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jueves, 1 de febrero de 2024

El siempre fascinante vuelo del quebrantahuesos

 




El quebrantahuesos fue borrado sistemáticamente de nuestras sierras de las maneras más injustas. En primer lugar se exterminó a un animal inocente bajo la etiqueta de alimaña pese a ser un inofensivo carroñero que se especializó en consumir huesos, siendo perseguido deliberadamente al mismo tiempo que caía víctima de los cebos envenenados puestos para zorros y otros carnívoros.
Pero, por si no fuera suficiente, también los naturalistas de épocas pasadas hicieron estragos con sus reprochables métodos de escopeta, pájaros disecados y coleccionismo de huevos. Así fue como se fueron esquilmando poco a poco, conjuntamente, las poblaciones de Sierra Nevada o Serranía de Ronda en Andalucía hasta quedar los quebrantahuesos del rincón de las Prebéticas sobreviviendo con discreción.

En los años 50 llamaron la atención de José Antonio Valverde y se dirigió a las agrestes montañas pertenecientes a Segura y Cazorla para comprobar que la población era aún saludable. Cosa que se truncó al llegar el infame Coto Nacional sembrando estricnina y tiroteando hasta que el último ejemplar murió en soledad en los 80.



Ardilla (Sciurus vulgaris)


Hoy día la historia es muy diferente. Aún se ciernen peligros como cuando algún quebrantahuesos muerte abatido o, más frecuentemente, envenenado, pero el caso es que el proyecto de reintroducción en los parques naturales Sierra de Castril y Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas da sus frutos y contamos actualmente con una cuantiosa cantidad de ejemplares adultos que cualquier año nos da la sorpresa de que empiecen a nacer numerosos pollos salvajes.

Aquí está la hembra Estela, nacida en 2013 y actualmente incubando en su tercer intento de reproducción. En uno de sus vuelos cercanos, durante una gélida salida de diciembre, nos alegró la tarde llegando con la carga de unos despojos encontrados durante sus largas patrullas.
Por muchas veces que los vea, nunca deja de maravillarme ese vuelo espectacular y de sorprendente fluidez en un ave de tan enorme tamaño.



Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus)


Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus)


Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus)


La sierra puede ser poco generosa en invierno, ese frío paréntesis en el que todo parece quedar en suspensión y letargo. Nada que ver con la ebullición de la primavera, que tarda en llegar a esas serranías pero explota de vida cuando lo hace.



El bicho que salió bajo la leña

Ciervos y muflones

Ciervas (Cervus elaphus)


De no ser por los cielos despejados habría nevado, pues el abundante hielo indicaba que las precipitaciones hubieran sido de nieve en caso de haber llegado.










Los buitres leonados no muestran la misma agilidad para el vuelo que el quebrantahuesos, pero igualmente son maestros planeadores y es un placer su contemplación cercana cuando acuden en nutridas bandadas.



Buitre sin cola

Escuadrón

Buitre leonado (Gyps fulvus)


Un buen fuego de leña puso rápido remedio al frío helador en las noches de las infinitas altiplanicies que brindaban hermosísimos cielos nocturnos cuajados de estrellas sin la menor contaminación lumínica. Para otra vez hay que entrenar la disciplina de la fotografía nocturna, apuntado queda.





miércoles, 1 de febrero de 2023

Sierras de Castril y Segura






Estas Navidades no iba a quedarme sin ir a mi rincón favorito del mundo, y por partida doble porque estuve en Castril además de mi esperable visita a la Sierra de Segura. Ambas sierras están en el mismo núcleo prebético formando parte de una misma unidad, aunque Castril tiene sus diferencias al ser el muy abrupto fin de la sierra en aquel lado, de manera que termina en unos empinadísimos y brutales barrancos que hacen que sea una sierra especialmente escarpada.

En sus cielos volaban águilas reales, buitres leonados (muchos atareados con los aportes al nido) y chovas piquirrojas, mientras que por los roquedos triscaban cabras monteses y los introducidos muflones. En las vaguadas repletas de majuelos y otros arbustos con bayas se veía una buena densidad de los invernantes mirlos capiblancos, tan ariscos como siempre.




Águila real (Aquila chrysaetos)

Cabra montés (Capra pyrenaica)

Chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax)

Muflón (Ovis orientalis)

Mirlo capiblanco (Turdus torquatus)

Cabras monteses (Capra pyrenaica)

Buitre leonado (Gyps fulvus)




Mucho más afables que los mirlos capiblancos son los acentores alpinos, que llegan a caminar buscando comida muy cerca de ti. Si no los molestas te permitirán fotografiarlos muy fácilmente porque, además, llegan a posar de maravilla cuando no están comiendo.




Acentor alpino (Prunella collaris)

Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros)

Acentor alpino (Prunella collaris)




Aquí no podían faltar los quebrantahuesos, el motivo principal de estas excursiones como ya sabéis perfectamente. En Castril se dejaron ver bastante lejos, pero afortunadamente en Segura tuve mejores observaciones como la de estos ejemplares de abajo. Los adultos forman una pareja que ha construido su primer nido y espero de todo corazón que se sumen a la población reproductora, que aún tiene que dar el gran empujón con la cantidad de adultos que vuelan actualmente por toda la sierra.




Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), macho adulto

Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), juvenil

Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), hembra adulta




No estuvo nada mal aquel avistamiento, aunque el mejor a todas luces fue el de este macho adulto que llegó a sobrevolamente un momento para mirarme con curiosidad. Él está ahora mismo en plena reproducción con su pareja e igualmente espero que este año veamos un pollo suyo.







Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus)




Ojo, que esto no es todo, aparte de estas salidas en buena compañía hice otras dos más en las que tampoco faltó la enorme silueta del quebrantahuesos.






martes, 16 de agosto de 2022

Lince con nocturnidad y alevosía

 




Seguimos con la agostada y reseca Sierra Morena que, pese a lucir poco atractiva durante el caluroso mes de julio, tenía alguna sorpresita reservada.
En primer lugar tuve las típicas observaciones que hay disponibles en Andújar, poca novedad de momento...



Muflón (Ovis musimon)

Abejaruco (Merops apiaster) con su presa

Conejo (Oryctolagus cuniculus)

Mochuelo (Athene noctua)

Ciervo (Cervus elaphus)


Pero en una salida grupal con amigos cambió la cosa. Parecía que sería una tarde poco o nada provechosa, hasta que al irnos saltó la sorpresa con un lince merodeando por ahí al caer la noche que, para colmo, nos permitió una observación bastante larga.



Lince (Lynx pardinus)


De Andújar pasamos a Despeñaperros, donde ya sí pude ver al fin una pareja de vencejos cafres junto al repertorio habitual con golondrinas dáuricas, buitres leonados, roqueros solitarios o vencejos reales entre otros.


Vencejo cafre (Apus caffer)

Buitre leonado (Gyps fulvus)


El entorno de Bailén es mucho menos interesante con una biodiversidad menguada y pobre, aunque tenemos esta joyita de libélula que, por otra parte, es un mal síntoma porque si una especie africana está a gusto aquí no es por nada bueno.
Estoy viendo muchas tórtolas por las afueras del pueblo, hacía años que no las veía por tantas partes, es más que posible que tenga que ver con el respiro que al fin se le está dando a una especie que era masacrada absurdamente con la excusa barata de la media veda.



Selysiothemis nigra

Su nada idílico hábitat

Tórtola común (Streptopelia turtur), juvenil

Bailén

Tórtola común (Streptopelia turtur), adulta


Y poco más hay que contar, ya vendrán dentro de poco crónicas de buenos humedales con muy amplios abanicos de especies de aves.