Sin embargo, deberíamos tomarnos más en serio a Pitágoras y a su creación. Pues en la edad adulta, terminamos en nuestras relaciones, solucionando “ecuaciones afectivas”. Y no necesariamente con resultados satisfactorios.
Siempre creemos que al estar emparejados, vamos a llevar una vida de a “2”. Como Papi y Mami. ¡Plop! Pocos creemos que un compañero afectivo trae siempre, como “Peterpan”, a su sombra unida a el. Y entonces la pareja ya no resulta de a “2” sino de a “3”.
Por ejemplo, a veces, cuando estamos con novio; y si por una de esas casualidades de la vida, en aquel momento el se encuentra lejos; nos ponemos a “recrear en nuestra mente“ la formula matemática masoquista que tanto nos deleita a muchos: ¿1 + 1 = 3?
Y entonces los posibles resultados de nuestra “intríngulis amorosa” afloran ante la interrogante:
¿Que estará haciendo nuestra pareja?
“¿Estará con un tercero?”…
” ¿Estará con su ex?”…
” ¿Estará con algún punto?”…
” ¿O estará con alguna “ruca”?”
Es decir, en una relación siempre terminamos involucrando a un tercero. Aun que este solo sea un “fantasma”.
Debido a esta errada y paranoica “suma” en nuestras relaciones, me pregunte:
¿Las relaciones afectivas no deberían basarse en la confianza mutua? O ¿deberíamos otorgarle el beneficio de la duda a nuestro novio, para no perder el tiempo en peleas absurdas? ¿Son los celos enfermizos sinónimo acaso de un egoísmo a ultranza?... ¿Y si tal vez en las relaciones lo que debería contar fuese aceptar al otro como es?... ¿Debemos intentar cambiar al otro o cambiar uno mismo?... ¿Las fortalezas y debilidades son parte del “paquete existencial humano al momento de amar”?
Finalmente…cuando hablamos de querer mantener una saludable y convencional relación de a “2”…no pude evitar preguntarme:
¿Estamos “sumando bien”?
Mnesarco fue el padre de Pitágoras. Esperemos lo haya educado bien. Oficialmente hablando.
Siempre creemos que al estar emparejados, vamos a llevar una vida de a “2”. Como Papi y Mami. ¡Plop! Pocos creemos que un compañero afectivo trae siempre, como “Peterpan”, a su sombra unida a el. Y entonces la pareja ya no resulta de a “2” sino de a “3”.
Por ejemplo, a veces, cuando estamos con novio; y si por una de esas casualidades de la vida, en aquel momento el se encuentra lejos; nos ponemos a “recrear en nuestra mente“ la formula matemática masoquista que tanto nos deleita a muchos: ¿1 + 1 = 3?
Y entonces los posibles resultados de nuestra “intríngulis amorosa” afloran ante la interrogante:
¿Que estará haciendo nuestra pareja?
“¿Estará con un tercero?”…
” ¿Estará con su ex?”…
” ¿Estará con algún punto?”…
” ¿O estará con alguna “ruca”?”
Es decir, en una relación siempre terminamos involucrando a un tercero. Aun que este solo sea un “fantasma”.
Debido a esta errada y paranoica “suma” en nuestras relaciones, me pregunte:
¿Las relaciones afectivas no deberían basarse en la confianza mutua? O ¿deberíamos otorgarle el beneficio de la duda a nuestro novio, para no perder el tiempo en peleas absurdas? ¿Son los celos enfermizos sinónimo acaso de un egoísmo a ultranza?... ¿Y si tal vez en las relaciones lo que debería contar fuese aceptar al otro como es?... ¿Debemos intentar cambiar al otro o cambiar uno mismo?... ¿Las fortalezas y debilidades son parte del “paquete existencial humano al momento de amar”?
Finalmente…cuando hablamos de querer mantener una saludable y convencional relación de a “2”…no pude evitar preguntarme:
¿Estamos “sumando bien”?
Mnesarco fue el padre de Pitágoras. Esperemos lo haya educado bien. Oficialmente hablando.