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Mis vecinas gemelas 5

Ese miércoles la oficina era un caos, el trabajo que nos habían pedido, se había atrasado por unos cambios de ultimo momento, hubo varios módulos que tuvieron que ser diseñados de nuevo, por lo que nos atrasó la entrega tres días.

Al medio día no salí a almorzar como el resto de la oficina, por lo que para descansar busque un sex shop en línea, llamé por teléfono y hice un encargo bastante grande, se trataba de algunos vibradores de diversos tamaños, bolas chinas, y lo más interesante eran unos vibradores no muy grandes, pero con mando a distancia inalambricos.

Terminado esto, llamé a Ana y le dije donde tenía que ir:

Yo – Ana esta tarde tenes que ir a buscar un paquete a ese sex shop.

Ana – me dá un poco de miedo de que alguién me vea, pero está bien.

Yo – el paquete lo vas a pagar vos, ya hable con el encargado y si te portas bien te va a hacer un buen descuento.

Ana – ¿a que le llamas portarme bien?, no me pediras que me deje coger por un desconocido ¿o sí?

Yo – nooo, a mi no me gusta compartir, pero desde ya te digo que al tipo le gusta mirar, así que vestite linda.

Ana – uff ya me estoy mojando toda.

Yo – bueno, tengo que seguir trabajando, esta tarde te veo, ah, tenés prohibido abrir el paquete.

Ana – bueno, nos vemos a la tarde.

Seguí laburando como loco, para poder llegar a la fecha de entrega, me puse los auriculares y estuve escuchando una buena selección de música, algo de Sinatra y después música del tipo Feng shui, lo que me ayuda a relajarme y concentrarme. Pasaron varias horas, y la oficina quedó vacía. Me estiré en la silla, porque realmente había estado mucho tiempo en la misma posición.

Detrás de mí estaba Laura, mi jefa mirando detenidamente lo que hacía, tenía la cartera sobre las piernas.

Laura – te parece bonito dar ese espectáculo en la oficina.

Yo –disculpe señora Laura, creí que estaba solo.

Laura – nada de señora cuando estamos solos, decime Laura a secas y tuteame.

Yo – esta bien, pero ¿qué hace Ust… que haces acá a esta hora?

Laura – en realidad te veía trabajar, es increíble como podes estar tanto tiempo sin moverte.

Yo – la verdad es que me gusta mucho lo que hago, se me pasan las horas y no me doy cuenta.

Laura – bueno, nos vemos mañana, si querés llegar mas tarde no hay problema.

Yo – está bien Laura, no hay problema, tengo que retirar un encargo antes de las 19 horas; si no le molesta tengo que salir.

Laura – no perdón por retrasarte, pero queria decirte que estoy muy conforme como estas llevando la división.

Yo - gracias Laura. Vamos. – y nos encaminamos al estacionamiento, obviamente el de ella era preferencial, cerca de los ascensores.

Me llamó la atención, que me despidiera con un cálido beso en la mejilla, me tomó por sorpresa.

Arranque el auto, y me fui al sex shop, apenas llegué el encargado me dio un dvd, lo agarré y me fui rápido a casa, no veía las horas de castigar a mi vecinita.

Entré a casa y estaba la bolsa sobre la mesa, abrí todos los paquetes y saque todo lo que había, y me encontré con una sorpresa, unas esposas muy bonitas forradas con tela imitación a leopardo; sin duda esa las había buscado Ana.

Le mandé un sms a Ana para que subiera con las “niñas”, me lo contestó diciendo que estaba Manuel y se le complicaba. Le mandé uno a Marina, que se buscara una escusa y subiera, que tenía cinco minutos.

Pasaron los cinco minutos, pasaron diez y cuando ya creía que no venía, llamaron a mi puerta, abri y Marina entro rápido para que nadie la viera.

Yo –¿sabías que pasaría si no venías?

Marina – mi papá se enteraría de todo?

Yo – no, no te dijo tu hermana como me gusta que hablen mis putitas?

Marina, al igual que su hermana, era reacia a que la llamara putita, pero lo soportaba.

Yo – bueno putita es hora de que recibas tu castigo por haber escupido mi leche, pero lo que más me molestó es que hayas privado a tu mami y a tu hermana de mi nectar, a ellas les gusta mucho tragarlo, y vos no se los permitiste.

Marina – que me vas a hacer?

Yo – primero, te vas a sacar toda la ropa, no quiero ver un solo trapo tapandote el cuerpo, es demasiado bonito como para cubrirlo.

Marina, hizo caso y se empezó a desvestir, cuando se sacó los pantalones, vi los bombachotes horrorosos que usaba, no dije nada, cuando estaba solamente con el corpiño y la bombacha me miro como pidiendo permiso para quedarse así. Con una sola mirada de desaprobación le indique que toda la ropa afuera.

Cuando estuvo totalmente desnuda, caminé a alrededor de ella mirándola, le di una suave palmada en el culo, Marina se sorprendió, cuando estuve de frente, le agarré las dos tetas y le pellizque los pezones, que se pusieron duros como piedra al instante, a la pendeja le estaba gustando esto.

Yo – haber Marinita, acostate sobre la mesa, con las piernas abiertas. – ella medio dudó pero lo hizo.

Mariana sin decir nada se acercó a la mesa y apoyó las tetas , con las piernas bien abiertas, tomé las esposas y se las coloqué, con una cuerda que tengo en la cocina la até a las patas de la mesa, Marina no se podía mover, tenía los brazos estirados al máximo. Me fui detrás de ella y agachado, empecé a pasarle la lengua por toda la raja desde la conchita hasta la zona lumbar, besando donde terminaba el culo, repetí la operación varias veces, hasta que se relajó. A partir de ahí, me entretuve más tiempo en sus agujeros.

Me deleité haciéndola gemir mientras con mis dedos le pellizcaba el clítoris que se hinchaba cada vez más, mientras mi lengua le arponeaba el agujerito del culo, Marina se retorcía cada vez que lo hacía.

Yo – bueno Marinita, es hora de recibir su castigo, así que te recomiendo que te relajes.

Marina - ¿qué me vas a hacer?

Yo – te voy a hacer desmayar del placer.

Tomé uno de los vibradores, no el mas grande, sino uno mediano, lo empecé a pasar por toda la longitud de la concha, que ya estaba bien mojadita, a la nena le estaba gustando la placentera tortura. Con el control le dí que vibrara suave, y se lo deje apoyado en el clítoris, Marina no daba más, y tuvo el primer orgasmo.

Antes de que se repusiera, le introduje el vibrador en la concha, se retorció, porque no lo esperaba, apenas sintió la vibración, movió la cadera, como si un amante invisible se la estuviera cogiendo, pero no dejaba de disfrutar. Sin decir palabra le di al control al máximo, Marina nuevamente se retorció y poniendo los ojos en blanco acabó nuevamente.

Yo – Marinita, me voy a dar un baño y vengo, no te muevas de aca – como si pudiera hacerlo

Marina - ahhhh, mmmmmmfffff, no…. No me dejes acáaaaaaa – otra acabada

Yo – te voy a dejar sola, para que puedas exteriorizar todo lo que sentis, no te reprimas más.

Me fui al baño y tomé una lducha, dejé la puerta abierta y desde el comedor se sentían los gemidos de Marina cada vez que acababa. Me seque y en pelotas como estaba fui a ver a mi invitada, que estaba inerte en sobre la mesa, solo algunos espasmos de cuando acababa se le notaban, tenía los ojos cerrados. Un hilo fino de baba, caía desde la concha hasta el suelo, formando un charco de diez centímetros de diametro. Parece que la niña se acabó todo.

Paré el aparato y la espalda de Marina mostró una relajación, con cuidado le saque el vibrador de la concha, que lo tenía preso, los músculos de su interior no lo dejaban salir, hasta que le pase un dedo por el clítoris, que estaba en un estado de sensibilidad máxima, ahí le pude sacar el aparato, chorreando jugos. La desaté y con las piernas temblando la llevé al sofá, la acosté y le di el vibrador.

Yo – mirá como lo has dejado, lleno de tus jugos, y esto tiene que estar muy limpio.

Mariana – con que lo limpio?

Yo – con la boca, chupalo como si fuera mi verga, y esmerate, así haces que se me pare y te la clavo bien adentro de ese culito hermoso que tenés.

Marina – Pero estoy muy cansada y eso debe doler ¿no?

Yo – también te dijeron que el sexo era algo malo y has gozado como loca ¿o me equivoco?

Marina – si – dijo algo avergonzada

Marina se metió el vibrador en la boca, primero le pasó la lengua como si fuera un helado, por todos lados y después se lo mando a la boquita, al principio con algo de asco, pero conforme iba viendo mi cara iba tomando mas confianza. Bajó una de sus manos hacia la concha, pero apenas la rozó notó que seguía muy sensible y la sacó. Me acerque a ella y reemplacé el aparato con mi pija, que ya estaba más que lista para el combate; ella no lo dudó ni un segundo y me aplicó el mismo tratamiento que al vibrador.

Un par de veces me rozó con los dientes y di unos respingos, pero no dije nada porque era la primera vez. Marina abrió los ojos y vio los mios en los suyos, dejando solamente la cabeza de la pija dentro de la boca, esbozó una sonrisa. Mi niña ya era una putita consumada al igual que su hermana y su madre,

Yo – bueno, Marina es hora.

Marina – solo te pido que seas suave, ¿sí?

Yo – Marinita, lo ultimo que quiero es que tengas una mala experiencia, lo que yo quiero es que todos los días vengas por tu dosis de pija, y eso se logra haciendo que los dos disfrutemos de esto.

Puse a Marina, boca abajo en el sofa, con un almohadón en su estómago, dejando ese culito en una posición mas que deseable. De la bolsa del sex shop saque un lubricante y lo esparcí por alrededor del culito y me puse un buen chorro en la pija, que quedó brillante por el gel. En eso estábamos cuando suena su celular, era Manuel.

Marina – Si papá que pasa?

Manuel – tendrás para mucho, se está haciendo tarde, te voy a buscar

Mientras Marina hablaba con su padre, apunte la la pija en el agujero del culo, hice algo de presión y el culito solo se comió la cabeza, Marina apretaba fuerte los ojos, tratando de que no se le escapara ningún sonido impropio. Seguí empujando hasta que los huevos se me humedecieron por el charco que era la concha. Marina seguía hablando con Manuel.

Marina – papá ya estoy casi terminando, no hace falta que vengas, me tomo un taxi y llego a casa en un rato, no te preocupes.

Manuel – sabes que no me gusta que andes tarde por la calle, hay mucho degenerado suelto – cuando dijo eso, no pude evitar darle un buen empujón, y empezar el mete y saca.

Marina – bueno papá, no te preocupes, en un rato llego, te dejo para poder terminar con esto.

Marina terminó la llamada y se relajó mientras yo ya le estaba dando furiosamente por el culo, que me apretaba la pija a mas no poder, la cara de Marina era un poema, los ojos cerrados, roja, por momentos levantaba las el culo para que la clavara más a fondo.

Yo – y marinita ¿te gusta?

Marina – me duele, pero es muy lindo esto, siento como me llenas, ahhhhhhhhhhh

Yo – esperate a que largue toda la leche y eso va a ser estar llena.

Seguí con los movimientos, la sacaba hasta que solo quedaba la cabeza de la pija adentro y se la metía toda de un solo saque, con cada embestida mía todo el cuerpo de la niña se movía debajo, hasta que no pude más y quedandome bien adentro de su cuerpo, me tensé y una catarata de leche salió disparada a lo profundo de los intestinos de mi putita.

Marina sintió el calor en su interior y tuvo un último orgasmo mucho más suave que los otros que había tenido.

Me deje caer sobre ella, un poco de lado para no aplastarla; mi pija de a poco fue perdiendo dureza y se salió del culo, un sonoro gas salió con un borboton de leche. Me levanté y fui al baño por un poco de algodón, hice un tapón y se lo puse en el culo.

Yo – putita, quiero que lleves ese tapón por lo menos hasta mañana, quiero que estés con mi leche en las tripas un buen rato.

Mariana – esta bien, pero si tengo ganas de …….

Yo – vas y haces, que le vamos a hacer.

Mariana se limpió un poco las piernas que tenías un rastro de su flujo ya seco y se vistió, le costaba moverse, le dolía un poco el culo. Tomó sus carpetas y se fue para su casa.

Mas tarde esa misma noche, cuando Manuel ya dormía, vinieron a casa Ana y Mariana, las dos traían cara de calentura.

Ana – Marina me comentó lo que le hiciste, a esa putita ya le esta gustando esto, mientras nos comentaba tenía una sonrisa en la cara.

Yo – la genética no se equivoca, ustedes son unas perritas muy calientes, solamente tenían que probar y ya está.

Mariana, mientras estábamos conversando, se desnudó y arrodillada me bajó el pijama junto al boxer, sin mediar palabra, se metió mi pija hasta la garganta, Ana miraba lo hábil que se estaba volviendo su hija para chupar pija, y sin poderlo evitar se tocaba con una mano las tetas y la otra se perdía dentro de su pantalón de jogging.

Yo – Ana, ropa afuera.

Ana se termino de desnudar, la sujeté por la nuca y la obligue a agacharse sin flexionar la piernas, dejando su tremendo culo expuesto. Ahora yo con las rodillas en el piso, empecé con los lengüetazos a sus agujeros, deteniéndome en el culo de Ana, que ya estaba chorreando liquidos desde la concha, estiré la mano y agarré el vibrador que estaba en el sofá y de una se lo mandé al fondo de la concha. Ana gimió fuerte, le sujeté las piernas porque se le doblaban. Mariana que estaba mirando detenidamente lo que pasaba, se recostó en el suelo de espaldas y se deslizó por entre mis piernas y mientras yo estaba ocupado con su madre, ella se dedicaba a chuparme los huevos.

Me acomodé y le metí la pija en la boca, ella sola se encargaba de mover la lengua, parecía una serpiente enroscándose en un árbol, lo que me daba sensaciones increíbles. Yo redoblaba mis esfuerzos para aflojar el culo de Ana con mi lengua.

Pasaron unos minutos, me levanté y me senté en el sofá, traje a Ana hacia mi, la di vuelta, a esta altura ya era como un maniquí que lo ubicas como querés; de espaldas a mí la fui sentando pero apuntándole con la pija en el agujerito del culo, que estaba muy cerrado, ella no se quejaba, no hacía ningún esfuerzo por levantarse, estaba totalmente entregada.

Mariana – uy mamí te van a hacer el culo, relajate, vas a ver lo lindo que es.

Ana – sea suave Amo, por favor.

Yo – como le dije a Marinita, esto tiene que ser placentero, para que sigan volviendo por su dosis de pija todos los días.

Ana se relajó y le dije a Mariana que estimulara a Ana con el vibrador, Mariana lo encendió y le pasaba la punta por el clítoris, moviéndolo de arriba hacia abajo, deteniéndose en el botoncito, por todo alrededor, se encargaba de mantener bien mojada la conchita de Ana, dándole unas fuertes chupadas.

Fue Ana la que se fue empalando solita sobre mi pija, le pellizcaba fuerte los pezones, llevándola al umbral del dolor, de esta manera Ana se olvidaba de mi pija en su culo y se la metía cada vez mas adentro, hasta que estuvo toda en su interior. Mariana miraba la penetración de cerca y con una cara de lujuria sin igual, le volvió a meter el vibrador a su madre, que arqueó la espalda y tuvo el primer orgasmo.

Ana – ahhhhh, que pija, me esta partiendo el culo, me va a explotar, hijita, no dejes de meterme esa cosa en la concha, que acabooooooo.

Marinana – disfrutá mami, movete arriba de esa pija, vas a ver como vas a gozar.

Ana – mmmmmm ufffffffff, ahhhhhhhh que bien se siente.

Agarré a Ana de la cadera u la empecé a mover arriba mío en todas direcciones, batiéndole los intestinos, Mariana se dedicaba a coger a su madre con el vibrador, mientras me acariciaba las pelotas. Ana no pudo más, se tensó y tuvo un orgasmo fuertísimo, un chorro de líquido salió a presión de la concha y fue a dar al cuello de Mariana.

Mariana – mamí como acabaste!!! Que hija de puta, me bañaste en meada.

Ana, ni se movía, solamente sabía que estaba viva por la respiración entrecortada, mi pija estaba al fondo en su culo. Nos pusimos de costado y fui yo el que le dí con todo, el culo ya estaba abierto por demás. Mi acabada se demoraba por mi descarga anterior con Marina, que se había llevado la mayor parte del contenido de mis huevos. Mariana, impaciente se sentó a nuestro lado y se empezó a dar con el vibrador. Estuve dándole por el culo a Ana por más de media hora,

Ana – Amo, largame la leche, no doy más, me arde mucho el culo, por favor no me castigue más.

Yo – te voy a llenar las tripas de leche, cuando me den ganas, no cuando vos me digas perra.

Ana – por favor Amo, no doy máaaasssssssss. – Ana tuvo otra acabada, ya sin fuerzas.

Cuando Ana acabó, los movimientos de los músculos del culo, me apretaron más la pija y terminé largando la última carga de leche que me quedaba. Ana se salió de encima mió y fué como pudo al baño. Mariana estaba teniendo un orgasmo con el vibrador.

Ana volvió del baño y caminaba mal, la miré y me miré la pija, Ana entendió el mensaje de una, se arrodilló y se metió mi desfallecida pija en la boca dejándomela reluciente, me miraba con cara de asco, pero no se quejaba.

Cuando estuvo bien limpia, se levantó, se vistieron, listas para irse a su casa, antes de que se fueran les dí los vibradores inalámbricos, Ana estaba destruida, por lo que esa noche le dije que descansara, pero las dos niñas deberían dormir con los aparatos en sus conchas, el rojo era de Marina, el verde de Ana y el Azul de mariana. Las dos se fueron no sin antes agradecerme el placentero rato que las había hecho pasar.

Me disponía a descansar cuando me acordé del dvd que me dio el encargado del sex shop, lo busque en mi maletín y lo puse, me interesaba ver. Se vé a Ana entrar, estaba muy avergonzada.

Encargado – si señora ¿Qué anda buscando?

Ana – estemmm, dejaron un encargo a nombre de Juan, lo vengo a buscar.

Encargado – Usted debe ser Ana ¿verdad?

Ana – si soy yo.

Encargado – Bien, acá esta – dijo el encargado sacando una bolsa muy discreta y bastante grande – son mil ochocientos pesos, pero puedo hacerle un descuento siiii……

Ana – si que?

Encargado – me dijo Juan que a Usted le gusta mostrarse, así que si quiere un buen descuento venga conmigo.

Ana – Solo mirar verdad?

Encargado – si solo la voy a mirar como se hace una paja adelante mio

Ana, sin decir nada se ubicó un sillón que había en el cuarto y se sacó la tanga que estaba usando, la dejó a un lado y el encargado la agarró y la olió profundamente, le dio un consolador y lubricante; Ana entendió hasta donde tenía que llegar. Se puso lubricante en toda la concha; realmente no le hacia falta, porque se la apreciaba bien brillosa; agarró el consolador y se lo refregó a todo lo largo de la raja. El encargado no se perdía detalle de lo que Ana estaba haciendo, de a poco se fue metiendo el consolador dentro de la concha, Ana estaba roja de la calentura que tenía, con cada metida el aparato desaparecía cada vez más, hasta que llegó al fondo. Ana estaba como loca, y con el consolador al fondo lo empezó a dar vueltas en redondo, se tensó y tuvo una acabada muy fuerte. El encargado se había sacado la pija y estaba largando varios chorros de leche en una esquina; Ana se sacó el consolador de la concha y se limpió con la tanga y se la largó al pibe, ella se acomodó la ropa y salió del cuartucho. El encargado miró la cámara y levantó el pulgar.

Al final Ana termino pagando solo mil cien pesos.

Esa noche antes de dormir, tome los controles de los vibradores rojo y azul, los activé por separado, a los minutos me llega un mensaje.

Mariana – Casi me da algo cuando empezó a vibrar, y cuando activaste el de Marina, casi se cae al suelo, todavía esta sensible la putita

Yo – esa es la idea.

Me dormí, a media noche me desperté con ganas de mear, fui al baño, el reloj mostraba las 4:30 de la madrugada, antes de dormirme nuevamente, le di unos toques a los controles de los vibradores de mis putitas.

Me volví a dormir hasta que sentí algo caliente en mi entrepierna, eran las dos putitas que estaban afanándose en volverme loco, Marina me chupaba la pija y Mariana se entretenía con mis huevos, mi pija estaba a reventar, en unos minutos, la leche salia a presión de mis huevos, las dos putitas se peleaban por las gotas que caían por el tronco de la verga. Entre las dos me la dejaron muy limpia; me levanté y el desayuno estaba listo, desayunamos y Marina se levantó la falda y se bajó la bombacha que llevaba. Se separó las nalgas y me mostro el trozo de algodón que tapaba su culo.

Marina – dormí toda la noche con tu leche en mi panza.

Yo - estoy muy conforme putita, pero sacate esa bombacha horrible que llevas y tirala a la basura, hoy vas a andar sin ropa interior.

Mariana – Amo, cojame, desde anoche ando chorreando, y cuando esto vibra se me doblan las piernas.

No putita, estoy muy cansado, entre las tres me tienen seco, hoy vas a tener que aguantarte las ganas. Ya voy a ver que hacemos.

Me fui a trabajar, y estuve todo el día a full, Laura nos llamó a la sala de reuniones a ver como estábamos con el proyecto, presentamos todo y esta seria señora se mostró conforme de los avances que llevabamos. El resto del día fue similar a anterior, dándole forma al desarrollo final.

Hable con Laura y le dije que saldría un rato antes, si tenía algún problema, obviamente me dijo que no. Le mande un sms a marina que me esperara en casa. LLegue y mi putita estaba ahi, sentada en el sillon desnuda.

Yo - hola putita.

Marina sin decir nada se levanto y se me colgo del cuello, me dio un profundo beso. me sente en el sillon con mi putita en las piernas.

Yo - y marina? que te parece todo esto?

Marina - no me gusto como empezo, fue muy shockeante ver a mi hermana y a mi madre; pero a la vez me excito mucho. No queria ceder, pero me marturb.... me pajeo desde los 12 años.

Yo - Marinita, tuvo que ser asi, estabas muy abducida por las creencias de tu padre.

Marina - me alegro de que haya sido asi, ahora quiero sentirte de nuevo adentro mio- me beso profundamente.

Yo - hoy no putita, pero si vas a llegar a tu casa y te colocas el vibrador, y decila a mis otras putitas que tambien lo hagan.

Marina me miro haciendo puchero, pero realmente estaba muy cansado para un combate; lo que si, me iba a divertir con mis putitas a distancia.

4 comentarios - Mis vecinas gemelas 5

kramalo +1
muy bueno...!! ahora le toca al viejo... mientras no te madrugue y te la mande a guardar él a vos....jaja!! sigue..? (bah!, para que te pregunto, si no contestas nada..jaja!! ) Saludos.
sorelestat +1
grande, que buen relato espero la siguiente parte con ansia
carapicha
Tengo una duda eres de España o de Rosario?
elco_chinote +1
groso! continua la historia, nos dejas re colgados 😀