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Mi timidez y mis tías 45

Cuando se marcharon Benito y Alba mi madre me cogió del brazo y me interrogó, me hacía gracia la curiosidad casi infantil que demostraba, era como un querer saber pero que no se lo dijera, le conté vagamente que Alba se había comprado algunas cosas pero desvié la conversación a la visita con Ana, fue una buena idea pues le distrajo el pensamiento y se interesó vivamente por el estado de su hermana, me acordé del CD que me había grabado Mónica, la amiga médica de mi tía, en el ordenador del despacho de Julia lo instalé y Clara, mi tía Julia y Lisa mi prima se agolparon detrás de mí para ver al futuro Manuel.
Yo quería explicarles lo que me había enseñado la médica en la ecografía pero mi tía Julia me rectificó, claramente ella sabía mucho más de aquello, fue identificando los rasgos del niño y tuve que estar expectante también cara al ordenador.
Mi madre estaba orgullosa de mí, se le notaba pues me había pasado el brazo por mi cuello y me apretaba contra ella, yo hice lo mismo con mi prima Lisa, las tres cabezas inclinadas detrás de Julia interesadas por sus explicaciones, cuando aumentó el sonido oímos los latidos de Manuel, mi prima me cogió la mano que colgaba de su hombro y la acercó a su corazón, me encantó el detalle sobre todo cuando pegó su cabeza a mi hombro, le besé la frente por la complicidad que me demostraba y ella me correspondió deslizando mi mano por todo su pecho, de los latidos acelerados pasé a la redondez de sus teta suave, aunque llevaba un sujetador fino no lo noté, el pezón se marcó en un momento y ella misma me cogió dos dedos y los usó como pinza sobre él, mi polla se estaba despertando entre las tres mujeres que quería, habría follado en ese momento con cualquiera de ellas pero preferí pensar en el cariño que me profesaban las tres, cada una por un motivo.
Cuando nos fuimos a nuestra habitación era pronto, mi tía acabaría de recoger todo, mi madre volvió a la carga sobre los preparativos del fin de semana, usó su arma secreta que yo tanto conocía, se coló en mi cama desnuda y se pegó a mí, empezó a preguntarme por cosas sin importancia pero yo sabía que aunque daba un rodeo su curiosidad estaba en otra cosa, cuando me hablaba en broma poniendo la voz mimosa pasando la mano buscando mi polla ya sabía que iba directa al grano, lentamente fue derivando el tema hacia las compras y los proyectos.
Cuando ya me masajeaba limpiamente la polla se me encendió la luz en la cabeza, le pedí una pausa como en el baloncesto y me levanté, estuve buscando en el armario, mientras lo hacía Clara se destapó enseñándome su cuerpo desnudo, se apretaba las mini tetas estirándose los pezones, me estaba poniendo nervioso pues mi polla oscilaba de arriba abajo mientras separaba los regalos de la caja que me interesaba, cuando la encontré se la di, parecía que le ofrecía una pizza mientras bajo el paquete la polla a 45º cabeceaba.
Mi madre se sentó curiosa en la cama, cuidadosamente deslió el paquete, por un momento no quería desvelar el secreto y por otro le comía la curiosidad por dentro, al quitar la tapa hizo una cara de sorpresa igual que yo la hacía cuando abría los regalos de los Reyes Magos, me miró y dejando la caja a un lado se levantó y me abrazó besándome, el primer beso fue de madre, con las manos en las mejillas me llenó de besos cariñosos, los últimos me los dio pegando su cuerpo al mío, tuvo que cogerme la polla y bajarla hasta colocarla entre sus piernas, se encajó en su coño mientras sus pezones se clavaban en mi pecho, ladeó su cabeza para acoplar sus labios a los míos más íntimamente y buscó mi lengua ávidamente.
Notaba el calor y la humedad de sus labios en mi glande, intenté presionar para que se deslizara por ellos pero mi madre recobro la cordura y se separó de mí, me preguntó.
-       ¿Puedo?
-       Por supuesto, es un regalo para ti, de parte de tu hermana Ana.
Antes de sacar la prenda de la caja me dio un piquito en la boca, estirando del camisón blanco de mi tía Ana lo extendió sobre su cuerpo, aun sin ponérselo le trasparentaba su silueta, le pasé las manos por su figura presionando la prenda para ver el efecto, las pequeñas tetas se marcaban oscuras bajo el fino tejido, bajo el ombligo y más abajo el pubis hinchado, por un momento imaginé a mi tía Ana en su noche de bodas, no lo había estrenado siquiera, pensé que sería porque no le dio tiempo mi tío Jorge, mi madre le daría mejor uso posiblemente.
Se lo expliqué cuando me pidió que le ayudara a ponérselo, estuvo de acuerdo conmigo, seguramente prefirió pasar directamente a hacer el amor con su recién estrenado marido.
Con los últimos retoques Clara se estiró la prenda, le quedaba perfecta y se dio una vuelta sobre sí misma enseñándome el vuelo de la falda.
Cuando me abrazó se pegó a mí como antes, no me atreví a poner mi polla entre sus piernas para no manchar de liquido pre seminal que salía del glande, Clara lo adivinó cuando miró hacia abajo y vio como brillaba el capullo, se subió la falda del camisón largo hasta la cintura y me cogió la polla y se la puso entre sus labios mayores.
-       ¿Quieres estrenar a la novia en su noche de bodas?
-       Me encantaría haberte estrenado.
-       Pues empuja y entra en mí, contigo me parece que me estrenas cada vez que follamos.
Clara puso una pierna sobre la cama y se pegó a mí, el capullo resbaló entre sus labios y llegó a la entrada de su vagina, con un leve movimiento de cintura Clara encaró mi polla y sólo tuve que empujar, noté como entraba suavemente estaba casi tan lubricado como ella y no tarde nada en estar pegado a su vientre, le cogí de las nalgas por debajo del camisón para atraerla hacia mí.
-       ¿Qué te parece si me quito el camisón?, ya lo hemos estrenado y sería una pena arrugarlo.
-       Te lo iba a proponer yo, Benito también merece disfrutarlo.
Sin separarse de mí Clara se quitó la prenda por la cabeza, yo la sujetaba de las nalgas para no salirme de ella mientras alargando los brazos colocaba el camisón sobre una silla.
-       Vamos a la cama, estaremos más cómodos.
Ágilmente Clara entró en mi cama y poniéndose en el centro abrió los brazos para recibirme, me puse sobre ella con las piernas a cada lado, mi polla descansaba sobre su estómago y ella se escurrió hasta que pudo alcanzar el glande con su boca, su menudo cuerpo pasó sin dificultad por el arco de mis piernas, sus tetas no fueron obstáculo, sólo noté sus pezones rozando mis huevos.
Tiró de la almohada para elevar su cabeza y obligó a mi polla a entrar en su boca, tuve que inclinarme sobre ella para facilitar su mamada, cuando me cogió de las nalgas y me obligó a moverme le seguí el ritmo, le metía regularmente la polla entre sus labios, ella cada vez iba tragando más polla hasta que tocaba la nariz en mi pubis, me habría corrido en su garganta si no hubiera preferido corresponderle y cuando ya estaba a punto de llenarla de leche saqué lentamente la verga de entre sus labios, salía mojada y roja, las venas hinchadas y el capullo palpitante.
Cuando me di la vuelta sobre ella mi madre me estaba esperando, las piernas flexionadas y abiertas los labios mojados y calientes y el clítoris hinchado se abrían ante mis ojos cuando mi cara se encajó entre sus muslos note como su boca se apoderaba de mi polla otra vez, pero no se contentó con la barra que le llegaba desde arriba pues cogiendo mis huevos con las dos manos, los lamió y se tragó cada vez uno, el escroto desaparecía entre sus labios y cuando lo soltaba el testículo salía con el ruido de un tapón, mientras sus dedos exploraban más arriba rozándome el ano, lo rodeaba con suavidad intentando meter un poco el dedo a cada vuelta, yo la imité y le lamí el agujero oscuro, Clara levantaba las caderas para que pudiera llegar con comodidad y cuando pude alcanzar con la lengua hizo lo mismo conmigo, dejando mi polla sobre su pecho llegó a lamer entre mis nalgas hasta quedar empujando la punta de su lengua en el agujero rugoso.
Para mí fue suficiente, no quería pero lo hice, me corrí sobre ella, regué sus tetas con mi leche mientras Clara había metido la punta de su lengua en mi culo, yo tenía un dedo entero en el suyo y otro en su coño, los moví juntos, se tocaban casi, solo separados por su anatomía, el orgasmo la sacudió un poco después de correrme yo, ya había esparcido mi semen por sus tetas y simplemente se abandonó, seguí acariciando su interior mientras lamía suavemente su clítoris.
Clara se agitaba bajo de mí, su cabeza se agitaba incontrolada golpeándose con mi polla y mis huevos que colgaban sobre ella, me abrazó queriendo tenerme más cerca y hundió su cara en mi ingle, en su mejilla mi polla iba bajando su dureza y mis huevos mojados se pegaban en su pelo, aún tuvo que aguantar los espasmos que sacudían su sexo, yo no quise atormentarla lamiendo su punto más sensible y solamente apoyé mi cara entre sus labios, notaba los latidos de su corazón entre sus piernas, su vagina manaba jugos cuando palpitaba, tardamos bastante en recuperarnos, cuando lo hicimos nos cubrimos con la sábana y nos abrazamos.
No había pasado un cuarto de hora cuando sonó en la puerta unos nudillos llamando, inmediatamente asomó la cabeza de Julia y entró, yo instintivamente me subí la sábana hasta el cuello y aunque mi tía no hizo ningún comentario rápidamente hizo un escaneo de la habitación, claramente se hizo una idea al ver el camisón sobre la silla y a nosotros desnudos en mi cama, como si fuera lo más natural del mundo se sentó en la cama y sacó un pequeño estuche, mi madre se incorporó sentándose, los pezones todavía los tenía sacados y sobresalían duros, noté a Julia como marcaba una sonrisa, sin inmutarse le dio a Clara el estuche, mi madre lo abrió con cuidado hasta abrir la boca de sorpresa, Julia le despejó cualquier duda.
-       Es para ti Clara, es mi regalo de cumpleaños.
Mi madre saco lentamente un pendiente precioso, se lo puso sobre la oreja y nos lo enseñó, era una maravilla, de oro blanco con unos diamantes que brillaban en mil colores, yo a su lado con la sábana sobre mis piernas la admiraba, miraba también a mi tía que me hizo un guiño, estaba contenta de ver a su hermana feliz.
Mi madre se incorporó para darle un beso de agradecimiento, se puso de rodillas cayéndole la sábana que ya le cubría poco, desnuda como iba con el pecho brillándole de mi leche aún húmeda y con el olor característico del semen abrazó a Julia, mi tía abrazada a su hermana me hizo un gesto de que olía a mi leche, se pasó la lengua por el labio superior como si se relamiera, mi polla empezó a golpear la sábana que apenas la escondía.
Aún estaban abrazadas cuando otros nudillos llamaron a la puerta, Lisa no esperó y entró, si mi tía había disimulado mi prima aún fue más discreta, pero no por eso perdió detalle, el camisón, los dos en la cama desnudos, el brillo húmedo en las tetas de mi madre y mi polla saltando bajo la sábana le hizo un mapa exacto.
Se sentó a mi lado en la cama también, mi madre le enseño orgullosa el regalo de mi tía, se los volvió a poner mientras se sentaba sobre sus talones sobre la sabana arrugada, aún no había dejado de admirarlos cuando Lisa le ofreció su regalo, era una pulsera que hacía juego con los pendientes de mi tía, se habían puesto de acuerdo en hacerle un buen obsequio las dos, mi madre no sabía a que atender, acabó de ponerse los pendientes, le lucían de maravilla y se puso la pulsera, no atinaba abrirla y me pidió que se la pusiera yo, sin pensarlo me puse de rodillas frente a ella abriendo con cuidado la pulsera para luego cerrarla alrededor de su muñeca, cuando me di cuenta de las miradas que se cruzaban mi tía y mi prima me di cuenta de que mi polla era el motivo, aparecía entre mis piernas poderosa, dura y con el glande descubierto, se notaba brillante goteando un poco de leche tardía,
Me cubrí inmediatamente pero con los nervios puse las dos manos sobre mi pelvis sin percatarme que sólo me había cubierto el pubis pues mi polla seguía saliendo entre mis dedos.
Las dos salieron del cuarto, al cerrar tras ellas oímos como estallaban en una carcajada mientras se dirigían a sus habitaciones.
Cuando bajamos al bar a la mañana siguiente mi tía y mi prima sonrieron a nuestro paso, mi madre les dedicó un gesto dándoles envidia, que ellas se lo devolvieron.
A medio día cuando nos pusimos a comer con los compañeros Ricardo le dio otra sorpresa, al terminar el postre se levantó y con un tenedor golpeó una copa y llamó nuestra atención, nos quedamos en silencio todos, después de carraspear sonriendo dijo unas palabras de alabanza hacia mi madre, las demás chicas estaban mirándola atentas mientras le salían una lagrimitas, estaba emocionada con todos pues la trataban como una amiga más, después del discursito Ricardo sacó una cajita y se la dio, mi madre me miró emocionada, al abrirla la volvió a cerrar, cuando la volvió a abrir miró a todos, con la mirada les agradeció muchas cosas y sacó un reloj precioso, lo miró desde todos los ángulos y se lo puso, todos aplaudimos cuando se levantó y nos lo enseño.
Visiblemente contenta fue besando a todas las camareras y cocineras, cuando llegó a Ricardo lo abrazó y lo besó, crucé una mirada con Julia, ella le miraba la bragueta a Ricardo, cuando me fijé le vi como un bulto importante se marcaba debajo del pantalón.
Benito había quedado en recogernos por la tarde, era viernes y al día siguiente cumplía los años, mi madre estaba muy nerviosa, le habíamos dicho de pasar un fin de semana fuera pero sin darle demasiados detalles, había preparado una pequeña maleta con las cosa que había previsto, yo con una bolsa también llevaba la ropa que creía que podía necesitar, las cosas de baño las llevaría Alba.
Cuando el coche del médico aparcó en la puerta todo el personal estaba pendiente de nosotros, al entrar Benito y su hija todos aplaudieron animando el ambiente, mi madre estaba abochornada, mi tía y mi prima me miraban con cierta envidia, Alba estaba encantadora, llevaba una blusa holgada y un short bastante ceñido, posiblemente se hubieran cambiado por ella.
En el coche mi madre se sentó junto a Benito lógicamente, detrás me senté yo y a mi derecha Alba, Benito iba de sport con una camisa y un pañuelo al cuello, mi madre nos había sorprendido con unos jeans, nunca la había visto con esos pantalones, eran elásticos y se ajustaban a sus piernas, el culo le marcaba bastante y una blusa bastante ancha le hacía más cuerpo, se había maquillado levemente y la verdad estaba guapa, Benito también lo notó y cuando iba a arranca el coche le dio un beso en los labios, mi madre se volvió y me sonrió, yo le lancé otro beso al aire, cuando me volví me encontré la boca de Alba que me esperaba, su beso no fue al aire ni como el de su padre, duró hasta que no pude aguantar sin respirar.
Benito ya se había estudiado la ruta, salimos a la carretera y entonces fue cuando nos informó oficialmente del plan para el fin de semana, íbamos a un balneario con un manantial de aguas termales en el monte, conocía al director, eran buenos amigos desde la infancia y aunque empezó los estudios de medicina junto a él se lo dejó al salirle la oferta del dirigir el balneario, en cierto modo al ser aguas medicinales le atraía el empleo.
Durante el trayecto mi madre hablaba como una cotorra, se le notaba excitada y contenta, de vez en cuando se le acercaba al médico y le hacía una caricia, Alba por su cuenta también estaba contenta, yo encantado imagino que como su padre, estábamos con un par de mujeres extraordinarias con un fin de semana por delante.
Alba me hacía carantoñas mientras su padre nos explicaba cosas de los balnearios y sus beneficios, la chica apoyaba su cabeza en mi hombro y me besaba en el cuello, yo procuraba mantenerme quieto pero cuando la chica puso su mano sobre mi cinturón se me dispararon las alarmas, mi madre miraba a Benito y le hacía caracoles en el pelo de la nuca, éste tenía una mano sobre la pierna de Clara que apoyaba en la palanca del cambio de marchas.
Al oírse apenas el ruido del Zip de mi bragueta mi madre se volvió y vio como Alba iba metiendo los dedos buscando mi polla, me sonrió y se pegó al asiento de Benito, cuando suspiré mi madre pasó su mano bajo los brazos de Benito que sujetaban el volante, yo también oí el ruido de la cremallera del médico, cuando la cabeza de Benito se escurrió sobre su asiento comprendí que mi madre se había apoderado de su polla, la cabeza de Alba estaba sobre mis piernas, subía y bajaba lentamente, la suspensión del coche colaboraba al meterse la polla en la boca, medio tumbada en el asiento sobre mí abría sus piernas lo suficiente para que mi mano se perdiera entre sus muslos, bajo el short tuve que ladear sus bragas para alcanzar sus labios, debía haberse repasado el depilado pues estaban suaves como los de una niña, yo quería sorprenderla y me había afeitado también el vello que rodeaba mi polla, esperaba que no me la sacara del todo y que no se diera cuenta todavía.
Me alerté cuando noté que Benito daba un volantazo, por un momento pensé que se había distraído pero el olor a semen que llenó el coche me aclaró que mi madre le había sacado la leche y en la corrida había perdido un poco el control, le iba a advertir cuando noté que a mí me iba a pasar lo mismo, Alba aceleraba su cabeza y cerraba sus piernas atrapando mi mano con ellas, en su vientre notaba las convulsiones y en mi polla la presión de su lengua, ya no movía la cabeza, solo aspiraba y se tragaba la leche que me salía bombeando.
Mi madre me enseñó su mano brillante se leche, Alba le sonrió con los labios mojados de semen, las dos se echaron a reír felices.
Cuando por fin llegamos al hotel nos dirigimos a Recepción, nos cruzamos con un botones que se disponía a recoger el equipaje, Benito se dio a conocer y la recepcionista llamó por teléfono, al momento llegó el director, Benito lo abrazó efusivamente y nos lo presentó.
-       Os presento a Germán mi amigo de muchísimos años, somos como hermanos,
-       Encantado de conoceros, ya sois como de mi familia.
-       Mira, esta preciosidad es mi hija Alba y este otro encanto es Clara, su hijo Manu es más que un amigo.
Nos saludamos cariñosamente, era un tipo simpático, se notaba que tenía don de gentes y se manejaba con mucha soltura, los empleados del hotel le tenían aprecio a la vez que respeto.
-       Os he reservado dos habitaciones como me dijiste, me he tomado la libertad de daros dos contiguas incluso comunicadas por si queréis estar juntos en algún momento, son silenciosas y tienen unas vistas de las montañas preciosas, ya veréis que paisajes, también os diré que he dado orden de que os dejen el spa para vosotros solos fuera del horario de los clientes, además también tengo unas sorpresas que espero que os gusten, pero ya les descubriréis.
-       Te lo agradezco Germán pero no debías molestarte, sólo queremos pasar unos días tranquilos, celebramos el cumpleaños de Clara.
-       Mmm, pues habrá que celebrarlo, me alegro de saberlo, disfrutad de la estancia, y no me lo agradezcas, si no es a ti a quien se lo voy a hacer.
Nos acompañaron a las habitaciones, el botones nos enseño todo y nos indicó que las maletas estaban ya en su sitio, la puerta de comunicación la abrió y la volvió a cerrar, cuando se marchó sonrió agradecido por la generosa propina que le ofreció el médico.
Alba y yo quisimos ver la habitación de nuestros respectivos padres, cuando nos abrieron estaban lo suficientemente juntos para deducir que se estaban besando al lado de la puerta, nos hicieron pasar y nos enseñaron la habitación, era gemela a la nuestra, cama inmensa de dos por dos metros y junto al mini bar repleto de bebidas de todas clases una ventana que mostraba todo un valle lleno de pinos hasta el horizonte, Alba llamó mi atención sobre un río claro que fluía cerca de nosotros entre álamos.
Alba me sugirió que nos fuéramos pues se les notaba cierta impaciencia por terminar lo que mi madre había empezado.
Quedamos citados en una hora en el restaurante, cuando entramos en nuestra habitación íbamos decididos a sacar la ropa de las maletas y colgarlas en el armario pero cuando Alba saltó a la cama gigante supe que también reclamaba su orgasmo pendiente.
El short de la chica cayó al suelo cuando lo lanzó desde la cama, las bragas mojadas le siguieron no esperé a que se desnudara toda, me lancé con la polla apuntándola, ella reía al verme llegar, con los calcetines puestos todavía, dejando en el suelo un reguero de mi ropa caí sobre ella, rodamos abrazados y antes de llegar al borde de la cama ya estaba Alba sobre mí con mi polla hundida en su coño, mientras saltaba sobre mí se quitó la blusa, con las manos cruzadas la cogió por la orilla de abajo y tiró sobre su cabeza, al pasar por el sujetador también lo pellizcó y salió junto a la blusa, sus dos tetas hermosas, cayeron a la vez dando saltos frente a mí, estuvo botando suavemente hasta que aceleró con fuerza, le cogí las tetas para que no le llegaran hasta la barbilla, de momento paró y se dio la vuelta sin sacarla, ahora era su culo lo que veía, su espalda delgada dejaba ver por los lados las tetas por detrás, aprovechó para quitarme los calcetines y cuando se inclinaba para sacarlos dejaba al descubierto las nalgas separadas, tuve una idea rápida puse la palma de mi mano cara arriba sobre mi pelvis con el dedo medio hacia el cielo, cuando terminó de quitarme un calcetín se volvió a sentar clavándose la polla y notando como mi dedo intentaba entrar en su culo, movió un poco la cintura pero no lo logró, se volvió hacia mí.
-       Mmm, no estoy preparada, recuerda que aún soy virgen por ahí.
-       Ya lo sé, por eso he traído crema hidratante.
-       Jajaja, casualmente yo también he traído crema, quiero que me desvirgues el culo.
-       No te preocupes ésta noche dejarás de serlo, tenemos todo el tiempo que quieras y lo vas a gozar.
-       Ya estoy deseándolo, te cojo la palabra.
Se volvió otra vez y siguió saltando sobre mí, la idea de metérsela por fin en el culo y que ella estuviera deseándolo me había puesto más cachondo todavía, Alba lo notó dentro de ella mientras me quitaba el otro calcetín, el capullo se contraía con cierta frecuencia, con las manos en mis rodillas siguió saltando, la polla desaparecían dentro de ella y cuando salía arrastraba la vagina con ella como si no quisiera que la vaciara.
Se dejó caer de golpe y se tumbo sobre mis pies, los suyos se extendieron a mi lado, mi polla forzada le seguía entrando entre sus labios, pero no por eso dejó de moverse, vi como escapaba mi leche por su vagina cuando se metía mi tronco, aún pude pasarle el dedo entre sus nalgas y rodearle el ano como un adelanto de lo que le iba hacer por la noche, Alba lo agradeció separando las piernas mientras se agitaba.
Cuando mi polla salió del coño de la chica hizo un ruido de tapón al momento de su vagina salió un reguero blanco y espeso, no todo era semen.
Habíamos terminado pronto y nos quedamos un rato abrazados desnudos, cuando miramos el reloj vimos que ya era tarde, saltamos de la cama y nos duchamos rápidamente, aún me dio tiempo para darle unas lametadas a sus tetas, las juntó y me ofreció los dos pezones a la vez.
Cuando bajamos al comedor Clara y Benito estaban sentándose a la mesa que teníamos reservada, estaba un poco separada del resto de clientes, la mayoría personas de más edad, jubilados que iban a tomar los baños o simplemente a disfrutar de compañía durante varios días.
Un camarero nos indicó que era un bufet libre, podíamos servirnos lo que quisiéramos tanto en variedad como en cantidad, disimuladamente nos abrió una botella de vino especial obsequio de “Don Germán”, a la vez nos susurró que si queríamos algún plato extra se lo pidiéramos.
Benito le dio las gracias y después de mirarnos le dijo que todo estaba bien, nos levantamos y nos pusimos a la cola, los jubilados parecían estar hambrientos pues llenaban los platos como si no hubiera mañana.
Cenamos muy bien, incluso yo repetí el postre, cuando me levanté de la silla noté que el vino no era “de la casa”.
Ya el comedor estaba casi vacío, la mayoría habían ido a jugar al bingo o a las cartas, nosotros preferimos rebajar la cena dando un paseo, al amable camarero preguntamos que se podía hacer a estas horas y mirándonos nos sonrió y dijo que lo mejor era dar un paseo por la alameda junto al río, nos susurró que había poca gente a estas horas.
Nos reímos los cinco, era una buena ocurrencia pero seguimos su consejo.
La noche invitaba a pasear, el camino descendente nos adentro en la arboleda, aunque había buena luna la luz se perdía a tramos, los mayores iban detrás de nosotros, Alba no tardó en abrazarme por la cintura cuando le pasé el brazo por su hombro, me decía cosas al oído mientras me besuqueaba en las orejas, estábamos felices paseando bajo de los arboles por un camino de tierra, al lado discurría el río silenciosamente, me gustaba sentir el calor del cuerpo de Alba y le estrechaba besándola la frente, detrás de nosotros mi madre y Benito parecía estar igual de felices, se oían riendo y cuchicheando, en un momento dado me volví curioso, me gustaba ver a mi madre contenta y con Benito lo estaba, tuve que mirar dos veces, detrás de nosotros no venía nadie, me giré y le hice notar a Alba la misteriosa desaparición de su padre y la mía, volvimos sobre nuestros pasos, esperábamos que se hubieran camuflado en algún cañar para darse un achuchón, sabía que a Benito le encantaba cuando Clara tomaba la iniciativa, cualquier idea podía salir de su cabeza.
Volvimos hasta casi donde empezaba el camino, no los pudimos ver, la luna alumbraba lo suficiente para verlos aun entre el follaje, dimos la vuelta y tampoco pudimos averiguar dónde estaban, cuando ya estábamos nerviosos oímos unas risas, seguimos buscando de donde salían, sólo tuvimos una idea al oír el chapoteo del agua, fuimos por la orilla del río, a unos pasos encontramos la ropa de mi madre cuidadosamente plegada sobre una piedra, la de Benito estaba esparcida por el suelo, en el centro del río se veían las cabezas de la pareja, estaban juntas, demasiado juntas pensé yo para estar nadando una competición, bajo el agua trasparente se vislumbraban sus cuerpos entrelazados, no se dieron cuenta de nuestra presencia y de vez en cuando se veían subir y bajar.
No supe reaccionar y me volví a consultar con Alba, la chica tenía mucha más decisión que yo, ya se había desnudado casi, sólo le quedaba por quitarse el sujetador y estaba en ello, estaba de espaldas plegando su ropa junto a la de mi madre, cuando se volvió parecía una ninfa, la luna iluminaba su cuerpo y las luces y sombras la hacía más excitante.
Cuando pasó a mi lado hacia el agua me dijo.
-       ¿Qué haces ahí parado? Vamos con ellos.
Me quite la ropa tan rápido que la dejé repartida sobre la de Benito, imaginé que el médico había tenido la misma reacción y mi madre había sido la mente pensante.
Alba se metió en el rio silenciosamente, le seguí a escasa distancia, en la orilla casi había corriente y estaba lleno de piedras rodadas, apenas se veía el pelo de la chica delante solo asomaba la nariz y los ojos, intente seguir su ejemplo y nos acercamos al centro del río según nos aproximamos notamos como el fondo cambiaba a un lecho de arena y poco a poco subía de nivel, con la luz de la luna se veía el fondo claramente y a poca distancia pude ver además del cuerpo desnudo de Alba delante de mí a la pareja de padres, vi el truco que tenían, sentado en la arena Benito con las piernas estiradas y mi madre frente a él estaba sobre sus piernas, con el poco peso de Clara y la flotabilidad del agua el médico la elevaba sin esfuerzo y la dejaba caer sobre su polla, ella sólo se sujetaba al cuello de Benito.
Cuando emergimos casi a su lado se sorprendieron, nos pusimos de pié a su lado, mientras ellos se separaban yo admiraba el cuerpo de Alba que había salido del agua como por encanto, con el pelo mojado escurriendo chorros que caían sobre sus pechos y de estos por su vientre al rio otra vez.
-       Por Dios, que susto nos habéis dado, parecéis chiquillos.
-       Claro, como estáis tan ocupados.
-       Bueno, la verdad sí que estábamos distraídos.
-       Ya y además sin avisar, nos hemos recorrido el paseo varias veces buscándoos y vosotros follando bajo el agua.
-       No ha sido culpa mía, ha sido cosa de Clara, jajaja.
-       Vaya mamá, que ideas se te ocurren, ¿tanto calor tenías que no podías esperar al hotel?
-       Lo cierto es que sí, me ardía no te digo el qué.
-       Jajaja, por lo menos sincera, pero seguir si queréis, ya nos salimos, sólo queríamos saber si estabais “sufriendo”.
-       Jajaja, en este momento no, Clara no pesa nada dentro del agua y la tenía muy bien cogida.
-       Ya lo hemos visto bajo del agua.
-       ¿Qué es lo que habéis visto?
-       Como estaba anclada a ti, jajaja.
Ya los dos se levantaron quedando con medio metro de agua, la polla de Benito como siempre apuntaba al cielo formando un arco que le rozaba su vientre.
-       Papá… ¿y eso que parece una cobra?
-       ¿Esto? Ya se lo decía a tu padre, algo me picaba dentro, jajaja, y ¿qué me dices de la boa de Manu?
-       ¡Ah, esto no es una boa, es una anaconda y no pica, muerde! Jajaja.
Las dos mujeres mientras se echaban puyas nos cogían las pollas para reafirmarse en sus opiniones mientras salíamos a la orilla, tuvimos que esperar un rato a que se nos secara el cuerpo sobre la hierba, los cuatro sentados en corro estuvimos contando historias vividas en la consulta de Benito, con las piernas plegadas se nos veían claramente las pollas empinadas y los coños de las dos chicas.
Ellas pronto encontraron sus ropas pero Benito y yo tuvimos que separarlas pues estaban mezcladas.
Ya de vuelta al hotel en Recepción nos encontramos con Germán, se alegró de vernos y nos preguntó si nos había gustado el paseo al vernos con el pelo mojado, las miradas que cambiamos le dieron una idea de donde habíamos estado, se alegró y nos informó que a la mañana siguiente había dado instrucciones para que nos dejaran el spa para nosotros solos después del horario de los clientes, luego nos darían unos masajes especiales cortesía del hotel, en sus ojos descubrí una leve malicia.
Cuando nos despedimos en la puerta de las habitaciones mi madre me guiñó un ojo, con eso me deseaba buenas noches y algo más, le correspondí con un beso al aire.
Pronto me desnudé y me di un remojón en la ducha, más que nada por si me había manchado de hierba o barro, luego sentado en la inmensa cama esperé a Alba, en el cuarto de baño se oyó primero la ducha y luego el secador de pelo, cuando salió tuve que tragar saliva, se quedó apoyada en el umbral de la puerta, lucía el camisón negro que le había regalado Ana, aún estando la habitación en penumbra se distinguían las tetas bajo el tul negro, los pezones marcaban su posición abultando el tejido, una franja de encaje rodeaba la orilla inferior a la altura del pubis, sólo ocultaba una braguita mínima que enseñaba más que cubría.
Mientras se acercaba a la cama me hice a un lado para que subiera, estaba embobado y no sabía que decir, ella rompió el silencio.
-       ¿Cómo está la anaconda? Parece que se prepara para atacar.
-       Glup, pues si, está lista para el ataque.
Alba saltó sin avisar sobre mí, me rodeó con sus brazos y me besó ardientemente mis manos no sabían a dónde acudir, por encima del camisón sentía el volumen de sus tetas y adivinaba la situación de sus pezones atrapándolos, mientras me besaba sus manos tampoco estaban quietas y me descubrían el glande apretando el frenillo, no esperó ni a quitarse las bragas, cuando me dio la vuelta y se sentó sobre mí, solo ladeó la cinta del tanga y mojándose con los dedos ensalivados se sentó en mi polla, con las manos atrapé sus tetas sobre el camisón, en mi mente tenía flashes de mi tía Ana luciendo la misma prenda y todavía se me ponía más dura.
-       ¿Te estás imaginando a tu tía Ana verdad?
-       ¿Cómo lo has notado?
-       Te he visto cerrar los ojos y tu capullo palpitar dentro de mí.
-       Perdona, ha sido una visión.
-       Se nota que os queréis mucho, me gustó veros haciendo el amor el otro día y que me dejara compartirte.
-       Es una mujer especial.
-       Igual que tu madre.
-       Si, igual.
Cuando empezó a hacer círculos con sus caderas sobre mí acabamos de hacer confidencias y sacando la polla de su vagina se quitó el tanga, estuvo paseando su coño sobre mi verga tumbada, el clítoris me rozaba el frenillo y las venas hinchadas en su ir y venir, notaba por momentos como se excitaba en la dureza de sus tetas bajo el camisón, en un momento se lo subió sobre su cabeza y lo dejó en la cama.
Ya volaban libres las dos tetas sobre mi cabeza y yo intentaba cazarlas con la boca, cuando se inclinó totalmente sobre mi metió una mano bajo de la almohada, cuando la sacó me enseñó un frasco de crema hidratante.
Su cara resplandecía de sensualidad, me estaba ofreciendo su culo virgen, por un segundo recordé aquella chica extraña con sus gatos y sus flores, un poco ausente de la vida y del sexo, ahora disfrutaba de todo, poco a poco la había llevado de la mano, yo un adolescente a una chica ideal, ella mi había confiado su boca, su virginidad y ahora su culo pero sobre todo su afecto, me sentía honrado de ofrecerle lo poco que sabía, su padre me había encargado que la tratara bien y como no podía ser de otra forma lo había hecho, posiblemente con el tiempo me habría enamorado de ella.
Alba había destapado el frasco y me había mojado los dedos de crema, estaba impaciente de ser enculada.
-       ¿Me hará daño?
-       No creo, de todas formas en cualquier momento me avisas y lo dejamos, no quisiera verte sufrir lo más mínimo.
-       ¿Cómo quieres que me ponga?
-       Como quieras, yo te buscaré a ti.
Alba se tumbó cara arriba, de rodillas me acerqué a ella, abrió las piernas pero yo no quería ir demasiado deprisa y me tumbé de lado atrayéndola hacia mí, dejando la cabeza sobre su muslo levantó el otro sobre mí, mientras me untaba los dedos de crema Alba jugueteaba con mis huevos, primero lamí sus labios abiertos, el clítoris estaba en mi camino y lo chupé aspirándolo, ella me acercó su coño para que lo lamiera entero, entre sus nalgas apareció ante mis ojos el agujero arrugado apenas era un poco más oscuro que su piel, a mi primera lamida se encogió pero cuando notó la frescura de la crema se distendió, lo masajeé con los dedos todo alrededor, notaba como se relajaba cuando pude oprimir con la yema del dedo, un poco de presión y se hundió, el esfínter se defendía pero ante mi insistencia tuvo que ceder, a la primera falange siguió la segunda, ya rozaba la suavidad del recto, estuve dilatando lentamente con el dedo a fondo y cuando lo saqué lo acompañé con el otro dedo, curiosamente tuve menos dificultad que con el primero, me había hecho amigo del ano y me reconocía, Alba había acercado su boca a mis huevos y los absorbía hasta hacerlos desaparecer entre sus labios.
Ya se movían cómodos los dedos dentro de Alba cuando intenté el otro dedo más, lo lubriqué abundantemente, notaba como instintivamente la chica cerraba las piernas como defensa y suspiraba hondo, no quise explorar más y le di un beso en el orificio abierto, soltó los huevos y me dejó moverme, Alba quiso ponerse de rodillas para que se la metiera desde detrás pero preferí mirar su expresión y me arrodille entre sus piernas.
Alba miraba curiosa y paciente, sabía que podía confiar totalmente en mí, por eso cuando le rocé las piernas no hizo falta explicar nada, las elevó sobre su cuerpo sujetándolas con sus manos en los tobillos, le puse una almohada bajo del culo y elevé sus nalgas hacia mí.
Alba separó las piernas a 90º, frente a mí la veía en todo su esplendor, su bello rostro, sus tetas duras y brillantes, los pezones erguidos y su coño abierto para terminar en su culo dilatado.
Cuando me incliné sobre ella cerró los ojos, quería disfrutar del momento y de las nuevas sensaciones, pasé mi capullo entre las nalgas lubricadas y rozando el ano seguí hasta hundirme en su vagina palpitante, un gemido se le escapó de su boca, cuando la saqué mojada de sus jugos la apoyé en su culo, todavía separó más las piernas, casi a 180º.
Me coloqué frente a frente y mi capullo se fue deformando con la presión, hice varios intentos e iba mirando su expresión, cuando se relajaba lo intentaba de nuevo, ya estaba distendida cuando presioné con decisión, fue un segundo de tensión y el glande desapareció, los músculos de Alba se aflojaron, una leve sonrisa se dibujó en sus labios y me animó a seguir, con el dedo acaricié el clítoris descubierto de su pequeño prepucio y elevó las caderas buscando las caricias, fue lo que faltaba, mi polla se alineo a su recto y ella sola entró hasta el fondo, ni ella se lo creyó al notar mis huevos entre sus nalgas, lentamente soltó sus piernas a mi lado y alargó sus brazos buscando los míos, con las manos cogidas me atraía hacia ella provocando que me hundiera dentro cada vez que me salía un poco, estaba cómoda con el culo elevado y yo entraba completamente a su nivel, se relajó tanto que cuando se corrió la pilló desprevenida, el orgasmo anal fue grandioso, con un dedo se acariciaba el clítoris y con la otra mano se metía dos dedos en la vagina, mis manos estaban ocupadas en sus tetas.
-       Gracias Manu, me has hecho muy feliz, a partir de hoy mi culo es tuyo, he tenido un orgasmo brutal, no lo esperaba tan pronto.
-       Me alegro, me ha encantado ver cómo te corrías conmigo dentro de tu culo, ¿te he hecho daño?
-       Nada, apenas una molestia hasta que se ha metido el glande.
Cuando saqué la polla mojada la metí en la vagina, estaba esperándome y me recibió gustosa, noté la diferencia del tacto sedoso del recto al rugoso de la vagina, la naturaleza era sabia, pronto los pliegues que me pulsaban el capullo subió la temperatura de mi glande hasta que empezó a palpitar peligrosamente, mis huevos ahora golpeaban al culo de Alba, ya me iba a correr cuando la chica me detuvo.
-       Un momento Manu, tengo un capricho.
Se volvió rápidamente y cogiendo mi polla se la metió en la boca, se abrazó a mi cintura y movió la cabeza con velocidad, mi polla desaparecía hasta el nacimiento cuando me corrí en su garganta, oía como intentaba decir algo pero sonaba a gárgaras, cuando ya no me quedaba leche por expulsar Alba se tomó su tiempo para ir lamiendo todo el tronco y limpiarlo de semen, cuando pude sacarlo estaba brillante como recién salido de la ducha, la chica se relamía para no dejar nada en sus labios.
-       Gracias Alba, me has hecho muy feliz, me ha parecido que me decías algo…
-       Pero no podía, he cumplido mi deseo, te he tenido dentro de mí por todos los lados, por el culo, por la vagina y por la boca y encima me he tragado toda tu leche, qué más puedo pedir.
-       Yo también he gozado de estar dentro de ti, eres una mujer maravillosa.
-       Me conformo con ser toda tuya aunque sea a ratos, me gusta cómo me das placer y procuro dártelo a ti también.
Nos abrazamos y nos besamos ardientemente, en sus labios aún tenía el sabor de mi leche, lo supe cuando metió su lengua en mi boca y yo en la suya.
Desde la habitación de al lado se oían murmullos, la curiosidad pudo más que Alba y saltó desnuda como iba hasta la puerta, apoyó el oído a la hoja y me llamó.
Pegué mi oreja también, Alba se agachó para dejarme sitio, al otro lado parecía que la noche no iba mal.
-       Benito métemela más, tu polla es especial, me rozas cada vez mi punto G, me hace vibrar cada vez que entra.
-       Me gusta tu coño, me recibes con gusto todo lo que te meto.
-       Ah, no creas que no lo noto, casi me tocas la garganta con esa polla enorme Benito.
-       Quítate ese camisón tan bonito y te la meteré por detrás.
-       ¿Por el culo?
-       Por donde tú quieras.
-       Me gusta por cualquier sitio, puedes elegir ahora, solo apunta donde quieras.
-       ¿Pero no tengo crema para lubricarte!
-       No te preocupes, ponme saliva y empuja.
-       Vale, avisa si te hago daño.
-       Ahhh, que gusto Benito, me has llenado el culo también.
-       Lo tienes casi tan bueno como el coño.
-       ¿De verdad? No sé si creerte, jajaja.
-       Eres un sol, te quiero Clara.
-       Eso se lo dirás a todas, amor.
-       No, tú lo sabes, me voy a correr Clara.
-       Espera Benito, te acompaño.
-       ¿Ya?
-       Ya Benito, ya aaaah!
Alba con una mano entre las piernas se acariciaba su clítoris a la vez se había metido otra vez mi polla en la boca, parecía que le noche iba a ser larga.
Continuará
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