Es cierto que puedo ser frío, indiferente, egoísta. Es cierto que puedo darme gustos y que siempre antepongo mi propio placer al tuyo. No puedo evitarlo, está en mi naturaleza.
No puedo evitar pensar que estas mismas características son las que te trajeron a mí, que fueron estas circunstancias las que finalmente te ayudaron a tomar la decisión de entregarte a mí, de abandonar tu voluntad sometiéndote a mis órdenes.
Recuerdo aquel día en que por casualidad cruzamos nuestros destinos, una casualidad provocada, porque los dos estábamos en el momento justo en el lugar preciso.
Aquel día todo comenzó como sin quererlo, primero fue un juego de erotismo abstracto, en el que con imágenes y frases intentamos cada uno marcar posición. Luego fuimos profundizando el lazo y nos revelamos como almas afines... tal vez por eso no lo vimos venir, tal vez por eso todo fue un juego...
Cuando finalmente mis dedos rozaron tu piel, cuando finalmente tu aliento chocó con el mío, cuando finalmente mis ojos penetraron tu mirada ya no hubo vuelta atrás.
Fue aquella vez, cuando estabas en mi cama, con las manos atadas a la espalda desde las muñecas hasta los codos, con el culo alzado y las tetas aplastadas contra la cama, amordazada con tus propias pantis y tan excitada que el brillo húmedo de tu sexo me resultaba un diamante en bruto, fue aquella vez en que todo se consumó.
En aquel momento dejé de palmear tu trasero y me tome unos minutos para disfrutar el deleite de contemplarte así, rendida, entregada, sometida, excitada, furiosa y deseosa... encendí mi pipa y luego de algunas pitadas finalmente me acerque a tu culito para besarte suavemente, mis labios sobre tu piel enrojecida te arrancaros gemidos mezclados de dolor y alivio, pero sobre todo pude notar como tu respiración comenzaba a agitarse, porque sabias que inevitablemente iba a hacerte mía, muy pronto...lentamente mis besos se iban acercando a tu sexo, tu perfume de hembra me atraía como un animal, no pude evitar hundir mi lengua y saborearte y entonces tus gemidos fueron jadeos. Yo estaba borracho en tus jugos, ya había perdido conciencia del tiempo y solo deseaba seguir bebiéndote, no se cuanto tiempo me tome para disfrutarte pero fue mi sexo urgido de calor me trajo a la realidad, y claro como soy egoísta, no dude un instante en acomodarme y ahí mismo montarte lenta pero intensamente, te tomé del pelo como si fueran las riendas de mi yegua y tus jadeos fueron gritos ahogados por la mordaza empapada en tus babas. Gritos que acompasaban los golpes de mi cuerpo contra el tuyo, yo no me cansaba de repetirte que eras mi puta, mi perra y como única respuesta tenia tu culo apretándose contra mi vientre... te encantaba eso... te encantaba que te coja como un animal, entregarte indefensa y... y entonces fue claro....
Entonces supe que mi egoísmo y tu entrega eran la misma cosa, yo no hacía más que complacerte y vos no hacías mas que salirte con la tuya y me aborrecí por eso y con furia apuré las estocadas finales que desencadenaron un profundo y espasmódico orgasmo... y no tuve fuerzas para gritarte que te odiaba, no tuve fuerzas para luchar y resistir la oleada de placer que me invadía y quise convencerme de que estaba equivocado, de que en realidad yo tenía el control... y con eso exploté también desbordándote...
Me alejé de vos y de tu cuerpo aun convulsionado... y te mire a los ojos, algunas lagrimas aun escurrían fruto del éxtasis, supiste descifrar mi mirada, una mirada que rozaba el rencor, la frustración y el odio.
Cuando lentamente te quité la mordaza, con voz entrecortada y tremendamente dulce me dijiste- "no me odies cariño, está en mi naturaleza..."
Ciro James
No puedo evitar pensar que estas mismas características son las que te trajeron a mí, que fueron estas circunstancias las que finalmente te ayudaron a tomar la decisión de entregarte a mí, de abandonar tu voluntad sometiéndote a mis órdenes.
Recuerdo aquel día en que por casualidad cruzamos nuestros destinos, una casualidad provocada, porque los dos estábamos en el momento justo en el lugar preciso.
Aquel día todo comenzó como sin quererlo, primero fue un juego de erotismo abstracto, en el que con imágenes y frases intentamos cada uno marcar posición. Luego fuimos profundizando el lazo y nos revelamos como almas afines... tal vez por eso no lo vimos venir, tal vez por eso todo fue un juego...
Cuando finalmente mis dedos rozaron tu piel, cuando finalmente tu aliento chocó con el mío, cuando finalmente mis ojos penetraron tu mirada ya no hubo vuelta atrás.
Fue aquella vez, cuando estabas en mi cama, con las manos atadas a la espalda desde las muñecas hasta los codos, con el culo alzado y las tetas aplastadas contra la cama, amordazada con tus propias pantis y tan excitada que el brillo húmedo de tu sexo me resultaba un diamante en bruto, fue aquella vez en que todo se consumó.
En aquel momento dejé de palmear tu trasero y me tome unos minutos para disfrutar el deleite de contemplarte así, rendida, entregada, sometida, excitada, furiosa y deseosa... encendí mi pipa y luego de algunas pitadas finalmente me acerque a tu culito para besarte suavemente, mis labios sobre tu piel enrojecida te arrancaros gemidos mezclados de dolor y alivio, pero sobre todo pude notar como tu respiración comenzaba a agitarse, porque sabias que inevitablemente iba a hacerte mía, muy pronto...lentamente mis besos se iban acercando a tu sexo, tu perfume de hembra me atraía como un animal, no pude evitar hundir mi lengua y saborearte y entonces tus gemidos fueron jadeos. Yo estaba borracho en tus jugos, ya había perdido conciencia del tiempo y solo deseaba seguir bebiéndote, no se cuanto tiempo me tome para disfrutarte pero fue mi sexo urgido de calor me trajo a la realidad, y claro como soy egoísta, no dude un instante en acomodarme y ahí mismo montarte lenta pero intensamente, te tomé del pelo como si fueran las riendas de mi yegua y tus jadeos fueron gritos ahogados por la mordaza empapada en tus babas. Gritos que acompasaban los golpes de mi cuerpo contra el tuyo, yo no me cansaba de repetirte que eras mi puta, mi perra y como única respuesta tenia tu culo apretándose contra mi vientre... te encantaba eso... te encantaba que te coja como un animal, entregarte indefensa y... y entonces fue claro....
Entonces supe que mi egoísmo y tu entrega eran la misma cosa, yo no hacía más que complacerte y vos no hacías mas que salirte con la tuya y me aborrecí por eso y con furia apuré las estocadas finales que desencadenaron un profundo y espasmódico orgasmo... y no tuve fuerzas para gritarte que te odiaba, no tuve fuerzas para luchar y resistir la oleada de placer que me invadía y quise convencerme de que estaba equivocado, de que en realidad yo tenía el control... y con eso exploté también desbordándote...
Me alejé de vos y de tu cuerpo aun convulsionado... y te mire a los ojos, algunas lagrimas aun escurrían fruto del éxtasis, supiste descifrar mi mirada, una mirada que rozaba el rencor, la frustración y el odio.
Cuando lentamente te quité la mordaza, con voz entrecortada y tremendamente dulce me dijiste- "no me odies cariño, está en mi naturaleza..."
Ciro James
10 comentarios - Cuestión de Naturaleza
me gusto mucho la manera en que relataste la historia es casi poética. eso es lo que la hace mas excitante, me dejo con cosquillitas ricas
saludos
Muchas gracias por el aporte, segui asi!!!!
Postea, comparti, comenta, disfruta...
Excelente.
Ser ese narrador-protagonista que ralata como hablándole a la otra protagonista es una forma muy original y seductora de contar una historia...
Te felicito, dejo puntos, y agradezco tu aporte!!
Muy mal de mi parte no haberlo hecho....
Creo que ya lo he dicho... y si no...
Cuanta sinceridad....Duele verse reflejada supongo...
*