ESTO ES PARA AGRADECER SU APOYO DE MUCHOS PORINGUER@S EN TRANSMITIR EL MENSAJE, Y VER EL INTERES QUE TUVIERON EN SABER, Y POR LOS COMENTARIOS, ME DI A LA TAREA DE INVESTIGAR UN POCO MAS, NO JUSTIFICO OBVIAMENTE A ESTOS TIPOS YA QUE SI TIENEN PROBLEMAS SICOLOGICOS, DEBERIAN RECONOCERSE Y PEDIR AYUDA, ES INTERESANTE VER QUE ALGUNOOOS NO TODOS, SON PEDOFILOS POR MALTRATO O PORQUE ELLOS LO VIVIERON, TAMBIEN ES TERRIBLE, QUE SE APROVECHEN DE NIÑOS, QUE NO SABEN NI LO QUE HACEN, SERAN 4 POST CON INFORMACION QUE TAL VEZ NOS HAGA REFLEXIONAR SOBRE ALGUNAS CONDUCTAS QUE TENEMOS, DE CIERTA MANERA, Y QUE LLEVA DE FONDO EN ALGUN MOMENTO A LA PEDOFILIA, ALGUNAS COSAS CREO QUE PUEDEN SER REFUTABLES, PERO ESPERO SEA DE INTERES PARA USTEDES Y SABER MAS, SALUDOS.
TRATE DE RESUMIR LO IMPORTANTE QUE CONSIDERE, EL LINK ESTA ABAJO...
PEDOFILIA.
Desde un punto de vista médico, la paidofilia o pedofilia es una parafilia que consiste en que la excitación o el placer sexual se obtienen, principalmente, a través de actividades o fantasías sexuales con niños de, generalmente, entre 8 y 12 años. A la persona que padece pedofilia se le denomina pedófilo, un individuo de, al menos, 16 años que se entretiene sexualmente con menores de 13 y respecto de los que mantiene una diferencia de edad de, por lo menos, cinco años.
La pedofilia es un rasgo multifactorial en la personalidad del que la padece, y se compone de aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de violencia, de control de las pulsiones, etc. En este sentido, se suelen distinguir dos tipos de pedofilia, una primaria o esencial, muy arraigada en el sujeto, y otra secundaria (u otras), que aparecería motivada por factores circunstanciales.
Por lo demás, en determinados casos en que la relación entre el pedófilo y el menor se prolonga en el tiempo, puede haber por parte del adulto un enamoramiento real con esa persona a la que él considera como su joven pareja, sobre todo cuando esta se halla en la edad de paso entre la infancia y la pubertad.
Existen, a este respecto, diversas asociaciones de pedófilos que reivindican la pedofilia como una forma más de vivir la sexualidad humana y que, en consecuencia, debe ser aceptada con naturalidad por parte de la sociedad.
Las conductas pedófilas son muy heterogéneas, desde casos inofensivos o casi inofensivos, hasta aquellos en que alcanzan niveles que entran dentro de lo criminal. A la actividad sexual de un pedófilo con un menor de 13 años se lo conoce con el nombre de abuso sexual infantil o pederastia (palabra que, etimológicamente, significa lo mismo que pedofilia).
En la antigua Atenas, la relación sexual entre un adulto y un joven púber, siempre con el consentimiento de este, se denominaba pederastia, y se consideraba como un elemento más en la relación entre un docente y su discípulo: el amor entre ambos favorecía la transmisión del saber y de las leyes ciudadanas. Por el contrario, el sexo con sujetos prepúberes, denominado pedofilia, era castigado con condenas que podían llegar a la pena de muerte.
En la Roma antigua, por su parte, la pederastia estaba muy difundida, pero sin las justificaciones de los griegos, y la pedofilia era también condenada.
Con todo, simultáneamente había puntos de vista de tipo moral-psicológico que condenaban cualquier tipo de contacto sexual entre adultos y menores; así, por ejemplo, Platón o Suetonio.
La psiquiatría considera la pedofilia como una parafilia. Los pedófilos, desde esta perspectiva, son
sujetos con una orientación sexual dirigida primariamente a niños, sin apenas interés por los adultos, y con conductas compulsivas no mediatizadas por situaciones de estrés.
El pedófilo suele ser hombre. Las mujeres pedófilas suelen ser o bien personas con trastornos mentales o bien personas muy solitarias y que viven al margen de la sociedad.
La cuarta edición revisada del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (American Psychiatric Association) describe con tres rasgos un diagnóstico estándar del pedófilo, basándose en 3022 casos de pedofilia:
experimentación, durante un periodo de al menos 6 meses, de fantasías sexuales intensas o recurrentes, o de impulsos sexuales, o de necesidad de actividad sexual, en donde el objeto de atención es uno o varios niños prepubescentes (generalmente, menores de 13 años);
o bien dichos impulsos solo repercuten en la esfera sexual del individuo, o bien le provocan ansiedad o dificultades interpersonales;
el individuo tiene 16 años o más y ha de ser por lo menos 5 años mayor que el menor por el que muestra su atracción.
La materialización de la pedofilia no presenta una única cara;
la atracción erótica que algunos [pedófilos] sienten por los niños no se traduce necesariamente en actos sexuales completos. El pedófilo puede limitarse a desnudar al niño y a mirarlo, a exhibirse, a masturbarse en su presencia, a tocarlo con delicadeza y a acariciarlo. Puede convencer al niño para que a su vez lo toque y así sucesivamente.
Cognitivamente, el pedófilo se caracteriza por no considerar inapropiada su tendencia o conducta, por lo que no suele presentar sentimientos de culpa o vergüenza; en ocasiones, incluso, apelan a la seducción del menor como causa de la misma o a que su comportamiento se puede entender como una forma de educación sexual de los menores.
La personalidad del pedófilo es polimorfa. Se pueden distinguir dos grandes tipos de pedófilos: los primarios y los secundarios o situacionales:
Los primarios muestran una inclinación sexual casi exclusiva por los niños y su conducta compulsiva es independiente de su situación personal. Se trata, clínicamente, de pedófilos en un sentido estricto del término que presentan unas distorsiones cognitivas específicas: consideran su conducta sexual como apropiada (no se siente culpables ni avergonzados), planifican sus acciones, pueden llegar a atribuir su conducta a un efecto de la seducción por parte del menor o pueden justificarla como un modo de educación sexual para este.
En cuanto a los secundarios o situacionales, estos se caracterizan por que su conducta viene inducida por una situación de soledad o estrés (en estos casos, la experimentación de relaciones sexuales con menores suele ser un medio de compensar la baja autestima o de liberarse de cierta hostilidad). No son estrictamente pedófilos, en tanto que su inclinación natural es hacia los adultos, con los que mantienen normalmente relaciones problemáticas (impotencia ocasional, tensión de pareja...); solo recurren excepcionalmente a los niños y lo hacen de forma compulsiva, percibiendo su conducta como anómala y sintiendo posteriormente culpa y vergüenza.
Otra clasificación distingue tres categorías principales de pedófilos:
los ansiosos-resistentes, caracterizados por su escasa autoestima que les lleva a buscar constantemente la aprobación de los demás; dado que no consiguen establecer relaciones emocionales con los adultos, se centran en los niños, con los que aumenta su seguridad. En principio, su relación no es sexual, pero la dependencia afectiva puede generarla.
los evitadores-temerosos, caracterizados por su gran deseo de contacto con lo adultos pero a los que el miedo al rechazo los paraliza. Se centran entonces en los menores y su actitud es poco empática y tienden al uso de la fuerza.
los evitadores-desvalorizadores, caracterizados como obsesionados con la independencia y la autonomía emocional; buscan relaciones fugaces e impersonales en las que no es infrecuente el comportamiento coercitivo violento o sádico.
Necesidades emotivas de los pedófilos: La casuística clínica ha evidenciado el tipo de necesidades emotivas que la práctica pedófila puede satisfacer en los afectados:
en primer lugar, se trata de casi el único modo de alcanzar para ellos la excitación sexual;
en segundo lugar, les permite sentirse poderosos a través del control ejercido sobre el menor, algo más complicado que si se tratase de adultos;
en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, les sirve para aumentar su autoestima;
en cuarto lugar, al repetir escenas traumáticas vividas por ellos (en los casos en los que se hayan dado), el contacto pedófilo les permite superar sus propios traumas personales y tomarse una especie de revancha al situarse ahora ellos en la posición dominante;
en quinto lugar, todo el proceso de su relación con menores consigue para el pedófilo consolar sus privaciones de competencia social o de cohibición en la relación con los adultos; se trata, pues, no solo de algo relacionado con su vida sexual sino con la propia realización como persona.
No existe consenso entre los especialistas respecto del origen de la pedofilia.
Con todo, según
muchos psicólogos y psiquiatras, los pedófilos tendrían una personalidad inmadura, problemas de relación o sentimientos de inferioridad que no les permitirían mantener una relación amorosa adulta e "igualitaria": individuos con trastornos narcisistas y frágil autoestima se concentran en los niños porque pueden controlarlos y dominarlos y, con ellos, no tienen sentimientos de inadecuación.
Algunos especialistas sugieren que
El origen de esta tendencia anómala puede estar relacionado con el aprendizaje de actitudes extremas negativas hacia la sexualidad o con el abuso sexual sufrido en la infancia, así como con sentimientos de inferioridad o con la incapacidad para establecer relaciones sociales y sexuales normales.
Otros autores consideran la pedofilia deviene de una experimentación permanente del propio periodo infantil por parte del individuo, idealizando el cuerpo y la belleza de esa etapa y tratando además de evocar el tratamiento que en relación con estos aspectos recibieron de pequeños. En consecuencia,
el erotismo con los niños puede comportar (...) la fantasía inconsciente de fusión con un objeto ideal, la reestructuración con un ego joven e idealizado.
A todo esto se añade que los pedófilo encuentran también placer en la intrínseca transgresión que supones su tendencia y actos, y en las actividades que realizan para llevar a cabo sus contactos con menores: localización, planificación, seguimiento, aproximaciones, etc.
Igualmente, se aduce la posibilidad de la existencia de trastornos de personalidad como factores importantes: deficiencias en el control de los impulsos y en la imagen personal, tanto por una educación sexual negativa y culpabilizadora como por unos modelos familiares no adecuados
La mayor parte de los países conservan un derecho penal de acto por lo que se castiga la pederastia, es decir, el acto de abusar sexualmente de un menor, y no la mera tendencia sexual pedófila. Por ello, un acto de abuso sexual infantil no es calificado como pedofilia por las leyes. Sin embargo, en algunos códigos penales sí se contemplan delitos que castigan dicha conducta.
La pedofilia es un rasgo multifactorial en la personalidad del que la padece, y se compone de aspectos mentales, institucionales, de actividad, de educación sexual, de violencia, de control de las pulsiones, etc. En este sentido, se suelen distinguir dos tipos de pedofilia, una primaria o esencial, muy arraigada en el sujeto, y otra secundaria (u otras), que aparecería motivada por factores circunstanciales.
Por lo demás, en determinados casos en que la relación entre el pedófilo y el menor se prolonga en el tiempo, puede haber por parte del adulto un enamoramiento real con esa persona a la que él considera como su joven pareja, sobre todo cuando esta se halla en la edad de paso entre la infancia y la pubertad.
Existen, a este respecto, diversas asociaciones de pedófilos que reivindican la pedofilia como una forma más de vivir la sexualidad humana y que, en consecuencia, debe ser aceptada con naturalidad por parte de la sociedad.
Las conductas pedófilas son muy heterogéneas, desde casos inofensivos o casi inofensivos, hasta aquellos en que alcanzan niveles que entran dentro de lo criminal. A la actividad sexual de un pedófilo con un menor de 13 años se lo conoce con el nombre de abuso sexual infantil o pederastia (palabra que, etimológicamente, significa lo mismo que pedofilia).
En la antigua Atenas, la relación sexual entre un adulto y un joven púber, siempre con el consentimiento de este, se denominaba pederastia, y se consideraba como un elemento más en la relación entre un docente y su discípulo: el amor entre ambos favorecía la transmisión del saber y de las leyes ciudadanas. Por el contrario, el sexo con sujetos prepúberes, denominado pedofilia, era castigado con condenas que podían llegar a la pena de muerte.
En la Roma antigua, por su parte, la pederastia estaba muy difundida, pero sin las justificaciones de los griegos, y la pedofilia era también condenada.
Con todo, simultáneamente había puntos de vista de tipo moral-psicológico que condenaban cualquier tipo de contacto sexual entre adultos y menores; así, por ejemplo, Platón o Suetonio.
La psiquiatría considera la pedofilia como una parafilia. Los pedófilos, desde esta perspectiva, son
sujetos con una orientación sexual dirigida primariamente a niños, sin apenas interés por los adultos, y con conductas compulsivas no mediatizadas por situaciones de estrés.
El pedófilo suele ser hombre. Las mujeres pedófilas suelen ser o bien personas con trastornos mentales o bien personas muy solitarias y que viven al margen de la sociedad.
La cuarta edición revisada del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (American Psychiatric Association) describe con tres rasgos un diagnóstico estándar del pedófilo, basándose en 3022 casos de pedofilia:
experimentación, durante un periodo de al menos 6 meses, de fantasías sexuales intensas o recurrentes, o de impulsos sexuales, o de necesidad de actividad sexual, en donde el objeto de atención es uno o varios niños prepubescentes (generalmente, menores de 13 años);
o bien dichos impulsos solo repercuten en la esfera sexual del individuo, o bien le provocan ansiedad o dificultades interpersonales;
el individuo tiene 16 años o más y ha de ser por lo menos 5 años mayor que el menor por el que muestra su atracción.
La materialización de la pedofilia no presenta una única cara;
la atracción erótica que algunos [pedófilos] sienten por los niños no se traduce necesariamente en actos sexuales completos. El pedófilo puede limitarse a desnudar al niño y a mirarlo, a exhibirse, a masturbarse en su presencia, a tocarlo con delicadeza y a acariciarlo. Puede convencer al niño para que a su vez lo toque y así sucesivamente.
Cognitivamente, el pedófilo se caracteriza por no considerar inapropiada su tendencia o conducta, por lo que no suele presentar sentimientos de culpa o vergüenza; en ocasiones, incluso, apelan a la seducción del menor como causa de la misma o a que su comportamiento se puede entender como una forma de educación sexual de los menores.
La personalidad del pedófilo es polimorfa. Se pueden distinguir dos grandes tipos de pedófilos: los primarios y los secundarios o situacionales:
Los primarios muestran una inclinación sexual casi exclusiva por los niños y su conducta compulsiva es independiente de su situación personal. Se trata, clínicamente, de pedófilos en un sentido estricto del término que presentan unas distorsiones cognitivas específicas: consideran su conducta sexual como apropiada (no se siente culpables ni avergonzados), planifican sus acciones, pueden llegar a atribuir su conducta a un efecto de la seducción por parte del menor o pueden justificarla como un modo de educación sexual para este.
En cuanto a los secundarios o situacionales, estos se caracterizan por que su conducta viene inducida por una situación de soledad o estrés (en estos casos, la experimentación de relaciones sexuales con menores suele ser un medio de compensar la baja autestima o de liberarse de cierta hostilidad). No son estrictamente pedófilos, en tanto que su inclinación natural es hacia los adultos, con los que mantienen normalmente relaciones problemáticas (impotencia ocasional, tensión de pareja...); solo recurren excepcionalmente a los niños y lo hacen de forma compulsiva, percibiendo su conducta como anómala y sintiendo posteriormente culpa y vergüenza.
Otra clasificación distingue tres categorías principales de pedófilos:
los ansiosos-resistentes, caracterizados por su escasa autoestima que les lleva a buscar constantemente la aprobación de los demás; dado que no consiguen establecer relaciones emocionales con los adultos, se centran en los niños, con los que aumenta su seguridad. En principio, su relación no es sexual, pero la dependencia afectiva puede generarla.
los evitadores-temerosos, caracterizados por su gran deseo de contacto con lo adultos pero a los que el miedo al rechazo los paraliza. Se centran entonces en los menores y su actitud es poco empática y tienden al uso de la fuerza.
los evitadores-desvalorizadores, caracterizados como obsesionados con la independencia y la autonomía emocional; buscan relaciones fugaces e impersonales en las que no es infrecuente el comportamiento coercitivo violento o sádico.
Necesidades emotivas de los pedófilos: La casuística clínica ha evidenciado el tipo de necesidades emotivas que la práctica pedófila puede satisfacer en los afectados:
en primer lugar, se trata de casi el único modo de alcanzar para ellos la excitación sexual;
en segundo lugar, les permite sentirse poderosos a través del control ejercido sobre el menor, algo más complicado que si se tratase de adultos;
en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, les sirve para aumentar su autoestima;
en cuarto lugar, al repetir escenas traumáticas vividas por ellos (en los casos en los que se hayan dado), el contacto pedófilo les permite superar sus propios traumas personales y tomarse una especie de revancha al situarse ahora ellos en la posición dominante;
en quinto lugar, todo el proceso de su relación con menores consigue para el pedófilo consolar sus privaciones de competencia social o de cohibición en la relación con los adultos; se trata, pues, no solo de algo relacionado con su vida sexual sino con la propia realización como persona.
No existe consenso entre los especialistas respecto del origen de la pedofilia.
Con todo, según
muchos psicólogos y psiquiatras, los pedófilos tendrían una personalidad inmadura, problemas de relación o sentimientos de inferioridad que no les permitirían mantener una relación amorosa adulta e "igualitaria": individuos con trastornos narcisistas y frágil autoestima se concentran en los niños porque pueden controlarlos y dominarlos y, con ellos, no tienen sentimientos de inadecuación.
Algunos especialistas sugieren que
El origen de esta tendencia anómala puede estar relacionado con el aprendizaje de actitudes extremas negativas hacia la sexualidad o con el abuso sexual sufrido en la infancia, así como con sentimientos de inferioridad o con la incapacidad para establecer relaciones sociales y sexuales normales.
Otros autores consideran la pedofilia deviene de una experimentación permanente del propio periodo infantil por parte del individuo, idealizando el cuerpo y la belleza de esa etapa y tratando además de evocar el tratamiento que en relación con estos aspectos recibieron de pequeños. En consecuencia,
el erotismo con los niños puede comportar (...) la fantasía inconsciente de fusión con un objeto ideal, la reestructuración con un ego joven e idealizado.
A todo esto se añade que los pedófilo encuentran también placer en la intrínseca transgresión que supones su tendencia y actos, y en las actividades que realizan para llevar a cabo sus contactos con menores: localización, planificación, seguimiento, aproximaciones, etc.
Igualmente, se aduce la posibilidad de la existencia de trastornos de personalidad como factores importantes: deficiencias en el control de los impulsos y en la imagen personal, tanto por una educación sexual negativa y culpabilizadora como por unos modelos familiares no adecuados
La mayor parte de los países conservan un derecho penal de acto por lo que se castiga la pederastia, es decir, el acto de abusar sexualmente de un menor, y no la mera tendencia sexual pedófila. Por ello, un acto de abuso sexual infantil no es calificado como pedofilia por las leyes. Sin embargo, en algunos códigos penales sí se contemplan delitos que castigan dicha conducta.
YO TE SIGO... TU ME SIGUES
14 comentarios - darkside'z no a la pedofilia 2
Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
gracias angie, si exacto sin puntos intermedios, es bueno saber mas, y como me dijo una poringuer@ no sabes ni con quien pierdes y esto preocupa, anatrete me comento de un caso que hubo por alla y me sono bastante fuerte...saludos.
gracias amigo...
no a la pedofilia !!!!
🆒 🆒 🆒
muy buen post y gracias por compartir
dejo puntos
HICIERON O NO, ADEMAS DE ENFERMOS SON HDP, POR QUE EN OTRAS ENFERMEDADES UNO
SE JODE A UNO MISMO.
EN ESTO SE JODE UN INOCENTE PARA TODA LA VIDA Y A TODA SU FAMILIA.
LO PEOR QUE NO LO LLEVAN EN LA CARA Y NO SABES QUIEN ES EL PERVERSO,
CON MUCHA MAS RAZÓN DEBIERA BUSCAR AYUDA SI A ELLOS LES PASÓ.
TE FELICITO EN HABER HECHO ESTE TRABAJO, LO ÚNICO QUE CUANDO VI EL TEMA PENSÉ QUE
IRÍA POR LOS 500 PUNTOS.
GRACIAS POR TU EXCELENTE APORTE.
NO a la PEDOFILIA
Reco y +2
amigos aclaro, se que este tema se presta para... lo hizo por puntos, pero no, como aclare en el primero recibi jajaja hasta la oferta de 10 PUNTOS si daba la informacion que les mencione, son reconocimiento, son el saber que algo gusto etc. pero si te visitan, y sobre todo a las poringueras inclusive mas de 10 000 visitas y solo como 20 a 50 comentarios, imaginense lo que esperamos los que no somos poringuer@s mi intencion es profundizar, aprender y comprender la pedofilia por eso lo dividi en 4, y aclaro estoy en contra de los pedofilos, pero quiero saber, conocer el fondo de esto, porque son asi, porque no piden ayuda, porque disfrutan haciendo dolor en una persona que no comprende porque se lo hacen, en fin saludos y ya viene el 3
espero les interese, y aun asi gracias por su apoyo y puntos, lo importante son sus comentarios...