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08 julio 2016

¿Te habrá cambiado mucho la vida, no?


cosas que han cambiado:
por ejemplo las peleas con papá son en silencio
por ejemplo si me masturbo después me lavo
las manos con jabón muy fuerte
froto muy fuerte si me masturbo y si me lavo
froto muy fuerte mis manos y mi conciencia
por ejemplo no hay tiempo para cocinar
como pan con aceite y un poco de gomasio
por ejemplo mi estómago es distinto
no tolero lo que tú no toleras
y mi cuerpo se resiste a adelgazar
por ejemplo los poemas los escribo por las noches
por ejemplo los escribo a escondidas por las noches
por ejemplo me importa la política
o tu futuro
o desear otro país
por ejemplo con ojeras también me veo linda
por ejemplo ahora sé qué significa muselina
pelele
dudú
por ejemplo tengo miedo a olvidar el carmín en la boca
marcar tu frente con mis labios
ensuciarte de rojo para siempre
por ejemplo nunca había amado de este modo
por ejemplo a veces me arrepiento
por ejemplo ya no quiero que los gatos duerman
en la cama
por ejemplo no me acuerdo de las cosas que han cambiado
creo que la vida siempre ha sido así
veloz y peligrosa
lenta y este ruido
brillante cuando estoy a vuestro lado

24 noviembre 2015

Cosas que hago sola (2).


                                                                              Escenas aburridas de una baja médica

1. Jornadas de 12 horas hablando con dos gatos y un pequeño bebé que ya revolotea. Qué pensarán. Qué dirán de lo que digo. Qué loca creerán que estoy cuando les canto una canción. 

2. Hoy mi madre cumple 43 años. O cumpliría. O habría cumplido. No sé qué forma verbal se utiliza en estos casos, qué fiesta verbal para celebrarlo.

3. He tomado un té de jazmín con Blanca. Me ha regalado una mamá y un bebé oveja de hilo, unidos por un pequeño cordón rojo y umbilical.

4. Ya peso 4 kilos más. El año pasado a estas horas volaba a México. El año que viene a estas horas cuánto pesaré. 

5. En el libro rojo que leo, Maía Virginia Jaua escribe: somos la huella de una muerte, polvo y cenizas de algo que alguna vez ardió y que volverá arder. Saber eso me tranquiliza.


19 noviembre 2015

Cosas que hago sola.

*Escenas aburridas de una baja médica


Se me da muy bien regar las plantas. Limpiarme los restos del carmín de la noche anterior. Incluso si no fui a ningún lado. Incluso si me quedé aquí en la cama leyendo una web en la que explican paso a paso cómo cuidar la buganvilla durante los meses de invierno. Se me da muy bien lavar las sábanas. Tender las sábanas en la terraza a pesar del vértigo. Sueño entonces que un calcetín caerá al vacío y que mi marido se enfadará. Se me da muy bien regañar al gato. Comer quesitos. No trabajar. Lo que mejor se me da de todo es quedarme en silencio. Inconsciente. Sola. Escribir todo el dolorcito que tengo. Todo el miedo del mundo dentro y fuera de la tripa. 

22 febrero 2015

Tecleé "triste" en el buscador de Google y entonces aparecieron un montón de bebés llorando.


(De la serie de cosas que anoto en mi móvil cuando me despierto a media noche)

Toco tu piel con mi piel y juntos creamos calor. Toco tu tripa con mi tripa y juntos creamos la grasa. Toco tu sexo con mi sexo y el gato se interpone, el miedo se despierta, no creamos nada. 

05 febrero 2015

Los estómagos.



«Hay un ejercicio de meditación que consiste en mirar el dolor de frente, a los ojos, sin huir de él ni renunciar a él, hasta que se extinga o hasta que sea él quien nos esquive. Los estómagos es eso mismo. Los estómagos es el hogar que ha sobrevivido sereno a la tempestad, un templo donde las leyes de la naturaleza siguen su curso: aquí la gaviota picotea las cuencas de los ojos del cordero que yace, el padre come carne, la araña atrapa a la cucaracha y le hace un vestido de huesos blancos, el cáncer común destroza al cuerpo porque la enfermedad anida en nuestros espejos. Los estómagos también son mantras que suenan como un susurro porque las grandes verdades se hablan en voz baja. Buda llamaba brahmana a quien está despierto, conoce la destrucción y el retorno de los seres, cruza el camino fangoso y alcanza la otra orilla. Brahmana es también la persona que narra Los estómagos y cuenta su travesía a la otra orilla para ver la luz y atraparla. Por eso Los estómagos es claridad y por eso Los estómagos está, después de todo, lleno de vida. O como expresó Reinaldo Arenas: Voluntad de vivir manifestándose» 
Antonio J. Rodríguez

29 diciembre 2014

Hay vida en el verbo vivir, y otras cosas que digo y que diré en 'Los estómagos'.

Cendrine Rovini
Dentro de pocos meses, si todo marcha bien, saldrá en La Bella Varsovia el libro que comencé a escribir en enero de 2012 en Barcelona. Se titula Los estómagos, y muchos ya habréis leído cosas por aquí y por allá, porque como siempre digo, este blog es un laboratorio de lo que me importa y me interesa escribir. Hoy la web de Uno y Cero ediciones ha publicado tres poemas de este libro, de uno de los apartados titulado Metástasis. Creo que realmente Los estómagos es una especie de segunda parte de La tumba del marinero, aunque mucho más breve y menos, digamos, visceral. No sé. No quiero hablar más pero sí quiero compartir con vosotros uno de los textos, además de agradecer a los editores de este espacio que me hayan invitado para cerrar un año de colaboraciones. Este texto (como otros del libro que ahora leo como terribles y temibles premoniciones) nació también de este blog, después de escribir una reseña de un libro de Ingeborg Bachmann, y después de leer un comentario de Juan Andrés García Román que me dejó obsesionada. Bachmann, junto a Trotzig, Huges, Snyder, Mansour o Blecher son algunos de los autores que se me clavaron en el corazón cuando quise escribir todo esto. Qué ganas de 2015. Quiero que sea bonito. Venga. Ven. 


SUAVE Y QUEDO (MALA TRADUCCIÓN DE UN VERSO QUE ES EN REALIDAD UNA VERSIÓN PROVISIONAL INFINITA DE ESTE POEMA)

Reconocerse en la blancura de otras patas blancas, en el estruendo de otros llantos
blancos
—el gato que llora suena a globo hambriento.

Reconocerse también en la cadencia, pues todo rompe y algunos se marcharon con
las ideas a medias
—yo nunca he asistido a un funeral, me dijiste, que la palabra caricia y la palabra fiesta
eran sinónimos en todos los diccionarios, que marcharse merece nuestro cariño, me dijiste,
dejándolo todo sobre la mesa termina lo que empecé, me dijiste.

Reconocerse en la cirugía, en el verbo, en el sueño entretenido de las olas. Hay vida en
el verbo vivir
—su conjugación es un féretro suave y quedo.

14 septiembre 2014

He empezado a olvidar.

Dime que nunca olvidaré cómo era mi papá, ni cómo era mi mamá, ni como eran las heridas del gato que tanto amo. Dime que nunca olvidaré como eran estas tardes de domingo comiendo palomitas de colores o quemándonos la lengua con la sal espesa de las pipas. También he empezado a olvidar ciertas cosas. Ciertos gestos asociados a, no sé. Ciertos gestos asociados a la muerte. Primero tú y luego tú, primero esta lengua áspera y quemada y luego tú. Hablo un rato con Nera, me dice que aquí ya no hablo de libros. No sé. Últimamente digo mucho que no sé. Que no sé nosésésésésé. Me duelen las piernas de hacer bicicleta y juro que volveré a pesar 56 kilos como cuando comíamos cristales o como cuando vivíamos en Madrid y éramos pequeños. No sé. Dime que nunca olvidaré cómo eran las manos de papá escribiendo con su bolígrafo rojo lleno de sangre gramatical. Dime que nunca olvidaré cómo era mi mamá cambiándome las sábanas cuando tenía fiebre. Dime que nunca olvidaré cómo era el sexo de Él, haciéndome las heridas que tanto amo. Dime que nunca olvidaré a las personas que quiero, a papá, a mamá, a él, a los gatos, a la muerte, a las sábanas nuevas, a mis faltas de ortografía, a los kilos que hemos ganado comiendo golosinas, al hijo que no he tenido, al perfume de jazmín. Dime que no es tan difícil poner una semilla. Dime que tu corazón estalla, que la poesía es un animal crucificado, que el color de los domingos es algo tan estúpido que nunca jamás se olvida. 

31 agosto 2014

Oye, he escrito algo sobre ti, pero no te lo voy a enseñar porque aún no existes.

Aleksandra Waliszewska
Lo que aprendí observando a las personas que amo: uno, mi gato, dos, mi novio, tres, mi madre, cuatro, mi padre, cinco, mi triste reflejo en el cristal de la entrada a nuestra casa, seis, mi agujero, siete, la pantalla táctil de mi teléfono, ocho, un cuaderno, nueve, vodka y zumo de tomate, paso de las bebidas blandas porque lo único blando aquí soy yo y es mi tripa y es mi cerebro derretido por el miedo, uno mi gato mi madre mi padre mi móvil mi novio mi casa mi órgano reproductor qué cansado está mis ganas mis agujeros todos mis agujeros os he dicho que tengo que escribir sobre agujeros pero estoy nerviosa ya es muy tarde no he hecho nada y duermo mal.

21 agosto 2014

Estoy hablando.


Tengo que decir la palabra agujero. Un hueco negro en mi memoria. Tengo que decir que el gato ya no es insoportable, pero está gordo, y pesa demasiado entre mis brazos. Tengo que decir que yo también estoy gorda, que ya no fumo, ni bebo café, que ya no tomo drogas ni tengo miedo a las personas que me odian. Tengo que decir algunas cosas. Algunos recuerdos. Tengo que darme prisa si quiero escribir esto que me viene a la cabeza: aquí dentro suena bello. Suena tan bello que luego, fuera, es puro horror. Tengo que enseñaros el bote de pajitas de colores con el que dábamos de comer a la enferma. Tengo que reconocer que las manías de los dolientes son muy tiernas ella sorbe sorbe sorbe no le gusta el color amarillo porque las pajitas amarillas saben mal. Tengo que cerrar la boca y con eso digo cerrar la mente y con eso digo cerrar la punta de mis dedos, la puta punta que tanto habla. Tengo y no tengo, y prefiero no tenerlo, porque el terror me cansa.  

22 mayo 2014

Gata y Gaviota.

Imagino al animal: me acoge desde el reino de enfermedad-memoria.
Laia López Manrique

La perra negra babea. Desde el rincón donde se refugia, nos mira con locura y miedo.
Lola Nieto

La gata mira  a la gaviota. Me pregunto si se la quiere comer. Me pregunto si acaso quiere volar. La gata gime o maúlla mirando a la gaviota. Me pregunto si quiere hacer el amor: ya no, ya no, mañana te cortarán
*
Leo a Lola y a Laia (un lalalala rima en mi mente, un Dios Mío suena en mi lectura).
*
Leo a Lola y a Laia, y mañana viene Elena.
*
La gata mira a la gaviota. La gata mira a Luna. Lalalala. La gata mira al infinito, mira al blanco, mira al infinito de nuevo. Mañana me cortarán, piensa. Mañana seré carne fofa para cuervos y gaviotas. 
*
La gata me mira. Yo ya no lloro. Tampoco hay piedad.

25 abril 2014

El gato avergonzado.

Ningún sentimiento perdura en mí. Tan sólo la sensación de un hueco. Una ausencia como agua negra a la que me asomo y en la que veo reflejado lo que soy: mi propia ausencia, mi vacío.
Chantal Maillard


Así es. La nevera está vacía y los libros dan miedo. Deberíamos aprender a comer papel. Deberíamos aprender a lavar los platos después de cada lectura. Si leo un poema en voz alta, el gato me mira. Si estornudo, el gato se asusta. Si lloro, el gato se va. Avergonzado, nada desea de mí.

24 abril 2014

Quién soy.


D. B. Horowitz
poetic grandiosity
makes me nervous
Lucy K. Shaw

Mañana llegarán tus cosas. No puedo decir A, no puedo decir B, no puedo decir qué porque ahora todo el mundo entiende. O parece que entiende. Me entienden. ¿Me entendéis? Qué soy. O quién se supone que soy ahora. Me preparo para la vuelta al mundo. Quiero lo críptico. Quiero el silencio. Me preparo para el fin del desasosiego. Qué palabra. Cuántas connotaciones. Me preparo para abrir una cerveza. El gato pequeño ya duerme con nosotros. Eso sí quería que lo supierais.

23 marzo 2014

Yo había llegado a la nada, y la nada era viva y húmeda.

El hombre nuevo está perdiendo el habla, la memoria, ya no ve.
Reinaldo Arenas

Aguardé a que pasase la extrañeza, a que volviese la salud. Pero reconocía, en un esfuerzo inmemorial de memoria, que ya había sentido esa extrañeza: era la misma que sentía cuando veía mi propia sangre, y me extrañaba. Pues la sangre que veía fuera de mí, aquella sangre me extrañaba y me atraía: era mía. 
Clarice Lispector


Somos estúpidos. Ridículos. Dedicamos poemas a simples resfriados.

21 febrero 2014

Here I am, I said (II).


Necesito silencio. Necesito silencio o que tú me toques en la cama. Hay sábanas. Hay sábanas encima de sábanas y también hay gatos. En el ascensor no encontramos espejo. En el espejo no encontramos a quién. Por qué. De dónde. He encendido la calefacción. He comido Snickers en lugar de desayunos. He culpado al reloj. Por qué. Dónde. De camino a casa de Stephen nos encontramos un gato. Caminaba por la nieve sigiloso y Jordan nos dijo que no lo tocáramos. Muerde. Dice. Muerde. Jacob abre la botella de cava y yo me siento orgullosa porque es de aquí. Mirad, les digo, así sabe el lugar de donde procedo. Necesito silencio. Estoy en mi cama donde tú me tocarás donde yo toco al gato donde yo toco al felino que no muerde. Leo un poema de Ariana Reines. Leo un poema de Federico García Lorca. Leo un poema de Roberto Bolaño. Necesito silencio. La noche cae sobre mis sábanas con un ruido tremendo. Aquí estoy. Le espero a él y a una botella de vino. A través de las cortinas podéis verme arder. Me enciendo contra el frío. Me restriego contra el silencio. Cuánto tiempo ha pasado. A qué hora llegas.