Es curioso, no me consideraba un mitómano ni un perseguidor de “celebrities”. Pero, a la vejez, viruela.
Este año no voy a hablar de cine porque creo que he visto muy poco en el 58 Festival de San Sebastián. No sé si me explico, he visto películas, pero cine... Además, contando con otros blogs (Kulechov y Cinemérida) de referencia aquí cerca, tampoco puedo aportar mucho más.
En esta edición he podido profundizar más la relación con David, los Tonis y José Manuel. Aparte de su ya probada cultura cinéfila, este año tuve oportunidad de disfrutar de su lado oscuro: su pulsión por la “celebrity pursuit”. En realidad no se trata de una persecución al uso, sino de una serie de tácticas taimadas y efectivas para propiciar el encontronazo con el famoso. Y para la oportuna foto. Se espera al final de la rueda de prensa, o se pasea por el María Cristina con aires de despistado, o se establece un plan de ataque con el Programa de llegadas. Todo es válido para conseguir el objetivo.
El trabajo es duro y arriesgado. Tengamos en cuenta que éramos cinco veteranos galanes, que aunque agraciados, nada teníamos que hacer contra la legión de veinteañeras con escotes generosos con las que teníamos que competir. Pero oye, el diablo sabe más por viejo que por diablo.
Que un famosete se haga una foto, con cinco chicharros, no en grupo sino uno a uno, es más complicado de lo que parece. Pero, como le digo a mis chiquillos, lo que empieza con un “por favor” y lo que termina con un “gracias” tiene la mitad del camino recorrido.
Para los que no teneis “feisbus”, donde hay un álbum dedicado, os paso unas cuantas imágenes, para que os hagáis una idea. Y no os olvidéis de pasaros por Kulechov y Cinemérida, para que os hablen del cine que dicen que hubo por San Sebastián.