putita que era y haciéndolepreguntar si le iba a romper el orto. Él le decía que no sabía y que lepregunte de nuevo.
Me vas a romper el orto? Volvía a preguntar agitada, balanceandosus tetas frente a mi cara!
No se... pregúntamelo de nuevo q no te oigo. Repetía el acada pregunta.
Ella no daba más. Se le notaba la calentura y las ganas de selo rompa de una vez. Yo tampoco aguantaba mucho más. No podía tener a La Colo asíde caliente encima mío sin tardar mucho más en acabar.
Si queres que te lo rompa pedimelo, pibita! Dijo Javier. Peromira que no te lo voy a coger... te lo voy a romper... Que hago?
Rompeme el orto! Dijo ella
Que?
Rompeme el orto!
Por favor... dijo el casi sínicamente.
Rompeme el orto por favor!!! Rezo ella...
Desde mi perspectiva vi el enorme cuerpo de Javier acomodarsepor detrás de ella. Fue como una gran sombra. Ella quedaba chiquita bajo esemastodonte.
Decile a Hugo que te abra el culo!
Tengo sus ojos frente a los míos. Esta transpirada,despeinada, enlechada, y jadeante.
Abrime el culo! Por favor! Repite...
Se lo abro. Siento el peso de Javier sobre el cuerpo de LaColo y sobre el mío. Entra por el culo despacio, pero muy firme y, por lo qpude sentir muy duro. No muy grande pero duro. No freno hasta aplastarle lasnalgas.
Vi los ojos de La Colo agrandarse y agrandarse a cadasegundo. Fueron segundos, pero fueron larguísimos!
Ahora... te voy a romper bien el orto, pendeja! Y cada vezque te subas al auto con tu papá, el chofer se va a acordar de cómo te rompimosel orto. Porque después le toca a él, sabes?
Y empezó.... Tomaba distancia y una embestida! Fuerte!Profunda! Y se quedaba ahí. Presionando. Tomaba distancia, se detenía un segundoy otro bombazo. La Colo tenía los ojos y la boca bien abiertos y solo podíaemitir un gemido ahogado en cada vergaso. Después de la segunda o tercerenvestida mi pija salió expulsada de la concha de
La Colo. No pude volver a meterla. Simplemente no podía moverme. Y otra envestida profunda sobre el culo de LaColo. Y otra vez toda la pija adentro del ano presionando con todo su peso. Y teniéndolaasí; bien clavada, entre suspiros y jadeos, Javier le dice al oído. Decimebasta y te la saco. Decime pija y te la doy.
La Colo toma aire y responde
Pija.
Le siguieron cinco o diez empellones más deesos. Y La Colo se estrellaba contra mí en cada uno de esos.
Basta o pija?
Pija!
Basta o pija?
Pija!
Y cada pijaso era tremendo
Y no... no era violento... era otra cosa... Sicon Don Julio fue algo lirico y hasta danzante y con Buena Onda fue fresco ydivertido esto fue más bien, deportivo, olímpico, podría decir. Eran fuerza y resistencia;era como un duelo.
Yo, desde abajo la besaba y pellizcaba en lospezones o le sostenía la cadera para amortiguar los golpes.
Como en las veces anteriores antes de acabar,Javier salió de un salto y acercandole la pija a la cara y le unto loslabios de leche.
Ahora Hugito! Dijo aplastándola contra su cuerpoy abriéndole el culo con las manos.
Decile a Hugito lo que queres! Le dijo teniéndolacontra su pecho mirándola de frente.
Rompeme el culo, Hugo! Dijo la Colo poniéndoseen cuatro.
Se lo rompí. Se lo cogí mientras Javier lepasaba la cara por su pija y sus bolas depiladas. Pude ver que tenia puesto unanillo de esos de goma que te enlazan los huevos. Todavía estaba duro el tipo.Yo le cogía el culo. Fuerte. No tanto como el rugbier (debo pesar la mitad…)pero con todo lo mío. El culo de la Colo era una pista prieta pero resbalosa ysus nalgas ya estaban rosas. Javier le hacía responder. Basta o pija. Y ella seguíadiciendo pija. Y otra vez. Basta o pija? Pija, repetía La Colo desafiante ycasi hipnotizada.
Acabe adentro. Con forro. Con Javier tuve queusarlos. El le volvió a llenar la boca de leche.
Llegamos a casa de día. Aunque ya nos habíamosbañado en el departamento volvimos a hacerlo en casa. La colo todavía estabatemblando. Le temblaban las piernas. Le pregunte si la había pasado bien. Me respondióun si largo y suspirado acompañado de una sonrisa boba. Le pregunte si habíaacabado y me dijo que no. Que estuvo cerca pero que ni una vez en toda lanoche. Pero que disfruto siendo nuestra puta. Mucho.
Antes de dormirnos le chupe la conchita. Despacito,disfrutando el trabajo que Javier había dejado. Hasta hacerla acabar. Esta vezligera, hasta flotante...
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