jueves, 23 de agosto de 2012

Tirando de archivo


Esta semana no puedo salir con la cámara, algo que me deja hecho canela, así que he pensado tirar un poco de archivo para no dejar esto inactivo, subiendo algunas fotos de hace mucho tiempo que me ha hecho gracia recordar.

He estado repasando mi carpeta de fotos de cuando viví en la Sierra de Segura, sobre todo las primeras que hice el otoño pasado con mi (reciente por entonces) 300mm. Fue sin duda un buen lugar donde dar mis primeros pasos fotográficos e ir aprendiendo.
Por ejemplo salía a buscar ardillas rojas (Sciurus vulgaris) en los pinares de Torres de Albánchez. Este ejemplar fue el único que se dignó a pararse en vez de corretear por las ramas, aunque tuve que pegarle un flashazo a la pobre porque era una zona muy sombría (o igual no, la inexperiencia).




Y así fue como una tarde me senté en un tronco y vi llegar un herrerillo capuchino (Parus cristatus) que se posaba mucho en una piña y disfruté viéndolo coger piñones en poses imposibles.







Luego llegó un pariente suyo, un carbonero garrapinos (Parus ater) con semejantes acrobacias para comer de la piña. Algo curioso fue que no comían al mismo tiempo, se iban turnando.


 






Ya habéis visto cómo eran mis primeras fotos con el 300mm, y ahora os voy a enseñar lo que hacía al principio de tener el 500mm, tomando como ejemplo este jilguero (Carduelis carduelis) de un nutrido grupo que comía en los cardos de un campo que hay al lado de mi (por entonces) colegio.









Junto a ellos comían dos verdecillos (Serinus serinus), aunque no posaron igual de bien.




Para acabar, dejaré un par de fotos más "recientes", de la pasada primavera, cuando empecé a trastear con los parámetros para pillar mejor a las rapaces en vuelo, y así salió este magnífico ejemplar de halcón peregrino (Falco peregrinus) con sus picados.
Para meteros en en el contexto os contaré que estaba defendiendo el nido, aunque sin amenaza real porque los "intrusos" eran unos inofensivos buitres que pasaron volando cerca y se llevaron un par de galletas del halcón. Para ver más, pinchad en la entrada que le hice en su momento aquí.





lunes, 20 de agosto de 2012

Otra de chotacabras



Anoche quise probar suerte con una rapaz nocturna pero, como no salió bien la cosa, me di una vuelta por los olivares de Bailén con mi hermano menor para buscar chotacabras cuellirrojos (Caprimulgus rufficollis).
Antes debo comenzar con fotos de otra noche distinta, la del día 16 cuando salí con un amigo con el mismo propósito, y encontramos un ejemplar que se dejó afotar tranquilamente, incluso estando yo tumbado delante de él para estas imágenes a ras de suelo (me enguarré como nunca, por supuesto).





Se portó realmente bien, posando de maneras que no estoy acostumbrado a ver normalmente en fotos. De frente, mirando hacia arriba, hacia atrás...






Y se dejó aproximar tanto que pude sacarlo sin los ojos rojos por primera vez.




Ahora sí, pasemos a las fotos de anoche. Con mi hermano localizamos hasta tres chotacabras, cosa muy satisfactoria cuando en Cantabria no pude hacer ni una sola foto de chotacabras europeos.
Ambas especies se parecen mucho, pero podéis ver que el cuellirrojo tiene unas plumas de color rojizo herrumbre en forma de collar que sirve como principal característica para distinguirlos. Otros rasgos, menos obvios, son el ligeramente mayor tamaño del cuellirrojo, su distinto reclamo y el hecho de que ambos sexos muestran manchas alares blancas (en el europeo sólo las lucen los machos).


Aquí está el primer ejemplar de la noche, al que llamamos "el vago" porque todo el tiempo tuvo los ojos entrecerrados, con gesto de estar a gustísimo en el asfalto calentito. En la segunda foto veréis bien las cerdas que tiene en torno a su pequeño y fino pico, que esconde una enorme boca adaptada a su dieta de insectos capturados al vuelo.






Veamos ahora el segundo ejemplar, que estaba muy próximo a un tercer individuo que se esfumó (mientras él simplemente se apartó confiadamente hacia el arcén). Podéis ver ahora mucho contraste entre su collar color óxido y el resto de su plumaje de camuflaje. También se le ve en el ala izquierda la antes mencionada mancha blanca. En vuelo esas manchas reflejan la luz y llaman mucho la atención, si ya de por sí es llamativo su elástico vuelo que parece un cruce entre cernícalo y golondrina/vencejo.





No tardarán en marcharse a África estos visitantes estivales, pero mientras tanto he disfrutado mucho de ellos. Incluso es el ave con la que estrené este blog, y la que me hizo considerar muy seriamente comprar la cámara réflex el año pasado, ¡ahí queda el dato!



viernes, 17 de agosto de 2012

Migradores (y más)





Así, como en la foto de arriba, era el aspecto del cielo esta mañana en las afueras de Bailén, a la altura de Zocueca y yendo hacia Andújar. Un gran bando de milanos negros (Milvus migrans) que iba aumentando conforme se agregaban sobre la marcha nuevas oleadas de ejemplares que pronto empezarán a cruzar el Estrecho de Gibraltar a lo bestia... ojalá pueda alguna vez en la vida presenciar ese enorme espectáculo migratorio.







Individuos como el de la foto de abajo me llegaron a confundir, por suerte ya había leído que existen milanos negros con coloración rojiza que se asemeja a la del milano real.




Entre ellos se podía ver alguna forma diferente... un infiltrado que viaja con los milanos hacia sus cuarteles de invernada en África.




Premio para quien haya visto de primeras al abejero (Pernis apivorus). Este ejemplar en concreto es de los que se pueden confundir con un ratonero a lo lejos.





Este otro no presenta confusión en la identificación, con su bonita librea clara que resalta mucho la mancha oscura en el ala. Seguramente habría más a lo lejos en medio del caos alado, pero yo sólo vi estos dos entre los que pasaban por encima de mí.





Esto habría sido todo, pero voy a seguir mostrando animales vistos en dos salidas: una en solitario de ayer por la tarde, y otra del miércoles por la mañana en buena compañía. Ambas por Andújar y Baños de la Encina, y la del miércoles además llegando hasta el pueblo de El Centenillo.

Empecemos por los coloridos abejarucos (Merops apiaster), que aún están entre nosotros, llenando las tardes con sus curiosos reclamos y revoloteando junto a las últimas golondrinas y los ya escasos vencejos.









Los alcaudones comunes (Lanius senator) se ven cada vez menos, cuando en julio ocupaban prácticamente cada valla que se veía en el campo.





Otras que se irán pronto son las culebreras (Circaetus gallicus). Ayer había una posada en una torreta de la luz, y espero que no sea la última porque vaya chufa de foto mala. Durante unos meses echaré muchísimo de menos a las culebreras y a las águilas calzadas hasta su regreso primaveral.




Un movimiento curioso fue el de estas chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) en medio de las dehesas, el miércoles por la mañana.






Más arriba dije que el miércoles llegamos hasta El Centenillo. Allí encontramos una buena buitrera, aunque a esas horas los buitres leonados (Gyps fulvus) estaban ya muy desperdigados y volando alto.





También vimos en una finca de ganado bravo a su primo el buitre negro (Aegypius monachus).






También por las dehesas vi ayer una abubilla (Upupa epops), una de mis aves preferidas de siempre.





Pasemos a los ungulados como siempre. Primero los infaltables ciervos (Cervus elaphus), en la primera foto veréis un pollo de perdiz junto a ese macho.








Los gamos (Cervus dama) como siempre son más esquivos, sólo pude sacar a este cervatillo.




Los muflones (Ovis musimon) tampoco estuvieron muy colaboradores, sólo vi unos pocos en la distancia.





He tenido la tentación de acabar la entrada con otra ave migradora que vi ayer, pero la cosa dio mucho jugo y mejor me la guardo para otra entrada próxima.
Me despido entonces con mis dos mochuelos, que son los mismos de la entrada anterior, y además el segundo es el mismo ejemplar que saqué de cerca el mes pasado.