¿Vendrá por fin
el aletargado pájaro
de nuevo a su morada?
Me siento frío,
triste por su larga ausencia.
¿Será tan necesaria
su presencia como supongo?
¿Será mi imaginación
tan sumamente acotada?
Cuando crees encontrar
otro refugio acogedor
el tiempo te atenaza,
te acorrala junto
a las cenizas del fuego
y no te quemas,
ni si quiera sientes
un poco de hervor en tus venas.
Sólo aquel ciclón,
salido de las entrañas
de una flor muerta,
con su perenne
hermosura; ¡insólitamente
inunda tu morada!
Sólo la chispa
que hace resquebrajarse
el enorme bloque polar
en mil pedacitos minúsculos
puede guiar mi veneno cristalino
hacia la nube de humo
y evaporar cual mariposa
una jornada triste,
convirtiéndola en maravillosa.
¿Será que mi alegría
dependerá de un pajarito
que aletargado se quedará
en mi humilde morada?
¿Será que ya no hay pájaros?
¿mi morada pequeñita?
¿o será el letargo,
que nos adormece a todos?
11-Noviembre-1997