El quebrantahuesos fue borrado sistemáticamente de nuestras sierras de las maneras más injustas. En primer lugar se exterminó a un animal inocente bajo la etiqueta de alimaña pese a ser un inofensivo carroñero que se especializó en consumir huesos, siendo perseguido deliberadamente al mismo tiempo que caía víctima de los cebos envenenados puestos para zorros y otros carnívoros.
Pero, por si no fuera suficiente, también los naturalistas de épocas pasadas hicieron estragos con sus reprochables métodos de escopeta, pájaros disecados y coleccionismo de huevos. Así fue como se fueron esquilmando poco a poco, conjuntamente, las poblaciones de Sierra Nevada o Serranía de Ronda en Andalucía hasta quedar los quebrantahuesos del rincón de las Prebéticas sobreviviendo con discreción.
En los años 50 llamaron la atención de José Antonio Valverde y se dirigió a las agrestes montañas pertenecientes a Segura y Cazorla para comprobar que la población era aún saludable. Cosa que se truncó al llegar el infame Coto Nacional sembrando estricnina y tiroteando hasta que el último ejemplar murió en soledad en los 80.
Ardilla (Sciurus vulgaris) |
Hoy día la historia es muy diferente. Aún se ciernen peligros como cuando algún quebrantahuesos muerte abatido o, más frecuentemente, envenenado, pero el caso es que el proyecto de reintroducción en los parques naturales Sierra de Castril y Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas da sus frutos y contamos actualmente con una cuantiosa cantidad de ejemplares adultos que cualquier año nos da la sorpresa de que empiecen a nacer numerosos pollos salvajes.
Aquí está la hembra Estela, nacida en 2013 y actualmente incubando en su tercer intento de reproducción. En uno de sus vuelos cercanos, durante una gélida salida de diciembre, nos alegró la tarde llegando con la carga de unos despojos encontrados durante sus largas patrullas.
Por muchas veces que los vea, nunca deja de maravillarme ese vuelo espectacular y de sorprendente fluidez en un ave de tan enorme tamaño.
Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) |
Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) |
Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) |
La sierra puede ser poco generosa en invierno, ese frío paréntesis en el que todo parece quedar en suspensión y letargo. Nada que ver con la ebullición de la primavera, que tarda en llegar a esas serranías pero explota de vida cuando lo hace.
El bicho que salió bajo la leña |
Ciervos y muflones |
Ciervas (Cervus elaphus) |
De no ser por los cielos despejados habría nevado, pues el abundante hielo indicaba que las precipitaciones hubieran sido de nieve en caso de haber llegado.
Los buitres leonados no muestran la misma agilidad para el vuelo que el quebrantahuesos, pero igualmente son maestros planeadores y es un placer su contemplación cercana cuando acuden en nutridas bandadas.
Buitre sin cola |
Escuadrón |
Buitre leonado (Gyps fulvus) |
Un buen fuego de leña puso rápido remedio al frío helador en las noches de las infinitas altiplanicies que brindaban hermosísimos cielos nocturnos cuajados de estrellas sin la menor contaminación lumínica. Para otra vez hay que entrenar la disciplina de la fotografía nocturna, apuntado queda.