Foruq Farrojzad
(Teherán, Irán, 1935-id., 1967)
REGALO
Hablo de lo profundo de la noche
Hablo de lo profundo de la oscuridad
y de lo profundo de la noche hablo:
Si vienes a mi casa amor mío
tráeme una lámpara
y un ventanuco
desde el que pueda mirar la feliz callejuela.
**
Mi amado
Mi amado
con su cuerpo desvergonzadamente desnudo
Se paró como la muerte
sobre sus piernas
Infatigables formas decididas
siguen los contornos
de la contracción combatiente
de su figura firme
Mi amado
es algo como las generaciones olvidadas
En los rabillos de sus ojos es
como si siempre estuviera montado
un gitano al anca de un jinete
Como un bárbaro,
fascinado de la sangre de la víctima,
brillan sus dientes
Mi amado
tiene un inalcanzable deseo,
como la naturaleza
El reafirma
la incombatible ley del poder
El es libre como un salvaje
como un instinto sano
en los adentros de una isla desabitada
El se saca el polvo de sus zapatos
con trapos de la carpa de Majnon
Mi amado
desde el comienzo de su
existencia ha estado ausente,
como un dios en el Templo de Nepal
El es un hombre de los milenarios recuerdos
de la verdadera belleza
Igual que el olor de un niño
despierta a su alrededor
constantemente inocentes recuerdos a la vida
El está lleno de violencia y desnudez
como una hermosa canción
Con sinceridad
él ama
la semilla de la vida,
el grano de la tierra,
el dolor del hombre,
dolores verdaderos
Con sinceridad
él ama
una calle,
un árbol,
una copa de helado,
un cordel de la ropa
Mi amado
es una simple persona
simple como yo
en el monstruoso país del mal,
escondido entre los montes
de mis senos
como los restos sobrevivientes de una curiosa religión.
de Nuevo Nacimiento, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo/
Versiones de Clara Janés y Sahand
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viernes, 28 de julio de 2017
domingo, 4 de septiembre de 2011
Se oyen las campanas de la lluvia
Un poema de SOHRAB SEPEHRÍ
(Irán, 1928-1980)
Oasis en el instante
Si venís a buscarme
estaré más allá de la tierranada.
Más allá de la tierranada hay un lugar.
Más allá de la tierranada las venas del aire
están llenas de vilanos mensajeros que nos traen noticias
de una flor recién abierta en el arbusto del extremo confín de la tierra.
En la arena hay dibujos de cascos de caballos,
de sutiles jinetes que al alba se dirigieron hacia
las alturas ebrias de la asunción de la amapola.
Más allá de esa tierranada, el guardasol del deseo permanece abierto:
Y cuando la brisa de la sed corre por el fondo de una hoja
se oyen las campanas de la lluvia.
Aquí el hombre está solo
y en su soledad
la sombra de un olmo se extiende hasta la eternidad.
Si venís a buscarme,
venid, pues, lenta y suavemente
para que no se raye
la porcelana de mi soledad.
Trad.: Clara Janés
(Irán, 1928-1980)
Oasis en el instante
Si venís a buscarme
estaré más allá de la tierranada.
Más allá de la tierranada hay un lugar.
Más allá de la tierranada las venas del aire
están llenas de vilanos mensajeros que nos traen noticias
de una flor recién abierta en el arbusto del extremo confín de la tierra.
En la arena hay dibujos de cascos de caballos,
de sutiles jinetes que al alba se dirigieron hacia
las alturas ebrias de la asunción de la amapola.
Más allá de esa tierranada, el guardasol del deseo permanece abierto:
Y cuando la brisa de la sed corre por el fondo de una hoja
se oyen las campanas de la lluvia.
Aquí el hombre está solo
y en su soledad
la sombra de un olmo se extiende hasta la eternidad.
Si venís a buscarme,
venid, pues, lenta y suavemente
para que no se raye
la porcelana de mi soledad.
Trad.: Clara Janés
lunes, 20 de diciembre de 2010
Los intelectuales planean su reposo
Tomado de esacademic.com |
RUMI
(Persia, actual Afganistán, 1207-1273)
¿Quién hace estos cambios?
Disparo una flecha a la derecha
Cae a la izquierda.
Cabalgo tras de un venado y me encuentro
perseguido por un cerdo.
Conspiro para conseguir lo que quiero
Y termino en la cárcel.
Cavo fosas para atrapar a otros
y me caigo en ellas.
Debo sospechar
de lo que quiero.
***
Quien no ve la mano que realiza la escritura,
supone que el resultado procede del movimiento de la pluma.
Traducciones del inglés de Ruth Terrones y de Ali Bahman
***
HAFIZ SHIRAZI o simplemente Hafiz
(Isfahán, actual Irán, 1325-1389)
El intelectual está siempre luciéndose,
el amante, siempre perdiéndose.
El intelectual se escapa.
Por miedo a ahogarse;
todo el asunto del amor
es ahogarse en el mar.
Los intelectuales planean su reposo;
los amantes se avergüenzan de descansar.
El amante siempre está solo.
Aun si está rodeado de personas;
como el agua y el aceite, él permanece separado.
El hombre que se toma la molestia
de dar consejos a un amante,
no consigue nada. Es burlado por la pasión.
El amor es como el almizcle. Atrae la atención.
El amor es un árbol, y los amantes, su sombra.
***
AL GHAZALI
(Persia, actual Irán, 1058-1111)
Con frecuencia, un verso precioso
alivia un corazón apesadumbrado.
***
Mi silencio es el verbo que deseas,
¡Oh! escuchador de la oscuridad.
***
RUMI
El Amor me quitó el sueño y el Amor quita el sueño, pues el Amor no obtiene el alma y la mente por apenas medio grano de cebada. El Amor es un león negro, sediento y bebedor de sangre, sólo pasta en la sangre de los amantes. Se pega a ti con cariño, y te lleva hacia la trampa, cuando has caído dentro, entonces mira desde lejos. El Amor es un príncipe tirano, un oficial de policía sin escrúpulos, tortura y estrangula al inocente. Quien cae en las manos del Amor llora como una nube; quien mora lejos del Amor se hiela como la nieve. A cada instante el Amor hace añicos un millar de tazones, a cada momento cose y rasga un millar de prendas. El Amor hace llorar a mis ojos, y sigue riendo; el Amor mata miserablemente a un millar de almas, y las cuenta como una. Aunque el simurg vuele felizmente en el Monte Qaf, cuando ve la trampa del Amor cae, y no vuelve a volar. Ningún hombre escapa de las cuerdas del Amor por medio de mentiras o locura, ningún hombre razonable escapa de su trampa por medio de la inteligencia. Mis palabras están desordenadas a causa del Amor, de otra manera te habría mostrado los caminos por los que el Amor viaja; te habría mostrado cómo el Amor atrapa al león, te habría mostrado cómo el Amor caza a la presa.
***
¿Qué puedo hacer, oh musulmanes?, pues no me reconozco a mí mismo.
No soy cristiano, ni judío, ni mago, ni musulmán.
No soy del Este, ni del Oeste, ni de la tierra, ni del mar.
No soy de la mina de la Naturaleza, ni de los cielos giratorios.
No soy de la tierra, ni del agua, ni del aire, ni del fuego.
No soy del empíreo, ni del polvo, ni de la existencia, ni de la entidad.
No soy de India, ni de China, ni de Bulgaria, ni de Grecia.
No soy del reino de Irak, ni del país de Jurasán.
No soy de este mundo, ni del próximo, ni del Paraíso, ni del Infierno.
No soy de Adán, ni de Eva, ni del Edén, ni Rizwán.
Mi lugar es el sinlugar, mi señal es la sinseñal.
No tengo cuerpo ni alma, pues pertenezco al alma del Amado.
He desechado la dualidad, he visto que los dos mundos son uno;
Uno busco, Uno conozco, Uno veo, Uno llamo.
Estoy embriagado con la copa del Amor, los dos mundos han desaparecido de mi vida;
no tengo otra cosa que hacer más que el jolgorio y la jarana.
**
Extraído del libro de Yalal ud-Din Rumi, Poemas sufíes, Madrid: Hiperión, 1988.Versión: Alberto Manzano.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char
René Char
No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char