El Masaje
Era una noche de verano, algo calurosa. Después de un largo día de visitas a los lugares más bellos de la ciudad de Venecia, llegamos al hotel. Tú tenías mucha prisa por llegar a la habitación y darte un baño, pero yo tenía otros planes para esa noche, y no quería que me los estropearas.
-- Cariño, te digo. Vete subiendo yo tengo que hacer una compra en la boutique del hotel.
Me pusiste carita de mimoso, con la que me quieres decir, --- Nena por favor ya es hora de que descansemos y pasemos un ratito solos tú y yo.
-- Prometo no demorarme, te conteste, vete duchándote que subo enseguida.
Quería que la noche fuera especial, y había pensado en un Masaje Erótico. En la mañana ya había pasado por la perfumería del hotel y había comprado unos aceites esenciales, ahora solo quedaba recogerlas.
Cuando llegué a la habitación estabas saliendo de la ducha, y con tu carita mimosa, me dijiste, nena no podía mas, las piernas me estaban matando, pero te prometo que después de cenar nos duchamos juntos.
Te sonreí traviesamente, y me acerqué para darte un dulce beso, no te preocupes mi niño travieso, la noche es larga.
Me miraste con cara de querer saber, ¿Qué te compraste?
-- Nada amor, ya lo sabrás en su momento, ahora solo descansa que yo me voy a la ducha.
Me tomé mi tiempo para que pudieras descansar y relajarte.
Al salir del baño, estabas tumbado en la cama, relajado viendo la TV, me paré en la puerta, esperando que me miraras.
--- ¿Albornoz? me dices. Tú no usas esas cosas, yo esperaba algo más sugerente.
Simplemente te miré, y deje caer el albornoz por mis hombros, no llevaba nada debajo.
Tu carita cambio al instante, esa sonrisa picarona, y con el dedo mi hacías señas para que me acercara a tu lado, pero no, esta noche mando yo.
-- Túmbate en la cama, quítate el boxers, y déjame hacer.
Sin darme tiempo a decir nada más te desnudaste y te dejaste caer en la cama.
Me acerque a ti y me puse encima de tu abdomen, sentada desnuda.
-- Cielito que calentita estás, me dijiste.
--- Relájate y disfruta cielo, simplemente déjate llevar.
Empecé a derramar gota a gota el aceite de almendras, por tu pecho, lentamente, solo usar las puntas de los dedos, suave, solo rozar, bajando hasta tu abdomen, poco a poco, cuando llego hasta tu pubis, pero me desvío, y te masajeo tus ingles haciendo que la punta de mis dedos vaya rozando tu sexo ya erecto, y sigo con tus piernas, una a una, hasta llegar a la planta de los pies. Y sigo masajeándote tus dedos uno a uno suave.
Mirando desde abajo puedo ver que estás muy excitado, empiezo a subir poco a poco por tus piernas, me paro al llegar a tu miembro, grande y duro… mmm, te lo unto todo de aceite, me doy la vuelta y con mis pies te empiezo a masturbar, suave, lento, tocando con mis dedos la punta de tu pene, estás excitado, mucho, y sigo subiendo el ritmo de mi masaje con los pies, te gusta, no paras de gemir, y sigo subiendo y bajando, acelerando el ritmo, y siento en mis pies la hinchazón de tu miembro, cada vez más, y sigo acelerando el ritmo, con más fuerza…
Tú estás ya totalmente tendido con los brazos abiertos y tus ojos cerrados, y sigo con el ritmo fuerte, mas fuerte cada vez, noto tus espasmos en tu miembro, duro y a punto de explotar, hasta sentir un gemido agudo que sale de tu garganta, y ver como tus fluidos se derrama por mi pies.
Después de unos minutos, me miras, mordiéndote los labios, te incorporas y me besas apasionadamente.
-- Cielo que cosa más rica. Ahora ¿me dejarás hacer a mí?.
Creditos a Dama de Buscando a Venus
2 comentarios - El masaje peniano o de pija - Cuentos Eroticos