Translate
Mostrando entradas con la etiqueta Terry Zwigoff. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Terry Zwigoff. Mostrar todas las entradas
domingo, 25 de junio de 2017
12 obras destacadas de Billy Bob Thornton
Billy Bob Thornton es una especie de hombre orquesta. Cambia tanto de aspecto, de corte y tonalidad de cabello, como destaca por su versatilidad como intérprete, lo que le ha convertido en un reconocido actor de carácter, de esos de los que se esperan siempre una interpretación rigurosa, sin dejarse llevar por fáciles exhibicionismos. Con su interpretación en la mini serie 'Fargo' (2014) ganó el Globo al mejor actor televisivo. Además, es guionista, director y músico. Cuatro son las obras que ha dirigido. Con la primera, 'El otro lado de la vida', consiguió un Oscar al mejor guión original. También le reportó su primera nominación como actor, en este caso como protagonista. Con 'Un plan sencillo' (1998) sería nominado como secundario. Las otras películas que ha dirigido no han alcanzado la misma consideración y repercusión, 'All the pretty horses' (2000), 'Daddy and them'(2001) e 'Infierno en Alabama' (2012), esta última co escrita con Tom Epperson, con quien ha colaborado en otros cinco guiones para películas ajenas, 'Un paso en falso' (1992), 'A family thing' (1996), 'Don´t look back' (1997), 'Premonición' (2000) y 'Camouflage' (2001). Entre el 2001 y 2007 publicó cuatro álbums de root rock (una combinación de blues, rock y country). Considera como sus películas preferidas, entre las que ha interpretado, a 'El otro lado de la vida', 'Un plan sencillo', 'Monster's ball' y, especialmente, 'El hombre que nunca estuvo allí, la película de las suyas que dice haber revisado más veces, quizás porque es blanco y negro, o porque es el personaje en el que más se ve reflejado. Son películas, comenta, que te hacen caer en, o volver a, la realidad.
'Un paso en falso'
La primera vez que se hizo notar Billy Bob Thornton fue con una película que se convirtió en un singular fenómeno, incluso en película de culto, 'Un paso en falso' (1992), de Carl Franklin. Una película que parecía destinada a ser estrenada directamente en vídeo tuvo tal aceptación que fue estrenada en los cines. Thorton era uno de los guionistas y, con coleta al viento, uno de los protagonistas, un personaje hosco y siniestro. La obra recuperaba cierto aliento genuino del clásico film noir en una historia con dos líneas paralelas con personajes que se habían separado en el pasado y están destinadas a encontrarse, porque la mujer que acompaña a dos asesinos retorna al pueblo en el que su campechano jefe de policía, encarnado por Bill Paxton, fue un amor de juventud. Esa singularidad se rubrica en el lirismo que brota en su violento desenlace.
'Dead man'
Es breve su intervención en la extraordinaria película de Jim Jarmusch, 'Dead man' (1995), casi irreconocible, como trampero desaliñado y barbudo embutido en unas pieles que abultan por dos como él. Comparte secuencia de humor tan absurdo como grotesco con un travestido Iggy Pop y Jared Harris, cual familia de osos humanos que deliberan cómo comerse al aparentemente extraviado personaje que encarna Johnny Depp.
'El otro lado de la vida'
Su salto a la primera división entre los actores de rostro reconocible se dio con la primera de las cuatro películas que ha dirigido, 'El otro lado de la vida' (1996), que le reportó un Oscar al mejor guión original, algo a lo que tiende la Academia cuando un actor aborda lides que se supone que no son las suyas, sea como director o guionista (en aquella década también fueron premiados Emma Thompson por 'Sentido y sensibilidad', de Ang Lee y Matt Damon y Ben Affleck por 'El increible Will Haunting', de Gus Van Sant). Thornton demostraría su versatilidad cambiando el registro siniestro de las obras previas por la afable interpretación de un retrasado mental liberado del sanatorio mental en el que había estado recluído desde que con 12 años mató a su madre y el amante de esta.
'Un plan sencillo'
Su personaje de un 'Un plan sencillo' (1998), la obra maestra de Sam Raimi, sería una variación del que le reportó reconocimiento. Comparte protagonismo de nuevo con Bill Paxton, que interpretaba al policía en 'Un paso en falso', aunque coincidieran sólo en la secuencia final. Aquí interpretan a dos hermanos que se enfrentan a los dilemas que determina el encontrarse con una cuantiosa cantidad de dinero en un avión estrellado en el bosque. Raimi modula con maestría la turbiedad y la desazón, los apuntes crueles con los grotescos y los líricos, en este trayecto en el que dos hermanos estrellan sus vidas, por el remolino de ese difuso límite entre necesidad y codicia, empujados por la propia indeterminación, por otras voluntades, o ya al final por la propia, como es el caso del mismo personaje de Thornton
'Fuera de control'
No fue precisamente un éxito de taquilla ni de crítica esta, pese a todo, estimable comedia de Mike Newell sobre controladores aéreos, ya que no carecía de efectiva mordacidad en sus apuntes sobre la falta de control aéreo sentimental en algunas relaciones de pareja. Los otros protagonistas estaban interpretados por Cate Blanchett, John Cusack y Angelina Jolie, a la que conoció entonces pero no cortejó aún porque estaba comprometido con Laura Dern. El cortejo, posteriormente, duraría dos meses y se casarían en el 2000, convirtiéndose durante dos años en el centro de la atención mediática por sus excéntricas singularidades. Lo que chocaría con un actor que ha sido siempre muy crítico con los circos de la celebridad, y más bien ha cultivado una imagen de anti-estrella.
'Premonición'
La nueva colaboración con Sam Raimi fue solo en tareas de guionista, de nuevo mano a mano con Tom Epperson. Protagonizada por, cuándo no, una excelente Cate Blanchett, 'Premonición' (2000) es un sugerente relato fantástico que destaca por las extrañas visiones que tiene la adivinadora que encarna Blanchett. De nuevo, Thornton aborda el género desde una perspectiva que no descuida un sustancioso retrato dramático de emociones ofuscadas en conflicto, y como núcleo el intento de control de diferentes figuras masculinas sobre las femeninas, y cómo la violencia evidencia su desquiciamiento, la violencia como enajenación e imposición, o extracción de lo que no puede controlarse.
'Monster's ball'
Un rostro que parece mineral, contención expresiva. Thornton convirtió el menos es más en magisterio con dos de sus interpretaciones del 2001. Primero, en la excelente y descarnada 'Monster's ball', otra notable obra de Marc Forster sobre la confrontación con la pérdida. Thornton delinea con sutileza la modificación que vive un personaje que parecía encajado en su uniforme de carcelero y en la rigidez mental heredada de su xenófobo padre tras que su hijo se suicide ante él. La escena del primer encuentro sexual con una magnífica Halle Berry, rezuma desesperación y ansia de morder la vida con una rara autenticidad .
'El hombre que nunca estuvo allí'
En una de las mejores obras que ha deparado este siglo, otra de las numerosas obras maestras de los Hermanos Coen. En 'El hombre que nunca estuvo allí', Thornton logró encarnar con brillantez a un fantasma en vida que intenta recuperar su condición de cuerpo. Una fantasmagoría en blanco y negro que evoca el film noir de los 40 se convierte en una de las más lúcidas visiones sobre el enajenamiento de quien deja pasar la vida mientras se convierte en un pelo más que se barre sin que nadie se dé cuenta. Hasta que un día despierta y necesita sentirse excepcional, y el crimen, aun no premeditado, puede ser su oportunidad.
'Crueldad intolerable'
Su participación es breve pero brillante en 'Crueldad intolerable' (2003), una aguda revisitación de las screwball comedy de los años 30 y 40. Aunque fuera poco apreciada, y se despachara como una de las menos logradas obras de los Hermanos Coen, es un notable oasis de genuina e ingeniosa comedia comparado con la penosa nueva comedia americana que ha infectado el género en la última década. Además Clooney vuelve a demostrar qué bien sabe reírse de sí mismo, como ha hecho con cada uno de los personajes que ha interpretado en sus colaboraciones con los Coen,
'Bad Santa'
El mineral se contrajo en un rictus amargo. El ladrón que trabaja de Santa Claus en unos almacenes en 'Bad Santa' (2003) de Terry Zwigoff, con guión de los hermanos Coen, parece que escupe bilis en cada plano. No es que sea circunspecto, es el gesto ausente de quien exuda desprecio por el mundo alrededor. Esa distancia se traslada al mismo estilo de la película, y por momentos determina que más bien derive en cierto envaramiento que enfatiza demasiado su mirada sombría.
'La cosecha de hielo'
También combina época navideña y estafas el atractivo film noir 'La cosecha de hielo' (2005), una grata sorpresa dentro de la filmografía de Harold Ramis, incluso más notable que la más célebre 'Atrapado en el tiempo', gracias a un excelente guión cortesía de Robert Benton y el novelista Richard Russo, que adaptan una novela de Scott Philips. Thornton y John Cusack vuelven a coincidir, primero como cómplices, luego como rivales en pugna de un botín, en una obra cuya mordaz mala leche nunca resbala.
'Fargo'
Durante unos años la carrera de Thornton pareció mantenerse en cierta línea discreta, pero fue reanimada por la deslumbrante inventiva de la mini serie Fargo (2014). Creada por Noah Hamley, no desmerece para nada de la magistral 'Fargo' de los Hermanos Coen, de la que es variante, a la vez que se mantiene fiel a su negro humor con vitriólicas cargas de profundidad sobre una sociedad codiciosa que valora ante todo la posición. En este relato que es como una capa de hielo que se va resquebrajando lentamente, Thornton compone un memorable asesino profesional que aparece en la vida del personaje de Martin Freeman como un hada tenebrosa que puede satisfacer sus deseos no manifestados. La secuencia en la que entra en un edificio cargándose a quien encuentra a su paso, mientras la cámara permanece fuera encuadrando la fachada, es uno de los momentos más admirables que ha dado la ficción catódica en esta última década.
Una excelente entrevista en la que repasa su carera, y evidencia su agudeza.
Etiquetas:
Carl Franklin,
Harold Ramis,
Hermanos Coen,
Jim Jarmusch,
Marc Forster,
Mike Newell,
Noah Hawley,
Sam Raimi,
Series,
Terry Zwigoff
miércoles, 31 de mayo de 2017
Wilson
El accidentado reinicio de un hombre desconectado. 'Wilson' (2017), de Craig Johnson, es una estimulante fábula mordaz acerca de cómo la decepción sobre el curso de la vida no tiene por qué contaminarse con la amargura. Wilson (excelente Woody Harrelson), por su forma abrupta de relacionarse con los demás, es como un elefante que entra en una cacharrería, a veces es tan directo que abruma, y si la mentira suele colindar mucho con la conveniencia, la sinceridad, aunque sea la honestidad su inspiración, puede resultar inoportuna y torpe. Pero, por otro lado, Wilson posee una naturalidad genuina, irreductible al desaliento pese a la sucesión de contrariedades y frustraciones que le deparan los giros de la vida o la conducta de los otros, que le convierte en un luminoso personaje entrañable.
Wilson es un hombre, como suele decirse, en la edad madura, esa edad que ronda o supera los cincuenta en la que el cuello empieza a doler más por mirar de modo cada vez más insistente hacia atrás con la sensación de que se han escurrido los principales años escénicos de la vida. Y quizás nunca abandonaste el arcén. Y quedaste abocado a los márgenes donde escasean las historias, y por tanto la sensación de acontecimiento en la vida. Algo que en cierto modo Wilson comparte con el personaje que también bordaba magníficamente Steve Buscemi en 'Ghost world' (2001), de Terry Zwigoff, la primera adaptación cinematográfica de una novela gráfica de Daniel Clowes (el mismo Zwigoff se inspiraría en otra de sus obras para 'Art school confidential', 2006). En aquel caso las dos adolescentes protagonistas, interpretadas por Thora Birch y Scarlett Johansson, deciden, de entrada, jugar con la soledad de ese hombre, un desconocido en la distancia cuya vida ignoran (y nada les preocupa), cuando descubren que intenta conocer a alguna mujer a través de una página de contactos. El curso del relato dejará en evidencia cómo se puede establecer contacto o crear conexión del modo más imprevisto e inimaginable. Y que, al fin y al cabo, esa es la primordial sustancia de la vida. El resto es simulación e inconsciencia.
El intento truncado de suicidio del protagonista masculino de la anterior obra de Craig Johnson, ' The Skeleton twins' (2014), de rebote frustra el intento de suicidio de su hermana gemela. Ambos se recomponen juntos en un reinicio vital que confronta con las decepciones, con los sueños truncados, con las frustraciones no compartidas, con las insatisfacciones enquistadas en una rutina de vida con la que no se atreve a romper. Wilson también se plantea un reinicio de vida. Se ha abandonado a una vida de inercias, amargura y desgana. La decepción es desastrada, como su hogar. La decepción ya no cree en (re)construir o decorar la propia vida. Y como se torna en amargura, tampoco se preocupa de la conexión con los demás, a los que sólo se responde como caricaturas, como si ya él mismo fuera un dibujo animado que imita la voz de su perro. En este sentido, Wilson se ha atorado en la misma actitud distante (con respecto a la realidad y los otros) que las dos adolescentes de 'Ghost world'. pero en aquel caso son dos jóvenes aún en formación que aprenden que el otro no es un objeto de irrisión, una entidad, sino otro ser con ilusiones y decepciones. Wilson se ha ido agriando convirtiéndose en una costra emocional ensimismada en su propio lamento. La vida no es lo que soñabas cuando eras adolescente, se dice en la secuencia introductoria. El astronauta que aspirabas a ser es un hombre cabizbajo que regurgita bilis en su reducida cápsula. De alguna manera, Wilson se suicida lenta y progresivamente.
Cuando Wilson descubre que el único amigo que le queda se va a trasladar de ciudad opta por recomponerse y reiniciar, en suma, despertar. No puede convertirse en el cincuentón que será sesentón que se dedica a pasear a su perro mientras asusta a los viandantes que quieren acariciarlo con una voz de muñeco diabólico que se supone imita a la del perro. Wilson toma la dirección del pasado, como si pudiera reconfigurar una dirección alternativa en el tiempo. ¿Y si hubiera prosperado su relación sentimental con Pippi (Laura Dern)? Wilson irrumpe en su vida con su escasa pericia en el cuidado de las etiquetas sociales. No es insensible pero si un tanto bruto. Su misantropía no dejaba de ser un escudo (y una costra) pues más bien le define una ingenuidad que aún resurge cuando recupera la ilusión de poder configurar una realidad que se ajusta a un ideal que pensaba irremisiblemente deteriorado, una familia con imprevista hija adolescente incluida, casi como si viviera en una realidad aparte que no pudiera ser infectada o dañada por la intrusión de las mezquindades que precisamente había enfocado con precisión a lo largo de los años y nutrido con coherencia el retiro de su misantropía. Pero la ilusión no sabe del mísero ras de suelo, aunque su apariencia sea resplandeciente como esos adosados que tanto se parecen unos a otros (porque probablemente sus habitantes se parecerán unos a otros). Y su entusiasmo no es invulnerable a su ácido.
Johnson traza con estimable destreza la singular y paradójica personalidad de Wilson. Mantiene el adecuado equilibrio, como la misma modulación de la narración, sin abundar, como coche sin frenos, en lo grotesco ni tampoco apretar el amortiguador de la acaramelización. El logro de ese desafío culmina en los brillantes pasajes finales, definidos, además, por una concisa y elíptica narración, en los que, incluso, logra extraer una queda pero conmovedora emoción: La sonrisa temblorosa pero aún voluntariosa del que, por exponerse de nuevo a la ilusión, se ha visto vapuleado por las decepciones y las interferencias de la mezquina vertiente humana. Pero la ilusión de crear conexiones persiste pues, al fin y al cabo, es la materia de los sueños y la sustancia de la vida (posible).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)