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18 de junio de 2007

Impunidad

Trece años han pasado desde que se produjese el terrible incendio de Moratalla. Durante casi una semana, todos estuvimos con el corazón encogido: prácticamente, desde cualquier punto de la comarca se podía ver el humo delator de aquella horrible tragedia; aunque, no era necesario, las noticias eran suficientemente elocuentes sobre la magnitud del desastre. Con posterioridad, tras ser pasto del fuego, algunos enclaves pasaron a convertirse en pasto de ladrones sin escrúpulos.

Es el caso de El Chopillo. En esta finca, comenzó a fraguarse el mayor robo de agua del que se tengan noticias en nuestra región. Después del incendio, con subvenciones europeas destinadas a zonas donde ya se hubiese cultivado, se llevaron a cabo plantaciones de nogales y acebuche con riego por goteo. Al albor de esta primera y gravísima infracción, comenzaron a abrirse pozos por doquier en la citada finca. Suponía el comienzo de un inmoral negocio, cuyo entramado fue suficientemente explicado, en su día, desde medios como Interviú, El País o Línea 900 de TVE. De aquellas explicaciones, producto de una importante labor de periodismo de investigación, se deducía que el agua que se estaba extrayendo de este lugar iba a parar, por conducciones variopintas, incluido el propio cauce del Segura, a destinos lejanos situados en la costa murciana y alicantina. De toda la información, que entonces nos suministraron, destacaba por su grado de virulencia, el hecho de que se estuviesen produciendo amenazas físicas contra aquellas personas que, conociendo de primera mano lo que estaba ocurriendo, denunciaron la existencia de tan abominable situación. La sospecha más trágica, que en su momento desvelaron estos medios, es la de la muerte en accidente de tráfico, con indicios de una previa manipulación de su vehículo, de una funcionaria de la Confederación Hidrográfica del Segura, que perdió la vida, junto a su marido y su hijo, cuando iban a entregar en la Fiscalía de Madrid las pruebas de una trama mafiosa, compuesta por 22 empresas, que explotaba pozos ilegales; pruebas, todas ellas, sobre irregularidades en la concesión de permisos. El caso, hubo de ser trasladado a Madrid, puesto que el grado de implicación, directa o indirecta, de personas procedentes de todos los estamentos institucionales de la Región de Murcia, era de tal magnitud que, dicho traslado, se convirtió en una imperiosa necesidad para poder seguir avanzando por la senda que desenmascarase a los culpables de aquel robo. Posteriormente, mediante argucias judiciales, el caso vuelve a nuestra región y, tras un largo período durante el cual todo parecía en punto muerto, el pasado 7 de junio, aparece publicada en prensa la siguiente noticia: “El Juzgado de Instrucción número Cinco de Murcia ha acordado el sobreseimiento de las actuaciones iniciadas, hace ahora seis años, a instancias del fiscal, contra los propietarios de la finca El Chopillo”.

Ante semejante panorama, considerando el grado de impunidad con el que se vienen ejecutando todo tipo de proyectos urbanísticos en nuestra región, arrasando espacios naturales, el futuro se presenta muy oscuro, el “aquí vale todo” cobra su máximo protagonismo: la Justicia se inhibe, los ciudadanos hemos vuelto a apostar por un modelo socio-económico que ampara la especulación, que se aparta de un desarrollo sostenible y ordenado; el margen para el optimismo se estrecha a marchas forzadas; sin embargo, el futuro nos empuja a seguir moviéndonos en ese margen, por estrecho que parezca, para no caer ni en la desidia ni en el abandono, nuestros hijos no merecen hacer tal dejación de nuestras responsabilidades morales. Muchas gracias.

Carmen García Camacho

9 de junio de 2007

A una amiga, a una MADRE

Tú no has sido la única damnificada por esa persona, otros ya recibimos sus insultos. Pero, la cobardía con la que se dirigió a ti, el denigrante insulto que tú recibiste, no nos debe pasar desapercibido, colma todas las funestas expectativas que jamás hubiésemos imaginado.

No hay razón alguna en el mundo que justifique ese tremendo desplante, esas horribles palabras que recibiste de boca de una persona cuyo alcance profesional, pero sobre todo moral, hubiera de estar en un plano ajeno a esas ofensas y marrullerías a las que, desgraciadamente, nos tiene acostumbrados ese infausto ser humano. Sé de tu dolor, sé que tu alma se quedó helada, paralizada, ante esas hirientes, ultrajantes palabras que incidieron allí donde tu corazón más esmero está poniendo, allí donde tu vida cobra todo el sentido, donde tu amor de madre alcanza la más absoluta belleza.

El personaje seguirá parapetado en su irreal y atrofiado mundo, amparado tras una infame cortina maloliente, tras la cual despliega todo un inimaginable dossier de palabras, gestos y actitudes, que generan una corriente de miedo a su alrededor, único elemento que le permite seguir instalado en su altozano de desprecio e insulto hacia sus semejantes.

Su comportamiento obedece al más puro estilo zafio, del que hacen gala los acosadores morales; sí, esos individuos que jamás dan la cara allí donde hay que darla, que escondidos detrás de estamentos o corporativismos putrefactos e inhumanos, se creen con derecho a insultar y humillar a su antojo, valiéndose del miedo y, como consecuencia, valiéndose de la prudencia, con las que solemos tratar estos tristísimos asuntos.


Es difícil prever qué ocurrirá en estos días inmediatos, pero que no te quepa la menor duda, jamás estarás sola, sobre todo porque somos muchos los que te queremos, los que queremos a tus hijos; pero, en segundo lugar, en esta situación, como en otras muchísimas situaciones injustas que la vida nos depara, ayudándote a ti nos estaremos ayudando a nosotros mismos, estaremos ayudando a nuestros hijos.


Carmen García Camacho

4 de junio de 2007

Optimismo versus realidad

Aunque, sin duda, cuando hablan las urnas, cuando se pronuncia el pueblo, poco margen queda para la interpretación, desde este espacio, que me brinda la SER, permítanme reflexionar al respecto, desde la humildad, desde mi posición de ciudadana, sin más intención que la de mostrar mi opinión.

Demasiado tiempo, lleva la derecha en Murcia, abusando de determinados latiguillos relacionados con el agua, como para pensar que sea esa la única razón que mueve a la ciudadanía a votar la opción política representada por el Partido Popular. Algo más, mucho más, ha de subyacer, bajo la ciudadanía regional, para que los resultados obtenidos sean los que finalmente se dieron el pasado domingo. En el libro “El otro estado de la Región”, publicado por el Foro Social Ciudadano de la Región de Murcia, María Teresa Pérez Picazo, apela a razones históricas, buscando elementos que clarifiquen las características que conforman la actual sociedad murciana. Encuentra claves que explican la tendencia electoral, de la reciente historia democrática en Murcia, de aplastantes mayorías absolutas, con gobiernos de partido único, y todo lo que ello conlleva en el resto de estamentos sociales. María Teresa, se remonta al medievo, al despoblamiento y a la posterior repoblación, para explicar una concreción poblacional que origina importantes núcleos urbanos cuya influencia aniquila las estructuras rurales. Todo ello deviene hacia una sociedad donde las oligarquías acaparan toda la representatividad, y el pueblo delega en ellas, inhibiéndose de todas aquellas cuestiones que pudieran afectarle. A la postre, ese escenario histórico ha determinado una sociedad murciana actual poco diversa en lo ideológico, poco participativa en lo social, complaciente con el poder establecido, con un grado crítico escaso, capaz de asumir amplísimos márgenes de consentimiento a la hora de exigir cuentas a los gestores de turno.


Si además añadimos que la cultura del dinero fácil ha acabado por imponerse, por instalarse en nuestra sociedad, nos encontramos ante un panorama poco halagüeño, para un futuro inmediato, pero no por ello imposible de revertir. Una vez más, nunca han dejado de serlo, son la educación y la cultura, las únicas, e importantísimas herramientas, que habrán de seguir dando forma al futuro; un futuro donde primen la pluralidad, la diversidad ideológica, el respeto por nuestros espacios naturales; que huya de la especulación, del dinero fácil; un futuro que impele hacia una demanda participativa ciudadana donde, los ciudadanos, no nos limitemos a echar una papeleta cada cuatro años en una urna, y hagamos dejación de nuestra honrosa condición ciudadana, delegando, exclusivamente, en los gobernantes de turno, nuestras inquietudes, preocupaciones e ilusiones.


Quiero ser optimista, preciso ser optimista, no estoy dispuesta a bajar la guardia; en la medida de mis posibilidades, aportaré mi granito de arena para gestar un futuro esperanzador.


Muchas gracias.


Carmen García Camacho

11 de mayo de 2007

Carta abierta a mis hijos

Los pasados 9 y 5 de mayo, cumplíais 8 y 14 años, respectivamente. El próximo día 25, se cumplen cinco años desde que murió vuestro abuelo.

Casuales, significativas y emotivas fechas que casi coinciden con un intervalo, entre hoy, 11 de mayo, y el próximo día 27, que no me será ajeno; nunca me fueron ajenas las campañas electorales, menos aún en esta ocasión en la que participaré, junto a un grupo humano, al que me gusta llamar grupo de trabajo, porque de eso se trata, de trabajar por vuestro pueblo, por mi pueblo, por Cehegín.

Ilusión no me ha de faltar, vosotros sois mi guía, formáis parte de un proyecto único, indisoluble del futuro de Cehegín. Qué más bella razón que esa para estar ahí, trabajando por nuestro pueblo, por sus gentes, por su futuro: no entiendo otro modo de luchar por vosotros que hacerlo por todas las personas que os rodean, que participan, consciente o inconscientemente, de vuestra educación, de vuestra formación como seres humanos y como ciudadanos; lo cual significa que, al mismo tiempo, lucharé por los hijos de todas las cehegineras y cehegineros.
Pero además, vuestro abuelo, el abuelo Pedro, forma parte de la historia de nuestro pueblo; su generación, la generación de aquellas personas que hoy rondan los ochenta años, no pudo disfrutar, cuando eran niños, ni luego de adultos, de las potenciales posibilidades humanas y sociales que, si las cuidamos con mimo, si hacemos prevalecer el interés social por encima de cualesquiera intereses sectarios, vosotros y todos los niños y niñas de vuestra generación podréis seguir disfrutándolas.

Por todo ello, porque no entiendo la vida sin que el día a día sea una constante lucha de futuro, decidí dar este pequeño paso, ofreciendo mi hombro, desde la humildad, allí donde la sociedad precise de mi contribución. Allí estaré, no os defraudaré, me situaré donde decidan nuestros vecinos, nuestros conciudadanos; desde ese espacio, trataré, por todos los medios razonables a mi alcance, que os sintáis orgullosos de vuestra madre; vosotros: Carmen, David, y la memoria del abuelo Pedro, seréis mi mayor talismán en esta nueva andadura, desconocida para mi, pero de máxima ilusión, cuya primera etapa acaba de comenzar, y cuyo recorrido será todo un universo que, con vuestra luz alumbrando mi corazón, juntos lo iremos descubriendo.

Carmen García Camacho

4 de mayo de 2007

Zafiedad propagandística

La capacidad de difusión para hacer llegar al mayor número posible de personas, informaciones o pensamientos, ha sido explotada, a lo largo de la Historia de la Humanidad con una intencionalidad no siempre limpia, mucho menos objetiva. El concepto de objetividad, aunque todos creemos saber qué significa, bajo mi punto de vista, estamos muy lejos de acercarnos a un atisbo de lo que teóricamente es. No es malo aceptar esa lejanía conceptual, no es malo aceptar que la subjetividad es un hecho intrínseco a cada ser humano; en todo caso, supuesto que somos gregarios, supuesto que nos agrupamos alrededor de unas afinidades, unas veces religiosas, otras ideológicas, otras deportivas o simplemente de ocio, lo cierto es que, a lo sumo, logramos rescatar puntas de iceberg, en los citados ámbitos, que nos hacen creer que estamos situados en la cúspide de lo objetivo, cuando en realidad, no hacemos sino situarnos en la subjetividad colectiva. Pero insisto, aceptar esa circunstancia, no es nada malo, es el primer gran paso que, siempre en la lejanía, nos aproxima a eso que llamamos objetividad.

Para mañana, sábado 5 de mayo, está previsto un acto, en el que se conmemora el segundo aniversario de “El Periódico de Cehegín”, publicación mensual que se edita bajo el auspicio del actual gobierno municipal. Cuando se puso en marcha, hace dos años, se anunció como el único periódico que, tras varias décadas, según rezaban las proclamas propagandísticas, volvía a dotar a Cehegín de un servicio público, inexistente en ese momento, lo cual era del todo falso, puesto que Todocehegin llevaba más de un año en la calle fiel a su cita mensual con todos los cehegineros, cita que, tres años y cuatro meses después, se da con rigurosa puntualidad. Además, entre otras lisonjas, se anunció su gratuidad, lo cual, tampoco es cierto, puesto que somos todos los cehegineros quienes sufragamos los gastos que depara. En cualquier caso, la existencia de un nuevo medio informativo, salvando esa falta de limpieza al enunciar ambas premisas en su estreno, siempre podría vislumbrarse como un motivo para la esperanza. Pero, estos dos años de publicación, no han dejado margen para seguir albergando esperanza alguna de transparencia y diversidad informativas. Sus contenidos, son una permanente oda grandilocuente, ensalzando hasta el paroxismo la labor del actual gobierno municipal, donde la pluralidad informativa, y no digamos de opinión, brillan por su ausencia.

No contentos, con estos dos años de propaganda escrita, sufragada por los ciudadanos, durante las últimas semanas se emiten cuñas publicitarias en radio, en nombre del Ayuntamiento de Cehegín, cuyos contenidos no pretenden concienciar a la ciudadanía frente a circunstancias sociales que merezcan esforzarse para potenciar determinados comportamientos o actitudes ante asuntos como la Educación, la Cultura, el Medio Ambiente, la Sanidad, y tantas y tantas facetas que merecerían estar permanentemente en la cresta de toda buena acción de gobierno coparticipe con los ciudadanos. Qué va, vuelven a ser, ahora con mucho más descaro, zafios en los mensajes, siendo de nuevo los ciudadanos quienes pagamos esa zafiedad.

Demasiadas trampas, por toda la geografía española, se vienen denunciando ante la inminencia de las urnas. Llevamos más de tres años donde la mentira ha intentado abrirse camino a codazos, se la ha conseguido frenar; pero, para quienes las instituciones son meros títeres manejables a su antojo, cuando se tienen responsabilidades de gobierno; u objetivos a minar, hasta hundirlas, cuando no se tienen dichas responsabilidades, estos abusos no son sino meros juegos de niños. Es deseable que la cordura, por el bien de la salud democrática de nuestro país, se imponga y frene tantos desmanes, de lo contrario, si las reglas básicas de la democracia siguen en esa imparable caída en picado, estaremos hipotecando el futuro de nuestros hijos.

Se puede avanzar desde la subjetividad, nunca sin limpieza.

Carmen García Camacho

27 de abril de 2007

Amor y Ternura

Hablar con ellos y afianzar mi confianza en el ser humano, agigantando mi ilusión por la vida, es todo una. Te hablan desde la ternura, desde el amor más puro por los animales. Gatos y perros suelen ser sus compañeros, es difícil que estando con ellos no haya un gato o un perro merodeando en torno nuestra, cuando no un numeroso grupo, esperando su alimento. Pertenecen a la Asociación Marisé Checa, llevan años luchando y velando, en Cehegín, para que la dignidad, tan difícil de hacerla valer entre seres humanos, no sólo sea aplicable al hombre, también a los animales. Antonio, conocido por todos como “el Correas”, y su esposa Carla, claman por lograr que el trato que aquí damos a los animales, se asemeje al que ellos vivieron en Italia o Argentina. Ambos países son sus referentes vitales, en ellos pasaron buena parte de su juventud; Antonio es ceheginero, Carla, italiana. Me cuentan que, de cuando en cuando, reciben insultos de sus propios conciudadanos, de sus vecinos; todo, porque alimentan a gatos y perros, y claro, es una fea costumbre, un mal ejemplo para unos cuantos impolutos ciudadanos, los mismos que suelen quejarse de ver a los inmigrantes que llegan a Cehegín, lavándose, comiendo o charlando en algún parque de nuestro pueblo. Antonio y Carla, se sienten señalados, no encuentran la solidaria actitud que su gesto merece, son víctimas del desprecio que acarrea la insensibilidad, la intransigencia, de algunos conciudadanos incapaces de hallar motivos para cambiar su actitud. Volvemos, una y otra vez, al punto de partida, nos topamos con una sociedad insensibilizada, educada desde la más absoluta insensibilidad, que huye del compromiso, que no vislumbra desde los gestores de la administración gesto alguno que la ayude a recapacitar, sociedad condenada al ostracismo, esclavizada según los patrones que marca la única razón de ser que la hace creer que está viva: el dinero y toda su parafernalia de complejos comerciales y artificiosas maneras de vida, que no casan con eso de andar por las calles tirando de un carro de la compra cargado de comida para indefensos animales cuyo futuro es del todo incierto.

Junto a Antonio y a Carla, Sebastián Caballero, lleva años intentando crear un albergue para perros, a través del cual poder planificar, con toda la dignidad que merecen, el futuro de tantos perros callejeros de nuestras calles y parques.


En varias ocasiones, su desilusión, ante promesas que luego no han cuajado, le ha llevado a dirigirse a los medios de comunicación denunciando esos incumplimientos del Ayuntamiento de su pueblo. Sin embargo, las causas nobles, antes o después, llegan a buen puerto; al parecer, su soñado proyecto, en un pueblo de la comarca que no es su Cehegín del alma, pudiera llevarse a cabo. Ojala, desde Cehegín, desde su Ayuntamiento, a partir del próximo 27 de mayo, a un mes vista, se pueda comenzar a apuntalar ese precioso proyecto, tanto si su definitiva ubicación física está fuera o dentro de nuestro término municipal.

Carmen García Camacho

21 de abril de 2007

Dignificar la política

“…Es mejor emplear el tiempo en cosas más importantes para los cehegineros”, así rezaban las últimas palabras de unas declaraciones públicas, en prensa escrita, en concreto, en el número 237 del periódico El Noroeste, con fecha 31 de marzo, hechas por un edil del actual gobierno municipal del Ayuntamiento de Cehegín, con las que pretendía zanjar la, según él, polémica, respecto al lamentable estado, como consecuencia del cúmulo de residuos incontrolados, en el que se encuentran determinados espacios naturales del término municipal de Cehegín.

Sólo él sabe las razones que le llevaron a emitir tal enunciado. Puesto que, una afirmación como esa, es muy arriesgada, y lo es por dos motivos: por un lado, es muy difícil conocer el sentir colectivo, a tiempo real, de todo un término municipal de más de 15000 habitantes; por otro, si validásemos la citada afirmación, nos encontraríamos, una vez más, ante la patología endémica que sufren determinadas personas que forman parte de nuestra clase política, ya que, ese enfoque, ofrece un panorama bastante gris al respecto, dando a entender, el citado edil, que no sólo no interesa a la ciudadanía, sino que tampoco interesa a los gestores del actual gobierno municipal.


En ese sentido, quisiera destacar que, bajo mi punto de vista, el papel de un político, no sólo ha de ceñirse a dar forma a las propuestas, que figurasen en su programa electoral, aquellas que le llevaron a ser gestor de la voluntad emitida por los ciudadanos en las urnas; por su posición privilegiada, el político tiene acceso a una enorme cantidad de información y de conocimientos, los cuales, honestamente, debiera trasladarlos a sus conciudadanos, e ir creando una concienciación social que vaya paliando las muchas, e infames, agresiones que nuestro entorno viene sufriendo. Entorno que da sentido a la vida de todo ser humano, se mire desde la perspectiva que se mire, de ahí su vital importancia; a día de hoy, si la problemática medioambiental no está a la vanguardia de las preocupaciones de un político, sobre todo si éste tiene responsabilidades de gobierno, es que ni sabe, ni quiere saber, cuales son las amenazas, suficientemente contrastadas, que condicionan la propia existencia del ser humano sobre el planeta. Y no basta con tratar de crear esa conciencia, para asuntos concretos, como el que nos ocupa, igualmente importante, es la labor pedagógica del político atrayendo al ciudadano al mundo de lo social, de la política, bajo un prisma crítico, generando una sociedad capaz de afrontar, frente a los gestores políticos, todas y cada una de las adversidades del día a día; sociedad que pueda aportar ideas, de modo permanente, a la hora de resolver cuantos problemas vayan surgiendo. Evidentemente, todo ello se complementa con una capacidad, por parte de la clase política, de recibir dichas aportaciones desde la humildad, en un ambiente de normalidad social, nunca desde la bronca y los malos modos.

Carmen García Camacho
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