Del gusto en las redes sociales
Lo que le paso a Anna Lisa, la chica de la universidad Católica cuyos videos mostraros sus hermosas formas, fueron asumidos con la mayor entereza que le corresponde a una persona a quien el cibersex le gusta.
Sabía que estaba expuesta, pero pudo más la tentación y las consecuencias no son asumidas como un descontrol y algo impuro, sino más bien como algo que está en la lógica del sistema de cualquier vínculo de las redes sociales.
El primer dato y caminando junto a la evolución del MSN no se podía grabar video de lo que uno estaba viendo. Siempre quedaba el majestuoso control+alt+print pantalla para tomar una instantánea.
Más de una foto guardara nuestros archivos de señoras y señoritas que se masturbaban a gusto y placer contemplando nuestra acción.
El placer de la palabra dicha y sugerida para crear un clima más duro, y las respuestas cada vez más agonizantes. Luego ante nuestra atónita mirada, los labios arqueados y casi transparentes exhalaban su orgasmo, mientras las manitas de la dama jugaban con su clítoris mientras sus ojos se clavaban en el tamaño de nuestra pija lista para eyacular.
Debe uno suponer que alguna fotografía propia habrá quedado en esta inocencia primitiva donde creíamos que la privacidad era posible.
Luego, el MSN fue limitando funciones, pero la imaginación hizo que el uso de un programa de captura de video en pantalla, viniera a solucionar todos nuestros problemas.
Así apareció Camtasia. Sin ruidos y sin molestias mientras uno mostraba, la dama era grabada en su plenitud masturbándose a más no poder.
Algunas de estas tomas son sorpresa en Youporn o Redtube. Deberíamos confesar que algunos sin mostrar la cara poníamos en el aires aquellos orgasmos más espectaculares que podíamos ver.
¿Cómo? Claro que es un lujo compartirlo. O acaso no se vio algo más lindo que una cara de mujer teniendo un orgasmo.
Algunas se les ven la cara de felicidad, otras ponen como cara de preocupación, otras se babean, otras se mean encima por no controlar el esfínter.
Mucho más lindo si agónico a su clímax llueve como bendición nuestra leche.
Pero en el cibersexo no es posible, y solo se puede pedir que acumule saliva y que cuando es grande piense que es nuestra acabada. Y Veremos al acto de tragarlo como se encienden las pupilas de nuestra acompañante.
Con algunas repetimos obsesivamente y debo admitir que si alguna vez me he encontrado con alguna de ellas el sexo no fue el mejor.
Debo admitir, que muchas cosas que se negaban fueron rápidamente aceptadas ante los hechos cuando uno está en persona.
Sutil mentira o cambio de actitud, jamás sabré ¿porque? ninguna rechazo el semen en la boca pese a maldecirlo en el Chat.
Pero debemos rendir homenaje desde el hablar sucio del mIRC hasta las actuales formas de las redes sociales que permiten el sexo explícito a distancia, nos van dejando las huellas del placer y la adaptación histórica a nuestra tecnología.
El teléfono, cosa que fue abordado es otra parte diferente de esto. No menos sutil, provocativo y de grandes resultados.
Lo que le paso a Anna Lisa, la chica de la universidad Católica cuyos videos mostraros sus hermosas formas, fueron asumidos con la mayor entereza que le corresponde a una persona a quien el cibersex le gusta.
Sabía que estaba expuesta, pero pudo más la tentación y las consecuencias no son asumidas como un descontrol y algo impuro, sino más bien como algo que está en la lógica del sistema de cualquier vínculo de las redes sociales.
El primer dato y caminando junto a la evolución del MSN no se podía grabar video de lo que uno estaba viendo. Siempre quedaba el majestuoso control+alt+print pantalla para tomar una instantánea.
Más de una foto guardara nuestros archivos de señoras y señoritas que se masturbaban a gusto y placer contemplando nuestra acción.
El placer de la palabra dicha y sugerida para crear un clima más duro, y las respuestas cada vez más agonizantes. Luego ante nuestra atónita mirada, los labios arqueados y casi transparentes exhalaban su orgasmo, mientras las manitas de la dama jugaban con su clítoris mientras sus ojos se clavaban en el tamaño de nuestra pija lista para eyacular.
Debe uno suponer que alguna fotografía propia habrá quedado en esta inocencia primitiva donde creíamos que la privacidad era posible.
Luego, el MSN fue limitando funciones, pero la imaginación hizo que el uso de un programa de captura de video en pantalla, viniera a solucionar todos nuestros problemas.
Así apareció Camtasia. Sin ruidos y sin molestias mientras uno mostraba, la dama era grabada en su plenitud masturbándose a más no poder.
Algunas de estas tomas son sorpresa en Youporn o Redtube. Deberíamos confesar que algunos sin mostrar la cara poníamos en el aires aquellos orgasmos más espectaculares que podíamos ver.
¿Cómo? Claro que es un lujo compartirlo. O acaso no se vio algo más lindo que una cara de mujer teniendo un orgasmo.
Algunas se les ven la cara de felicidad, otras ponen como cara de preocupación, otras se babean, otras se mean encima por no controlar el esfínter.
Mucho más lindo si agónico a su clímax llueve como bendición nuestra leche.
Pero en el cibersexo no es posible, y solo se puede pedir que acumule saliva y que cuando es grande piense que es nuestra acabada. Y Veremos al acto de tragarlo como se encienden las pupilas de nuestra acompañante.
Con algunas repetimos obsesivamente y debo admitir que si alguna vez me he encontrado con alguna de ellas el sexo no fue el mejor.
Debo admitir, que muchas cosas que se negaban fueron rápidamente aceptadas ante los hechos cuando uno está en persona.
Sutil mentira o cambio de actitud, jamás sabré ¿porque? ninguna rechazo el semen en la boca pese a maldecirlo en el Chat.
Pero debemos rendir homenaje desde el hablar sucio del mIRC hasta las actuales formas de las redes sociales que permiten el sexo explícito a distancia, nos van dejando las huellas del placer y la adaptación histórica a nuestra tecnología.
El teléfono, cosa que fue abordado es otra parte diferente de esto. No menos sutil, provocativo y de grandes resultados.
2 comentarios - Anna Lisa sin videos pero con alguna reflexión de sus dicho