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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Machacar en hierro frío

Cuando daba igual lo que uno dijese, cuando no importaban los argumentos razonables o no, cuando la cabezonería inútil tenía la última palabra, mi padre solía decir que tratar con tal o cual persona era "machacar en hierro frío": una pérdida de tiempo.

Es la única expresión que cuadra con la actitud de la Consejería de Medio Ambiente, con la Consejería de Recursos Autóctonos, con la administración en general. Si se les mete algo en la cabeza no hay con quien tratar. Primero el lobo y ahora los cormoranes. La cuestión es exterminar. Matar por matar.

En un caso contentamos a ganaderos y en otro a pescadores. Siempre eso sí sin seguir ningún tipo de estudio, sólo mediante al apreciación más personal. Supongo que será una capacidad mesiánica o de pitonisa la que hace que puedan afirmar así sin más el número de cormoranes que se va a abatir por río.

¡Que los cormoranes vuelan, oiga! ¡Que cambian de río! ¡Que si no se hacen estudio poblacionales, esta matanza, y cualquier otra, es un sinsentido!!!!

Y además no valen los heridos ¡Tiran al tun tún!
Si el respeto al medio ambiente es la medida del progreso de una sociedad, hace tiempo que dejamos muy por encima a las repúblicas bananeras.

Aunque ahora que lo pienso; si tampoco nos respetan a los ciudadanos que no somos de su casta!!!
Las fotos yo pensaba que eran de un juvenil de cormorán grande, pero tal vez sean de algún tipo de monstruo fluvial.



Reproduzco la nota de los grupos ambientales de Asturies respecto al tema.  


Las organizaciones ambientales asturianas queremos trasladar nuestra más enérgica oposición a la nueva resolución de la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos  del Principado que permite   la matanza de mas de 240 cormoranes grandes en esta próxima campaña,  con el detalle adjunto por ríos:
-                    Río Nalón hasta 90 ejemplares
-                    Río Caudal hasta 40 ejemplares
-                    Río Narcea hasta 50 ejemplares
-                    Río Sella hasta 30 ejemplares
-                    Río Cares hasta 20 ejemplares
-                    Río Esva hasta 5 ejemplares
-                    Río Navia hasta 5 ejemplares
No es aceptable que el PSOE siga con las matanza de cientos de ejemplares de cormorán grande en aguas continentales (muchos más mueren, al ser heridos o muertos y no recogidos), todo ello dentro de las medidas tendentes a agradar a los pescadores, que son los únicos que reclaman insistentemente  la matanza de una especie salvaje para que ellos pesquen más, sin que estas matanzas consiguen este objetivo a vista del numero de capturas declaradas en la pasadas campañas que fueron las peores de todas.
Tenemos que recordar que el cormorán no es una especie cinegética y no tiene plan de manejo a pesar de que es obligatorio. No  se han  hecho públicos los criterios que se utilizan para determinar esa cantidad en ninguno de los organismos de participación sobre fauna o ríos en los que estamos los grupos ambientales, con lo que desconocemos sus cuentas y cómo salen. No se llevó propuesta alguna al Consejo de Ecosistemas Acuáticos y desconocemos de dónde sale los números propuestos.


Esta práctica de aprobar la caza de especies por presiones es una demostración más de la falta de políticas de conservación de la fauna salvaje por parte del Principado, dirigida a contentar sectores en vez de defender los valores naturales, y que atiende las reclamaciones del colectivo de pescadores sin contrastar sus demandas con otros colectivos que también disfrutamos de los ecosistemas fluviales asturianos sin pretender la muerte de especies que son propias de estos hábitats.


Hay que recordar que todas las experiencias de controles de cormoranes grandes no ha significado un aumento de la pesca de peces ni una disminución del número de aves a medio plazo, que permanece estable en su número en Asturias en los últimos 15 años, como ha reconocido en varios ocasiones el  Principado. El que la población de cormorán grande no haya aumentado en la última década, unido a que los salmónidos solo representan un pequeño porcentaje en la dieta del cormorán grande, como avala incluso los propios estudios del Principado (demostrando la incoherencia de la razón argumentada para aprobar esta nueva matanza de cormoranes) evidencia que hacerle responsable de la disminución de truchas y salmones solo pretende buscar una "cabeza de turco" a la que responsabilizar de todos los males de nuestro ríos. Las poblaciones de salmones, truchas y anguilas están disminuyendo, pero es más fácil echarle la culpa al cormorán que encarar los verdaderos problemas de contaminación de ríos, multitud de presas, sobre pesca marina (en el caso de salmones y anguilas), etc....,  soltando alevines (que solo consigue un repunte puntual del número de peces durante un plazo corto de tiempo, hasta que mueren estos excedentes artificiales de peces mal adaptados) y matando cormoranes no vamos a solucionar nada.
Hay que recordar que esta medida que se va ejecutar no esta  avalada por estudio científico conocido que demuestre claramente la necesidad de ejercer un control sobre la misma especie, sin olvidar que es preciso que esos estudios, si es que existen, tienen que ser públicos y deben ser sometidos a debate social y se deben proponer medidas alternativas a la escopeta como medida de control de la población. Cualquier control se debe realizar por evidencias científicas y tomando como base la legislación vigente. La depredación es una de las principales fuentes de selección natural y eliminarla sólo contribuye a acercar el funcionamiento de un ecosistema natural al de una granja. Cuando existe un problema de aumento de las poblaciones de depredadores,  se debe a alteraciones del hábitat, o a una superabundancia de presas.
El cormorán grande es una especie que hasta el año 2004, estaba incluida en el Anexo I de la Directiva Aves y  como especie "de interés especial" dentro del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, ha pasado de protegida a exterminable en 3 años en Asturias, solo por las presiones de los pescadores, que ven un competidor en los ríos a esta ave, como si el río fuera solo de los pescadores.

Tampoco conocemos los resultados de los controles que se llevan haciendo desde el año 2004/2005 que venimos pidiendo desde hace 8 años. Lo que sí esta claro, por la experiencia en otros lugares, es que la caza de cormoranes grandes en sus lugares de invernada carece de efectividad como medio de controlar sus poblaciones. Por eso seguimos reclamando obtener datos más fiables sobre la dieta del cormorán en los ríos de la región y evaluar de la manera más precisa su impacto sobre las poblaciones de peces y, si llega  a ser necesario  medidas de control, serán contempladas siempre desde el diálogo y con un fundamento científico,  no por las presiones de un colectivo interesado como es el de pescadores



Y no tenemos nada más que añadir

viernes, 18 de diciembre de 2009

De cormoranes, abuelas y caracoles de Quimper

Aquí a la botella donde continúo mi navegación solitaria por la red, llegan estupendas noticias sobre la capacidad de la administración asturiana para plegarse a presiones de colectivos interesados en mantenerse y eregirse como garantes de la conservación de nuestra naturaleza para perpetuar sus intereses sin tener en cuenta ni los datos científicos ni la lógica.

Se van a sacrificar los cormoranes (Phalacrocorax carbo) de los ríos asturianos hasta en un 20% nominal, muchos más si se tiene en cuenta que sólo se contabilizan los recogidos, no los abatidos, sin que exista un respaldo científico mínimo para esta medida. Ni por alimentación, ni por densidad, ni por cantidad puede justificarse la matanza. Sólo para satisfacer la demanda de las asociaciones de pescadores que no encuentran en su actuación, número de licencias, número de capturas, etc., ningún motivo de reflexión, pero tienen claro que son los cormoranes los que hacen desaparecer el salmón , la trucha o la anguila.

Este problema no dejaría de ser casi anecdótico si no fuese por la macabra repetición de actuaciones de este calado llevadas a cabo por nuestra administración medioambiental en los últimos años. Eliminación de camadas de lobos, de adultos, legislaciones que amparan caza indiscriminada, otros descartes de cormoranes... y todo ello amparado en un nulo respaldo científico.

Lo de la ciencia tiene cierta miga. Para poder establecer políticas de conservación de la naturaleza, o de su aprovechamiento racional, que tampoco está mal, se requiere conocimiento, pero no de cualquier tipo, si no conocimiento científico que avale la necesidad o no de una actuación de una legislación, de una conservación....

Mi abuela vive en una pequeña aldea casi deshabitada de Llangréu. Tiene 90 años lúcidamente llevados y una enorme capacidad de aprendizaje y adaptación.

Como casi todo el que ha vivido años del campo, lleva desde que tengo uso de razón, reutilizando y reciclando todo lo que puede resultar útil y haciendo cosas sencillas que mejoran su entorno.

Tiene una pequeña huerta que aún trata de cultivar y una plaga que trata de hacerla desistir: los caracoles. Podría utilizar alguno de los múltiples venenos para gasterópodos que hay en el mercado, pero hace algo más inteligente: recoge lo caracoles que encuentra en una lata, los machaca un poco para quebrar el caparazón y se los ofrece como alimento a sus gallinas que prácticamente enloquecen con el manjar. Resultado: beneficio para todos.

Pero hace unos años cuando comencé en serio a interesarme por la fauna que me rodeaba, descubrí asombrado que en la huerta de mi abuela hay caracoles comunes (Helix aspersa, Cepaena nemoralis), y además Caracol de Quimper (Elona quimperiana) gasterópodo protegido por la legislación europea y cuyas poblaciones sin ser florecientes, no son extrañas en Asturias. Pero está protegido.

Mi abuela aprendió a reconocer a ese tipo de caracol y dejó de recogerlo para sus gallinas. No le tiene especial aprecio pero entendió que se trataba de una especie escasa con una protección específica y que tampoco resultaba tan peligrosa su presencia para su pequeña huerta.


La colonia de caracol de Quimper no parece haber crecido en los últimos años, pero tampoco ha disminuido y sigue resultando dificil de ver, pero siempre se localiza alguno.


Mi abuela ha sido capaz a su edad de reconocer la importancia de los datos científicos, aplicar esos conocimientos y actuar en consecuencia. A eso se llama educación ambiental.


Si se aplicase la educación ambiental al caso del cormorán, se valorasen los conocimientos científicos, se buscasen soluciones alternativas y se actuase en consecuencia, seguro que no sería necesaria la matanza (o sí, pero con algún criterio).


Pero evidentemente, en primer lugar sería necesaria una inversión importante en investigación básica, en conocimiento de la dinámica fluvial de los ríos asturianos (sin intereses creados a priori), de la dinámica poblacional del ecosistema fluvial, de las características y necesidades de las distintas poblaciones interactuantes, etc.


Quizá a partir de dicho conocimiento básico pudiésemos tomar decisiones racionales y no viscerales.


Mientras tanto os ofrezco un imagen del caracol de Quimper para que, al reconocerlo, también podáis respetarlo y protegerlo. Como siempre sin conocimiento no hay conservación ni decisión posible.
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