Era un día como cualquier otro, mi mamá me había pedido que fuera a casa de mi tía a dejarle algunas cosas. Hablé por teléfono para preguntar si iban a estar, contestó mi prima mayor y me dijo que sí. Tomé mi bicicleta y partí hacia el lugar. Al llegar noté que el auto de mi tía no estaba pero vi que las cortinas estaban retraídas a lo que pensé que mis primas habían quedado. La puerta estaba abierta y como teníamos toda confianza entré anunciando mi llegada pero nadie contestó. Dejé la bolsa en una mesa de centro y llamé por el nombre de alguna de mis primas pero seguían sin contestar.
Me extrañé por la situación así que me animé a buscar en las habitaciones pero estaban vacías, subí al cuarto de mi prima más pequeña y la puerta estaba abierta. Imaginé que ahí estaban mis primas jugando su Xbox o mirando la televisión, cualquier cosa pero no se escuchaba ningún ruido así que me acerqué y pude ver a mi prima acostada en la cama, pensé está viendo la tele aunque no se escucha. Pero había algo raro, se escuchaban ruidos extraños, - ¿Son gemidos? pensé. Así que me acerqué sin hacer ruido.
Enorme sorpresa que me llevé. Ahí estaba ella, acostada en su cama, tenía arriba el vestido y sus piernas estaban abiertas. Podía ver su pequeño calzoncito blanco el cual noté estaba mojado, de tal manera que trasparentaba. Ella se tocaba ahí con dos dedos, los movía de manera circular suavemente y después de manera brusca. Atónito, no supe qué hacer, era mi prima. Si alguien me hubiera visto en ese momento podía ver la cara de estúpido que tenía, pero decidí seguir mirando. Volteé hacia los lados para confirmar que no había nadie más y seguí viéndola.
No podía dejar de sentirme culpable pues es mi prima pero quién podría desaprovechar esa oportunidad. Además si lo pienso, mi prima es realmente bonita es de tez blanca, ojos claros, el ejercicio le ha ayudado mucho, tiene piernas bien torneadas, una cintura marcada un abdomen plano y unos pechos que hace envidiar a todas sus amigas pues están realmente grandes.
Seguí viendo, se subió el vestido más y más hasta que dejó descubiertos sus pechos. Los cuales tocaba con ambas manos y se hacía suaves masajes de manera circular, continuaba tocándose los pezones jalándolos con delicadeza y pude notar que eso la excitaba mucho, cerraba los ojos, fruncía las cejas y su respiración comenzó a ser cada vez más acelerada. Bajó sus manos y se quitó su calzoncito, tenía una gran cantidad de vello pero eran delgados lo que no se veía nada mal. No podía creer lo que estaba viendo. En ese momento se quitó toda la ropa.
Se acostó, estiró las piernas y siguió tocándose. Pasaba un dedo sobre su vagina de arriba hacia abajo mientras gemía despacio. Con su otra mano se tocaba sus pechos pero esta vez más fuerte. Alzaba la mirada y cerraba los ojos, noté que comenzó a sudar pues su cabello también estaba mojado. No tanto como la cama pues sus fluidos ya habían caído llegado hasta ésta. Poco a poco el movimiento de sus dedos fue aumentando de velocidad mientras así como su respiración. Cerró los ojos e hizo la cabeza hacia un lado.
Fruncía las cejas y estiró sus piernas y el otro brazo como rindiéndose, así que comenzó a penetrarse con su dedo, gemía cada vez más. Esta vez los movimientos de su mano eran violentos, veía como ella tenía contracciones, comenzó a gritar y a moverse cada vez más rápido. Su abdomen se contraía, echaba su cuerpo hacia adelante mientras se penetraba con fuerza, ya no eran movimientos rápidos, eran lentos pero con mucha fuerza.
Por último dejó sus dedos dentro de ella y los comenzó a mover rápidamente noté cómo arqueó su espalda, mordía sus labios y cerró sus piernas. Vi como un pequeño chorrito salió de entre ellas, mojando la cama mientras ella temblaba. Volteé a ver por si no había nadie otra vez y la vi. Ella quedó acostada mirando hacia el techo respirando con la boca, rendida, parecía agotada. Permaneció así un par de minutos. Sin mover la cabeza, dirigió la vista hacia mí, cerró sus ojos y sonrió.
Angg
Me extrañé por la situación así que me animé a buscar en las habitaciones pero estaban vacías, subí al cuarto de mi prima más pequeña y la puerta estaba abierta. Imaginé que ahí estaban mis primas jugando su Xbox o mirando la televisión, cualquier cosa pero no se escuchaba ningún ruido así que me acerqué y pude ver a mi prima acostada en la cama, pensé está viendo la tele aunque no se escucha. Pero había algo raro, se escuchaban ruidos extraños, - ¿Son gemidos? pensé. Así que me acerqué sin hacer ruido.
Enorme sorpresa que me llevé. Ahí estaba ella, acostada en su cama, tenía arriba el vestido y sus piernas estaban abiertas. Podía ver su pequeño calzoncito blanco el cual noté estaba mojado, de tal manera que trasparentaba. Ella se tocaba ahí con dos dedos, los movía de manera circular suavemente y después de manera brusca. Atónito, no supe qué hacer, era mi prima. Si alguien me hubiera visto en ese momento podía ver la cara de estúpido que tenía, pero decidí seguir mirando. Volteé hacia los lados para confirmar que no había nadie más y seguí viéndola.
No podía dejar de sentirme culpable pues es mi prima pero quién podría desaprovechar esa oportunidad. Además si lo pienso, mi prima es realmente bonita es de tez blanca, ojos claros, el ejercicio le ha ayudado mucho, tiene piernas bien torneadas, una cintura marcada un abdomen plano y unos pechos que hace envidiar a todas sus amigas pues están realmente grandes.
Seguí viendo, se subió el vestido más y más hasta que dejó descubiertos sus pechos. Los cuales tocaba con ambas manos y se hacía suaves masajes de manera circular, continuaba tocándose los pezones jalándolos con delicadeza y pude notar que eso la excitaba mucho, cerraba los ojos, fruncía las cejas y su respiración comenzó a ser cada vez más acelerada. Bajó sus manos y se quitó su calzoncito, tenía una gran cantidad de vello pero eran delgados lo que no se veía nada mal. No podía creer lo que estaba viendo. En ese momento se quitó toda la ropa.
Se acostó, estiró las piernas y siguió tocándose. Pasaba un dedo sobre su vagina de arriba hacia abajo mientras gemía despacio. Con su otra mano se tocaba sus pechos pero esta vez más fuerte. Alzaba la mirada y cerraba los ojos, noté que comenzó a sudar pues su cabello también estaba mojado. No tanto como la cama pues sus fluidos ya habían caído llegado hasta ésta. Poco a poco el movimiento de sus dedos fue aumentando de velocidad mientras así como su respiración. Cerró los ojos e hizo la cabeza hacia un lado.
Fruncía las cejas y estiró sus piernas y el otro brazo como rindiéndose, así que comenzó a penetrarse con su dedo, gemía cada vez más. Esta vez los movimientos de su mano eran violentos, veía como ella tenía contracciones, comenzó a gritar y a moverse cada vez más rápido. Su abdomen se contraía, echaba su cuerpo hacia adelante mientras se penetraba con fuerza, ya no eran movimientos rápidos, eran lentos pero con mucha fuerza.
Por último dejó sus dedos dentro de ella y los comenzó a mover rápidamente noté cómo arqueó su espalda, mordía sus labios y cerró sus piernas. Vi como un pequeño chorrito salió de entre ellas, mojando la cama mientras ella temblaba. Volteé a ver por si no había nadie otra vez y la vi. Ella quedó acostada mirando hacia el techo respirando con la boca, rendida, parecía agotada. Permaneció así un par de minutos. Sin mover la cabeza, dirigió la vista hacia mí, cerró sus ojos y sonrió.
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2 comentarios - El día que descubrí a mi prima. Parte 1