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14 mayo 2012

Todo lo que quería decir.


Y entonces llega el vacío. Porque durante un momento ha estado el cuerpo, pero luego llega la nada. Y entonces H. escribe algo que luego publica. Algo que ahora recuerda. Algo que ahora no duda en volver a escribir:
Durante un momento, está el cuerpo. Es poco, pero aún es algo. Un lugar. El cuerpo sin vida, inerte, falaz. Es poco, pero algo hay. aún. Un hogar cerrado, clausurado. Un origen desvanecido.
Durante un momento, el cuerpo es lo que queda. En el cuerpo está todo, aunque ya no quede nada, aunque sea sólo un cuerpo.
Luego, el cuerpo deja de estar. Y entonces llega la nada. Ya la nada no es nada más que nada. Ausencia pura. Inasible, intangible, inimaginable.
Luego, algo más tarde, el cuerpo que ya no era nada deja de ser del todo. Y sólo queda la nada. La nada donde está el todo.
Y es el todo el que nos abruma. El todo de la nada... que revienta la memoria y hace trizas las palabras.
Miguel Á. Hernández -Navarro

Hace unos meses fui a una librería y vi un libro que no me compré. Poco tiempo después volví a esa misma librería con dinero en la mano preparado para ser gastado… pero el libro ya no estaba. Sólo recordaba su disposición en la mesa y su portada. Había puntos suspensivos y el título recordaba a uno de Barthes… pero no… ya no estaba y no sabía cómo volver a pedirlo.

Pasó el tiempo (ahora vuelvo a Barthes*) y llegó el doce de mayo de este año, esto es, este sábado, y entonces Unai Velasco, Ana Elena Pena y yo nos encontramos con Marisol Salanova y Javier Castro en Murcia, para desarrollar las jornada a la que habían llamado “Perfopoetry” pero que tuvo más de “Poetry” que de “Perfo”. Los invitados y el público entramos en una encendida e interesantísima discusión sobre lo que es la Performance, la Poesía, el acto de la lectura, la puesta en escena y la validez de ese concepto que a ninguno de nosotros nos terminaba de cuajar, la Perfopoesía: terreno complicado este, en donde aún quedan cosas por explorar y definir, pero siempre partiendo de esa dificultad de establecer los límites entre géneros, qué funciona y qué no funciona, qué es bueno y qué es horrendo, etc.

De entre el público (en el que se encontraban mis papis también) surgió una voz, la de Miguel Ángel Hernández-Navarro, cuya aportación fue genial, sin duda. Él es gran lector, conocedor de la literatura actual y del arte y según su opinión el término Perfopoesía acababa resultando peligroso, y evocaba casi la idea del Huevo Kinder. ¿Dónde empieza el chocolate y dónde acaba el regalo… o viceversa? Al final, como suele pasar en estas cosas, no llegamos a ninguna conclusión clara, sin embargo había allí una nube de pensamiento generalizada, como la repulsión al “todo vale” o el interés hacia  las ganas de investigar el terreno de la puesta en escena del género poético.

A Miguel Ángel Hernández-Navarro lo conocí mejor por la noche, en un bareto del centro de Murcia, en donde hablamos de todo un poco. Coincidíamos bastante en gustos literarios. Tavares forever. La primera novela de Patricio Pron. Algunos americanos. Ben Lerner, sí, Ben Lerner a tope. Y otras cosas. *Es aquí donde vuelvo a Barthes, pues al final de la loca noche, con penes de plástico encima de la mesa y una mujer con pajarita danzando por allí, MAHN me regaló sus libros, uno de los cuales era aquel libro. Sí. Aquel libro que yo había estado buscando hacía un tiempo. Aquel libro que bien podría ser homenaje a Barthes (y a tantos otros, claro, a tantísimos otros). Aquel libro confesional y crudo. Durísimo. Hermoso. Cuaderno […] duelo (Nausicaa, 2012).

Cuando llegué a casa de Marisol y Javier me puse a leerlo, era muy tarde pero avancé. Era como si ya lo conociera de antes, quizá por esa historia de amor imposible que había tenido anteriormente con la publicación. ¿Ensayo? No. ¿Diario? No. ¿Novela? No. ¿Poemario? No. No sé. No sé qué es este libro que ahora reposa en mis rodillas mientras escribo. No sé qué es pero me ha conquistado: la sinceridad, la reflexión sobre la literatura, sobre cómo ayuda o cómo nos invade la literatura en determinados momentos de nuestra vida, quizá los más crueles: la muerte, la enfermedad, el descubrimiento de la soledad, la literatura como terapia... todo ello entre citas, referencias y, sobre todo, entre vísceras con las que el autor termina creando una suerte de guía para la buena escritura como autobiografía descarnada.

Cuaderno […] duelo es un libro lleno de sentencias contundentes, de esas que dan ganas de citar, de subrayar. Absténganse a leerlo quienes adoren el arte del subrayado con lápiz, pues se les desgastará rápido la punta. No exagero. Me ha encantado. Y, bueno, eso es todo lo que quería decir.

12 enero 2012

Conversación marital alrededor de Fresy Cool: segunda parte.


[...]

LM: Vale, vamos a divertirnos un poco. Te voy a decir una serie de nombres o situaciones y tú me vas a contar qué tienen que ver con tu novela y por qué, ¿preparado(s)?

AJR:
-Javier Calvo: Bueno, es el mejor narrador español nacido en los setenta, con la trayectoria más solida del panorama. Hay algún guiño a Corona de flores por ahí.
  
-Looptroop: El mejor grupo de rap en Europa. Suelen sonar aquí. .

-Luna Miguel: Si la narratología situase alguna instancia por encima del autor, en el caso de Fresy Coolsería ella. Ya tú sabes.
  
-David Foster Wallace: Sólo hay dos cosas que me interesa tomar de él como narrador: su virtusiosismo estilístico y la psicología de sus personajes. Aunque bueno, estas son sus mayores virtudes, así que sí, en cierta forma es importante.

 -The Secret Society: La mejor banda de Madrid. Grande Pepo. 

-Instituto: “La peña de la clase entonces se reía de mí, y ahora yo vivo, y ellos tienen que sobrevivir, con un jefe, un curro y horarios fool, yo duermo hasta que se me hincha la cara como a Hulk; esta es la mierda, observa: mi estilo es underground pero más publico que Clinton y su asunto con la yerba”, Toteking. Era broma.

-Depeche Mode: Personal Jesus es un motivo importante en la novela.

-Esperanza Aguirre: Partido Pop.

-Popy Blasco: El blog más divertido para estar al tanto de lo que pasa en Madrizentro. Muchas veces, escribiendo con la intención de captar el Madrid de época pensaba en su bitácora como la principal competencia. 

-Zombie Kids: Una institución cultural.

-Barthes: relación de amor odio. Pero los Fragmentos del discurso amoroso fueron una piedra fundacional de la novela.

-Los anónimos de un blog: Me encantan los trolls. Su discurso está muy presente en ambas partes de la novela. Estoy de su parte. A mi manera, claro.

-Jersey de cuello vuelto: el uniforme del hombre de letras. El grado cero de la indumentaria intelectual. No puede faltar en el armario de ningún lector versado.

-Monogamia: Activista pro.


LM: Fresy cool trata muchos temas, pero hay dos que me llaman especialmente la atención dadas las circunstancias sociales actuales. Son los temas de política y religión. Hay algo premonitorio en tus palabras, incluso, pues a pesar de estar escrita hace más de un año tu novela ya presentaba un apocalíptico escenario político centrado sobre todo en Madrizentro. Estudiantes que se manifiestan (me los imagino ahora en Juventud sin futuro), presidentas corruptas (la política de chchs secos que se vierte sobre nuestra capital), e incluso Dios, paseándose extraño ante nuestros ojos incrédulos. Háblanos de todo esto. Dinos en qué se basa tu compromiso.
AJR: Religión. Soy un agnóstico con ciertas inclinaciones creyentes cartesianas/ unamunianas, aunque no rinda culto a ninguna religión. Mismamente, la crítica literaria, la hermenéutica, es una actualización de la interpretación de textos sagrados, y el acto de lectura me recuerda a cualquier grupo de feligreses reuniéndose para comentar textos sagrados. Hablar de libros exige cierto depósito de fe. Los lectores de ficción estamos todo el tiempo hablando de personajes y hechos intangibles, pero existentes, reales; el absurdo de esta situación puede llevar al mismo desconcierto con que un ateo atiende a las costumbres del creyente. ¡Pero si Dios no existe! Bueno, tampoco la ficción, y ahí seguimos rindiendo culto a la literatura. Al mismo tiempo, la ficción y la interpretación literaria sirven para otorgar cierto sentido a nuestras vidas, como la religión. Por todo esto me parece una actualización contemporánea de la fe, y en cierto modo es una postura que quise verter en la segunda parte del libro a partir de ciertas configuraciones narratológicas. Ya, ya me imagino las caras de horror de los lectores ante estas declaraciones, pero es en lo que creo…

Política. Efectivamente, ha sido una mala casualidad que ese Madrizentro regido por el Partido Pop y rancias lideresas políticas que aparece en la novela se haya hecho aún más realidad; ojala no hubiese sido así. De todos modos, y sin perder de vista que ante todo Fresy Cool es una sátira del hombre de letras, en esa segunda parte de la novela, que es donde más se atilda la presencia de la política, una pregunta más o menos constante es la importancia de salvar a la orquesta si el Titanic se hunde, es decir, qué papel ha de jugar la cultura en una ciudad distópica donde la empresa privada ha fagocitado la universidad, y si realmente es ético preocuparse por ello. En la primera parte, en cambio, la absoluta ausencia de interés hacia la política la representa Pleonasmo Chief, un consumidor cultural obsesivo que se jacta de su ética al actuar siguiendo cierto imperativo categórico (“si todo el mundo se comportase como yo, el mundo iría estupendamente”). Con el tiempo hemos comprobado que tal actitud no funcionaba…

LM: Esta visión apocalíptica de Madrizentro ya la mostramos juntos en Exhumación (de hecho, una duda que no sé si podrás responderme es por qué Exhumación no forma parte de este libro, si tanto tiene que ver, ¿o no lo tiene?), pero a lo que iba, esta visión apocalíptica se encuentra sobre todo en la segunda parte de la novela, una parte en la que también abundan las drogas, no sólo como tema, también como “voluntad”, quiero decir, en ocasiones uno puede pensar que ciertas imágenes sólo han podido ser descritas por alguien que escribió colocado de cualquier cosa tan explosiva como un tazón repleto de café y Coca Cola con Red Bull. ¿A cuántas pulsaciones escribe Antonio J. Rodríguez? ¿Qué clase de música infernal escucha Antonio J. Rodríguez? ¿Cuántas veces hace el amor Antonio J. Rodríguez, con las pupilas dilatadas por los excitantes, después de una jornada de escritura? ¿Y cuánto tiene que ver esto en ese mundo fantástico, casi de ciencia ficción que parece ser mostrado poco a poco en Fresy cool?

AJR: Si alguien cree que ésta es otra novela à la Bret Ellis con jóvenes ultraenrollados que se drogan mucho, se equivoca. O al menos las drogas suelen aparecer ligadas a discursos bastante patéticos y penosos por parte de los personajes que hablan de ellas. Hace poco estuve dándole muchas vueltas sobre su presencia en nuestro tiempo a partir de un comentario de Koestler en sus Reflexiones sobre la pena de muerte, cuando habla del Caso M'Naghten. Es en 1843 cuando se dice aquello de que: «todo hombre que se presume sano y además posee un grado suficiente de razón, es responsable de sus crímenes, hasta demostrar lo contrario; y que para establecer una defensa, se debía demostrar claramente que, en el momento del delito, el acusado era afectado por un defecto de la razón, enfermedad de la mente, que no le permitía conocer la naturaleza y la calidad del delito que estaba haciendo, o, si lo sabía, que él no sabía que lo que estaba haciendo, estaba mal». Si a mitad del XIX la locura ya puede eximir de responsabilidades, en nuestro tiempo se me ocurre que gran parte de la gente que conozco, o toma drogas, o han tomado drogas, o toman medicamentos recetados por algún psiquiatra, o los han tomado. O sea, a menudo vivimos rodeados de individuos que parecen robots químicos antes que personas. Algo tenemos que estar haciendo mal para haber acabado así, ¿no? 
Y sí, suelo escribir con cafeína. Casi siempre escribo por las noches, después de cenar, ya sin muchas fuerzas, y esa es la única manera de poder mantenerme hasta pasada la medianoche. Y así me va, amaneciendo hecho basura cada dos por tres… No mola. 

[CONTINUARÁ...]

01 agosto 2011

(3x1) Cuarta entrega: entrevista a Alberto Guirao, Javier Gato y Sara R. Gallardo.

Más conclusiones: de los hasta ahora entrevistados sólo las mujeres han reconocido sentir miedo ante las críticas y las opiniones mientras que los hombres parecen más seguros de sí mismos. ¿A qué se debe esto?, me preguntaba Sara R. Gallardo por Facebook minutos antes de enviarme su entrevista. Por otro lado, me llama la atención que muchos de estos autores sientan tal pasión hacia el teatro. Si la poesía ya es, según dicen, marginal, el teatro lo sería más, sobre todo hoy en día. Admirable. Definitivamente: estáis locos. Y los locos de hoy son Alberto Guirao (Madrid), Javier Gato (Sevilla) y Sara R. Gallardo (Ponferrada). Alberto estudia periodismo, ganó un premio de poesía hace poco que le llevó a publicar Ascensores, breve pero contundente poemario muy valorado por autores como Carlos Pardo. Javier es probablemente uno de los autores más polémicos del panorama actual, ha despertado muchas envidias y odios que se olvidan en el momento en el que uno lee su obra. A pricipios de 2012 saldrá su próximo libro. Y por último Sara, que también espera la publicación de su primer libro para dentro de unos meses en El Gaviero Ediciones, editorial a la que accedió gracias a una divertida reunión celebrada en el festival Versátil.es en donde jóvenes autores presentaban sus trabajos, como si de una cita se tratara, ante distintos editores de la península. Esto es lo que ellos nos cuentan:

*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?

Alberto Guirao: Anteriormente publiqué un poemario Ascensores, 2010. Sin embargo, reaparecer en una antología con poemas inéditos es ilusionante. Al hecho de volver a publicar se une el de la divulgación conjunta de varias voces, un experimento interesante con el que tomar el pulso a la poesía más joven del momento. Estoy deseando tener el libro entre las manos.

Javier Gato: Previamente a esta antología, he publicado Diario de un gato nocturno (Sevilla, Cangrejo Pistolero, 2009) y he sido incluido en otros volúmenes colectivos (Las noches del cangrejo, Cangrejos al sol, Voces del Extremo: Poesía y magia, Verde 3, Puta poesía, Blanco nuclear), además de haber escrito poesía para revistas como Poe+ y Cinosargo. Sin embargo, la aparición de Tenían veinte años... supone para mí una integración dentro del panorama poético más reciente y me ayuda a conocer mejor a mis compañeros.

Sara R. Gallardo: Hay que seguir buscando palabras y retorciéndoles el cuello. Eso es lo único que sé, al margen de la satisfacción que implica compartir espacio con gente tan interesante y con tanto por decir.

Sara R. Gallardo

*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?

Alberto Guirao: Publicar en papel es, lógicamente, una recompensa cualitativamente superior que hacerlo en otro tipo de formato más accesible para el creador (como la difusión digital). No necesariamente implica la confirmación de la calidad de la obra, ni mucho menos, pero el aura del libro aún saca ventaja (pienso) a la de los píxeles. Sí, es una obsesión para muchos (me incluyo a ratos), pero no un fin; el fin para el creador siempre será la creación, aunque se la redujese a residuo mercantilizado. No tengo ningún proyecto firme entre manos y hace casi un año que no me presento a premios, ambas cosas volverán a suceder. En cuanto al libro temprano, no rechazo la idea; me gusta haber publicado ya, pero creo que es algo contingente.

Javier Gato: Por regla general no me presento a premios: escribo como a mí me gusta, y no como le gusta a un jurado. Por otra parte, no tengo amigos ni parientes en los jurados, factor primordial para ganar un premio de poesía. En enero publicaré de nuevo con Cangrejo Pistolero un poemario muy distinto al Diario, tanto en el estilo como en la temática, y ahora mismo escribo teatro.

Sara R. Gallardo: No creo que sea una obsesión, sino un fin natural de cualquiera que considere que puede aportar algo con su creación. Al menos de momento. En el siglo XV, cuando apareció la imprenta en Europa, lo prestigioso seguía siendo lo manuscrito (de ahí que los primeros tipos fueran góticos para imitar la escritura manual). Estamos en una época de transición, en una "revolución larga" y, ahora mismo, para formar parte de algo serio y respetable aún tiene que haber edición en papel de por medio. Pero las cosas cambiarán.

Por el momento no tengo nada sólido con lo que me plantee presentarme a algún concurso. Tampoco creo que sea de por sí malo publicar pronto, es más, yo misma publicaré próximamente mi primer libro con la editorial El Gaviero. La tecnología nos acelera el ritmo vital y cardíaco, sin embargo, una obra es un trabajo análogo a la vida: toma carrerilla o se ralentiza según los tiempos y las vivencias.


*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?

Alberto Guirao: En la actualidad no tengo blog, ni soy usuario habitual de redes sociales (tan sólo dispongo de una cuenta en facebook que utilizo marginalmente). Como estudiante de periodismo me interesa la red como plataforma de comunicación menos jerarquizada. A la democratización de la información se oponen limitaciones y nuevas formas de control... Tendré que plantearmelo algún día más a fondo e intentar extraer alguna conclusión; por ahora dedico el tiempo a otras cosas.

Javier Gato: A los dieciocho años abrí mi blog, El diario de un gato nocturno (http://libertinajegatuno.blogspot.com), que actualmente se llama Taedium mundi. Gracias a él me di a conocer escribiendo artículos de opinión y relatos breves. Más tarde, cuando conocí Cangrejo Pistolero, empecé a publicar mis primeros poemas en el blog. Facebook me sirve como plataforma de publicidad y como ventana al mundo real, y gracias a él me entero de las últimas noticias literarias y de las vivencias de mis compañeros. Utilizo el blog como laboratorio poético, y en él publico esbozos de posibles poemas y apuntes para futuras obras. El blog cumple la misma función que en otro tiempo los diarios y epistolarios: los filólogos del siglo XXII que nos estudien recurrirán seguramente a los blogs del mismo modo que nosotros hoy leemos los diarios y las correspondencias para comprender mejor el devenir de los poetas del siglo XX.

Sara R. Gallardo: En mi entorno, el hecho de que yo escribiera siempre fue algo insólito. No había muchas oportunidades de intercambiar opiniones o de recibir críticas u orientación, por lo que desde que tuve mi primera (y precaria) conexión a Internet (a los 13 años) comencé a colgar todo lo que podía o creía que merecía la pena ser leído en los protoblogs de Msn, en Fotolog, etcétera. Lo mismo me pasó con la lectura. No hubiera llegado a ciertos autores si no exisitieran blogs de crítica, páginas antológicas o la propia Wikipedia... O si no hubiera conocido a escritores y bloggers a través de Facebook o mi propio blog, que abrí hace un par de años con una intención más "profesional".


*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?

Alberto Guirao: Conozco personalmente a pocos coetáneos que escriban poesía, pero sí a bastante creadores, aunque alguno de ellos aún no sepan que lo son. Pienso que nuestra generación dispone de recursos culturales, comunicativos y artísticos propicios para un desarrollo intenso de la creatividad. Mi poesía parte de la impresión de sentimientos y experiencias compartidas, resultaría imposible desarrollarla sin el infujo de un imaginario construido grupalmente. A veces tengo la impresión de una contundente autoría conjunta en alguna de mis poesías.

Javier Gato: Tengo una relación cordial con casi todos los poetas de mi generación y de las anteriores, admiro la obra de muchos de ellos e incluso los he reseñado, como a José Daniel García, Nacho Montoto, Laura Rosal, Fernando Bazán, Gracia Iglesias... Sin embargo, ninguno de ellos ha influido demasiado en mi poética, salvo quizá la excepción de José Daniel García, por el que tengo una especial veneración. Mis lecturas son más clásicas, principalmente la poesía del Siglo de Oro y de la Edad de Plata.

Sara R. Gallardo: Pocos meses después de empezar a estudiar en Valladolid, conocí a un grupo amplio de estudiantes y profesores con inquietudes literarias. Entrar a formar parte de Colmo colectivo y entablar relación con el profesor Javier García Rodríguez ha sido fundamental para mi formación. Y para pasar unas cuantas noches de juerga en La Curva, también. Del mismo modo, estar dentro de la organización del Festival de la Palabra Versátil.es ha hecho que en los últimos años me acercara a multitud de escritores actuales (José Luis Piquero, Sara Herrera Peralta, Ana Gorría, Alberto Santamaría, Laura Casielles, María Eloy-García, Fernando Beltrán...) cuya obra es esencial para entender lo que está sucediendo en poesía. Asimismo, los propios compañeros de Colmo han sido una fuente continua de discusiones literarias. Y, como es natural entre gente afín, también de amistad.

Javier Gato (retratado por Laura Rosal)

*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?

Alberto Guirao: Vivo en un pueblo del sur de Madrid (Ciempozuelos) y allí he participado en algunos recitales durante los últimos años. También me dedico esporádicamente y desde hace tiempo al teatro aifcionado y a colaborar en algún que otro proyecto cinematográfico. En cuanto a la actividad estrictamente literaria, debo destacar el descubrimiento del Centro de Poesía José Hierro (Getafe) durante mi segundo curso de licenciatura, que supuso un acercamiento importante al mundo de la poesía.

Javier Gato: Desde los veinte años he sido presentador de PERFOPOESÍA, Festival Internacional de Poesía de Sevilla, un evento en que se dan cita las tendencias poéticas más recientes, arriesgadas y jóvenes, sin discriminar a nadie por no haber ganado un premio o por no ser lozana y turgente. Del mismo modo, en los últimos cinco años hemos organizado cada jueves el ciclo "Las noches del cangrejo", un referente en el ámbito poético nacional, al que son invitados poetas de todo el país e incluso de Hispanoamérica. Actualmente, se están organizando los "Recitales celestes" en el Monasterio de Santa Clara de Sevilla y un sinfín de actividades poéticas en los sitios más dispares, incluyendo la Sala Fli, el teatro de Los Ulen. No se descarta la idea de que, en un futuro próximo, se reanuden "Las noches del cangrejo".

Sara R. Gallardo: Después de mi época vallisoletana, mi tierra, El Bierzo, y la gente que aquí concibe la cultura no como una mercancía, sino como un valor en sí mismo, ha contado conmigo para varios recitales. Agradezco mucho esa confianza, no solo en Ponferrada o en El Bierzo, sino en toda la provincia, y el calor que recibo de personas que llevan mucho más tiempo que yo en todo esto.


*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?

Alberto Guirao: No suelo leer a poetas contemporáneos, así que todo lo leído sobre los integrantes de la antología ha sido nuevo para mí. Destacaría a Leo García y García Faet, cuyos poemas me han ocasionado un especial entusiasmo. Echar de menos es fácil, casi obligatorio y natural. Entre otros, poetas que aún no han publicado y a los que admiro en calidad literaria: destacaría a una no tan desconocida Marina Casado, pero la lista prosigue en orden exponencial.

Javier Gato: La verdad es que estoy este verano muy ocupado y no he cotilleado la obra de ningún autor. Echo de menos a Juan Bello y a Marga L. Morales, poeta muy cercana a Huidobro, cuando no al surrealismo.

Sara R. Gallardo: Descubrimientos muy positivos han sido los de Unai Velasco y Miguel Rual, aparte de los compañeros que ya conocía a través de Blogger, de Twitter, de Facebook o por haberlos leído o visto recitar como Emily Roberts, Odile L'Autremonde, Laura Rosal, David Leo, Laura Casielles, Bárbara Butragueño, Cristian Alcaraz o Berta García Faet. No obstante, el Tumblr es muy amplio y me ha acercado a autores jóvenes extranjeros como Jordan Castro o Richard Chiem, gente muy interesante. Es un trabajo admirable, tanto la búsqueda y la selección como la traducción. Sobre los que se han quedado fuera: me hubiera hecho ilusión compartir antología con poetas españoles como Adriana Bañares o Julio Fuertes, que entraban dentro de las posibilidades y cuya poesía, que exuda talento por todas partes, me resulta muy cercana.


*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?

Alberto Guirao: Ni idea.

Javier Gato: Mi voz será recibida tan sólo por unos pocos con cierta formación literaria y estómago de acero que captarán las claves intertextuales y simbólicas. Aquellos que leen poesía complaciente y sin pellizco para entretenerse o porque sus autoras están buenas harán caso omiso. Mi poesía no es para todo el mundo.

Sara R. Gallardo: No lo sé.

Alberto Guirao

*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?

Alberto Guirao: No, los estoy deseando. Son de esas cosas que, de vez en cuando, le ayudan a uno a comprender a qué se dedica cuando escribe, en qué le gusta pensar, a qué no ha prestado al suficiente atención. Pueden ser positivas o, cuanto menos, divertidas.

Javier Gato: Teniendo en cuenta la lamentable formación intelectual de la mayoría de periodistas y comentaristas anónimos, no me preocupa en absoluto. Mi Diario ha sido comentado tan sólo por las personas muy leídas que tenían que comentarlo: Elena Medel, Eduardo Chivite, Nacho Montoto, Mercedes Comellas, Gema Areta... Esas son las únicas opiniones que me importan.

Sara R. Gallardo: No lo llamaría miedo. Sí que siento algo así como responsabilidad. Pero no miedo. Y creo que soy la primera chica de la antología que dice esto (y espero que no la última).


*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?

Alberto Guirao: Influencias literarias hay muchas [Bukoswski, Carver, Gelman, Hierro, mi padre (Ginés Guirao)... ]. Lo que resulta trascendente es el espíritu creador común. He oído mucho de hermetismo compartido, realismo sucio, crítica surrealista y urbana, no sé... igual esta antología sirva para esclarecer los posibles trazos comunes de una generación heterogénea. En cuanto a mi poesía, prometo que no he descubierto definición posible. Mi primer poemario es vago en cuanto a pretensiones o mensajes esclarecedores, necesito trabajar todavía mucho para averiguar un espíritu intrínseco que me defina.

Javier Gato: Escribo una poesía del dolor, de la angustia, de la soledad y del desamparo. La conclusión de todo es que "la vida es sueño", los sentidos y las convenciones sociales nos engañan, y lo que creemos que pueda ser motivo de alegría no es más que vanidad y apariencia fugaz: la felicidad es imposible o causa de dolor con el tiempo, y mejor es aspirar a la apatía, a la ausencia de dolor. El mundo es y será un infierno, cualquier intento por cambiar esto es inútil y no hay posibilidad de redención en este mundo. Los únicos alivios que encuentro son la catarsis en poesía y el estoicismo en la vida cotidiana. Mi poesía es generalmente expresión de la angustia, pero también un intento de transformar el horror en belleza. Justicia poética. En cuanto al estilo, empecé siendo bastante prosaico, pero cada vez soy más simbolista y oscuro. Mis influencias en poesía son Góngora, Huidobro, Lezama, Varela, Pizarnik... En teatro y performance Calderón, Arrabal, Jodorowsky, Kane, Rodrigo García, Marina Abramovic...

Sara R. Gallardo: La ropa que vestimos, la música que escuchamos, nuestro modo de vida acaba siendo una mezcla de muchos referentes, también así la obra creativa. Creo que la poesía, como el arte, consiste básicamente en un diálogo a muchas voces, una conversación universal, atemporal, a la que tratamos de unirnos con todo lo que somos y con todo lo que nos gustaría ser. A nivel literario, reconozco mucha influencia del realismo sucio, sobre todo en lo que se refiere a poesía narrativa, descarnada, a usar ciertas expresiones coloquiales y enfáticas. En ese sentido, el rap, sobre todo el español, me ha ayudado a descubrir caminos expresivos nuevos. Gente como Rafael Lechowski, Elphomega, Le Flaco, Shotta o Kase O son renovadores del género y referentes ineludibles. Por otra parte, creo que hay una influencia surrealista muy variada, a nivel pictórico, cinematográfico, literario... Me interesan mucho las vanguardias del siglo XX, la fotografía, el rock, el nuevo periodismo. También la poesía más intimista o personal, que entronca a su vez con el mundo de las alucinaciones, la locura, los sueños y, claro, con la psicología. Me siento identificada con la mitad expresionista del arte, pero con un expresionismo dotado de material real: lugares urbanos, partes del cuerpo, tecnología. Me obsesiona el comportamiento humano y la complejidad de las relaciones personales, el individualismo, el solipsismo, el existencialismo.

Además, hay que señalar la sincronía de los blogs. La blogosfera no es solo un referente, sino una red de diarios metaficcionales, un revulsivo para la creación, un termómetro.


*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?

Alberto Guirao: No tengo respuesta a ninguna de las preguntas. Puede que me gustara parecerme a alguno, pero por razones extraliterarias que tampoco vienen al caso.

Javier Gato: No me encuentro el parecido con los poetas de la antología: escriben bastante bien, pero siguen otros caminos. Me gustaría parecerme a mí mismo: decir que me quiero parecer a Lezama o a Paz sería de una soberbia imperdonable. Seguramente, por la temática del Diario, dirán que me parezco a los simbolistas franceses o por el estilo que soy neobarroco o transvanguardista (¬¬).

Sara R. Gallardo: Me gustaría parecerme a todos los poetas que me gustan. Pero esos ya están cogidos, así que procuraré ser yo en la medida en que pueda serlo después de ellos.


*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?

Alberto Guirao: No creo que sea un loco porque escriba. Seguramente, por ser demasiado indeciso. Ahora, por ejemplo, no estoy seguro de ninguna de las respuestas; quizás corrija alguna.

Javier Gato: Porque el poeta debe ser un profeta, un visionario que, con palabras de este mundo, intenta describir otro trascendente o incluso uno nuevo creado por él mismo. Porque él es el oráculo que interpreta la música de las esferas. Porque él es el único capaz de encontrar Belleza y Verdad (una Verdad por encima de la física y de la química) en una boca de metro, en los servicios de un bar o en una tienda china. Porque sólo desde la locura se puede comprender a los normales, a los "sepulcros blanqueados", a los "filisteos", a los "putrefactos"...

Sara R. Gallardo: En fin... ¿Cómo no estar locos? Somos niños.

09 marzo 2011

Sobre la felicidad a ultranza.

Poco a poco me quedé estancando así, permaneciendo hasta los veintisiete años al socaire de las tristezas. También mis estructuras cerebrales y musculares se han ido formando poco a poco y he crecido pensando con la cabeza de alguien que por ignorancia del mundo se hacía el inmortal lejos de las tristezas.
Ugo Cornia

Estoy obsesionada los autores que hablan de ellos mismos. Autobiografías. Literatura confesional. Diarios. Sobre la felicidad a ultranza de Ugo Cornia (Periférica, 2011) no es  Diario de duelo de Barthes, ni mucho menos, ni tampoco es Diario del hombre pálido de Juan Gracia Armendáriz -del que recientemente habla Lector Mal-herido en su blog, me alegra que le haya molado-... pero tiene algo que me engancha. Dos de mis libros preferidos en este mundo son Los hermosos años del castigo de Fleur Jaeggy y el ensayo Elogio de la infelicidad de Emilio Lledó quizá porque en ambos libros se debate sobre qué es ser feliz, cómo conseguimos estar felices, etc. Me gusta cuando un autor que además escribe bien se obsesiona también por desarrollar este tema. Fleur Jaeggy introduce en Los hermosos años de castigo un término genial: la malafelicidad, o el malestar de la felicidad. La búsqueda del bienestar es uno de los temas más recurridos en los autores que he mencionado. Desde Virginia Woolf hasta Ugo Cornia, pasando por Amélie Nothomb, Lionel Tran, André Gorz o Peio H. Riaño: todos acaban representando a una pandilla de "amargados" cuando deciden retratar sus sentimientos más íntimos. Una vez escuché a alguien decir que "amargado se escribe mejor". No sé. Será que somos unos cotillas. Que nos gusta la víscera. Que nos gusta veros sufrir, cabrones. ¡Sufrid, sufrid, para darnos más libros así! 

06 diciembre 2010

A quién quieres más, ¿a mamá o a papá?

Ahora que están de moda las elecciones difíciles y siguiendo con el modelo de Ibrahím Berlín y sus Mis 10 de 2010 me he decidido a escoger diez libros publicados este año. Los diez que más me han gustado o que más me han emocionado, o los que elijo porque sí, y punto. Esto es:
  1. Diario del hombre pálido, Juan Gracia Armendáriz (Demipage)
  2. Verano, J.M. Coetzee (Mondadori)
  3. Excepto yo, Fatena Al-Gurra (El Gaviero Ediciones)
  4. Me incitó el espejo, David Rosenmann (DVD Ediciones)
  5. Dublinesca, Enrique Vila-Matas (Seix Barral)
  6. Antología poética, Félix Francisco Casanova (Demipage)
  7. Los muertos, Jordi Carrión (Mondadori)
  8. Eros, Eloy Fernández Porta (Anagrama)
  9. Corona de flores, Javier Calvo (Mondadori)
  10. También mis ojos, Laura Rosal (El Cangrejo Pistolero)
Me ha costado mucho redactar esta lista porque la mayor parte de las lecturas que he hecho este año no han sido novedades, y si lo han sido, pertenecen a las hornadas de 2008 o 2009. B de Alberto Santamaría o Diario de duelo de Roland Barthes, por ejemplo, se han quedado fuera por escasos meses de diferencia. He tenido otras complicaciones a la hora de elaborarla: Javier Calvo, por ejemplo. Este año he leído Risas enlatadas y Corona de flores y prefiero mil veces Risas enlatadas. Me encanta. Me parece muy divertido y no creo que ese libro deba caer en el olvido. ¿Qué pasa con Vicente Luis Mora? Tiene duros competidores y sigo pensando que es mejor poeta que narrador. ¿Qué pasa con Patricio Pron? Aunque lo aprecio mucho como autor no pienso que El mundo sin las personas... esté a la altura de su anterior novela El comienzo de la primavera, de la cual no me puedo olvidar. Ojalá su próximo libro en Mondadori (creo que es una novela autobiográfica que se publicará a mediados de 2011) me guste tanto como El comienzo de la primavera: entonces Pron sí que será doblemente adorable. ¿Por qué tanta poesía? Porque es mi género preferido. ¿Por qué Laura Rosal? Porque También mis ojos es la ópera prima poética más fuerte del año. ¿Y por qué no está El don de Vorace? Lean los poemas de FFC y lo entenderán. ¿Qué pasa con el ensayo? Pasa que el último de Beatriz Preciado no me pareció tan bueno y que lo mejor de Melusina este año viene de la mano de Lector Mal-herido cuyo librito aún no he terminado de leer. ¿Jordi Carrión? Sí, Jordi Carrión. Mola. ¿Vila-Matas? Soy fan. ¿Y a Eloy, lo entiendes? Máh o menoh. Es duro de digerir, pero me gusta. ¿Coetzee? Buenísimo. ¿Tanta poesía? Sí, extranjera. ¿Diario del hombre pálido? La literatura de la confesión es la que más me gusta. Y es la que Armendáriz practica en este libro. Además habla de la enfermedad, de la literatura de la enfermedad, cita a Bolaño, se mete con el mundo editorial, utiliza la metáfora de una manera excelente y repugna cuando quiere ser repugnante. ¿Y ahora qué? Eso digo yo. Ahora qué. 

28 abril 2010

Diario desierto (1): mi historia.

Mi historia soy yo misma y por eso puedo decir todo lo que quiera. Relatar, todo lo que quiera. Sin dar explicaciones. Sin buscar nuevas fórmulas. No tengo miedo a escribir. Y pienso en Roland Barthes y en su sentencia “no quiero hablar por temor a hacer literatura”, qué más da si la hago o no, qué más da cómo estructure este discurso si sólo quiero contar una experiencia que me abruma. Si sólo quiero dejar salir de aquí, de este pecho, una rabia contenida, una rabia adolescente, un hilo de saliva que en cuanto surja de mi garganta: me hará sentir liberada. No habrá nada novedoso en lo que cuente, de hecho, ya está todo dicho. Todos dijeron amor alguna vez. Todos contaron cómo les latía el sexo la primera vez. Todos supieron, tal vez, que su literatura era la sucesión de unas cuantas referencias. Que ya no nos sorprende nada. Que el mundo gira. Sí, y qué, si yo estoy aquí tan quieta y tan aburrida, y no giro, aunque el calor le de la vuelta a mi organismo. Referencias. José Ángel Valente. Mi poeta favorito, no sé por qué, ni quiero saberlo. Referencias. Leer por puro azar un fragmento de Edmond Jabès y darse cuenta de que toda la obra de mi poeta no es más que una nota a pie del lírico nacido en El Cairo en 1912, atended: el desierto fue para mí el lugar privilegiado de mi despersonalización. ¿Y entonces? Qué nota a pie soy yo. Qué nota: mi vida. Y esta historia. Y este relato del organismo. Poesía. ¿Quién soy, entonces, esto, qué, soy yo? Mi historia es la de una nota a pie, de otra nota a pie, de otro poeta y otro poeta, la de mí misma: un extranjero.

Mi antigua casa (infinite room).



A veces, muy brevemente, un momento blanco -como de insensibilidad- que no es momento de olvido. Eso me espanta.
Roland Barthes

19 abril 2010

El sexo de Laura Rosal.


Si me pide que me ponga a cuatro patas, lo hago. Si me escupe: relamo su bilis. Si me dice: come mi uña. Si me dice: traga mi vello. Si me pide que la acaricie, que acaricie sus poemas salados, no me resisto.

Así. Con el cuerpo. Con el corazón temblando recibo sus versos. Su primer libro de poemas También mis ojos (El Cangrejo Pistolero, 2010), que ha llegado hoy a mis manos. Azul, infinitamente azul, demasiado azul, que diría Elena Medel. Un azul nada inocente. Nada infantil pese a su pretensión, “la luz es demasiado grande para mi infancia”, cita ella, directamente desde la voz de Pizarnik. Pues Laura Rosal es heredera directa de Alejandra. Cruda. Seca. Voraz. Dueña del verso. Huérfana del silencio. Laura Rosal. Mi amiga. Mi hermana. La hermana de Monelle. Lolita tardía pero salvaje, sauvage, sauvage. Su esqueleto delgado provoca terror al verla caminar. Su sexo. Caníbal. Duele húmedo y cruel. Porque Laura Rosal llora a los hombres. Llora de pena por los hombres que apenas la abrazan. De sus ojos emergen libélulas. El maldito sexo de los hombres, qué mal joden los hombres, qué mal les huele el aliento, mala entraña y yo prendada de los hombres, prendida de ti, eres imbécil y te amo... escribió Maite Dono. Y Laura Rosal, responde: cuídate de mí: no te quiero más cerca. Sólo te soporto cuando me suplicas, desnudo, el amor que me reservo para el resto. Si la banda sonora de Maite Dono era Lydia Lunch, la de Laura la construye Philip Glass, o Erik Satie, o Mazzy Star o Giant Drag o, incluso, el sensual Crush, de Jennifer Paige. Laura no es punk. No tan punk. Laura comprende lo delicado. Laura es Blanca Varela, más visceral. Laura es Miriam Reyes, mucho más sutil. Laura es la hija bastarda de Nabokov. Acosada por los pájaros (un pájaro en el pecho. No una tristeza. Un sollozo enjaulado). Herida por las agujas y la nicotina (su aliento gris me heló la nuca). Por la sangre, menstruación celeste, por el idioma de la noche y de los pubs, por las imágenes y los ojos de los otros que la juzgan y la aprisionan. Pero ella es fiel. Es fiel siéndose infiel a ella misma. Ella está aquí para preguntarnos a nosotros qué es la tinta en su pubis. Qué insinúa, el tiempo, en su pecho. Quién es ella. ¿Tú lo sabes? (Y toco la palabra. Y rompo el poema) Para preguntarnos a sus hermanas por el significado de la poesía. Porque quienes la leemos la sentimos muy cerca. Tan cerca que quisiéramos que sus versos fueran nuestros. Que sus ojos fueran nuestros. Que su saliva. Haciéndonos el amor.

Si me pide que pronuncie sexo. Si me pide que grite: Laura Rosal. Si me pide que me ponga a cuatro patas. Mi gorrión muerto. Mi moonshiner. Mi amiga.

Vuelvo al origen.
Vuelvo
Como un animal herido.
Como un poeta
Con la mano en la garganta.
Vuelvo.

Estoy donde debo.

Y sin embargo, nada me pertenece.
No es mío este jardín.
No estas ventanas sin respuesta.

Y entonces, el vino me salva
Y el origen es sólo
Un cerrar de ojos.
Mirar al vacío, desafiante.

Dejar caer la vida,
Rogarle que no duela.
Laura Rosal


27 enero 2010

"Busca una boca que sepa a tu propio semen y a tabaco, y bésala"


Me obsesiona La Malafelicidad. Busco autores y citas. A modo de IB en su blog, he seleccionado éstas. Busco saciar las ansias de estar triste y ser feliz. O de ser triste y estar feliz. Ya no lo sé. Quizá porque ahora solo quiera pensar en esa boca. Y no pasar frío. Y decir, de tantas cosas, el asco que me dan.

Allí arriba me sentía en un estado que podría llamarse de malafelicidad. Exigía la soledad, era un estado de ebrio y tranquilo egoísmo, una venganza feliz. Me parecía que esa ebriedad era una iniciación y el malestar de la felicidad se debía a un aprendizaje mágico, a un rito.
Fleur Jaeggy

y fue una eternidad decapitada en un instante
porque una puerta improcedente que se abrió
nubló nuestra felicidad
Ramón Irigoyen

Las cosas no marchan bien. Tengo la impresión de que todo en mí y alrededor se desorganiza con demasiada facilidad. Si bien es cierto que debería ser más fuerte y no dejarme arrastrar por la locura del entorno, también es cierto que estoy acostumbrado a entornos más controlados por mí. No sé independizarme del entorno, por mucho que se hable de mi ‘torre de marfil’. Estoy demasiado atento a las cosas que suceden. Por ejemplo, no puedo tranquilamente acostarme, cerrar los ojos y dormir, si sé que el resto de la gente de la casa está despierto.
Mario Levrero

18 enero 2010

Fragmentos de un discurso amoroso.


Éxtasis. Decirnos te quiero sólo cuando follamos. ¿Dónde están Las flores del mal? Un cuarto propio. Un zulo. Yo te corro. Decirnos te quiero sólo. Porque te odio: manso Prometeo.

14 enero 2010

Escribirás mi muerte.


Bajo las armas. Temo no saber defender lo que aquí siento. Contra cualquier pared. Contra cualquier almohada. Tu voz en modo repeat. Barthes en el espejo. Contra cualquier estación de tránsito. Contra cualquier vagón. Contra cualquier verso de los que ya no escribo.

29 diciembre 2009

Au revoir putain d’année.

Poemas. Objetos de la muerte. Eterna muerte. Eterna inmortalidad de la muerte. Algo así como un goteo nocturno y afiebrado.

Poesía. Orina. Sangre.

Blanca Varela

+

28 octubre 2009

Lambrusco blanco (o Deseando el fin de semana).

Para facilitar luego las cosas, Shahid abrió el precinto de una caja de condones. Había pasado la tarde en la biblioteca, corrigiendo el primer borrador del artículo para pasarlo al ordenador al llegar a casa. Acababa de caer la tarde y había oscurecido. Se oía ruido en la calle. Echó las cortinas y puso más fuerte la estufa de gas. Después de trabajar con empeño y aclararse las ideas, podía disfrutar de aquella parte del día, apagar algunas luces y escuchar Dancing in the Dark mientras decidía si ponerse los vaqueros negros, los azules o los rojos. Ante él se abría la promesa del amor y de la noche: toda la noche.

Kureishi

+tomorrow

25 octubre 2009

Tiempo.


De todas las horas que he esperado aquí o allá, el minuto de las gaviotas parece único. ¿De qué pájaro se trata? ¿Por qué lo envidio? ¿Puedo aplicar el término manada, el término orquesta, el término cielo: ejército aviar, aquí, mientras te espero? ¿Hay gaviotas en Madriz? ¿Hay mar? ¿Por qué las veo? Y no me refiero al pájaro franquista, ni al pollo asado de los domingos, ni al símbolo conservador que temo. Eso no me interesa aquí ni allá. De eso no hablo aquí ni allá. Nada de política ahora, cuando las nubes son una bandada de estrellas naranjas. Aquí y ahora eres tú el protagonista. Cuántas horas, cuántos cigarros, cuantos soles helados quedan. Querido gorrión. Mi amada ha muerto. Lost in the House of Valparaíso. Querido gorrión. No llores. Mi amada ha muerto. Querido gorrión, querido gorrión, no tergiverses las palabras de Catulo. No tatúes las cenizas en tu boca. Querido gorrión, ¿bajo qué forma naciste? Y no me refiero al poema, no me refiero a la filosofía, ni al arte; sí al espacio y a la vida de todas las horas en las que no te tengo, en las que te espero (calle Caleruega, Atocha, Filología B), en las que leo, en las que Kureishi, en las que Tim Harford, en las que Vicente Luis Mora, en las que Tiempo: Me gusta la poesía/ porque sitúa un ser/ en el espacio/ Respeto la filosofía/ porque coloca un pensamiento/ en el desierto del sinsentido/ Adoro el arte/ porque hace del espacio/ un ser vivo/ Me gusta la vida/ porque enseña/ a morir/ con dignidad”.

17 septiembre 2009

Septiembre o Los primeros cubatas de la tarde.


Me aburro. Maldita Madriz. Atasco en Avenida de América. Llueve mucho. Los coches se vuelven locos con tanta gota –serán los conductores los que se vuelven locos, me corrige Eliana. En el mp3 suena Painted by numbers. Me aburro. Leo Circular y encuentro una cita de Barthes. La ciudad es un discurso. Dice VLM que dice Barthes. La ciudad es un discurso de violencia. La ciudad es un discurso mecánico. La ciudad es un eructo gris. Maldita Villa. Maldita Idiota. Subrayo el libro. La ciudad es un discurso de tedio.

06 septiembre 2009

Sobre la caligrafía del alma.



Ayer pude advertir que los días en que la letra se me desarregla coinciden con un notable incremento de la cantidad de cigarrillos que fumo; conclusión, la mala letra se debe a la ansiedad.

Mario Levrero


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