Ayer dando un paseillo matutino pr el campo, pude sentir en mis carnes el pleno apogeo que mana de nuestros paisajes. Un mar de relojes (
Erodium sp.) hacía navegar entre sus flores lilas a las cebollas albarranas (
Urginea maritima) que todavía están emergiendo de la tierra para después del verano mostrarnos sus mejores galas.

Ya lo hace por estas fechas el gamón (
Asphodelus ramosus) que en las praderías salpica aquí y allí su erguio porte floreado. Por cierto, sabíais que en la mitología girega se habla del Campo de Asfodelos como el lugar por donde paseaban eternamente las almas de los muertos, con independencia de la actitud moral que hubieran tenido en el transcurso de sus vidas terrenales? Yo vi ese Campo de Asfodelos y mi alma deambuló un buen rato entre sus flores, pero no estaba muerto y eso me permitió escapar de ese vagaje eterno, menos mal.

Entre flor y flor deambulan muchos insectos que se afanan en el apareamineto ahora que las temperaturas son más benignas y hay abundancia de alimento. Ya han completado su compleja metamorfosis muchos lepidópteros que volando buscan ese néctar que les aporte nutrientes o esa gota de rocío que les sacie la sed. Entre las mariposas más llamativas se encontraban las arlequín (Zerynthia rumina), a las que suele gustar tomar el sol con las las extendidas en horizontal. La que os muestro en las fotografías creo que es una hembra.



Y hablando de metamorfosis, en cualquier zona con algo de agua remansada había puestas de anfibios, en este caso de sapos. Hileras de huevos depositados en los fondos arenosos decoraban el agua estancada. Algunos huevos ya habían eclosionado y los renacuajos nadaban en zonas poco profundas en busca de aguas más calientes. Era llamativo obserar los rosarios de huevos que los sapos corredores (Bufo calamita) depositaron allí formando figuras caprichosas en el lecho de un arroyo.



Y ya en la gran laguna, la de la Dehesa de Abajo, incrementada su superficie por las lluvias de los últimos meses, la vida bullía por los cuatro costados. Aves acuáticas, limícolas y zancudas eran las más representativas. escuadrones de flamencos (
Phoenicopterus ruber) sobre volaban la laguna sin cesar, mientras la mayoría de sus congéneres descansaban o se alimentaban en las aguas poco profundas, aprovechando la tranquilidad del paraje.

Las cigüeñas (
Ciconia ciconia) estaban centradas en busca de alimento también, pero su mayor dedicación estaba centrada en la incubación de los huevos que dentro de no mucho tiempo abandonarán los polluelos que de ellos nacerán.

Un poco más allá pude ver algunas garzas imperiales (Ardea purpurea) que casi recién llegadas de tierras africanas deberán asentarse en la zona de carrizal donde criarán a sus polluelos. este año tendrán donde elegir y seguro que no habrá muchas disputas por un buen sitio debido a la fantástica primavera quenos queda por delante con abundancia de agua, alimento y vegetación para todos.