Leti y Flusti a las puertas del Santuario de Nuestra Señora de Lourdes |
Como soy un poco supersticiosa, todo el viaje lo mantuve en alto secreto. En el trabajo y a nuestros amigos les explicamos que pasaríamos unos días en la Cerdaña, que siempre queda bastante chic. Todos mis deseos los he dejado también en secreto hasta hoy, ya que supongo que lo de pedir un milagro a Nuestra Señora de Lourdes es algo parecido a formular un deseo cuando ves una estrella fugaz: si se lo cuentas a alguien, no se cumple. O sea, que le he dado a la Virgen un año para que me los satisfaga, que creo que por mi parte es un intervalo de tiempo bastante generoso. Ahora, viendo que no se han cumplido ninguna de mis súplicas, me veo obligada a romper el silencio y a mostrar mi gran desengaño con ella, con el Señor y con todo el tinglado que me encontré ahí.
Tienda de Merchandising de la Virgen de Lourdes |
Tela para bordar a punto de cruz con imagen del Vaticano y el Papa Juan Pablo II |
Garrafas y botellitas para almacenar el agua bendita de Lourdes |
Cartel con prohibiciones a la entrada del Santuario de Nuestra Señora de Lourdes |
Cuando llegó mi turno, arrodillada en un personalísimo téte-a-téte con la Virgen, me puse muy nerviosa. Me sentí como cuando de pequeña me obligaban a confesarme, pero no sabías que decirle al cura. La verdad es que la solemnidad del lugar y de la situación impresionaba. Sólo de rememorarlo, se me pone la piel de gallina. Empecé con el Ave María, pero después de la segunda línea me quedé totalmente en blanco, como en los éxamenes, que a veces te la sabes, pero no sabes por qué, no te sale. Así que opté por el "Jesusito de mi vida", que supuse que también valdría. Acabada la pregaria, le pedí a la Virgen que por favor mi marido encontrase trabajo y moví los brazos haciendo ver que me santiguaba. Justo me iba a levantar cuando caí en que no había pedido nada para mí. No sé si fue una súbita iluminación o qué, pero en milésimas de segundo se me pasaron por la cabeza miles de súplicas. Finalmente opté por pedirle a la Virgen un bolso de Prada, y si podía ser rojo y con asas de leopardo, mejor, aunque en beige tampoco me hubiese importado. Los que hacían cola detrás mío ya empezaban a murmurar y a toser forzadamente, así que no pude quedarme más tiempo, y abandoné el lugar en silencio.
A la salida me encontré a mi marido dándole de beber a mi Flusti de la lata de Coca-Cola. Con el calor que hacía y harta de esperar, era lógico que la perrita tuviese sed. Así que nos quedamos sin agua bendita. Y, dicho sea de paso, mi Flusti siguió con diarrea los siguientes días. Quizás por eso no permitían la entrada a los perros, pues el agua prodigiosa igual no estaba indicada para los canes. El cielo se nubló y, amenazante, nos hizo dejar el lugar con un sentimiento entre la esperanza y el escepticismo. Quien sabría - entonces -, si se produciría el milagro.
Cielo en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes: entre la esperanza y la amenaza. |
Un año después puedo afirmar que no, que no se ha cumplido ninguno de mis deseos. Ni los míos, ni los de mi marido, que ayer me confesó que pidió un reloj calculadora Casio y que a G.W. Bush le partiese un rayo. Por mi parte, como comentaba al principio, me siento desengañada y decepcionada y tengo muy serias dudas sobre esto de las peregrinaciones y los milagros. Precisamente este verano nos habíamos propuesto hacer el camino de Santiago, pero visto el éxito de la experiencia de Lourdes, hemos decidido quedarnos en casa. Es donde mejor se está.
PD: Dicen que "la esperanza es lo último que se pierde".
He visto que por internet se puede comprar el agua milagrosa y que te la envían a casa. Dejo aquí el link de la tienda, por si alguna tiene interés: Lourdes Water Shop. Creo que esa tienda es oficial. Lo comento porque a la hora de comprar el agua bendita hay que ir con cuidado, ya que también he leído que hay algunos que se lucran filtrando agua del grifo normal y dándote gato por liebre, como el caso de un tal Dr. Kim, de Corea del Sur. Aquí tenéis la noticia, así que quedais avisadas.