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30 agosto 2011

(3x1) Última entrega: entrevista a Marina Ramón-Borja, Odile L'Autremonde y Raúl E. Narbón.

Betty Blue
Llega la última entrega de las entrevistas a jóvenes autores a propósito de Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011), que tiene fecha de salida el 26 de septiembre, es decir YA. Han sido unas semanas divertidas y amenas en las que hemos podido conocer los secretos, miedos y rarezas de algunos de los autores más jóvenes del panorama literario español. No tenía previsto acabar en la octava entrega, pero hay tres autores que no han querido o podido estar con nosotros en estas entrevistas o conversaciones de 3x1. Sin embargo, aquí están Marina Ramón-Borja (Almería), Odile L'Autremonde (Madrid) y Raúl E. Narbón (Valencia). Marina ha sido bloguera durante mucho tiempo. Su blog era un diario magnífico de poesía, citas y fotografías potentes. Ha publicado en varias antologías y revistas y ha recitado en algunos festivales. Es autora de una plaquette y es pintora y bailarina. Odile es estudiante de filología, activista del 15-M y poeta. Es, junto a Miguel Rual, una de nuestras autoras más jóvenes, además de musa de algunos creadores de nuestro tiempo. Raúl, en la biografía que nos mandó para la antología en papel sólo dijo "Raúl E. Narbón. Valencia 1987. Todos los poemas son inéditos." Pero os diré que también es cantante de uno de los grupos "guapos" que he escuchado últimamente, Gypsy Casino, junto a Julio Fuertes. Ninguno de los tres tiene libro publicado pero eso no es lo que más les importa. Son listos, son hermosos, escriben bien y saben lo que quieren. Aquí dejo sus respuestas y aquí me despido hasta mediados de septiembre, cuando el libro esté por fin en nuestras manos: gracias, besos y locura. 

*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?

Marina Ramón-Borja: No es la primera vez, pero como si lo fuera. Mi primera publicación en papel fue en la antología Cangrejos al Sol (Cangrejo Pistolero, 2010) y en marzo de 2011 me editaron una plaquette con motivo de mi recital en Los Banderines del Zaguán. Esta vez el motivo es distinto, es un proyecto de gran envergadura, no solo la publicación de la antología y el blog, me refiero sobre todo al trabajo y esfuerzo que hay detrás. Es un proyecto que aporta una visión de lo que es parte de la poesía española actual, una catapulta para nuestra metralla, puag. Por todo ello estar incluida desde un principio en este núcleo de jóvenes poetas a los que llamas locos es un enorme placer, porque yo no me consideraba poeta, aun sigo sin hacerlo y mira dónde me has metido (risas). Dejando a un lado la pésima chanza…será un paso más, firme y serio, para cada uno de nosotros, para algunos quizá una bien querida responsabilidad.

Odile L’Autremonde: La habitación imborrable de mi voz, dentro de un edificio lleno de poetas.

Raúl E. Narbón: En realidad me cuesta hablar de mis planes como creador porque en principio no asumo completamente una imagen de mí mismo como tal, como poeta en este caso; me parece un título de envergadura. Pero dejando a un lado esta reticencia un poco boba, creo que no altera mis planes; seguiré haciendo cosas según me lo pidan los ánimos, si es que eso significa algo. Además, la publicación de unos pocos poemas en esta bonita antología no creo que suponga un compromiso fuerte con el hecho de publicar, por lo que en mi opinión no cambia mucho las cosas.   


Raúl E. Narbón
*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?

Marina Ramón-Borja: Hasta ahora mis publicaciones han sido a pequeña escala, quiero decir, he participado en una antología, en algunos blogs y revistas y publicado una plaquette, a veces tengo la sensación de haber ido demasiado rápido. Para mí no es una obsesión el hecho de publicar, ya sea en papel o en formato digital, ya que por mi forma de trabajar me interesa más el proceso de la obra que la propia obra. Me gusta pulir cada cosa que hago y sí me obsesiono con su perfección, cuando ya no puedo sacar más lo dejo como inacabado. Si algún día publico lo que tengo en mente será porque Julio me habrá zarandeado la cabeza y me habrá dicho: “Eh, chilling, todo va a ir bien” y porque estaré completamente a gusto con su contenido, no quiero maldecir mi primer libro, aunque acabaré haciéndolo.

Qué podría decir ahora de presentarme a premios…


Odile L’Autremonde: Es cierto que el momento en que vivimos parece inocularnos una urgencia imperiosa por publicar. Pero de momento, yo me mantengo en el cuarto oscuro, trabajando en mi poesía. Espero terminar pronto un poemario que se lleva gestando varios meses y después, quién sabe. Quizá lo queme. Es broma.

Raúl E. Narbón: Publicar en papel es una alegría. Yo soy de esos pesados romanticones que gustan de oler libros y encontrar ediciones boniquetas, con papel y cubierta tal. La de la antología, por cierto, me encanta. Por otra parte, no tengo ningún proyecto definido ahora mismo, los poemas van sumándose, a ritmos diferentes según qué temporadas, pero jamás tengo la sensación de estar convencido con ellos, ni siquiera con los que van a ser ahora publicados, así que lo más seguro es que no publique nada en tiempo ni me presente a ningún premio. Que soy un cobardica, más que nada, esa es la verdad. 
*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?

Marina Ramón-Borja: Utilicé varias plataformas y finalmente acabé eliminando algunas y abandonando otras, es sabido por todos que es una buena forma de dar a conocer tu trabajo y de conocer el de otros, es una enorme biblioteca digital. No descarto la idea de volver. Ahora solo utilizo Facebook como herramienta para estar en contacto con amigos, familiares o conocidos y seguir su trayectoria.

Odile L’Autremonde: Hace un año que mantengo un blog cada vez más en desuso por lo trotamundos que estoy hecha. Este espacio es para mí una herramienta de trabajo. Normalmente, suelo pulir los poemas que publico y, en fin, los que me convencen los guardo. A través del blog he conocido a bastante gente con la que he compartido buenos momentos y también me ha abierto la puerta a oportunidades como ésta.

Raúl E. Narbón: Ná de ná. 
*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?

Marina Ramón-Borja: Personalmente conozco a pocos de los compañeros que aparecen en esta antología y de los que tengo el gusto de conocer, así como de otros creadores, puedo decir que son personas sabias (algunos a su corta edad) y comprometidas con lo que hacen, de las que aprendo día a día, ya sea directa o indirectamente.

Odile L’Autremonde: No he leído tanto a mis coetáneos como para que verdaderamente me hayan influido. Pero sí me ha supuesto un empujón ver que somos muchos los que acogemos el grito de la poesía en nuestras bocas.

Raúl E. Narbón: Conozco a algunos poetas de mi generación. Algunos son amigos muy íntimos, gente a la que quiero mucho, es decir, mi relación con ellos es más personal que “profesional”, como habitualmente sucede en las generaciones de poetas. No sé de qué modo exacto han influido en mí ni con cuánta intensidad, pero que eso está ahí y que es un ingrediente del puchero, de eso no me cabe duda. 
*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?

Marina Ramón-Borja: He vivido en Almería y en Granada pero fue hace dos años coincidiendo con mi traslado a Sevilla cuando comencé a tener vida literaria activa, allí he participado en algunos recitales de Las Noches del Cangrejo y en el III Festival Internacional de Poesía de Sevilla, en marzo me invitaron a recitar en Los Banderines del Zaguán en Almería. Suelo recitar con música en directo, en Sevilla me acompañaba Vicio (Fernando Bazán) y en Almería Dani León y Mr. Cósmico, buenos músicos estos, concretamos a última hora lo que íbamos a hacer, minutos antes de salir al escenario. En los recitales me gusta improvisar, darle libertad e importancia al que me acompaña y dejarme llevar, tejer poco a poco sin saber de qué color será la madeja. Y así hago, al igual que cuando bailo me separo del público, del mundo, es una sensación muy extraña y bonita, por eso me gusta hacerlo pocas veces.

Odile L’Autremonde: En general sí, me he criado en el escenario y es algo casi instintivo. Recuerdo que la primera vez que recité en público fue en el Bukowski y a partir de ahí, he frecuentado Los Diablos Azules y varios locales de Lavapiés.

Raúl E. Narbón: Participé hace unos años, ¡oh, años mozos! Ahora nada de eso, sólo me hago pelo de poeta y me paseo por ahí para que la gente crea que me dedico a esto. Trabajo menos y mercadotécnicamente hablando me cunde más. Bromita. 


Odile L'Autremonde
*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?

Marina Ramón-Borja: De los que conozco de la antología me gustaría resaltar a Raúl E. Narbón, me fascina, lo poco que he podido leer de él es muy potente, directamente proporcional a cómo es estar con él una tarde; David Leo García es caso aparte, todo el mundo lo sabe, comenzar (ya joven y loco) tu primer libro con un Antes que nada es empezar muy fuerte ¡La vírgen! Y Ruth Llana, quien atraviesa y deja herida limpia, me muero por conocerla, pero la muerte llegará demasiado tarde y para entonces ya estaremos tomando té en la Ciudad Púrpura (HÁ).

Odile L’Autremonde: Conocía previamente a bastantes de los participantes. Poetas a los que he leído, con los que he bebido vino y charlado hasta el amanecer.
Mis descubrimientos hasta la fecha han sido: Bárbara Butragueño, María Bautista,  Ruth Llana, Miguel Rual, Sara R.Gallardo y Natalia Litvinova. Pero en fin, cuando tenga el libro en mis manos les dedicaré todo el tiempo que se merecen.
Me hubiese gustado que ellos también pudieran haber estado: Miguel Retana, Karel Bofill Bahamonde, Juan Bello, María Sánchez, Ana Castro y Clara Marañón. Creo que tienen una grandísima fuerza como poetas.

Raúl E. Narbón: Conozco a una de las antologadas y es un encanto de mil besos en la frente. Quitando esto, si te soy sincero, no he cotilleado seriamente el contenido de la antología. Echo de menos algún nombre, que no diré para hacerme el interesante, que es lo que llevo haciendo toda la entrevista. Proyectarse: esa cosa. Lo siento, divago un poco: astronauta, lentejas, Do Re Mi. Defenestrar. 
*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?

Marina Ramón-Borja: Supongo que como cuando vas a ver una obra de ballet, con la diferencia de que aquí no hay solistas ni primeros bailarines, todos somos Cuerpo de baile, aunque la trayectoria de algunos sea más amplia. Habrá quien guste más y quien pase desapercibido.

Odile L’Autremonde: Como se perciben una sucesión de sueños bajo los mismos párpados. Uno entre tantos.

Raúl E. Narbón: No lo digo por molerme a piedras, ni por humildad o autocrítica (ese estorbo), ni por falsa humildad (Belcebú), pero creo muy posible que, con toda justicia, sea duramente interpretada. Creo que no hago la poesía que me gustaría hacer, no soy exactamente lo que escribo. Siento en ocasiones que mis poemas reflejan a un yo con batín a cuadros y pantuflas, un poco serio o algo retórico, no siempre veraz en la transmisión al papel, al poema. Tampoco me parecería un desatino castigable con un tiro en el pecho que a alguien le gustara. Estos poemas serán bien y mal recibidos.
Los que se inclinen por la primera opción serán, lo más seguro, gente increíble, potenciales talentos e incluso algún genio, personas amables que ayudan a los bastones de los ancianos a cruzar la acera, un poco despistados, pero ¡ay! con su encanto y sus pequeñas historias, y el aroma del café y esos pequeños momentos, etc. Sobre los segundos no me voy a pronunciar. Bromita. 
*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?

Marina Ramón-Borja: No. “Trabajo para todos”, se lee en una pintada.

Odile L’Autremonde:  Ojalá lleguen críticas constructivas. Pero miedo a las destructivas, nunca.

Raúl E. Narbón:  A veces bastante, pero siempre nada. 


Marina Ramón-Borja
*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?

Marina Ramón-Borja: Mi camino como escritora no es tan largo, antes que poeta soy bailarina, voy de puntillas como bien dijiste una vez, y esto cada vez se acentúa más ya que el respeto que siento por la literatura está resultando ser el mismo que siento por la danza, y esto es bueno, muy bueno, porque ambos me apasionan como lo hace la música o el arte. Desde que empecé a bailar he trabajado mi cuerpo día tras día, quiero que con la literatura sea lo mismo, un trabajo constante y diario. Puedo hablar de las influencias que tengo de las distintas ramas del arte que practico: catálogos de artistas plásticos, los clásicos y no tan clásicos, como Marina Abramovic, Louise Bourgeois o Ana Mendieta, Joseph Beuys, Bill Viola o las Guerrilla Girls, entre otros, así como los manifiestos de los movimientos artísticos. La música también es un referente que predomina, escucho mucho flamenco y música clásica desde que empecé a bailar pero me chifla el blues, el Rock and roll, el grunge y el stoner (Por Buda, iba al conservatorio de danza con pulseras y collares de pinchos). De mis influencias literarias quiero nombrar entre otros a Dámaso Alonso, Hijos de la ira fue el primer libro que leí de poesía hace muchos años en la biblioteca del pueblo donde vivía, a José Ángel Valente, al que vuelvo una y otra vez o Miguel de Unamuno y su nívola Niebla fue también de lo primero que leí por azar y propia elección, y una lista de número infinito que aumenta: Miguel Hernández, Góngora, Aleixandre, Rimbaud, Cela, Virgine Despentes, Simone de Beauvoir, Mallarmé, Jack Kerouac, Truman Capote, Anaïs Nin, Shakespeare, Cortázar…

Odile L’Autremonde: Busco el disparo de pólvora mojada, la cama vacía y el tacón roto. Pero también me interesa mucho ahondar en la sociedad, los rostros ajenos, el grito anudado y el puño escondido en el bolsillo.
En cuanto a influencias, podría nombrar la voz de Lhasa, los poemas de Éluard, Lorca, Aleixandre, Pizarnik, Prevert, Desnos y Bachmann (entre muchos otros), la prosa de Pessoa y de Bolaño, la música de Satie, Django Reindhardt y Madredeus,  las 6 de la mañana en el metro de Madrid, la ausencia de límites y el vértigo a la caída.

Raúl E. Narbón: La poesía que hago es un intento de estar más cerca de algo mío que no sé que es, un intento de decírmelo. Salvando la imprecisión que conllevan las comparaciones, diré que es algo parecido a lo que se da cuando hablamos con alguien y nos dicen algo con unas palabras con las que sentimos comprender a la perfección. Podría entenderse como una especie de rigor en el describir lo que observamos, y un querer verlo hermoso. Verdad y belleza, dicen, ¿no? Quizá otro día te respondería algo muy distinto, así que no te fíes mucho de lo que digo.
En cuanto a las influencias, pienso que si alguien quiere ser o se dice poeta, no puede limitarlas a la poesía y a las diversas artes, ni a la cultura en general. Estar vivo y tener los ojos muy abiertos es el trabajo del poeta. Las influencias llegan de todos lados y se reproducen en uno de un modo distinto a cómo son en realidad. Porque, digamos, yo soy diferente a una manzana, y no tengo la obligación de respetarla. Además, cómo decía X, hasta la forma o las líneas de mi mano me configuran, y si uno es poeta y escribe, no puede renunciar a esta influencia, no puede escapar de sí mismo. 
*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?

Marina Ramón-Borja: No lo sé. Ahí están las influencias.

Odile L’Autremonde: No sé, no sé. No sé si quiero saberlo...

Raúl E. Narbón: Tener algunas de las virtudes de Valente, Edgar Lee Masters, Robert Lowell o Lorca, entre otros, no estaría mal, pero, remitiéndome a la respuesta anterior, yo no tengo sus manos. Ni ellos las mías. No sé, por otra parte, a quién me parezco ni a quién dirán que me parezco.
*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?

Marina Ramón-Borja: ...

Odile L’Autremonde: Porque, citando a Batania, nuestros caballos no mueren por falta de viento.

Raúl E. Narbón:  Porque verf barrabum qué espuma. Y por la risa.

22 agosto 2011

Masturbación: última noche en Madriz.

Lo más emocionante de la madrugada es este momento. Me voy y el mundo entero está a mi alcance. Aquí mis libros. Aquí mis maletas -vida en archivo zip, quizá cuarenta kilos, quizá todo más leve-. Aquí mi ordenador. Aquí mi pornografía. Aquí mis dedos. Debajo el pijama. Las bolas chinas. La botella de agua. Aquí el miedo a los mosquitos. El árbol en la ventana. La enumeración, una vez más. La estéril soledad. Los versos que te copian. Los que tú quieres copiar. Lo más emocionante sucede en este momento. Tengo dos libros a mi lado. Los leo y los voy alternando. Pájaros de fuego, de Anaïs Nin y Husos, de Chantal Maillard. Los leo pero no enteros porque el segundo lo tengo reciente y el primero lo conozco bien de épocas pasadas (aquí la abuela manda e Internet debe cortarse a determinada hora, adiós módem, adiós sexo, adiós soledad estéril y pornográfica). Conozco bien Pájaros de fuego, cada relato y cada embestida descrita, pues en Complutum es imposible saciar ese deseo que a veces, en la noche, llega y quema. Lo más emocionante, decía, es esto. Este momento en el que leo Husos y vomito. Este momento en el que leo Pájaros de fuego y me excito. Enfermedad y sexo, cáncer y caricias, vísceras negras y penes erectos, tumores en el ano y lametones en el coño, sangre y semen, Maillard y Nin. Por cada cuento erótico diez páginas de enfermedades y agujas hasta que de pronto las dos lecturas se convierten en una y ya no sabes qué provoca más placer si el dolor o el orgasmo o si acaso son lo mismo; si esta es mi forma de combatir el miedo. Combatir el sexo. Follar el amor. Hacer el escupitajo. Menuda manera. Menuda ficción defectuosa. Pájaros de hilo. Husos de fuego. Mañana vuelvo con él. Mañana se acabó esta locura. Mañana estaré al fin en nuestra cama de Barcelona. Y ahora, si me disculpáis. Última noche. 

04 agosto 2011

(3x1) Quinta entrega: entrevista a Constantino Molina, Judit del Río y Cristina Fernández Recasens.

Donde algunos necesitan párrafos extensos otros dicen: no sé. Donde otros escriben: no creo, otros recuerdan, comparten cada palabra... Por eso hoy traigo a otros tres autores: Constantino Molina (Albacete), Judit del Río (Segovia) y Cristina Fernández Recasens (Blanes). Constantino no ha publicado aún su obra pero ha ganado varios premios en su comunidad. Su libro inédito Están ustedes algo equivocados respecto a los poetas está plagado de ironía y brillantez y de este poemario hemos seleccionado los poemas para Tenían veinte años y estaban locos. Judit es otra autora inédita y muy joven, bloguera y fanzinera, estudia Historia del Arte en Madrid y es punk. Cristina es autora de Aprender a dibujar el viento, publicado hace año y pico gracias a un premio en cataluña. Su libro es uno de los mejores que he leído de poesía contemporánea en mucho tiempo, todo un descubrimiento. Es un placer contar con ellos, en el libro, y con sus respuestas: aquí.

*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?

Constantino Molina: Para mí ha sido una sorpresa. Lo cierto es que los cuatro poemas que entran en la antología pertenecen a un libro escrito hace unos cinco años, un pequeño pecado de juventud sin editar, titulado Están ustedes algo equivocados respecto a los poetas, que empecé a mover este año por curiosidad y que me está sorprendiendo por la reacción, bastante positiva, de quienes lo han leído. Para nada entraba en mis planes que se publicaran estos poemas ya que desde que empecé a escribir de nuevo, hace un par de años, ando por otro camino en lo que a estilo se refiere. No quiero decir que me arrepienta del libro, de hecho lo sigo alimentado de vez en cuando con nuevos poemas, pero he leído mucho más desde entonces y han pasado unos cuantos años. Es mi cajón de sastre particular, algo paralelo a lo que realmente estoy trabajando y a lo que dedico más tiempo y atención. Me parece que los poemas han encontrado su espacio en esta antología, aunque -quizás- no su tiempo. Estoy expectante.

Judit del Río: Quizá una cierta presión. Es como si ya no pudiera dejar de escribir, aunque tenga un secarral en la cabeza y ninguna gana. Se pasa rápido, a dios gracias.

Cristina Fernández Recasens: Esta antología no será mi primera publicación en papel. Pero bueno, igualmente me hace ilusión. Aunque no altera para nada mis planes. Ellos dependen de otros factores. Incluyendo incluso el metereológico.

Judit del Río

*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?

Constantino Molina: No suelo leer en digital. No es lo mismo sentarse a leer frente a la pantalla del ordenador que hacerlo frente a un libro en la terraza de casa e ir pasando las hojas y marcar la esquina de esa página donde hay algo que quieres recordar. También es cierto que el e-book, actualmente, tiene muy buenas prestaciones, incluso algunas ventajas a la hora de subrayar y tal, pero está claro que todo lector tiene esa parte fetichista con los libros que le hace gastarse una pasta cada mes.
La gran ventaja de lo digital respecto al papel es la difusión. Internet hace posible que se pueda difundir la obra de un autor de una manera impensable cuando nosotros nacimos, lo malo es que en tal torrente de información hay que tamizar mucho, en la red entra de todo. La edición en papel es más selectiva, aunque concretamente en poseía creo que la parte de enchufe y amiguismo también es muy importante a la hora de publicar y premiar…
Ahora trabajo en un libro recién empezado y con el que estoy disfrutando y aprendiendo mucho. Cuando esté terminado ya se verá, porque va para largo, no escribo, ni me marco un ritmo con vistas a la publicación.
Respecto a los premios, me he presentado en dos ocasiones. En el último año y medio me he presentado dos veces al Certamen Jóvenes Artistas de Castilla-La Mancha, en la primera de 2010 quedé seleccionado y, en la segunda de 2011, me dieron el primer premio. Siempre son un incentivo, si no eres conocido es la única forma de publicar y para ser sinceros: la remuneración económica y el reconocimiento nunca vienen mal.

Judit del Río: Claro que el papel es obsesión: valoro mucho la estética del libro, el formato cuidado y bien pensado; en este sentido me interesa mucho la labor editorial. Tenerlos es un coleccionismo funcional: me gusta comprarlos, acumularlos, trasladarlos adonde voy. Tengo algo con relativa cohesión en proceso, pero no creo que vea la luz. Quiero retrasar lo más posible el error de publicar algo absolutamente prescindible y tópico. Nunca me he presentado a un premio, pero podría planteármelo: dan pasta. No me creo esa historia de ganar renombre por ganar uno. No me creo esa historia de ganar renombre.

Cristina Fernández Recasens: Yo en ese sentido no me he integrado mucho en el reino de lo digital. Mayoritariamente sigo leyendo en papel. Ahora no tengo ningún proyecto de publicación entre manos. Después de Aprender a dibujar el viento he escrito Radical, un libro de poemas en catalán, lo he mandado a concursos pero no ha ganado ningún premio ni tampoco nadie se ha animado a publicarlo. Y no, no rechazo la idea de publicar.

*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?

Constantino Molina: Sólo tengo Facebook, del resto no practico. Lo que me ha dado es estar en contacto con gente que de otro modo no me hubiera sido posible. Lo que me ha quitado son demasiadas horas que podría haber dedicado a otra cosa como la lectura, buscar níscalos o esfarajar las viñas (para contento de mis progenitores).

Judit del Río: Tuve blog antes que memoria. Ha sido el soporte perfecto para la evolución: pasé de escribir crítica y opinión personal a lo de ahora, que no sé ni qué coño es. También ha supuesto conocer otra gente, otros estilos, otros autores: todo eso es influencia. Facebook es una pollada que te permite postear en el muro de alguien que tienes al lado en el sofá, pero también, y fundamentalmente, me sirve para no perder contacto con gente que está lejos. Viva Gmail. A Twitter acabo de volver: es mi noticiero 24/7.

Cristina Fernández Recasens: Sólo tengo un blog y lo utilizo casi como un cuaderno más, un cuaderno distinto a los otros en el sentido de que está pensado para estar expuesto a la mirada de los otros. Es un cajón desastre: cuelgo cosas que se me ocurren, canciones, fotos, un poco de todo. Creo que conserva esa cualidad casi íntima de ser un poco un cuaderno porque tampoco recibe muchas visitas. Y las demás plataformas ni las utilizo ni las conozco demasiado.


*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?

Constantino Molina: No soy muy de parnasos y exquisiteces. De la antología no conozco a nadie personalmente. A raíz de ella he empezado a hablar escasamente con alguno de mis compañeros a través de la red social y, por lo que veo, muchos están muy preparados. Lo poco que he podido leer de algunos de ellos me está gustando.
Con otros contemporáneos de nuestro país -de diferentes edades y generaciones- desde hace poco estoy empezando a tener relación, principalmente a través de mail y móvil. De mi ciudad, Albacete, si que comparto alguna conversación literaria, extraliteraria y otras cosas con algunos de ellos.

Judit del Río: Soy mucho de clásicos: tengo una deformación profesional muy grande que me hace acercarme a la literatura en orden cronológico. De cualquier forma, ver a gente joven que publica, y que publica cosas buenas, es una maravilla. Significa que eso es posible: anima.

Cristina Fernández Recasens: Tengo muy poca relación con ellos. No creo que me hayan influenciado mucho.

Constantino Molina

*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?

Constantino Molina: La verdad es que Albacete en los últimos años está creciendo mucho en cuanto a movimiento literario y especialmente en poesía. Hay una buena nómina de autores reconocidos que, supongo, en parte son los culpables de que esto esté ocurriendo. Poetas como Javier Lorenzo, Andrés García Cerdán, Rubén Martín, Arturo Tendero y Luís Martínez Falero están haciendo que la gente tenga el gusanillo curiosear en este mundo, a parte de que están cosechando un buen número de premios nacionales (Adonais, Ciudad de Jaén, Barcarola, Juan Ramón Jiménez, Ciudad de Pamplona, Fray Luis de León, Emilio Alarcos…) lo que le da cierto nombre a la ciudad en este aspecto. ¡Si tenemos hasta un novísimo! -Antonio Martínez Sarrión- Qué más se puede pedir. Personalmente todavía no he participado en un recital, si que he asistido como público, aunque lo de recitar tengo que practicarlo porque me temo que no tengo ni idea, y me encantaría hacerlo bien. No hay que olvidar que ese es el origen de la poesía. Ahora estoy trabajando, para aportar mi parte en este movimiento, con una revista de creación literaria que ese llamará Abril, prevista para ser publicada a principios de 2012 y que contará -además de los poetas locales- con poetas de todo el país (Mestre, Marzal, Ramón Irigoyen, Manuel Vilas, Karmelo C. Iribarren) y espero que algunos de mis compañeros de antología. También estoy trabajando en un video-poema con Luís Sánchez para un festival de poesía que se celebrará próximamente.

Judit del Río: No soporto el rollo performático. He ido a algunos recitales y siempre te llevas sorpresas, claro, pero soy más de follar. O qué.

Cristina Fernández Recasens: No demasiado.


*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?

Constantino Molina: Como ya he dicho antes no conocía a ninguno de ellos y ahora estoy empezando a hacerlo. De todos ellos sólo he podido leer Introducción a todo de Berta García Faet, que recomiendo a todos, y tengo pendiente de leer El último verano de Alberto Acerete. Tengo que ponerme al día. Echar de menos, creo que a nadie, porque entre las edades que comprende la antología sólo conozco a Elena Medel, que por razones evidentes no está en ella.

Judit del Río: Hay gente que conozco, gente que leo en la distancia y gente de la que no había oído hablar hasta el Tumblr. Me gusta el buen rollo que ha generado conocer la lista. Ya me gustaba de antes David Leo García, aunque ha sido un descubrimiento relativamente reciente. Han sido una gran sorpresa Ruth Llana y Unai velasco. Me apetece leer con calma el libro. Gente ausente: Anna Lisa Marí me encanta, pero quiero (debo) conocerla más. Y echo de menos a Julio Fuertes, claro, por el compadreo que supondría compartir página.

Cristina Fernández Recasens: La verdad es que no he cotilleado. Tendré que esperar a que se publique el libro.


*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?

Constantino Molina: La voz de los poemas que aparecerán en la antología supongo que no dejará indiferente a nadie, por razones que el lector descubrirá en los primeros versos. Sólo espero que no sean malinterpretados y se interpreten como una invitación a la reflexión metapoética sin reparos.

Judit del Río: Una más entre la barahúnda. Hay superávit literario, es normal.

Cristina Fernández Recasens: Es una incógnita.

Cristina Fernández Recasens (retratada por Aitor Roger)

*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?

Constantino Molina: Tengo curiosidad. Desearía que, por ejemplo, Carlos Bousoño pudiera leerlos y me diera su opinión.

Judit del Río: No, por dios, que venga: crítica sincera, hiriente, anónima si fuere necesario.

Cristina Fernández Recasens: No, para nada. No tengo miedo a eso. No veo porqué debería tenerlo. Si se producen repercusiones, críticas o comentarios mejor que mejor. Para mi es una muy buena señal.


*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?

Constantino Molina: Creo que la mejor forma de definir un tipo de poesía es leyéndola, todo lo que se pueda decir de un poema está en el poema mismo. No soy muy de definiciones y poéticas porque al final siempre te quedas con la sensación de que no se corresponde del todo. Prefiero que lo hagan otros. Pero si tengo que definir el tipo de poesía que compone el libro del que provienen esos poemas, (y por hacer una aproximación a los lectores, ya que todavía no los pueden leer) diría que son una mezcla de metapoesía descarada, culturalista, divertida y llana -sin dejar de lado la hondura y la honestidad- con ruralismo. Los temas supongo que serán comunes en principio, pero el tratamiento será diferente en cada uno de nosotros. En mi caso, creo que la originalidad está en abordar los temas comunes desde una visión rural y sin complejos. Puede parecer una barbaridad mezclar en un mismo libro a personajes como Carlos V, Lorca, Dylan Thomas, Malcom Lowry, Roman Jakobson, San Juan de la Cruz, C. M de la Condamine, Nietzsche o Lucrecio con pastores, guardias civiles, el borracho del pueblo, una verbena o el joven agricultor con su coche tunning, pero esa fue la idea del libro y, cuanto menos, resulta interesante y divertida.
La naturaleza tiene un papel importante en mi poesía, entiendo que la poesía siempre ha tenido algo de subversión. Hoy día con tanto pensamiento atomizado que no lleva a nada, volver la vista a la naturaleza me parece de lo más subversivo.
En cuanto a influencias prefiero hablar de preferencias. En general la poesía que me gusta es la que se basa en la idea y la que a su vez es idea gracias a la palabra y la metáfora. La simple sinergia entre palabra e idea. Lo que viene siendo la poesía de toda la vida, vamos. Hace poco vi en una entrevista a Pere Gimferrer decir “La poesía es ante todo palabra e imagen, no idea” y claro, tratándose de un ilustre académico ya no sé qué pensar… pero la poesía puramente surrealista, dadá, de ismos y sin idea no es mi preferida. Está claro que las tonterías más gordas en literatura se han escrito en el género de poesía y alucino con los manifiestos de cincuenta páginas para justificar un poema. Si tengo que dar nombres sobre mis preferencias diré, en lo nacional: Eloy Sánchez Rosillo, Juan Antonio González Iglesias, Miguel Ángel Velasco, Andrés García Cerdán, (su último libro, titulado Carmina, es el que más me he disfrutado y más me ha emocionado de los que he leído en este último año y que saldrá próximamente publicado) Ramón Irigoyen, Guillermo Carnero a partir de El verano inglés, Julio Martínez Mesanza, Francisco Brines, Claudio Rodríguez, Ángel González, Cernuda, Juan Ramón y de los ya clásicos me quedo con Villamediana, Ausias March y Quevedo. De poesía internacional y clásicos: Trakl, Borges, Vallejo, Girondo, los poetas ingleses del siglo XVII (J.Donne, G.Herbert, A. Marvell), Leopardi, Auden, Henri Cole, Seamus Heaney, Baudelaire, Catulo, Horacio, Marcial, Juan de la Cruz… En novela estoy enganchado a Vila-Matas. Celine, Houellebecq, Dostoievsky y Proust han sido mis novelistas preferidos para lecturas de invierno y Melville o Jan Potocki de verano. En mi adolescencia me leí todo H. Hesse.
En cine disfruto especialmente con Buñuel. En cuanto a música soy bastante ecléctico, me pueden emocionar de diferente manera aunque al mismo nivel Camarón, Charles Mingus, Edith Piaf o Radiohead, aunque reconozco que mi preferencia es el rock independiente y en ese estilo he escuchado cosas buenísimas como StandStill (Viva la guerra me parece uno de los mejores discos de rock en castellano), PJ Harvey, Surfin´Bichos, Radiohead o Ratolines.

Judit del Río: Yo escribo de la enfermedad, del dolor, de la muerte, de la familia, del asco, de sexo. Un exorcismo feo y seco de lo que me preocupa ahora. Eso es el origen. No sé escribir de cosas que no me pasan. Mi imaginación es nula.

Cristina Fernández Recasens: Sí que es difícil. No sabría definir la poesía que hago ni cuales son mis influencias. Supongo que eso lo ven mejor los demás.


*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?

Constantino Molina: No sabe, no contesta.

Judit del Río: Hay Pizarnik y su eterna frustración por querer hacer y no verse capaz. Hay Lorca y la opinión sobre la sangre española: soez, necia y vertida. Miguel Hernández y su honradez son mi religión.
Me han dicho muchas veces que me escribo como Bukowski. Hombre: lean más a Bukowski. Se lo merece.

Cristina Fernández Recasens: Así de entrada yo creo que no me parezco a nadie. Quizás es que yo no soy capaz de verlo. Y no me gustaría parecerme a ningún otro poeta. No porque tenga nada en contra de ellos, al contrario.


*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?

Constantino Molina: Lo de que estamos locos puede quedar muy bien, pero no pienso en la poesía como un lugar de excentricidades, por suerte los poetas de sombrero y bastón pasaron a mejor época -aunque quede algún despistado. Creo que la poesía exige serenidad, trabajo y aprendizaje continuo. Lo de ser un poeta loco realmente debe ser una putada, no creo que Leopoldo M. Panero sea muy feliz.

Judit del Río: Quién dijo qué. Los locos son ellos.

Cristina Fernández Recasens: Yo no creo estar loca. Como mucho diría que quizás lo estuve en algún momento. Pero ahora mismo no, definitivamente no. De hecho es Luna quien nos ha llamado locos a todos nosotros. Creo que nos debe una explicación.

10 enero 2011

Tags: pegatinas, sailor moon, antonio machado, tercero de la eso, la polla records, lolitas zorronas y tesoros piratas... ¡ay! qué catorce años con tol' pavo ahí.




Mano de viejo mancha al cuerpo juvenil
si intenta acariciarlo
Luis Cernuda

Catorce. Catorce poemas que escribí a los catorce años. Una auto edición parecida a aquella de El Final (por cierto, reviso los comentarios del post "el final", de 2007, y veo una de las primeras firmas que me dejaba Ibrah, hihihá) o a aquella otra de Mundo Fantasma (este es de 2008) Mis primeros poemas, decía. El origen de tantas cosas. Con algunos amigos juego al intercambio (no, no lo vendo, lo intercambio por collares de pájaros, libros, chapitas, cuadernos, cualquier cosa, se negocia). De la primera edición sólo quedan 3 ejemplares. Los otros los he cambiado por perfumes de vainilla, un libro de una autora sevillana, un cuaderno, una invitación al cine... Hagan sus ofertas. (Absténganse obscenos: que turco y mástil no me falta).

28 junio 2010

Shemale: todos queremos ser quien se despide.

Todas queremos ser Lolita. Todos queremos ser el que se despide. Porque Luis Cernuda era más elegante que Humbert Humbert y los pájaros mojados me acompañan esta noche. Esta última noche. ¿Te acuerdas del poema Nocte una? Última aquí sin mí y sin ti. Conmigo sintigo cosin... consiento los pellizcos esta última noche. Belladona y Nacho Vidal y un travesti ciego soplado vuvuzelas celestiales. Esa es mi despedida de soltera. Esa es mi fiesta sorpresa. Esta noche. Y toca David Kitay. Y las paredes huelen a violetas y aloe. Al perfume. Al jabón de la abuela. Todos quisimos ser alguien. ¿Te acuerdas de aquella gota de semen endureciendo mis pestañas? Todos queremos. Todos queremos salir de aquí. Todos los que alguna vez morimos buscando la belleza de una vida distinta.

27 junio 2010

Como no me devuelvas el libro te mato.


Los libros de poesía española actual que me gustan son, digamos, algunos. Los que me han influido. Los que leí para crecer. Los que leí como principiante (que soy). Los que leí desde 2003 hasta hoy, e hicieron gran trabajo aquímuydentro son, digamos, algunos-muchos más. El otro día, mientras hacía como que estudiaba Derecho pinté mis apuntes con esos títulos de poemarios cuyos autores, creo, siguen vivos, siguen escribiendo -o no-, publicando -o no- ¿vivos, o no? No pretendo hacer ninguna antología personal (para eso ya está aquel texto de Poetry is not dead sobre los cuatro poetas más guapos de nuestro país -sepan que una tiene el gusto raro-). Tampoco pretendo dictar sentencia. Sólo revisar el pasado, eso que me gusta tanto. Comparar gustos. Épocas. Comprender qué autores. Qué influencias. Qué no influencias pero sí desvelo. Algunos de los autores a los que cito son amigos. Otros no son nadie (en mi vida, digo). Otros lo son todo y apenas crucé cuatro palabras. De todos merecen la pena, digamos, algunos. He procurado ordenarlos por fechas de lectura, no las recuerdo muy bien pero creo que fue así. Hay años, como 2007 o 2008, en los que apenas me acuerdo de qué leí, será porque no me interesó nada, porque no me gustó nada... no sé.
2003
Cinco años de cama, Roger Wolfe
Mi primer bikini, Elena Medel
Tenía doce años y empezaba a leer. Roger Wolfe era uno de los autores heredados de mi padre. Si te gustó Bukowski, te gustará él, dijo. Aunque a mí eso de la poesía aún no me convencía. Qué ascazo. Sin embargo allí estaba aquella chica. Elena, firmando libros blancos en mi ciudad. Me dedicó uno. Pues gracias. No lo toqué en meses. Luego volví a abrirlo. Jo-der. Qué divertido. Qué emocionante. ¿Dónde puedo conseguir más de esto? Me enamoré y vino la Generación del 27. Y Brines. Y esas cosas que ya no leo. Pero Jo-der. ¡Yo también quiero escribir!
2004
Bella durmiente, Miriam Reyes
Las moras agraces, Carmen Jodra
Híbrida, Leyla Ouf
Me gustaba leer a mujeres. Me llamaban más la atención porque eran más cercanas a mí y a mi circunstancia. Soñaba con hacer el amor y ahí estaban los poemas de Miriam Reyes. Soñaba con ser Lolita y ahí estaban los poemas de Leyla Ouf. Soñaba con ser suicida, acabar con todo, era medio punk y compré mi primer vinilo... ahí estaban (y siguen estando) los poemas de Carmen Jodra. En 2004 ya había escrito mi primer poemario Cuaderno nepalí. La primera versión llevaba citas de Antonio Machado, de Fangoria y de Depeche Mode. Tenía novio. Mi novio tenía pulseras de pinchos. Las pulseras de pinchos tenían gotas de calimocho.
2005
Frágil, Javier Rodíguez Marcos
Las máscaras, Antonio Lucas
Araña, Ana Gorría
Empecé a leer muchísima poesía, a publicar en sitos (lejanos a la revista literaria de mis padres). Ana Gorría se convirtió en mi hermana de sangre. Hemofílicas poetas y umbilicales. Su libro me llevó a la brevedad, comencé a mirar dentro de mí. Dejé la anécdota a un lado. Sucumbí algo. Profundo, entiendo. E hice el amor por primera vez (no con Ana, claro), sino con el chico de las pulseras de pinchos. Clip, clip, ay. Clap clap, umm. Clupa clupa, bang. Conocí a Antonio Lucas en un recital de mi ciudad. Me regaló su libro. Era (casi) la primera vez que un hombre mayor que yo me regalaba un libro. Además era el suyo. ¡Su libro! El de aquel tipo guapo. ¡Guapo! Vestido de naranja, me enamoré. Volví a soñar con hacer el amor, esta vez con él. Aquel poeta vestido de naranja. ¡Era periodista! ¡Lo que yo quería ser en el futuro! Cuánto echo de menos aquella sensación. Cuánto aprecié aquel libro. Aquella máscara diminuta y lunar. Pero yo era Frágil. Muy frágil. Tanto como para no despreciar el magnífico libro de Javier Rodrígez Marcos. Él me ayudó a escribir otro tipo de poesía. Uní anécdota y telaraña. Descubrí que un poeta podía hablar de su propia poesía. Descubrí que hablar de poesía era lo más difícil y hermoso. Cuerpo frágil y cerré la segunda versión de mi primer poemario: Cuaderno nepalí.
2006
Urbi et orbi, David Leo García
¿Estás seguro de que no nos siguen?, Antonio Portela
Me presenté a un premio que no gané. Yo tenía quince años. No pasa nada, eres joven, puta luna, eres joven putalunaeresjoven. Sin embargo aquel premio lo ganó alguien apenas dos años mayor que yo. David Leo García. (Qué chico guapo). (Qué bien escribe). (Me declaré fan). Compré su libro y lo llevé como estandarte durante mucho tiempo. Busqué su messenger. Nos hicimos amigos. Y en septiembre seremos vecinos. Le aprecio muchísimo. También aprecio a Antonio Portela: sobre todo por ser el único poeta que conozco que ha citado a Ana Curra, a Alaska y a Suede en un mismo poemario. Quizá haya ecos de su poesía en Exhumación. Quizá sea uno de los poetas más interesantes y ya nadie se acuerde. Bendito premio Andalucía Joven 2003. San Antonio. Después de Roma ¿dónde estás? Te espero con el Spotify a toda leche con la esperanza de volver a bailarte. (Pulse la letra morada y conozca la verdad).
2007
¿?
Este año comenzó en Niza y acabó en Almería. No recuerdo ni un sólo poemario que me llamara la atención suficiente. Quizá en esta época me nutrí más de otros que no fueran mis contemporáneos. Valente, por ejemplo. Eliot. En Lousie Glück. Roger Wolfe, otra vez. Ese hombre alto y oscuro. Escribí Mundo fantasma. Escribí Síntomas. Tuve no sé cuántos amantes con pinta de maricas franceses, italianos o afrancesados. Y otros que no os diré. Y otros que ya he olvidado. Y otros.
2008
Así procede el pájaro, Juan Antonio Bernier
Tampoco tengo grandes recuerdos de 2008. Mucha prosa, creo. Muchísima prosa. Kundera por encima de todo. Genet, Roberto Bolaño, Dostoyevski. Reconocer a las poetas suicidas. Plath, Sexton, Pizarnik. Y entre pájaros y jaulas recordé a Bernier. ¡Aún no había leído a Bernier! La brevedad naranja de su libro se hace inmensa en mi estantería. Algo delicado. Boceto de lo próximo. Para nada diminuto o de principiante como en aquella antología se dijera.
2009
Circus girl, Maite Dono
Acabado en diamante, Javier Moreno
Echado a perder, Carlos Pardo
Construcción, Vicente Luis Mora
Todo lleva carne, Peio H. Riaño
Este año fue el más interesante. También el más productivo. Escribí mucho y leí más. Sobre todo narrativa. Todo lo que no sabía de Bolaño, de Foster Wallace, de Lethem, de Fresán. Leí ensayo, leí a Eloy Fernández Porta, a Virginie Despentes, a Preciado. Y mucha, muchísima poesía. De mi obsesión por las Punk-Femmes adoré a Maite Dono. Quizá mi poeta preferida. Performer y cantante. Mi máximo referente hoy. Por su lenguaje y su expresión. Me arrodillo, siempre, me arrodillo. También lenguaje y expresión es lo que me gusta de Javier Moreno o Vicente Luis Mora. Acabado en diamante por su relación con la poesía de José Ángel Valente o aquella de Ana Gorría que hace años ya me interesaba. Javier Moreno y Vicente Luis Mora fueron dos ejemplos de lectura con los que comprendí que el Universo es una shit. Quiero decir. Comprendí que la poesía da asco y que los círculos de amistades, las rivalidades y toda esa mierda era un coñazo. Nunca había leído a Vicente. Es más. Sin haberlo leído lo odiaba. ¿Por qué? Por los prejuicios que siempre nos contagian los demás. ¿Qué me importa que a nosequién le caiga mal? ¿Qué me importan la Nocilla o los laureles si el poemario es tan bueno? Puede que Construcción no ejerciera ninguna influencia sobre mis textos pero sí significó una lectura amable, entretenida, hermosa: y es algo muy difícil en la poesía eso de entretener. Luego hay libros de los que todo el mundo habla y que a mí no me gustan. Sin embargo Carlos Pardo ganó mil puntos con Echado a perder: los lugares comunes que a mí me emocionan, las claves que me interesan, lo críptico de alguna imagen, a veces, por evidente que parezca, lo bien escrito... Es curioso que deje pasar en esta lista poemarios como El fósforo astillado de Juan Andrés García Román o incluso a David González, Mercedes Cebrián, Javier Gato, Luis Darío, Agustín Fernández Mallo, etc. He leído sus obras y me han interesado pero quizá no han supuesto un cambio, un golpe, un milagro dentro de mí, como sí lo han hecho los otros mencionados. Es curioso también que incluya en esta lista lo que en principio se considera una novela. Y no cito a Peio H. Riaño porque sea mi jefe y colega. Ni porque sea él el que me consiguió esta mañana un pase para el preestreno de Toy Story 3 (hihihi). Nada de eso. Lo cito por lo importante que fue la lectura de Todo lleva carne, sea poesía, a ratos, o no lo sea, a otros ratos, en la escritura de mis columnas de verano en Público así como en los poemas de Poetry is not dead. La denuncia. La frase-cuchilla. La narratividad del verso... Si incluyo aquí a Peio como referencia, tendría que hablar también de J. G Ballard o de Fréderic Beigbeder, por ejemplo, pero de ese tema ya he hablado en otros textos. Y aquí se habla sólo de poesía. ¿O qué?
2010
También mis ojos, Laura Rosal
En 2010 he leído a Sergio Gaspar, Cristian Alcaraz, Mariano Peyrou, Jordi Doce... he releído a Roger Wolfe, a Chantal Maillard o a Raúl Quinto. En 2010 sólo elijo, de momento, a Laura Rosal. Laura es mi amiga. Si hay suerte será mi compañera de piso el curso próximo. Me gusta emborracharme con ella y decir cosas guarras. A veces nos hacemos fotos enseñando las bragas o lloramos con las mismas canciones. A veces la odio y a veces la quiero muchísimo. Su primer libro nació de la mano del mío. Por eso siento la necesidad de volver a nombrarla. Compartimos más que edad y sexo. Compartimos referentes y formas, y enlaces de blogs, y, como siempre he dicho, es una de las promesas (junto a Marina Ramón-Borja, Enrique Morales, Ruth Llana o Álvaro Guijarro) y será reconocida en no mucho tiempo, si no lo es ya.
¿Y ahora qué?
Los libros de poesía son así. Abrazables. Desechables. Esputables. Meables. Mordibles. Adorables. Feos. Cortos. Pesados como metales. Inocentes. Nunca únicos. Siempre sustituibles. Fáciles de almacenar. Caros. Pero estos son los míos y no os los voy a dejar porque sé que los perderíais. Pues, ¿a quién le importa un libro de poesía? Sólo al dueño que lo ha sabido apreciar. Al que no lo ha sabido leer. Al que ha subrayado o puesto esa marquita que indica destello absoluto. Al que lo echaría a la hoguera. Al que simplemente lo envidia. ¡Joopé! Eso quisiera haberlo escrito yo.