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lunes, 1 de julio de 2024

El necesario bicheo por la sierra

 




Esta entrada enlaza con la inmediatamente anterior, en la que buscábamos orquídeas por la Sierra de Segura. 
No todo fueron orquídeas, como de hecho se veía ya en esa misma publicación previa, pero aquí vamos a ahondar algo más en lo visto durante aquel fin de semana de mayo con la sierra reventando primavera por todos lados.
En una tranquila aldea ya puedes, incluso tomando el desayuno mientras tanto, ver el trasiego de una cercana buitrera con sus gritones halcones peregrinos o las cebas de una pareja de herrerillos comunes que, un año más, escogieron anidar en el hueco de un muro. No nos olvidemos de los habitantes de la noche, porque en el mismo jardín canta el sapo partero bético con sus sonidos similares a los del autillo y se le puede llegar a localizar.



Herrerillo común (Cyanistes caeruleus)

Sapo partero bético (Alytes dickhilleni)

Halcón peregrino (Falco peregrinus)


En los bancales de la aldea también teníamos un escueto repertorio de orquídeas que, para nuestra sorpresa, incluía las Orchis coriophora que anduvimos buscando en otro prado más lejano en el que los ejemplares estaban más cerrados.
Eran abundantes los ascaláfidos del género Libelloides, pero todo un reto a la hora de fotografiar tan inquietos animales y sólo pude trincar una de las dos especies presentes (la otra es Libelloides longicornis, más escasa).



Orchis coriophora

Escarabajo bien estirado

Libelloides baeticus

Anthaxia hungarica

Diminuta abeja sin identificar

Libelloides baeticus

Tremendo aparato bucal

Curioso gorgojo

Libelloides baeticus


Como siempre digo, es natural que ante tanto ajetreo de insectos haya muchos predadores pendientes de ellos (los mismos ascaláfidos antes mencionados son depredadores de pequeños insectos voladores). Mirando con atención las flores es bastante habitual ver a las llamadas arañas cangrejo con algún polinizador incauto que se dejó engañar por su camuflaje. 
Aquí podemos ver en estas fotos a dos Thomisus onustus con muy distintas coloraciones, teniendo la primera de ellas un colorido muy acertado para ocultarse en las rosas flores de las jaras Cistus albidus



Este abejorro tuvo un mal día

Synema globosum al acecho

A este otro abejorro tampoco le fue bien


También nos permitimos un poco de senderismo con ocasión de visitar a unos muy queridos amigos, viendo los imponentes relieves que labra el río Zumeta a su paso entre las comunidades andaluza y castellanomanchega.
Junto a esos imponentes paredones calizos teñidos de tonos anaranjados crecen enormes sabinas y hasta pinos laricios, reductos de lo que se salvó de ser talado y más tarde repoblado con pinos negrales y carrascos. Bajo el vuelo de buitres leonados y aviones roqueros nos adentramos en una enorme cueva y pudimos, a la bajada, ver una orquídea más que nos había quedado en el tintero.






Grandes y retorcidas sabinas



Limodorum abortivum


No quiero perder las formas, que las buenas costumbres hay que mantenerlas, y para ello pocas mejores hay que un buen cordero segureño.





miércoles, 2 de agosto de 2023

Las buenas salidas de siempre

 




El viernes 7 de julio llegué a la Sierra de Segura para pasar una buena jornada de bicheo junto a mis aprendices (me encanta esto de decir que tengo aprendices, lo debo hacer más) Jesús y Lucía antes de acometer el sábado y el domingo en grupo.
Nada más llegar a nuestra base de operaciones ya tuvimos un apetecible aperitivo antes de ponernos en marcha hacia las zonas altas de la sierra donde pasaríamos el día.



Avispa cuco

Halcón peregrino (Falco peregrinus)

Mantis con la que aún no tengo clara la especie


Dejamos atrás el apacible entorno de pinares y valles para triscar por los roquedos cubiertos de matorral espinoso de las cumbres, donde un bisbita campestre nos divirtió con sus baños de polvo y vimos el vertiginoso picado de un águila calzada que se lanzó a cazar un lagarto ocelado en nuestra presencia. De hecho, no parecía irle muy bien que digamos el día a los lagartos de la zona porque no fue el único que vimos en las garras de un águila calzada.




Águila calzada (Hieraaetus pennatus) con lagarto ocelado

Libelloides longicornis

Asamblea de buitres leonados

Libelloides baeticus

Buitre leonado (Gyps fulvus)

Otro lagarto ocelado que fue depredado por un águila calzada

Buitre leonado (Gyps fulvus)

Bisbita campestre (Anthus campestris)

Collalba gris (Oenanthe oenanthe)




La altiplanicie de los Campos de Hernán Perea nos esperaba con su desolada inmensidad que, no obstante, tiene mucha vida si sabes encontrarla.
Queríamos ver anfibios interesantes y lo conseguimos con un par de sapos parteros béticos y dos diminutos metamórficos de sapillo moteado.



Alcaudón común (Lanius senator)

Chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax)

Sapo partero bético (Alytes dickhilleni)

Sapillo moteado (Pelodytes punctatus)

Sapo partero bético (Alytes dickhilleni)




Con las aves rapaces nos falló estrepitosamente el quebrantahuesos porque no vimos ni uno en todo el día, pero al menos disfrutamos mucho de las otras especies vistas.



Águila real (Aquila chrysaetos)

Águila calzada (Hieraaetus pennatus)

Culebrera (Circaetus gallicus)

Jabalíes (Sus scrofa) en el cereal




De vuelta en nuestro alojamiento escuchamos el canto de los sapos parteros mientras veíamos la verdosa luz de la hembra de la luciérnaga, emitiendo su señal luminosa con la esperanza de que un macho la vea.



Polilla sin identificar

Luciérnaga (Nyctophila reichii)


Lamentablemente estamos asistiendo a la silenciosa aniquilación de los insectos y quién sabe si esta luciérnaga se esforzó en intentar atraer a una pareja que nunca llegó.