Spotligth
En un párrafo del fabuloso Las aventuras de un guionista en Hollywood, William Goldman rememora de este modo sus angustias en el proceso de escritura de Todos los hombres del presidente: "Estaba de Watergate hasta las narices. Me había vuelto loco con lo de Haldeman cuando había hablado con Mitchell y con cómo encajar en todo ello al juez Sirica y cómo hacer que Erlichman apareciera como el perfecto vecino que decía que era y a la vez pudiera hacer lo que hizo. Estaba consumido". Las películas políticas basadas en hechos reales, y aquella lo era, como también lo es Spotlight, impresionante epopeya periodística de Tom McCarthy sobre la revelación de casos de pederastia en la Iglesia Católica, tienen un gran problema: hasta alcanzar el subtexto, "el pulso que late bajo las palabras", de lo que realmente va la película, lo que lleva a la emoción y a la reflexión, hay que narrar toda una serie de complejísimos pasos repletos de "esos malditos nombres". Hace...