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lunes, 12 de febrero de 2018

Alta mar



No decía palabras. Tan solo las coleccionaba.
¿Para qué hablar?
Cuántas veces había rehusado dar esta o aquella conferencia, hacer la presentación de una novela, hablar de tal o cual escritor, participar en esta o en la otra tertulia… Lo suyo no era el diálogo ni la oratoria, ni las clases magistrales -no necesitaba oírse, ni tampoco precisaba el aplauso del público-, sino tan solo atesorar palabras; recopilar líneas, frases, párrafos, páginas y libros en los atiborrados anaqueles que ocupaban las paredes de su hogar flotante.

El capitán de aquel navío, una especie de Capitán Nemo, un ser excéntrico, apartado del mundo, celoso de su tesoro, siempre vigilante desde el castillo de popa, no precisaba a nadie. Le bastaban su barco, su soledad y la compañía de sus libros. No necesitaba nada más. Todo estaba ya dicho y recopilado en letra. Su pasión por lo escrito le llevó a forrar toda la nave de estanterías. Además de una muy bien nutrida biblioteca que montó en el camarote principal, había estantes en su dormitorio, repisas y entrepaños a rebosar en la cocina, en la bodega, etc. El libro -los libros- eran los amos, los señores indiscutibles de aquel lugar.

Mientras navegaba, el interior de la nave se mantenía en un riguroso silencio y en una leve penumbra, las contraventanas echadas,  alfombras por todas partes para amortiguar las pisadas. Como un ritual, similar al que existe en un recinto sagrado, nada ni nadie debía alterar -ni siquiera la luz intrusa ni el rumor exterior del mar-  la paz que reinaba dentro de aquella casa flotante. Sí, aquello se había ido convirtiendo con el paso de los días en una especie de santuario. Y los libros formaban parte de la liturgia.  Y el coleccionista de palabras, el dueño del barco, era su sumo sacerdote.



Y en el silencio absoluto de la noche, a la luz de unas tímidas bujías, mientras emitían un leve quejido las cuadernas del barco, los libros reposaban mudos acumulando tiempo, palabras y polvo, ajenos al discurrir de la vida allá fuera, donde a las horas del día sucedían monótonas las horas de la noche, con su luna y sus estrellas, sus alegrías y sus miserias.  
El tiempo permanecía congelado en las estanterías de aquel lugar.

El capitán repetía día tras día un ritual que le proporcionaba un inmenso placer: pasear por la cubierta de aquella biblioteca flotante en compañía siempre de un libro en sus manos.
Porque en los libros estaba todo. Estaban las ciudades y las islas remotas; las caminatas a pie y los viajes en tren o en barco; el amor y el odio; la tempestad y el llanto; la felicidad y los deseos; los sinsabores y las alegrías; los celos; la tristeza; el pavor y el desencanto. Todas las combinaciones posibles, todos los estilos, todas las intenciones, todos los temas, todas las épocas, todos los géneros…

El día en que su barco encalló en aquel arrecife y una vía de agua se abrió en el casco de madera inundándolo todo, el capitán echó en falta que carecía de algunos libros: "Guía de farallones y arrecifes en los Mares del Sur", "Cómo solucionar pequeñas averías domésticas" y "Protocolo de salvamento en buques privados".

martes, 30 de enero de 2018

Todo está inventado



Había un chiste centrado en la Prehistoria en el que un niño entregaba a su padre las notas del cole, muy malas por cierto. El hombre de las cavernas, echando un vistazo al trozo de piel seca de mamut (el boletín de calificaciones de su hijo), meneaba la cabeza con un evidente gesto de reprobación:

—Vamos a ver, hijo, que suspendas las matemáticas y el dibujo tiene un pase, pero la Historia, que tan solo llevamos dos páginas, eso no tiene perdón.

La “ventaja” de aquellos tiempos era, evidentemente, que había poca materia para estudiar puesto que la humanidad iniciaba su andadura. La antigüedad tenía otra gran ventaja, y con esto nos acercamos al tema que quiero plantear, y es que estaba todo por inventar: la rueda, las vasijas, la ropa, el arco y la flecha… Por dicho motivo, antiguamente se inventaba o se innovaba mucho. Y esto se podría aplicar también al ámbito del arte y de la literatura: todo o casi todo lo que iba apareciendo era nuevo, inédito, original. No había antecedentes. Luego, fue pasando el tiempo. Y ahora, tras un montón de siglos de andadura, cada vez que se te ocurre escribir algo, siempre hay alguien que, bienintencionado sin duda o por dárselas de leído, te comenta:

—Esto tuyo tiene referencias a Kafka.
—¡Qué bueno! Un relato de detectives. Me recuerda mucho a Conan Doyle, a Eduardo Mendoza y a Vázquez Montalbán .
—Esto de mezclar literatura y vida ya lo escribieron antes Cervantes, Unamuno, Pirandello y Bradbury.
—Tu personaje bohemio me recuerda, salvando las distancias, al de Max Estrella de Valle Inclán.

Los anteriores a nosotros lo inventaron todo.
Si bien recuerdo -que es posible que me equivoque y lo hayan inventado otros-, Julio Verne creó el Nautilus; Wells, la máquina del tiempo; Shakespeare, el amor imposible cuando las familias andan enfrentadas; Cervantes, el antihéroe que complementa al héroe; en Grecia, Aristófanes, con su “Lisístrata”, los primeros textos de literatura erótica; sin hablar del Kamasutra de Vatsyayana Mallanaga, en la India… A ver quién es el guapo que trata temas como la avaricia, los celos, la ambición, la duda, etc. sin que le acusen de basarse en Shakespeare. O asuntos como el parricidio, la traición, el adulterio, el destino… sin que te tachen de copiar a los clásicos griegos.
Los que vivimos en el siglo XXI arrastramos una pesada carga, la de los que tuvieron antes que nosotros la ocurrencia de contar cosas.  Y entonces, echando la vista atrás, solo podemos aspirar a relatar asuntos parecidos procurando, en el mejor de los casos, dar un enfoque distinto, añadir algunos matices, modificar el punto de vista, el estilo… Y poco más. 
Basarse en obras anteriores, copiando ideas o técnicas, también lo hacen los grandes autores.

Virginia Woolf


“En esa luz, todo lo que estaba a su alrededor se destacaba con extrema nitidez. Vio girar dos moscas y notó el azulado brillo de sus cuerpos; vio un nudo en la madera donde pisaba, y el temblor de la oreja de su perro. Al mismo tiempo oyó el crujido de una rama en la quinta, unas ovejas tosiendo en el parque, un agudo chillido por las ventanas (…) Las sombras de las plantas eran de una nitidez milagrosa. Percibió cada grano de polvo en los canteros como si tuviera un microscopio aplicado al ojo. Vio la complejidad de los gajos de cada árbol. Cada brizna de pasto era definida, y cada nervio y cada pétalo. Vio a Stubbs, el jardinero, bajando por el camino, y era visible cada botón de sus polainas; vio a Betty y a Prince, los percherones, y nunca distinguió con más claridad la estrella blanca en la frente de Betty y las tres largas cerdas que sobrepasaban las otras en la cola de Prince.”

Fragmento de “Orlando”, de Virginia Woolf, 1928.  Traducción al castellano de Jorge Luis Borges.


¿Os recuerda este fragmento a alguna obra -por supuesto, posterior- del escritor argentino?
Pues eso.



"Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo…" 

Jorge Luis Borges, fragmento de "El Aleph". Buenos Aires, 1949.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Percance


—¡Dios mío! ¡Se están saliendo! ¿Qué hago?
La expresión de terror, teñida con una sensación de angustia, brotaba de los labios de Adela, mientras Tomás la animaba a actuar sin dilación:
—¡Ciérralo! ¡No lo dejes abierto! ¡Lo estás poniendo todo perdido!
—Pesa mucho, Tomás. ¡Ayúdame! ¡Por lo que más quieras!
Y entre los dos lograron a base de esfuerzo, mover la tapa del libro y conseguir por fin cerrarlo. Ya no se saldría nada más. El problema era ahora qué hacer con toda la habitación llena de arena del desierto, beduinos por todas partes, la jaima encima de la cama y el camello que se había apoderado de la papelera y se disponía a comerse todo su contenido, mientras miraba a los chicos con un aire burlón.
—Cuando venga mamá—añadió Adela compungida— nos la vamos a cargar.
—La culpa es solo tuya. Te dije que no leyeras novelas de aventuras. Si me hubieras hecho caso, habrías elegido alguna rima tranquila de Bécquer. La del arpa, por ejemplo. Pero tú, erre que erre— ya conciliador—. Bueno, podría haber sido peor. Ni me imagino la que habrías liado si llegas a leer La canción del pirata. Anda, dame la escoba que barra un poco todo esto.
—¡Mira quién habla!— respondió su hermana algo más calmada—. El señorito que se puso a leer Veinte mil leguas de viaje submarino y lo puso todo perdido de agua. Menos mal que estabas en el baño, que si no…

lunes, 11 de diciembre de 2017

Hablemos de libros


Cuando era joven, casi un niño, tenía un tesoro en mi habitación: la estantería repleta de libros. Siempre oliendo a esa combinación de olvido, polvo, madera y papeles encerrados entre tapas satinadas.
Y en ella, cada tarde, algún ejemplar me esperaba para desvelarme sus secretos.

La lectura es un ritual, no exento de misterio, donde los lectores se aproximan a una realidad llena de paisajes, personajes y situaciones que, aparentemente, se les brindan en exclusiva.  Todo un mundo inexistente para los no iniciados, para quien contempla el libro desde fuera y no se atreve a acercarse y  sumergirse entre sus páginas.

Porque todo estaba allí: Guillermo Brown y sus incondicionales proscritos, Sitting Bull y las infinitas praderas, Ulises y la diosa Circe, los solitarios del océano, el escarabajo de oro y los misterios de la calle La Morgue, el Gun Club de Baltimore, los jinetes indios cabalgando a pelo sus monturas, las oscuras golondrinas de Bécquer, el avaro Scrooge, el plano del tesoro y un barco lleno de piratas…

Cuando cogía, por ejemplo, El árbol del ahorcado,  y echaba un vistazo a su interior, durante un breve segundo mi cerebro registraba una ensoñación, un espejismo: el movimiento vertiginoso de un remolino de arena típico de los desiertos….

Por eso, cuando cerraba de golpe el libro, un espeso muro de silencio y polvo  se levantaba en medio de la habitación, y quedaba allí, en el aire, flotando unos instantes,  como un ritual de seguridad que impedía el acceso a los intrusos.



Regalar un libro siempre es una buena opción. 

"Desde el laberinto" 
 Historias de ocurrencias, locuras y sueños. 


Para más información y reservas: geaberca@gmail.com 
UNO editorial: http://www.unoeditorial.com/portfolio/desde-el-laberinto/

martes, 14 de noviembre de 2017

El gran Julio


Julios de prestigio  hubo muchos en la historia: Julio César, Julio Cortázar, Julio Verne. Hoy hablamos del escritor francés...

Sí, me refiero al que siempre estuvo disponible, como un inseparable amigo, durante esos años de infancia y juventud. El que me ayudaba a conciliar el sueño cuando me iba a la cama, el que me entretenía las largas tardes de invierno mientras caía la lluvia tras la ventana, incluso el que me acompañaba sin una queja cuando tuve que guardar cama en alguna ocasión por motivo de una enfermedad pasajera. 

Nunca me falló. Y recibí mucho a cambio: el placer de la lectura, participar en aventuras y viajes imposibles contrarreloj, disfrutar de las peripecias de personajes como Phileas Fogg, el profesor Lidenbrock o el Capitán Nemo, luchar contra animales prehistóricos, dar la vuelta al mundo en 80 días, pelear contra los piratas próximos al faro del fin del mundo, viajar a la Luna, sumergirme en las profundidades del océano a bordo del Nautilus, descender hasta el corazón mismo del planeta introduciéndome por el cráter del Sneffels e internándome por ese dédalo de oscuras y frías galerías…



Con este escritor podía viajar, traspasar fronteras, visitar países y gentes sin ayuda del televisor y sin moverme de mi casa. Porque para eso estaba el globo, protagonista de más de una novela, que me servía para alejarme del mundo prosaico y anodino que me tocó vivir en aquellos días sin libertad, en una España plomiza, gris, llena de prohibiciones. Una España en blanco y negro, como la tele o el Nodo de aquellos tiempos terribles…Y la lectura obraba el milagro de trasladarme a otros remotos lugares, llenos de islas fantásticas, enemigos despiadados, animales salvajes, expediciones peligrosas. Y así, con la ayuda del globo, conseguir evadirme, elevarme, alejarme y, de mano de  vientos favorables, poder llegar a tantos sitios sin necesidad de pasaporte ni de aduanas. El mundo, con todas sus maravillas, quedaba al alcance de mi mano.

martes, 31 de mayo de 2016

La leyenda del enmascarado



La nueva obra de Montserrat Suáñez.
Ganadora del IV premio Alexandre Dumas de Novela Histórica.

En la contraportada se nos cuenta:

"A comienzos del siglo XIII, viejos conflictos familiares y el amor a una misma mujer impulsan a Robert de Montfort a acusar falsamente a su rival de practicar la herejía de los cátaros. Torturado y sometido a proceso, Raymond logra escapar cuando está a punto de sufrir el castigo de la hoguera. Todos creen que ha muerto durante la huida."

Lo primero de todo: la portada. 

No es casual. Los que conocemos a Montserrat desde hace tiempo y seguimos su trayectoria en sus blogs lo sabemos. Una imagen galante, gente joven pasando el tiempo de forma desenfadada y tranquila, jugando… al ajedrez. 
La historia –la vida misma- a veces se plantea como una partida donde hay jugadores, ganadores y perdedores. Y para alcanzar el triunfo o la derrota, suele haber una estrategia en medio, con intrigas, maquinaciones, hasta puñaladas por la espalda… No en vano el blog “De reyes, dioses y héroes”, siempre tuvo alusiones al tablero de la historia, jugadores incluidos. 

La novela. 

Sumamente entretenida. Ágil, dinámica, trepidante, llena de acción… Una narración que te atrapa desde las primeras líneas. Muy visual. A menudo cree el lector estar asistiendo a la proyección de una película de capa y espada, con sus buenos y sus malos, sus seres repugnantes y perversos. Donde no falta la iniquidad, pero tampoco la piedad, la abnegación, el desinterés.
Y por ella circulan caballeros y damas, nobles y aldeanos, esbirros y canallas, villanos de la villa y seres llenos de vileza, traidores y torturadores, gentes de buen corazón y bestias de malas entrañas.

El amor, el odio, la injusticia, la traición, el honor y la venganza se convierten en ejes vertebradores que van dando sentido a la trama.

No faltan ingredientes medievales como los "torneos, los procesos inquisitoriales, aquelarres, batallas, raptos, ritos de caballería, crímenes y maldiciones, cruzados, trovadores y señores feudales."

Ni siquiera falta una de las  batallas más memorables de la Edad Media, la de las Navas de Tolosa.

La propia autora nos dice

"El Medievo fue, ante todo, tinieblas, oscuridad arrolladora que resultó más fuerte que la luz. El dogmatismo religioso hizo mucho daño. El arte estaba casi exclusivamente al servicio de la religión, y el sistema feudal propiciaba injusticias inimaginables. Y, sin embargo, cuando pienso en la Edad Media estoy convencida de que son sus tinieblas lo que más nos seduce y atrapa nuestra imaginación."

Novela histórica, muy bien ambientada en cuanto a escenografía, vestuario, ambientes, utilería... (lo que se dice, el "atrezo"); pero también novela de intriga, de capa y espada, novela "romántica"... Y no digo más, que tampoco conviene "destripar" el contenido a los potenciales lectores... 

Mis felicitaciones a la autora por haber logrado dar forma a una estupenda narración, siempre  amena y convincente.
Y mis felicitaciones también a la editorial por elegir y conceder el preciado galardón a una obra que se lo merece.


"La leyenda del enmascarado" es una novela de M.A.R. Editor.

domingo, 3 de abril de 2016

Hablan los lectores



Opiniones sobre "DESDE EL LABERINTO".
Recopilación.

Cuando acabas de escribir un libro, conservas una idea de él que no tiene por qué corresponder exactamente con lo que han entendido los demás.
Hay distintas formas de percibir un texto, distintos ángulos, perspectivas diversas, incluso algún lector puede apreciar la existencia de mensajes ocultos...
A veces escribes cosas que escapan a tu absoluto control consciente ... Como pasa con cierto tipo de  poesía.

De la obra se ha dicho… 

 “La variedad de miradas que puede contener un libro cuando el autor sabe abrir ventanas que ocultan otras.” 
ANA MARÍA FERRIN 

 “El ritmo está muy logrado, digamos que me recuerda a la estructura de una sonata con sus cambios, allegro... andante ma non troppo... molto vivace.” 
XIMENA PRIETO ÁLVAREZ 

 “Por sus páginas desfilan personajes que se niegan a seguir siendo como ovejas de un rebaño, como ratas de laboratorio describiendo eternos círculos infernales en la rueda de la jaula; prisioneros del miedo cuyo retrato podría haber firmado Munch; seres atormentados que se rebelan, asfixiados por las normas, por la rutina, por la injusticia, por la represión de un régimen, por todo aquello de lo que un día deciden escapar aunque sea saltando el muro de la mano de la muerte.” 
MONTSERRAT SUÁÑEZ 

 “El libro trata de la locura, pero es una locura productiva, creativa, como la de Van Gogh o la de Leopoldo Mª Panero. No en balde, el libro es un homenaje a este poeta que pasó media vida en psiquiátricos diversos y acabó allí sus días. También es un homenaje a los viejos mitos griegos. Hay referencias a Laocoonte, a Sísifo, a Aracne, a Ariadna y al Minotauro…” 
ANTONIO PEÑALOSA

 “Igual que otros protagonistas se abandonan al ardor, la pluma de Cayetano Gea Bermejo, más que relatar, filetea las voces de su mente escribiendo Desde el Laberinto a punta de navaja.” 
ANA MARÍA FERRIN 



 “Me atraparon desde el principio los relatos de Manuel. Muros que nos construimos, laberintos a los que inicialmente no les encontramos salida, fronteras que no queremos traspasar. Y todo porque la mente juega con nosotros... desde el laberinto.” 
MANUEL LÓPEZ PAZ 

 “Son relatos de ficción escritos por un loco. A nosotros nos gusta considerar la locura como una de las más elevadas manifestaciones de la imaginación. Así es la escritura de Cayetano Gea, una literatura de imaginación y su libro es un homenaje a la locura, “en un mundo loco repleto de gente cuerda”.
ESCRITORES RECÓNDITOS 

 “29 relatos/puzzle/espejo, en los que al mirarte puede que veas cómo sus piezas empiezan a fragmentarse, deshaciéndose hasta mostrar por detrás el propio yo oculto del lector, de ti mismo.”
ANA MARÍA FERRIN 

 “Convertir en materia literaria los trastornos mentales es algo que ya hizo magistralmente Miguel de Cervantes; si bien, lo que el autor del Quijote pretendía era poner sobre el tapete el comportamiento de un hombre que vivía a contracorriente al pretender resucitar en plena edad moderna la época de los caballeros andantes. Aquí el protagonista es la mente torturada de personas aparentemente normales que viven o sufren sus obsesiones, algo más de la edad contemporánea con sus psiquiatras y sus ansiolíticos. Más de hoy.” 
ALBERTO  LUJÁN 




"Líbrenos Dios o el diablo de las Ariadnas que trazan tu ruta y de las Aracnes que tejen tu destino."
RICARDO LOSADA

 “Desde el Laberinto es un libro de relatos en los que razón y locura se confunden y se fusionan. Nos adentramos en laberintos mentales buscando la salida de un mundo de pesadillas, sabiendo que “si queremos gozar de la libertad, debemos combatir cada uno con nuestro propio minotauro”. MONTSERRAT SUÁÑEZ


"Los miedos y los recuerdos atenazan en busca de "nuevos juegos" en la vida. Salir de la zona de confort y dar ese paso... En ocasiones somos esclavos de aquellos retos que creemos que no podemos superar." 
FÉLIX CASANOVA 

"Hay que estar muy loco o muy cuerdo para hacerlo." 
ISABEL HERAS 

"El poeta oye voces, rechina su teléfono, el repiqueteo en los cristales no puede ser lluvia, sino dedos que fijan márgenes tabulando. En el espejo tras su cara veo el rostro sin facciones del laberinto, el horror de la locura.
ANA Mª FERRIN



 DESDE EL LABERINTO 
Para más información: http://latinajadediogenes.blogspot.com.es/2015/11/alumbramiento.html 
 y geaberca@gmail.com


domingo, 6 de marzo de 2016

En la frontera



A veces ocurre que la literatura y la historia, hijas ambas de su tiempo, son capaces de convivir y ocupar un espacio común. Historias noveladas o, si se prefiere, relatos con una base histórica.
Con la historia de Andresillo Hurtado iniciamos hace unos días en este blog una andadura a través de una serie de relatos con fondo histórico o real. 

Siendo "A" la Historia y "B" la Literatura, la intersección, en azul, sería el espacio común
compartido por aquellas dos.
Para algo tenía que servir haber estudiado álgebra de Boole.


En el proyecto se dan cita personajes históricos, reales o inventados, que alguna vez en su vida se vieron en una situación de "frontera". Personajes como Quinto Sertorio, José de Espronceda, Giordano Bruno, Toro Sentado, Luis de Córdoba, Francesco Patalano -un galeno italiano que vivió supuestamente la peste negra en persona-, o el propio Miguel de Unamuno
En la obra confluyen pícaros, bufones, condenados por la inquisición, escritores, piratas, renegados y conversos, víctimas de la intransigencia, de la ignorancia y de la incomprensión.

Aunque a simple vista no lo parezca, todos ellos tienen algo en común: son personajes reales -o que en algún caso concreto pudieron haberlo sido- y que en un momento de su vida se vieron abocados a cruzar una línea, a sobrepasar un límite, a traspasar una frontera. De nuevo, la vida de algunos aparece convertida en un laberinto, con sus muros, sus minotauros...

La diferencia ahora estriba en la base histórica, con épocas que sirven de marco a lo que se narra. 


Quinto Sertorio


El nuevo proyecto lleva por título

En la frontera


Para algunos amigos, este título les resultará familiar. Y no estarán equivocados. Hace tiempo saqué un pdf de descarga gratuita desde mi blog con el título "De vaqueros y fronteras". Era, en parte, una avanzadilla de lo que serían luego dos trabajos separados, aunque con puntos en común. Uno, "Desde el laberinto", publicado en papel en diciembre y que muchos de vosotros ya habéis leído. Y otro, este que presento hoy, ya terminado y registrado. Y que, con el tiempo, para finales de año seguramente, aparecerá recopilado en forma de libro o de simple pdf o ebook susceptible de ser descargado. El tiempo lo dirá.



sábado, 6 de febrero de 2016

Reseña de "Desde el laberinto"



Maravillosa reseña la que ha realizado Ana María Férrin desde su blog. 

Nunca sabes lo que realmente has escrito hasta que los buenos lectores son capaces de hacer su particular lectura. Entonces -y solo entonces- te das cuenta de todo lo extenso que puede llegar a ser el laberinto y de que la vida está formada por pequeños fragmentos como los cristales cuando se rompen. En algunos habita la locura. En otros, los momentos buenos, como este que comparte la amiga Ana María desde su blog conmigo y con todos. 

martes, 12 de enero de 2016

Regreso a Gaudí’s Place


Sexta obra de Ana María Férrin, a mitad de camino entre la crónica urbana y su pasión por Gaudí. No es una novela. Son relatos con un nexo de unión.
Todo transcurre en poco más de un día.
Los episodios giran en torno a la plaza donde se levanta La Sagrada Familia.
Por sus alrededores pulula toda una variopinta fauna, –local y foránea- como si la plaza y el imponente edificio que se alza en ella ejercieran sobre personas y animales un magnetismo especial, algo así como un gigantesco y poderoso imán que a todos es capaz de convocar.

Y de esta forma nos encontramos con…
Un topo y su familia amenazada de desahucio.
Un médico cirujano a caballo entre África y Europa.
Un escultor japonés que unió su nombre al de Gaudí.
Una aviadora que nos hace una “visita” a Barcelona de “altos vuelos”.
El arquitecto cubano exiliado voluntariamente, pero incapaz de romper el billete de regreso a su patria.
Una víctima de malos tratos, que abandona su vida de esclava.
Gente venida a menos que hurga en los contenedores de basura.
Expertos en conversar y amigos de comer en buenos restaurantes de la zona.
El escritor que hace el amor con su amante ocasional en un lugar poco apropiado,  pero urgente y necesario.
Un compositor musical. Un artista que antes fue presentador de televisión. Una dama de vida alegre por vocación.
Una periodista, un repartidor de butano, una judía sefardí, taxistas.
Un profesor a punto de jubilarse...




Gente anónima que pasea sus miserias y sus alegrías, también sus fantasías, sus recuerdos, sus añoranzas...
También un Gaudí incomprendido, hacedor de "cuevas de trogloditas" y de pasillos curvilíneos donde se deben sentir cómodas sobre todo  "las serpientes". 
Y comprobamos que en las alturas no solo están los ángeles, sino también albañiles trabajando.

Una escritora -de apellido Férrin- que nos revela que el arquitecto catalán pudo usar la cama de hospital en la que murió un paciente gitano de Mataró.
Y la inenarrable paz que nos invade cuando por fin hemos sido capaces de poner punto final al libro que tantos meses nos costó construir.
“¿Es la creación siempre un vicio solitario?”
_________________
Ana María es autora de otras obras, como por ejemplo: Gaudí, de piedra y fuego y Gaudí, la huella del genio.



miércoles, 9 de diciembre de 2015

Regalar libros




Regalar libros es una buena solución cuando se acercan estas fechas tan dadas a obsequiar a los familiares y amigos.
Os propongo diversas opciones, muy diferentes en cuanto a temática, número de páginas, etc.


1
Para los que gustan de las anécdotas y las curiosidades históricas… 

"Los inventos de los antiguos"


Para los que aman la poesía



"Ya nadie lee a Pentti Saaritsa"
De Alba Sabina Pérez.

   

 3

"Deshojando amapolas"
De Arantza Guinea.




4

Para los que gustan de los relatos y los microrrelatos:


Algunas colaboraciones de Cabopá en proyectos colectivos.

Como por ejemplo...
Varias aportaciones suyas:
Maridaje, ¡Mírenla!, Crónica de otro verano más y El Sobre.


5

Para los que aman las historias truculentas:

"La leyenda de desconsuelo"

De J. R. Laguna

"Fantasmagoría de amor y muerte en el escenario de un pueblo maldito
durante la revolución mexicana."
Uno editorial

6


Para los que les gusta la narrativa con fondo histórico:


"La corte del diablo"
De Montserrat Suáñez.
Intriga y aventura en la Francia de Catalina de Médicis


7

Para los aficionados a la vida y a la obra de Gaudí:


"Gaudí. De piedra y fuego"
De Ana María Ferrin.
Con prólogo de Fernando Chueca Goitia


8

Para los que gustan de las metamorfosis, del surrealismo y de esa simbiosis mágica que a veces se produce entre la imagen y la literatura.


"Sa ximbomba"
De Francesc Cornadó
Con imágenes de Beneyto y prólogo de
Jorge Cela Trulock. 

9

Para los que quieren conocer los entresijos y maquinaciones de los que rodean a los poderosos:

"Manual y espejo de cortesanos"
De Carlos Martín Pérez.
“Simula, disimula, no ofendas a nadie y de todos desconfía: antiguo consejo para un joven Rey Sol que te servirá para desenvolverte y medrar en la Corte en la que todos sobrevivimos. Te guste o no, ya estás metido de lleno en la Corte y es mejor que domines sus reglas. Despierta, otros ya te llevan ventaja. Es hora de medrar.”


10

Para los amantes de la historia, de la época de Cervantes y del mundo de los renegados:

"Uchalí. El calabrés tiñoso o el mito del corsario muladí en la frontera."
De Emilio Sola Castaño.




11


Y para los que gustan de los relatos de ficción, de las locuras y laberintos y de los libros de corta extensión. 

"Desde el laberinto"
Del autor de este blog.

Sinopsis de la obra:
Enlace a mi blog.


Nota informativa: tenía previstos algunos títulos más; pero estaban pendientes de conformidad y/o concreción por sus autores vía email.