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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Y el amor, ah el amor

GRACIELA CROS
(Carlos Casares, Provincia de Buenos Aires, 1945. Reside hace tiempo en Bariloche, Río Negro, Argentina)

Pampa de Huenuleo

¿Hay sol ahí en Pampa de Huenuleo?
¿Hay sol ahí en Pampa de Huenuleo
o sólo hay frío, hielo y muerte?

¿Hay sol ahí
o hay mujeres arrojadas al descampado,
asesinadas, violadas, comidas por los perros?

Desaparecen mujeres
cerca de uno.

En Arrayanes, Frutillar, Malvinas,
San Francisco, Omega, Pilar,
en Nahuel Hue, Mutisias,
El Maitén,
en los barrios,
diagnostican.

¿Y más allá de Pampa de Huenuleo,
en Jacobacci, Lipetrén, La Lipela,
en Mamuel Choique, Pichi Leufu, Comallo,
en Cuesta del Ternero, Somuncura,
Ñorquinco?

¿Más allá de Pampa de Huenuleo,
en la Línea Sur,
también
diagnostican?

¿En Maquinchao, El Foyel, Los Repollos,
Blancura Centro, Los Menucos,
lejos de Pampa de Huenuleo,
diagnostican?

Y desaparecen,
desaparecen cerca de uno.

¿Los niños
que también desaparecen
duermen
en panteones del cementerio?
¿En garitas oscuras?
¿Ahí sueñan?
¿Ahí hay que buscarlos
vivos o muertos?

¿Hay sol en Pampa de Huenuleo
o sólo hay panteones,
garitas, frío, hielo y muerte?
¿Hay sol
o hay panteones para dormir
morir en el cementerio?

Micaela, Natalia, Ruth,
mujeres madres de Agustín,
Braian, Matías, Gilda, David, Lucía,
hijas de Ramón, Carmen, José, Teresa.
Hijos que ya no verán crecer.
Padres que ya no verán morir.

¿Hay sol ahí donde están
en el descampado?

Desaparecen cerca de uno.
¿Pueden desaparecer tantas mujeres cerca de uno?

¿Con el cuerpo molido a patadas,
ahorcadas y colgadas de una soga,
quemadas en el fuego de un incendio,
heridas de bala o arma blanca,
violadas, violentadas,
solas en Pampa de Huenuleo?

Oyarzo, Painefil, Muñoz, Bastidas,
Sepúlveda, Gatica, Cheuquepán,
Meliñanco,  Huenchul,
¿ustedes también desaparecen cerca de uno?

¿Bajo el sol en Pampa de Huenuleo?
¿O bajo el frío, hielo y muerte en Pampa de Huenuleo?

A modo de diagnóstico del estado de la ciudad las autoridades hablan de violencia familiar, desprotección infantil, desempleo, subalimentación de las madres, embarazos adolescentes, chicos solos en sus hogares. Insisten hay violencia de género, falta de trabajo, ancianos solos; faltan servicios básicos, agua potable, cloacas, gas. Reiteran: violaciones en el seno familiar, abuso infantil, maltrato y muerte de mujeres y menores por golpes; niños y adultos mayores durmiendo en panteones del cementerio. Así se suman al diagnóstico, al diagnóstico del organismo, al diagnóstico del organismo en el marco del proceso, al diagnóstico del organismo en el marco del proceso de elaboración, al diagnóstico del organismo en el marco del proceso de elaboración del plan estratégico, al diagnóstico del organismo en el marco del proceso de elaboración del plan estratégico para el crecimiento, al diagnóstico del organismo en el marco del proceso de elaboración del plan estratégico para el crecimiento de la ciudad. Finalizan diciendo: No queremos crear falsas expectativas.
Bajo el sol desaparecen en Pampa de Huenuleo.
Bajo el frío, el hielo de la muerte
desaparecen
en Pampa de Huenuleo.
***

Fin de semana con muertos en la ciudad.
Accidentes de auto, choques, vuelcos,
grescas vecinales, ataques de pandillas,
crímenes pasionales, suicidios inesperados
y otros decesos inclasificables.

Y yo
compro una planta de flores rojas.

Alegría de Nueva Guinea,
me dice la vendedora, así se llama.

Entonces voy al mapa para ver
dónde queda exactamente ese lugar.

Lejos, al norte de Australia,
es la segunda isla más grande del mundo
y está dividida en mitades casi iguales.
Una es independiente y la otra Indonesia.

Pienso en cómo una Alegría de Nueva Guinea,
su extremo confín,
viene conmigo en este auto rumbo a casa,
una Alegría de Nueva Guinea
y el amor, ah el amor,
encabeza la lista de muertos
este fin de semana en la ciudad.

De Pampa de Huenuleo. Ediciones en Danza, 2017.

martes, 2 de agosto de 2016

Así estamos, Montale, hambrientos de pasión

Graciela Cros



EL TÉ

Cuando Marianne y su madre /Mrs. Moore/ conversan
a través del vapor que se alza de las tazas
algo liviano se instala en el cuadro
por momentos
doméstico

Hablan
como si lo que dicen
antes hubiera sido escrito

“Tendremos que salir bajo el paraguas de nuestro contagio” / propone la anciana
y Miss Moore la consiente
entre cortos suspiros

Mis hijas entran
y escucho sus voces
incorporándose a la escena:

“No te olvides que un hombre debe ser leído
 Hay que leerlo / no sólo escucharlo
 Su voz no siempre es su palabra”
responde una a la otra
y advierto que hablan
como si lo que dicen
antes
hubiera sido escrito.

(de Libro de Boock, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2004).
***
Pre-texto de Eugenio

Duermo poco, Montale, y duermo mal.
En mi desvelo hay una mujer.
Está sentada en la terraza de un café
y mientras bebe su cerveza, llora.
Lejos, en Cinque Terre, los campesinos vuelven.
Y en el verano de Monterosso arde
la siesta de los niños.
¿Te acuerdas, Montale, te acuerdas?
La mujer del café se me parece.
¿Llorando frente a un hombre que no ofrece la mano?
Hemos llegado a ese lugar donde todo es insomnio.
Disimulamos el dolor como si fuera una ridícula renguera.
¿Ya no conmueve a nadie este argumento?
Así estamos, Montale, hambrientos de pasión
y aún esperando.
La mujer que bebe su cerveza mientras llora
nos obliga a comprender los signos.
Entonces, que nos coma la loba de una vez.
Que venga ésa que puede y nos desgarre.
¿Lograremos atravesar el desierto?
¿Seguiremos sangrando por las botas?
¿En qué despachos de la anestesia
estallará el escándalo?
Es el fin de la estación.
Nos parecemos más y más a nuestros padres.
¿Dónde hallar el descanso?
¿Lo encontraste Eugenio en Monterosso,
En Cinque Terre, en el Tirreno indiferente
y vasto, acaso en Clizia, en La Mosca?
¿Dónde hallar esa mano que suave acaricie
y perdone?
Entonces, que nos coma la loba de una vez.
Que venga ésa que puede y nos desgarre.
Que nos dé más, más.
Yo quiero verlo rápido, Eugenio.
Estoy gritando en el quirófano de los suicidas.
La mujer del café me escucha y levanta la mirada.
Sonríe y termina su cerveza mientras llora.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Buscando un porqué

Algo más de GRACIELA CROS 
(Carlos Casares, Buenos Aires, 1945- reside en San Carlos de Bariloche, Chubut, Argentina, desde hace 36 años)

A LA NOCHECITA

A la nochecita me pongo a cocinar una feijoada
para Mansilla que viene del desierto
buscando un porqué.
Alguien le dijo que la sé hacer.
Que aprendí en Itabira do Mato, Minas Gerais,
la ciudad donde nació Carlos Drummond de Andrade
y adonde todos saben nunca fui
pero sueño ir.

Con jugo de maracujá, leche condensada
y vodka
hice una jarra de capeta bahiana,
bebida del demonio,
y por si hace falta pasar a la caipirinha
dejé a mano una cachaça envelhecida
del valle de Paraiba que promete.

Un rato antes piqué unos ajos barrigones
en la tabla y un par de cebollas.
Lloré un poco aprovechando la ocasión.
Me sentí feliz de estar tan triste.

El cuchillo no tenía filo y lo pasé por la piedra
como si supiera.
Hice igual con la feijoada:
anoche dejé los porotos negros en remojo,
la carne temperada con diversos aromas,
y ahora
mientras pongo el arroz,
espero a la visita,
confío en la inspiración.
***
TEMPORADA DE PÉRDIDAS

El jardinero me avisa que
en la canilla del jardín
hay una rotura
y corre un chorro de agua desde hace días,
que a fin de mes
me va a llegar una factura de locos.
Le agradezco y le cuento que también
pierde
el depósito del baño
y que el tanque intermediario no funciona
y hay un goteo continuo en la conexión,
que, sin duda, cuando vean el medidor
los de la junta vecinal que provee el agua
me van a arrancar la cabeza.
Por mantener la conversación
en un estado cordial
le digo sin pensar:
es mi temporada de pérdidas

y después me doy cuenta de lo dicho
pero de la muerte llevándote, nada,
nada puedo decir.
**
(De Mansilla, Ediciones en Danza, 2010)
Foto tomada de Ediciones en Danza
**
Para leer más poemas de Graciela Cros, aquí

domingo, 6 de diciembre de 2009

la poesía se desvanece rápido


GRACIELA CROS
(Nació en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires,
y vive en Bariloche, Río Negro, Argentina, desde 1971.)
IV



Viene
a golpear
mi puerta
a horas
inusuales
Se interesa por mí
de un modo
conmovedor
Yo hablo del abedul
que tanto ha crecido
y lo que advierto
en su mirada
me alegra

como Sylvia Plath cuando concluye: "Es normal, según
cuenta, que algo así suceda. Es normal en mi vida, y en
la vida de otras. Soy una de cada cinco, o algo así. No
estoy desesperada. Soy hermosa como una estadística".
***

Este hombre es un baboso
Pero yo no lo sé porque soy una niña
Este hombre es mi tío y vive en la ciudad
No en el campo como papá, mamá, mi hermana y yo.
Tengo puestos mis guantes de hilo de algodón
es mi primera comunión y soy hermosa
me siento una princesa con la falda amplia y larga
un hada envuelta en runrrunes de organza y almidón
él me habla y sonríe,
me dice que parezco un pato con estos guantecitos al crochet
A mí me arde la cara
No me atrevo a mirarlo
Ya no me siento hermosa
Me da miedo
Él dice que ha perdido algo muy importante
Y que va a buscarlo debajo de la enagua
Que yo me quede calladita y quieta
Para que pueda encontrarlo
Que es el día de mi primera comunión
Y no debo hacer nada que ofenda al Señor
Luego pide que me quite los guantes
y me chupa los dedos mientras cierra los ojos
Y murmura palabras que no entiendo
Y pide que le toque ahí, entre sus piernas
Y me dice que ese será nuestro secreto.
***
Tampa, Tacna, Atacama, Alaska, Arkansas, Alabama

Tampa, Tacna, Atacama,
Alaska, Arkansas, Alabama,
entre dientes
repite
su mantra
geográfico
mientras busca
distintas combinaciones
al orden
musical
de las palabras.
Camina
una hora
por prescripción
médica.
Al pasar
por un teléfono público
se deja
un mensaje
en el contestador.
Es saludable llegar
a casa
y descubrir
que alguien ha llamado.
Además
sabe
que la poesía
se desvanece
rápido.
Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char