Hace dos años después de la operación, tras no encontrar soluciones efectivas con la medicina convencional para mis secuelas, mis padres decidieron apostar por terapias alternativas. En una de esas consultas, un doctor les preguntó a forma de empezar el tratamiento, "¿cómo es su hijo?, ¿cómo se comporta?" (yo estaba presente). Ellos arrojaron flores como siempre, pero dijeron algo que me sorprendió... "Es un buen chico, responsable, cariñoso, aunque en los últimos años se ha vuelto serio, antes era más alegre...".No podía intervenir, el doc nos dijo que fuéramos muy sinceros al hablar y mis padres debían ser lo más honestos posibles, pero no podía dejar de pensar en eso... ¿Ya no soy feliz?
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Mi cuarto y el escritorio donde estudio |
Yo de pequeño era muy llorón, lloraba por todo, si mis amigos se peleaban, si no me pasaban la pelota, si me hablaba alguien de forma seria, si me decían llorón, etc. También lloraba cuando me ponían camisa, recuerdo que pensaba que me hacía ver más "hombrecito" y no me gustaba y eso que tenía ¿cuántos?¿6 años?... La primaria fue divertida, hice amigos y todos me trataban bien, era el estudioso, el declamador, el que siempre salía en todas las danzas y ganaba todos los concursos... todos menos los de deporte y eso que ni usaba muletas.
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Se me ocurre componer en plenos exámenes, ¡que terrible! |
En primaria siempre fui el más bajo de estatura y el más delgado de los varones, por eso era como un "llaverito". Adorable para algunos, con mala nutrición para otros. También me acuerdo que era muy picón, no me gustaba perder, aún no me gusta aunque ya trato de llevarlo deportivamente. Era muy obediente, tranquilo, con una tremenda imaginación, como la de todo niño. Recuerdo que después de clase llegaba apurado a mi casa, me encerraba en mi cuarto y comenzaba a jugar con los peluches que tenía, les daba nombres, poderes, hacía torneos tipo pokemón, algunos líos amorosos entre el conejito amarillo que botaba fuego y el azulito que botaba agua, muy divertido.
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Al borde |
A esa edad siempre fui muy pegado a mi mamá. Ella y mi papá trabajaban en el mismo lugar, allí se conocieron, pero a él casi no lo veía. Salía a las 7am y llegaba a las 11pm. Por esa misma razón mi mamá me mandó de viaje a Ayacucho con mi papá cuando yo tenía 11 años, aún recuerdo que riéndose me decía "para que lo conozcas, te presento a tu padre"... Ahora, debo admitir, suelo disfrutar más la compañía de mi papá. No me cuestiona muchas cosas, sabe escuchar y me ha dado los más sabios consejos que he podido recibir en toda mi vida. Cuando les dije que era gay, mi mamá casi no habló y mi papá me dijo "Yo, como varón, sé que es muy valiente lo que estás haciendo... sólo quiero que tengas una vida íntegra, ejemplar, igual te vamos a querer..."
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Leyendo el Stansfield y practicando la genética del sexo |
En secundaria ya sabía que me gustaban los chicos, pero pensé que todo iba a ser más tranquilo por ser un colegio de curas... ¡ES PEOR! Allí conocí las caricias prohibidas, los amores imposibles, el significado de perder a un amigo, el ver como una persona puede ser destruida solo con palabras si es que varios se lo proponen. Hice cosas malas, de algunas me arrepiento porque sí, nadie es perfecto y yo también ayudé en hacerle la vida imposible a alguien... al amigo que perdí.
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Tratando de pisar el techo |
Terminé la secundaria como uno de los mejores de mi salón, mi profesor decía ante toda la clase que era "un alumno ejemplar", claro, él no sabía de las cosas que hacía su "alumno ejemplar" con varios chicos de Colombia, México y España que contactaba por las noches por internet pues gustaban de escolares como yo... Para cuando terminaba el colegio, todos creían que sería el primero en ingresar a la universidad... creo que fui el último.
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Lo que hice durante mi clase de Realidad Nacional |
Me detectaron una malformación arteriovenosa (MAV) a nivel lumbar terminando mi secundaria a mis 16 años. El primer aviso fue cuando me desmayé en el baño del colegio y sentí mi cabeza romperse en pedazos, el segundo cuando en pleno centro de Lima traté de correr y mis piernas se torcieron, no respondían. Me hicieron la primera intervención a los 17, hice terapia hasta los 18. Comencé a prepararme para postular, ingresé a los 19 y me volvió a aparecer la MAV antes de empezar mis clases. Reservé mi matrícula y me operé a los 20. Tuve que volver a empezar a hacer terapia porque había quedado peor que antes. Comencé a estudiar a los 21 y aún sigo haciendo terapia... tengo 22 y no sé si me ha vuelto a salir la MAV...
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A lavar mis tubitos de ensayo |
Me gusta mi carrera, me gusta conocer el porqué de la vida, de nuestra existencia, de las cosas que nos rodean. Saber que somos un conjunto de reacciones químicas todas señaladas y programadas de acuerdo a nuestro código genético, el cual ha ido evolucionando con el tiempo y actualmente es capaz de ser manipulado para evitar malformaciones, enfermedades... e incluso la muerte.
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Me hizo recordar al perrito de Mijail |
Abrí este blog un año antes de empezar la universidad y me ha traído muy buenas cosas. He conocido a varias personas muy buenas, muy amables, muy renegonas, muy deprimidas, muy valientes, muy chistosas y muy muy muy de todo. Me han demostrado su cariño y su apoyo en varios momentos, se han emocionado con cada paso que doy y han estado pendientes de mi hasta en la enfermedad...
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feliz |
Sobre si he cambiado, pues sí he cambiado y creo que eso es bueno porque todo cambio también trae cosas buenas. Me siento más maduro, pero con mi familia me vuelvo un niño y siempre que puedo lleno de besos a mis padres y a mi hermano. Ya no me río tan seguido, pero he aprendido a verle el lado chistoso a la vida, siempre hay motivos para sonreír. Ya no lloro mucho porque creo que también aprendí a controlar mis emociones. Ya no me creo el más inteligente del salón, me he dado cuenta que la soberbia es el peor enemigo de quien quiere llegar lejos, tampoco ya no me pongo la careta del sabelotodo, veo a compañeros aún con ella y es ridículo... Ya no me importa si paso toda mi vida con muletas, porque eso no me impide ser feliz, no me impide decir lo que pienso ni hacer lo que digo. Ya no me importa si no soy igual a como cuando era niño, me quedaré con lo bueno y aprenderé de lo malo... ese será mi nuevo retrato.