Era una mañana calurosa y ajetreada en Logroño, y las Rusas, mis Rusas hermanas llegaban rayando el mediodía. Ya vestida con mi "disfraz" de persona elegante fui a recogerlas, primero a Rut, que llegaba en un Asla seminuevo, y más tarde a Clara que venía en el Talgo.
De la estación de tren fuimos rápidamente (gracias a la generosidad de Borja y a su coche) al piso donde pasaríamos la noche.
Ya que eran las 16:30 y la calle Laurel estaba cerrada comimos en el piso, canelones varios y coca-cola. Con el aire y el sol entrando por el balcón abierto. Poniéndonos al día de nuestros, como Clara llamó a los suyos, microamores.
De ahí, a La Gota de Leche, donde imprimimos los poemas de Clara y al Noche y Día a tomarnos la caña de antes del recital.
Hablamos, recitaron, aplaudieron, dejaron al auditorio boquiabierto y nos enseñaron, entre otras cosas, que los aromas nos muestran de las personas más de lo que creemos, que una sensación puede resumirse en tres versos, un manual para principiantes y nuevas técnicas de amar.
Cuando terminó me las llevé corriendo al Ateneo donde presenté los cortos de los chicos de Teatreros.net y "La jetée" de Manuel, del Cineclub Elarrebato.
Y cuando terminó, después de tantos nervios y tantos miedos a que no saliera, nos fuimos a cenar. Allí, entre risas, cambios de mesas y un nuevo acercamiento de Clara al arroz con leche, seguimos nuestra conversación. Luego salimos hacia la calle Laurel donde encontramos a una antigua degenerada, Elena Mahave, y a algunos de mis amigos tomando vinos. Ellos nos llevaron a un Pub (eso afirmaba su cartel) y allí cantamos en un karaoke (bellos recuerdos de una Irlanda que ya queda lejos) y, como mis Rusas no se encontraban demasiado bien nos fuimos a casa a dormir, o a intentarlo ya que tras de la puerta de nuestro cuerto surgieron cabezas y más cabezas de amigos hasta que, por fin, todos se fueron, unos a sus casas, otros de fiesta.
Sin embargo, aún permanecimos un rato hablando, riéndonos, dejando que el tiempo, la noche y el sueño nos envolviera despacio.
Esta mañana, al despertarnos quedaba el desayuno, los rezagados que decidieron dormir también en casa y hacer las maletas de la mejor manera posible.
Y luego, al fin la Laurel, los pinchos, la tranquilidad, la luz hiriendo los ojos, la poesía todavía en los labios, las prisas por no perder el regreso y el adiós.
El quedarme sola en la estación después de despedir a Rut. El no creerme aún que se hayan ido y que no sé cuándo las volveré a ver de nuevo.
Las palabras, sobre todo aquella tan repetida estas escasas 24 horas, y esa traducción tan improvisada al inglés. Y todos los momentos que me habéis regalado. Todos los abrazos, los besos, los miles de gracias...
y todas las sonrisas que os debo y que nunca podré pagaros.
Gracias a todos los que lo habéis hecho posible. Gracias chicas por escribir. Por ser. Por quererme. Por dejarme quereros.
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sábado, 31 de octubre de 2009
sábado, 31 de enero de 2009
Nachito
Pues ayer Nachito nos dio lo que esperábamos. Es un angelillo caído, deshilachado y ebrio que echa el resto en cada tema.
Me provoca pudor y fascinación.
Sé que desafina a veces, sé que ayer se precipitó a menudo al vacío en los pasos y en los acordes, pero me gusta lo arriesgado de sus letras y de sí mismo. Me gusta que cada canción sea un mapa de carreteras de su propia geografía.
martes, 4 de noviembre de 2008
De lo acontecido en Madrid
La cita era en el madrileño Bukowski, en Malasaña.
Había estado antes allí y sabía que iba a ser un buen lugar para desvirgarnos en la capi.
El Bukowski es una fea con encanto. Con mucho encanto.
Creo que hablo por las tres rusas al afirmar que nos sentimos de puta madre en el local, con Inés y con Carlos y con la gente que se acercó a vernos. Vaya público más cojonudo.
Andaba por allí Gonzalo Torrente Malvido, hijo de y asiduo del Bukowski. (Por cierto que al término del recital me pidió un libro dedicado. Casi nada la del ojo).
El bar, como digo, estaba petado y sacamos una pasta gansa con las ventas del Parque.
Pero bueno, es que las niñas estábamos en estado de gracia el sábado, señores.
Laura Tajada había preparado un número con un títere construido por ella misma. Con la ayuda de varios compis de La cuarta pared, "Friki" cobró vida y ayudó a su dueña y creadora a recitar un texto inédito.
La Tajada está guapa y contenta. Ella lo atribuye a su nueva vida en los madriles. Yo también.
Rut Sanz venía con un séquito de amigos de aquí y allá aficionados al buen vino. También estaba radiante, minifaldera y de rojo. (La lumbalgia salvaje respetó la ocasión). Creo que es la vez que mas emocionada la he oído recitar. Menudo par de intensas estamos hechas.
Por mi parte, en esa ciudad y en ese bar he sentido por primera vez que lo que escribo tiene cierta razón de ser.
Nunca antes había disfrutado así mis versos.
Soy consciente de que siempre los leí de forma correcta, pero como si fueran de otra.
Y eso que apenas media hora antes de la presentación andaba con la cabeza aturdida por mi resfriado y con una voz que daba penita y angustia.
Pero a veces pasan estas cosas, mira. (Y no, no fue ninguna clase de sustancia, ni legal ni ilegal lo que me hizo acercarme al nirvana recitatorio. A no ser que el paracetamol que me dio mi amiga Pilar no fuera tal).
Hasta aquí el recital.
Si ahora tengo nostalgia de algo que paso hace un par de días es por que Madrid (la maraca y lo de dentro de la maraca) hizo el resto.
A continuación y para finalizar esta crónica, una serie de guiños personales que espero recojan al vuelo unos que yo me sé:
Me falta mi gorra de bohemia, ¿cubrirá en estos momentos la cabeza de algún mensajero microdanzante?
Las mariscadas saben igual de bien al norte y al centro de la meseta. A ver si va a ser la compañía...
La catarsis y el kundalini son primos hermanos y se hicieron para vos.
He bebido bien y casi conocí en una ocasión a Michi Panero...
Gracias a todos.
Había estado antes allí y sabía que iba a ser un buen lugar para desvirgarnos en la capi.
El Bukowski es una fea con encanto. Con mucho encanto.
Creo que hablo por las tres rusas al afirmar que nos sentimos de puta madre en el local, con Inés y con Carlos y con la gente que se acercó a vernos. Vaya público más cojonudo.
Andaba por allí Gonzalo Torrente Malvido, hijo de y asiduo del Bukowski. (Por cierto que al término del recital me pidió un libro dedicado. Casi nada la del ojo).
El bar, como digo, estaba petado y sacamos una pasta gansa con las ventas del Parque.
Pero bueno, es que las niñas estábamos en estado de gracia el sábado, señores.
Laura Tajada había preparado un número con un títere construido por ella misma. Con la ayuda de varios compis de La cuarta pared, "Friki" cobró vida y ayudó a su dueña y creadora a recitar un texto inédito.
La Tajada está guapa y contenta. Ella lo atribuye a su nueva vida en los madriles. Yo también.
Rut Sanz venía con un séquito de amigos de aquí y allá aficionados al buen vino. También estaba radiante, minifaldera y de rojo. (La lumbalgia salvaje respetó la ocasión). Creo que es la vez que mas emocionada la he oído recitar. Menudo par de intensas estamos hechas.
Por mi parte, en esa ciudad y en ese bar he sentido por primera vez que lo que escribo tiene cierta razón de ser.
Nunca antes había disfrutado así mis versos.
Soy consciente de que siempre los leí de forma correcta, pero como si fueran de otra.
Y eso que apenas media hora antes de la presentación andaba con la cabeza aturdida por mi resfriado y con una voz que daba penita y angustia.
Pero a veces pasan estas cosas, mira. (Y no, no fue ninguna clase de sustancia, ni legal ni ilegal lo que me hizo acercarme al nirvana recitatorio. A no ser que el paracetamol que me dio mi amiga Pilar no fuera tal).
Hasta aquí el recital.
Si ahora tengo nostalgia de algo que paso hace un par de días es por que Madrid (la maraca y lo de dentro de la maraca) hizo el resto.
A continuación y para finalizar esta crónica, una serie de guiños personales que espero recojan al vuelo unos que yo me sé:
Me falta mi gorra de bohemia, ¿cubrirá en estos momentos la cabeza de algún mensajero microdanzante?
Las mariscadas saben igual de bien al norte y al centro de la meseta. A ver si va a ser la compañía...
La catarsis y el kundalini son primos hermanos y se hicieron para vos.
He bebido bien y casi conocí en una ocasión a Michi Panero...
Gracias a todos.
sábado, 25 de octubre de 2008
De lo acontecido en Logroño
A Logroño me invitó Nerea Ferrez en representación de la Gota de Leche. La excusa era mi participación en una jam session poética, pero después ví muy claro que el verdadero propósito de la concurrencia era que comiera y bebiera productos de la tierra hasta estomagarme, algo que en principio no consiguieron pero casi.
Llegué a Logroño en un Talgo de ilustración que hacía chacachá-chacachá y se detenía cada dos por tres para sacudirnos un poco a los viajeros. En la estación me esperaba la rusa más pequeña, que es ahora mucho más rusa y menos pequeña que antes.
El recital bien, muy bien, sobre todo si te presentan como la invitada especial y todo el mundo te hace los honores.
Hubo lecturas interesantes.
Diego Marín comenzó el festejo, y acto seguido Nerea me amorró el micrófono después de insinuar elegantemente que "Parque de atracciones" tiene un módico precio.
La Ferrez y yo (jur, jur, ahora conozco el secreto de tu apellido...) sólo echamos mano a los textos de "Parque de atracciones" un par de veces. Lo demás fue todo inédito y distinto. Hay que ver como han cambiado nuestras temáticas desde que salió el Parque al ruedo.
Como Nerea cada vez es menos peque, me gustó mucho que cambiara el registro, y se presentase con textos como el de "De putitas en la calle", que es tierno y cañero a un tiempo.
A Antonio Alfaro le dio por los poemas amorosos. (Porno-amorosos). Antonio Alfaro, méritos aparte, es ese autor simpático a rabiar, que cuando oye recitar un poema, hable de lo que hable, susurra "Olee..." por lo bajini.
Alfaro me dio patente de corso pues, para leer algún texto bastante subido de tono. No, no leí "Consolador" pero si "Naufragio", y es que acabo siempre por leerlo aunque en un principio no lo haya previsto así. Pero no sólo hubo erotismo. También leí cosas mas sobrias, aunque parezca mentira.
Lucas Rodríguez Luis nos incitó a todos los presentes a gritar un desorbitante "QUE OS JODAN" al final de su poema. No pensé que la iniciativa fuera a tener tanto éxito, pero los asistentes echamos el resto y parecimos durante un momento una sesión macarra de superación personal.
Adrián Pérez Castillo, pastor de Haro y autodefinido como "poeta rural", nos dejo a todos con la boca abierta con sus poemas campestres.
Hubo versos de todo tipo, amigos que se acercaron a cotillear, una señora sonrosada y rechoncha que se quedaba dormida a ratos, gente que confesó que era la primera vez que leía algo suyo en público. Gente, gente y gente. Lo cual es cojonudo teniendo en cuenta que estamos hablando de poesía.
También se pasaron Carmen Beltrán, y Odón Serón (con un mini séquito de seguidoras), entre otros.
Después del recital nos fuimos a cenar y conocí a Begoña Abad, que me explicó el recital que se celebrará en Logroño dentro de poco y que cuenta con Carmen Ruíz Fleta y Elvira Lozano como invitadas.
Luego de la cena quisieron hacer de mi una mujer viciosa, pero no me dejé. Estaba un poco pocha y cansadilla, pero aún así aguantamos bastante, la Mayor arriba, la Mayor abajo.
Logroño es coqueto y brillante, y me gustan especialmente sus casas pintadas y sus bocadillos enormes.
Pero...qué frío hace en Logroño, amigos.
Después de varios bares y muy buena compañía gracias a la anfitriona, acabamos la noche en el Galicia, un bar punki con unos baños acogedores y primerizos. (Nota: ésto es un guiño a una que yo me sé).
Y a dormir, presidida por el Monte Cantabria y la plaza de toros argonáutica, despues de una charrada de fin de fiestas.
En fín, que leímos, cantamos, bebimos, comimos y resolvimos un poco el mundo, que era de lo que se trataba.
A Nerea tengo que agradecerle muchas cosas (puedo agradecer y agradezco...)y decirle que me sentí como en casa.
Dentro de ná, más.
Llegué a Logroño en un Talgo de ilustración que hacía chacachá-chacachá y se detenía cada dos por tres para sacudirnos un poco a los viajeros. En la estación me esperaba la rusa más pequeña, que es ahora mucho más rusa y menos pequeña que antes.
El recital bien, muy bien, sobre todo si te presentan como la invitada especial y todo el mundo te hace los honores.
Hubo lecturas interesantes.
Diego Marín comenzó el festejo, y acto seguido Nerea me amorró el micrófono después de insinuar elegantemente que "Parque de atracciones" tiene un módico precio.
La Ferrez y yo (jur, jur, ahora conozco el secreto de tu apellido...) sólo echamos mano a los textos de "Parque de atracciones" un par de veces. Lo demás fue todo inédito y distinto. Hay que ver como han cambiado nuestras temáticas desde que salió el Parque al ruedo.
Como Nerea cada vez es menos peque, me gustó mucho que cambiara el registro, y se presentase con textos como el de "De putitas en la calle", que es tierno y cañero a un tiempo.
A Antonio Alfaro le dio por los poemas amorosos. (Porno-amorosos). Antonio Alfaro, méritos aparte, es ese autor simpático a rabiar, que cuando oye recitar un poema, hable de lo que hable, susurra "Olee..." por lo bajini.
Alfaro me dio patente de corso pues, para leer algún texto bastante subido de tono. No, no leí "Consolador" pero si "Naufragio", y es que acabo siempre por leerlo aunque en un principio no lo haya previsto así. Pero no sólo hubo erotismo. También leí cosas mas sobrias, aunque parezca mentira.
Lucas Rodríguez Luis nos incitó a todos los presentes a gritar un desorbitante "QUE OS JODAN" al final de su poema. No pensé que la iniciativa fuera a tener tanto éxito, pero los asistentes echamos el resto y parecimos durante un momento una sesión macarra de superación personal.
Adrián Pérez Castillo, pastor de Haro y autodefinido como "poeta rural", nos dejo a todos con la boca abierta con sus poemas campestres.
Hubo versos de todo tipo, amigos que se acercaron a cotillear, una señora sonrosada y rechoncha que se quedaba dormida a ratos, gente que confesó que era la primera vez que leía algo suyo en público. Gente, gente y gente. Lo cual es cojonudo teniendo en cuenta que estamos hablando de poesía.
También se pasaron Carmen Beltrán, y Odón Serón (con un mini séquito de seguidoras), entre otros.
Después del recital nos fuimos a cenar y conocí a Begoña Abad, que me explicó el recital que se celebrará en Logroño dentro de poco y que cuenta con Carmen Ruíz Fleta y Elvira Lozano como invitadas.
Luego de la cena quisieron hacer de mi una mujer viciosa, pero no me dejé. Estaba un poco pocha y cansadilla, pero aún así aguantamos bastante, la Mayor arriba, la Mayor abajo.
Logroño es coqueto y brillante, y me gustan especialmente sus casas pintadas y sus bocadillos enormes.
Pero...qué frío hace en Logroño, amigos.
Después de varios bares y muy buena compañía gracias a la anfitriona, acabamos la noche en el Galicia, un bar punki con unos baños acogedores y primerizos. (Nota: ésto es un guiño a una que yo me sé).
Y a dormir, presidida por el Monte Cantabria y la plaza de toros argonáutica, despues de una charrada de fin de fiestas.
En fín, que leímos, cantamos, bebimos, comimos y resolvimos un poco el mundo, que era de lo que se trataba.
A Nerea tengo que agradecerle muchas cosas (puedo agradecer y agradezco...)y decirle que me sentí como en casa.
Dentro de ná, más.
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