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Sin embargo, no es tan sencillo encontrar un buen tiramisú, con la cantidad justa de licor y café para lograr un equilibrio perfecto, la crema ideal, ni demasiado líquida ni demasiado pesada y espesa...
Si conseguimos ese equilibrio, tendremos un pastel maravilloso que permanece en el recuerdo de todo aquel que lo prueba... Os lo aseguro.
INGREDIENTES:
2 tarrinas de queso mascarpone (250 g. cada una), 100 g. de azúcar blanquilla, 4 yemas de huevo y 2 claras, 1 paquete de bizcochos soletilla, 2 tazas de café, media copita de licor ( amaretto, brandy, licor de leche... Al gusto ), cacao en polvo sin azúcar y virutas de chocolate para decorar.
ELABORACIÓN:
1- En un recipiente hondo ponemos las yemas y el azúcar y mezclamos con unas varillas.
2- Añadimos el queso mascarpone y seguimos batiendo hasta lograr una crema homogénea.
3- Montamos las claras a punto de nieve con un pellizquito de sal y las añadimos a la mezcla anterior con movimientos envolventes de abajo hacia arriba.
4- En un plato sopero mezclamos las 2 tacitas de café con el licor y mojamos los bizcochos un poco, sin excedernos, ya que absorben rápidamente el líquido y se pueden reblandecer demasiado.
5- Los colocamos sobre un molde redondo de aro desmontable, forrado con papel vegetal, cubriendo toda la superficie.
6- Encima vertemos una buena cantidad de crema de queso y a continuación, otra capa de bizcochos mojados en café-licor.
7- Por último, otra capa generosa de crema de queso. Alisamos la superficie y metemos al frío, al menos un par de horas.
8- Antes de servir, espolvoreamos la superficie con cacao en polvo sin azúcar y unas virutillas de chocolate negro.
9- Retiramos el aro del molde y cortamos en porciones el tiramisú con un cuchillo afilado. Para que queden porciones perfectamente cortadas, entre cada corte, calentamos el filo del cuchillo sumergiéndolo en agua caliente y secándolo perfectamente antes de cortar.