Electric Cinema: cosas que hay que hacer una vez en la vida
El nombre de Electric Cinema, a muchos no os dirá nada, lo mismo podía decir yo hace un par de meses, cuando me encontré, por casualidad, una foto de estas que comparte la gente en Facebook. Aparentemente no aportaba mucho más que un simple dato curioso. La cita rezaba algo así: “Los cines más cómodos del mundo”, una serie de salas que destacaban por sus asientos, sofás y sí, camas. Entre ellos estaba uno que se encontraba en Londres, el destino más cercano y viable, el llamado Electric Cinema, en la famosa Notting Hill, y dado que el resto de fotos pertenecían a cines en Dubai y sitios del estilo, comencé a investigar sobre él.
Se trata del primer edificio construido específicamente para la proyección de películas en el Reino Unido. Es de uno de los cines más antiguos del mundo y de los pocos con más de 100 años a sus espaldas que siguen funcionando. Su inauguración fue en 1910, y salvo cortos periodos de tiempo, el Electric Cinema se mantuvo en activo hasta 1993, año de su cierre. Tras un pequeño descanso, en 2001 volvió a abrir sus puertas, y claro, la cosa no termina ahí, en 2012 sufrió un incendio, pero ese incidente tampoco lo detuvo y en 2013 resurgió de sus cenizas.
El Electric Cinema nos hace viajar en el tiempo
Mientras nos acercamos al lugar, a través de la animada Portobello Road, esta nos va preparando con sus numerosos puestos de antigüedades para lo que nos espera, un viaje al pasado, al más dulce y estilizado, aquel que solo vemos en películas tal como Titanic, pero en este caso de manera tangible. Nada más entrar, se aprecia un cine como los de antes, con detalles que ya no existen en las masificadas salas actuales, que ofrecen muy pocos lujos a un precio que sí lo es. No transmite ningún agobio, el Electric Cinema consta de solamente una sala con 98 plazas, divididas en tres secciones. En la parte delantera nos encontramos con unas camas para ver la película acostados, en medio unos sofás individuales y en al fondo sofás dobles, todos ellos con su mesa de rigor al lado para que podamos consumir los platos y bebidas que queramos comprar en el bar de la propia sala. Los detalles están tan cuidados en todo, que es recomendable ir a los baños aunque no tengas ganas, simplemente para echarles un vistazo.
Aunque en lo que respecta al apartado de su cometido, el Electric Cinema no se ha quedado precisamente atrás, en este caso, la película elegida fue The Amazing Spiderman 2, en riguroso 3D y con sonido Dolby, una experiencia a la altura de cualquier otra pantalla de nuestros días. Es evidente que todo esto se paga, y el precio va en consecuencia, es caro, pero no prohibitivo, no es un cine para cada fin de semana, pero sí algo que merece la pena probar, al menos, una vez en la vida.
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