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Buscando en mi memoria un plato que me trajese recuerdos , no me ha sido difícil recordar los que creo han sido los momentos infantiles más felices de mi vida. Aquel verano en casa de mi abuela , con mis padres de viaje a Canarias y todos los primos juntitos a cargo de la abuela Benedicta.
Fue un verano maravilloso, las bicicletas, jugar a las muñecas debajo de los árboles, subirnos a los frutales, bañarnos en el río, jugar con los animales...La sensación de total libertad y despreocupación que acompaña a la niñez.
La abuela Benedicta era una excelente cocinera, madre de 7 hijos y abuela de tropecientos nietos,acostumbrada a cocinar para muchas personas con ingredientes maravillosos: huevos caseros, hortalizas de su propio huerto, fresas, ciruelas, harinas caseras... La abuela tenía en su casa incluso membrillos y frutales que no abundaban en las casas gallegas por aquel entonces.
Así era su cocina, variada, sana y sencilla. Siempre recuerdo a la abuela con sus vestidos de flores y su delantal puesto, entre fogones y con la sonrisa pintada. Sigue entre nosotros, pero su cabecita no le permite recordar quién fue...
Uno de los postres que no faltaba en su mesa y le salía de rechupete era la leche frita.
Por desgracia no tengo los huevos caseros que ella utilizaba ni tampoco tengo su receta, aunque sí he recordado aquellos maravillosos años mientras removía la leche con el palito de canela y cuando añadía el azúcar ...Aquellos aromas de la cocina de la abuela hoy están en mi cocina...Y en mi recuerdo.
INGREDIENTES:
1 litro de leche, 100 g. de azúcar, 3 yemas de huevo, 60 g. de maicena, 60 g. de harina de repostería, 1 palito de canela, una nuez de mantequilla, aceite, azúcar glas y canela molida para espolvorear.
ELABORACIÓN:
Hervimos la leche con el palito de canela. Retiramos del fuego y dejamos reposar hasta que temple.
En otra cazuela mezclamos las yemas, la maicena, la harina de repostería y el azúcar.
Añadimos poco a poco la leche caliente con un cucharón de sopa y vamos mezclando bien hasta formar una crema homogénea.
Ponemos la cazuela a fuego suave , removiendo constantemente durante unos diez minutos, hasta que espese.
Añadimos entonces la nuez de mantequilla y mezclamos muy bien. Ha de quedar una mezcla muy espesa.
Vertemos la crema en una fuente honda y alisamos la superficie con una espátula.
Dejamos templar y luego metemos a la nevera para que se enfríe bien, al menos un par de horas.
Cortamos en cuadrados la masa y la pasamos por harina y huevo batido y los freimos en abundante aceite caliente hasta que se vean doraditos.
Escurrimos el aceite y los pasamos por una mezcla de azúcar glas y canela molida.
Podemos tomarla tal cual o acompañada de helado de turrón o con alguna fruta. Deliciosa!!!