Voy volviendo poco a poco. Al final decidí tomarme el mes de agosto en plan relajado, pensando, analizando, ideando... Bueno, no parece que suene muy relajado, ¿no? El caso es que aparqué la actividad blogueril en concreto y la del ordenador en general. Muuucha pereza, además de poco tiempo. Sé que si encendía el portátil me perdería visitando blogs, y mis peques me reclamaban. Eso el rato que no estábamos en la piscina. Luego vinieron las vacaciones, el retorno... Y ahora voy poco a poco.
Sé que os debo un par de entradas, como os había comentado, la de la receta de la tarta de tres chocolates y unos tutoriales. Tengo en mi cabeza mil ideas, proyectos, ilusiones... Tengo las pilas bien cargadas. Y septiembre será el punto de inflexión, el comienzo del Año Cero. No tejí mucho en este tiempo, y ya tengo una larga lista de
trabajos pendientes. Uno de ellos es este
Cose Conmigo para hacer una bata escolar (yo lo llamo babi o mandilón) para la vuelta al cole organizado por la estupenda Naii. El reto comienza
hoy.

Septiembre es realmente el de la vuelta al cole. Para mi el año comienza ahora, con la llegada del mes de mi cumpleaños. Es el mes de las ilusiones ante lo que nos deparará el curso, de los proyectos que empezaremos a materializar antes de la llegada del verano, cuando recolectaremos los frutos. Me marco más objetivos con el comienzo del año escolar que en el del año natural, que para mi es un poco más "a ver lo que nos depara". Es ahora cuando hago una especie de limpieza mental, de tirar y hacer sitio, de empezar de cero y ver cómo vamos avanzando.
Yo hago muchas asociaciones a imágenes y recuerdos. Para mi septiembre es el empezar a madrugar, a despertarte con el fresquito mañanero para disfrutar de un mediodía más o menos caluroso. A mi me resulta reactivante. Además este mes, este inicio de curso, viene enmarcado en fiestas: primero mi cumpleaños el día 4, después el Día de Asturias o Día de Covadonga el 8, que da paso a los nervios de la vuelta a clase, al reencuentro, para terminar con las Fiestas de San Mateo en Oviedo, cuyo colofón tiene lugar el 21, cuando oficialmente el otoño llega para quedarse durante los próximos tres meses. Es el volver a disfrutar del monte cuando para mi está en su máximo apogeo (la amalgama de dorados otoñales); es el sentarte al sol en la pasera de un hórreo mientras los últimos rayos de sol acarician tu cara, y te abandonas entonces al recuerdo del verano pasado y a las ilusiones de la nueva temporada... ¿Cómo lo vivís vosotras?