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29 diciembre 2014

Hay vida en el verbo vivir, y otras cosas que digo y que diré en 'Los estómagos'.

Cendrine Rovini
Dentro de pocos meses, si todo marcha bien, saldrá en La Bella Varsovia el libro que comencé a escribir en enero de 2012 en Barcelona. Se titula Los estómagos, y muchos ya habréis leído cosas por aquí y por allá, porque como siempre digo, este blog es un laboratorio de lo que me importa y me interesa escribir. Hoy la web de Uno y Cero ediciones ha publicado tres poemas de este libro, de uno de los apartados titulado Metástasis. Creo que realmente Los estómagos es una especie de segunda parte de La tumba del marinero, aunque mucho más breve y menos, digamos, visceral. No sé. No quiero hablar más pero sí quiero compartir con vosotros uno de los textos, además de agradecer a los editores de este espacio que me hayan invitado para cerrar un año de colaboraciones. Este texto (como otros del libro que ahora leo como terribles y temibles premoniciones) nació también de este blog, después de escribir una reseña de un libro de Ingeborg Bachmann, y después de leer un comentario de Juan Andrés García Román que me dejó obsesionada. Bachmann, junto a Trotzig, Huges, Snyder, Mansour o Blecher son algunos de los autores que se me clavaron en el corazón cuando quise escribir todo esto. Qué ganas de 2015. Quiero que sea bonito. Venga. Ven. 


SUAVE Y QUEDO (MALA TRADUCCIÓN DE UN VERSO QUE ES EN REALIDAD UNA VERSIÓN PROVISIONAL INFINITA DE ESTE POEMA)

Reconocerse en la blancura de otras patas blancas, en el estruendo de otros llantos
blancos
—el gato que llora suena a globo hambriento.

Reconocerse también en la cadencia, pues todo rompe y algunos se marcharon con
las ideas a medias
—yo nunca he asistido a un funeral, me dijiste, que la palabra caricia y la palabra fiesta
eran sinónimos en todos los diccionarios, que marcharse merece nuestro cariño, me dijiste,
dejándolo todo sobre la mesa termina lo que empecé, me dijiste.

Reconocerse en la cirugía, en el verbo, en el sueño entretenido de las olas. Hay vida en
el verbo vivir
—su conjugación es un féretro suave y quedo.

11 diciembre 2013

Mis diez libros favoritos de 2013, y algo más.

Aún quedan días para que acabe el año, pero yo estoy deseando cambiar de fecha desde hace mucho tiempo. 2013 ha estado lleno de buenas noticias (los viajes a Londres y Sibiu, la mejor salud de mi madre, el nacimiento de Grétel, las cenas en casa de Mai, la llegada de Yummy a casa, la publicación  y segunda edición de La tumba del marinero, el nuevo trabajo de Ibrah, el éxito de VOMIT, la participación en la nueva edición de Cartas de cumpleaños, haber dejado de fumar, lo que aprendí junto a Silvia Querini, las cervezas con Sylvia & Ted, el trabajo junto a Jacob, Jesús y Marisa, la meditación, mis libros nuevos de cocina, la publicación en China, la publicación en Argentina, Orange is the new black, la colección de botellas de vino bonitas anunciado un año lleno de noches especiales con Ibrah, con quien pronto cumpliré cinco años de relación, el nuevo tatuaje hecho por Leticia, el Oddland, etcétera). Pero también de cosas malas (la hospitalización eterna de mi abuela, la muerte de Drac, la enfermedad de Delhi, mi desencanto intermitente con el mundillo literario, la cancelación del viaje a Nueva York -hasta nuevo aviso, quizá febrero-, la confirmación de que mis manchas en la piel seguirán creciendo, y creciendo, y creciendo, haberme cortado el pelo -echo de menos la melena-, no haber pisado Madrid en seis meses, el robo en la calle Elisabeths, la falta de dinero en momentos terribles, el agobio a la hora de no poder llevar a cabo proyectos bonitos, el no haber podido casarnos todavía, el anónimo a quien tuve que denunciar a la Policía, etcétera).

Aún quedan días para que se acabe el año, decía, pero me apetece compartir ya con todos vosotros las que creo que han sido mis lecturas preferidas de entre lo publicado en 2013, no sólo en España, sino también de entre las novedades editoriales que he podido leer del extranjero. Y bien:

1. La trama nupcial, de Jeffrey Eugenides (Anagrama): 
2. Poesía completa, de Anne Sexton (Linteo)
4. Taipei, de Tao Lin (Vintage)
5. Divorcio en el aire, de Gonzalo Torné (Literatura Mondadori)
6. ¿Cómo debería ser una persona?, de Sheila Heti (Alpha Decay)
7. [Imperia], de Daniela Camacho (El perro y la rana)
8. La materia oscura, de Florian Werner (Tusquets)
9. La colmena, de Charles Burns (Reservoir Books)
10. Alone with other people, de Gabby Bess (CCM)

Libros, todos, repletos de amor, de dudas, de enfermedad, de vísceras, de sexo, de juventud, de lucha por la vida, de drogas, de mucho futuro. Libros que han destacado un lugar importante en mi corazón y en mi imaginario, y que me han ayudado a escribir, a tener ideas y a compartir. Aunque esos son los diez más importantes para mí, me dejo otros tantos en el tintero que no quisiera dejar de mencionar: Comí, de Martín Caparrós, Mi vida sin Julio Verne, de Sonia Fides, Virus tropical, de Power Paola, Ebrio de enfermedad, de Anatole Broyard, Así es como la pierdes, de Junot Díaz, o Mi vida querida, de Alice Munro. 

Y más allá, mucho más allá de las novedades, sé que este año no hubiera sido lo mismo sin tres libros, o más bien, tres figuras de la poesía que me han acompañado y arañado prácticamente cada día: Max Blecher (desde que Nerea me lo regalara hasta que Vlad, Catalina y Rita me lo recitaran en Sibiu), Joyce Mansour (la madre de mis estómagos) y por supuesto el gran Gary Snyder (maestro, en todos los sentidos, él me ayuda a liberar mi mente, a vaciar mi mente, a limpiar mi mente hasta que ya no queda mente, sólo aire).

Eso es todo por el momento. Gracias, Max. Gracias, Instagram. Gracias, restaurantes veganos. Gracias, Miley Cirus. Gracias, Sylvia. Gracias, lectores. Gracias, Kölch. Gracias, Walter White. 

Seguimos por aquí. 

09 diciembre 2013

Japhy Ryder, Japhy Ryder, Japhy Ryder.

-Eso podría ser un haiku y no serlo -dijo Japhy-, quizá resulte demasiado complicado. Un auténtico haiku tiene que ser tan simple como el pan y, sin embargo, hacerte ver las cosas reales. Tal vez el haiku más grande de todos es el que dice 'El gorrión salta por la galería, con las patas mojadas'. Es de Shiki. Ves claramente las huellas mojadas como una visión en tu mente, y en esas pocas palabras también ves toda la lluvia que ha estado cayendo y casi hueles la pinocha mojada.
Jack Kerouac

01 noviembre 2013

«But the jewel you lost was blue» (Ted Hughes).







Pero la joya que perdiste era azul.
Ted Hughes,
en el poema "El rojo era su color", 
de Cartas de cumpleaños.

Hasta llegar al blanco
No de piel a azul
Dorothea Lasky, en un poema
publicado en Vomit.

El Buddha respondió, "Este discurso deberá ser conocido como El Vajracchedika Prajna Paramita - El Diamante Cortador de Sabiduría Trascendental - porque la Enseñanza es fuerte y afilada como un diamante que corta a través de los malos enjuiciamientos y la ilusión."
Sutra del Diamante,
Arturo Sánchez me lo manda por WhatsApp,
me dice que es el favorito de Gary Snyder

We're beautiful like diamonds in the sky
Rihanna
(sí, Rihanna)

28 agosto 2013

Perfecta noche de luna estropeada.

Besando al amante en la boca del pan:
labio con labio.
Gary Snyder

Y el sabor de los gusanos
Es suave y salado
Como el mar
O lágrimas
Jack Kerouac

Vino tinto, sí. Viajes, sí, sí. Hace cinco años murió nuestro escritor preferido, sí. Gary Snyder libre en la biblioteca, sí. Comer arroz, sí. Volver con ganas, sí. Lavarte los dientes, sí. Hacer fotos, sí. Adelgazar, jaja no... Artículos, sí. Dinero, sí. Ordenador estropeado, sí. La lavadora, sí. Los calcetines sucios, sí. Lista de cosas por hacer, sí. Lista de cosas por comer, sí. El pan, sí, Embarazada, no. Querías, _

15 agosto 2013

Un verano raro (II).

Bebé, bebé, noble bebé
Bebé de corazón noble.
Una mano arriba, una mano abajo
“Sólo yo merezco la honra”
Gary Snyder

1. La mitad de mí soy: la mitad de mí: soy la mitad: la mitad: soy: la. 

2. Estar llena me abruma y me asusta. Estar llena de aire o de niños. Estar llena de ti me convence. Lo que sabemos. Lo que no. Me enerva y me conmueve.

3. Peregrinar, volar, errar, desplazarse. Sinónimos de Cuándo. 

4. He comprado el ojo brillante, el ojo que todo lo ve y también el ojo que todo lo llora. He comprado un pájaro negro: aquel que todo lo come, aquel que todo lo roba. He comprado un trapo, un cuenco, un poco de arroz. He comprado unos dientes que me estorban. 

5. Jewel manía: salgo a la calle y veo enormes círculos. Enormes tripas colmadas de diamantes. Un dos tres un dos tres un dos tres y hasta un dos tres más. Allí están rodando. Allí, diciéndome qué. Un dos tres los círculos rojizos. No sé si me añoro o me detesto.

10 agosto 2013

Ovulación: el libro de los vivos.


yo, yo
necesito alimentar a mi jauría
Gary Snyder

Dar la vida: la incertidumbre
Dar el cordón que rodea al tiempo: ata
Dar con el esfuerzo: que no llora
Dar en alegre forma: en alegre rostro
Dar que gime: dar
Dar los ojos de Luna: los ojos dar
Dar el hueco a los hombres: yo escondo un templo
Dar la vida que oscila: el silencio dar

05 agosto 2013

Un verano raro.


1. Un verano raro se parece a un verano raro. 

2. Un verano raro se parece a aquellos días que nos hicieron recordar (aquí). Éramos más felices o quizá éramos más ingenuos, o quizá teníamos más dinero porque no lo ganábamos: que ganar dinero es perder dinero. Que trabajar es irse. Que no es estar. O qué. Qué raro. 

3. Vinieron E. y A. y decidimos no ser las víctimas. A veces los mejores amigos residen en la lejanía.

4. Encontré una rosa en el baño del Manchester y se parecía un poco a mí. Estaba allí tirada entre lo oscuro. Estaba allí tirada y no era bonita. Estaba allí, abandonada: imperfecta como mi espejo.

5. T. me envía un libro: me dice (también) que coma fruta.

6. No dejo de ver gatos por la calle. Gatos en el sueño. Gatos en el techo. No dejo de tocar mi vientre deseando gatos. Que lleguen los hijos. Que lleguen en el raro verano.

7. Gary Snyder, cómo ser poeta. Gary Snyder, entiendo a los animales. Gary Snyder, cómete la sopa. Gary Snyder, me rodeé de egoístas. Gary Snyder, cómo estar tranquila. Gary Snyder, me rodeo de mí. 

8. La crítica de poesía contiene spoilers. Las manchas de las piernas crecen y pican. Los días se suceden sin saber cómo. Los brazos extendidos. La meditación. 

9. Si supiera rezar pediría sexo.

10. Un verano raro se parece a los años que cumplo. Por la piel colmada de estrías. Por los huesos que no golpeo.